jueves, 5 de febrero de 2015

Describen el primer huevo encontrado de un struthiosaurio

EFEFUTURO.- Paleontólogos del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) han descrito el primer huevo atribuido a un Struthiosaurus, un saurio que vivió hace 83 millones de años en Europa, tras estudiar la forma de su cáscara y su tamaño, sólo compatible con la anchura de las caderas de este dinosaurio.


Imagen de unos huevos de Cairanoolithus. Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP)













El estudio de la microestructura de la cáscara del huevo, denominado ‘Cairanoolithus’, ha sido realizado por los investigadores del ICP Albert G. Sellés y Àngel Galobart, quienes han descubierto que este tipo de huevo no pertenece a un dinosaurio saurópodo, sino a un anquilosaurio, posiblemente a un struthiosaurus, un género de dinosaurio acorazado.
Según ha informado el instituto paleontológico catalán, el hallazgo supone la primera descripción de huevos de tireóforo, grupo que incluye a anquilosaurios y estegosaurios del mundo.

Albert G. Sellés ha explicado que asignar los huevos hallados en las excavaciones a un dinosaurio o un grupo de dinosaurios concreto es una tarea extremadamente complicada para los paleontólogos.
  • La ausencia de huesos en los nidos que puedan corresponder a los progenitores y la bajísima probabilidad de que se conserven restos embrionarios en el interior de los huevos que ayuden a su identificación hace que en escasas ocasiones se pueda relacionar un determinado huevo con el dinosaurio que lo puso.
Esto ha llevado a los paleontólogos a diseñar un sistema de nomenclatura propio para los huevos, en el que se utilizan conceptos como “oogénero” y “ooespecie” para clasificarlos.
El huevo estudiado, el ‘Cairanoolithus’, es un oogénero descubierto y descrito a principios de los años 90.
Su nombre se refiere al primer lugar donde se encontró, un yacimiento cercano a La Cairanne, municipio al sureste de Francia.
Los huevos ‘Cairanoolithus’ tienen entre 72,2 y 71,4 millones de años, son de gran tamaño, ya que miden más de 15 centímetros de diámetro y son redondos, características típicas de los huevos de los saurópodos, los grandes dinosaurios herbívoros, con largos cuellos y colas, grupo al que tradicionalmente se habían asociado.
Sin embargo, la investigación del ICP, que ha publicado la revista ‘Historical Biology’, ha descartado esta asignación.
“Al microscopio observamos una superficie lisa y un sistema de poros propio de los huevos de los ornitisquios, no de los saurópodos”, ha comentado Sellés.
Los ornitisquios son un grupo de dinosaurios que incluye al triceratops o al iguanodón, aunque en Europa los restos más abundantes de ornitisquios pertenecen al grupo de los hadrosaurios.
Ilustración de un Struthiosaurus. Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) 
“Lo más intrigante del hallazgo es que en el periodo en el que aparece Cairanoolithus no había hadrosaurios en Europa”, ha dicho Sellés, que ha explicado que dada la estructura de la cáscara y el análisis filogenético, han concluido que pertenecía a un rhabdodóntido o a un anquilosaurio nodosáurido, dos especies que sí estaban presentes en el registro fósil europeo en ese periodo, pero de los que no se conocen sus huevos.
Para saber a qué grupo pertenece el huevo, los investigadores hicieron un estudio anatómico comparando su tamaño con las medidas de la apertura pélvica de rhabdodóntidos y nodosáuridos y llegaron a la conclusión de que el único género que tenía un canal pélvico suficientemente grande para poner este huevo era el struthiosaurus.
“Si esta hipótesis es cierta, Cairanoolithus sería el primer y único huevo conocido de tireóforo, el grupo de dinosaurios que incluye los anquilosaurios y estegosaurios”, ha dicho Sellés.
Struthiosaurus -nombre en latín que significa “lagarto avestruz”- fue un dinosaurio herbívoro que vivió en Europa hace entre 83 y 69 millones de años y del que se han encontrado restos en Austria, Francia, Rumanía y España.
Medía unos 3 metros de largo, pesaba entre 300 y 400 kilos y presentaba una armadura de placas óseas que protegían buena parte del cuerpo y grandes espinas sobre los hombros, la cola y el cuello.
El género fue descrito en 1871 y, a pesar de su nombre, no está emparentado con las aves actuales. 
EFE

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