jueves, 11 de agosto de 2022

Impactos de meteoritos gigantes, como el que acabó con los dinosaurios, crearon los continentes

En los primeros 1.000 millones de años de historia de la Tierra, nuestro planeta sufrió una 'lluvia' de enormes rocas que activaron los procesos geológicos

Recreación de un impacto de meteorito en la Tierra ARCHIVO
La Tierra es el único planeta conocido (de momento) que posee continentes: piezas terrestres 'vivas' que han ido cambiando a lo largo de la historia, emergiendo y hundiéndose de la superficie. Se conoce que, en varias ocasiones, estos trozos de tierra se han unido, formando supercontinentes. Sin embargo, los científicos aún no entienden del todo cómo se formaron y evolucionaron hasta ser lo que vemos hoy. Ahora, investigadores de la Universidad de Curtin han hallado las pruebas más sólidas hasta la fecha de que una 'lluvia' de meteoritos gigantes en los 1.000 primeros años desde el origen de nuestro planeta impulsó la fractura del supercontinente. Las conclusiones de la investigación acaban de publicarse en la revista 'Nature'.

Según ha averiguado el equipo liderado por Tim Johnson, de la Escuela de Ciencias Planetarias y de la Tierra de Curtin, los impactos de meteoritos tan grandes como el que acabó con la vida de los dinosaurios hace 66 millones de años eran relativamente frecuentes durante los comienzos de nuestro planeta. La teoría de que tras estos choques estaba la razón de la creación de los continentes lleva años planteada; sin embargo, nunca se han encontrado pruebas irrefutables. Hasta ahora.

Para averiguarlo, los investigadores de Curtin estudiaron las rocas del cratón de Pilbara, en Australia Occidental. Un cratón es algo así como un 'fósil' geológico: una masa continental que, en el pasado, se volvió tan rígida que, desde entonces, no ha sufrido fragmentaciones o deformaciones, al no haber sido afectada por los movimientos orogénicos. Es por ello que aquí encontramos las piezas más antiguas de los continentes o fragmentos de los primeros supercontinentes, testigos de primera mano del paso del tiempo. Y, entre ellos, el de Pilbara es el más antiguo: este cratón, junto con el de Kaapvaal (en Sudáfrica), son las únicas áreas que guardan restos del eón Arcaico, que data de hace entre 3.600 y 2.700 millones de años.

«Al examinar diminutos cristales de circón en rocas del cratón de Pilbara, que representa el remanente mejor conservado de la corteza antigua de la Tierra, encontramos pruebas de estos impactos de meteoritos gigantes», explica Johnson. «Estudiar la composición de los isótopos de oxígeno en estos cristales de circón reveló un proceso que va 'de arriba hacia abajo', y que comienza con el derretimiento de las rocas cercanas a la superficie y progresa más profundamente, en consonancia con el efecto geológico de los impactos de meteoritos gigantes«.

Así, el equipo descubrió que el cratón de Pilbara se construyó en tres etapas: los circones de la primera fase (que datan de 3.600-3.400 millones de años, tan solo unos 1.000 millones de años después del origen de la Tierra) revelaron un único impacto gigante, que condujo a la formación del cratón.

La segunda etapa (reflejada en los circones que datan de entre 3.400 a 3.000 millones de años) fue un período de reelaboración y estabilización del núcleo de la corteza, seguida de la tercera etapa (hace menos de 3.000 millones de años), un período de fusión y formación de granito. Este núcleo estabilizado luego, mucho más tarde, evolucionaría para convertirse en los continentes actuales. Según los investigadores, solo los impactos más grandes podrían generar suficiente calor para crear los cratones, que parecen tener el doble de espesor que la litosfera circundante.

Estos hallazgos son consistentes con los modelos propuestos previamente para la formación de cratones en todo el mundo, pero constituyen, dijeron los investigadores, la evidencia más sólida hasta ahora para la teoría.

La importancia de conocer las raíces para la actualidad

Conocer los orígenes geológicos de la Tierra no solo nos ayudará a resolver el rompecabezas histórico de nuestro pasado, sino también a comprender el presente: conocer el mecanismo detrás de la formación y la evolución continua de los continentes es crucial, dado que estas masas de tierra albergan la mayoría de la biomasa del planeta, la vida humana y los depósitos minerales más importantes.

«No menos importante, los continentes albergan metales críticos como el litio, el estaño y el níquel, productos básicos que son esenciales para las tecnologías verdes emergentes necesarias para cumplir con nuestra obligación de mitigar el cambio climático», afirma Johnson. «Estos depósitos minerales son el resultado final de un proceso conocido como la diferenciación de la corteza, que comenzó con la formación de las primeras masas de tierra, como el cratón Pilbara».

El siguiente paso será comparar estos datos con otros cratones antiguos -se conocen 35- para comprobar si, efectivamente, su teoría también se cumple en otros lugares. «Los datos relacionados con otras áreas de la antigua corteza continental de la Tierra parecen mostrar patrones similares a los reconocidos en Australia Occidental. Nos gustaría probar nuestros hallazgos en estas rocas antiguas para ver si, como sospechamos, nuestro modelo es más aplicable».

abc.es

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