jueves, 5 de octubre de 2017

Descubren una nueva especie a medio camino entre los dinosaurios y los actuales cocodrilos

Sus descubridores lo han apodado el Monstruo de Melksham en honor al pueblecito británico en el que han aparecido sus fósiles, y el aspecto de la criatura hace honor a su nombre. El Ieldraan melkshamensis es el eslabón perdido en el árbol genealógico que une a los dinosaurios con los cocodrilos.

Se da la curiosa circunstancia de que el fósil que ha permitido determinar la nueva especie llevaba 150 años almacenado en el Museo de Historia Natural de Edimburgo, pero estaba tan dañado que solo ahora los paleontólogos han descubierto que se trata de una nueva especie. Hasta ahora se pensaba que pertenecía al género Geosaurini, una familia ya conocida de enormes reptiles de hace entre 152 y 157 millones de años.

No es ese el caso. El Ieldraan melkshamensis es una especie diferente y más antigua (alrededor de hace 163 millones de años). Sus genes, de hecho, se remontan al Jurásico medio. Para revelar los rasgos de la nueva especie, los paleontólogos han pasado semanas eliminando manualmente vetas de calcita que se habían formado alrededor del fósil.

El resultado ha merecido la pena. El Monstruo de Melksham era una hermosa bestia de unos tres metros de longitud con una cabeza aplanada y dotada de poderosas mandíbulas repletas de dientes serrados. En general era muy similar a los cocodrilos modernos, pero con aletas como las de los plesiuosaurios en lugar de patas adaptadas a tierra.

Aunque el descubrimiento de la especie es importante por sí mismo, además sugiere que el Jurásico era mucho más rico en especies de lo que pensábamos. El Ieldraan melkshamensis probablemente era el depredador más importante en las aguas poco profundas de lo que hoy es Reino Unido, un depredador que compartía terrenos de caza con los grandes saurios del Jurásico.

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