El hallazgo fue realizado por investigadores del CONICET en
la Formación Lajas, que forma parte de la Cuenca Neuquina
Hulla del dinosaurio tireóforo hallada en la Fomación Lajas.
Foto: gentileza investigador.
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CONICET/DICYT Los tireóforos (Thyreophora) son un suborden
de dinosaurios herbívoros que habitaron la Tierra desde principios del período
Jurasico (hace aproximadamente 200 millones de años) hasta fines del Cretácico
(hace alrededor de 65 millones de años). Si bien hay registros de su presencia
en ambos hemisferios, los hallazgos, tanto fósiles como icnológicos conocidos
hasta hace poco, permitían especular a los especialistas que este grupo de
animales era de origen boreal y habían arribado al sur poco antes del comienzo
del Cretácico.
“En Sudamérica las huellas más antiguas que se conocían de
tireóforos se habían hallado en Brasil y correspondían a una etapa límite entre
el Jurásico Tardío y el Cretácico Temprano. Más al sur, los registros que había
de la presencia de este clado correspondían al período Cretácico”, explica
Pablo Pazos, investigador independiente del CONICET y director del Instituto de
Estudios Andinos “Don Pablo Groeber” (IDEAN, CONICET-UBA).
Recientemente, Pazos, junto a un grupo de colaboradores,
encontró en la Formación Lajas, una unidad geológica del Jurásico que forma
parte de la Cuenca Neuquina- más específicamente en la localidad de Covunco
(Neuquén) ubicada al norte de la dorsal de Huincul- una huella correspondiente
al pie de un tireóforo del Jurásico Medio. El hallazgo fue publicado en la
revista Journal of South American Earth Sciences.
De acuerdo a Pazos, especialista en sedimentología e
icnología, al margen de la novedad paleobiológica, el hallazgo obliga también a
replantear las interpretaciones existentes sobre la Formación Lajas (reservorio
de gas y petróleo en subsuelo), cuyas localidades ubicadas al sur de la dorsal
de Huincul fueron hasta el momento mucho más estudiadas que aquellas que se
encuentran al norte de la misma.
“Hasta ahora se consideraba que toda la unidad había
conformado un mega sistema deltaico que avanzaba sobre el mar (el
paleo-pacífico), por lo que no era esperable encontrar restos de dinosaurios ni
mucho menos de huellas. Esto nos obliga a revisar la hipótesis geológica de que
toda la zona se encontraba bajo el agua, más tomando en cuenta que la huella
apareció en la sección basal dentro de un perfil de roca de alrededor de 500
metros. En caso de haberse tratado de un gran delta como ocurre al sur
tendríamos que haber encontrado depósitos subacuáticos, marinos”, explica el
investigador.
La evidencia de que sobre la sección basal de la unidad
geológica caminaban animales implicaría que se trataba de un área que no solo
no era marina sino que estaba expuesta al aire, lo que lleva a los
especialistas preguntarse si la Formación Lajas tiene la misma edad al norte y
al sur de la dorsal de Huincul.
“En este sentido, uno de nuestros colaboradores recordó un
trabajo de L. R. Lambert de los años ´40 sobre el hallazgo de trigonias (un
género ya extinto de bivalvos marinos) en la zona que sugieren una edad mas
joven.Lo cual también era un claro indicio de que la localidades al norte de la
unidad eran más nuevas que las que se encontraban al sur”, señala Pazos.
De acuerdo al análisis de los investigadores, la huella es
característica de los estegoaurios (un género de dinosaurios tiréoforos) y se
trata sin duda de la más vieja de la Cuenca Neuquina y la más antigua de un
tireóforo para el hemisferio Sur y para todo el territorio de lo que fue el
supercontinente Gondwana, antes de que se produjera la separación en aguas
profundas de Sudamérica, Antártida y Australia.
Una característica particular de este hallazgo es que a
diferencia de lo que ocurre generalmente se trata de una única huella aislada
de un pie -lo más frecuentes es encontrarlas de a pares o componiendo una
caminata- y que está sobre un plano inclinado y no en uno horizontal como suele
suceder.
“La marca del pie del dinosaurio está preservada en una
estructura sedimentaria que se genera por corrientes fluviales y eso produce la
formación del plano inclinado. Es posible que la superficie sobre la que pisó
el dinosaurio estuviera sumergida, aunque no totalmente, y que la humedad y las
matas microbianas hayan favorecido su preservación. Esto resulta consistente
con la hipótesis que encontramos revisando la literatura de que los
estegosaurios podían atravesar pequeños cuerpos de agua”, indica Pazos.
Aunque aun no se puede determinar con exactitud la edad del
sitio en el que fue realizado el descubrimiento, los investigadores deducen que
debe tener más 163 millones de años y menos de 170 millones de años.
“Lajas termina en una discontinuidad -es decir, en una
discordancia temporal respecto a la unidad que se encuentra sobre ella- que
indica que lo que viene arriba es necesariamente más nuevo. Sabemos que lo que
viene arriba pertenece al Calloviano (entre 166,1 y 168,3 millones de años
atrás), una edad temprana del Jurásico Medio. Por lo tanto, la huella como muy
nueva podría ser de la primera parte del Calloviano, pero no se puede descartar
sea incluso un poco más vieja. De lo que estamos seguros es que se trata hasta
ahora de la más antigua de un tireóforo hallada en lo que fue el
supercontinente Gondwana”, concluye el investigador.
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