viernes, 25 de mayo de 2018

Heces fósiles halladas en Cuenca revelan información sobre la vida en el Cretácico

En un trabajo que se publica esta semana en la revista PLOSONE, paleobiólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) (España), en colaboración con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), describen cómo en el yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), además de restos de plantas y animales fósiles, se están estudiando otros reveladores registros del pasado remoto: los coprolitos. 

Fotografía de un coprolito cilíndrico de Las Hoyas que podría ser atribuido
a un animal anfibio o terrestre carnívoro. (Foto: UAM)

Es poco frecuente que los paleontólogos logren documentar procesos vitales de organismos que vivieron hace millones de años. Esta difícil tarea requiere hallar icnofósiles (señales registradas de la actividad de seres vivos en el pasado). Entre estos, los más habituales son las icnitas, o huellas; pero también se pueden encontrar coprolitos, o heces fosilizadas.

En un trabajo que se publica esta semana en la revista PLOSONE, paleobiólogos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en colaboración con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), aportan nueva información sobre los coprolitos del Cretácico Inferior del yacimiento conquense de Las Hoyas, hasta ahora no estudiados.

Según describen los expertos, en la biota del yacimiento de Las Hoyas no sólo se están documentando fósiles corpóreos de plantas y animales. También se está descubriendo una gran diversidad y abundancia de heces fosilizadas, en general de tamaño medio (entre 1 y 5 centímetros).

“Hasta ahora hemos catalogado más de 1.500 ejemplares de coprolitos. Se trata de uno de los registros mejor documentados y completos del mundo referidos a un humedal continental del Cretácico Inferior”, aseguran los investigadores de la UAM.

“Dentro de este conjunto –agregan– hemos logrado caracterizar hasta 12 tipos diferentes de coprolitos, atendiendo a su morfología. Además hemos elaborado una clave dicotómica para precisar sus formas, la geometría de sus extremos y su simetría”.   

Los fósiles fueron estudiados con técnicas no destructivas. Los investigadores analizaron la composición química de la matriz mediante análisis EDX, observando que se compone principalmente de fosfato cálcico. Esto indicaría que los productores de los coprolitos eran carnívoros, en parte debido a la descomposición del apatito que forma parte de los huesos.

“Según sus formas, y en ocasiones también por su contenido, se puede afirmar que los productores de ciertos coprolitos eran depredadores de vertebrados, pues una buena parte de estos icnofósiles contienen pequeños fragmentos óseos”, aseguran los expertos. 

“Es más –añaden– gran parte de los huesos incluidos en los coprolitos son de peces, por lo que se puede asegurar que los productores eran mayoritariamente ictiófagos. Esto quiere decir que los depredadores que produjeron estas masas fecales pudieron haber sido otros peces, cocodrilos, salamandras o incluso tortugas”.

Los investigadores están tratando de comprender por qué los coprolitos son tan abundantes en el yacimiento de Las Hoyas. La preservación en este yacimiento se asocia a la presencia de tapetes microbianos, capaces de proteger los restos y favorecer la fosilización.

Al estimar la abundancia relativa de coprolitos en las capas de sedimento asociadas a los períodos de mayor crecimiento de los tapetes microbianos, el porcentaje de coprolitos en estas es hasta veinte veces mayor que en aquellos periodos con menor desarrollo o incluso sin estos tapetes microbianos.

Una de las conclusiones de los investigadores es que las heces fósiles permiten proponer diferentes tipos de estrategias alimenticias. Así, sugieren que hace 126 millones de años se podría distinguir entre procesos digestivos menos eficaces y/o contenidos ácido-enzimáticos poco agresivos, y estrategias digestivas más eficaces que darían lugar a heces en las que apenas aparecen inclusiones óseas y más degradadas.

“Estas evidencias nos ayudarán a caracterizar con precisión las relaciones tróficas de este ecosistema del Cretácico, para lo cual se requiere contrastar diferentes niveles de información. Esta publicación aporta una primera evidencia para valorar, según la muestra estudiada, que los procesos digestivos menos eficaces eran dominantes en este ecosistema”, concluyen los expertos. (Fuente: UAM)

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