jueves, 9 de enero de 2020

Moho de fango de cien millones de años, preservado en ámbar

Un fósil de moho de fango de 100 millones de años, el más antiguo conocido, ha sido descubierto exquisitamente conservado en ámbar de Myanmar.

Pieza de ámbar con moho de fango fósil - ALEXANDER SCHMIDT, 
UNIVERSITY OF GÖTTINGEN
Los mohos de fango, también llamados mixomicetos, pertenecen a un grupo conocido como "Amoebozoa". Estos son organismos microscópicos que viven la mayor parte del tiempo como células móviles individuales ocultas en el suelo o en madera podrida, donde comen bacterias. Sin embargo, pueden unirse para formar cuerpos fructíferos complejos, hermosos y delicados, que sirven para hacer y esparcir esporas.

Dado que los mohos de fango fósil son extremadamente raros, estudiar su historia evolutiva ha sido muy difícil. Hasta ahora, solo ha habido dos informes confirmados de fósiles de cuerpos fructíferos y estos tienen solo entre 35 y 40 millones de años. El descubrimiento de los mixomicetos fósiles es muy improbable porque sus cuerpos fructíferos tienen una vida extremadamente corta. Por lo tanto, los investigadores están asombrados por la cadena de eventos que deben haber llevado a la preservación de este fósil recientemente identificado.

"Los frágiles cuerpos fructíferos probablemente fueron arrancados de la corteza del árbol por un lagarto, que también fue atrapado en la resina pegajosa del árbol y finalmente se incrustó junto con el reptil", dice en un comunicado el profesor Jouko Rikkinen de la Universidad de Helsinki, autor del hallazgo, publicado en Scientific Reports.

El lagarto separó los cuerpos fructíferos en una etapa relativamente temprana cuando las esporas aún no habían sido liberadas, lo que ahora revela información valiosa sobre la historia evolutiva de estos fascinantes organismos.

Los investigadores quedaron sorprendidos por el descubrimiento de que este moho de fango puede asignarse fácilmente a un género que aún vive en la actualidad. "El fósil proporciona información única sobre la longevidad de las adaptaciones ecológicas de los mixomicetes", explica el profesor paleontólogo Alexander Schmidt de la Universidad de Gotinga, autor principal del estudio.

"Interpretamos esto como evidencia de una fuerte selección ambiental. Parece que los mohos de limo que propagan esporas muy pequeñas usando el viento tienen una ventaja", dice Rikkinen. La capacidad de los mohos de fango para desarrollar etapas de descanso duraderas en su ciclo de vida, que puede durar años, probablemente también contribuye a la notable similitud del fósil con sus parientes más cercanos en la actualidad.

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