Investigadores de la Universidad de Zaragoza descubren en
las rocas pistas de una oscilación entre periodos húmedos y secos que se repite
en ciclos de 400.000 años.
Los investigadores de la Universidad de Zaragoza, durante
sus prospecciones
geológicas en Galve. / G. A.
|
Un estudio de la Universidad de Zaragoza sobre la huella
climática del Jurásico –entre 201 y 145 millones de años atrás– determina que
en la geología de Galve se detectan oscilaciones del clima entre épocas húmedas
y secas que se repiten con un periodicidad de 400.000 años, una lapso temporal
que coincide con las variaciones extremas en la órbita de la Tierra alrededor
del sol, pasando de una forma ovalada a una casi circular.
El estudio, que ha sido llevada a cabo por los
investigadores Jorge Val, Marcos Aurell y Beatriz Bádenas, será publicado en
breve por la revista científica ‘Journal of Iberian Geology’ y en ‘Geogaceta’.
Las averiguaciones de estos científicos se han llevado a cabo en una localidad
conocida mundialmente por su riqueza fosilífera y geológica y donde se sembró
la semilla del actual tirón turístico de los dinosaurios en la provincia.
El informe, desarrollado por un equipo del Departamento de
Ciencias de la Tierra, detecta alteraciones en las capas geológicas en las que
la llegada de abundantes aportes fluviales como consecuencia de un clima húmedo
contrasta con otros estratos que evidencian épocas de más sedimentación de
depósitos carbonatados derivados de la aridez del clima.
La datación temporal de las capas geológicas mediante
análisis químicos y de los fósiles microscópicos contenidos en la roca ha
determinado que la oscilación se produce con una periodicidad de 400.000 años,
coincidente con la variación extrema del recorrido de traslación de Tierra.
El trabajo científico señala que la variación de la
distancia a la que la Tierra gira respecto del sol por la modificación del
dibujo que describe la órbita influye en la radiación solar que recibe el
planeta y como consecuencia en su clima. Las variaciones climáticas, a su vez,
han dejado su impronta "sobre la geología turolense".
Un dinosaurio que envejece
La investigación ha permitido también recalcular la
antigüedad de los fósiles del dinosaurio Galvesaurus herreroi, identificado a
partir de los restos localizados en Galve. Frente la datación inicial de 147
millones de años, el trabajo de la Universidad de Zaragoza data los fósiles en
153 millones de años, con lo que la especie ‘envejece’ 5 millones de años.
La nueva cronología del Galvesaurus le aleja en el tiempo de
otra especie de dinosaurio definida a partir de los restos localizados también
en Galve, el Aragosaurus ischiaticus, que vivió hace 140 millones de años.
Otra revelación de la reciente investigación geológica
apunta a un gran actividad tectónica –sísmica– entre las formaciones Villar del
Arzobispo y Aguilar del Alfambra –en la transición del Jurásico al Cretácico,
hace unos 145 millones de años–, detectada a partir de afloramientos en Aguilar
del Alfambra.
Los investigadores señalan que la zona en la que han llevado
a cabo sus prospecciones es muy conocida "por la calidad de sus
afloramientos geológicos" y por albergar el parque paleontológico de
Galve, que acaba de cumplir sus 25 años de existencia. Además, es el lugar en
el que hace 60 años se encontraron los fósiles del primer dinosaurio definido
en España, el Aragosaurus ischiaticus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario