sábado, 28 de julio de 2018

Charla de Cierre de campaña de excavaciones Torrelara 2018

Dada la gran acogida de personas de la comarca y de gente próxima o relacionada con la Sierra de la Demanda que se han interesado por la Campaña 2018 de excavaciones paleontológicas en yacimientos de dinosaurios de la provincia de Burgos, en este caso, la segunda en Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal, de Torrelara, hemos programado para el martes 31 de julio, a las 20:30 horas, en el Teatro-Auditorio Gran Casino de Salas de los Infantes, una charla en el que se adelantarán aspectos de los restos descubiertos.





































¡Os esperamos!

Ganadores del III Concurso de Fotografía "Tierra de Dinosaurios", 2018

Después de unos meses abierta la convocatoria de la III edición del Concurso de Fotografía "Tierra de Dinosaurios", 2018 ya tenemos las obras premiadas. Se ha presentado 8 fotógrafos procedentes de varias provincias y comunidades autónomas con un total de 34 fotografías.

Cartel anunciador de la tercera edición. Foto: Fundación Dinosaurios CyL
La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León convocó en marzo el tercer concurso de fotografía “Tierra de Dinosaurios” con el fin de promover un mayor conocimiento social del valioso patrimonio geológico y paleontológico de la Sierra de la Demanda burgalesa.

El tema al que se ha dedicado esta tercera edición ha sido el paisaje geológico del macizo de Cameros/Demanda burgalés. Las imágenes debían ser tomadas en el entorno natural.

Primer premio: La gran ola de José Ramón Miguel. / Fundación Dinosaurios 
El ganador ha sido José Ramón Miguel Izquierdo, de Salas de los Infantes (Burgos) con la instantánea titulada "La gran ola”.

Disparo el día 19-05-16, en la margen izquierda del valle del rio Mataviejas, a medio camino de Carazo a Silos, en el término municipal de Santo Domingo de Silos.

Una formación de erosión kárstica con unos sinclinales redondeados en forma de gran ola marina.

El entorno tiene los grandes sabinares albares de más de 2.000 años, encinas, quejigos y rebollos.

Cámara: Nikon Df. Objetivo: Tamron 28-300 mm f3,5-6,3 Di VC PZD. Focal del disparo: 28 mm. Apertura: f-8. Velocidad: 1/250 seg. ISO 100. Editada con programa Nikon Capture.

2º premio: Pliegues al atardecer, de Aquilino Molinero./ Fundación Dinosaurios
El segundo premio ha sido para Aquilino Molinero Martínez, también de Salas de los Infantes con la fotografía titulada "Pliegues al atardecer". Obra realizada en la carretera regional que une Castrovido con Terrazas.

Características: ISO 100 con una baja apertura al diafragma para poder captar el atardecer de este mar de pliegues tectónicos.

Tercer premio: Peña Carazo, de Pablo Pérez. / Fundación Dinosaurios CyL
El tercer premio lo ha obtenido Pablo Pérez Herrero, de Urretxu (Guipúzoca), ganador de la edición de 2017, con su imagen titulada "Peña Carazo".
LUGAR TOMA: CAMINO A CARAZO.

CAMARA NIKON 810 -OBJETIVO   24-70  - F 7,1 -1/640 - ISO  100

Os agradecemos, de nuevo, a todos los que habéis participado en este III Concurso de fotografía "Tierra de Dinosaurios", 2018 y os animamos a que, desde ya mismo, penséis o hagáis fotografías para presentar a la cuarta edición del concurso que será en 2019. Y también agradecer a El Pozo, de Salas de los Infantes, por volver a colaborar en esta tercera edición de este concurso.

¡Os esperamos!

jueves, 26 de julio de 2018

Provincia de Burgos: ¿los huesos de una nueva especie de dinosaurio saurópodo?

NATIONAL GEOGRAPHIC ESPAÑA

¿Un diente? "La fotografía podría ser de un diente fosilizado, pero es necesario 
extraerlo de la roca porque presenta una ornamentación extraña para un diente
 y no lo tenemos del todo claro", comenta José Ignacio Canudo, catedrático de 
Paleontología en la Universidad de Zaragoza, a National Geographic España.
Foto: Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas
Los fósiles, excepcionalmente bien conservados, podrían corresponder a una nueva especie que medía entre 15 y 20 metros de longitud; gigante pero no gigantesco como el 'Europatitan'

Provincia de Burgos: ¿los huesos de una nueva especie de dinosaurio saurópodo?

Los huesos fosilizados de un posible dinosaurio saurópodo diplodocoideo que vivió hace más de 140 millones de años, en el tránsito del Jurásico al Cretácico, han sido excavados en el yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal, en Torrelara, en la provincia de Burgos, según informa el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas. Los numerosos restos (huesos del cráneo, vértebras cervicales, dorsales y caudales, huesos de las patas...), aún por confirmar, están excepcionalmente bien conservados porque no están aplastados y se pueden apreciar todas sus características; los fósiles podrían corresponder a una nueva especie, "un animal bien extraño, raro", según los investigadores, que medía entre 15 y 20 metros de longitud. Era un dinosaurio gigante, pero no gigantesco como el Europatitan.

José Ignacio Canudo, de la Universidad de Zaragoza
Foto: Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas
"Si todos los restos pertenecen a una misma especie tendríamos entonces una representación de casi todo el esqueleto, algo que no es habitual, ya que se suelen tener pocos huesos del mismo ejemplar", explica José Ignacio Canudo, catedrático de Paleontología en la Universidad de Zaragoza, a National Geographic España. "Podría tratarse de un nuevo dinosaurio que aún no ha sido descrito, lo sabemos por el húmero, que es diferente al de otros dinosaurios de edades similares y descubiertos en España: el Galvesaurus y el Turiasaurus en Teruel; y el Losillasaurus en Valencia", apunta. 
"Podría ser un dinosaurio no descrito hasta ahora: lo sabemos por el húmero", dice Canudo
El nuevo dinosaurio, excavado este mes de julio durante la decimoquinta campaña de Excavaciones Paleontológicas de Dinosaurios de la Sierra de la Demanda, "es muy antiguo y podría ser el primer saurópodo de ese periodo que aparece en esta parte del Sistema Ibérico", coinciden los paleontólogos Fidel Torcida, director de la excavación y del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes en Burgos, y José Ignacio Canudo. Los investigadores compararán los nuevos fósiles con otros descubrimientos de dinosaurios saurópodos ibéricos (todos representados por una única especie) y con los de otras partes del mundo.
Cuando el material esté limpio y preparado se comparará con el de otros saurópodos 
Parte de la columna vertebral
Foto: Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas
Las partes articuladas parecen corresponder todas al mismo ejemplar, mientras que las partes desarticuladas que se han descubierto indican que podría haber más de un dinosaurio. "Hay huesos fósiles de, al menos, dos ejemplares distintos de saurópodo; lo sabemos porque hay dos huesos sacros que tienen que ser de dos individuos diferentes", comenta Canudo. Las partes desarticuladas, que pudieron desplazarse desde otros lugares, incluyen algunos pequeños dientes de cocodrilo. Esta es la segunda excavación que se realiza en el yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal y, con lo avanzado hasta ahora, podría confirmarse la existencia de dos o más dinosaurios de más de 145 millones de años de antigüedad, escasos en la península Ibérica.

miércoles, 25 de julio de 2018

Descubren un nuevo dinosaurio de 76 millones de años

Es uno de los anquilosaurios más antiguos que se haya encontrado en América del Norte

Se trata del dinosaurio anquilosaurio más completo registrado en Utah hasta la 
fecha. (Captura / YouTube Akainacephalus johnsoni)
La historia científica de este singular dinosaurio espinoso denominado Akainacephalus se remonta al 2008. En ese año, el paleontólogo de BLM Scott Richardson encontró un sitio de fósiles prometedor en la Formación Kaiparowits del Monumento Nacional Grand Staircase-Escalante. El equipo de paleontología del Museo de Historia Natural de Utah (NHMU) pronto comenzó las excavaciones allí, y lo que encontraron fue una bonanza petrificada.

Preparado en el laboratorio de fósiles por el experto voluntario Randy Johnson, el dinosaurio resultó ser un hallazgo importante. Jelle Wiersma, que estudió y describió al Akainacephalus para su tesis de maestría junto con el conservador del NHMU, Randall Irmis, señaló: "Es un espécimen realmente genial, el dinosaurio anquilosaurio más completo registrado en Utah hasta la fecha".

"Tenemos una gran porción del esqueleto, que incluye casi todo el cráneo, gran parte de la columna vertebral, la pelvis, así como extremidades y costillas, y mucha de la armadura también", dice Irmis, agregando que "es bastante raro encontrar gran parte del esqueleto en un solo lugar".

Todo eso es suficiente para identificar al dinosaurio como algo nuevo para la ciencia, cuyo nombre de especie honra los cientos de horas de trabajo que Johnson puso en su preparación.

"Es completamente diferente de cualquier otro anquilosaurio que hayamos visto", dice Wiersma, y, como agrega Irmis, "somos los afortunados paleontólogos en ser los primeros en reconocer esta nueva especie".


En términos técnicos, Akainacephalus es un anquilosaurio. Este es el subconjunto específico de dinosaurios blindados que incluyen especies con clubes de cola formidables, como el propio Ankylosaurus. Nunca antes se había encontrado a ninguno en Utah, lo que significa que el Akainacephalus ayuda a completar el cuadro completo de cómo estos dinosaurios evolucionaron y se esparcieron por el mundo.

Los viejos huesos conectan dos continentes. Con 76 millones de años, el Akainacephalus es uno de los anquilosaurios más antiguos que se haya encontrado en América del Norte, junto con otro dinosaurio recientemente encontrado en Nuevo México, señala Irmis.

El Akainacephalus está más estrechamente relacionado con los anquilosaurios que se encuentran en Asia que otras especies de América del Norte. Esto es una pista de que los anquilosaurios cruzaron un antiguo puente terrestre desde Asia hasta América del Norte antes de hace 76 millones de años, uno de varios intercambios donde los anquilosaurios vagaban desde la antigua Mongolia y China hasta el oeste de América del Norte.



El aspecto más llamativo del Akainacephalus, sin embargo, es su armadura. "Su cabeza es particularmente puntiaguda", dijo Irmis, tanto que su nombre literalmente significa "cabeza puntiaguda".

Pero eso no es todo. Desde su hocico hasta el final de su cola similar a una maza, este dinosaurio estaba cubierto de osteodermos que no solo ofrecían protección, sino que también le daban al Akainacephalus un aspecto llamativo y ornamentado.


Revelan cómo los dinosaurios se distribuyeron por el supercontinente Pangea

Científicos encontraron que una nueva especie de diplocoideo del Jurásico Medio se extendió por China, desafiando así las opiniones convencionales sobre el origen y la dispersión de los diplodocoideos y los neosaurópodos.

Los dinosaurios del tipo diplodocoideos se distribuyeron por el supercontinente Pangea hace 174 millones de años, según reveló hoy un estudio publicado en la revista británica Nature.

Los investigadores, del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de Beijing (China), encontraron que una nueva especie de diplocoideo del Jurásico Medio se extendió por China, desafiando así las opiniones convencionales sobre el origen y la dispersión de los diplocoideos y los neosaurópodos.

Los saurópodos eran dinosaurios herbívoros de cuello largo que se encuentran entre los animales terrestres más largos y más grandes que han existido.

Tradicionalmente se pensaba que los saurópodos avanzados, los neosaurópodos, se diversificaron durante la desintegración de Pangea y no habían llegado al este de Asia antes de que se aislara.

Pero ahora, el líder de la investigación, Xing Xu, y sus colegas han encontrado excavando varios esqueletos parciales de una nueva especie de dinosaurio diplodocoideo en la región de Lingwu (China), que han bautizado como Lingwulong shenqi (literalmente, el “sorprendente dragón Lingwu”).

Los fósiles que han encontrado datan de hace alrededor de 174 millones de años, convirtiendo a esta especie en el primer neosaurópodo conocido.

Según los análisis evolutivos y biogeográficos llevados a cabo por los expertos, incluyendo las nuevas especies, los neosaurópodos ya eran diversos y generalizados en el Jurásico Medio (hace unos 174 a 163 millones de años), en lugar de convertirse rápidamente en dominantes en la transición al Jurásico Tardío (hace 163 a 145 millones de años) como se pensaba anteriormente.

Además, según esta investigación, los principales grupos de saurópodos pudieron haberse originado en el Jurásico Temprano.


Descubren a «Bigfoot», uno de los dinosaurios más gigantescos de todos los tiempos

Investigadores han vinculado la mayor huella de pie de dinosaurio encontrada con un braquiosaurio, un enorme animal de cola y cuello muy largos

Representación de «Bigfoot», un saurópodo, como los diplodocus, que vivió 
en América del Norte - Davide Bonadonna, Milán, Italia
Lugares tan cercanos como el mar Mediterráneo acogen al mayor animal que ha existido en toda la historia de la Tierra: la ballena azul. En ningún otro momento ha existido una criatura capaz de superar su tamaño, que sepamos. Pero los paleontólogos siguen hoy en día descubriendo huellas dejadas por los mayores titanes que caminaron por el planeta, hace millones de años. Un artículo que se acaba de publicar en la revista «PeerJ» ha revelado la mayor huella de dinosaurio encontrada hasta ahora. Perteneció a un gigantesco braquiosaurio, un dinosaurio saurópodo que vivió en América del Norte hace 150 millones
de años.

«Hay huellas y esqueletos incompletos en Australia y Argentina que parecen pertenecer a animales todavía mayores», ha dicho en un comunicado Emanuel Tschopp, coautor del estudio e investigador en el Museo Americano de Historia Natural (EE.UU.). «Pero estos esqueletos gigantescos aparecieron sin los pies. Esta bestia que hemos encontrado ahora era claramente una de las mayores que ha caminado sobre América del Norte».

Fotografía tomada en 1998 de la huella de «Bigfoot» - KUVP archives
El hallazgo se produjo en 1998, cuando investigadores de la Universidad de Kansas (EE.UU.) encontraron lo que parecía ser la huella de un pie de casi un metro de ancho en un yacimiento situado en el Parque Woodland (Colorado), en las Montañas Rocosas.

Después de décadas de trabajos, los investigadores han concluido que el pie perteneció a un animal del grupo de los saurópodos, unos enormes dinosaurios de cuello y colas muy largas representados por los diplodocus o los brontosaurios, como los que aparecieron en la película de Parque Jurásico.

Los análisis tridimensionales y las mediciones de precisión mostraron que, en efecto, esta huella de pie de dinosaurio es la mayor descubierta hasta la fecha.

Además, las pesquisas de los investigadores han confirmado que «Bigfoot», este representante los braquiosaurios, vivió en una vasta área que va de Utah a Wyoming. Esto les ha resultado sorprendente, porque normalmente se considera que las zonas donde vivieron los saurópodos no eran tan extensas.

jueves, 19 de julio de 2018

Descubren en Torrelara (Burgos) fósiles de un dinosaurio nuevo que podría ocupar la cuarta parte de un campo de fútbol

Los fósiles del nuevo dinosaurio descubierto en Torrelara (Burgos) corresponden a un animal "extraño", con características morfológicas "nunca vistas antes en un saurópodo" y que podría alcanzar una longitud de entre 15 y 20 metros. 

Julio Company, José Ignacio Canudo y Fidel Torcida observando el ilion y las
 vértebras sacras en el yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal./ CAS
Así lo ha señalado, a través de un comunicado remitido a Europa Press, el "prestigioso" profesor y paleontólogo aragonés José Ignacio Canudo durante su visita a las excavaciones del yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal. 

Allí, ha asegurado que los restos están "muy bien conservados", además de reconocer su "emoción" al verlos. Se trata de una serie cervical, "las vértebras de la espalda, las de la cola, los huesos del brazo", matiza el paleontólogo que colabora desde hace varios años con el equipo de investigación del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes. 

El profesor ha subrayado que se trata de un animal "bien extraño", raro", con características morfológicas "que no se habían visto nunca de un saurópodo", por lo que lo hacen "más interesante". 

Para el destacado experto en dinosaurios han aparecido unos huesos "perfectamente conservados", que se debieron fosilizar muy cerca del momento en que fueron enterrados en la llanura de Torrelara, donde han permanecido más de 150 millones de años hasta su aparición tras la labor científica y de excavación paleontológica internacional que tiene lugar en Burgos durante esta quincena de julio. 

Canudo enfatiza que se trata de huesos "que no están aplastados" por lo que se puede apreciar con nitidez "todas las características del hueso" y se podrá reconocer perfectamente a qué animal pertenecen. El profesor se mostraba seguro de que se trataba de "un animal nuevo" en su especie, "aunque aún queda un largo recorrido para sacarlo y estudiarlo". 

El nuevo dinosaurio en Torrelara "es muy antiguo y el primer saurópodo de esta edad, más de 150 millones de años, que aparece en esta parte del Sistema Ibérico", hecho que lo hace "aún más interesante" para compararlo con otros descubrimientos de dinosaurios como el Aragosaurus, el Tastabinsaurus y el Turiasaurus, en Aragón, para ver "si están relacionados". 

CATEDRÁTICO 

José Ignacio Canudo San Agustín es paleontólogo y catedrático de la Universidad de Zaragoza. Así como uno de los mas reconocidos expertos de Europa en dinosaurios, doctor y profesor. 

Para Canudo "algunos de los huesos aparecidos ponen de manifiesto que se trata de un dinosaurio grande". El paleontólogo hace especial hincapié en el húmero descubierto (hueso que pertenece al brazo o pata delantera del dinosaurio) cuyo tamaño permite indicar que puede ser un animal de entre 18 y 20 metros de longitud. 

"Aunque no se trataría de un dinosaurio gigantesco, si es un animal de larga cola, cuerpo de un saurópodo enorme y cuatro patas, que ocuparía la cuarta parte de un campo de fútbol", ha señalado. 

Asímismo indica que en este yacimiento han aparecido partes articuladas del dinosaurio que parecen corresponder todas al mismo ejemplar y a la misma carcasa del animal, "más significativa y más completa". 

Sin embargo las partes desarticuladas que se han descubierto indican también que podría haber "más de un dinosaurio", porque "son huesos que se han fosilizado por transporte". "Han sido transportados como se ve en el yacimiento y, junto a ellos, hay dientes de dinosaurio carnívoro y de algún cocodrilo, por lo que podría considerarse que en ese desplazamiento, aparte de la carcasa del animal, se han movido restos de otros ejemplares de dinosaurio", ha continuado. 

BUEN AMBIENTE 

Durante la jornada de trabajo en Torrelara para analizar 'in situ' los grandes huesos que han aparecido desde el inicio de la campaña de excavación promovida por el Colectivo Arqueológico Salense, la Fundación de Dinosaurios de Castilla y León y el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, Canudo ha subrayado el "buen ambiente y el entusiasmo" que hay en la excavación, con investigadores "bien jóvenes" dispuestos a realizar un "trabajo duro que se hace en medio del monte". "Es una excavación excepcional" ha concluido. 

El equipo de investigadores que participa en la décimo quinta campaña de Excavaciones Paleontológicas de Dinosaurios de la Sierra de la Demanda proceden de distintas partes de España, Méjico y Francia, y están dirigidos por el doctor y profesor Fidel Torcida Fernández-Baldor, director del Museo de Dinosaurios de Salas. 

Esta es la segunda excavación que se realiza en el yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal y con lo avanzado hasta ahora podría confirmarse la existencia de dos o más dinosaurios en este yacimiento de Torrelara, unos animales de más de 145 millones de años de antigüedad y escasos en la península ibérica. 

En estos próximos días, los 20 excavadores que participan en los trabajos de recuperación de los restos de dinosaurios de Torrelara, acompañados por varios colaboradores más, intentarán descubrir y recuperar nuevos fósiles que permitan completar el estudio y la datación de los restos aparecidos, con elementos fósiles pertenecientes al cráneo y otras partes del animal. 

En estos momentos, la imagen que ofrece el yacimiento, con muchos huesos fósiles aún sin extraer completamente, es sumamente plástica y atractiva. 

Entre los investigadores participantes en la décimo quinta campaña figuran doctores en Paleontología y Geología así como licenciados, graduados y estudiantes en Biología, Biología evolutiva, Antropología, Arqueología y Restauración. 

El ambiente en el que vivían los dinosaurios de Torrelara se ha reconstruido a partir de sedimentos, debajo de los cuales han aparecido enterrados, y que corresponden a una llanura de inundación de un río. En esa zona de excavación han aparecido ya desde 2017 huesos de lo que parecen ser dinosaurios saurópodos diplodocoideos del tránsito jurásico-cretácico, concluye el comunicado.


martes, 17 de julio de 2018

Hallada la columna vertebral de un dinosaurio gigante en el yacimiento de Torrelara (Burgos)

El profesor y paleontólogo Fidel Torcida dirige un equipo de 30 personas, entre ellas 20 investigadores de distintas partes de España, México, Francia y Bélgica

Parte de la columna vertebral de un dinosaurio gigante en el yacimiento de 
Torrelara (Burgos)/CAS
CAS/DICYT La primera semana de excavaciones en el yacimiento de Torrelara (Burgos) ha resultado especialmente fructífera para el equipo de investigadores del Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas (CAS), con la recuperación, desde la segunda jornada, de varias piezas importantes de uno o más dinosaurios de gran tamaño. La caída de dos fuertes tormentas en el yacimiento, donde ya se trabajó en la campaña de 2017, obligó a desplazar los trabajos unos metros más arriba del lugar previsto, que se encontraba inundado.

En esa zona de excavación han sido hallados varios restos óseos de lo que parece ser un dinosaurio saurópodo diplodocoideo del tránsito jurásico-cretácico, como un gran húmero, el cúbito, un metatarso, varias vértebras y costillas, así como una parte importante del esqueleto del animal, formado por el hueso sacro, unido a los iliones, y numerosas vértebras de la columna vertebral.

Según las primeras estimaciones del equipo de investigadores, procedentes de distintas partes de España, México y Francia, que dirige el doctor y profesor Fidel Torcida Fernández-Baldor, director del Museo de Dinosaurios de Salas, podría confirmarse la existencia de dos o más dinosaurios en este yacimiento de Torrelara, unos animales de en torno a 145 millones de años de antigüedad y escasos en la península Ibérica.

XV Campaña de Excavaciones Paleontológicas en yacimientos de restos fósiles 
de dinosaurios en la provincia de Burgos/CAS
En estos próximos días, el equipo de excavadores, acompañados por varios colaboradores más, intentarán descubrir nuevos fósiles que permitan completar lo más posible el estudio y la datación de los restos hallados. “En estos momentos, la imagen que ofrece el yacimiento, con muchos huesos fósiles aún sin extraer completamante, es muy plástica y sumamente atractiva”, explica el CAS.

Asimismo, el ambiente en el que vivían los dinosaurios de Torrelara se ha reconstruido a partir de sedimentos, debajo los cuales han aparecido enterrados, y que corresponden a una llanura de inundación de un río.

Fidel Torcida y José Ignacio Canudo analizan el húmero encontrado en Torrelara.
CAS
Durante la primera semana de campaña, el yacimiento ha recibido numerosas visitas de vecinos de las localidades de la zona y burgaleses interesados en la labor de investigación y recuperación del patrimonio de la provincia, y ha contado con la presencia en las excavaciones de la periodista Rosa María Calaf, quien ha permanecido dos jornadas con el equipo de investigación, conociendo de primera mano los intensos trabajos que se están desarrollando estos días. Hoy se incorpora a la excavación uno de los más reconocidos expertos de Europa en dinosaurios, el doctor y profesor José Ignacio Canudo San Agustín, catedrático de paleontología de la Universidad de Zaragoza. 

Segunda semana 

Ayer lunes, 16 de julio, se inició la segunda semana de excavaciones en el marco de la décimo quinta campaña de Excavaciones Paleontológicas de Dinosaurios de la Sierra de la Demanda, que organiza el Colectivo Arqueológico Salense (CAS) en colaboración con la Fundación Dinosaurios de Castilla y León, el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y otras entidades. 

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León, que contribuye a la financiación de la campaña, ha invitado también a asistir al yacimiento durante hoy y mañana martes, a los amigos, colaboradores y empresas colaboradoras con la Fundación. Asimismo, se ha invitado a la visita a responsables de distintas entidades e instituciones a conocer in situ, de primera mano, los hallazgos de fósiles de esta campaña.


sábado, 14 de julio de 2018

Tras cuatro días de campaña en Torrelara encuentran fósiles de un dinosaurio gigante


El pasado sábado 7 de julio se inició la XV Campaña de Excavaciones Paleontológicas de restos fósiles de Dinosaurios en los yacimientos de la localidad burgalesa de Torrelara. Tan sólo cuatro días después del inicio ya han aparecido numerosos restos fósiles de dinosaurio u dinosaurio gigante, como huesos largos de las extremidades o vértebras, piezas que no se habían encontrado con anterioridad.

Con la información recogida hasta ahora no se puede identificar plenamente al dinosaurio que yace en Torrelara, sin embargo, sí que se puede identificar a la especie, y ver qué relación tiene con otros dinosaurios de la misma época, pero de otros lugares, como América del Norte o Europa.

El director de la excavación, Fidel Torcida, ha explicado que en esta campaña han aparecido muchos fósiles bien conservados de parte del esqueleto y de extremidades de las que antes no se tenía ninguna representación. Los restos hasta ahora encontrados son de un saurópodo, herbívoro, de gran tamaño, de cuello y cola largos, muy probablemente un titanosauriforme, como el recientemente descrito Europatitan eastwoodi.

A lo largo de los siguientes días de campaña se expondrá más superficie del yacimiento con el objetivo de localizar otros huesos que ayuden a completar información sobre el dinosaurio.

En la anterior campaña ya se encontraron restos de la cola de este dinosaurio y diversos huesos craneales y de las costillas.

El proyecto lo promueve el ayuntamiento de Torrelara, está financiado por la Diputación de Burgos y lo desarrolla el Colecivo Arqueológico y Paleontológico de Salas, aunque colaboran también, el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y la Fundación Dinosaurios de Castilla y León.

martes, 10 de julio de 2018

El primer dinosaurio gigante tiene nombre femenino

Después de 205 millones de años de espera para hallar sus restos y bautizado como Ingentia prima, este dinosaurio de ocho metros de largo y diez toneladas de peso representa el poder de las hembras.

AGENCIA SINC

Reconstrucción de Ingentia prima en la que se ve su avanzado sistema 
respiratorio aviano con desarrollados sacos aéreos cervicales (estructura verde), 
pulmones (rojo), sacos aéreos claviculares (azul) y torácicos anteriores 
(amarillo). / Jorge A. González
Mientras la historia de la humanidad entera transcurría sobre la superficie de la Tierra, sus huesos fosilizados permanecían ahí, ocultos en el silencio de las profundidades del noroeste argentino, en lo que hoy es la provincia de San Juan. Hasta que un día de 2015, después de 205 millones de años de espera, su tranquilidad fue interrumpida. Gracias al trabajo de un equipo de perseverantes científicos, los restos de este dinosaurio volvían a ver la luz. No se trataba, sin embargo, de cualquier dinosaurio, de aquellos que frecuentemente se desentierran en este rincón del mundo. Se trataba de un gigante o una giganta. Eso está aún por determinar.

“Era un dinosaurio de unos 8 metros de largo y de casi 10 toneladas”, comenta a Sinc la paleontóloga argentina Cecilia Apaldetti de la Universidad Nacional de San Juan, autora principal de un estudio, publicado en la última edición de la revista Nature Ecology & Evolution, donde se detallan los resultados del hallazgo.

Primeros pasos hacia el gigantismo

“La llamamos Ingentia prima, en latín la 'primera inmensa'. Es el primer registro de un dinosaurio gigante. No esperábamos encontrar en ese momento de la historia evolutiva, en el Triásico, un dinosaurio así de grande. Es especial, en ella vemos los primeros pasos hacia el gigantismo”.

Todo comenzó en el 2000 cuando al experimentado paleontólogo Ricardo Martínez –conocido por haber descubierto los dinosaurios más primitivos como el Eoraptor, el Eodromaeus y Panphagia– se le acercó un campesino y le comentó al pasar que en su campo ubicado cerca de la localidad de Balde de Leyes en la provincia de San Juan había visto lo que parecían ser huesos enterrados en la piedra roja, característica del lugar.

Con su equipo, Martínez –que es coautor del trabajo que se presenta hoy– se movilizó hasta aquella zona desolada de fuertes vientos y difícil acceso. En las primeras excavaciones, ya tuvo suerte: junto a Apaldetti, halló un dinosaurio también bastante antiguo al que nombró Leyesaurus marayensis, en homenaje a los integrantes de la familia Leyes, habitantes de aquel pequeño pueblo y que le habían indicado dónde buscar. 
"No esperábamos encontrar en ese momento de la historia evolutiva, en el Triásico, un dinosaurio así de grande", relata Cecilia Apaldetti, autora principal del estudio
“Desde ahí comenzamos a realizar campañas exploratorias encontrando sólo más especímenes de Leyesaurus, recuerda Martínez, jefe de la división de paleontología de vertebrados del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de San Juan y coautor del estudio. Los paleontólogos continuaron explorando nuevas áreas y descubrieron “cientos de fósiles, al menos de unas 15 especies nuevas pertenecientes a varios grupos de vertebrados diferentes. En ese yacimiento descubrimos a Ingentia prima”, rememora Martínez.

Al volver a buscar en 2015, en la Cuenca de Marayes, el técnico del museo Diego Abelín divisó unos enormes huesos que afloraban del suelo, mucho más grandes de lo que esperaban encontrar en ese yacimiento: hasta entonces, de aquel período se conocían especies del tamaño de un perro mediano, dinosaurios que pesaban de dos a diez kilos. Por esa razón Abelín pensó en un principio que se trataban de huesos de vaca. “¡Encontré un ‘dino’ gigante!”, exclamó a modo de chiste. Los demás paleontólogos de inmediato dejaron lo que estaban haciendo y se aproximaron. Pasaron los minutos pero nadie se rió de la broma. No se trataba de ninguna vaca muerta. Era verdaderamente un dinosaurio gigante, uno hasta entonces nunca visto.

Mitos y leyendas

El territorio argentino siempre propició la circulación de los más asombrosos mitos y leyendas. Se cuenta, por ejemplo, que en su viaje alrededor del mundo Fernando de Magallanes en 1520 hizo una parada en la Patagonia donde avistó a un gigante desnudo bailando y cantando en la orilla. “Una vez delante nuestro, comenzó a maravillarse --escribió con algo de exageración el explorador y cronista italiano Antonio Pigafetta, uno de los pocos supervivientes de la misión, en su libro Relazioni in torno al primo viaggio di circumnavigazione. Notizia del Mondo Novo con le figure dei paesi scoperti--. Levantó un dedo hacia arriba, creyendo que veníamos del cielo. Era tan alto que el más alto de nosotros solo llegaba a su cintura”. 
“El gigantismo no fue de un día para otro. Se necesitaron millones de años para que dinosaurios pequeños y bípedos de no más de 8 kilogramos se convirtieran en colosos", dice Apaldetti
El interés popular por los gigantes patagónicos o patagones se esparció por Europa en el siglo XVI hasta que se supo que tales seres fantásticos no eran tales sino miembros de tribus tehuelches que habitaban la zona y tenían una altura promedio de 2 metros. Sin embargo, con los años los paleontológos terminaron en cierto sentido dándole la razón a aquellas fábulas: la Patagonia, así como otras regiones de Argentina, estuvieron gobernadas alguna vez por gigantes pero no gigantes humanos sino por colosales animales como los titanosaurios de unas 80 toneladas.

“El gigantismo no fue de un día para otro. Se necesitaron millones de años para llevar a que dinosaurios pequeños y bípedos de no más de 7 u 8 kilogramos se convirtieran en colosos como el titanosaurio Patagotitan mayorum o el Argentinosaurus –dice Apaldetti, que también es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

Según detalla, “el fenómeno apareció de la mano de varios cambios anatómicos necesarios para acompañar el crecimiento del esqueleto como el alargamiento del cuello, el achicamiento de la cabeza, la transformación de las extremidades en algo así como columnas y la pérdida de las falanges de los brazos. A medida que estos animales adquirieron una mayor masa muscular lo que eran las manos pasaron por una cuestión biomecánica a formar parte de la locomoción”.

Hasta el momento, los registros más antiguos del despegue hacia tales tallas XL propias de los saurópodos –los famosos cuadrúpedos gigantes de cola y cuello largo– se habían encontrado en rocas pertenecientes al período Jurásico pero no así en rocas más antiguas, es decir, del Triásico.

La paleontóloga Carolina Jofré, integrante de la expedición, en el yacimiento 
situado noroeste argentino, donde fueron hallados los huesos fosilizados de 
Ingentia prima. / Gentileza Universidad Nacional de San Juan
Cuando los investigadores comenzaron a estudiar los fósiles, tras extraerlos del campo con sierras eléctricas y taladros mecánicos, advirtieron algo extraño: la presencia de rasgos sorprendentes que habrían ayudado a este animal a ser gigante en un momento tan temprano de la historia evolutiva de su grupo.

“Ingentia prima nos muestra que los dinosaurios, muy poco tiempo después de hacer su aparición como pequeños animales bípedos y como componentes muy minoritarios de las faunas triásicas, dominadas por ese entonces por antecesores de los cocodrilos y de los mamíferos, llegaron a tamaños gigantescos 30 millones de años antes de lo que se pensaba, destaca Martínez.

Además, y muy importante –agrega– “alcanzaron tamaños de 10 toneladas sin haber adquirido la mayoría de las transformaciones anatómicas que se suponía eran necesarias para el soporte de tanto peso”.

Pulsos de crecimiento óseo acelerado

En este sentido, el paleontólogo Ignacio Cerda –especialista en el estudio de los patrones y procesos en la evolución del gigantismo y otro de los firmantes del estudio– encontró en los huesos de Ingentia prima las huellas de una increíble estrategia: pulsos de crecimiento óseo acelerado. Desde que nacían, estos animales crecían continuamente a una velocidad altísima. También crecían por temporada y cuando lo realizaban lo hacían muy rápido. 
Desde que nacían, estos animales crecían continuamente a una velocidad altísima; también lo hacían por temporada
“Los fósiles muestran señales de una dinámica de crecimiento muy rápida en aquellos períodos de crecimiento activo, incluso mayor que la de representantes más avanzados del grupo –advierte este investigador del CONICET y del Museo Provincial Carlos Ameghino, en la provincia de Río Negro–. Dicha diferencia no sólo contrasta con lo observado en titanosaurios, sino con lo que se ha observado en todos los dinosaurios saurópodos”.

Los investigadores especulan que fue algo así como una prueba y error de la naturaleza para ver cómo podían ser gigantes. “Por alguna extraña razón la estrategia de crecimiento que se ve en Ingentia prima no se volvió a repetir –dice Apaldetti–. Los titanosaurios se hicieron gigantes pero por otro camino evolutivo, que sucedió 30 millones de años más tarde”. Ser gigante no era un capricho sino más bien una ventaja evolutiva: la mejor manera de evitar ser víctima de depredadores, en especial, a edades muy tempranas.

"Se puede decir que Ingentia es una tía abuela del Patagotitan –señala el paleontólogo Diego Pol, coautor del estudio y descubridor del Patagotitan mayorum-- porque sabemos que este linaje fue un experimento evolutivo inicial del gigantismo de los dinosaurios que se separó muy tempranamente de la línea evolutiva que condujo a los titanosaurios gigantes". Los científicos argentinos encontraron poco más del 30% del cuerpo de Ingentia prima: el cuello casi completo, una de las extremidades delanteras y varias vértebras de la cola. Lo suficiente para concluir que su cuello era robusto y, más importante aún, que contaba con un sistema de respiración de estilo aviano.

“Lo que vimos –revela la experta– fue la presencia de cavidades en las vértebras del cuello que nos llevó a interpretar que Ingentia tenía sacos aéreos bien diversificados, o sea, que se extendían y permitían refrigerar su cuerpo”.

Los científicos ya sabían que varios grupos de dinosaurios contaban con una respiración parecida a la de las aves actuales que tienen bolsas de aire en su interior, que funcionan como reservas de aire oxigenado: un ave inhala y, además de llenar sus pulmones, guarda una parte de ese aire oxigenado en sus sacos aéreos. O sea, nunca deja de tener aire dentro del cuerpo. “Es una ventaja evolutiva que le ha dado una eficiencia respiratoria que ningún otro grupo de animales ha logrado superar –dice Apaldetti–. Los dinosaurios ya la tenían”.

Aparición triunfal de los dinosaurios

Hace 205 millones de años, al sudeste del supercontinente Pangea estaban ocurriendo cambios que llevaron a un aumento de la temperatura y a una pérdida de la humedad del ambiente que profundizó la desaparición de la flora y la fauna –una de las cinco extinciones masivas– y que precedió a la aparición triunfal de los dinosaurios.

Por entonces, Ingentia vivía en una especie de sabana similar a la sabana africana. No muy húmeda, pero con bastante vegetación y en la que cada vez era más complicado encontrar agua y plantas frescas. No era un ambiente pantanoso con helechos como el que caracterizó luego el hábitat donde vivieron los titanosaurios hace unos 90 millones de años.

El trabajo de estos paleontógos todavía no ha concluido. Los restos de Ingentia prima tienen aún mucho que contar. No se sabe cómo murió, cuáles eran sus comportamientos y cuál era su edad, si bien pudieron calcular una edad mínima de ocho años mediante el conteo de marcas de crecimiento que se forman en los huesos. 
Ser gigante no era un capricho sino más bien una ventaja evolutiva: la mejor manera de evitar ser víctima de depredadores, en especial, a edades muy tempranas
Tampoco los científicos argentinos han podido determinar su género, pese a que se refieren a este dinosaurio como ‘ella’. “Me encanta ponerles nombres a especies nuevas –reconoce Martínez–. Aunque no sabemos su sexo, pensé en un nombre femenino porque casi siempre los llamamos como varoncitos y me gustó la idea de cambiar. Por otro lado, a pesar de su tamaño, los huesos son frágiles, femeninos si se quiere”.

No es el primer caso de un dinosaurio ‘femenino’. También están la célebre ‘Sue’, el ejemplar de T. rex más completo hasta ahora, exhibido en el Museo Field de Chicago y Bonitasaura y Isaberrysaura, entre otras. “¿Por qué no hembra? ¿Por qué siempre hay que llamar a los dinosaurios en masculino? –Se pregunta Apaldetti–-. ‘Bautizar’ de esta manera a un animal grande y temprano también habla del poder de las hembras”, concluye.


Hallan en Asturias restos de los dinosaurios carnívoros más grandes de Europa

Los huesos y la huella encontrados en la playa de la Vega (Ribadesella) pertenecen probablemente a un Torvosaurus o a un Megalosaurus, dos de los depredadores de mayor envergadura de la segunda mitad del Jurásico.

EUROPA PRESS

Se cree que los restos pertenecen probablemente a un Torvosaurus o 
Megalosaurus. Museo del Jurásico de Asturias.
El especialista alemán Oliver Rauhut del Museo de Paleontología y Geología del Estado de Baviera (Munich), en colaboración con investigadores del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA), ha realizado una investigación en base al hallazgo de una huella y una vértebra caudal procedente de playa de Vega, en Ribadesella, que pertenece "al mayor dinosaurio carnívoro conocido hasta ahora en Europa".

El estudio hace hincapié en las características de las enormes huellas de terópodos del jurásico asturiano, una de las de mayor tamaño a escala mundial dentro de este grupo de dinosaurios carnívoros.

El artículo se ha publicado en la revista científica electrónica Peer J, dedicada a difundir los últimos descubrimientos en los campos de la biología, medicina y ciencias ambientales, según informan desde el área de coordinación de equipamientos culturales del Principado de Asturias.

La publicación está enfocada a dos aspectos diferentes: por un lado, a la descripción de una vértebra de gran tamaño de un dinosaurio terópodo perteneciente a la familia Megalosauridae que habitó en Asturias durante el Jurásico Superior; y por otro, al estudio de diversas huellas de pisada de dinosaurios carnívoros (siete en total) de proporciones también extraordinarias.

El material óseo procede de los acantilados de la parte oriental de la playa de Vega y está representado por una vértebra caudal de la parte anterior perteneciente al mayor dinosaurio carnívoro conocido hasta ahora en Europa, con una longitud superior a los 10 metros. El ejemplar pertenecía probablemente a un Torvosaurus o Megalosaurus, no es posible precisar más, dos de los depredadores de mayor envergadura de la segunda mitad del Jurásico. El tamaño de la vértebra es tan sólo ligeramente inferior a la que poseía en idéntica posición el Tyrannosarus rex del Cretácico Superior de Norteamérica.

En el mismo nivel de donde procede el ejemplar óseo aparecieron además un diente de terópodo, restos vegetales, fragmentos de tortugas, dientes de cocodrilos, otra vértebra caudal (en este caso de un saurópodo) y varias huellas de pisada de dinosaurios cuadrúpedos.

El yacimiento representa parte del cauce de un antiguo arroyo jurásico excavado durante un periodo excepcional de lluvias torrenciales dentro de un clima cálido y semiárido que arrastraron y concentraron los fragmentos óseos de los reptiles mencionados. Las aguas que discurrían por dicho arroyo procedían a su vez de la recarga durante el periodo de intensas lluvias de un manantial próximo, situado al pie de un relieve calcáreo del Jurásico Inferior, elevado a causa de una falla.

La pieza, que forma parte de la colección del MUJA, se exhibe actualmente en una de las vitrinas destinadas al Jurásico de Asturias.

Esta nueva publicación sobre el Jurásico asturiano confirma una vez más que el territorio del Principado fue habitado en esa época por dinosaurios de grandes proporciones no solo pertenecientes al grupo de los saurópodos (icnitas de la playa de La Griega, ulna de Quintueles), sino también al de los terópodos, como el presente caso.