viernes, 18 de agosto de 2017

Cómo los animales pueden llegar a convertirse en piedras. Los fósiles.

Todos en algún momento nos ha gustado escuchar historias de dinosaurios y de criaturas pasadas que habitaban la Tierra. Investigando, es inevitable encontrarnos frente a los fósiles, las evidencias más directas de criaturas que se extinguieron hace millones de años.

Podemos reconstruir gracias a ellos, qué animales habitaban en aquél entonces. Como un gran puzzle que poco a poco se reconstruye y nos muestra cómo eran antes las cosas. ¿Pero que es lo que lleva exactamente a una criatura de carne y huesos convertirse en piedra?

¿Qué es un fósil?

Fósil viene de la palabra en latín “fossilis”, que significa “excavado”. Pueden considerarse como fósiles los restos de organismos así como de su actividad, por ejemplo, huellas fosilizadas. Éstos restos, suelen conservarse en rocas sedimentarias, que pueden haber sufrido transformaciones en su composición. Una es por diagénesis, que es la formación de una roca sedimentaria a partir de sedimentos. La otra es por metamorfismo dinámico, que es cuando una roca sufre una transformación sin cambio de estado por presiones y temperaturas distintas a la que la originaron.

Para ser llamado “fósil”, es necesario que tenga cómo mínimo una edad de 10.000 años de antigüedad. Es decir, que podemos encontrarlos tanto en el holoceno, que es la época actual, hasta el Eón Arcaico, hace algo más de 4 mil millones de años. Su tamaño, puede variar a partir de lo que contengan, desde micrómetros por bacterias fosilizadas hasta de muchos metros cómo los enormes dinosaurios. Como no, hay fósiles de muy reducido peso hasta otros de muchas toneladas.

¿Cómo se forman?

La formación de los fósiles puede ocurrir por varios tipos de procesos de fosilización. El más común es el de la petrificación, llamado por mineralización. Otros procesos serían el de carbonización, fundición y moldes, y la momificación. A continuación vamos a ver sus diferencias.

Formación por mineralización

Lo primero en desaparecer cuándo un animal muere son sus restos orgánicos. Este proceso, que es el más habitual en la formación de un fósil, deja en el lugar, todo lo que es el esqueleto, exoesqueleto, huesos, dientes, etc. Si nada más ocurre, con el tiempo, poco a poco estos restos van siendo enterrados. El agua que se filtra aunque hayan varias capas de tierra encima, lleva minerales a los restos de esqueleto que allí abajo se encuentran. Paulatinamente, y con el paso del tiempo, hace que los restos sean convertidos en piedra. Por esto mismo se llama también petrificación.

Formación por carbonización

Una pérdida de sustancias gaseosas, principalmente el oxígeno, hidrógeno y nitrógeno, dejan en el lugar una película de carbono. Este tipo de fosilización es más frecuente en plantas sobretodo, como cuándo por ejemplo, las hojas o ramas quedan aplastadas entre rocas.

Formación por fundición y moldes

Este tipo de fósil ocurre como una impresión en negativo o positivo. Es decir, en negativo sería una copia invertida de lo que fue y en positivo es una copia tal como fue. Al respecto, pueden presentarse de 3 maneras: 
  1. Exterior: Forma una impresión del organismo en negativo, puede ser a partir de la piel de un animal o la superficie de una concha, por ejemplo. El organismo queda cubierto en su superficie por algún material, como el barro. Con el paso del tiempo la roca conserva el perfil del animal que se recubrió.
  2. Interior: Ocurre cuando el material entra dentro del organismo, en el ejemplo de la concha por ejemplo, ésta se va rellenando con el tiempo del material. El animal se va descomponiendo con el tiempo, y los materiales atrapados dentro obtienen la forma del animal que hubo.
  3. Contra de molde: Es una copia idéntica del animal, aunque es más difícil que se produzca. Para que esto ocurra, un primer molde debe existir interna o externamente, y así, un segundo molde en el sitio contrario, crean una réplica de cómo fue el organismo. 
Formación por momificación

En este proceso el organismo se conserva casi tal cual existió. Para ello, es necesario que el animal quede atrapado en el material, y que éste sea resistente a la descomposición y además sea impermeable. Por ejemplo, un mosquito atrapado en ámbar, o un mamífero atrapado en el hielo.

¡Y ahora a investigar! Esperamos que a partir de ahora cuando veas un fósil, puedas ver además el proceso que lo ha hecho ser posible!

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