viernes, 31 de julio de 2020

Un gran búho mataba mamíferos con sus garras hace 55 millones de años

Paleontólogos han descrito en el Journal of Vertebrate Paleontology un gran buho hoy extinto que mataba a mamíferos medianos con sus patas y garras hace unos 55 millones de años.

El esqueleto de Primoptynx poliotaurus - 
SENCKENBERG RESEARCH INSTITUTE
"Hoy, los búhos matan con el pico", dice el paleontólogo Thierry Smith (RBINS), quien participó en el estudio del esqueleto bien conservado de Wyoming, EE.UU. Primoptynx poliotaurus es una nueva especie y un nuevo género.

El esqueleto excavado por los paleontólogos estadounidenses en la Cuenca Bighorn en Wyoming hace treinta años, es uno de los búhos fosilizados más completos del Paleógeno, el período geológico después de la extinción de los dinosaurios no aviarios hace 66 millones de años. El fósil, del cual se han preservado todos los huesos postcraneales principales, tiene 54,5 a 55 millones de años (principios del Eoceno).

Primoptynx poliotaurus tenía unos 50 centímetros de tamaño, comparable a Hedwig, el búho nival de Harry Potter, y pertenece a un grupo de búhos estrechamente relacionados con la familia extinta Protostrigidae.

"Sus patas son diferentes a las de los búhos de hoy", dice el paleontólogo Thierry Smith del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales (RBINS), coautor del estudio, citado por Eureka Alert. "Los búhos de hoy tienen cuatro dedos con garras del mismo tamaño para atrapar presas relativamente pequeñas y matarlas con el pico. Primoptynx tiene un primer y segundo dedo más largos, como se ve en los halcones y otros miembros de la familia Accipitridae. Se usan esos dedos más desarrollados para atrapar a las presas, que son pinchadas por las garras. Así que era una lechuza que cazaba como un halcón mamíferos medianos".

Este fósil muestra, junto con otros hallazgos, que durante el Eoceno temprano ya había muchas especies de búhos, de diferentes tamaños, que ocupaban diferentes nichos ecológicos. El éxito de los búhos es paralelo al de los mamíferos, que se volvieron muy diversos después de la quinta extinción masiva, que aniquiló a los dinosaurios. La posterior extinción de Primoptynx poliotaurus y otros proto-búhos puede deberse a la aparición de aves rapaces diurnas en el Eoceno tardío.

Los descubrimientos de las primeras etapas de la evolución del búho son extremadamente raros. Un hueso de pata de aproximadamente 60 millones de años es el fósil más antiguo que se puede asignar a un búho.

El animal recientemente descrito pertenece a una especie de búho fósil muy grande, previamente desconocida. Excepto el cráneo, se conservan todos los huesos principales del ave de 55 millones de años. "El búho fósil era aproximadamente del tamaño de un búho nival moderno. Sin embargo, se distingue claramente de todas las especies existentes por el diferente tamaño de sus garras. Mientras que en los búhos actuales las garras en todos los dedos de las patas son aproximadamente del mismo tamaño, la especie recién descrita Primoptynx poliotauros tiene garras notablemente agrandadas en el dedo gordo y el segundo dedo del pie", explica el coautor Gerald Mayr, del Instituto Seckenberg y el Museo de Historia Natural de Frankfurt.

Estas proporciones de los dedos son conocidas por las aves rapaces diurnas modernas, como las águilas y los azores. Estas aves, que no están estrechamente relacionadas con los búhos, perforan a sus presas con sus afiladas garras. Mayr y sus colegas, por lo tanto, suponen que el búho extinto también usó sus patas para matar a su presa. "Por el contrario, los búhos actuales usan su pico para matar presas, por lo que parece que el estilo de vida de este búho extinto difiere claramente del del de sus parientes modernos", agrega el ornitólogo de Frankfurt. 

Además, el nuevo descubrimiento revela un alto nivel de diversidad entre los búhos del Eoceno temprano en América del Norte, desde la pequeña especie Eostrix gulottai, que mide solo 12 centímetros, hasta el pájaro recién descubierto, de aproximadamente 60 centímetros de altura.

"No está claro por qué los búhos cambiaron su técnica de caza en el curso de su evolución. Sin embargo, suponemos que puede estar relacionado con la propagación de aves rapaces diurnas a finales del Eoceno y principios del Oligoceno, hace aproximadamente 34 millones de años. Competencia porque las presas con aves rapaces diurnas pueden haber desencadenado especializaciones de alimentación en búhos, posiblemente también conduciendo a los hábitos nocturnos de estas aves carismáticas ", dice Mayr.


UNA VENTANA AL TRIÁSICO DE LA FORMACIÓN ISCHIGUALASTO EN LA RIOJA, ARGENTINA

Suele creerse que la paleontología o sus novedades se centran únicamente en el descubrimiento de nuevos fósiles, pero en realidad los trabajos interdisciplinarios en localidades ya conocidas, pero poco exploradas, abren nuevas ventanas al pasado y disparan nuevas investigaciones. Aquí les vamos a contar sobre una de ellas:

El trabajo recientemente publicado en la revista Scientific Reports del Grupo de revistas de Nature, es el resultado de una larga historia de cooperación entre paleontólogos de Argentina y Brasil. Es una publicación que ha llevado años de trabajo en una localidad fosilífera prácticamente olvidada en la historia, la cual fue poco explorada desde su descubrimiento en los años 60.

Crédito: Jorge Blanco.
Gracias a la perseverancia de un equipo interdisciplinario de paleontólogos, geólogos, tafónomos y geoquímicos se han obtenido resultados novedosos. El equipo está coordinado por la Dra. Julia B. Desojo (CONICET-MLP) y el Dr. Lucas E. Fiorelli (CONICET-CRILAR) junto con el Prof. Dr. Max Langer de la Universidade de São Paulo (Ribeirao Preto, SP, Brasil); y otros investigadores del MACN-CONICET (Buenos Aires), CICTERRA-CONICET (Córdoba), CIGEOBIO (UNSJ-San Juan), Massachusetts Institute of Technology (Estados Unidos), Universidade Estadual Paulista (Brasil) y Universidade Federal de Santa Maria (Brasil). 

COMIENZO DE LOS TRABAJOS

La historia comienza en mayo del 2013, luego de las XVII Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados celebradas en la ciudad de La Rioja, donde gran parte del equipo del Archosauriform Research Group (https://archosaurarg.wixsite.com/archosaur) asistió y fue parte de la organización. Luego del evento, cinco de nosotros (J. B. Desojo, A. Martinelli, B. von Baczko, J. R. Taborda y M. Iberlucea) realizamos una breve campaña exploratoria (solo 4 días) a la localidad conocida como Hoyada del Cerro Las Lajas. En la misma afloran rocas de la Formación Ischigualasto, a unos 20 km al sur de Villa Unión, provincia de La Rioja. 

La Formación Ischigualasto es una unidad geológica con rocas que fueron depositadas durante parte del Triásico Superior, hace aproximadamente 230 a 221 millones de años. Por décadas, la mayoría de los fósiles de esta formación fueron encontrados y estudiados en el Valle de la Luna, en el Parque Provincial Ischigualasto, en la provincia de San Juan. Los primeros fósiles del lado riojano, en la Hoyada del Cerro Las Lajas, fueron encontrados por el famoso paleontólogo argentino José F. Bonaparte en 1962, junto con el paleobotánico Rafael Herbst y los técnicos Galileo J. Scaglia y Martín Vince. En ese viaje se exhumaron numerosos restos fósiles, entre los que se destacan el arcosaurio ornitosúquido Venaticosuchus rusconii y el probable dinosaurio ornitisquio Pisanosaurus mertii, el más antiguo del mundo de su grupo.

El equipo de trabajo en el año 2017.
A pesar de estos descubrimientos iniciales, el equipo de Bonaparte se focalizó subsecuentemente en otras áreas más fosilíferas del Mesozoico de la Argentina y en consecuencia, esa localidad perdió notoriedad siendo, inclusive, omitida en algunos trabajos científicos y en otros catalogada como “pobremente fosilífera”. De todos modos, los descubrimientos iniciales y publicación de sus fósiles resaltaron la importancia de esa localidad, y por ello el interés del Archosauriform Research Group para iniciar nuevas exploraciones en el 2013.

Durante el viaje fugaz en el 2013 recuperamos restos fósiles de arcosauromorfos (rincosaurios) y cinodontes (Exaeretodon) en los niveles basales de la formación en la Hoyada del Cerro Las Lajas. Lamentablemente el clima no ayudó, pues durante dos días de los cuatro de exploración fuimos azotados por el viento zonda, complicando el trabajo de campo. Si bien los materiales colectados fueron pocos, el área resultó interesante para planear una campaña paleontológica más amplia, con más personas y de mayor complejidad. 

NUEVAS CAMPAÑAS DURANTE LOS AÑOS 2016, 2017 Y 2019 

Fue así que se realizaron tres nuevas campañas, incluyendo de 10 a 14 participantes y aproximadamente 10 días de duración, en los meses de abril y mayo de 2016, 2017 y 2019. Este trabajo fue posible gracias a la cooperación del Prof. Dr. Max Langer (USP, Ribeirão Preto, São Paulo, Brasil) y su equipo, al apoyo de la SecretarIa de Cultura de la Rioja (quien autorizó los trabajos paleontológicos en el área) y la localidad de Villa Unión que colaboró con la logística y alojamiento (agencias de turismo, policía, etc.). Asimismo, estas campañas contaron con paleontólogos, geólogos y estudiantes de diversas Instituciones del CONICET (MACN, CICTERRA, CRILAR, CIGEOBIO), Museo de La Plata, Brasil y Estados Unidos. Además, dicho trabajo fue financiado con un proyecto de CICITCA, otorgado a la Dra. Jimena Trotteyn.

Las campañas fueron muy fructíferas y se exhumaron más de 100 nuevos fósiles de vertebrados que fueron ingresados a la Colección de Paleontología de Vertebrados del CRILAR-CONICET, en Anillaco (La Rioja). Entre estos fósiles, los arcosauromorfos rincosaurios son los más abundantes, siendo formas herbívoras con cráneos robustos y con un pico, cuadrúpedos y median hasta 2 metros de largo. Además del registro del rincosaurio Hyperodapedon, ya conocido en San Juan, se adicionó una nueva especie para este género. También se reconoció por primera vez la presencia del género Teyumbaita (una nueva especie), un rincosaurio previamente conocido solamente en rocas del Triásico Superior de Rio Grande do Sul, en el sur de Brasil.

DESCUBRIMIENTOS Y CONFECCIÓN DE UNA COLUMNA ESTRATIGRÁFICA

Entre los descubrimientos también se destacan restos del cráneo y esqueleto axial del arcosauriforme Proterochampsa, posiblemente de hábitos semi-acuáticos como un cocodrilo actual., el arcosaurio pseudosúquio Aetosaurorides (más cercanamente emparentado con los cocodrilos que con las aves), que poseía una amplia coraza dorsal y ventral sobre su cuerpo, y un paracrocodilomorfo indeterminado de pequeño tamaño. Finalmente, se han encontrado algunos restos de cinodontes, formas relacionas al linaje de los mamíferos, representados por el género Exaeretodon, la cual es una forma herbívora, cuadrúpeda, que tendría un tamaño similar al de un tapir.

Crédito: Dr. Lucas E. Fiorelli.
Además de la búsqueda y extracción de fósiles, se confeccionó una columna estratigráfica detallada de más de 1000 metros de espesor de la unidad en la localidad de estudio. Se seleccionaron varios niveles de tobas volcánicas para buscar zircones (cristales de muy pequeño tamaño generados en la cámara magmática de los volcanes) con el objetivo de obtener dataciones absolutas (U-Pb) de los sedimentos que se depositaron en forma simultánea a los fósiles que contienen. Afortunadamente, los análisis radiométricos dieron resultados positivos y permitieron conocer la edades de la base (incluyendo los niveles fosilíferos) y el techo de la Formación Ischigualasto en la Hoyada del Cerro Las Lajas. Las dataciones se utilizaron para construir un modelo de edad de depositación de los sedimentos a lo largo de la columna estratigráfica empleando métodos de estadística Bayesiana (la cual tiene en cuenta las observaciones y probabilidades previas al análisis determinadas por el observador).

De forma complementaria, se estudió la roca portadora del dinosaurio Pisanosaurus hallado hace aproximadamente medio siglo con el objetivo de conocer su procedencia. Sumado a ello, mediante fotos históricas y datos de la libreta de campo del Dr. Bonaparte sobre el hallazgo del pseudosúquio Venaticosuchus, fue posible estimar los niveles portadores de estos ejemplares. En particular, estos estudios sirvieron para datar en forma precisa la edad de las rocas portadoras de Pisanosaurus en 229 millones de años atrás. Reevaluamos las relaciones de parentesco de Pisanosaurus y concluimos que es un dinosaurio ornitisquio, concordando con la hipótesis más tradicional que había sido puesta en duda por algunos autores recientes.

En consecuencia, Pisanosaurus cobra especial relevancia por ser el dinosaurio ornitisquio más antiguo de todo el mundo, precediendo al siguiente registro del grupo en aproximadamente 30 millones de años.

Toda esta información (fósiles, dataciones, perfiles estratigráficos, notas históricas, etc.) permitió analizar los aspectos paleobiológicos y paleobioestratigráficos de la Formación Ischigualasto en la Hoyada del Cerro Las Lajas. Entre los resultados más novedosos destacamos el reconocimiento de dos Zonas de Asociación Faunística, mostrando su corelación con las asociaciones descriptas en el sector sanjuanino de la Formación Ischigualasto, así como también con las asociaciones presentes en la Secuencia Candelária, aflorante en el estado de Rio Grande do Sul, Brasil. 

Julia B. Desojo: «una localidad olvidad, nuevos hallazgos, una columna estratigráfica detallada y edades absolutas nos permiten sacar una foto instantánea en el tiempo».  

Lucas E. Fiorelli: «El estudio multidiciplinario realizado en esta clásica localidad del oeste riojano aumenta el conocimiento geológico y paleontológico regional y aporta información crucial para el desarrollo de un nuevo Geositio aplicado al geoturismo tan importante para la provincia».  

Martín D. Ezcurra: “La diversidad de especies de rincosaurios que encontramos fue mayor que la esperada y muestra la presencia de diferentes especies a lo largo del tiempo de depositación de la Formación Ischigualasto. Esta nueva información nos posibilita refinar los esquemas biológico-temporales de los ecosistemas que incluyeron a algunos de los dinosaurios más antiguos conocidos en todo el mundo”.  

Agustín G. Martinelli: “Los resultados en esta localidad fueron grandiosamente satisfactorios y nos incentivan a seguir trabajando en la región”.  

Belén von Baczko: “La integración de los datos históricos junto a nuestros nuevos estudios y hallazgos fue crucial para la interpretación de la geología y fauna fósil de la región”. 

Referencia bibliográfica:

The Late Triassic Ischigualasto Formation at Cerro Las Lajas (La Rioja, Argentina): fossil tetrapods, high‑resolution chronostratigraphy, and faunal correlations. Scientific Reports, https://doi.org/10.1038/s41598-020-67854-1 

Sobre investigación:

– Julia B. Desojo (División Paleontología Vertebrados FCNyM – CONICET)

– Lucas E. Fiorelli (Geociencias del CRILAR – CONICET, La Rioja)

– Martín D. Ezcurra (Sección de Paleontología  Vertebrados MACN – CONICET)

– Agustín G. Martinelli (Sección de Paleontología  Vertebrados MACN – CONICET)

– Jahandar Ramezani (Massachusetts Institute of Technology, USA)

– Átila. A. S. Da Rosa (Universidade Federal de Santa Maria, Brasil)

– M. Belén von Baczko (Sección de Paleontología Vertebrados MACN – CONICET)

– M. Jimena Trotteyn (CIGEOBIO – CONICET, San Juan)

– Felipe C. Montefeltro (Universidade Estadual Paulista, Brasil)

– Miguel Ezpeleta (CICTERRA – CONICET, Córdoba)

– Max C. Langer (Universidade de São Paulo, Brasil)


martes, 28 de julio de 2020

EXCAVACIONES PALEONTOLÓGICAS TORRELARA 2020

A vista de dron

Vídeo de la XVII Campaña de excavaciones paleontológicas de restos fósiles de dinosaurios en la Sierra de la Demanda (Burgos), a vista de dron, grabado en el yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal (Torrelara), por el Colectivo Arqueológico-Paleontológico de Salas de los Infantes (el vuelo del dron realizado por Diego Montero Huerta).


dinosaurioscyl.blogspot.com

Torrelara saca a la luz un fémur de saurópodo

La IV campaña de excavaciones en el yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal va completando el ecosistema que ocuparon los dinosaurios con la aparición de flora y otras faunas

Un momento de la excavación. - Foto: Luis López Araico
Campaña a campaña, el yacimiento de Torrelara va desvelando el ecosistema que ocuparon los dinosaurios, en la transición del Jurásico al Cretácico. Una semana después de comenzar la excavación de la cuarta campaña se ha localizado un gran fémur de saurópodo, asociados a otras vertebras, así como restos de flora y otras faunas que van completando la secuencia histórica y proporcionando información sobre las especies que poblaron la zona.

Según explica Fidel Torcida, director de las excavaciones, el fémur hallado se localiza en el nivel de dos metros donde se dejó la campaña el año pasado y está junto a un montón de restos fósiles, lo que supone que habrá que buscar la explicación de por qué esa zona tienen tantos restos fósiles. Torcida indica que el fémur está prácticamente completo y que supondrá obtener información para distinguir una especie de otra. Igualmente se ha localizado un pubis y varias vértebras de la cola. En todo caso se trata de un hueso de saurópodo como los dos dinosaurios localizados en campañas anteriores y cuyos esqueletos se van completando, aunque aún es pronto para determinar si se corresponde con parte de cuerpo del más grande o el segundo, más pequeño.

Torcida reconoce que tener un esqueleto completo es muy difícil, "pero lo interesante es tener distintas partes de la anatomía del animal, cráneo, caderas, patas, vértebras de la columna y la cola y eso lo vamos consiguiendo año tras año".

sábado, 25 de julio de 2020

CONTIGO EN LA ONDA: EXCAVACIONES DE DINOSAURIOS EN TORRELARA

Ayer viernes, en Onda Cero Burgos, entrevista a Fidel Torcida, director de las excavaciones del yacimiento de Torrelara y del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, en el programa "Contigo en la onda". A partir del minuto 11:30. (Pincha en la imagen o en el enlace)


diariodeburgos.es/ondacero

Una roca de Arizona evoca la Tierra caótica de hace 200 millones de años

Un núcleo rocoso del Parque Nacional del Bosque Petrificado, en Arizona, arroja luz para comprender cómo eventos catastróficos moldearon los ecosistemas de la Tierra antes de los dinosaurios.

Las capas de roca que componen la formación fueron depositadas durante 
el Período Triásico Tardío. - RANDALL IRMIS/NHMU – Archivo
El núcleo, de un cuarto de kilómetro, es de una parte importante del Período Triásico cuando la vida en la Tierra sufrió una serie de eventos cataclísmicos, al ser golpeado el planeta al menos tres veces por asteroides del tamaño de montañas, cadenas de volcanes estallaron para ahogar el cielo con gases de efecto invernadero, y el movimiento tectónico destrozó el único supercontinente de la Tierra, Pangea.

Entre el caos, muchas plantas y animales, incluidos algunos de los reptiles de hocico largo y armado que gobernaron Pangea en todo el Triásico, desaparecieron en una posible sacudida de la vida en la Tierra que los científicos aún no han explicado.    

El estudio, publicado el 20 de julio en 'GSA Bulletin', ofrece a los científicos una base para explicar los cambios en el registro fósil y determinar cómo estos eventos pueden haber dado forma a la vida en la Tierra.

Al determinar la edad del núcleo de la roca, los investigadores han podido reconstruir un tramo continuo e ininterrumpido de la historia de la Tierra desde hace 225 millones hasta 209 millones de años. La línea de tiempo ofrece una idea de lo que fue una edad oscura geológica y ayudará a los científicos a investigar cambios ambientales abruptos desde el pico del Triásico Tardío y cómo afectaron a las plantas y animales de la época.

"El núcleo nos permite retroceder 225 millones de años cuando el Parque Nacional del Bosque Petrificado era un invernadero tropical poblado por reptiles similares a cocodrilos y dinosaurios tempranos del tamaño de un pavo", explica en un comunicado Cornelia Rasmussen, investigadora postdoctoral en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas (UTIG), quien dirigió el análisis que determinó la edad del núcleo.

"Ahora podemos comenzar a interpretar los cambios en el registro fósil, como si los cambios en el mundo de las plantas y los animales en ese momento fueron causados por un impacto de asteroides o más bien por lentos cambios geográficos del supercontinente que se separa", añade. 

El paleontólogo Adam Marsh, del Parque Nacional del Bosque Petrificado, resalta que a pesar de la rica colección de fósiles del período en América del Norte, hasta ahora había poca información sobre la línea de tiempo del Triásico Tardío porque la mayoría de lo que los científicos sabían provenía del estudio de afloramientos de roca expuesta empujada a la superficie por movimientos tectónicos.

"Los afloramientos son como piezas rotas de un rompecabezas --señala Marsh, que no fue autor del estudio, pero es parte del proyecto de extracción de muestras científico más grande--. Es increíblemente difícil armar una línea de tiempo continua desde sus caras expuestas y desgastadas".

El núcleo del Parque Nacional del Bosque Petrificado resuelve el problema del rompecabezas recuperando cada capa en el orden en que se depositó. Al igual que los anillos de los árboles, los científicos pueden hacer coincidir esas capas con el registro fósil y climático.

Para encontrar la edad de cada capa, los investigadores buscaron en el núcleo de la roca pequeños cristales del mineral circón, que se arrojan al cielo durante las erupciones volcánicas. Los circones son un sello de fecha para los sedimentos con los que están enterrados. Luego, los investigadores compararon la edad de los cristales con las huellas del antiguo magnetismo almacenado en las rocas para ayudar a desarrollar una línea de tiempo geológica precisa.

Sin embargo, la geociencia rara vez es tan simple y, según Rasmussen, el análisis del núcleo les dio dos historias ligeramente diferentes. Uno muestra evidencia de que una sacudida en la especie podría no estar relacionada con ningún evento catastrófico y simplemente podría ser parte del curso ordinario de la evolución gradual. El otro muestra una posible correlación entre el cambio en el registro fósil y un poderoso impacto de asteroide, que dejó un cráter en Canadá de más de 62 millas de ancho.

Para Marsh, los diferentes hallazgos son solo parte del proceso para alcanzar la verdad. "Los dos modelos de edad no son problemáticos y ayudarán a guiar futuros estudios", asegura.

europapress.es

Descubierto en Libia el antepasado de los cocodrilos americanos

Técnicas de tomografía computarizada han identificado detalles que sitúan el único cráneo bien conservado de 'Crocodylus checchiai', en la base del árbol evolutivo de los cocodrilos americanos.

Recreación del aspecto en vida y el paleoambiente de 'C. Checchiai' - 
DAWID IURINO/UNIVERSIDAD DE ROMA LA SAPIENZA
El estudio, publicado en Scientific Reports, revela que el cráneo de este cocodrilo de 7 millones de años de antigüedad, excavado hace casi un siglo en el yacimiento de As Sahabi (Libia), comparte con las cuatro especies americanas actuales ('Crocodylus intermedius', 'C. moreleti', 'C. acutus' y 'C. rhombifer') numerosas peculiaridades anatómicas que lo colocan en la base del árbol evolutivo como un antepasado del género 'Crocodylus' en América.

Los fósiles más antiguos de este taxon en el Nuevo Mundo tienen unos 5 millones de años y los investigadores postulan que algunos especímenes de 'C. checchiai' (o una forma similar y aún desconocida) cruzaron el océano Atlántico desde África hasta América del Sur, donde se adaptaron y diversificaron.

"Puede parecer una gesta increíble para un cocodrilo, pero es posible", explica Massimo Delfino, investigador de la Universidad de Torino y del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, que ha liderado la investigación.

Entre los cocodrilos actuales hay especies capaces de tolerar la alta salinidad del agua del mar y realizar grandes desplazamientos en mar abierto aprovechando las corrientes superficiales. "Estudios realizados con seguimiento por satélite han demostrado que los cocodrilos australianos pueden recorrer distancias de más de 500 kilómetros por el mar en pocas semanas", explica el investigador.

Delfino, junto a otros investigadores italianos de la Universidad de Roma y de la Universidad de Florencia analizaron el fósil mediante métodos no invasivos en el Hospital MG Vannini (Roma). Gracias a un escáner de tomografía computarizada obtuvieron imágenes de gran resolución del exterior y el interior del cráneo. A partir de la información obtenida, concluyeron que se trataba de un ejemplar adulto y estimaron la longitud del cuerpo en más de 3 metros.

Los detalles anatómicos también permitieron llevar a cabo un análisis filogenético, es decir, reconstruir la historia evolutiva de este grupo comparando sus características anatómicas mediante un software específico.
El yacimiento de As Sahabi se encuentra a unos 130 kilómetros de la ciudad de Ajdabiya, en la parte libia del desierto del Sahara. Actualmente es una zona extremadamente árida, pero durante el Mioceno superior era un territorio surcado por ríos y cubierto de una extensa vegetación en el que habitaba una gran diversidad de fauna, incluyendo grandes mamíferos y reptiles.

Durante los años 30 del siglo pasado, algunos geólogos y paleontólogos italianos como Ardito Desio, Giuseppe Stefanini y Carlo Petrocchi protagonizaron varias expediciones científicas que sacaron a la luz una gran cantidad de fósiles de mamíferos, peces y reptiles, incluidos cinco cráneos de cocodrilo perfectamente conservados, entre ellos el objeto de esta investigación.

Lamentablemente, durante la II Guerra Mundial muchos de los fósiles alojados en el Museo de Historia Natural de Trípoli se destruyeron o se perdieron. El destino de algunos de los cráneos que fueron enviados a Nápoles no fue mejor; debido a los bombardeos y saqueos de mediados del siglo pasado se perdió su rastro y solo se conservaron dos de los cráneos depositados en Roma.

Casi un siglo después, los investigadores firmantes del estudio han podido estudiar el único (el otro se encuentra en paradero desconocido) cráneo "superviviente" de este periplo, que actualmente se conserva en el Museo Universitario de Ciencias de la Tierra (Universidad de Roma La Sapienza).


"Buenos resultados" en las excavaciones de la Demanda

El director de las excavaciones paleontológicas, Fidel Torcida, intuye que una zona concreta del yacimiento en el que quieren trabajar "proporcionará bastantes fósiles" 

"Buenos resultados" en las excavaciones de la Demanda.
La XVII campaña de excavaciones paleontológicas en la Sierra de la Demanda (Burgos), en el yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal, situado en las proximidades de Torrelara, dio comienzo el pasado 15 de julio, y aunque todavía no ha finalizado el director de las excavaciones, Fidel Torcida, intuye que este año tendrán “buenos resultados”.

“Lo que ocurre con los yacimientos es que incluso de un año para otro, según vas avanzando, cambia mucho. Un año puede ser una campaña muy exitosa, con mucho material, y al año siguiente seguimos en él, vamos avanzando pero apenas hay nada, porque según cómo se distribuyera el esqueleto en su momento, podría estar concentrada en un sitio y en el otro nada”, explicó el encargado de las excavaciones.

Esta campaña, marcada por la pandemia del COVID-19, finalizará el próximo 30 de julio, aunque antes los investigadores esperan avanzar en el proceso de excavación, e incluso lograr grandes descubrimientos. “El éxito no está asegurado, pero yo intuyo que en una zona en la que queremos trabajar en profundidad, va a haber bastantes piezas. De acuerdo a lo que hemos visto en años anteriores y según cómo se distribuyen los huesos, creo que vamos a llegar a un lugar que va a proporcionar bastantes fósiles”, aseguró Torcida con convicción.

"Buenos resultados" en las excavaciones de la Demanda.
Asimismo, pese a no querer adelantar acontecimientos, debido a que la excavación no ha finalizado, Torcida avanzó que por el momento “se están encontrando cosas”. En este sentido explicó que se están recuperando dos dinosaurios grandes, saurópodos, y que ya disponen de dos esqueletos semicompletos “con bastantes piezas”.

“Ahora tenemos algún fósil que empieza a aflorar, tenemos que ir descubriéndolo, profundizando, y no sabemos muy bien el tamaño, si está completo ni qué hueso es, porque es solamente un extremo”, explicó, haciendo referencia al gran tamaño de estos dinosaurios. Por ello, por el momento continúan avanzando y obteniendo material, pero añadió que quizá en unos días estén “en un buen punto para calibrar si va a ser rentable en cuanto a hallazgos”.

Por el momento, teniendo en cuenta lo obtenido hasta el momento y el área en el que están trabajando, Torcida reconoció que tiene un buen presentimiento al respecto. “Hemos encontrado esa profundidad donde otros años hay una acumulación importante de huesos”, avanzó.

Asimismo, con respecto al futuro de las excavaciones en los próximos años, el director aseguró que el yacimiento de de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal es “suficientemente rico y bastante extenso”, destacándolo por encima de los excavados hasta el momento. “Ya se verá, pero me parece de los más agradecidos para un paleontólogo”. Por este motivo, subrayó que en su opinión “probablemente dé para muchos más años de excavación”.

Una campaña marcada por la pandemia

Este año, debido a la crisis sanitaria por la COVID-19, la excavación ha sido diferente a la de años anteriores, en especial por las medidas de seguridad que se han debido seguir con el fin de minimizar el riesgo de contagios. Por ello, para esta campaña se redujo el número de excavadores y días de trabajo.

Según explicó Fidel Torcida, el grupo de excavadores se compone de once personas, provenientes de diferentes lugares de España, como Castilla y León, Aragón, País Vasco, Navarra, Castilla-La Mancha, e incluso de la propia comarca o de Salas de los Infantes. A ellos se une otro grupo de siete personas que trabajan a pie de yacimiento y de manera externa a los excavadores. Pese a ser un grupo más reducido, todos sus miembros se encuentran trabajando con entusiasmo, con el fin de obtener grandes resultados, a pesar de las circunstancias, antes del fin de la campaña.


jueves, 23 de julio de 2020

Recuperan la impresión sobre roca de un fragmento de piel de dinosaurio en Vallcebre (Barcelona)

Una intervención arqueológica ha recuperado la impresión de un fragmento de piel de dinosaurio sobre una roca en el yacimiento del Mirador de Vallcebre (Barcelona), ante el riesgo de desprendimiento, ha informado la Conselleria de Cultura de la Generalitat en un comunicado.

La consellera Mariàngela Vilallonga, en su visita al Centre d'Interpretació 
Dinosaures Fumanyà – GOVERN.
Se trata de la única impresión de piel recuperada en Europa --de uno de los últimos ejemplares de dinosaurio-- y se ha conseguido recuperar gracias a una intervención que se inició a finales de 2019 por parte de la dirección general de Patrimonio Cultural.

La consellera de Cultura de la Generalitat, Mariàngela Vilallonga, ha visitado este miércoles el Centre d'Interpretació Dinosaures Fumanya, donde está expuesta la pieza.

El yacimiento del Mirador de Vallcebre data de la última edad del periodo cretácico superior, el Maastrichtiano, e incluye los últimos niveles de roca en contacto con el Paleoceno que marcan la extinción de los dinosaurios.

En 2013 se descubrieron dos impresiones de elementos de morfología poligonal en un nivel de roca que forma los canales fluviales que caracterizan la Formación Tremp, que son interpretadas como impresiones en hiporrelieve de piel de dinosaurio, consideradas de gran valor patrimonial y científico.

Este nivel, de unos 50 centímetros de grueso, se encuentra en disposición vertical por los efectos naturales de las placas tectónicas, y en 2015 se realizó una intervención de documentación por parte del Institut Català de Paleontologia (ICP) en la que se realizan moldes de silicona de esta impresión de saurópodo, probablemente un titanosaurio.

Desde su descubrimiento, se han observado efectos de dos desprendimientos rocosos que afectan al nivel rocoso vertical, motivo por lo que se consideró la extracción de la pieza, cuya intervención inició a finales de 2019 la Dirección General de Patrimonio Cultural.

La Conselleria encargó un trabajo de restauración y acondicionamiento de la pieza, que básicamente consistió en aligerar peso de la parte inferior del bloque, dado su buen estado de conservación.

miércoles, 22 de julio de 2020

Los cráteres de la Luna revelan una lluvia de asteroides hace 800 millones de años

Aunque en la Tierra se han borrado sus huellas por la erosión, hace unos 800 millones de años se produjo un bombardeo de meteoritos con una masa total unas 30 a 60 veces mayor que la del asteroide que acabó con los dinosaurios. Investigadores japoneses lo han deducido tras analizar 59 cráteres lunares con la sonda Kaguya y usar datos de las misiones Apolo.

Recreación de la lluvia de asteroides en la Luna y la Tierra hace 800 millones 
de años.  / Murayama/Osaka University
Científicos de tres universidades japonesas han investigado la edad de formación de 59 cráteres lunares con un diámetro superior a 20 km utilizando una cámara del orbitador lunar Kaguya (antes llamado SELENE por SELenological and ENgineering Explorer) de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA).

De esta forma, han descubierto que ocho de esos cráteres se formaron simultáneamente, incluido el cráter Copernicus, que han analizado en detalle. Con los datos radiométricos del material expulsado desde este cráter a su alrededor y con la información de las esférulas de vidrio presentes en las muestras que trajeron las misiones Apolo, concluyen ahora que la Luna experimentó una lluvia de asteroides hace aproximadamente 800 millones de años.

Los autores, que publican su estudio en la revista Nature Communications, suponen que aquel bombardeo de asteroides en la Luna debió afectar también a la Tierra, pero sus huellas se han borrado debido a los efectos de la erosión, el vulcanismo y otros procesos geológicos a lo largo del tiempo.

En los cráteres de la Luna, sin embargo, los efectos del clima y la erosión se reducen considerablemente, por lo que resultan un buen escenario para estudiar los impactos de objetos en ese remoto pasado.

Basándose en reglas sobre escala de cráteres y en probabilidades de colisión, los investigadores calculan que entre 4 y 5 × 1016 kg de meteoritos se precipitaron sobre el sistema Tierra-Luna, justo antes del periodo Criogénico (hace entre 720 y 635 millones de años), una era de grandes cambios ambientales y biológicos.

Masa superior a la del impacto de Chicxulub

"Esto supone aproximadamente 30-60 veces más que el impacto de Chicxulub, cerca de Yucatán, en México, donde cayó el gran asteroide responsable de la extinción masiva del Cretácico-Terciario que acabó con los dinosaurios y muchos otros seres vivos", apuntan los autores.

Respecto al origen de la lluvia de asteroides, el equipo especula que podría estar relacionado con la alteración de uno muy grande, de unos 100 km de diámetro, hace 800 millones de años.

Podría ser el cuerpo padre de los asteroides tipo C, que presentan un alto contenido carbónico, como las condritas carbonáceas (un tipo de meteoritos). A este grupo pertenece el asteroide Ryugu en el que la sonda japonesa Hayabusa 2 ha recogido recientemente material.

Además del bombardeo que afectó a la Luna y la Tierra, los fragmentos también pudieron llegar a otros planetas o dirigirse hacia el Sol, o bien se quedaron en un cinturón de asteroides, como los de la familia del asteroide Eulalia que ponen de ejemplo los investigadores, o pasaron a formar parte de los asteroides cercanos a la Tierra.

II Encuentro Virtual del Arte y la Ciencia de los Fósiles

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14 paleoartistas provenientes de América y Europa se darán cita en las redes
 sociales del MIC, para dialogar y debatir sobre “Paleoarte”.
El Museo Interactivo de Ciencia – MIC –, invita a estudiantes, docentes, paleontólogos, biólogos, geólogos y arqueólogos; a paleoartistas experimentados o aficionados; y a todo el público interesado, a participar del “II Encuentro Virtual del Arte y la Ciencia de los Fósiles: Voces y Visiones Hispanoamericanas del Pasado Profundo”, que tendrá lugar del lunes 27 al viernes 31 de julio de 2020, a través de la página de Facebook del Museo: www.facebook.com/MICmuseo. En esta ocasión, y debido al aislamiento social como medida de prevención frente al COVID-19, los participantes podrán dialogar, desde la seguridad de sus hogares, con 14 paleoartistas provenientes de Ecuador, Argentina, El Salvador, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y España.

Los fósiles han despertado la curiosidad e imaginación desde la antigüedad. El conocimiento de estos organismos y los mundos que habitaron, se construye a partir del trabajo conjunto entre los paleontólogos y los artistas, que comunican sus hallazgos a través de imágenes. A esta colaboración entre disciplinas se le conoce como Paleoarte. En ese sentido, este Encuentro busca conocer y divulgar a los paleoartistas y el trabajo que realizan desde el escenario latinoamericano. De esta manera, gracias a sus testimonios, aprendizajes y propuestas, los participantes del Encuentro serán parte de los secretos que esconden las edades más profundas del planeta.

Debido a las medidas de aislamiento social decretadas en todo el mundo, como una forma de prevenir el contagio del COVID-19, el Encuentro se desarrollará exclusivamente de manera virtual a través de la página de Facebook del Museo Interactivo de Ciencia. Durante una semana, esta página será el escenario para que el público participante pueda dialogar con los paleoartistas, mediante diversos conversatorios, conferencias, talleres en vivo y actividades en línea, que además de profundizar sobre el fascinante mundo del Paleoarte, buscan ofrecer a la ciudadanía espacios innovadores de disfrute del tiempo libre.

PARA CONOCER LA METODOLOGÍA Y LA AGENDA COMPLETA DEL ENCUENTRO, HAZ CLIC EN EL SIGUIENTE ENLACE: 
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BURGOS TIERRA DE DINOSAURIOS. CAMINANDO ENTRE DINOSAURIOS

BURGOS TIERRA DE DINOSAURIOS / CAMINANDO ENTRE DINOSAURIOS

Iguanodon a la entrada a Salas de los Infantes.
La provincia de Burgos no era tal como la conocemos hoy en día. Hace 145 millones de años la península Ibérica era una isla rodeada del mar de Tetis y un incipiente océano Atlántico se estaba formando. Dentro un sinfín de corrientes de agua y lagos en un clima subtropical propiciaron la floración de especies vegetales y de animales. Entre éstos últimos estaban los más grandes que han pisado la tierra, los dinosaurios. Contamos con la suerte de tener en la provincia de Burgos y más en concreto en la zona suroeste, varios yacimientos ricos en fósiles y en icnitas.

Para realizar una ruta donde podamos ver estos restos lo mejor es empezar por el sitio que mejor los conocen y estudian para ponerlo en la comunidad científica mundial. Nos referimos al Museo de Salas, situado en Salas de los Infantes.  Para dirigirnos a la localidad tomamos la carretera N-234. Desde Burgos dista 55 Km. y desde Soria 86. El Museo se encuentra en la plaza del Ayuntamiento. No es de grandes pretensiones estéticas pero su contenido nada tiene que envidiar a otros museos de su género. (Los responsables llevan años pidiendo un mejor edificio adecuado al material que atesora). El origen del museo se debe a la colección que donó el Colectivo Arqueológico-Paleontológico de Salas (C.A.S.) al ayuntamiento del pueblo. El Museo está dividido en dos partes, una de arqueología y otra de paleontología. Aunque la primera es interesante nosotros nos centramos en la segunda que es la que trata esta entrada al blog.  Los restos que vemos datan principalmente del Cretácico inferior, hace unos 140-120 millones de años, pero también hay de otros periodos.

Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.
Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.



Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.
Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.

Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.
Al pasar a la sala nos saluda una réplica de una cabeza de alosáurido, impacta su tamaño. Lo segundo que llama la atención es la réplica corpórea de un alosáurido a tamaño real. Entre la colección podemos ver restos vegetales fosilizados que poblaban ésta zona en aquellos periodos. Entre esas plantas hay ejemplares únicos en la península Ibérica. En la sala principal se encuentran fósiles de animales que coexistieron con los dinosaurios, como cocodrilos, tortugas, peces y moluscos todos de tierras burgalesas. No pueden faltar las reproducciones de icnitas, y aquí se representan las más espectaculares de Europa, las del yacimiento de Costalomo, ubicado en el mismo municipio de Salas. Éstas icnitas tienen la particularidad de que se han conservado en 3D, es decir en relieve.

Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.

Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.












Fémur de Demandasaurus.

De los grandes dinosaurios tiene piezas de todo tipo, dientes, vértebras, huevos, garras, etc. Pero sobresale entre todos un fémur de una especie descubierta en estas tierras, el Demandasaurus. Lo mejor es visitar el museo in situ y detenerse un buen rato en cada pieza.  Un museo que gustará tanto a niños como mayores.

Nosotros nos vamos a ver los yacimientos. El primero sería el de Costalomo, en el mismo pueblo, pero dada su rareza y por el peligro de su deterioro por las inclemencias del tiempo, lo mantienen tapado y no es visitable. Con esto nos desplazamos hasta la localidad de Regumiel de la Sierra, desde Salas cogemos la carretera CL-117. Son 31 Km. El yacimiento se encuentra en el mismo pueblo, detrás del ayuntamiento y está bien señalizado. Se le denomina El Frontal, Una valla delimita el yacimiento. Se pueden ver 86 de huellas dejadas por iguanodóntidos y un rastro de un pequeño terópodo. Presidiendo el yacimiento una réplica de un iguanodóntido perfecto para hacerse una fotografía. Regumiel tiene otros atractivos pero lo dejamos para otra ocasión, nos esperan más sitios por ver.

El Frontal. Regumiel de la Sierra.

 

 

 


El siguiente destino es Mambrillas de Lara, a 17 Km. de Salas por la N-234. El yacimiento está a un kilómetro más o menos del pueblo, no tiene pérdida. Como el yacimiento de Regumiel también es de icnitas.  Tiene el nombre de La Pedraja y contiene 123 huellas de saurópodos, terópodos y ornitópodos. Las hay de diferentes tamaños. Otra réplica de otro dinosaurio preside el yacimiento.

La Pedraja. Mambrillas de Lara.
La Pedraja. Mambrillas de Lara.




Desde aquí nos desplazamos a Quintanilla de las Viñas, por la misma N-234, a menos de 7 Km. El paraje se lo denomina Sereas 7. Se lo ve antes de llegar al pueblo, en la ladera de unas rocas. Consta de 60 icnitas de saurópodos y terópodos, destacando dos rastros con huellas de las patas traseras que poseen cuatro dedos dirigidos hacia delante.

Las Sereas 7. Quintanilla de las Viñas.

Las Sereas 7. Quintanilla de las Viñas.
Las Sereas 7. Quintanilla de las Viñas.


Cuando nos encontrábamos en Quintanilla de las Viñas nos enteramos de que estaban trabajando en un yacimiento en Torrelara, a poca distancia. Decidimos acercarnos. Al llegar, nos encontramos en un perímetro vallado, escavando a unas 15 personas tras una lona que los protegía del sol. Tuvimos la suerte de encontrarnos con dos de los responsables que nos atendieron muy amablemente, a pesar de las restricciones. Alberto Bengoechea y Agustina Ureña. Nos contaron que llevan cuatro años trabajando es éste lugar y ya se han encontrado más de 300 registros fósiles de diferentes grupos de animales. Destaca por sus dimensiones un húmero de un braquiosáurido, un animal tan grande como un autobús y parece que hay otro animal del mismo género junto a algún carnívoro. La elocuencia, sabiduría y entusiasmo que pone en las explicaciones Alberto nos entusiasma. En el yacimiento tienen puestas muchas esperanzas. Nosotros por poco asistimos al descubrimiento de una vértebra. La suerte nos ha acompañado. No se puede explicar con palabras lo que sentimos. Les dejamos trabajar y prometemos volver para ver los nuevos descubrimientos. Mucha suerte.

Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal.Torrelara.

Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal.Torrelara.














Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal.Torrelara.


En la zona existen muchos más yacimientos de fósiles de dinosaurios. Los tienen localizados pero no se pueden explotar todos a la vez. Los restos se tienen que estudiar e identificar, que es una labor ardua y de mucho tiempo. Como ya hemos dicho antes, este equipo descubrió al Demandasaurus Darwini, una especie nueva en el registro mundial.