miércoles, 5 de junio de 2019

DESCUBREN EN LA ANTÁRTIDA UN REPTIL GIGANTE

El más grande que se ha encontrado hasta ahora

Las excavaciones culminaron en 2017, pero los resultados solo fueron publicados recientemente en la revista Cretaceous Research.

Agencia CTyS-UNLaM
Si no fuera porque ha sido en la Antártida, diríamos que han encontrado a Nessie. Pero ni estamos en Escocia ni se trata de una criatura mitológica. Es el elasmosáurido (de la familia de los plesiosaurios) más grande del mundo. Con una masa corporal que superaba las 12 toneladas, duplica en tamaño a la mayoría de los reptiles de su familia conocidos hasta ahora con sus entre 11 y 12 m de largo.

Además de enorme, es el reptil gigante marino más cercano a la extinción de los dinosaurios que se haya descubierto, cosa que refuerza la idea de que la extinción que se produjo hace 65 millones de años fue catastrófica, masiva y sin previo aviso.


El equipo ha encontrado parte de su columna vertebral, aletas y algunos otros elementos de su esqueleto aunque no el cráneo. Aún así, los investigadores han interpretado que su alimentación era similar a la de las ballenas, esa sería la única explicación para que hubiera podido desarrollar un tamaño tan grande. “Parece que la evolución repitió ciertos patrones de desarrollo entre dos grupos que no tienen ninguna relación”, analizó O´Gorman, del Museo de la Plata y CONICET. Y diferenció: “Los plesiosauros son reptiles y no tienen nada que ver con los cetáceos que son mamíferos”.

La Nessie antártica tenía familia

Agencia CTyS-UNLaM
No se puede determinar si el espécimen era hembra o no, pero en el lugar donde lo han encontrado, hacia el centro de la Isla Marambio, “también hemos encontrado pequeñas vértebras muy pequeñas de plesiosaurios bebé, y esto hace pensar que, en aquel momento, allí había un mar bastante tranquilo, donde los plesiosaurios tenían como una especie de guardería para las crías de la especie”, contó Reguero, otro de los investigadores.

Este nuevo espécimen de reptil gigante fue descubierto en el año 1989, pero no ha sido hasta hace poco que han terminado de desenterrarlo. “La colecta se realizó a lo largo de muchos años y han participado muchos equipos; esto evidencia la necesidad de un sostén de la actividad científica que el Instituto Antártico Argentino ha mantenido en el tiempo”, consideró el doctor O´Gorman.


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