martes, 7 de mayo de 2019

Descubierto un pequeño dinosaurio que arroja luz sobre los orígenes del ‘T. rex’

Medía sólo un metro de alto, pero tenía algunas de las características del gran depredador

Ilustración del 'Suskityrannus hazelae' en su hábitat hace 92 millones de años, 
en el Cretácico (Andrey Atuchin)
Un nuevo dinosaurio de tan sólo un metro de alto aporta nuevas pistas sobre la evolución de los tiranosáuridos, la familia de gigantescos depredadores que reinó en el Cretácico y a la que pertenecía el imponente Tyrannosaurus rex. Lo ha descubierto una investigación liderada por el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech), en Blacksburg (EE.UU.), que ha identificado restos fósiles hallados en Nuevo México (EE.UU.).

Corría el año 1998 cuando el autor principal de la investigación, Sterling Nesbitt, ahora profesor asociado de Virginia Tech, dio con uno de los dos esqueletos del dinosaurio que los investigadores presentan hoy en Nature Ecology & Evolution. Era tan sólo un estudiante de instituto de 16 años, que participaba en una expedición paleontológica en la formación Moreno Hill, en la cuenca del río Zuñi. “Me sentí emocionado, pero a la vez un poco abrumado. Estaba de pie sobre los restos de un dinosaurio que sobresalía parcialmente del suelo y quería asegurarme de recoger todos los trozos. En ese momento empezó mi carrera profesional en la paleontología”, declara Nesbitt por correo electrónico.

Sterling Nesbitt, fotografiado en una expedición en 1998, cuando descubrió uno 
de los esqueletos de 'Suskityrannus' con tan sólo 16 años (Picasa / Hazel Wolfe)
Incrustado en la roca sobre la que estaba Nesbitt había un fragmento de cráneo, varias vértebras y trozos de las patas traseras. Por los dientes, curvos y serrados, los paleontólogos dedujeron que era un dinosaurio carnívoro, posiblemente un cazador grácil. Sus descubridores lo apodaron dinosaurio “coyote”, explica Sterling Nesbitt, porque les recordó a este mamífero que hoy habita Norteamérica.  
Uno de los esqueletos fue descubierto hace dos décadas por un paleontólogo que entonces era un estudiante de instituto de 16 años 
Esos restos se sumaron a otro fragmento de cráneo del mismo tipo descubierto en 1997 por Robert Denton, coautor del trabajo. Ambos hallazgos databan de hace 92 millones de años, en pleno Cretácico medio, una época que supone un vacío en la historia de los dinosaurios. En ese periodo, los niveles de los océanos de la Tierra aumentaron y hubo grandes inundaciones, lo que dificultó la conservación de fósiles. A causa de ese vacío, se desconoce cómo los ancestros de los tiranosáuridos, pequeños cazadores, se convirtieron en las grandes bestias que dominaron lo que hoy son Norteamérica y Asia. 
‘Suskityrannus hazelae’
Sus descubridores le dieron el apodo de “coyote” (“suski” en lengua zuñi) por su reducido tamaño y su aspecto de cazador grácil 
Los paleontólogos pensaron inicialmente que el nuevo dinosaurio era un Velociraptor o alguna especie relacionada. Sin embargo, tras dos décadas investigando y comparándolo con otros fósiles hallados en Asia, han llegado a la conclusión de en realidad es una de las piezas que faltaban en el puzle del origen de los tiranosáuridos: se trata de una especie de tiranosauroideo que se separó del linaje de los tiranosáuridos antes de que estos se transformaran en gigantes en el Cretácico tardío, hace 80 millones de años.

Sus descubridores lo han bautizado como Suskityrannus hazelae, un nombre que ha heredado de su apodo de coyote –“suski” es “coyote” en la lengua de la tribu Zuñi, nativa de la región donde se ha descubierto– y de Hazel Wolfe, quien proporcionó apoyo a la expedición que lo encontró.

Sterling Nesbitt, fotografiado en marzo de 2019 junto al esqueleto de 'Suskityrannus', 
que descubrió hace dos décadas y que los investigadores han logrado identificar 
como tiranosauroideo (Erin Williams / (Photo by Erin Williams/Virginia)
El Suskityrannus medía tan sólo un metro de alto y tres de largo; del morro a la punta de la cola era poco más grande que la cabeza de un Tyrannosaurus rex. Pesaba entre 20 y 40 kilos, lejos de las toneladas de los grandes tiranosáuridos. Los huesos alargados de sus pies, no obstante, ya tenían una morfología que a los tiranosáuridos les permitía amortiguar sus pasos y andar rápido a pesar de su enorme masa corporal. Según los investigadores, a los pequeños Suskityrannus esta adaptación podía proporcionarles un mayor sigilo al desplazarse para emboscar a sus presas. 
El ‘Suskityrannus’ llena un vacío en la historia de los tiranosáuridos 
A diferencia del Tyrannosaurus rex, de cabeza robusta, tenía un cráneo alargado y estilizado, de unos 30 centímetros, aunque su mordida era también potente. Por ahora se desconoce si tenía un cerebro tan grande o los sentidos tan bien desarrollados como sus parientes tiranosáuridos, ya que entre los restos descubiertos no se conserva la zona del cráneo que permitiría deducirlo, señala Sterling Nesbitt.

Sterling Nesbitt muestra el fragmento de cráneo de 'Suskityrannus' junto a una 
réplica de una mandíbula de 'Tyrannosaurus rex' 
(Erin Williams / (Photo by Erin Williams/Virginia)
Tampoco se sabe qué animales podría haber cazado el Suskiyrannus, aunque junto a su esqueleto se han encontrado otros pequeños dinosaurios herbívoros del Cretácico medio. Al igual que ocurre con el Suskityrannus y los tiranosáuridos, también están emparentados con grandes dinosaurios del Cretácico tardío, como el Triceratops, que coexistieron con el Tyrannosaurus rex y que desaparecieron de la Tierra hace 66 millones de años, cuando el catastrófico impacto de un meteorito en lo que hoy es el Golfo de México provocó una extinción causó en todo el planeta.