Los dinosaurios dominaron el mundo en su época. Es fácil
asumir que para conseguirlo debían poseer cualidades sobresalientes, que les
daban ventaja sobre todas las demás formas de vida que pudieron competir contra
ellos. Una de esas cualidades, puesta de manifiesto en un nuevo estudio, fue
una increíble capacidad de sus huesos para recuperarse por sí mismos de
fracturas óseas extremas, que en su equivalente humano nos matarían si no
recibiéramos a tiempo el tratamiento médico necesario.
El equipo de Phil
Manning, Jennifer Anné y Roy Wogelius, de la Universidad de Manchester en
el Reino Unido, se ha valido de las más avanzadas técnicas de obtención de
imágenes para examinar las señales de fracturas en los huesos fosilizados de un
dinosaurio depredador de 150 millones de años.
Este novedoso trabajo, para el que se han utilizado técnicas de captación de imágenes mediante
luz de sincrotrón, arroja nueva información sobre el proceso de curación
que se desarrollaba en huesos como los examinados cuando esas impresionantes
bestias aún vivían.
La investigación, realizada en colaboración con otros
científicos, incluyendo especialistas de la Universidad Temple en la ciudad estadounidense de Filadelfia, el Laboratorio del Acelerador Nacional estadounidense SLAC, en Menlo
Park, California, y Diamond Light Source
(la instalación nacional británica de radiación sincrotrón), ha sido posible
gracias a que en los huesos de dinosaurio a veces se conservan indicios de traumatismos, enfermedades y
señales posteriores de curación. Los huesos pueden absorber un amplio
abanico de elementos y por tanto son un importante "depósito"
corporal de elementos traza o micronutrientes como el cobre, el estroncio y el
zinc, todos esenciales para funciones biosintéticas como la curación ósea.
Estos elementos traza se encuentran en niveles elevados alrededor de los
lugares donde los huesos se están reparando, y pueden a veces indicar en qué
puntos dichos huesos se rompieron y se volvieron a soldar durante la vida de un
animal. Cómo sanan los huesos y cuán rápido lo hacen depende de factores
fisiológicos como el metabolismo y la respuesta inmunitaria, además de, por
supuesto, una adecuada alimentación. Estudios recientes han mostrado que la
composición química se puede preservar en fósiles.
Los autores de la nueva investigación se sorprendieron al
encontrar que los dinosaurios que
analizaron mediante luz de sincrotrón habían sufrido a menudo heridas brutales
que hubieran sido fatales en humanos en caso de no ser tratadas. En
palabras de Manning, parece que los
dinosaurios desarrollaron una espléndida serie de mecanismos de defensa para
ayudar a regular la curación de heridas.
Muchos de los dinosaurios
carnívoros examinados mostraban huellas inequívocas de que en vida sufrieron
cuantiosas lesiones severas, de las que
asombrosamente se recuperaron. En su versión humana, como hemos dicho, la
mayoría de esas lesiones mataría a una persona si no recibiera tratamiento
médico a tiempo.
El estudio también es un magnífico ejemplo de que aún existe
una gran cantidad de nueva información que puede ser recogida a partir de
especímenes procedentes de colecciones en museos.
Fuente: NCYT Amazings (Noticias de la Ciencia y la Tecnología)
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