Mary Anning, nacida un 21 de mayo, pero de 1799. A pocos les sonará su nombre, pero Google ha querido rendirle un tributo con su doodle. Un reconocimiento a
esta británica cuyo trabajo como paleontóloga contribuyó a que se dieran
cambios fundamentales a principios del siglo XIX en la forma de entender cómo
era la vida prehistórica en la Tierra. Un homenaje que llega tras los doodle de
la pasada semana en los que la invención del Cubo de Rubik se planteó como reto para el usuario,
mientras que la curva de la ‘bruja’ María Gaetana Agnesi generó la sorpresa en todos los
rincones del mundo. Además, las enseñanzas de química orgánica de Dorothy
Hodgkin también
coparon la imagen del metabuscador.
En
este doodle de Google, Mary Anning aparece cumpliendo por la labor por y
para la que nació. Perteneciente a una familia de clase baja, adquirió la
pasión por la búsqueda de fósiles de su padre, un ebanista que completaba sus
ingresos con esta búsqueda en los yacimientos costeros en las inmediaciones de
la costa de Lyme Regis, para posteriormente venderlas a turistas.
Mary Anning, junto a Joseph, su hermano, solían ir junto
a su padre en busca de esos fósiles en acantilados. Tras el fallecimiento de la
figura paterna, ambos siguieron con la tradición familiar y se dedicaron a
buscar los restos fósiles para posteriormente ser vendidos. Joseph se desmarcó
en otras labores y Mary prosiguió en este campo, encontrando en Elizabeth
Philpot, una coleccionista de fósiles, un apoyo y una enseñanza para catalogar
especímenes, y en qué fecha y en qué estrato los hallaba.
A
principios del siglo XIX, Mary Anning, hoy homenajeada por el
doodle de Google, vendió un esqueleto de casi cinco metros al científico
William Bullock que lo expuso en Londres generando la expectación de propios y
ajenos. A raíz de aquel descubrimiento, empezó para la protagonista del doodle de
este miércoles una relación con la comunidad científica que comenzaba a centrar
su interés en los fósiles. Mientras, Mary no dejó de cultivar su cultura
mediante la lectura de infinidad de libros científicos, llegando incluso a
copiar artículos a mano. Se había convertido en su pasión.
Mary Anning se convirtió en una de
las personalidades más influyentes en el mundo de la investigación en aquella
época. A pesar de ello, la Sociedad Geológica de Londres no aceptaba mujeres y
tampoco les permitía asistir a reuniones. Por tanto, su labor se limitó a
vender sus hallazgos a paleontólogos que se mostraban sorprendidos ante la
capacidad de una joven carente de estudios y que mostraba una capacidad para el
estudio y la catalogación de los mismos.
El
anatomista francés George Cuvier publicó un libro en el que mencionó a Mary
Anning, hoy homenajeada por Google, bajo la ilustración de un
plesiosaurio que ella misma había encontrado. Además, a petición del geólogo
William Buckland, la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia le
concedió durante sus últimos años de vida una renta vitalicia por sus
contribuciones.
En
1847, la desgracia se decó con ella de forma definitiva y muy temprana. La
británca, a sus 48 años de edad solo por aquel entonces, falleció víctima del
cáncer y con la convicción de que “el mundo tuvo tan poca consideración conmigo
que me ha hecho sospechar de la humanidad”.
Tras
la muerte de Mary Anning, historiadores y
científicos reconocieron a los naturalistas que compraron sus hallazgos como
los descubridores, y Anning quedó en el olvido. Mientras, la Sociedad Geológica
de Londres no admitió mujeres hasta 1904, casi 57 años después de su muerte.
Hoy sus fósiles están expuestos al público en la Galería de Paleontología del Museo
de Historia Natural de París y en su homónimo en Londres.
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