sábado, 24 de junio de 2017

Un nuevo fósil cambia el origen de los anfibios modernos

Nuevos fósiles del Triásico son el eslabón perdido que conecta a los ancestros anfibios de las ranas con criaturas similares a gusanos con una columna vertebral y dos filas de dientes afilados.

Chinlestegophis jenkinsi. Jorge González/USC
Denominado 'Chinlestegophis jenkinsi', el fósil recién descubierto es el pariente más antiguo del más misterioso grupo de anfibios: los caecilianos. Hoy en día, estos carnívoros serpentinos sin pelo y sin extremidades viven bajo tierra y varían en tamaño desde seis pulgadas a cinco pies (15 centímetros a 1,52 metros).

"Nuestro descubrimiento requerirá que los paleontólogos reevalúen el momento del origen de los grupos de anfibios modernos y cómo evolucionaron", afirma el autor principal del estudio, Adam Huttenlocker, profesor asistente en el Departamento de Ciencias Anatómicas Integrativas en la Escuela Keck de Medicina de la Universidad del Sur de California (USC).

El estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', amplía la historia conocida sobre ranas, sapos y salamandras por lo menos 15 millones de años y cierra una brecha importante en la evolución caeciliana temprana conectándolos a los estereospóndilos, que fueron el grupo anfibio más diverso durante la era Triásica hace más de 200 millones de años.

Los científicos creían que la historia del orden estereospondílico era un callejón sin salida porque, aunque estaba extendida durante el periodo Triásico, se creía que los animales no estaban relacionados con nada vivo hoy. Los dos fósiles descubiertos recientemente disipan esa teoría y sugieren que el linaje anfibio de hoy evolucionó de un antepasado común hace unos 315 millones de años.

"Los caecilianos son difíciles de encontrar en el registro fósil porque la mayoría son muy pequeños --explica Huttenlocker en un comunicado--. 'Chinlestegophis jenkinsi' conserva todavía una gran parte de la morfología primitiva que se comparte con otros anfibios triásicos, es decir, sus cuatro patas".

Antes de 'C. Jenkinsi', los científicos habían encontrado solamente otros dos fósiles caecilianos de la Era de los Dinosaurios y --a diferencia de los dos recientemente desenterrados-- los que llegaron más tarde y habían reducido sus miembros, se parecían más a sus parientes vivos contemporáneos.

"Es posible que las cosas que el tejido de la rana y la salamandra pueden hacer a la hora de curar sin cicatrices también estén presentes en el ADN humano, pero pueden estar desactivadas --señala el autor principal del estudio, Jason Pardo, candidato doctoral en la Facultad de Medicina Veterinaria en la Universidad de Calgary en Alberta, Canadá--. Como los humanos también son vertebrados, mejoramos nuestra comprensión de nuestra propia historia evolutiva y herencia genética cuando adquirimos entendimiento del linaje anfibio”.

RESOLUCIÓN DE MISTERIOS SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LOS VERTEBRADOS

Actualmente, hay menos de 200 especies de caecilianos, que viven en regiones húmedas, tropicales de Suramérica, África y Asia Sur-Oriental. Pero los dos antiguos anfibios fósiles hallados a finales de los 90 por Bryan Small, coautor del estudio y asociado de investigación en la Universidad Tecnológica de Texas, fueron preservados en fosas fosilizadas del condado de Eagle, Colorado, Estados Unidos.

Los paleontólogos utilizaron rayos X tridimensionales para reensamblar los restos fósiles de dos ejemplares de 'C. Jenkinsi'. Partes de un cráneo, columna vertebral, costillas, hombro y piernas sobrevivieron en los fósiles de la primera muestra, pero sólo se distinguía el cráneo en el segundo espécimen.

"Hace veinte o treinta años, ni siquiera estábamos seguros del origen de las aves --relata Pardo--. Ahora, estamos resolviendo algunos de los últimos misterios que quedan sobre a partir de qué tipo de animales evolucionaron los principales grupos de vertebrados. Caecilianos, tortugas y algunos peces son los únicos grupos de vertebrados importantes sobre los que los paleontólogos todavía tienen preguntas abiertas".

Las madrigueras en las que se conservaban estos fósiles eran de casi dos pulgadas de ancho (más de cinco centímetros), lo que significa que no podían haber sido muy grandes. Sus cráneos en forma de bala tenían poco más de una pulgada (2,54 centímetros) de largo, por lo que el antiguo caeciliano era probablemente del tamaño de una pequeña salamandra, detalla Huttenlocker.

Se desconoce la longitud del animal porque los investigadores no tienen los restos fósiles completos del animal, pero Pardo estima que el caeciliano antiguo tenía entre seis pulgadas (15,24 centímetros) y un pie de largo (30,48 centímetros). Como un pequeño carnívoro, probablemente comía insectos. Sus ojos habrían sido funcionales pero diminutos. Algunos de los caecilianos de hoy no tienen ojos o están escondidos bajo la piel húmeda.

Durante el verano, esta área central de Colorado habría sido abrasadora, que es probablemente por lo que estos animales subterráneos prosperaron. Los dinosaurios grandes como los primeros parientes del 'Tyrannosaurus rex' y 'Triceratops coul' no podrían haber existido en este tipo de condiciones, según Huttenlocker.

"Los antiguos caecilianos vivían en estas madrigueras profundas en el suelo hasta el nivel de la capa freática para poder mantenerse húmedos y evitar la extrema aridez de la estación seca --detalla Huttenlocker--. Voy a regresar a Colorado este verano y espero encontrar más animales con esqueletos más completos. Encontraremos uno. Este es sólo el informe inicial".

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