martes, 28 de mayo de 2024

'Parque Jurásico' tenía razón: los Triceratops vivían en manada

Así lo demuestran recientes hallazgos fósiles.

Recreación de un grupo de Triceratops. Bart Bus / naturalis.nl
Triceratops, con su impresionante corona de tres cuernos y un robusto collar óseo, ha cautivado la imaginación de generaciones, consolidándose como uno de los dinosaurios más emblemáticos de la prehistoria. Su imagen ha desfilado desde museos de historia natural hasta las pantallas de cine, destacando en la icónica película "Parque Jurásico" de Steven Spielberg. Tradicionalmente considerados criaturas solitarias debido a la dispersión de sus fósiles, un reciente cambio de paradigma ha surgido en la paleontología. Hallazgos en los estados de Montana y Wyoming, EE. UU., han revelado que estos gigantes herbívoros podrían haber sido mucho más sociales de lo que se pensaba anteriormente, indicando que vivían y se desplazaban en manadas. Este descubrimiento no solo desafía la visión tradicional de su comportamiento, sino que también añade una capa de complejidad a nuestra comprensión de su vida diaria y supervivencia en un mundo hostil.

El ‘solitario’ dinosaurio con cuernos

Recreación de Triceratops. ALLVISIONN / iStock
Históricamente, los Triceratops fueron percibidos como dinosaurios solitarios, una imagen construida a partir de la ubicación dispersa de sus fósiles individuales. Estos enormes herbívoros del Cretácico tardío, reconocibles por sus tres cuernos prominentes y un gran volante óseo que protegía su cuello, parecían diseñados para la defensa individual contra depredadores como los tiranosaurios. Sin embargo, sus características también podrían sugerir una adaptación a la vida en grupo, ya que esos mismos atributos defensivos, utilizados en manada, ofrecerían una protección aún mayor y facilitarían la supervivencia colectiva.

El rastro de la vida en grupo

Esqueleto de Triceratops. Naturalis Biodiversity Center
En el yacimiento de Homer, ubicado en el sureste del estado de Montana, un descubrimiento revolucionario cambió nuestra percepción de los Triceratops. Aquí, un equipo de paleontólogos desenterró los fósiles de tres jóvenes Triceratops que yacían juntos, en estratos de roca datados en 66 millones de años de antigüedad. La situación geológica y la proximidad de los fósiles sugieren que estos dinosaurios no solo murieron juntos, sino que vivían en grupo, posiblemente como parte de una manada.

Steve Brusatte, del Museo Americano de Historia Natural y la Universidad de Columbia, comentó sobre el hallazgo: "Es emocionante, porque podemos decir algo más sobre cómo vivieron estos dinosaurios. Los fósiles confirman que los jóvenes Triceratops también viajaban juntos en grupo". La importancia de este descubrimiento se subraya por el hecho de que altera la narrativa establecida de que los Triceratops eran criaturas solitarias.

Joshua Mathews, del Museo Burpee de Historia Natural, fue el investigador principal del proyecto y agregó: "Este hallazgo es una pista importante sobre el comportamiento social del Triceratops. Sugerir que agruparse era una estrategia de supervivencia, aunque no siempre utilizada, es abrir una ventana a la vida social de estos animales que antes no considerábamos posible." Este descubrimiento proporciona evidencia de comportamiento grupal e invita a repensar cómo interactuaban estos gigantes prehistóricos con su entorno y entre sí.

Ventajas de vivir en manada

Por tanto, Triceratops podría haber tenido una vida social activa, similar a la de otros dinosaurios herbívoros. Este comportamiento grupal, ahora observable a través de evidencias fósiles, podría haber ofrecido ventajas evolutivas significativas.

La agrupación en manadas proporcionaría una mayor defensa contra los depredadores, un aspecto crítico en un mundo donde los tiranosaurios representaban una amenaza constante. Además, vivir en grupos podría haber mejorado la eficiencia en la búsqueda y consumo de alimentos, permitiendo a estos grandes herbívoros acceder a mejores fuentes de nutrición y desplazarse de manera coordinada a través de vastos territorios en busca de pastos frescos. Estos descubrimientos no solo cambian la narrativa sobre Triceratops, sino que también enriquecen nuestra comprensión de las dinámicas sociales y de supervivencia de los dinosaurios en general, sugiriendo que la vida en manada podría haber sido una estrategia común, incluso entre los dinosaurios equipados con grandes defensas.

De la ciencia al cine

Cráneo de Triceratops calicornis. Jim Linwood / Wikimedia
Estos descubrimientos acerca de Triceratops no solo influyen en el ámbito científico, también lo hacen en la percepción cultural de estos dinosaurios. Al validar escenas de "Parque Jurásico" donde los Triceratops se mueven en manadas, estos descubrimientos refuerzan la integración de la ciencia en la cultura popular. En la paleontología, este giro en la comprensión incita nuevas hipótesis y metodologías de investigación, mientras que, en la educación pública, renueva el interés y la curiosidad por la historia natural, permitiendo que los educadores presenten una imagen más dinámica y precisa de la vida prehistórica. Estos avances, por lo tanto, profundizan y expanden nuestro conocimiento de la era de los dinosaurios.

Los avances científicos continúan remodelando profundamente nuestra comprensión del pasado prehistórico, revelando capas inesperadas en la vida de criaturas como Triceratops. Cada nuevo descubrimiento, como la evidencia de comportamiento social en estos dinosaurios, enriq uece nuestra narrativa histórica y plantea preguntas fascinantes para futuras investigaciones. Estudios adicionales sobre cómo interactuaban estas manadas, sus estrategias de supervivencia y reproducción, podrían revelar aún más sobre la complejidad de sus comportamientos sociales, influyendo decisivamente en nuestra visión global de la evolución y adaptación de las especies extintas.

Referencias:


Mathews, J. et al. 2009. The First Triceratops Bonebed and Its Implications for Gregarious BehaviorThe First Triceratops Bonebed and Its Implications for Gregarious Behavior. Journal of Vertebrate Paleontology 29 (1), 286-290. http://www.jstor.org/stable/20491089.

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