miércoles, 25 de agosto de 2021

Andrés Iniesta pasa a la eternidad gracias a un dinosaurio encontrado en Burgos

Burgos es una de las provincias más ricas en yacimientos de dinosaurios de España

Recreación del dinosaurio 'Iniestapodus' (C.A.S. / Nature Research).
El grupo de paleontólogos que ha descubierto unas huellas fósiles de un dinosaurio saurópodo en Burgos ha decidido que este nuevo hallazgo lleve el nombre del futbolista Andrés Iniesta. Esta nueva publicación en la revista científica Nature Research, consolida a Castilla y León como lugar paleontológico de interés internacional.

La nueva especie de dinosaurio encontrada en Burgos se ha denominado como Iniestapodus burgensis ('pie de Iniesta burgalés', en castellano), como guiño al futbolista Andrés Iniesta. El autor, entre otras proezas, del gol que dio a España el Mundial de Fútbol en 2010 contra Holanda. Según han bromeado el grupo de investigadores, el nombre al dinosaurio viene porque ambos comparten unos pasos firmes, elegantes, gráciles y bien marcados.

Estos fósiles pertenecen a un animal cuadrúpedo, herbívoro, cola y cuellos largos y con cuatro garras (algo poco común en este tipo de animal, porque normalmente tenían tres garras), dos dedos dirigidos hacia delante. La novedad de este descubrimiento está en que las características del animal, según la revista científica Nature Research, no las tiene ninguna otra huella encontrada de un dinosaurio de este tipo.

Huellas encontradas del dinosaurio Iniestapodus (C.A.S. / Nature Research).
Las huellas del Iniestapodus se han encontrado en Las Sereas, un yacimiento de una extensión de 5,6 km entre Cubillejo de Lara y Mambrillas de Lara que contiene más de mil huellas. Hasta ahora, en la zona de la Sierra de la Demanda se han podido identificar hasta 14 afloramientos con huellas de fósiles de dinosaurios diferentes. Sin embargo, el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas y el Equipo Científico del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes han denunciado la falta de protección de los restos fósiles de dinosaurios dentro de la nueva Ley de Patrimonio de Castilla y León.

Aunque el nombre de Iniestapodus llame la atención, lo cierto es que no es la primera vez que el grupo de paleontólogos de la zona han aprovechado sus descubrimientos para hacer un guiño a personajes populares. Uno de los mejores ejemplos es el del Demandasaurus darwini, en homenaje al científico Charles Darwin, o el Europatian eastwoodi, el dinosaurio más alto de Europa encontrado hasta ahora, que ha sido bautizado así por el actor y director Clint Eastwood.

lavanguardia.com

lunes, 23 de agosto de 2021

Noticias Onda Cero: Así es ''Iniestapodus burgensis'

La nueva icnoespecie de dinosaurio dedicada a Andrés Iniesta: pacífico y con pasos firmes, gráciles y elegantes.

Sus huellas han sido localizadas en Quintanilla de las Viñas.

INFORMATIVO MEDIODÍA 23-08-2021

Del minuto 5:46 al 7:30. Con Carla Martín de Onda Cero y Fidel Torcida, director del Museo de Dinosaurios y uno de los firmantes del estudio publicado en la revista científica Nature.

https://www.diariodeburgos.es/ondacero.aspx?c=1321660&p=informativo


diariodeburgos.es/ondacero

Inédito estudio en Sudamérica muestra un amplio y desconocido registro fósil de cómo las plantas interactuaban con los insectos en la era de los dinosaurios

La investigación analizó esta interacción en fósiles de plantas en Chile, Brasil y Argentina, un campo poco explorado aún en el país, pero de suma importancia, pues permite visualizar y entender la dinámica y evolución de la vida en el pasado geológico.

Ilustración: Mauricio Álvarez.
Las plantas e insectos son los organismos más diversos en los ecosistemas terrestres actuales y en el registro fósil, y por su abundancia conforman la mayor parte de la biomasa del planeta.

Estos organismos han interactuado desde la era Paleozoica, cuando comenzó el proceso de colonización y conquista de los ambientes terrestres.

La importancia de las interacciones entre plantas e insectos, se ve reflejado y ejemplificado en la actualidad con las angiospermas (plantas flores) que son el grupo vegetal dominante, y los insectos polinizadores. La diversidad y abundancia de estos organismos se explica por la coevolución que ha existido entre ellos desde la era Mesozoica; cuando en la Tierra dominaban los dinosaurios.

Las interacciones entre plantas e insectos se evidencian en el registro fósil a través de marcas de alimentación y daños foliares, entre las cuales se pueden encontrar marcas de esqueletización, mordedura apical y marginal, perforación y succión, minaduras, agallas, oviposición, entre otras, proceso conocido como herbivoría.

En plantas actuales, estos tipos de herbivoría son generalmente realizados por los insectos cuando la planta está viva, por lo que es posible distinguir tejidos vegetales de reacción, como un mecanismo de defensa de las plantas. Estas reacciones de las plantas ante el ataque de insectos, también son posible de distinguir en plantas fósiles.

Ejemplos actuales de herbivoría, proceso en el cual una planta se "defiende"
del ataque de un insecto.
Un reciente estudio publicado en la revista científica Journal of South American Earth Sciences por un equipo de investigadores conformado por las paleontólogas argentinas Bárbara Cariglino y Belén Lara, junto al paleobotánico chileno Philippe Moisan de la Universidad de Atacama, evidenció una extensa variedad de formas de herbivoría producidas por insectos fósiles en plantas de los periodos Pérmico y Triásico, esto es hace aproximadamente entre 298 a 201 millones de años. La investigación se basó en las evidencias disponibles de diferentes localidades fosilíferas de Argentina, Brasil y Chile.

Philippe Moisan, paleobotánico de la Universidad de Atacama.
“La vegetación durante el Pérmico y Triásico, era distinta a lo que conocemos hoy en día. En el Pérmico, dominó en el supercontinente de Gondwana la flora de Glossopteris (helecho con semilla que se extinguió al finalizar la era Paleozoica), mientras que en el Triásico domino la flora de Dicroidium (helecho con semilla característico de Gondwana)”, explica Moisan.

Esta información sobre la vegetación, los insectos asociados y las evidencias de herbivoría, permitieron a los investigadores reconstruir estos ecosistemas fósiles. La reconstrucción de organismos y ecosistemas fósiles es un objetivo principal en la paleontología, ya que nos permiten visualizar y entender la dinámica y evolución de la vida en el pasado geológico. Las reconstrucciones en esta publicación fueron hechas por el ilustrador científico chileno Mauricio Álvarez.

Mauricio Álvarez, paleoilustrador chileno.
“Para un paleontólogo es realmente fascinante, ver como a través de las reconstrucciones, hechas con la mayor rigurosidad posible, los fósiles cobran vida”, dice Moisan.

El estudio de las interacciones planta e insecto en el registro fósil, es una línea de investigación inexplorada en Chile, pero a la vez es emergente en otros países sudamericanos con mayor tradición paleontológica como Argentina y Brasil.

Hojas fósiles del Triásico de Chile con evidencia de alimentación marginal
y tejido de reacción.
En Chile, según Moisan, existen varias localidades fosilíferas con plantas fósiles del Triásico, por lo que el estudio de las interacciones planta-insecto tiene un futuro muy prometedor y de seguro seguirá entregando interesantes resultados.

latercera.com

sábado, 21 de agosto de 2021

¿Qué tienen que ver Andrés Iniesta y los dinosaurios?

Buena pregunta. Y esta es la respuesta: unas nuevas huellas fósiles de dinosaurio, únicas en el planeta hasta ahora y halladas en la Sierra de la Demanda, en la provincia de Burgos, han sido bautizadas con el nombre de Iniestapodus burgensis, que significa ‘Pie de Iniesta burgalés‘, en homenaje a Andrés Iniesta, jugador de fútbol conocido mundialmente por, entre otros muchos logros en su palmarés, haber marcado el gol que dio a España el campeonato mundial de fútbol en 2010.

Icnita de un dinosaurio dedicada al futbolista Andrés Hiniesta.
COLECTIVO ARQUEOLÓGICO-PALEONTOLÓGICO
DE SALAS DE LOS INFANTES
Se trata de un nuevo tipo de huellas fósiles (icnitas) atribuidas a un dinosaurio saurópodo (cuadrúpedo, herbívoro, cola y cuello largos), localizada en Quintanilla de las Viñas (Burgos), en sedimentos de comienzos del Cretácico (Era Mesozoica), hace 144 millones de años.

«Los rastros indican, como en el caso del futbolista manchego, unos pasos firmes, elegantes, gráciles, bien marcados de un dinosaurio de carácter pacífico, perdurable en el tiempo, con buen poso», tal y como se recoge el comunicado del Colectivo Arqueológico y Palentológico de Salas de los Infantes recogido por Europa Press en el que se añade que «del mismo modo que las pisadas de los dinosaurios de Burgos han perdurado millones de años, el talento y los éxitos de Andrés Iniesta componen una parte fundamental de la historia de la selección española y del fútbol mundial». 

Las icnitas de Iniestapodus se localizan en tres afloramientos rocosos que forman parte de Las Sereas, un megayacimiento con más de 1.000 huellas, extendido unos 5.6 km de longitud entre Cubillejo de Lara y Mambrillas de Lara; en ese espacio se han identificado hasta el momento 14 afloramientos con huellas fósiles de dinosaurios, pero muchos otros pueden estar ocultos por tierra y vegetación. 

El trabajo de investigación se ha llevado a cabo por un equipo encabezado por Fidel Torcida Fernández-Baldor (Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, Burgos) y en el que participan Ignacio Díaz Martínez (CONICET- Universidad Nacional de Río Negro, Argentina), Pedro Huerta Hurtado (Universidad de Salamanca, Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas), Diego Montero Huerta (Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas) y Diego Castanera (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont). 

El trabajo ha sido publicado en Scientific Reports (www.nature.com/articles/s41598-021-95675-3), del grupo Nature Research, una revista de prestigio internacional, con un alto grado de impacto en el conjunto de publicaciones especializadas en Ciencia. 

EL YACIMIENTO, PREPARADO PARA SU VISITA

El yacimiento Las Sereas 7, muy cercano a Quintanilla de las Viñas, está preparado para su visita y protegido, aunque requiere de la renovación de los paneles informativos debido a este nuevo estudio; el resto de afloramientos con las huellas de Iniestapodus no están protegidos de factores ambientales destructivos. 

Se han documentado huellas de distintos tamaños, tanto de individuos adultos como juveniles; aunque hay rastros que se cruzan y se concentran en algún punto determinado de los yacimientos, no hay evidencias de que fueran juntos, es decir, serían individuos solitarios, no gregrarios. 

La nueva icnoespecie tiene una combinación única de caracteres anatómicos: una mano semicircular con marca de tres dedos anteriores, y el dedo I (que se correspondería con el pulgar) deja una marca pequeña en la parte posterior; el pie tiene marcas de cuatro garras (lo normal es que hubiera tres), con dos dedos dirigidos hacia delante y otros dos lateralmente; además el dedo I es más corto y se sitúa en una posición posterior en relación con el resto. 

Este nuevo estudio refuerza a Castilla y León como foco paleontológico de interés internacional, concretamente en la Sierra de la Demanda (Burgos), gracias al descubrimiento de una desconocida icnoespecie de dinosaurio, inédita en el resto del planeta. 

Es un elemento más de un patrimonio en dinosaurios que posee hasta el momento varios rasgos de singularidad, con restos directos de unos 150 yacimientos de dinosaurios y otras especies, de los que proceden especímenes únicos. 

Además, una serie de estudios previos sobre fósiles del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes apunta a que se describirán nuevas especies en un futuro próximo.

viernes, 20 de agosto de 2021

Encuentran un feto dentro de un huevo fosilizado de una tortuga gigante prehistórica

La tortuga que puso el huevo convivió con los dinosaurios y podría haber tenido un caparazón tan largo como la altura de una persona.

Un huevo fosilizado encontrado en China desveló una sorpresa en su interior: 

un feto de una tortuga gigante prehistórica. 

FOTOGRAFÍA DE ILLUSTRATION BY MASATO HATTORI

Estando en la casa de un granjero en la provincia china de Henan en el verano de 2018, los paleontólogos Fenglu Han y Haishui Jiang le echaron un vistazo a una caja llena de piedras redondas. El granjero había encontrado el tesoro cerca de su casa en la región de Neixiang, famosa por sus huevos de dinosaurios. Pero fue uno de los orbes rocosos en especial el que llamó la atención de los científicos. Tenía el tamaño de una bola de billar, era un fósil que no se parecía en nada a los huevos de dinosaurios que habían visto hasta la fecha.

Han y Jiang, que trabajan para la Facultad de Geociencias de la Universidad de China en Wuhan, creyeron en un primer momento que se trataba del huevo de una nueva especie de dinosaurio. Pero, tras un análisis más detenido, vieron que el descubrimiento era incluso más sorprendente. Sepultado bajo la cáscara pétrea del huevo se hallaban los restos de una tortuga gigante extinguida.

Huevo fosilizado del Cretácico que contiene un extraño embrión de tortuga
en su interior. Fotografía de YUZHENG KE.

El fósil que encontró el granjero pertenecía a la familia de las nanhsiungchelyidae, un tipo de tortugas terrestres ya extinta, según un nuevo estudio publicado en la Proceedings of the Royal Society B. Este tipo de reptiles llegaba a alcanzar un tamaño excepcional y caminó en la tierra junto a los dinosaurios durante el Cretáceo, hace entre 145 millones y 66 millones de años. La tortuga que puso el huevo fosilizado, que está entre los más grandes conocidos de aquel periodo, debía ser excepcionalmente grande y podría tener un caparazón que sería tan largo como la altura de una persona, según las estimaciones del equipo.

"Claramente no se trata de tortugas pequeñas", afirma Darla Zelenitsky, una de las autoras del nuevo estudio y paleontóloga de la Universidad de Calgary, Alberta (Canadá).

Encontrar embriones fosilizados de cualquier especie no es común. Los delicados tejidos y huesos de animales en desarrollo se rompen fácilmente con el paso del tiempo. Los fetos de tortuga son incluso más raros que los de los dinosaurios, puede que en parte porque muchos de los huevos de tortuga son pequeño y con una cáscara muy fina, dice Zelenitsky. Son muy pocos los embriones de tortuga que se han encontrado y ninguno en un estado lo suficientemente bueno como para situarlo en el árbol genealógico de las tortugas.

Este último feto fosilizado ayudó al equipo a identificar otros huevos de tortuga que pertenecían a la misma familia, abriendo una ventana a estudiar sus antiguos comportamientos de anidado y sus adaptaciones evolutivas.

Aunque el hallazgo de un solo fósil limita las conclusiones a las que se puede llegar, el descubrimiento de este embrión de tortuga antigua nos permite empezar a especular sobre la posibilidad de que haya más ejemplares todavía por ser encontrados, cuenta Tyler Lyson, conservador de paleontología de vertebrados del Museo de Ciencia Naturales de Denve, Colorado (Estados Unidos), que no era parte del equipo que ha publicado el estudio. "Es solo cuestión de tiempo".

Reconstruyendo la pequeña tortuga

Aunque Han y Jiang fueron los primeros en ver el huevo fosilizado, un par de huesos espinosos que salían de una grieta que había en uno de los lados eran la única pista sobre el tesoro que había en el interior del huevo. El granjero accedió a que los científicos se llevaran el huevo para estudiarlo y les llevó hasta el sitio donde encontró el extraño fósil. Encontraron varios más, pero estos no se habían conservado tan bien a lo largo de los milenios, cuenta Han en un email.

De vuelta en el laboratorio, los investigadores escanearon el huevo con micro tomografía axial computarizada (CT), que usa rayos-x para poder ver debajo de la superficie lisa y rocosa. Las imágenes de CT desvelaron un amasijo de huesos dentro del huevo. Para darle sentido al puzzle prehistórico, el equipo reconstruyó cada hueso en tres dimensiones y ensamblaron virtualmente el pequeño esqueleto.

Realmente, el embrión es sorprendentemente similar al de las tortugas modernas, comenta Raul Diaz, un biólogo experto en la evolución de los reptiles y especializado en embriones de la Universidad de California State en Los Ángeles (EE. UU). Se fija en las costillas aplanadas del embrión, que se hubieran endurecido y expandido a medida que crecía la tortuga para crear la estructura interior del caparazón protector. "En mi cabeza, es casi lo mismo de lo que me podría encontrar en mi laboratorio", afirma Diaz, que no ha sido parte del nuevo estudio.

Aun así, hubo algunas características clave que ayudaron a identificar la familia específica de la antigua tortuga. La mandíbula superior, por ejemplo, es muy parecida a la de las nanhsiungchelyidae, explica Zelenitsky, debido a su forma ligeramente cuadrada y perfil serrado de la parte posterior.

Cáscaras de huevo duras

La característica más llamativa del huevo podría ser su robusta cáscara, que con sus dos milímetros de grosor es radicalmente distinta de las cáscaras finas como el papel típicas entre las especies de tortuga. Las cáscaras de los huevos de las tortugas modernas tienen una amplia variedad de grosores, desde las esferas que parecen de cuero de las tortugas marinas hasta los duros huevos de las tortugas gigantes de las Galápagos. Pero el nuevo huevo encontrada tiene una cáscara cuatro veces más gruesa que la de las Geocheloneelephantopus, una de las Galápagos gigantes, según ha publicado el equipo.

El motivo por el que estas tortugas antiguas ponían unos huevos con una cáscara tan dura es incierto. El grosor podría ser un método de adaptación al clima árido que se cree que existía en la zona en aquel periodo, según se deduce a partir de la flora encontrada en el mismo yacimiento en el que se encontró el huevo. Una cáscara más gruesa limitaría la cantidad de agua que perdiera el huevo. También podría ser que la cáscara evitara que los huevos se rompieran si las tortugas tuvieran la costumbre de excavar los nidos a mucha profundidad.

Pero, el grosor de la cáscara, fuera cual fuera el motivo, presenta otra gran duda para Zelenitsky: "No sé cómo salían de ahí". Las tortugas recién nacidas debían tener que flexionar y extender sus extremidades con fuerza para poder eclosionar el huevo.

Extintos junto a los dinosaurios

El hecho de que las nanhsiungchelyidae vivieran y anidaran en tierra podría haber contribuido a su desaparición. La especie murió junto con todos los dinosaurios no voladores hace unos 66 millones de años, cuando uncolosal asteroide impactó contra la tierra. La onda expansiva del impacto arrojó piedras candentes al cielo e incendió enormes extensiones de tierra. "Todo lo que estuviera en la superficie se coció", dice Lyson.

Pero "la mayoría de las tortugas navegaron a través" de la extinción, dice. Esto incluye las tortugas acuáticas de los ríos que eran parientes de las nanhsiungchelyidae y cuyas costumbres subacuáticas pudieron salvarlas de la explosión del asteroide. La dieta puede que también jugara un papel fundamental en la supervivencia de estas tortugas ya que las nanhsiungchelyidae eran estrictamente herbívoras y eso les habría complicado la obtención de comida en el mundo post-asteroide.

Tras el impacto, no se han vuelto a encontrar cáscaras de huevo similares a las de las nanhsiungchelyidae y los investigadores se inclinan a pensar que las cáscaras tan gruesas no eran útiles tras el drástico cambio medioambiental. Pero se requieren más estudios para saber con exactitud porque las cáscaras gruesas desaparecieron.

El nuevo análisis es un importante recordatorio de cuán lejos ha llegado la paleontología, afirma Emma Schachner, una bióloga evolutiva de la Universidad de Luisiana State de Nueva Orleans (EE. UU), que no formó parte del estudio. En el pasado, los científicos solo podían estudiar el exterior del fósil, salvo que los destruyeran, pero ahora, hay tienen a su disposición todo un mundo gracias a la reconstrucción digital. "En mi opinión, el modelado digital es definitivamente lo que lo hace especial", dice sobre el nuevo estudio.

Aun así, el estudio también es una muestra de cuánto tenemos que aprender todavía sobre las tortugas antiguas. Son muchos menos los investigadores que dedican su tiempo a estudiar a las tortugas extintas que los que se dedican a los carismáticos dinosaurios, se lamenta Lyson. Pero las tortugas ofrecen numerosos misterios. "Tienen esa estructura corporal única en el mundo animal", dice.

Espera que hallazgos como el de este embrión fosilizado ayuden a inspirar a una nueva generación a que se adentren y trabajen en la comprensión de cómo estas curiosas criaturas llegaron a existir. Lo que necesitamos, dice, son "más buenos trabajadores de fósiles de tortugas".

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com

nationalgeographi.es 

‘Iniestapodus burgensis’: Burgos dinosaur footprints named after soccer star

  • The new tracks have been found in the Sierra de la Demanda and the discoverers have named them in honor of the Fuentealbilla player
  • The dinosaur that left them was a quadruped, herbivorous sauropod with a long tail and neck
  • It is a unique find in the world and dates from the beginning of the Cretaceous, 144 million years ago

Scanned image of the Las Sereas 8 deposit. Photo: C.A.S.
Some new fossil dinosaur footprints, unique on the planet so far and found in the Sierra de la Demanda, in the province of Burgos, they have been baptized with the name of Iniestapodus burgensis, What does it mean ‘Pie de Iniesta Burgos’, in tribute to Andrés Iniesta, a soccer player known worldwide for, among many other achievements in his record, having scored the goal that gave Spain the soccer world championship in 2010.

It is a new type of fossil footprints (ichnites) attributed to a sauropod dinosaur (quadruped, herbivore, long tail and neck), located in Quintanilla de las Viñas (Burgos), in early Cretaceous sediments (Mesozoic Era), 144 million years ago.

“Traces indicate, as in the case of the La Mancha footballer, firm, elegant, graceful, well-marked steps of a dinosaur of a peaceful character, enduring over time, with good ground“, as stated in the statement of the Salas Archaeological and Palentological Team in which it is added that” in the same way that the footprints of the dinosaurs of Burgos have lasted millions of years, the talent and success of Andrés Iniesta make up a a fundamental part of the history of the Spanish national team and world football “.

‘Iniestapodus burgensis’: Burgos dinosaur footprints named after a soccer star

Iniestapodus ichnites are located in three rocky outcrops that are part of Las Sereas, a megafield with more than 1,000 footprints, extended about 5.6 km in length between Cubillejo de Lara and Mambrillas de Lara; in that space they have been identified so far 14 outcrops with dinosaur fossil footprints, but many others may be hidden by land and vegetation.

The research work has been carried out by a team headed by Fidel Torcida Fernández-Baldor (Dinosaur Museum of Salas de los Infantes, Burgos) and in which Ignacio Díaz Martínez (CONICET- Universidad Nacional de Río Negro, Argentina) participate. , Pedro Huerta Hurtado (University of Salamanca, Salas Archaeological and Paleontological Collective), Diego Montero Huerta (Salas Archaeological and Paleontological Collective) and Diego Castanera (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont).

The work has been published in Scientific Reports of the Nature Research group, a journal of international prestige, with a high degree of impact in the set of specialized publications in Science.

A site ready to be visited

The reservoir The Sereas 7, very close to Quintanilla de las Viñas, it is prepared for your visit and protected, although it requires the renewal of the information panels due to this new study; the rest of outcrops with Iniestapodus tracks are not protected from destructive environmental factors.

Traces of different sizes have been documented, both from adult and juvenile individuals; Although there are traces that intersect and are concentrated at a certain point in the deposits, there is no evidence that they were together, that is, they would be solitary individuals, not gregrados.

The new ichnospecies has a unique combination of anatomical characters: a semicircular hand with a mark of three anterior fingers, and finger I (which would correspond to the thumb) leaves a small mark on the back; the foot has marks of four claws (the normal thing is that there are three), with two fingers directed forward and another two laterally; moreover, finger I is shorter and is located in a posterior position in relation to the rest.

This new study reinforces Castilla y León as a paleontological focus of international interest, specifically in the Sierra de la Demanda (Burgos), thanks to the discovery of an unknown ichnospecies of dinosaur, unprecedented in the rest of the planet.

It is one more element of a heritage in dinosaurs that has so far several unique features, with direct remains of about 150 sites of dinosaurs and other species, from which unique specimens come.

In addition, a series of previous studies on fossils from the Salas de los Infantes Dinosaur Museum suggests that new species will be described in the near future.

cvbj.biz

Huellas inéditas de dinosaurio que homenajean a Iniesta

Las icnitas se han descubierto en la Sierra de la Demanda burgalesa. El trabajo de investigación realizado por un equipo encabezado por Fidel Torcida, del Museo de Dinosaurios Salas de los Infantes, ha sido publicado en la revista Nature

Nuevas huellas fósiles de dinosaurio halladas en la Sierra de la Demanda
burgalesa homenajean a Iniesta. -
Foto: Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas
Un trabajo de investigación llevado a cabo por un equipo encabezado por Fidel Torcida Fernández-Baldor, del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, y publicado en la revista Nature, describe un nuevo tipo de huellas fósiles (icnitas) atribuidas a un dinosaurio saurópodo (cuadrúpedo, herbívoro, cola y cuello largos), que han sido localizadas en Quintanilla de las Viñas (Burgos) en sedimentos de comienzos del Cretácico (era Mesozoica), hace 144 millones de años.

El estudio en el que participan Ignacio Díaz Martínez (CONICET-Universidad Nacional de Río Negro, Argentina), Pedro Huerta Hurtado (Universidad de Salamanca, Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas), Diego Montero Huerta (Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas) y Diego Castanera (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont) ha salido a la luz en Scientific Reports, del grupo Nature Research, una revista de prestigio internacional y con un alto grado de impacto en el conjunto de publicaciones especializadas en Ciencia.

Se ha denominado este nuevo tipo de icnita con el nombre Iniestapodus burgensis, que significa 'Pie de Iniesta burgalés'. La denominación es un homenaje a Andrés Iniesta, el futbolista que, entre otros muchos logros, marcó el gol que proclamó a España campeona del Mundo en 2010. Los rastros indican, como en el caso del futbolista manchego, unos pasos firmes, elegantes, gráciles y bien marcados de un dinosaurio de carácter pacífico, perdurable en el tiempo, con buen poso. Del mismo modo que las pisadas de los dinosaurios de Burgos han perdurado millones de años, el talento y los éxitos del jugador manchego componen una parte fundamental de la historia de la selección española y del fútbol mundial.

Las icnitas de Iniestapodus se localizan en tres afloramientos rocosos que forman parte de Las Sereas, un megayacimiento con más de 1.000 huellas, extendido unos 5,6 kilómetros de longitud entre Cubillejo de Lara y Mambrillas de Lara; en ese espacio se han identificado hasta el momento 14 afloramientos con huellas fósiles de dinosaurios, pero muchos otros pueden estar ocultos por tierra y vegetación. El yacimiento Las Sereas 7, muy cercano a Quintanilla de las Viñas, está preparado para su visita y protegido, aunque requiere de la renovación de los paneles informativos debido a este nuevo estudio. El resto de afloramientos con las huellas de Iniestapodus no están protegidos de factores ambientales destructivos.

Se han documentado huellas de distintos tamaños, tanto de individuos adultos como juveniles. Aunque hay rastros que se cruzan y se concentran en algún punto determinado de los yacimientos, no hay evidencias de que fueran juntos, es decir, serían individuos solitarios, no gregrarios.

La nueva icnoespecie tiene una combinación única de caracteres anatómicos: una mano semicircular con marca de tres dedos anteriores, y el dedo I (que se correspondería con el pulgar) deja una marca pequeña en la parte posterior; el pie tiene marcas de cuatro garras (lo normal es que hubiera tres), con dos dedos dirigidos hacia delante y otros dos lateralmente; además el dedo I es más corto y se sitúa en una posición posterior en relación con el resto. Estas características no las posee ninguna otra icnita de dinosaurio saurópodo descrita por los paleontólogos en el planeta.

Se ha identificado el posible autor de las huellas como un dinosaurio de tipo Titanosauriforme (como, por ejemplo, Brachiosaurus); es interesante que en el yacimiento, cercano y de edad semejante, de Torrelara se haya recuperado un húmero de un braquiosáurido primitivo.

Esos dinosaurios se desplazarían por un entorno lagunar, en lagos con orillas de poca pendiente y con frecuentes cambios en el nivel del agua; en los descensos de nivel, quedarían amplias llanuras de barro por donde se moverían libremente estos animales, dejando miles de huellas.

A lo largo de todo el proceso de investigación se han desarrollado tecnologías avanzadas. En los años 2014 y 2015, gracias a un convenio de colaboración entre el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y el Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH), se escanearon dos yacimientos de Las Sereas. Gracias a ello, se han elaborado modelos virtuales en los que se reconstruye con una elevada fidelidad la superficie del yacimiento, tanto las huellas de los dinosaurios como cualquier otro tipo de marca o irregularidad de la roca.

De esa manera se producen documentos gráficos digitales, útiles para medir distancias y profundidad entre huellas, además de permitir la generación de perfiles topográficos del yacimiento, réplicas en materiales ligeros de última generación o documentos 3D con aplicaciones tanto científicas como divulgativas.

Otra técnica de digitalización aplicada, ha sido la fotogrametría, que permite obtener datos en tres dimensiones y muy precisos de las icnitas y de la superficie modificada por el paso de los dinosaurios. Por último, en el proceso de documentación y también con fines divulgativos, se hicieron fotografías aéreas de los yacimientos con el uso de drones.

Este nuevo estudio refuerza a Castilla y León como foco paleontológico de interés internacional, concretamente en la Sierra de la Demanda (Burgos), gracias al descubrimiento de una desconocida icnoespecie de dinosaurio, inédita en el resto del planeta.

Es un elemento más de un patrimonio en dinosaurios que posee hasta el momento varios rasgos de singularidad, con restos directos de unos 150 yacimientos de dinosaurios y otras especies, de los que proceden especímenes únicos como:

Demandasaurus darwini, un dinosaurio que permite explicar el intercambio de faunas de dinosaurios europeas y africanas en la primera mitad del Cretácico.

Europatitan eastwoodi, una especie gigante con más de 30 toneladas de peso, y que se ha caracterizado como el dinosaurio más alto de Europa.

Arcanosaurus ibericus, un lagarto varanoideo (emparentado con el actual dragón de Komodo).

Larachelus morla, una tortuga de hábitos terrestres.

Rhabdodontomorpha, un nuevo grupo de dinosaurios que arroja luz sobre el origen y la evolución de los rhabdodóntidos.

Además, una serie de estudios previos sobre fósiles del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes apunta a que se describirán nuevas especies en un futuro próximo.

diariodeburgos.es

'El Pie de Iniesta', las huellas de dinosaurio halladas en Quintanilla de las Viñas (Burgos)

Se trata de una icnoespecie de dinosaurio, inédita en el resto del planeta

Pares pie mano Sereas 8. Foto: C.A.S.
La revista ‘Scientific Reports’ del grupo Nature Research publica un trabajo de investigación en el que se describe un nuevo tipo de huellas fósiles (icnitas) atribuidas a un dinosaurio saurópodo (cuadrúpedo, herbívoro, cola y cuello largos), localizada en Quintanilla de las Viñas (Burgos), en sedimentos de comienzos del Cretácico (Era Mesozoica), hace 144 millones de años. Se ha nombrado a este nuevo tipo de icnita con el nombre ‘Iniestapodus burgensis’, que significa ‘Pie de Iniesta burgalés’, en homenaje al futbolista Andrés Iniesta.

Así lo aseguró hoy el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas de los Infantes a través de un comunicado, en el que explican que los rastros indican, como en el caso del futbolista manchego, “unos pasos firmes, elegantes, gráciles, bien marcados de un dinosaurio de carácter pacífico, perdurable en el tiempo, con buen poso”. “Del mismo modo que las pisadas de los dinosaurios de Burgos han perdurado millones de años, el talento y los éxitos de Andrés Iniesta componen una parte fundamental de la historia de la selección española y del fútbol mundial”, añaden.

El trabajo de investigación fue llevado a cabo por un equipo encabezado por el director del Museo de los Dinosaurios de Salas, Fidel Torcida, y en el que participaron los investigadores Ignacio Díaz Martínez (CONICET-Universidad Nacional de Río Negro, Argentina), Pedro Huerta Hurtado (Universidad de Salamanca, Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas), Diego Montero Huerta (Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas) y Diego Castanera (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont).

Reconstrucción paleoambiental de Las Sereas. C.A.S.
Las icnitas de ‘Iniestapodus’ se localizan en tres afloramientos rocosos que forman parte de Las Sereas, un megayacimiento con más de 1.000 huellas, extendido unos 5.6 kilómetros de longitud entre Cubillejo de Lara y Mambrillas de Lara; en ese espacio se han identificado hasta el momento 14 afloramientos con huellas fósiles de dinosaurios, pero muchos otros pueden estar ocultos por tierra y vegetación.

El yacimiento Las Sereas 7, muy cercano a Quintanilla de las Viñas, está preparado para su visita y protegido, aunque requiere de la renovación de los paneles informativos debido a este nuevo estudio; el resto de afloramientos con las huellas de ‘Iniestapodus’ no están protegidos de factores ambientales destructivos. Se han documentado huellas de distintos tamaños, tanto de individuos adultos como juveniles; aunque hay rastros que se cruzan y se concentran en algún punto determinado de los yacimientos, no hay evidencias de que fueran juntos, es decir, serían individuos solitarios, no gregrarios. 

Otras huellas de Iniestapodus. Foto: C.A.S.

La nueva icnoespecie tiene una combinación “única” de caracteres anatómicos: una mano semicircular con marca de tres dedos anteriores, y el dedo I (que se correspondería con el pulgar) deja una marca pequeña en la parte posterior; el pie tiene marcas de 4 garras (lo normal es que hubiera tres), con dos dedos dirigidos hacia delante y otros dos lateralmente; además el dedo I es más corto y se sitúa en una posición posterior en relación con el resto. “Estas características no las posee ninguna otra icnita de dinosaurio saurópodo descrita por los paleontólogos en el planeta”, aseguran.

Se ha identificado el posible autor de las huellas como un dinosaurio de tipo Titanosauriforme (como, por ejemplo, Brachiosaurus); y destacan que, en el yacimiento, cercano y de edad semejante, de Torrelara se haya recuperado un húmero de un braquiosáurido primitivo. Esos dinosaurios se desplazarían por un entorno lagunar, en lagos con orillas de poca pendiente y con frecuentes cambios en el nivel del agua; en los descensos de nivel, quedarían amplias llanuras de barro por donde se moverían libremente estos animales, dejando miles de huellas.

A lo largo de todo el proceso de investigación se han desarrollado tecnologías avanzadas. En los años 2014 y 2015, gracias a un convenio de colaboración entre el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y el Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH), se escanearon dos yacimientos de Las Sereas. Gracias a ello, se han elaborado modelos virtuales en los que se reconstruye con una elevada fidelidad la superficie del yacimiento, tanto las huellas de los dinosaurios como cualquier otro tipo de marca o irregularidad de la roca.

Panorámica Las Sereas 6, 7 y 8. Foto: C.A.S.
De esa manera se producen documentos gráficos digitales, útiles para medir distancias y profundidad entre huellas, además de permitir la generación de perfiles topográficos del yacimiento, réplicas en materiales ligeros de última generación o documentos 3D con aplicaciones tanto científicas como divulgativas. Otra técnica de digitalización aplicada, ha sido la fotogrametría, que permite obtener datos en tres dimensiones y muy precisos de las icnitas y de la superficie modificada por el paso de los dinosaurios. Por último, en el proceso de documentación y también con fines divulgativos, se hicieron fotografías aéreas de los yacimientos con el uso de drones.

Desde el Colectivo afirman que este nuevo estudio refuerza a Castilla y León como “foco paleontológico de interés internacional”, concretamente en la Sierra de la Demanda (Burgos), gracias al descubrimiento de una desconocida icnoespecie de dinosaurio, inédita en el resto del planeta. “Es un elemento más de un patrimonio en dinosaurios que posee hasta el momento varios rasgos de singularidad, con restos directos de unos 150 yacimientos de dinosaurios y otras especies, de los que proceden especímenes únicos”, aseguraron, haciendo referencia a dinosaurios como ‘Demandasaurus darwini’, un dinosaurio que permite explicar el intercambio de faunas de dinosaurios europeas y africanas en la primera mitad del Cretácico o el ‘Europatitan eastwoodi’, una especie gigante con más de 30 toneladas de peso, y que se ha caracterizado como el dinosaurio más alto de Europa. Además, una serie de estudios previos sobre fósiles del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes apunta a que se describirán nuevas especies en un futuro próximo.

cope.es

miércoles, 18 de agosto de 2021

Hallan 3 nuevas especies prehistóricas que sugieren la rápida evolución de los mamíferos al extinguirse los dinosaurios

Una investigación publicada en el 'Journal of Systematic Palaeontology' describe el descubrimiento de tres nuevas especies de criaturas antiguas de los albores de los mamíferos modernos, que sugiere una rápida evolución inmediatamente después de la extinción masiva de los dinosaurios.

Estos mamíferos prehistóricos vagaban por América del Norte durante la primera época del Paleoceno, apenas unos cientos de miles de años después de la frontera entre el Cretácico y el Paleógeno que acabó con los dinosaurios. Su descubrimiento sugiere que los mamíferos se diversificaron más rápidamente de lo que se pensaba tras la extinción masiva.

Las criaturas descubiertas son 'Miniconus jeanninae', 'Conacodon hettingeri' y 'Beornus honeyi'. Se diferencian por su tamaño, que llega a ser el de un gato doméstico moderno, mucho mayor que el de los mamíferos, en su mayoría del tamaño de un ratón o una rata, que vivieron antes junto a los dinosaurios en Norteamérica. Cada uno tiene un conjunto de características dentales únicas que difieren entre sí.

El 'Beornus honeyi', en particular, ha sido bautizado en homenaje al personaje de 'El Hobbit' Beorn, debido al aspecto de los molares como inflados.

El nuevo grupo pertenece a una variada colección de mamíferos placentarios denominados ungulados arcaicos (o condilares), ancestros primitivos de los actuales mamíferos con pezuñas (por ejemplo, caballos, elefantes, vacas, hipopótamos).   

Los paleontólogos de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, desenterraron partes de los huesos de la mandíbula inferior y de los dientes, que proporcionan información sobre la identidad, el estilo de vida y el tamaño del cuerpo de los animales.

Las tres nuevas especies pertenecen a la familia 'Periptychidae' y se distinguen de otros "condilares" por sus dientes, que tienen premolares hinchados y crestas de esmalte verticales poco habituales. Los investigadores creen que podrían haber sido omnívoros porque desarrollaron dientes que les habrían permitido triturar plantas además de carne, aunque esto no descarta que fueran exclusivamente herbívoros.

La extinción masiva que acabó con los dinosaurios no avianos hace 66 millones de años se considera el inicio de la Era de los Mamíferos, ya que inmediatamente después aparecieron por primera vez varios tipos de mamíferos.

Como explica la autora principal, Madelaine Atteberry, del Departamento de Ciencias Geológicas de la Universidad de Colorado, "cuando los dinosaurios se extinguieron, el acceso a diferentes alimentos y entornos permitió a los mamíferos florecer y diversificar rápidamente su anatomía dental y evolucionar hacia un mayor tamaño corporal. Claramente aprovecharon esta oportunidad, como podemos ver en la radiación de nuevas especies de mamíferos que tuvo lugar en un periodo de tiempo relativamente corto tras la extinción masiva”, añade.

Atteberry y la coautora Jaelyn Eberle, conservadora del Museo de Historia Natural y profesora de Ciencias Geológicas de la Universidad de Colorado, estudiaron los dientes y los huesos de la mandíbula inferior de 29 especies fósiles de "condilares" para determinar las diferencias anatómicas entre las especies, y utilizaron técnicas filogenéticas para entender cómo se relacionan las especies entre sí y con otros "condilares" del Paleoceno temprano en el oeste de Estados Unidos.

Las pruebas respaldan el descubrimiento de estas tres nuevas especies para la ciencia. El 'Beornus honeyi', del tamaño de una marmota o un gato doméstico, es la más grande; el 'Conacodon hettingeri' es similar a otras especies de Conacodon, pero difiere en la morfología de su último molar, mientras que el 'Miniconus jeanninae' es similar en tamaño a otros pequeños 'condilartros' del Paleoceno temprano, pero se distingue por una pequeña cúspide en sus molares llamada parastílido.

"Estudios anteriores sugieren que en los primeros cientos de miles de años después de la extinción de los dinosaurios (lo que se conoce en América del Norte como el Puercan temprano) había una diversidad de especies de mamíferos relativamente baja en todo el interior occidental de América del Norte, pero el descubrimiento de tres nuevas especies en la cuenca de la Gran División sugiere una rápida diversificación después de la extinción", dice Atteberry.

"Estos nuevos condilártidos periptídicos constituyen sólo un pequeño porcentaje de los más de 420 fósiles de mamíferos descubiertos en este yacimiento --añade-. Todavía no hemos captado por completo el alcance de la diversidad de mamíferos en el Paleoceno más temprano, y predecimos que se describirán varias especies nuevas más".

europapress.es

¿Cantaban los dinosaurios? Su oído nos da alguna pista

Un análisis del oído interno de varias especies fósiles revela que probablemente las crías de dinosaurio llamaban a sus padres, como hacen hoy en día las aves y los cocodrilos.

Una reconstrucción del dinosaurio Heterodontosaurus tucki, cubierto de plumas de aspecto piloso, vocalizando en una mañana fresca del Jurásico. ¿Podremos algún día saber qué sonidos emitían estos animales? VIKTOR RADERMACHER VIKTOR RADERMACHER

Los dinosaurios y las aves están cercanamente emparentados, hasta el punto de que lo correcto sería decir que las aves son un tipo de dinosaurio: el único que logró sobrevivir a la extinción de finales del Cretácico. A lo largo de las últimas décadas hemos ido descubriendo que muchos dinosaurios tenían plumas, aunque no siempre les cubrían todo el cuerpo, que algunos hacían sus nidos en grandes colonias, como hoy en día vemos en los pingüinos o los cormoranes, e incluso tenemos el caso extraordinario de Mei long, del que conservamos un fósil que aparentemente murió mientras dormía con la cabeza bajo el ala. ¿Cuán parecidos eran los dinosaurios a las aves? ¿Es posible que muchas de las cosas que hoy asociamos a las aves fueran, en realidad, inventadas por sus antepasados dinosaurios?

No conviene precipitarse. Tenemos indicios de que ciertas especies se “sentaban” sobre la nidada, como hacen las aves modernas para incubar los huevos, pero no sabemos si eso era la excepción o la norma. Es probable que muchos papás dinosaurio montaran guardia cerca del nido, para protegerlo de depredadores oportunistas, pero puede que el papel de los padres no llegara mucho más allá y que los dinosaurios jóvenes hubieran de valerse por sí mismos poco después de salir del huevo. Tenemos incluso otro aspecto más en que los dinosaurios se parecían a las aves, pero no eran exactamente iguales: la temperatura del cuerpo. Varias evidencias apuntan a que los dinosaurios no eran de sangre fría, como los reptiles modernos, pero tampoco alcanzaban temperaturas tan altas como los mamíferos y las aves. También en eso parece que vivían en un terreno intermedio.

Pero ¿y qué hay de esa otra habilidad de las aves, la que ha levantado la admiración de los humanos durante generaciones y las ha convertido en mascotas en muchas de las culturas del mundo? ¿Qué hay del canto? ¿Tenían los dinosaurios voces complejas y elaboradas, como las de las aves, o fue eso un invento posterior que sólo han tenido sus descendientes?

Garganta y oído

Lamentablemente, no podemos decir nada definitivo al respecto. La evidencia que necesitaríamos, la que nos permitiría examinar qué capacidades vocales tenían los dinosaurios, reside en dos partes del cuerpo que dejan muy pocos trazos: el cerebro y el aparato fonador. Sobre el primero tenemos muy pocas esperanzas de obtener información, porque es muy blando y es casi imposible que fosilice. El aparato vocal está formado por cartílagos, que en la mayor parte de los casos también se pudren antes de convertirse en fósiles, pero tal vez, en condiciones excepcionales, alguno podría llegar hasta nosotros. Por ahora eso sólo ha pasado con un ave de finales del Cretácico, y eso no nos dice mucho sobre cómo eran las gargantas de sus parientes, los dinosaurios.

Puesto que no podemos mirar en los sitios que más información nos darían, el siguiente paso lógico es mirar en sitios que tengan algo de información, aunque sea poca. Eso es lo que ha hecho un grupo de paleontólogos estadounidenses, que han examinado en la revista Science el oído interno de varias especies de dinosaurios. Tener voz sólo es interesante si otros miembros de tu especie pueden oírte, así que si los dinosaurios desarrollaron cantos complejos, como los de las aves, quizá eso dejó un rastro en sus oídos. Y el oído interno tiene una ventaja frente a la garganta: que está enterrado dentro de los huesos del cráneo. Por lo tanto, si el cráneo fosiliza bien vamos a tener un molde del oído interno, en forma de pequeños agujeritos dentro del fósil.

Diagrama que muestra el oído interno de un humano y su ubicación en el hueso temporal del cráneo. El oído interno consta esencialmente de dos partes: la cóclea, que es la responsable de la audición y en los mamíferos tiene forma de espiral, y el sistema vestibular, que incluye los “aros” de la parte superior y es el responsable del equilibrio. BRUCEBLAUS / ORTISA (WIKIMEDIA)

Este grupo de científicos ha analizado la forma de esos pequeños agujeritos en 124 especies diferentes, desde tortugas y cocodrilos a aves modernas, y ha incluido en la lista seis especies de dinosaurios, un pterosaurio y otros tres reptiles fósiles de grupos emparentados con los dinosaurios. Para obtener los “mapas” del oído interno han utilizado tomografía axial computerizada (lo que en español solemos llamar TAC), lo cual les ha permitido tener una imagen tridimensional que pueden manejar en un ordenador. El resultado ha sido interesante: su análisis revela que seguramente las crías de dinosaurio sí tenían voz, y es probable que la usaran para llamar a sus padres durante las primeras semanas de vida.

Voces y oídos

Lógicamente, una imagen 3D del interior de un cráneo fósil no nos puede decir cómo se comportaban las crías de ese dinosaurio. Para llegar a esa conclusión lo que los autores han hecho es fijarse en especies actuales, cuyo comportamiento sí podemos observar, y ver si hay alguna relación entre éste y la forma del oído. Intuitivamente, una relación que parecía lógico buscar es entre la frecuencia de la voz y la capacidad de audición. Parece razonable que animales con voces graves tendrán oídos adaptados para escuchar sonidos graves, mientras que animales con voces agudas deberían tener oídos especializados en sonidos agudos. Curiosamente, eso no es lo que hemos encontrado.

La parte del oído que se encarga de la audición es la cóclea, un tubo que se extiende hacia abajo en el oído interno. Sabemos, por cómo funciona el oído, que cócleas cortas sólo son adecuadas para escuchar sonidos graves, mientras que una cóclea larga nos da acceso a sonidos cada vez más agudos. Efectivamente, lo que observamos hoy en día es que reptiles como las tortugas o las serpientes tienen cócleas cortas, y esas especies suelen ser mudas o producir sonidos muy limitados. Por el contrario, las aves tienen cócleas largas y desarrolladas, a juego con sus sofisticadas voces. La palma nos la llevamos los mamíferos, que con nuestra cóclea en forma de espiral tenemos acceso a sonidos hasta 100 veces más agudos que la mayoría de los pájaros.

Reconstrucción en 3D de los oídos internos de varias especies extintas. Thecodontosaurus, en la fila de arriba, y los cinco primeros de la fila inferior son todos dinosaurios. Anhanguera, en la fila superior, es un pterosaurio, y Hesperornis, abajo a la derecha, es un ave de finales del periodo Cretácico. Los otros tres son reptiles arcosauromorfos, parientes cercanos del grupo que forman dinosaurios, pterosaurios y cocodrilos. La cóclea es el “tubo” que se proyecta hacia abajo en todas las reconstrucciones. Se puede comprobar que es muy corta en los dos primeros arcosauromorfos, se empieza a alargar en Euparkeria y es ya bastante larga en todos los dinosaurios, el pterosaurio y el ave. MICHAEL HANSON ET AL (SCIENCE)

Reptiles paternales

Según el artículo de Michael Hanson y colaboradores todos estos animales con cócleas largas tienen una cosa en común: sus crías tienen voces agudas y los adultos cuidan de ellas durante semanas o meses después de la eclosión. Esto es cierto para la gran mayoría de las aves y también para los cocodrilos, que son padres muy dedicados. En cambio, las especies con cóclea corta no cuidan de sus crías, como ocurre con las tortugas y los lagartos, y sólo muy rara vez se observa que los jóvenes emitan sonidos. La conclusión es clara: el alargamiento de la cóclea, con su mayor sensibilidad a sonidos agudos, parece haberse producido en paralelo con el desarrollo de cuidados parentales. La ventaja de escuchar sonidos agudos parece estar relacionada con poder ofrecer un mejor cuidado a las crías, mucho más que con comunicarse con otros adultos.

¿Qué nos dice esto sobre los dinosaurios? Bueno, en realidad lo que hace es ubicar a los dinosaurios dentro de una historia que es más grande que ellos mismos. Los grupos en que observamos cócleas largas son aves, cocodrilos, dinosaurios y pterosaurios, que sabemos que están emparentados. Todos descienden de un antepasado común que vivió hace 250 millones de años, poco después de la gran extinción del Pérmico. Reptiles como Euparkeria o Proterosuchus eran, digamos, los primos de ese antepasado común, y en ellos observamos cócleas cortas. La conclusión lógica es que aves, cocodrilos, dinosaurios y pterosaurios han heredado sus cócleas largas de aquel antepasado común, que, a diferencia de sus primos, ya cuidaba de sus crías y necesitaba poder escuchar los sonidos agudos que éstas emitían. Lógicamente, esto significa que esperamos que los dinosaurios y los pterosaurios también cuidaran de sus crías, y que éstas también emitieran sonidos agudos. Les va en la familia.

La evolución del oído interno y del cuidado parental, según lo que propone el artículo de Hanson y colaboradores. A la izquierda tenemos el antepasado común de todos los reptiles, que no cuidaría de sus crías y tendría una cóclea corta. Estos rasgos se han preservado hasta día de hoy en lagartos, serpientes y tortugas. Algunos de sus descendientes, sin embargo, empezaron a cuidar de sus crías, y descubrieron que era muy útil que éstas pudieran llamar a los adultos; como las crías son pequeñas sus voces serían agudas, así que esto obligó a los adultos a desarrollar un oído sensible a los sonidos agudos. Seguramente esto ocurrió en animales como Euparkeria, que ya presenta una cóclea un poco más larga. El primer arcosaurio (color verde en el dibujo) ya presentaba todos estos rasgos, y de él lo han heredado los grupos en los que hoy lo observamos: cocodrilos y aves. Entre ese momento y la actualidad han quedado dos grupos, los dinosaurios y los pterosaurios, que no han llegado hasta nuestros días pero, probablemente, también compartían estos rasgos. MICHAEL HANSON ET AL (SCIENCE)

Esto no significa que absolutamente todos los dinosaurios cuidaran de sus crías, ni tampoco nos dice cómo de sofisticado era ese cuidado. Tal vez los jóvenes dinosaurios eran como los cocodrilos de hoy en día: muy independientes, pero se mantenían cerca de sus padres para estar más seguros. Y es posible que algunas especies de dinosaurios perdieran este comportamiento y volvieran a ser “padres despegados”, como sus antepasados. En definitiva, no debemos imaginarnos a los dinosaurios alimentando en la boca a sus crías, como hacen hoy las aves; este estudio no puede llegar tan lejos. Pero sí ha establecido las bases para que, en el futuro, si encontramos a un dinosaurio con la cóclea larga, podamos sospechar que era un padre o madre más o menos dedicado.

El estudio tampoco puede decirnos nada sobre las voces de los dinosaurios adultos. Lamentablemente, parece que la información depositada en los oídos tiene que ver con el cuidado de las crías, y no tanto con la comunicación entre adultos. ¿Cantaban pues los dinosaurios, o es algo que sólo hacen las aves? Todavía no podemos decirlo. Pero en el camino, mientras tratábamos de averiguarlo, hemos descubierto un secreto de familia que empezó hace 250 millones de años y continúa hoy, desde los márgenes del Nilo al nido de cualquier gorrión.

QUE NO TE LA CUELEN

El cuidado de las crías no es exclusivo del grupo que incluye a aves y dinosaurios. Ha evolucionado varias veces de forma independiente: por ejemplo en los mamíferos, o en muchas especies de insectos. Este artículo sólo nos habla de cómo ocurrió en el linaje de los dinosaurios.

Aunque el resultado de este artículo es fascinante debemos tomarlo con cautela. Recordemos que aquí estamos deduciendo cosas sobre el comportamiento de animales que ya no existen a partir de lo que observamos en animales modernos. Recordemos también que el estudio sólo incluye seis dinosaurios y un pterosaurio. Estas conclusiones deben ser tomadas como un primer indicio, que habrá de ser confirmado desde puntos de vista independientes y, a poder ser, más directos. Esa carrera, sin duda, ya está en marcha.

REFERENCIAS

Michael Hanson et al. The early origin of a birdlike innerear and the evolution of dinosaurian movement and vocalization. Science, vol.372, nº 6542, pp. 601–609 (2021)

Julia Clarke et al. Fossil evidence of the avian vocal organ from the Mesozoic. Nature, vol. 538, pp. 502–505 (2016)

John Grady et al. Evidence for mesothermy in dinosaurs. Science, vol. 344, nº 6189, pp. 1268–1272 (2014)

John H. Ostrom. Social and Unsocial Behavior in Dinosaurs,capítulo 2 de Evolution of Animal Behavior: Paleontological and Field Approaches (Matthew H. Nitecki y Jennifer A. Kitchell, editores), pp. 41-61.Oxford University Press (1986)

Joseph A. Frederickson et al. Ontogenetic dietary shifts inDeinonychus antirrhopus (Theropoda; Dromaeosauridae): Insights into the ecologyand social behavior of raptorial dinosaurs through stable isotope analysis. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, vol. 552, 109780 (2020)

larazon.es