“Soy padre de un niño de cinco. Le educamos en casa. Estoy
feliz de formar parte de un grupo que valora la educación por delante del
adoctrinamiento: ciencia observable, comprobable y respetable frente a
“cientifismo” teórico”. Es uno de los comentarios que puede encontrarse en el
grupo de Facebook Flat Earth Kids (“Bienvenidos a la verdad”), que trata de
persuadir a los niños de que no vivimos en una esfera -como nos hacen creer los
de la NASA- sino en una especie plato en suspensión.
El grupo, originalmente en inglés, ya tiene su versión en
castellano y promete horas de diversión para los internautas de todo el globo
(con perdón). Una de las secciones estrella es un cómic en el que un
terraplanista llamado “Ario” (sic) explica al niño protagonista,
Johnny/Juanito, las “mentiras” que trata de inculcarnos la “versión oficial”.
La historieta comienza con una visita al museo de ciencias
naturales, donde Johnny aprende que los “dinosaurios nunca existieron” y los
supuestos fósiles que se siguen encontrando están en realidad “manufacturados”,
son un fake, vaya. ¿Y cuál es el interés de fabricar miles de falsos fósiles y
esqueletos y repartirlos por todo el planeta? Según Ario, “la idea es hacernos
creer en la evolución y en una tierra globo para negar la existencia del
Creador”. ¿No querías conspiración? Toma dos tazas: los terraplanistas se
llevan también por delante la teoría de la evolución.
La segunda parte de la aventura de Ario y Juanito transcurre
en las instalaciones de la NASA, que viene a ser el cuartel general de los
“terrabolistas”. Este es el lugar escogido para quitarle al crío cualquier
ilusión de ser astronauta: “Nos quieren hacer creer que los transbordadores
abandonan la Tierra y se ponen en órbita, pero en realidad aterrizan en el océano,
allí donde nadie puede verlos… Incluso la Estación Espacial Internacional no
está realmente allí, es un avón llamado “Zero-G”. Emosido engañados, Juanito.
Esperamos ávidos el tercer episodio de esta emocionante
aventura. Si nos están leyendo los terraplanistas sugerimos situarlo en
Australia, un territorio que -según aseguran algunos seguidores de la Tierra
plana- no existe, y sus “presuntos” habitantes son en realidad un puñado de
actores (alrededor de 20 millones) pagados por, cómo no, la NASA para mantener
su mentira en marcha.
Seguiremos informando.
Visto en Facebook.
Me parece maravilloso que exista gente que crea en ESTO. Por favor que nadie haga nada para impedirlo. Imaginad la de comedia que puede surgir dia a dia de gente con semejante nivel de subnormalidad.
ResponderEliminarEs tremendo comprobar una y otra vez que la ignorancia es ilimitada. Cuando excavamos este julio pasado un magnífico ejemplar de dinosaurio en Torrelara, todo el mundo pudo comprobar que no hay trampa ni cartón. Ese tipo de mentiras y locuras pseudocientíficas solo se pueden creer si tienes mucha fe... y poca razón.
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