CON NUESTROS MEJORES DESEOS PARA ESTE AÑO NUEVO 2023 QUE ESTÁ A PUNTO DE ENTRAR...
viernes, 30 de diciembre de 2022
martes, 27 de diciembre de 2022
Cuando fui el niño de los dinosaurios
HÉCTOR PEÑA MANTEROLA
Cada vez que visito una ciudad nueva me dejo caer por todas
las librerías de segunda mano arramplando con libros que, en muchos casos,
tienen más historia que yo. Muchos títulos se repiten: obras de Crichton, de
King, de Koontz… Sin olvidar los clásicos. La edición varía, la narración
pervive. En todas ellas lo busqué con la idea de ahorrarme cinco cochinos
euros, y ni Burgos, ni Bilbao, ni Madrid pudieron satisfacerme. Será que ese
libro y yo estábamos predestinados.
Antes de seguir debo compartir cierta información: se trata
de una antología de relatos donde comparten autoría Arthur C. Clarke —2001: Una
odisea espacial; tiene el privilegio de aparecer en la cubierta—, Bob Bucley y
Steven Utley, entre otros. Los títulos de algunos escritos son tan sugerentes
como Un arma para un dinosaurio, Un dinosaurio en bicicleta o Época de
incubación. Dicho así parece una broma. ¿Qué lector en su sano juicio querría
leer eso cuando existe Parque Jurásico? Sobra responder: un servidor.
Y es que creo que todos —y todas, perdónenme simplificar—
encontramos de vez en cuando pequeñas cápsulas del tiempo que nos transportan a
un pasado. A veces dicho viaje puede llevarnos a época pretéritas, incluso no
vividas como el Mesozoico. Un libro, una película, una canción. Las redes
sociales, los medios televisivos e incluso los discursos políticos y
politizados se esfuerzan en recordarnos que, pese a nuestras diferencias, todos
somos iguales. Vaya: ovejitas afines a un partido u a otro, con tal o cual
corte de pelo, que escuchamos el Daily Mix 1 o el 2. La rueda gira. El tiempo
pasa. ¿Con qué soñarán los androides?
Sin embargo, a pesar de esos espejos donde nos mostramos
como individuos inimitables —llamo a colación de nuevo a las redes sociales—
que siguen patrones similares, en el momento en que una de esas cápsulas del
tiempo se esfuerza por aparecer en nuestra vida lo hace bajo un envoltorio
único que solo el elegido —o la elegida, segunda disculpa— puede reconocer. En
mi caso, fue ese libro. En el tuyo, no lo sé.
Lo que a estas alturas está claro es que por mucho que
intenté olvidarme de él, con la excusa de buscarlo más barato en cualquier otro
lugar, de alguna manera arcana me esperó. Nadie se fijó en él con el suficiente
interés en meses. El librero no lo retiró al almacén. ¿Cuántas manos
acariciaron su gramaje y leyeron el texto de la contracubierta? Da igual: me
correspondía a mí. Me había elegido.
No creo que me acueste sin haber leído el primer relato —Un
arma para un dinosaurio, promete— y, aunque no lo hiciera, el mismo poder
arcano que lo mantuvo a salvo hasta que me decidí a comprarlo ya ha hecho mella
en mí. Los dinosaurios ejercen una extraña atracción en la generación que
creció viendo Jurassic Park en la gran/pequeña pantalla. Hace muchos, muchos
años, yo fui el niño de los dinosaurios. Si me preguntáis que tiene eso de
especial, diré que no lo sé —y mentiría.
De mi más tierna infancia recuerdo varias cosas. La primera,
que mi abuela siempre me daba para merendar pan con chocolate. La segunda, que
era un fanático de los dinosaurios. Conocía todas las especies descubiertas y
corregía a las guías de Dinópolis. Era, con mayúsculas, un CRYR —Criajo
Resabido Y Repelente—. Ya fuera por gracia del trío de reyes de oriente o del
señor de traje rojo y barba blanca —que guardaba un siniestro parecido con los
reyezuelos— disfruté de un safari de juguete donde los valientes héroes se
veían asolados por reptiles jurásicos. Veía Caminando entre dinosaurios en modo
repetición. ¡El Valle Encantado! Trending Topic —como se dice ahora— en los
prehistóricos recreos de parvulario donde, demostrando lo ya dicho, me
esforzaba por recordar a mis compañeros que ninguna especie era La Piesito.
En fin. Buenos tiempos y buena vida. Me pregunto si de no
haber sido por este libro hubieran aflorado los recuerdos de la segunda
categoría. Un ser humano es, en esencia, todas las personas que ha sido y ahora
habitan en su interior. El niño, el joven, el hombre. Del futuro Dios sabrá, si
es que aún no nos ha dado la espalda.
Por eso mientras regresaba a casa y observaba mi tesoro con gesto cómplice no podía dejar de levantar la mirada hacia esas gentes de andares nerviosos y espontaneidad navideña cuyas vidas —la actual y las atesoradas— se escapaban por las callejuelas de Santander. Debajo de los pesados abrigos, de los filtros de Instagram, de las penas, de las dichas, de una u otra afiliación a caciques con altavoces… Debajo de todas esas máscaras aún viven los niños y niñas que fueron tiempo ha, para quienes los dinosaurios, los superhéroes, las princesas y los dragones siguen siendo la vía de escape a una realidad inmarcesible.
¿Cómo fomentar el interés por la prehistoria y la paleontología en los niños?
Francesc Gascó - El Pakozoico
¿Por qué los niños y niñas suelen sentir una gran
fascinación por el mundo de los fósiles, los animales extintos y la
prehistoria? Hoy hablaremos sobre el concepto de "intereses intensos"
en psicología, que se refiere a la pasión que los niños y niñas pueden sentir
por un tema específico. También se explorará la relevancia de estos intereses
para el desarrollo cognitivo de los niños, ya que pueden mejorar la
perseverancia, la atención y el pensamiento complejo. Se recomendará a los
padres, madres y tutores que apoyen y alimenten estas pasiones de los niños, ya
que pueden ser muy beneficiosos para su desarrollo. Además, se explorará la
importancia de fomentar el aprendizaje a través del juego y el juguete, ya que
pueden ser una forma efectiva de fomentar el interés por el mundo de la
prehistoria y la paleontología.
sábado, 24 de diciembre de 2022
Los primeros bosques no alteraron significativamente el CO2 atmosférico
Los científicos han descubierto que la atmósfera contenía mucho menos CO2 de lo que se pensaba cuando surgieron los bosques en nuestro planeta.
El
nuevo estudio tiene importantes implicaciones para comprender cómo las plantas terrestres afectan al clima. - UNIVERSIDAD DE NOTTINGHAM |
Los continentes de la Tierra fueron colonizados por árboles
altos y bosques hace unos 385 millones de años. Antes, plantas poco profundas,
como arbustos, con tejido vascular, tallos, raíces poco profundas y sin flores
habían invadido la tierra. Los libros de texto nos dicen que en aquella época
la atmósfera tenía niveles de CO2 muy superiores a los actuales y que un
intenso efecto invernadero provocó un clima mucho más cálido. Anteriormente se
pensaba que la aparición de los bosques favorecía la eliminación de CO2 de la
atmósfera, llevando a la Tierra a un largo período frío con una capa de hielo
en los polos.
Reconstruir los niveles de CO2 atmosférico en el pasado
geológico es difícil y antes se recurría a aproximaciones que también dependían
de parámetros que había que suponer. Los climatólogos están de acuerdo en que
el CO2 desempeña un papel crucial en la configuración del clima de la Tierra, tanto
en la actualidad como en el pasado. Por tanto, un gran reto para los
científicos de la Tierra es comprender qué ha controlado la abundancia de CO2
en la atmósfera.
"Calibramos un modelo mecánico de intercambio de gases
entre las hojas de las plantas y el aire ambiente para el linaje más antiguo de
plantas terrestres vasculares, los musgos. Con este enfoque, pudimos calcular
el nivel de CO2 en el aire únicamente a partir de observaciones realizadas en
el material vegetal", explica en un comunicado el profesor asociado Tais
W. Dahl, del instituto Globe de la Universidad de Copenhague, que dirigió el
estudio en colaboración con un equipo internacional de investigadores de
Alemania, Arabia Saudí, Reino Unido y Estados Unidos.
El nuevo método se basa en tres observaciones que pueden
hacerse tanto en plantas vivas como en tejidos vegetales fósiles: la proporción
de dos isótopos estables del carbono y el tamaño y densidad de los estomas
(aberturas de los poros) a través de los cuales la planta absorbe el CO2. Los
investigadores calibraron el método en musgos vivos y descubrieron que este
método puede reproducir con precisión los niveles de CO2 ambientales en el
invernadero.
"El método recién calibrado para estudiar los niveles
de CO2 a partir del registro geológico es superior a los enfoques anteriores,
que producen estimaciones con barras de error no delimitadas simplemente porque
dependen de parámetros que no se pueden constreñir de forma independiente en el
registro geológico", afirma Barry Lomax, catedrático de la Universidad de
Nottingham (Reino Unido) y coautor del estudio.
El equipo de investigadores aplicó el método a algunos de
los fósiles más antiguos de plantas vasculares que vivieron antes y después de
que los árboles evolucionaran en nuestro planeta y descubrió que la proporción
de los dos isótopos estables del carbono, carbono-13 y carbono-12, es muy
similar a la de las plantas modernas. Además, la densidad y el tamaño de los
estomas también eran muy similares a los observados en sus descendientes vivos.
Estas observaciones dieron pie a una investigación más exhaustiva de los
primeros registros de CO2.
Dahl y sus colegas recopilaron datos de 66 fósiles de tres
especies distintas de musgos club hallados en 9 localidades distintas de todo
el mundo con una antigüedad de entre 410 y 380 millones de años. En todos los
casos, los niveles de CO2 atmosférico eran sólo un 30-70% superiores (en torno
a 525 - 715 ppm) a los actuales (en torno a 415 ppm). Esto es mucho menos de lo
que se pensaba (2000-8000 ppm). Ppm significa partes por millón y es la unidad
utilizada para medir las concentraciones de dióxido de carbono en el aire.
El equipo utilizó un modelo paleoclimático para demostrar
que la Tierra era un planeta templado con temperaturas medias del aire de la
superficie tropical de 24,1-24,6 °C.
"Usamos un modelo totalmente acoplado atmósfera-océano
para descubrir que la Tierra tenía los polos cubiertos de hielo cuando
surgieron los bosques. Sin embargo, las plantas terrestres podían prosperar en
las zonas tropicales, subtropicales y templadas", explica Georg Feulner,
del Instituto del Clima de Potsdam (Alemania), coautor del estudio.
El nuevo estudio sugiere que, en realidad, los árboles
desempeñan un papel insignificante en los niveles de CO2 atmosférico a escalas
temporales más largas porque los primeros árboles tenían sistemas radiculares
más profundos y producían suelos más desarrollados que se asocian a una menor
pérdida de nutrientes. Con un reciclaje de nutrientes más eficiente en los
suelos, los árboles tienen en realidad una menor demanda de meteorización que
la vegetación arbustiva poco profunda que les precedió. Esta idea va en contra
de la creencia anterior de que los árboles con sistemas radiculares más profundos
favorecían la eliminación de CO2 mediante la meteorización química y la
disolución de las rocas de silicato.
El equipo utilizó modelos del sistema terrestre para
demostrar que plantas vasculares primitivas parecidas a arbustos podrían haber
provocado un descenso masivo del CO2 atmosférico en épocas anteriores de la
historia, cuando se extendieron por primera vez en los continentes. El modelo
muestra que el ecosistema vascular habría provocado simultáneamente un aumento
de los niveles atmosféricos de O2.
Primer registro fósil de un dinosaurio comiéndose a un mamífero
Análisis posteriores sugieren que la presa era un mamífero del tamaño de un ratón, que probablemente vivía en el suelo y no era buen trepador
Se trata de un fósil de hace unos 120 millones de años que
muestra a un pequeño dinosaurio emplumado -conocido como Microraptor- con el
pie de un animal dentro de su caja torácica.
El doctor David Hone, de la Universidad Queen Mary de
Londres, primer autor del estudio asegura que "es muy raro encontrar
ejemplos de alimentos dentro de los dinosaurios, por lo que cada ejemplo es
realmente importante, ya que da evidencia directa de lo que estaban comiendo".
"Este estudio retrata un momento fascinante en el
tiempo - el primer registro de un dinosaurio comiendo un mamífero - aunque no
sea tan aterrador como lo que se ve en Parque Jurásico", añadió Hone.
Aunque el espécimen se describió por primera vez en 2000,
los investigadores señalaron que el equipo anterior no había logrado ver restos
de otro animal en el interior del dinosaurio. Análisis posteriores sugieren que
la presa era un mamífero del tamaño de un ratón, que probablemente vivía en el
suelo y no era buen trepador.
Investigaciones anteriores han mostrado otros especímenes de
Microraptor con comida conservada en el estómago, como un ave, un lagarto y un
pez. Sin embargo, el equipo añadió que no se sabe con certeza si estos
dinosaurios se alimentaron directamente de estos animales o si los encontraron
ya muertos y los carroñearon.
El Dr. Alex Dececchi, del Mount Marty College de Dakota del
Sur (EEUU.), y uno de los autores del estudio, declaró: "Lo bueno es que
-como tu gato doméstico, que era más o menos del mismo tamaño- Microraptor
habría sido un animal con el que habría sido fácil convivir, pero sería un
animal que lo cazaría todo, desde los pájaros de tu comedero hasta los ratones
de tu seto o los peces de tu estanque."
viernes, 23 de diciembre de 2022
HORARIO MUSEO DE DINOSAURIOS FIESTAS NAVIDEÑAS 2022-2023
Estas Navidades el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) permanecerá cerrado los días 24, 25, 26 y 31 de diciembre de 2022 y 1, 2 y 6 de enero de 2023.
El resto de días abierto en el horario habitual.
¡FELICES FIESTAS A TOD@S! 🎄⛄🌲
martes, 20 de diciembre de 2022
Algunos dinosaurios evolucionaron para hacerse vegetarianos
Los primeros dinosaurios incluían especies carnívoras, omnívoras y herbívoras, según un equipo de paleobiólogos de la Universidad de Bristol (Reino Unido), publicado en la revista 'Science Advances'.
Los primeros dinosaurios y sus dietas. El Lesothosaurus es omnívoro, el Buriolestes carnívoro y el Thecodontosaurus herbívoro. - GABRIEL UGUETO |
Los primeros dinosaurios eran mucho más pequeños que sus
parientes posteriores y durante la mayor parte del Triásico estuvieron a la
sombra de reptiles parecidos a cocodrilos. Se desconoce hasta qué punto eran diversos
en cuanto a dieta y ecología, pero los científicos saben que algo debió ocurrir
en el Triásico que permitió a los dinosaurios soportar la extinción masiva del
Triásico-Jurásico y adaptarse tras ella, convirtiéndose en el grupo dominante
durante el resto del Mesozoico.
El autor principal, el doctor Antonio Ballell, de la
Universidad de Bristol, explica que "poco después de su origen los
dinosaurios empiezan a mostrar una interesante diversidad de formas craneales y
dentales. Durante décadas, esto ha hecho sospechar a los paleontólogos que las
distintas especies ya experimentaban con diferentes tipos de dietas. Los han
comparado con especies modernas de lagartos y han intentado deducir lo que
comían basándose en las similitudes de sus dientes", recuerda en un
comunicado.
"Investigamos esto aplicando un conjunto de métodos
computacionales para cuantificar la forma y función de los dientes de los
primeros dinosaurios y compararlos con reptiles vivos que tienen dietas
diferentes --continúa en un comunicado--. Esto incluía modelar matemáticamente
las formas de sus dientes y simular sus respuestas mecánicas a las fuerzas de
mordida con software de ingeniería".
Por su parte, el profesor Mike Benton, coautor del estudio,
destaca que, "con esta batería de métodos, se ha podido cuantificar
numéricamente la similitud de los primeros dinosaurios con los animales
modernos, lo que aporta pruebas sólidas a nuestras inferencias sobre las
dietas. Los dinosaurios terópodos tenían dientes puntiagudos, curvados y en
forma de cuchilla con diminutas estrías, que se comportaban como los de los
lagartos monitor modernos --prosigue--. En cambio, los dientes de los
ornitisquios y sauropodomorfos se parecen más a los de los omnívoros y
herbívoros modernos, como las iguanas".
El estudio también es innovador al utilizar modelos de
aprendizaje automático para clasificar a los primeros dinosaurios en diferentes
categorías de dieta basándose en la forma y la mecánica de sus dientes. Por
ejemplo, el Thecodontosaurus, el dinosaurio Bristol, tenía dientes bien
adaptados para una dieta de plantas.
La profesora Emily Rayfield, coautora principal, afirma que
estos análisis "revelan que los ornitisquios -el grupo que incluye a
muchas especies que se alimentan de plantas, como los dinosaurios con cuernos,
los anquilosaurios acorazados y los dinosaurios pico de pato- empezaron siendo
omnívoros. Otro hallazgo interesante es que los primeros sauropodomorfos,
antepasados de los saurópodos vegetarianos de cuello largo como Diplodocus,
eran carnívoros. Esto demuestra que la herbivoría no era ancestral para ninguno
de estos dos linajes, contrarrestando las hipótesis tradicionales, y que las
dietas de los primeros dinosaurios eran muy diversas", resalta.
Ballell concluye que "parece que una de las cosas que
hizo especiales a los primeros dinosaurios es que evolucionaron con dietas
diferentes a lo largo del Triásico, y creemos que esto pudo ser clave para su
éxito evolutivo y ecológico".
Los dinosaurios dominaron la tierra durante la era Mesozoica hasta su extinción hace 66 millones de años. Incluían grupos de gigantes vegetarianos como los saurópodos de cuello largo y especies carnívoras como el Tyrannosaurus rex y sus parientes. Sin embargo, sus orígenes fueron mucho más humildes y se remontan al periodo Triásico, con la aparición de los primeros dinosaurios definitivos hace aproximadamente 235 millones de años.
sábado, 17 de diciembre de 2022
El cambio climático fue clave en el ascenso de los dinosaurios
Escena del Jurásico. / WIKIPEDIA. |
Según una nueva investigación publicada en Current Biology,
los cambios en el clima global asociados a la extinción masiva del
Triásico-Jurásico, que acabó con muchos vertebrados terrestres de gran tamaño,
como los aetosaurios gigantes parecidos a armadillos, beneficiaron en realidad
a los primeros dinosaurios.
En concreto, los dinosaurios saurópodos, que se convirtieron
en las especies herbívoras gigantes del Jurásico tardío, como el Diplodocus y
el Brachiosaurus, pudieron prosperar y expandirse por nuevos territorios cuando
el planeta se calentó tras la extinción, hace 201 millones de años.
La investigación ha sido realizada por un equipo
internacional de paleontólogos dirigido por las Universidades de Birmingham y
Bristol, en el Reino Unido; la Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Nürnberg
(FAU), en Alemania, y la Universidad de São Paulo, en Brasil.
El equipo comparó modelos informáticos de las condiciones
climáticas globales prehistóricas, como la temperatura y las precipitaciones,
con datos sobre las distintas ubicaciones de los dinosaurios extraídos de
fuentes como la Base de Datos de Paleobiología. Demostraron que los saurópodos
y animales similares, con sus largas colas y cuellos y sus pequeñas cabezas,
fueron el éxito arrollador de un turbulento periodo de la evolución.
La doctora Emma Dunne, ahora profesora de paleontología en
la FAU, que llevó a cabo la investigación en la Universidad de Birmingham,
"los datos indican que, en lugar de que los dinosaurios fueran superados
por otros grandes vertebrados, fueron las variaciones en las condiciones
climáticas las que restringieron su diversidad. Pero una vez que estas
condiciones cambiaron en el límite entre el Triásico y el Jurásico, pudieron
prosperar", añade.
"Los resultados fueron un tanto sorprendentes, porque
resulta que los saurópodos eran realmente quisquillosos desde el principio
--reconoce en un comunicado--: más adelante en su evolución siguen
permaneciendo en zonas más cálidas y evitan las regiones polares".
El coautor del trabajo, el profesor Richard Butler, de la
Universidad de Birmingham, concluye que "el cambio climático parece haber
sido realmente importante para impulsar la evolución de los primeros
dinosaurios. Lo que queremos hacer ahora es utilizar las mismas técnicas para
comprender el papel del clima en los siguientes 120 millones de años de la
historia de los dinosaurios", afirma.
viernes, 16 de diciembre de 2022
El mayor depredador sobre la Tierra no fue un asesino acuático
Un análisis de fósiles del mayor dinosaurio depredador conocido que vagó por la Tierra, Spinosaurus aegyptiacus, sugiere que fue un azote en zonas costeras pero no un asesino de aguas profundas.
El Spinosaurus probablemente se mantenía sobre sus patas traseras, con huesos densos adecuados para caminar erguido. - JAMES GURNEY |
En aquel momento, Spinosaurus fue descrito como un
depredador "semiacuático" que merodeaba por la orilla de los ríos del
Cretácico, vadeando las orillas fangosas para emboscar a los peces con sus
enormes mandíbulas de cocodrilo y sus dientes entrelazados.
Descubrimientos más recientes han alejado al Spinosaurus de
la costa, y algunos investigadores sugieren que estaba bien adaptado para
perseguir a sus presas fuera de las aguas poco profundas y cazar bajo el agua.
Estos argumentos se basan en nuevos fósiles que sugieren que el Spinosaurus
tenía una cola carnosa parecida a un remo para nadar y huesos densos que le
ayudaban a sumergirse bajo el agua.
Sin embargo, un nuevo trabajo de paleontólogos de la
Universidad de Chicago y colegas de otros lugares rechaza esta "hipótesis
acuática" por inverosímil. Utilizando reconstrucciones virtuales
actualizadas de su esqueleto y masa corporal basadas en sus fósiles, analizaron
su capacidad para propulsar su prodigiosa masa bajo el agua y descubrieron que,
si bien el Spinosaurus era realmente el azote de la costa con muchas
adaptaciones para la vida al borde del agua, fracasaría como depredador totalmente
acuático, ágil y subacuático.
"¿Creo que este animal se metía en el agua con
regularidad? Absolutamente, pero no creo que fuera un buen nadador, ni capaz de
un comportamiento de inmersión completa", dijo en un comunicado Paul
Sereno, profesor de biología del organismo y anatomía en UChicago y autor
principal del nuevo estudio que co-dirigió el descubrimiento inicial de
Spinosaurus en 2014. "Esto simplemente no es un animal que en sus sueños
más salvajes sería dinámico por encima del agua como un nadador, y mucho menos
bajo el agua".
El estudio se publica en la revista eLife.
DINOCESTA DE NAVIDAD 2022-2023 DEL MUSEO DE DINOSAURIOS
DINOCESTA
Durante este mes de diciembre y hasta el 5 de enero si
visitas el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) puedes
llevarte una estupenda cesta con artículos de nuestra tienda.
¡Te esperamos!
El Museo de Dinosaurios de Salas se viste de gala por Navidad
El centro recupera la instalación de realidad virtual e inaugura nuevos elementos
El Museo de Salas ofrece una visita interactiva. / Museo de Dinosaurios. |
Quizá, la más significativa sea la puesta en servicio de la
instalación de realidad virtual. Se trata de una instalación, promovida en su
día por la Fundación Dinosaurios Castilla y León y la Fundación caja de Burgos
que ha estado sin servicio desde 2019 a consecuencia de la aplicación de la
normativa anticovid.
Según destacan desde el Museo, los usuarios de la
instalación pueden vivir una experiencia sensorial completa e inmersiva,
moviéndose virtualmente en un escenario de 360 grados y que sitúa al usuario
entre un grupo de demandasaurus, un dinosaurio que vivió en la actual Sierra de
la Demanda hace 125 millones de años, cómo eran sus movimientos y el ambiente
en el que vivía.
Asimismo, los visitantes al Museo podrán disfrutar del nuevo
mural de gran tamaño realizado por John Sibbick, uno de los paleoilustradores
científicos de mayor prestigio y popularidad internacionales. La enorme
ilustración, colocada recientemente en la Sala de Paleontología, reconstruye el
paso de un grupo de demandasaurios por una zona de llanura de inundación de un
río, con vegetación variada.
Otro atractivo para el visitante navideño es la exposición
de las ilustraciones participantes en el XIV Concurso Internacional de
Ilustraciones Científicas de Dinosaurios (organizado por Fundación Dinosaurios
en Castilla y León), único en España, y en el que han participado a lo largo de
varios años paleoilustradores de países europeos, americanos y asiáticos.
El Museo dispone de más recursos digitales divulgativos y de
ocio, que permiten conocer a los dinosaurios serranos de una manera atractiva.
Uno de ellos es un juego interactivo instalado en un ordenador del Museo, cuyos
contenidos se desarrollan sobre la Ruta Tierra de Dinosaurios, que comprende
los yacimientos de icnitas más importantes de la comarca serrana.
Otro es una ruta turística autoguiada 'Aventura en el Museo de Dinosaurios', que se plantea como una yincana que se puede hacer recorriendo
el Museo, y en la que se va avanzando respondiendo a cuestiones sencillas que
pueden resolverse con la información del Museo y en las piezas que expone. De
ese modo, como si fuera un juego, la visita se hace más completa, amena y
divertida, y se convierte en un gran atractivo para el turismo familiar y
juvenil.
Por otra parte, el Museo dispone de sendos canales propios
en Youtube y Spotify, donde ofrece contenido relacionado con la investigación científica y los descubrimientos en la Sierra de la Demanda.
jueves, 15 de diciembre de 2022
Invertebrados gigantes dominaban los mares hace 470 millones de años
Nuevos fósiles de Marruecos sugieren que los artrópodos gigantes, parientes de criaturas modernas incluidos los camarones, los insectos y las arañas, dominaron los mares hace 470 millones de años.
Fósiles de los Esquistos de Fezouata. De izquierda a derecha, un artrópodo no mineralizado (Marrellomorpha), un gusano paleoscolecido y un trilobites. - EMMANUEL MARTIN |
Se necesita más investigación para analizar estos
fragmentos, pero según los especímenes descritos anteriormente, los artrópodos
gigantes podrían medir hasta 2 metros de largo. Los artrópodos son
invertebrados dotados de un esqueleto externo y apéndices articulados.
Un equipo de investigación internacional dice que el sitio y
su registro fósil son muy diferentes de otros sitios del área de los Esquistos
de Fezouata descritos y estudiados previamente a 80 km de distancia. Estiman
que Taichoute (considerado parte de la "Biota de Fezouata" más
amplia) abre nuevas vías para la investigación paleontológica y ecológica.
"Todo es nuevo sobre esta localización, su
sedimentología, paleontología e incluso la preservación de fósiles, lo que
destaca aún más la importancia de Fezouata Biota para completar nuestra
comprensión de la vida pasada en la Tierra", dijo en un comunicado el
autor principal, el doctor Farid Saleh, de la Universidad de Lausana y la
Universidad de Yunnan.
El doctor Xiaoya Ma, de la Universidad de Exeter y la
Universidad de Yunnan, agregó: "Si bien los artrópodos gigantes que
descubrimos aún no se han identificado por completo, algunos pueden pertenecer
a especies descritas anteriormente de la Biota de Fezouata, y algunos serán sin
duda especies nuevas.
"Sin embargo, su gran tamaño y su estilo de vida de
natación libre sugieren que desempeñaron un papel único en estos
ecosistemas".
La formación de Esquistos de Fezouata fue seleccionada
recientemente como uno de los 100 sitios geológicos más importantes del mundo
debido a su importancia para comprender la evolución durante el período
Ordovícico Inferior, hace unos 470 millones de años.
Los fósiles descubiertos en estas rocas incluyen elementos
mineralizados (por ejemplo, conchas), pero algunos también muestran una
preservación excepcional de partes blandas como órganos internos, lo que
permite a los científicos investigar la anatomía de la vida animal primitiva en
la Tierra.
Los animales de esta formación, en la región de Zagora en
Marruecos, vivían en un mar poco profundo que experimentó repetidas actividades
de tormentas y olas, que enterraron a las comunidades animales y las
conservaron en su lugar como fósiles excepcionales.
Sin embargo, los animales nectónicos (o que nadan
libremente) siguen siendo un componente relativamente menor en general en la
Biota de Fezouata. El nuevo estudio informa del descubrimiento de los fósiles
de Taichoute, conservados en sedimentos que son unos millones de años más
jóvenes que los del área de Zagora y están dominados por fragmentos de
artrópodos gigantes.
Los cadáveres fueron transportados a un ambiente marino
relativamente profundo por deslizamientos de tierra submarinos, lo que
contrasta con los descubrimientos previos de preservación de cadáveres en
entornos menos profundos, que fueron enterrados en el lugar por depósitos de
tormentas", dijo el Dr. Romain Vaucher, de la Universidad de Lausana.
La profesora Allison Daley, también de la Universidad de Lausana, agregó: "Se encuentran animales como los braquiópodos adheridos a algunos fragmentos de artrópodos, lo que indica que estos grandes caparazones actuaron como reservas de nutrientes para la comunidad que habitaba el fondo marino una vez que estaban muertos y tirados en el fondo marino".
Primera cucaracha fósil recuperada con espermatozoides
Supella dominicana - GEORGE POINAR JR./OSU |
La especie ha sido denominada Supella dominicana por su
descubridor, el profesor emérito de la Universidad Estatal de Oregón George
Poinar Jr.
"Está bien conservada, con una barra transversal
amarilla en las alas y una franja central vertical amarilla que parece dividir
el cuerpo en dos partes", explica Poinar en un comunicado. "Tiene
largas espinas, utilizadas para la defensa, en las patas, especialmente en las
traseras. También es interesante el haz espermático que contiene
espermatozoides con acrosomas oscuros, estructuras que cubren la cabeza del
espermatozoide, ya que los espermatozoides fósiles son raros."
El espécimen, de unos 30 millones de años de antigüedad, es
también la única cucaracha de su variedad, ectobiida, que se ha descubierto en
ámbar de la República Dominicana, aunque no tiene descendientes vivos en este
país ni en ninguna parte de las Antillas.
Como en el caso de otra cucaracha Supella descrita
anteriormente en ámbar mexicano, los parientes vivos más cercanos de S.
dominicana se encuentran en África y Asia.
"Entonces, ¿qué hizo que estas cucarachas se
extinguieran cuando hoy es tan difícil deshacerse de ellas?", se pregunta
Poinar, experto internacional en el uso de formas de vida vegetal y animal
conservadas en ámbar para conocer la biología y la ecología del pasado remoto.
Hay más de 4.000 especies de cucarachas arrastrándose por
múltiples hábitats de toda la Tierra, pero sólo unos 30 tipos de cucarachas
comparten hábitat con los humanos, y sólo un puñado de ellas se consideran
plagas. Pero están muy bien consideradas como tales, señala Poinar.
Antiguas, primitivas y extraordinariamente resistentes, las
cucarachas pueden sobrevivir a temperaturas muy por debajo del punto de
congelación y soportar presiones de hasta 900 veces su peso corporal.
Las cucarachas son tan resistentes que pueden vivir una
semana tras ser decapitadas, añadió, y pueden desplazarse a la velocidad del
rayo: su relación entre velocidad y longitud corporal es equivalente a la de un
ser humano corriendo a unos 320 km/h.
Como a las cucarachas no les molesta caminar por aguas
residuales o materia en descomposición, pueden contaminar cualquier superficie
que toquen en su casa mientras buscan comida en forma de grasa, migas,
artículos de despensa, incluso encuadernaciones de libros y cartón.
"Se consideran insectos de importancia médica, ya que
son portadores de patógenos humanos, incluidas las bacterias que causan la
salmonela, los estafilococos y los estreptococos", explica Poinar.
"También albergan virus. Y además de propagar patógenos y provocar
reacciones alérgicas, su mera presencia es muy inquietante."
Prodigiosamente reproductivas, capaces de apretujarse en
diminutos escondrijos y dotadas de enzimas que las protegen de sustancias
tóxicas, las cucarachas no son fáciles de desalojar una vez que aparecen en
algún lugar, dijo. También hay cada vez más pruebas de que están desarrollando
resistencia a muchos insecticidas.
"La dificultad para eliminarlas de las casas una vez
que han fijado su residencia puede causar mucho estrés", dijo Poinar.
"Muchos dirían que el mejor lugar para una cucaracha es enterrada en
ámbar".
La identificación de la nueva especie por Poinar se publicó en la revista Biologia.
sábado, 10 de diciembre de 2022
Los dinosaurios que peleaban a garrotazos
Los anquilosaurios tenían poderosas colas repletas de púas que empleaban para competir por el territorio o durante la época de celo
El dinosaurio acorazado que lleva el nombre de Zuul, el monstruo de los Cazafantasmas
Durante mucho tiempo, se pensó que la cola servía a estos
dinosaurios para protegerse de los ataques de los tiranosaurios y otros
depredadores. Sin embargo, a partir del fósil de un ejemplar en el que se
aprecian unas curiosas lesiones, un equipo de investigadores ha llegado a la
conclusión de que los garrotazos se los repartían entre ellos. Según explican
en un estudio publicado en 'Biology Letters', Zuul utilizaba la cola para
luchar por el dominio social, el territorio o para competir durante la época de
celo, como hacen los ciervos modernos con sus astas.
El fósil de Zuul, un dinosaurio herbívoro que vivió hace 76
millones de años, forma parte de la colección del Museo Real de Ontario
(Canadá). Inicialmente, el cráneo y la cola habían sido liberados de la roca
que los rodeaba en el norte de Montana (EE.UU.), pero el cuerpo aún estaba
encerrado en 16.000 kilos de arenisca. Después de años de trabajo, se reveló
que el cuerpo había conservado la mayor parte de la piel y la armadura ósea en
toda la espalda y los flancos, lo que brinda una imagen notable del aspecto del
dinosaurio en vida. El cuerpo estaba cubierto de placas óseas de diferentes
formas y tamaños. Las que estaban a los lados eran particularmente grandes y
puntiagudas.
Los científicos notaron que a varias púas cerca de las
caderas en ambos lados del cuerpo les faltaban las puntas y que el hueso y la
vaina córnea se curaron en una forma más roma mientras el dinosaurio estaba
vivo. Por su ubicación en el cuerpo, estas lesiones no correspondían a las que
produciría el ataque de un depredador como un tiranosaurio. Sin embargo,
parecían más consistentes con el resultado de algún tipo de combate
ritualizado, una lucha con las colas con otro anquilosaurio.
«Durante años me interesó cómo los anquilosaurios usaban sus
colas y esta es una nueva pieza realmente emocionante del rompecabezas», dice
la autora principal, Victoria Arbour, curadora de paleontología en el Museo
Real de la Columbia Británica (Victoria, Canadá). «Sabemos que los
anquilosaurios podían usar su cola para dar golpes muy fuertes a un oponente,
pero la mayoría de la gente pensaba que lo hacían para luchar contra los
depredadores. En cambio, los anquilosaurios como Zuul pueden haber estado peleando
entre sí», sostiene.
Como un mazo
La cola de Zuul mide unos tres metros de largo con púas
afiladas a lo largo de sus costados. La mitad posterior de la cola estaba
rígida y la punta estaba encerrada en enormes protuberancias óseas, lo que
creaba un arma formidable parecida a un mazo.
La nueva investigación no refuta la idea de que la cola
podría usarse en defensa propia contra los depredadores, pero muestra que
también habría funcionado para el combate dentro de la especie, un factor que
probablemente impulsó su evolución. Hoy en día, las armas animales
especializadas, como las astas de los ciervos o los cuernos de los antílopes,
han evolucionado para usarse principalmente para luchar contra miembros de la
misma especie durante las batallas por parejas o territorio.
Hace años, Arbor había propuesto la idea de que los
anquilosaurios podrían haberse golpeado entre sí en los flancos, y que las
costillas rotas y curadas podrían respaldar esta idea. Pero los esqueletos de
anquilosaurios son extremadamente raros, lo que dificulta probar esta
hipótesis. La espalda y la cola completamente conservadas de Zuul, incluida la
piel, permitieron una visión inusual de la vida de estos increíbles dinosaurios
acorazados.
«El hecho de que la piel y la armadura se conserven en su
lugar es como una instantánea de cómo se veía Zuul cuando estaba vivo. Y las
lesiones que sufrió Zuul durante su vida nos dicen cómo pudo haberse comportado
e interactuado con otros animales en su entorno antiguo», explica David Evans,
curador de paleontología de vertebrados en el Museo Real de Ontario.
Nuevos 'reyes' en el registro fósil de los lagartos
Investigadores de Yale han identificado a los miembros definitivos más antiguos conocidos del 'grupo terminal' de lagarto que incluye a todos los lagartos vivos y sus parientes extintos más cercanos.
Las dos nuevas especies, Eoscincus ornatus y Microteras
borealis, llenan vacíos importantes en el registro fósil y ofrecen pistas
tentadoras sobre la complejidad y distribución geográfica de la evolución de
los lagartos. Los nuevos 'reyes' lagartos se describen en un estudio publicado en Nature Communications.
"Esto nos ayuda a calcular las edades de los
principales grupos vivos de lagartos y serpientes, así como cuándo se
originaron sus características anatómicas clave", dijo en un comunicado
Chase Brownstein, primer autor del estudio. Brownstein, estudiante de último
año de Yale, colaboró en el estudio con los paleontólogos de Yale Jacques
Gauthier y Bhart-Anjan S. Bhullar.
Gauthier es profesor de ciencias planetarias y de la Tierra
en la Facultad de Artes y Ciencias de Yale y curador en el Museo de Historia
Natural de Yale Peabody. Bhullar es profesor asociado de ciencias planetarias y
de la Tierra y curador asociado en el Museo Peabody.
Se sabe que la evolución de los lagartos cubre más de 250
millones de años de la historia de la Tierra; sin embargo, hay pocos fósiles
sobrevivientes de la primera mitad de ese período. Esta escasez de evidencia ha
dejado a los investigadores con preguntas sin resolver sobre cómo y cuándo los
lagartos desarrollaron o descartaron características físicas específicas.
Pero los nuevos enfoques y tecnologías analíticos están
permitiendo a los paleontólogos obtener información.
Para el nuevo estudio, Brownstein y sus colegas utilizaron
tomografías computarizadas (TC) de alta resolución para crear imágenes en 3D de
dos cráneos de lagarto descubiertos previamente en el oeste de los EE. UU. Un
análisis de los escaneos reveló que los cráneos, que tienen 145 millones de
años pertenecen a dos nuevas especies de lagartos.
Una de las nuevas especies, Eoscincus ornatus, provino de lo
que ahora es el Monumento Nacional de los Dinosaurios en Utah. Su cráneo tiene
al menos una característica que está ausente en casi todos los lagartos
modernos: dos filas de dientes en un hueso del paladar llamado vómer. La otra
especie nueva, Microteras borealis, provino de lo que ahora es Como Bluff
Quarry en Wyoming.
Además de ser los lagartos más antiguos conocidos que encajan
firmemente dentro de la línea principal de lagartos (conocidos como squamata),
Eoscincus ornatus y Microteras borealis comparten características físicas con
otras especies que se encuentran en Eurasia. Esto implica una amplia
distribución global de los principales grupos de escamatos incluso en la
antigüedad, dijeron los investigadores.
"Cuando se coloca en un contexto ecológico más amplio,
la nueva especie demuestra que los principales grupos de lagartos vivos
comenzaron a ensamblar sus planes corporales bastante temprano", dijo
Brownstein. "Desarrollaron características físicas clave en un momento en
que otro grupo de parientes de lagartos, los rhynchocephalians, ahora representados
solo por el tuatara de Nueva Zelanda, era más dominante".
viernes, 9 de diciembre de 2022
Los dinosaurios estaban en auge antes del asteroide que los aniquiló
Nuevos hallazgos han proporcionado la prueba más contundente hasta la fecha de que los dinosaurios atravesaban su mejor momento y no estaban en declive, cuando impactó el asteroide que los exterminó.
El estudio, dirigido por un equipo internacional de
paleontólogos y ecólogos y publicado en Science Advances, analizó 1.600
registros fósiles de Norteamérica. Los investigadores modelizaron las cadenas
alimentarias y los hábitats ecológicos de los animales terrestres y de agua
dulce durante los últimos millones de años del Cretácico y los primeros
millones del Paleógeno, después del impacto del asteroide.
Los paleontólogos saben desde hace tiempo que muchos
pequeños mamíferos convivieron con los dinosaurios. Pero esta investigación
revela que estos mamíferos fueron diversificando sus dietas, adaptándose a sus
entornos y convirtiéndose en componentes más importantes de los ecosistemas a
medida que se desarrollaba el Cretácico. Mientras tanto, los dinosaurios se
atrincheraban en nichos estables a los que estaban supremamente bien adaptados.
Según los expertos, los mamíferos no sólo se aprovecharon de
la muerte de los dinosaurios. Crearon sus propias ventajas diversificándose:
ocupando nuevos nichos ecológicos, desarrollando dietas y comportamientos más
variados y soportando pequeños cambios climáticos, adaptándose rápidamente.
Estos comportamientos probablemente les ayudaron a sobrevivir, ya que eran más
capaces que los dinosaurios de hacer frente a la destrucción radical y abrupta
causada por el asteroide.
El primer autor, Jorge García-Girón, de la Unidad de
Investigación en Geografía de la Universidad de Oulu (Finlandia) y del
Departamento de Biodiversidad y Gestión Medioambiental de la Universidad de
León (España), explica en un comunicado que "el estudio proporciona una
imagen convincente de la estructura ecológica, las redes tróficas y los nichos
de los últimos ecosistemas dominados por dinosaurios del período Cretácico y
los primeros ecosistemas dominados por mamíferos tras el impacto del asteroide”.
"Esto nos ayuda a comprender uno de los antiguos misterios
de la paleontología: por qué murieron todos los dinosaurios no aviares, pero
perduraron las aves y los mamíferos", resalta en un comunicado.
¿Podían los diplodocus provocar un boom supersónico con sus colas?
Un estudio señala que los latigazos de estos dinosaurios superaban los 100 kilómetros por hora, pero no sobrepasaban la velocidad del sonido como se había sugerido
En la imagen, los enormes diplodócidos. |
Los investigadores del Politécnico de Milán simularon los
movimientos de la cola de los diplodócidos utilizando un modelo basado en cinco
especímenes fosilizados. La cola del modelo mide más de 12 metros de largo,
pesa 1.446 kilogramos y consta de 82 cilindros, que representan vértebras,
unidos a una base inamovible del hueso de la cadera.
Cuando la base de la cola se mueve en un arco, genera un
movimiento similar al de un látigo con una velocidad máxima de 33 metros por
segundo, más de diez veces más lento que la velocidad del sonido en el aire
estándar y demasiado lento como para crear un estampido supersónico.
Los autores probaron si la cola de su modelo sería capaz de
resistir el estrés de moverse lo suficientemente rápido como para crear un
estampido supersónico. Descubrieron que la delgada cola en forma de látigo no
podía moverse a una velocidad máxima de 340 metros por segundo sin romperse.
El extremo de un látigo
Luego, los autores evaluaron si agregar tres estructuras
hipotéticas diferentes de un metro de largo, que imitan el extremo de un
látigo, al final de la cola del modelo podría permitirle alcanzar la velocidad
del sonido sin romperse.
La primera estructura constaba de tres segmentos hechos de
piel y queratina, la segunda consistía en filamentos de queratina trenzados y
la tercera tenía una estructura similar a un mayal compuesta de tejidos
blandos. Ninguna de las estructuras pudo resistir el esfuerzo de moverse a 340
metros por segundo sin que se rompiera la cola.
Juntos, los hallazgos sugieren que las colas de los
diplodocus y más familia no eran capaces de moverse lo suficientemente rápido
como para crear un pequeño estampido supersónico. Sin embargo, los autores
especulan que es posible que estos dinosaurios aún podían utilizar la cola como
arma defensiva o para combatir con sus congéneres.
jueves, 8 de diciembre de 2022
Dinosaurios polares: todo lo que debes saber sobre su vida en Alaska
Reconstrucción de un Nanuqsaurus / CG Trader |
Se han encontrado alrededor de siete especies de dinosaurios
en los polos, y junto a ellos, miles de nidos y fetos que no lograron
eclosionar.
En 1961, cuando un cartógrafo descubrió por primera vez un
puñado de huesos que sobresalían de una tundra, se pensaba que estos fósiles
eran de visitantes prehistóricos ocasionales. Pero, en 2021, los paleontólogos
confirmaron que los restos en el río Colville de Alaska en realidad pertenecían
a dinosaurios nativos.
¿Cómo sobrevivieron a las bajas temperaturas, la escasez de
comida y los largos meses de oscuridad? ¿Eran similares a los dinosaurios
tropicales? ¿Tenían sangre fría o caliente? Nosotros intentaremos responder a
estas interrogantes con toda la información recopilada por los expertos.
Empecemos por el origen de los dinosaurios polares
Restos fósiles en Alaska / Créditos: BBC |
Como prueba de ello están las huellas de una megamanada de
hadrosaurios que cruzaron una llanura fangosa en el Ártico. Estos herbívoros
con pico de pato lograron sobrevivir a un duro invierno en el que las
temperaturas descendieron casi hasta el punto de congelación. Además, entre los
restos, había ejemplares de dinosaurios adultos y otros más jóvenes. Por lo
tanto, era evidente que esos dinosaurioS habían vivido varios años en la zona.
“Para anidar en el Ártico pero evitar el invierno con sus meses de oscuridad, estos bebés habrían tenido que migrar miles de kilómetros inmediatamente después De nacer. Estamos bastante seguros de que estos dinosaurios eran residentes durante todo el año».
Pat Druckenmiller, paleontólogo en la Universidad de Alaska
Junto con los hadrosaurios, hay otras seis especies de
dinosaurios, entre herbívoros y carnívoros, que vivieron en los polos durante el Cretácico:
- Pachyrhinosaurus, los parientes fornidos de los triceratops.
- Nanuqsaurus, también conocidos como los “lagartos oso polar” por el color de sus plumas y una anatomía similar a la de un Tiranosaurio rex.
- Thescelosaurus, dinosaurios bípedos del tamaño de una vaca.
- Therizinosaurus, un herbívoro colosal y lento con espeluznantes dedos largos en forma de guadaña.
- Saurornitholestines, parientes de los velociraptores y muy parecidos a los pájaros modernos.
- Oryctodromeus, un dinosaurio del tamaño de un pastor alemán conocido por ser un gran excavador.
¿Cómo vivían los dinosaurios polares?
En cuanto a su supervivencia, los científicos creen que la clave estaba en el clima. Durante el Cretácico, Alaska era más cálido de lo que es hoy en día. La temperatura media anual podía ser de unos 6 grados centígrados como mucho, no los -12º actuales. Además, no había grandes tundras de hielo, por lo que la vegetación era accesible. Las ramas desnudas de las coníferas y los antiguos árboles ginkgo eran el alimento de los dinosaurios polares herbívoros, y estos a su vez eran el alimento de los carnívoros en Alaska.
Sin embargo, que no hiciera tanto frío, no implica que la
vida fuera fácil para estos dinosaurios polares.
Cuando el equipo comenzó a trabajar por primera vez en el
río Coleville en Alaska, el hogar de casi todos los dinosaurios polares,
descubrieron que esta zona era fría e inhóspita. Por lo tanto, es probable que
los dinosaurios de Alaska tuvieran características distintivas, como
comportamientos que evolucionaron para ayudarlos a sobrellevar la situación.
«Por ejemplo, puede que algunas de las especies más pequeñas, especialmente los comedores de plantas, hicieran madrigueras para hibernar durante el invierno».
Pat Druckenmiller
Aunque también es posible que, como muchos mamíferos
modernos, estos reptiles acumularan grasa corporal en verano para sobrevivir a
las peores épocas invernales en Alaska.
En cuanto a la reproducción, se cree que los dinosaurios polares
se reproducían a principios de la primavera, y tardaban hasta seis meses en
incubar sus huevos. Sin embargo, los paleontólogos todavía investigan otras
posibles adaptaciones como la capacidad de hibernar o el desarrollo de plumas y
escamas resistentes al frío.
¿Sangre fría o caliente en Alaska?
Imágenes de cuatro especies de dinosaurios conviviendo en Alaska / Créditos: NatGeo |
En el siglo XIX, se pensaba que estos reptiles eran de
sangre fría, y como tal, necesitaban luz solar. Pero a medida que los expertos
aprendieron más sobre la vida de los dinosaurios, y comenzaron a darse cuenta
de que las aves modernas son esencialmente dinosaurios emplumados con pico,
muchos empezaron a cuestionar si esto era cierto.
Sobre los dinosaurios tropicales no podemos decir mucho
porque los estudios sugieren que su sangre está en el umbral entre lo frío y lo
caliente. No obstante, los paleontólogos creen que la adaptación más importante
de los dinosaurios polares en Alaska fue la endotermia.
“Asumimos que estos dinosaurios eran casi con seguridad de sangre caliente. Producían su propio calor interno porque ese es un requisito para vivir en un ambiente frío».
Pat Druckenmiller
Esto sería todo lo que se sabe hasta ahora sobre los
dinosaurios polares.
Durante años se pensó que el enfriamiento global fue lo que
provocó la extinción de buena parte de los dinosaurios. Sin embargo, con estos
pocos datos, los científicos han demostrado que estos reptiles gigantes no eran
tan débiles como pensábamos. Así como los mamíferos y las aves pudieron
soportar el frío extremo, los dinosaurios también vivieron entre nieve y hielo.
Referencias:
The polar dinosaurs revealing ancient secrets
https://www.bbc.com/future/article/20221130-the-polar-dinosaurs-revealing-ancient-secrets