Medía sólo un metro de alto, pero tenía algunas de las
características del gran depredador
Ilustración del 'Suskityrannus hazelae' en su hábitat hace
92 millones de años,
en el Cretácico (Andrey Atuchin)
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Un nuevo dinosaurio de tan sólo un metro de alto aporta
nuevas pistas sobre la evolución de los tiranosáuridos, la familia de
gigantescos depredadores que reinó en el Cretácico y a la que pertenecía el
imponente Tyrannosaurus rex. Lo ha descubierto una investigación liderada por
el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech), en
Blacksburg (EE.UU.), que ha identificado restos fósiles hallados en Nuevo
México (EE.UU.).
Corría el año 1998 cuando el autor principal de la
investigación, Sterling Nesbitt, ahora profesor asociado de Virginia Tech, dio
con uno de los dos esqueletos del dinosaurio que los investigadores presentan
hoy en Nature Ecology & Evolution. Era tan sólo un estudiante de instituto
de 16 años, que participaba en una expedición paleontológica en la formación
Moreno Hill, en la cuenca del río Zuñi. “Me sentí emocionado, pero a la vez un
poco abrumado. Estaba de pie sobre los restos de un dinosaurio que sobresalía
parcialmente del suelo y quería asegurarme de recoger todos los trozos. En ese
momento empezó mi carrera profesional en la paleontología”, declara Nesbitt por
correo electrónico.
Sterling Nesbitt, fotografiado en una expedición en 1998,
cuando descubrió uno
de los esqueletos de 'Suskityrannus' con tan sólo 16 años
(Picasa / Hazel Wolfe)
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Incrustado en la roca sobre la que estaba Nesbitt había un
fragmento de cráneo, varias vértebras y trozos de las patas traseras. Por los
dientes, curvos y serrados, los paleontólogos dedujeron que era un dinosaurio
carnívoro, posiblemente un cazador grácil. Sus descubridores lo apodaron
dinosaurio “coyote”, explica Sterling Nesbitt, porque les recordó a este
mamífero que hoy habita Norteamérica.
Uno de los esqueletos fue descubierto hace dos décadas por un paleontólogo que entonces era un estudiante de instituto de 16 años
Esos restos se sumaron a otro fragmento de cráneo del mismo
tipo descubierto en 1997 por Robert Denton, coautor del trabajo. Ambos
hallazgos databan de hace 92 millones de años, en pleno Cretácico medio, una
época que supone un vacío en la historia de los dinosaurios. En ese periodo,
los niveles de los océanos de la Tierra aumentaron y hubo grandes inundaciones,
lo que dificultó la conservación de fósiles. A causa de ese vacío, se desconoce
cómo los ancestros de los tiranosáuridos, pequeños cazadores, se convirtieron
en las grandes bestias que dominaron lo que hoy son Norteamérica y Asia.
‘Suskityrannus hazelae’
Sus descubridores le dieron el apodo de “coyote” (“suski” en lengua zuñi) por su reducido tamaño y su aspecto de cazador grácil
Los paleontólogos pensaron inicialmente que el nuevo
dinosaurio era un Velociraptor o alguna especie relacionada. Sin embargo, tras
dos décadas investigando y comparándolo con otros fósiles hallados en Asia, han
llegado a la conclusión de en realidad es una de las piezas que faltaban en el
puzle del origen de los tiranosáuridos: se trata de una especie de
tiranosauroideo que se separó del linaje de los tiranosáuridos antes de que
estos se transformaran en gigantes en el Cretácico tardío, hace 80 millones de
años.
Sus descubridores lo han bautizado como Suskityrannus
hazelae, un nombre que ha heredado de su apodo de coyote –“suski” es “coyote”
en la lengua de la tribu Zuñi, nativa de la región donde se ha descubierto– y
de Hazel Wolfe, quien proporcionó apoyo a la expedición que lo encontró.
El Suskityrannus medía tan sólo un metro de alto y tres de
largo; del morro a la punta de la cola era poco más grande que la cabeza de un
Tyrannosaurus rex. Pesaba entre 20 y 40 kilos, lejos de las toneladas de los
grandes tiranosáuridos. Los huesos alargados de sus pies, no obstante, ya
tenían una morfología que a los tiranosáuridos les permitía amortiguar sus
pasos y andar rápido a pesar de su enorme masa corporal. Según los
investigadores, a los pequeños Suskityrannus esta adaptación podía
proporcionarles un mayor sigilo al desplazarse para emboscar a sus presas.
El ‘Suskityrannus’ llena un vacío en la historia de los tiranosáuridos
A diferencia del Tyrannosaurus rex, de cabeza robusta, tenía
un cráneo alargado y estilizado, de unos 30 centímetros, aunque su mordida era
también potente. Por ahora se desconoce si tenía un cerebro tan grande o los
sentidos tan bien desarrollados como sus parientes tiranosáuridos, ya que entre
los restos descubiertos no se conserva la zona del cráneo que permitiría
deducirlo, señala Sterling Nesbitt.
Sterling Nesbitt muestra el fragmento de cráneo de
'Suskityrannus' junto a una
réplica de una mandíbula de 'Tyrannosaurus rex'
(Erin Williams / (Photo by Erin Williams/Virginia)
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Tampoco se sabe qué animales podría haber cazado el
Suskiyrannus, aunque junto a su esqueleto se han encontrado otros pequeños
dinosaurios herbívoros del Cretácico medio. Al igual que ocurre con el
Suskityrannus y los tiranosáuridos, también están emparentados con grandes
dinosaurios del Cretácico tardío, como el Triceratops, que coexistieron con el
Tyrannosaurus rex y que desaparecieron de la Tierra hace 66 millones de años,
cuando el catastrófico impacto de un meteorito en lo que hoy es el Golfo de
México provocó una extinción causó en todo el planeta.
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