Alejandro Otero integró el equipo que trabajó en las expediciones de Santa Cruz y Chubut
En Santa Cruz, un equipo de paleontólogos halló restos de
los dinosaurios más antiguos que habitaron la Patagonia. Fueron ejemplares de
la especie Mussaurus patagonicus, que vivieron hace unos 190 millones de años.
En Chubut, parte de ese equipo dio con el dinosaurio terrestre más grande del
mundo, mucho más “contemporáneo”, ya que vivió hace aproximadamente 100
millones de años. “No hay que confundir. Son dos hallazgos totalmente
distintos, de épocas muy diferentes, que ayudarán a reconstruir ecosistemas
igualmente diversos”, subraya Alejandro Otero, el platense que tuvo el
privilegio de participar de ambos descubrimientos.
Con apenas 34 años, egresado del Colegio Nacional y de la
facultad de Ciencias Naturales de nuestra ciudad, Alejandro confiesa que
“cuando uno es estudiante sueña con cosas como estas, pero jamás hubiese
imaginado que iba a participar de dos expediciones únicas para el país”.
Es que el experto platense participó de las excavaciones
en las que se encontró, nada más y nada menos, que el animal más antiguo que
habitó la actual Patagonia y el más grande del planeta conocido hasta el
momento.
Otero prefiere adentrarse con más detalle en el hallazgo
de Mussaurus, pues el otro aún está “en pleno estudio”, dice, respetando a
rajatabla los tiempos de la ciencia.
TRAS LOS PASOS DE BONAPARTE
Cuenta que el hallazgo de Santa Cruz se produjo en las
cercanías de la estancia abandonada “El Tranquilo”, una zona ubicada levemente
hacia el noreste de la provincia. Y añade que la expedición ya contaba con un
importante antecedente.
“Hubo campañas en la década de los ‘60 y en la de los ‘70.
En 1974, el doctor José Bonaparte halló un nido de dinosaurios donde había
Mussaurus recién nacidos y cáscaras de huevos”, comenta, para realzar que
Bonaparte está considerado el padre de la paleontología de vertebrados moderna
en la Argentina.
Desde el anexo del Museo de Ciencias Naturales, que
funciona en 122 y 60, en el predio donde se levanta la facultad, el joven
especialista platense hace una pausa. Toma papel y lápiz y comienza a realizar
un esquema para explicar de qué se habla cuando se habla de Mussaurus, el
dinosaurio -hasta hoy- más antiguo que habitó nuestra Patagonia.
“Mientras uno es estudiante sueña con cosas como estas,
pero nunca imaginé estar en dos expediciones únicas para el país”
“Hay un gran grupo, el de los sauropodomorfos, que
vivieron entre el Triásico Superior y el Cretácico Superior (entre 228 y 65,5
millones de años). Pero hay que hacer una importante división entre los
sauropodomorfos basales, más primitivos, y su grupo hermano, los denominados
saurópodos. Entre los primeros están los Mussaurus, hallados en “El Tranquilo”;
entre los segundos, el “gigante” descubierto en Chubut”, detalla Otero.
¿Diferencias? Mussaurus, santacruceño, vivió hace 190
millones de años, medía unos 10 metros desde la punta de la cola hasta la
pequeña cabeza, caminaba en cuatro patas pero también se manejaba en dos y era
“más esbelto, más grácil” que el saurópodo “chubutense”. Este vivió hace 100
millones de años, era muy grande –casi 40 metros de largo-, cuadrúpedo, súper
robusto y pesado y de cuello muy largo.
Lo cierto es que en la abandonada estancia de “El
Tranquilo”, el equipo del Museo “Egidio Feruglio” de Trelew, luego de convocar
a varios especialistas, entre ellos a Alejandro Otero, fue tras los pasos del
maestro Bonaparte, aquel que en los ‘70 halló en una ex laguna a los Mussaurus
juveniles. Y en otra ex laguna del enorme paraje, hicieron un descubrimiento
“excepcional, único para el país”, resalta el científico platense.
ROMEO Y JULIETA
“Ya es raro encontrar un fósil. Si se lo encuentra,
suelen hallarse partes. Por lo que toparse con un esqueleto completo es
impresionante”, dice, para mostrar en la pantalla de su computadora que el
equipo, en Santa Cruz, dio con dos esqueletos completos.
Por la posición en que estaban, uno al lado del otro y
con las trompas casi pegadas, se los denominó Romeo y Julieta.
La pregunta surge inevitable. ¿Qué tienen en cuenta
cuándo salen al campo? “No se sale a ver qué hay, si bien la suerte siempre
aporta lo suyo. Pero uno camina por una zona, previamente muy estudiada, de
rocas que tengan una edad que se corresponda con lo que quiere hallar. Si
fuimos en busca de sauropodomorfos basales, no íbamos a transitar por rocas del
jurásico superior (161 a 145 millones de años)”, ejemplifica.
El trabajo para trasladar a Romeo y Julieta al museo fue
-como en todos estos casos- digno de verse.
“Se hicieron “bochones” de yeso y arpillera. Primero se
colocaron varias capas de papel higiénico mojado sobre los restos, y arriba
yeso, con tiras de arpillera. El papel se usa para que el yeso no se pegue al
resto fósil y lo arruine. Luego se hicieron cortes muy precisos, ya que no era
posible llevarlos enteros. Se cargaron cuidadosamente en vehículos y se los
transportó. Posteriormente se los unirá”, cuenta Otero.
Pero primero se los estudia a fondo, para reconstruir, a
partir de esos restos, la forma de vida de los animales y el ecosistema de esa
época, hace poco más de 190 millones de años, entre el Triásico Superior y el
Jurásico Inferior.
Y así se descubrió que la Patagonia fue cálida, que tuvo
una vegetación exuberante y largos períodos de humedad.
“Los paleobotánicos trabajaron mucho sobre plantas
fósiles de “El Tranquilo”, y concluyeron que abundaban los helechos, pero no
como los que conocemos hoy, sino helechos del tamaño de grandes árboles. Ya
había coníferas y ginkgoales, una familia con un extenso registro fósil, pero
que hoy en día contiene una única especie viviente, el ginkgo. Todavía no había
plantas con flor”, narra Otero.
Detalla que el clima era “templado-cálido, con una
temperatura promedio de 15 grados anuales, en el marco de un régimen monzónico,
es decir, seco en invierno pero muy húmedo en verano”. Así era la Patagonia de
los Mussaurus. La de Romeo y Julieta.
¿Y el dinosaurio en si? “Por la morfología de sus
miembros anteriores (manos) se deduce que podía darles distintas funciones;
quizás defensa, tal vez las usaba para cavar. Es que tiene el dedo número uno
(nuestro pulgar) muy grande y dirigido hacia adentro”, relata.
¿Carnívoro o herbívoro? “Ni netamente carnívoro, pues no
tenía la dentadura en punta, ni netamente herbívoro, pues tampoco contaba con
una superficie apta para machacar hierbas. Es probable que fuese omnívoro o
herbívoro especializado en alguna planta o semilla en particular”, indica.
EL MAS GRANDE DEL MUNDO
El año pasado, un paisano del paraje La Flecha, cerca de
la localidad “El Sombrero”, en el centro de Chubut, se encontró con una extraña
formación y realizó la denuncia en el Museo de Trelew.
“Me llamaron y fuimos. En este caso, no teníamos ni idea
de lo que podíamos encontrar, de manera que se planificó una expedición corta y
de cuatro personas”, recuerda Alejandro. Pero estaban ante el dinosaurio más
grande del mundo.
“Ahora es tiempo de empezar a pensar en el regreso. En
paleontología no existe el ‘ya está’”
“Es un saurópodo, con una antigüedad de entre 95 y 100
millones de años, por lo que pertenece a la transición entre el Cretácico
Inferior y el Superior”, apunta.
“Fue impresionante el trabajo que hubo que realizar
-recuerda el experto-; con una retroexcavadora se cavaron varias capas y
aparecieron restos en una cantidad y en un estado de conservación inusuales”,
realza.
Otero es cauto porque -como dijo- la investigación aún no
concluyó, al punto que el dinosaurio todavía no tiene nombre. Se sabe que medía
40 metros, que podía haber alcanzado 80 mil kilos y que era herbívoro.
¿Y ahora? “Ahora es momento de empezar a pensar en el
regreso, tanto a “El Tranquilo” como a “La Flecha”. En paleontología no existe
el “ya está”. Porque en Santa Cruz hallamos desde Mussaurus recién nacidos
hasta adultos y de distintas edades, por lo que es posible reconstruir su
historia de vida. Además quedó muchísimo material por rescatar, que nos
permitirá saber con quiénes convivió, pues hasta ahora no hay registro de fauna
asociada, al menos en Patagonia”, dice el paleontólogo platense que cumplió -y
con creces- sus mejores sueños de estudiante.
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