El término "dinosaurio", "Dinosauria" en
griego académico, fue acuñado en 1842 por el naturalista, anatomista y geólogo
Richard Owen, quien era el encargado del área de Historia Natural del Museo
Británico
Eduardo Corona-M. / Centro INAH Morelos
Para HK y LYE, porque hay varias historias en deuda, como
esta…
El 31 de diciembre de 1853 se llevó a cabo una cena donde se
reunieron diversos personajes de la élite inglesa, tanto científica,
intelectual y social. Lo inusual de ella, y por lo que ha pasado a la historia,
es que además de efectuarse en la panza de un dinosaurio, también sirvió para
presentar a la paleontología en la sociedad y popularizar a sus investigadores
y sus hallazgos.
Una historia que sigue y se expande hasta nuestros días:
ahora la diversidad del planeta que se extinguió forma parte de la mitología
cultural, como la denominó el Prof. José Luis Sanz (2009), es decir, se incorpora
a los imaginarios, sea en forma de mitos y leyendas, en historias verdaderas o
llenas de imprecisiones, donde se dan apropiaciones sociales diversas y se
originan patrimonios con diverso grado de significación. Pero, como dicen los
anatomistas, vamos por partes, para contar esto…
El surgimiento de un término famoso
El término dinosaurio, Dinosauria en griego académico, fue
acuñado en 1842 por el naturalista Richard Owen, quien era el encargado del
área de Historia Natural del Museo Británico, y un reconocido naturalista,
anatomista y geólogo. El término significa “lagarto terrible” y esto le
permitió agrupar una serie de hallazgos recientes de animales fósiles que, por
su gran tamaño y características anatómicas, eran muy diferentes de las formas
animales conocidas, tanto actuales como extintas, estos comprendían en aquel
momento los tres primeros dinosaurios descritos en la literatura científica:
Megalosaurus, Iguanodon e Hylaeosaurus.
Ahora sabemos que el término original “lagarto” es un tanto
inexacto, dado que comprenden reptiles con una gran diversidad. Ahora la investigación
histórico-paleontológica ha determinado que varios ejemplares descritos en los
siglos XVII y XVIII, seguramente pertenecieron a dinosaurios, pero en ese
momento fueron asignados como huesos de gigantes, había hasta una disciplina
llamada gigantología; o bien se consideraban que eran dragones, peces,
mamíferos todos ellos de gran tamaño.
Diente Iguanodon. |
Por eso el primer dinosaurio descrito fue el de William
Buckland , era un clérigo que se había especializado en mineralogía y geología,
que estudio unos restos óseos procedentes de la localidad de Stonesfield,
atribuida al período Jurásico, entre ellos destacaba una mandíbula con los
dientes en su sitio, sin embargo su morfología no correspondía a los mamíferos,
ni a los cocodrilos, eran más parecidos a los de un reptil llamado varano, pero
mucho más grandes. A partir de ello concluyó que eran de un reptil gigante, que
debió medir cerca de 12 de metros de longitud, por ello lo denomino en latín
científico Megalosaurus. Sus conclusiones fueron presentadas en una celebrada
sesión de la Sociedad Geológica en 1824 y se convirtieron en referente
científico, reforzando la fama de Buckland como naturalista.
El descubrimiento fortuito del Iguanodon
Mantell en excavación. |
El otro personaje de nuestra historia era un médico rural
inglés, Gideon A. Mantell, quién aprovechaba sus visitas a los enfermos en
diversas localidades en la región de Sussex para revisar los yacimientos y
canteras que hallaba en su camino, lo que le permitió desarrollar tanto sus
conocimientos de fósiles, como adquirir una creciente colección. En sus viajes
por la región, frecuentemente era acompañado por su esposa Mary Ann Mantell,
quién también adquirió habilidades para identificar materiales fósiles. Se dice
que ella, mientras Gideon atendía a un paciente, se halló un fósil en una
piedra caliza, este era un diente con un esmalte café.
Gideon comenzó a estudiar el diente, y varios fragmentos más
fueron hallados en la misma región. Entre sus características es que
presentaban un desgaste propio de los organismos herbívoros, pero tenía
características reptilianas. Algo que no se conocía en ese momento. Mantell se
dirigió a Buckland en busca de ayuda, pero no obtuvo una respuesta clara.
Charles Lyell, otro importante naturalista inglés, viajó a Paris para visitar a
Georges Cuvier, quién le dijo que tal vez fueran de un rinoceronte, pero,
también le dijo que con los elementos disponibles y por el carácter
fragmentario de los materiales, no era posible llegar a una conclusión más
sólida, lo que ha sido evidenciado como un protocolo científico que hasta la
fecha se sigue desarrollando en la paleontología, es decir, no se pueden
aventurar juicios si no hay contrastación contra las evidencias más sólidas.
Cuvier, al final, lo animó a seguir la investigación.
Mantell al final se decidió ir en 1824 al Museo Hunteriano,
una de las principales galerías de anatomía comparada en Inglaterra, donde se
puso manos a la obra para revisar la mayor cantidad de ejemplares de reptiles
actuales, ahí descubrió que lo más similar era la dentadura de una iguana, solo
que, amplificado muchas veces más; con esa certeza, decidió llamarlo Iguanodon
(diente de iguana) y lo presentó en una conferencia de la Sociedad Científica
Real en 1825, que fue un gran éxito, donde tanto Mantell como el ejemplar
adquirieron fama más allá de los círculos académicos, sobre todo por el tamaño
que se estimaba del ejemplar, entre 60 y 70 metros de longitud, la mitad de
ellos ocupados por la cola, además posteriormente se hallaron otras piezas,
entre ellas un hueso cónico, que se supuso era un cuerno nasal, y así se
integró en las reproducciones. Ahora se sabe que es un espolón del primer dedo
de la pata delantera.
El primer gran esfuerzo de divulgar la paleontología
Richard Owen. |
Richard Owen, como ya se mencionó fue un importante
naturalista, que desarrolló estudios diversos, que incluso lo llevó a
relacionarse con los académicos de la Sociedad Mexicana de Historia Natural y
sobre todo, con Charles Darwin, el creador de la teoría de la selección
natural. Un personaje con gran influencia académica y social.
William Buckland. |
En 1851 se efectuó la Primera Feria Mundial, donde se
presentaron avances de la ciencia, la tecnología, la industria y las artes. Uno
de los edificios emblemáticos que se mandó hacer, fue el llamado Palacio de
Cristal, que alojo la feria, mismo que luego fue cambiado a otra área en
Londres, y se destinó a un museo de arte y ciencia. El esposo de la reina
Victoria, al tanto de los hallazgos paleontológicos, sugirió que se hicieran
reproducciones a escala real de ejemplares de fauna extinta, y sobre todo de
los dinosaurios.
Benjamin Waterhouse. |
Esta comisión recayó en Richard Owen y Benjamin Waterhouse,
este último era un artista, pintor y escultor, y aficionado a la paleontología.
Ambos conformaron un equipo, donde Owen estableció la interpretación académica
y Waterhouse, la ilustró. El proceso fue largo y complejo, se hicieron esbozos,
se modelaban pequeñas maquetas y luego se hacían los moldes de arcilla, ya con
la escala real, de estos se hacían moldes de cemento con un núcleo de hierro,
ladrillos y rocas. Las estatuas finalmente eran pintadas y distribuidas
alrededor del Palacio de Cristal en tres islas que simulaban una escala de
tiempo, se construyeron 15, donde se incluyen en su mayor parte dinosaurios,
pero también aves y mamíferos extintos.
La cena y la creciente fama de la paleontología
El trabajo de elaboración de las estatuas se fue haciendo
del interés público, de tal forma que para potenciarlo el 31 de diciembre de
1853 se convocó a la elegante cena, organizada Waterhouse y Owen, y donde
asistieron 21 personas que incluyó a los inversionistas del Palacio de Cristal,
a editores de periódicos, a otros académicos, presididos por sendas mantas
donde se hacía homenaje a Cuvier, Mantell, Buckland y el mismo Owen, quien
presidia la cena desde la cabeza del molde. Lo más interesante es que la mesa
donde se sentaron estaba dentro del molde del Iguanodon, que fue seleccionado
por ser el más grande de todos.
Los reportes de prensa señalan que fue un evento muy animado
y que los asistentes escucharon las explicaciones detalladas de Owen y
Waterhouse, pero que ya cerca de medianoche los gritos conjuntos de celebración
por el éxito de la reunión y de la próxima inauguración de la primera
exposición pública de este género, fueron tales, que parecía el mismo
dinosaurio rugiendo en vida.
Escultura Iguanodon en la actualidad. |
El 10 de junio de 1854 fue inaugurado el Palacio de Cristal
en su nueva ubicación y con las esculturas terminadas, cerca de 40 mil personas
asistieron al evento. Las crónicas dan cuenta del asombro y la expectación por
el tamaño y la fiereza con la que estaban representadas las estatuas, pero eso
no impidió que los niños acudieran en tropel, que los adultos compraran
estampas y reproducciones diversas.
Actualmente, las esculturas siguen asombrando a los
asistentes, se han convertido en monumentos protegidos, se desarrollan diversas
actividades: conferencias, se celebra el día del dinosaurio, encuentros con
profesionistas, en fin, donde las 15 esculturas siguen cumpliendo un papel
educativo y sobre todo despertando la imaginación sobre un pasado que la
paleontología nos ha permitido conocer.
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