jueves, 23 de enero de 2020

Una cena en la panza del dinosaurio

El término "dinosaurio", "Dinosauria" en griego académico, fue acuñado en 1842 por el naturalista, anatomista y geólogo Richard Owen, quien era el encargado del área de Historia Natural del Museo Británico

Eduardo Corona-M. / Centro INAH Morelos

Para HK y LYE, porque hay varias historias en deuda, como esta…

El 31 de diciembre de 1853 se llevó a cabo una cena donde se reunieron diversos personajes de la élite inglesa, tanto científica, intelectual y social. Lo inusual de ella, y por lo que ha pasado a la historia, es que además de efectuarse en la panza de un dinosaurio, también sirvió para presentar a la paleontología en la sociedad y popularizar a sus investigadores y sus hallazgos.

Una historia que sigue y se expande hasta nuestros días: ahora la diversidad del planeta que se extinguió forma parte de la mitología cultural, como la denominó el Prof. José Luis Sanz (2009), es decir, se incorpora a los imaginarios, sea en forma de mitos y leyendas, en historias verdaderas o llenas de imprecisiones, donde se dan apropiaciones sociales diversas y se originan patrimonios con diverso grado de significación. Pero, como dicen los anatomistas, vamos por partes, para contar esto…

El surgimiento de un término famoso

El término dinosaurio, Dinosauria en griego académico, fue acuñado en 1842 por el naturalista Richard Owen, quien era el encargado del área de Historia Natural del Museo Británico, y un reconocido naturalista, anatomista y geólogo. El término significa “lagarto terrible” y esto le permitió agrupar una serie de hallazgos recientes de animales fósiles que, por su gran tamaño y características anatómicas, eran muy diferentes de las formas animales conocidas, tanto actuales como extintas, estos comprendían en aquel momento los tres primeros dinosaurios descritos en la literatura científica: Megalosaurus, Iguanodon e Hylaeosaurus. 

Ahora sabemos que el término original “lagarto” es un tanto inexacto, dado que comprenden reptiles con una gran diversidad. Ahora la investigación histórico-paleontológica ha determinado que varios ejemplares descritos en los siglos XVII y XVIII, seguramente pertenecieron a dinosaurios, pero en ese momento fueron asignados como huesos de gigantes, había hasta una disciplina llamada gigantología; o bien se consideraban que eran dragones, peces, mamíferos todos ellos de gran tamaño.

Diente Iguanodon.
Por eso el primer dinosaurio descrito fue el de William Buckland , era un clérigo que se había especializado en mineralogía y geología, que estudio unos restos óseos procedentes de la localidad de Stonesfield, atribuida al período Jurásico, entre ellos destacaba una mandíbula con los dientes en su sitio, sin embargo su morfología no correspondía a los mamíferos, ni a los cocodrilos, eran más parecidos a los de un reptil llamado varano, pero mucho más grandes. A partir de ello concluyó que eran de un reptil gigante, que debió medir cerca de 12 de metros de longitud, por ello lo denomino en latín científico Megalosaurus. Sus conclusiones fueron presentadas en una celebrada sesión de la Sociedad Geológica en 1824 y se convirtieron en referente científico, reforzando la fama de Buckland como naturalista.

El descubrimiento fortuito del Iguanodon

Mantell en excavación.
El otro personaje de nuestra historia era un médico rural inglés, Gideon A. Mantell, quién aprovechaba sus visitas a los enfermos en diversas localidades en la región de Sussex para revisar los yacimientos y canteras que hallaba en su camino, lo que le permitió desarrollar tanto sus conocimientos de fósiles, como adquirir una creciente colección. En sus viajes por la región, frecuentemente era acompañado por su esposa Mary Ann Mantell, quién también adquirió habilidades para identificar materiales fósiles. Se dice que ella, mientras Gideon atendía a un paciente, se halló un fósil en una piedra caliza, este era un diente con un esmalte café.

Gideon comenzó a estudiar el diente, y varios fragmentos más fueron hallados en la misma región. Entre sus características es que presentaban un desgaste propio de los organismos herbívoros, pero tenía características reptilianas. Algo que no se conocía en ese momento. Mantell se dirigió a Buckland en busca de ayuda, pero no obtuvo una respuesta clara. Charles Lyell, otro importante naturalista inglés, viajó a Paris para visitar a Georges Cuvier, quién le dijo que tal vez fueran de un rinoceronte, pero, también le dijo que con los elementos disponibles y por el carácter fragmentario de los materiales, no era posible llegar a una conclusión más sólida, lo que ha sido evidenciado como un protocolo científico que hasta la fecha se sigue desarrollando en la paleontología, es decir, no se pueden aventurar juicios si no hay contrastación contra las evidencias más sólidas. Cuvier, al final, lo animó a seguir la investigación.

Mantell al final se decidió ir en 1824 al Museo Hunteriano, una de las principales galerías de anatomía comparada en Inglaterra, donde se puso manos a la obra para revisar la mayor cantidad de ejemplares de reptiles actuales, ahí descubrió que lo más similar era la dentadura de una iguana, solo que, amplificado muchas veces más; con esa certeza, decidió llamarlo Iguanodon (diente de iguana) y lo presentó en una conferencia de la Sociedad Científica Real en 1825, que fue un gran éxito, donde tanto Mantell como el ejemplar adquirieron fama más allá de los círculos académicos, sobre todo por el tamaño que se estimaba del ejemplar, entre 60 y 70 metros de longitud, la mitad de ellos ocupados por la cola, además posteriormente se hallaron otras piezas, entre ellas un hueso cónico, que se supuso era un cuerno nasal, y así se integró en las reproducciones. Ahora se sabe que es un espolón del primer dedo de la pata delantera.

El primer gran esfuerzo de divulgar la paleontología

Richard Owen.
Richard Owen, como ya se mencionó fue un importante naturalista, que desarrolló estudios diversos, que incluso lo llevó a relacionarse con los académicos de la Sociedad Mexicana de Historia Natural y sobre todo, con Charles Darwin, el creador de la teoría de la selección natural. Un personaje con gran influencia académica y social.

William Buckland.
En 1851 se efectuó la Primera Feria Mundial, donde se presentaron avances de la ciencia, la tecnología, la industria y las artes. Uno de los edificios emblemáticos que se mandó hacer, fue el llamado Palacio de Cristal, que alojo la feria, mismo que luego fue cambiado a otra área en Londres, y se destinó a un museo de arte y ciencia. El esposo de la reina Victoria, al tanto de los hallazgos paleontológicos, sugirió que se hicieran reproducciones a escala real de ejemplares de fauna extinta, y sobre todo de los dinosaurios.

Benjamin Waterhouse.
Esta comisión recayó en Richard Owen y Benjamin Waterhouse, este último era un artista, pintor y escultor, y aficionado a la paleontología. Ambos conformaron un equipo, donde Owen estableció la interpretación académica y Waterhouse, la ilustró. El proceso fue largo y complejo, se hicieron esbozos, se modelaban pequeñas maquetas y luego se hacían los moldes de arcilla, ya con la escala real, de estos se hacían moldes de cemento con un núcleo de hierro, ladrillos y rocas. Las estatuas finalmente eran pintadas y distribuidas alrededor del Palacio de Cristal en tres islas que simulaban una escala de tiempo, se construyeron 15, donde se incluyen en su mayor parte dinosaurios, pero también aves y mamíferos extintos.

La cena y la creciente fama de la paleontología

El trabajo de elaboración de las estatuas se fue haciendo del interés público, de tal forma que para potenciarlo el 31 de diciembre de 1853 se convocó a la elegante cena, organizada Waterhouse y Owen, y donde asistieron 21 personas que incluyó a los inversionistas del Palacio de Cristal, a editores de periódicos, a otros académicos, presididos por sendas mantas donde se hacía homenaje a Cuvier, Mantell, Buckland y el mismo Owen, quien presidia la cena desde la cabeza del molde. Lo más interesante es que la mesa donde se sentaron estaba dentro del molde del Iguanodon, que fue seleccionado por ser el más grande de todos.

Los reportes de prensa señalan que fue un evento muy animado y que los asistentes escucharon las explicaciones detalladas de Owen y Waterhouse, pero que ya cerca de medianoche los gritos conjuntos de celebración por el éxito de la reunión y de la próxima inauguración de la primera exposición pública de este género, fueron tales, que parecía el mismo dinosaurio rugiendo en vida.

Escultura Iguanodon en la actualidad.
El 10 de junio de 1854 fue inaugurado el Palacio de Cristal en su nueva ubicación y con las esculturas terminadas, cerca de 40 mil personas asistieron al evento. Las crónicas dan cuenta del asombro y la expectación por el tamaño y la fiereza con la que estaban representadas las estatuas, pero eso no impidió que los niños acudieran en tropel, que los adultos compraran estampas y reproducciones diversas.

Actualmente, las esculturas siguen asombrando a los asistentes, se han convertido en monumentos protegidos, se desarrollan diversas actividades: conferencias, se celebra el día del dinosaurio, encuentros con profesionistas, en fin, donde las 15 esculturas siguen cumpliendo un papel educativo y sobre todo despertando la imaginación sobre un pasado que la paleontología nos ha permitido conocer.

1 comentario:

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