sábado, 15 de octubre de 2022

¿Podrían acatarrarse los dinosaurios?

En Jurassic Park vemos a una hembra de Brachiosaurus resfriada, que estornuda sobre una de las protagonistas de la película. ¿Qué sabemos realmente sobre las enfermedades respiratorias de los dinosaurios?

Lex acaba de recibir un estornudo de una ‘Brachiosaurus’ (Jurassic Park /Universal)
Todos recordamos la mítica escena de Jurassic Park en la que el doctor Alan Grant, Tim y Lex, subidos a un árbol, dan de comer a una enorme Brachiosaurus. Durante la divertida interacción, el niño, muy observador, se percata de que el animal respira con dificultad. «Parece que está acatarrada», opina, segundos antes de que la hembra de saurópodo estornude contra Lex, que queda cubierta de mocos de dinosaurio.

La escena es uno de los momentos divertidos de la película, en la que los protagonistas interactúan con un dinosaurio inofensivo. Un momento en el que pueden relajarse y bajar la guardia después de muchas escenas de alta tensión. ¿Pero cómo de fiel es esto respecto a la realidad? ¿Realmente podían resfriarse o acatarrarse los dinosaurios?

¿Qué es un catarro?

El catarro, también llamado resfriado común, es una infección respiratoria normalmente leve y muy habitual que afecta sobre todo a las vías altas. Cursa con abundante secreción mucosa, congestión nasal, carraspera y estornudos. Con menor frecuencia, viene acompañado de dolor de garganta, cefalea, tos, dolores musculares o disminución del apetito.

A diferencia de lo que se cree, el resfriado no está causado por la exposición al frío ni al agua. La causa del resfriado es vírica, y se transmite a través de diminutas gotas y aerosoles que se expulsan, sobre todo, con los estornudos y toses, de forma directa o por fómites. Un fómite es cualquier objeto o superficie inerte contaminado por el patógeno. Cualquier persona sana que toca dicha superficie, y luego se toca la boca, la nariz o los ojos, se infecta con el virus.

Reconstrucción 3D de un rinovirus.
Existen muchos virus causantes de resfriados. Más de la mitad son producidos hasta por 115 variedades de una familia llamada rinovirus. Otros son causados por coronavirus —mucho más leves que el causante de la COVID-19, pero de la misma familia —, adenovirus, enterovirus, influenzavirus —de la gripe—, parainfluenzavirus y virus respiratorio sincitial.

Aves acatarradas

Para saber si los dinosaurios como Brachiosaurus podían o no acatarrarse —o sufrir enfermedades análogas a nuestro resfriado— tiene sentido que miremos las aves. Dado que son dinosaurios, si las aves pueden resfriarse, entonces sabemos que al menos un grupo de dinosaurios pueden sufrir este tipo de enfermedades respiratorias.

Aunque los síntomas no son siempre los mismos, existen bastantes virus que pueden causar infecciones de las vías altas en aves que cursen de forma similar a los resfriados humanos. 

Entre la familia de los reovirus son comunes las infecciones causantes de rinitis; también destacan variedades de gripe aviar, algunas pueden saltar al ser humano en forma de zoonosis. Algunas variedades de viruela aviar pueden causar infecciones respiratorias leves y cuadros de laringitis. 

Pero cuando se habla de “dinosaurios”, normalmente se hace referencia a aquellos enormes animales del mesozoico, que se extinguieron hace 66 millones de años. Los que en ciencia se denominan dinosaurios no avianos, para distinguirlos de las aves. ¿Podían entonces estos dinosaurios no avianos acatarrarse?

La respuesta está en los fósiles

Como es habitual, las preguntas sobre los dinosaurios no avianos extintos suelen encontrar su respuesta en los restos que dejaron. Pero en este caso no fue una respuesta fácil de obtener.

En los huesos podemos encontrar pruebas de fracturas reparadas, heridas profundas que afectaran al hueso, y ciertas enfermedades como inflamaciones óseas o artritis. Sin embargo, realizar un diagnóstico de enfermedades que no afecten directamente a los huesos es muy complicado cuando solo se cuenta con el registro fósil.

En primer lugar, no es posible realizar una prueba veterinaria a un animal muerto hace millones de décadas; en segundo lugar, es poco probable que se preserven los tejidos blandos afectados, y finalmente, cuando suceden lesiones óseas causadas por estas enfermedades, generalmente son inespecíficas y no permiten un diagnóstico suficientemente preciso.

Pero que sea muy complicado no significa que sea imposible.

Sistema respiratorio de un saurópodo, con la probable vía de infección
descrita por Woodruff et al. (2022)
Los saurópodos tenían un sistema respiratorio bastante complejo, con unos sacos aéreos, como las aves modernas, que se extendían por el interior de los huesos, aligerando su peso. Un estudio reciente, liderado por el paleontólogo Cary Woodruff y publicado en la revista Scientific Reports, dependiente de la muy prestigiosa Nature, consiguió probar la existencia de lesiones en las vértebras cervicales, derivadas de afecciones en esos sacos aéreos en un esqueleto de saurópodo diplodócido. Estas lesiones eran compatibles con una infección de tipo respiratorio, concretamente, una aerosarculitis con osteomielitis asociada.

Este tipo de enfermedades en aves son generalmente producidas por bacterias u hongos. En el fósil no se consiguió identificar el agente infeccioso. Y por tanto, no podemos asegurar que se tratase de una enfermedad análoga a nuestro resfriado. Supuestamente, debió de ser bastante más grave que un resfriado.

La pregunta que encabeza este artículo, por lo tanto, aún no tiene respuesta por la ciencia, aunque la probabilidad de que sea afirmativa es bastante alta. De cualquier modo, esta investigación abre la puerta a nuevas formas de comprender y diagnosticar enfermedades que pudieron afectar a los dinosaurios no avianos, y quizá en pocos años, sepamos con certeza si realmente podían o no acatarrarse.

Referencias:

Esteva, E. 2001. Resfriado común. Offarm, 20(11), 57-65.

Tully, T. N. 1995. Avian Respiratory Diseases: Clinical Overview. Journal of Avian Medicine and Surgery, 9(3), 162-174. DOI: 10.2307/30134458

Vorvick, L. J. et al. s. f. Resfriado común (N.o 000678; MedlinePlus).

Woodruff, D. C. et al. 2022. The first occurrence of an avian-style respiratory infection in a non-avian dinosaur. Scientific Reports, 12(1), 1954. DOI: 10.1038/s41598-022-05761-3

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