viernes, 5 de julio de 2024

El dinosaurio riojano ‘Garras’ asoma la cola

Llegar al yacimiento Villar II es remontar la imaginación millones de años. Donde ahora los olivos y la baja vegetación lo inundan todo, y donde estos días el aire pegaba de lo lindo, todo era distinto. Los estudios aseguran que allí había un lago de grandes dimensiones de agua salobre y que ni siquiera el clima era el mismo que ahora alberga a los integrantes del grupo Garras, que desde el sábado vuelven a excavar en busca de más huesos de ‘Garras’, que si hasta ahora era el espinosaurio más completo de Europa se podría convertir con los futuros hallazgos en el más completo del mundo.

“Depende de lo que saquemos en ésta y las próximas excavaciones”, dice Pachi Sáenz-Benito, director Honorífico del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja. Como todos los que están estos días allí es un enamorado de los dinosaurios, y se le nota. “Tenemos entre manos una joya, creo que ninguno somos conscientes aún del hallazgo, no sólo porque pueda ser el espinosaurio más completo sino por la información que nos va a proporcionar, una información única de cosas extraordinarias que sólo tiene este animal”. Y hasta ahí puede contar.

“De este animal se van a hacer documentales, programas especiales…” De hecho, estos días se acercará hasta Igea un equipo de grabación de una plataforma de contenidos digitales del Reino Unido y ya tienen la intención de hacer una precuela del estudio final con National Geographic.

Las excavaciones e centran en seguir buscando huesos de ‘Garras’ y ya han tenido los primeros hallazgos. Después de encontrar partes de una pierna y de un brazo ahora están encontrando vértebras de la cola. “Un animal de estas características puede tener hasta cuarenta vértebras en la cola y poco a poco estamos encontrando algunas”.

El trabajo es de paciencia pura. Una máquina ayuda a quitar la zona superior y después todo es a base de cincel. La jornada comienza a las ocho y media de la mañana y se alarga casi durante todo el día. El equipo está formado en su mayoría por voluntarios: aficionados al mundo de los dinosaurios pero también técnicos, doctores en diferentes ramas, restauradores y estudiantes especializados.

Es el caso de Erik Isasmendi, que última su tesis doctoral sobre estos hallazgos. Con lo que se ha encontrado sobre ‘Garras’ hará un posdoctorado, si encuentra financiación. Él explica cómo era este animal. “Se trata de un dinosaurio carnívoro que se alimentaba especialmente de peces de la zona pero que también podría cazar dinosaurios más pequeños y otros animales”. Es un terópodo “que no tiene nada que ver con otros dinosaurios, estos son los mejores por diferentes motivos”.

“Existen tipos de este dinosaurio por todo el mundo pero cada uno evoluciona dependiendo de dónde los encontremos”. Tienen el cráneo parecido a un cocodrilo y también los dientes. “Cambiaban de dientes más o menos cada 70 días, tenían uno funcional, otro de sustitución y un germen”. Son dientes preparados para sujetar un pez que normalmente es resbaladizo pero también con escamas muy duras. “Sabemos que murió cerca de la orilla de ese lago”.

Ahí toma la palabra Mikel López Horgue, doctor en Geología que colabora con el grupo para darles una visión más global del lugar en el que vivía el animal. Un lago cuyo nivel de agua fluctuaba con el ciclo anual. Todo es evidencia científica. “El hecho de que haya restos de dinosaurios que no tengan signos de transportación nos indica que vivían aquí. Además las capas de tierra roja nos dicen que son zonas que han estado expuestas al agua pero también al aire, porque existe oxidación”.

Eran como una especie de zonas inundadas donde se han encontrado los restos del animal. “Encontramos unos niveles de yeso que nos dicen que era agua salinosa como algunos de los lagos que existen aún en el mundo”. También se han encontrado crustáceos milimétricos. “Es un indicativo de que había acumulaciones de agua pero que los dinosaurios podían caminar por ella”.

En esa rica ladera del monte no sólo se ha encontrado a ‘Garras’: también peces, tortugas, huesos de tiburones. Ahora se encuentran en un trabajo para interpretar qué plantas había en el entorno gracias a la colaboración de Antonio Hernández. “Está bien haber encontrado al animal, pero también saber dónde vivía y para ello contamos con especialistas que nos van aportando información”.

Xabier Pereda dirige también la excavación. “Esta zona es muy rica en este tipo de materiales, es muy posible que lo sea toda La Rioja, aunque aquí es donde se han encontrado”. El hallazgo de ‘Garras’ ha sido importante en el mundo científico. “Si hiciésemos un mapa de los espinosaurios en el mundo Igea ya estaría en letras grandes en ese mapa, dentro de muchos años se seguirá estudiando a este animal. Igea ya es referente mundial”.

Un recurso turístico

Además de todo lo científico, los responsables del grupo Garras están seguros de que estos descubrimientos pueden tener un importante potencial turístico. “Ya lo teníamos con las huellas  y ahora se va a complementar con los huesos”. Pero para eso hace falta que se involucren las instituciones. “El potencial es increíble, pero ya ni tenemos sitio en el centro para poder hacer visitable todo lo que vamos encontrando en los últimos años”.

Un recurso importantísimo para una zona con una importante despoblación. “La gente que viene a visitarnos tiene que coger hoteles y casas rurales en otros lugares porque lo poco que hay por aquí está lleno”. Es sólo un ejemplo de lo que mueve el mundo de la paleontología. “Los dinosaurios le gustan a todo el mundo y hay un potencial muy importante que puede ser importante para esta zona”.

El azar tuvo su importancia

¿Por qué esa ladera en mitad de un paraje casi desierto? ¿Cómo se llega a saber dónde hay que excavar? Desde hace años muchos científicos saben que la zona es rica en restos. “Ya venían cuando yo era un niño y nos decían: ‘Tiene que haber dinosaurios, sólo hay que encontrarlos'”, cuenta Pachi.

El azar tuvo su importancia en el descubrimiento de ‘Garras’. Iban a hacerlo en una zona cercana donde salió la pata de un dinosaurio de una nueva especie a la que le pusieron un nombre muy riojano (Riojavenatrix lacustris).

“Ampliamos el yacimiento por si aparecía alguna pieza más pero en dos días no apareció nada”. A pocos metros había aparecido un pez y en los trabajos de extracción al ir y venir de una zona a la otra apareció una falange del podal. “Vimos qué había algo, sabíamos que en algún punto de la montaña tenía que estar el dinosaurio, que por encima del punto que había aparecido el primer hueso tenía que haber más”. Y entonces empezaron a salir huesos y huesos.

Desde 2018 su labor ha sido increíble. ‘Garras’, sí; pero también Goliat, Atenea, Atila, Montequemado… Como decían aquellos investigadores, los dinosaurios estaban, sólo había que buscarlos y ellos lo están haciendo.

nuevecuatrouno.com

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