sábado, 30 de septiembre de 2023

VIDEO PROMOCIONAL DE LA X Marcha de Montaña Demandasaurus 2023

Video promocional de la X Marcha de Montaña Demandasaurus 2023 que se celebrará en Salas de los Infantes (Burgos) durante los días 7 y 8 de octubre de 2023.


· CARRERA DE MONTAÑA (21 y 13 Km. Trail infantil 7 Km y Trail 9 Km.)

· BTT LARGA, CORTA E INFANTIL (42, 30 y 14 Km infantil.)

· SENDERISMO (13 Km.)

· SUPERDEMANDASAURUS (13 Km CARRERA + 42 BTT)

marchademandasaurus.com

jueves, 28 de septiembre de 2023

Descubren en Morella el Garumbatitan morellensis, uno de los dinosaurios más grandes que se conocen

Este dinosaurio podía alcanzar los 25 metros de longitud y 11 de altura.

Los restos hallados en una imagen compartida por uno de los investigadores.
 Pedro Mocho.
Un grupo de investigadores ha descubierto en Morella (Castellón) los restos de un dinosaurio enorme que podía alcanzar los 25 metros de longitud y 11 de altura. Se trata del Garumbatitan morellensis, un dinosaurio que habitó en la península hace 122 millones de años y que tenía unas dimensiones colosales, según el grupo de expertos de la Universidad de Lisboa que ha descubierto este hallazgo.

Los restos han sido encontrados en el yacimiento de Sant Antoni de la Vespa. Según el estudio realizado, publicado en la Zoological Journal of the Linnean Society, el fémur del animal mide unos dos metros, lo que se asemeja al tamaño que tienen los titanosaurios, los dinosaurios más grandes que se conocen hasta la fecha.

Los restos analizados fueron recopilados del yacimiento entre 2005 y 2008. En total, correspondían a al menos cuatro ejemplares.

Esta especie se cree que pertenecería a la familia del Brachiosaurus, que eran herbíboros. Su nombre, Garumbatitan morellensis, se lo han puesto en honor al lugar en el que ha sido localizado. Según Pedro Mocho, uno de los investigadores que ha participado en el hallazgo, el estudio se ha realizado en colaboración con el grupo de Biología Evolutiva de la Uned.

elmundo.es

El descubrimiento de huellas fósiles en Marruecos apunta a una diversidad desconocida de dinosaurios

Los investigadores están tras la pista de los dinosaurios desaparecidos de Marruecos.

Las huellas se encuentran ahora en la ladera de una montaña a miles de metros
por encima del nivel del mar, tras millones de años de trastornos geológicos.
| Foto: Driss Ourhache
Una nueva investigación sobre huellas fósiles conservadas en lo alto de las montañas del Atlas sugiere que dinosaurios de todas las formas y tamaños convivieron durante el Jurásico Medio y Tardío, hace entre 168 y 160 millones de años. Sin embargo, los esqueletos fósiles de este periodo son extremadamente raros y sólo se conocen de cuatro especies, entre ellas el inusual Spicomellus afer.

El descubrimiento de tres nuevos rastros sugiere que podría haber muchos más dinosaurios por descubrir en Marruecos, y en el norte de África en general, abriendo una nueva ventana a una época en la que los dinosaurios estaban en su apogeo.

Las huellas de dinosaurio son un ejemplo de fósil traza formado en zonas
 blandas y fangosas. | Foto: Driss Ourhache
Ahmed Oussou, estudiante de doctorado y autor principal del estudio, afirma: Hasta ahora, el trabajo de campo realizado en esta región no ha aportado ningún hueso, por lo que resulta difícil relacionar las huellas con una especie determinada de dinosaurio.

Aunque la cantidad de huellas en la zona no significa necesariamente que la región sea rica en fósiles corporales, espero que nuevas excavaciones nos permitan a mí y a mis colegas encontrar algunos huesos en los próximos años.

Las conclusiones del estudio, del que es coautora la Dra. Susannah Maidment, investigadora del Museo de Historia Natural, se publicaron en la revista Royal Society Open Science.

¿Cómo se formaron las huellas marroquíes?

Las huellas de dinosaurio son un ejemplo de rastro fósil. Pueden incluir madrigueras fosilizadas, huellas, señales de alimentación, así como heces conservadas, también conocidas como coprolitos, y pueden preservar parte del comportamiento de un animal.

Aunque la mayoría de las huellas dejadas por los dinosaurios se desvanecen, en ocasiones se conservan si están hechas en sedimentos blandos como la arena o el barro. Después de ser quemadas por el Sol, quedaron sepultadas por otros sedimentos que, a lo largo de millones de años, se convirtieron en rocas como la arenisca y la lodolita.

Cuando se dejaron las huellas marroquíes durante el Jurásico, los dinosaurios caminaban por antiguos humedales que contenían muchos lagos y ríos, que se cree que eran similares al delta del Okavango, en la actual Botsuana. El sedimento dejado por estos ríos habría sido un entorno ideal para preservar sus huellas.

Algunas de las huellas encontradas en el yacimiento podrían ser las huellas de
dinosaurio  más pequeñas halladas en todo Marruecos. | Foto: Ahmed Oussou
Durante el Jurásico, el alejamiento de las placas tectónicas africana, euroasiática y norteamericana estiró cada vez más la corteza terrestre. Esto provocó que algunas partes de la región se hundieran, mientras que otras fueron forzadas hacia arriba, incluidas las rocas que se convertirían en las montañas del Atlas.

Poco después de la extinción de los dinosaurios, hace 66 millones de años, las colisiones entre las placas africana y euroasiática elevaron aún más la cordillera del Atlas al comprimir la corteza terrestre hacia arriba.

De este modo, los fósiles, que antes se encontraban a poca altura, acabaron a miles de metros sobre el nivel del mar a medida que las montañas crecían a lo largo de millones de años. En concreto, la región del Alto Atlas Central que rodea la ciudad de Imichil es famosa por conservar una gran variedad de huellas no sólo de dinosaurios, sino también de cocodrilos y pterosaurios.

Aunque se desconoce la antigüedad de las rocas de esta región, los investigadores descubrieron fósiles de animales con concha conocidos como braquiópodos. Las dos especies descubiertas, Burmirhynchia athiensis y Cymatothynchia reynesi, datan de hace unos 165 millones de años.

¿Qué dinosaurios dejaron estas huellas?

Los tres rastros recién descubiertos se encuentran entre las localidades de Imilchil y Outerbat, en el centro de Marruecos, y presentan una serie de huellas diferentes.

Las huellas de una misma especie animal rara vez son iguales, lo que significa que varían significativamente en función de lo que pisaba, la velocidad a la que se movía y su edad en ese momento. Esto significa que los paleontólogos tienden a relacionar las huellas con grupos generales de animales más que con una sola especie.

Por ejemplo, los investigadores se basaron en el tamaño y la forma generales de las huellas marroquíes del primer yacimiento para relacionarlas con cuatro grupos clave de dinosaurios. Entre ellos estaban los terópodos, un grupo de carnívoros como el Tyrannosaurus rex que caminaba sobre dos patas, así como los saurópodos, herbívoros de cuello largo y gran cuerpo entre los que se encontraba el Diplodocus.

Huellas de saurópodo con bordes de desplazamiento que se producen en la
misma dirección. | Foto: Ahmed Oussou et al.
Además, parecía haber tres huellas de tireóforos, el grupo de dinosaurios acorazados que incluye a estegosaurios y anquilosaurios, así como una huella de un ornitópodo herbívoro.

En el segundo yacimiento también se encontró otra huella de ornitópodo, junto con muchas pequeñas huellas de terópodos de apenas un par de centímetros de ancho. Estas huellas son las más pequeñas encontradas en la región y potencialmente en todo Marruecos, y podrían sugerir que un grupo de dinosaurios se desplazaba en grupo.

Sin embargo, no sólo los dinosaurios dejaron su huella. Los investigadores encontraron una huella con cuatro dígitos que podría haber sido dejada por un pterosaurio que aterrizó en el barro.

El rastro tres, por su parte, ha conservado pruebas de antiguas madrigueras, así como señales de microbios. Estas huellas iban acompañadas de un único rastro de pisadas parecidas a las de un pájaro, probablemente del animal que las hizo al vadear por un lodo profundo y blando.

En conjunto, la diversidad de huellas sugiere que en el Jurásico Medio vivían en el norte de África muchas más especies de dinosaurios de las que se conocen actualmente. Nuevas excavaciones podrían ayudar a descubrir algunos de estos animales y llenar un vacío en nuestra comprensión del mundo prehistórico.

Soy originario de Imilchil, así que estoy decidido a averiguar más cosas sobre la paleontología de la región, afirma Ahmed. Ya he descubierto otros yacimientos sobre los que espero publicar pronto, y me gustaría seguir investigando en colaboración con otros especialistas para mejorar el conocimiento del pasado de Imichil.

Fuentes

James Ashworth, Discovery of Moroccan fossil footprints points to unknown dinosaur diversity (Natural History Museum) | Oussou Ahmed, Falkingham Peter L., Butler Richard J., et al., New Middle to ?Late Jurassic dinosaur tracksites in the Central High Atlas Mountains, MoroccoR. Soc. open sci.10231091231091. doi.org/10.1098/rsos.231091

labrujulaverde.com

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Un montón de dinosaurios paseando por los corrales del Pelejón (Galve, Teruel)

Los corrales del Pelejón en Galve es un yacimiento de pisadas fósiles (icnitas) con mucha historia. Fue el primero que se estudió y se publicó en Aragón en la década de los 1980, y fue el primero que se preparó para la visita hace más de 30 años. Cuando se preparó para la visita se limpiaron un gran número de icnitas que no se conocían anteriormente. Los visitantes durante años han podido ver con claridad varios rastros de dinosaurios de diferentes tamaños, pero faltaba un estudio en profundidad de todo el yacimiento que acaba de publicarse en la prestigiosa revista Paleo 3. El trabajo ha sido liderado por Diego Castanera, investigador de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, en el cual hemos participado aragosaureros de la Universidad de Zaragoza, del IUCA y de la Universidad de Salamanca.

Se ha realizado un trabajo fino de reconstrucción del ambiente donde andaban los dinosaurios hace 145 millones de años (Berriasiense). Las pisadas se formaron en arenas muy finas depositadas en el fondo de una zona encharcada desarrollada en la llanura de inundación de un río. En estas arenas se reconocen además estructuras formadas por el oleaje generado por el agua, así como marcas producidas por pequeños invertebrados, y que se han identificado como típicas de estos ambientes. Los dinosaurios pisaron sobre la misma superficie, quizás no coincidieron a la vez, pero todos pasaron con poco lapso de tiempo.

Reconstrucción del ambiente donde se originó el yacimiento de Los Corrales
del Pelejón y modelo 3D de una de las icnitas de dinosaurio terópodo. Créditos:
Castanera et al. 2023. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.
Se han identificado más de 40 icnitas de dinosaurios distribuidas en siete rastros. Seis de los cuales pertenecen a dinosaurios terópodos (carnívoros), con tres tamaños diferentes (longitudes de las icnitas de entre 15 y 38 cm). Hay también un único rastro con pisadas de unos 35 cm producido por un dinosaurio ornitópodo (herbívoro), posiblemente emparentado con Oblitosaurus bunnueli, descrito en Riodeva (Teruel).

La mayoría de los dinosaurios carnívoros se movían aproximadamente paralelos entre sí, pero con diferentes sentidos. Esta orientación, es además similar a la de las ondas dejadas por el oleaje, por lo que estos dinosaurios caminaban posiblemente paralelos a la orilla de la zona encharcada. Se puede descartar que los dinosaurios carnívoros caminaran juntos como parte de una manada, siendo por tanto individuos solitarios. El dinosaurio ornitópodo caminaba perpendicular a la dirección de los carnívoros, parecía que no quería confluir con ellos. Se ha calculado mediante diversas fórmulas matemáticas que los dinosaurios de los Corrales del Pelejón se movían despacio, es decir caminando. La velocidad calculada varía entre los distintos rastros, oscilando entre 5 y 8 Km/hora.

Esta publicación forma parte de las investigaciones del Grupo de Investigación FOCONTUR y del Grupo Aragosaurus-IUCA, financiados a través del Departamento de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón. Además, están incluidas dentro de las investigaciones del proyecto PID2021-122612OB-I00 y de la Unidad de Paleontología de Dinosaurios de Teruel, financiados por el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España.

Castanera, D., Aurell, M. Canudo, J.I., Cuenca-Bescos, G.  Gasca, J.M., Bádenas, B. 2023. Paleoecology and paleoenvironment of the Early Cretaceous theropod-dominated ichnoassemblage of the Los Corrales del Pelejón tracksite, Teruel Province, Spain.  Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology.

https://doi.org/10.1016/j.palaeo.2023.111761

aragosaurus.com

martes, 26 de septiembre de 2023

Un nuevo pterosaurio en la península ibérica

Paleontólogos de Alemania, Brasil y Portugal descubren una nueva especie de reptil volador de gran tamaño en Lourinhã. El nuevo pterosaurio es el primero nombrado en Portugal y el más grande de su grupo.

Los pterosaurios eran reptiles voladores de la época de los dinosaurios y sus restos se conocen en Portugal desde la década de 1950. Sin embargo, todos los descubrimientos de fósiles anteriores consistieron únicamente en huesos dispersos o huellas que, aunque importantes, no ofrecían una imagen adecuada del aspecto de estos. En noviembre de 2018, Filipe Vieira encontró un nuevo espécimen fósil en Praia do Caniçal, Lourinhã. Los restos fueron excavados durante una campaña de campo del Museu da Lourinhã en 2019 y desde entonces han estado bajo estudio. Estos huesos incluyen el rostro con dientes y vértebras de un animal de gran embergadura. El animal recibió el nombre de Lusognathus almadrava, que significa “mandíbulas de Portugal” y que hace referencia a una trampa de pesca tradicional portuguesa de la época romana (la almadrava).

Lusognathus vivía durante el Jurásico, una época en la que se cree que la mayoría de los otros pterosaurios conocidos eran de cuerpo pequeño y gráciles (con algunas excepciones). Durante esta época, los pterosaurios ya estaban muy extendidos por todo el mundo y la mayoría de sus grupos ya estaban presentes. Uno de estos grupos son los Gnathosaurinae, pterosaurios con decenas a cientos de dientes delgados. Hasta ahora, estos animales se han encontrado en Europa, América del Sur y Asia, y algunos podrían alcanzar más de 2 metros de envergadura. Sin embargo, su tamaño es eclipsado por este pterosaurio portugués. Al escalar los huesos y compararlos con el pariente más cercano, Gnathosaurus, Lusognathus habría alcanzado una envergadura mínima de 3,6 metros.

La característica más llamativa de Lusognathus son sus grandes mandíbulas dentadas, con una expansión en la parte anterior de estas mandíbulas similar a la que se ve hoy en día en las aves modernas, como las espátulas. Los dientes de Lusognathus se entrelazaban, creando una trampa para capturar pequeños peces y mariscos, de ahí su nombre. Esto encaja con el rico entorno lagunar que se encontró en Portugal durante el Jurásico. El ecosistema de Portugal en aquella época era floreciente y contenía numerosos dinosaurios, cocodrilos, peces, mamíferos y otros animales. Aún se desconoce mucho sobre la evolución de los pterosaurios, especialmente durante el Jurásico, pero estos nuevos hallazgos aportan nuevos datos sobre su distribución, aumento del tamaño corporal y ecología. Los huesos de Lusognathus se pueden visitar en el Museu da Lourinhã, en Portugal.

La reconstrucción de Lusognathus es de Jason Brougham

La referencia completa del artículo, que se puede leer en open Access, es:

Fernandes AE, Beccari V, Kellner AWA, Mateus O. 2023. A new gnathosaurine (Pterosauria, Archaeopterodactyloidea) from the Late Jurassic of Portugal. PeerJ 11:e16048 

https://doi.org/10.7717/peerj.16048

aragosaurus.com

domingo, 24 de septiembre de 2023

Un Museo construido con huesos de dinosaurio

Tenemos a nuestro aragosaurero Miguel Moreno de investigación en tierras de Wyoming (EE.UU.), en otra ocasión os contaremos el proyecto que está desarrollando, pero hoy toca contaros la curiosa historia del “Fossil Cabin”. Lo hemos conocido a partir de las fotografías que nos ha mandado. Se trata de un pequeño edificio construido en piedra junto a la carretera 30/287, a unas 5 millas al este de Medicine Bow en Wyoming. Si ampliamos las fotografías que ilustran esta nota se puede ver que las piedras con la que están construidos los muros…. Son fragmentos de huesos de dinosaurio, incluso algún hueso largo se observa con claridad. Que nosotros sepamos no hay ningún otro edificio construido con fósiles de dinosaurios.

La historia la podemos leer en WYOHISTORY. Thomas y Grace Boylan se establecieron cerca del lugar donde se construyó el Fossil Cabin en 1908. A partir de 1915, Thomas Boylan comenzó a recolectar huesos de dinosaurios del cercano y famoso yacimiento de Como Bluff, con la intención, eventualmente, de exhibir un esqueleto de dinosaurio completo para atraer a los viajeros a su gasolinera. Pero un especialista en dinosaurios de la Universidad de Wyoming que examinó los huesos dejó claro que Boylan no tenían los fósiles adecuados para montar esqueleto completo. Pero no se desanimó y decidió construir un edificio con los huesos fósiles que había recogió junto a la casa donde vivían. En la construcción uso 5.796 fragmentos de hueso de dinosaurio.

El lugar se convirtió en parada obligatoria, se hicieron postales en la década de los 1930, donde aparecían textos como "El edificio más extraño del mundo"; “El edificio más antiguo del mundo” y el “edificio que solía caminar”. Thomas Boylan dirigió la gasolinera y el museo hasta su muerte en 1947. Después de su muerte, Grace Boylan se hizo cargo a finales de la década de 1960. La construcción de la Interestatal 80 a unas 20 millas al sur de la U.S. 30/287 se completó en 1970. A medida que el tráfico disminuyó en consecuencia a lo largo de la U.S. Highway 30, el museo perdió negocio y se cerró la gasolinera.

Grace Boylan luchó por mantener abierto el museo y finalmente lo vendió en 1974. Los padres de los nuevos propietarios vivieron en la casa y operaron el museo hasta 1992. A partir de 2011, el futuro de Fossil Cabin ha sido incierto. Si nos fijamos en las fotos que nos ha mandado Miguel, debajo del edificio hay unas gruesas vigas de hierro. El edificio va a transportarte entero a otro lugar, que según hemos leído será la localidad de Medicine Bow.

aragosaurus.com

viernes, 22 de septiembre de 2023

Esta familia de dinosaurios era endémica de una zona muy concreta de Europa

Se ha identificado en el sur de Inglaterra una nueva especie de dinosaurio herbívoro, que solo vivía en la actual Isla de Wight y que sugiere que en Europa había familias de dinosaurios endémicas de zonas muy concretas.

EMILY WILLOUGHBY
Investigadores de la Universidad de Bath (Reino Unido) han identificado una nueva especie de dinosaurio herbívoro a partir de fósiles encontrados en la Isla de Wight, en el sur de Inglaterra. Se trata del primer y único miembro conocido del género Vectidromeus, endémico de esta zona. Los autores del estudio, publicado en la revista Cretaceous Research, consideran este hallazgo como una prueba de que, en la isla de Wight y probablemente en otras zonas de Europa, vivían grupos de dinosaurios endémicos que no se encontraban en otras partes del mundo.

El dinosaurio en cuestión ha sido nombrado Vectidromeus insularis, un nombre que hace referencia a su endemismo pues no ha sido encontrado en ninguna otra parte del mundo, aunque por otras partes de Europa sí se han descubierto otras especies de la misma familia, los hipsilofodontes, un amplio grupo de dinosaurios herbívoros de pequeño tamaño que vivieron entre el Jurásico Medio y el Cretácico Temprano.

Se presume que este dinosaurio era un herbívoro de pequeño tamaño: los fósiles corresponden a un animal de talla similar a un pollo, pero se trata de un individuo juvenil por lo que resulta difícil decir exactamente qué tamaño podía llegar a alcanzar, ya que muchos dinosaurios tenían un crecimiento acelerado; para saberlo haría falta encontrar un ejemplar adulto. Por comparación con otras especies del mismo grupo, se presume que podría haber estado cubierto de protoplumas: de hecho, la primera especie de hipsilofodonte descubierta fue usada como ejemplo para explicar la aparición de las primeras aves a partir de ciertos grupos de dinosaurios.

¿UNA FAMILIA ENDÉMICA?

Lo más interesante de este descubrimiento es que, según los investigadores, aporta pruebas para sostener que la familia de los hipsilofodontes (Hypsilophodontidae) era endémica de Europa e incluso de lo que hoy es el sur de Inglaterra. Esta familia, de hecho, ha estado sujeta a controversia desde hace décadas: originalmente agrupaba varios grupos de dinosaurios descubiertos por todo el mundo, pero a medida que eran estudiados más en profundidad, estos fueron redefinidos como familias o géneros propios.

En 1992, algunos paleontólogos llegaron a considerar que se trataba de una familia monofilética que solo debería incluir a la especie holotipo, Hypsilophodon foxii, descubierta precisamente en la Isla de Wight. Todo ello ha llevado a numerosos investigadores a considerar que los hipsilofodontes eran una familia de dinosaurios endémica de esta zona; y que en Europa probablemente vivían especies que solo se encontraban en regiones muy concretas.

La especie descrita ahora, Vectidromeus insularis, ha sido colocada en la misma familia pero constituye un género separado: el género es la clasificación intermedia entre familia y especie, por lo que se podría decir que las dos especies son parientes relativamente cercanas. Ambas vivieron durante el Barremiense, hace unos 125 millones de años, pero el Hypsilophodon foxii fue encontrado en estratos geológicos superiores, lo que sugiere que fue una especie más moderna.

Hay que considerar también que en la Isla de Wight es relativamente fácil encontrar fósiles por la abundancia y accesibilidad de formaciones geológicas mesozoicas, por lo que esta familia podría haber tenido una distribución más amplia que los lugares en los que se han hallado restos. Aun así, los investigadores sostienen que las especies encontradas en otros continentes son lo suficientemente distintas como para excluirlas de la familia de los hipsilofodontes y considerar esta como una familia de dinosaurios estrictamente “europea”.

nationalgeographic.com.es

Huellas fósiles de La Rioja revelan una nueva fauna que habitó hace 15 millones de años

Descubren un bloque de piedra con más de 70 huellas correspondientes a pequeños animales que fueron contemporáneos de grandes mamíferos durante el Mioceno

El equipo de investigación del CONICET y de la UBA analizando el bloque de
piedra con huellas fósiles de animales que vivieron hace 15 millones de años./
CONICET.

CONICET/DICYT A partir del estudio de una asociación de huellas fósiles descubiertas en La Rioja, especialistas del CONICET identificaron una nueva fauna de pequeños y diversos animales que existieron en un contexto donde los grandes mamíferos eran las especies dominantes hace unos quince millones de años atrás, en un periodo geológico conocido como Mioceno (cuarta época geológica de la Era Cenozoica). El descubrimiento se detalla en la revista Journal of South American Sciences.

“Los nuevos hallazgos revelan que numerosas especies de mamíferos, aves y reptiles coexistieron en tiempo y espacio, justo antes de que ocurriera el Gran Intercambio Biótico Americano, un evento producido a raíz de la proximidad física entre los continentes de Norteamérica y Sudamérica, antes separados. Además, ésta es la única asociación de pisadas fósiles bien definida registrada para ese período: el Mioceno Medio, hace 15 millones de años”, señala Verónica Krapovickas, líder del trabajo e investigadora del CONICET en el Instituto de Estudios Andinos “Don Pablo Groeber” (IDEAN, UBA-CONICET).

La historia de esta investigación comenzó en el año 2013, cuando geólogos de la Universidad de Buenos Aires encontraron cerca de la localidad de Vinchina, en La Rioja, un bloque de roca con huellas fósiles. “A partir de las fotos tomadas al material, logré distinguir sólo un tipo de huella del total que hoy conocemos. Se trata de Tacheria troyana, que resultó de una importancia reveladora sobre la presencia de grandes roedores dinómidos de quienes ya habíamos descubierto pisadas en otra localidad, sin embargo, este nuevo hallazgo muestra patrones de huellas mucho más completas que aportan datos sobre sus formas de caminar”, explica Krapovickas. Y continúa: “Desde entonces, quise ir a inspeccionar la zona de donde provenía ese bloque. Sin embargo, por distintas razones no pude ir sino hasta 2022”.

Finalmente, en 2022 Krapovickas y dos integrantes de su laboratorio, Rocío Vera y Martín Farina, recorrieron la Quebrada de Pedregal Negro, un sitio cercano a Vinchina, donde afloran rocas con una antigüedad que se remonta al Mioceno y donde si bien hay escasos restos óseos, se suelen hallar abundantes huellas fósiles con una excelente calidad de preservación. “Al explorar la zona indicada por los geólogos la sorpresa fue inmediata cuando hallamos el bloque de roca caído y caímos en cuenta de que exhibía una superficie abarrotada de pequeñas huellas”, destaca Krapovickas.

La investigadora del CONICET y su equipo se han dedicado a realizar profundos análisis de las huellas fósiles impresas por distintos animales miocenos en la provincia. En estudios previos destacan la existencia de grandes mamíferos que dominaban los ambientes en esa región y en ese período. Se destacan huellas de grandes mamíferos, por ejemplo, Macrauchenichnus troyana, nombre asignado a pisadas de macrauquénidos de unos 130 kilogramos (kg) y Llastaya yesera, pisadas de toxodóntidos de unos 75 kg, ambos pertenecientes al notable grupo de los ungulados nativos sudamericanos extintos. Sin embargo, su nuevo trabajo se enfoca en la descripción de animales más antiguos y de menor tamaño.

Reconstrucciones tridimensionales a partir de huellas

Mediante la utilización de técnicas de modelado tridimensional y de cálculos de masa y dimensiones corporales combinadas con comparaciones entre restos óseos fósiles y huellas de animales modernos, el equipo de investigación descubrió que el conjunto de huellas descubiertas representa una comunidad de pequeños mamíferos, aves y tortugas que solían habitar las llanuras de un antiguo río.

Dentro de esta nueva fauna, el componente más valioso es el caso de Carnivoripeda sudamericana, huellas de pequeños mamíferos carnívoros conocidos como esparasodontes, con miembros cortos y un tronco de alrededor de 20-25 centímetros (cm) de longitud y con un peso de al menos 1 kg. “Estos animales, extintos en su totalidad, compartían similitudes con los marsupiales y están filogenéticamente relacionados con los icónicos ‘dientes de sable’ (mamíferos dotados de grandes caninos)”, detalla Rocío Vera, licenciada en Paleontología y becaria doctoral del CONICET en el IDEAN.

“También descubrimos huellas dispuestas de a pares, producto de un andar saltatorio bípedo de un argirolágido (Argyrolagidae), un grupo de pequeños marsupiales nativos igualmente extintos con morfología análoga a los gerbos actuales (Dipodidae) y las ratas canguro (Heteromyidae), representando un ejemplo sorprendente de convergencia evolutiva”, destaca Vera.

El equipo de investigación también registró huellas de una pequeña tortuga de agua dulce (cf. Chelonipus torquatus) que no superaba los 10 centímetros de longitud. “Este hallazgo es significativo ya que las huellas de tortugas continentales son realmente escasas en rocas cenozoicas”, afirma Martín Farina, licenciado en Paleontología y becario doctoral de la UBA en el IDEAN.

Huellas de aves costeras (Aviadactyla vialovi), de roedores gigantes (Tacheria troyana) emparentados con los pacaranas, y pisadas de ungulados extintos también quedaron conservadas en la superficie del bloque de piedra descubierto.

“En este trabajo presentamos numerosas huellas fósiles completamente desconocidas para la ciencia hasta hoy. Por un lado, la primera y más antigua evidencia de pisadas de un grupo completamente extinto de mamíferos carnívoros de América del Sur: los esparasodontes. Y por otra parte, pisadas de diminutos marsupiales extintos, conocidos como argirolágidos”, puntualiza Krapovickas.

Los nuevos hallazgos, afirma la investigadora del CONICET, ayudan a comprender la fauna sudamericana del Mioceno Medio sobre la que no se tiene un conocimiento muy completo, ya que la mayor parte de lo que se conoce proviene de asociaciones anteriores (Mioceno Inferior) y posteriores (Mioceno Superior). “Además, hay una hermosa relación recíproca entre las faunas modernas y las extintas. Las faunas del presente nos ayudan a comprender cómo era la apariencia de los animales del pasado y las faunas extintas nos muestran las dinámicas de sus comunidades a través del tiempo y el espacio y cómo distintos factores climáticos o ambientales pudieron haberlas afectado”, concluye Krapovickas.

Del estudio también participaron Lucas Fernández Piana, de la Universidad de San Andrés, en San Fernando, Buenos Aires; y Anne Koelewijn, del Departamento de Inteligencia Artificial en Ingeniería Biomédica de la Universidad Friedrich-Alexander Erlangen-Núremberg, en Erlangen, Alemania.

dicyt.com

Los dientes de los dinosaurios de Torrelara son el objeto de una nueva investigación

En la investigación se describe un proceso de formación de dientes de dinosaurios saurópodos. Los estudios ratifican la gran diversidad de esta especie en la provincia.

Imágenes de los estudios realizados durante la investigación.
Museo de Dinosaurios de Salas. / C.A.S.
La revista científica española Journal of Iberian Geology ha publicado este mes de septiembre un artículo en el que se estudian restos de dinosaurios saurópodos. Estos eran de gran tamaño, herbívoros, cuadrúpedos, de cola y cuello largos. Los restos estudiados son aquellos que se recogieron en las campañas de excavaciones de Torrelara:

El estudio está firmado por Fidel Torcida, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y miembro del Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas; Pedro Huerta, del Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas y la Universidad de Salamanca; Eduardo Puértolas y José Ignacio Canudo, de la Universidad de Zaragoza.

Las seis campañas de excavaciones realizadas en elyacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal, ubicado en el pueblo burgalés de Torrelara, han proporcionado una gran cantidad de huesos fósiles de dinosaurios saurópodos. Estos restos pertenecen, al menos, a dos individuos distintos. En 2020 se publicó un estudio de un húmero de grandes dimensiones que se identificó como un saurópodo braquiosáurido.

El análisis de los dientes

En esta nueva investigación se analizan varios dientes y un fragmento de dentario (mandíbula), que poseía en su interior dientes en formación.

Todos los dientes estudiados poseen una corona ancha con una cara cóncava y otra convexa. La mayor parte de ellos tienen el ápice desgastado por la fricción con otro diente al cortar la vegetación. Sus características son muy semejantes a los de dinosaurios camarasáuridos, que vivieron en América, Asia y Europa entre la parte final del Jurásico y la primera parte del Cretácico (de 155 a 124 millones de años aproximadamente).

El dentario posee algunas características que lo diferencia de otros saurópodos conocidos, pero su carácter fragmentario no permite obtener más información. El fósil se ha sometido a tomografías específicas, lo que ha permitido ver su interior y hacer una reconstrucción en 3D del fósil. Por una parte, se pudo determinar que los dientes que conserva son idénticos a los otros estudiados. No se descarta que la mayor parte de los fósiles analizados en este trabajo pertenecieran a un solo individuo.

La formación de los dientes

Un aspecto interesante que pudo averiguarse analizando las imágenes del dentario es cómo ocurre el proceso de formación de los dientes en este tipo de dinosaurios saurópodos. Por una parte, se vió que cada alvéolo dental puede albergar dos o tres dientes, uno sería funcional y lo utilizaba el animal para cortar, provocando el desgaste de su ápice. Ese diente compartía alvéolo dental con uno o dos dientes que se localizan dentro del hueso y que no están completamente formados. Precisamente en el artículo se describe cómo se van desarrollando esos dientes hasta que están completos.

Resultados de impacto significativo

Este nuevo artículo confirma la presencia de saurópodos de tipo macronario, entre los que se incluyen los camarasáuridos, en el paso del Jurásico al Cretácico en la Sierra de la Demanda. La necesaria preparación a la que tienen que ser sometidos los cientos de fósiles de saurópodos de Torrelara es un paso previo a los procesos de análisis y estudio que realizarán los paleontólogos salenses.

Todo ello llevará un tiempo relativamente largo, pero se prevé que los resultados tendrán un impacto significativo en el conocimiento de los dinosaurios ibéricos y europeos de esa época (en torno a los 145 millones de años). La colección de fósiles de Torrelara es especialmente interesante porque hay al menos dos esqueletos semicompletos, con fósiles bien conservados.

Esto hay que sumarlo a la gran diversidad en dinosaurios, otros vertebrados y plantas que se ha recogido en las excavaciones. Esto hace de Torrelara una fuente potencial de información relevante y privilegiada para conocer los cambios de faunas de dinosaurios entre el Jurásico y el Cretácico europeo.

Esta nueva investigación amplía el conocimiento sobre la singular fauna de dinosaurios registrada en la Sierra de la Demanda, con cuatro especies nuevas descritas hasta la fecha y una diversidad alta de grupos de dinosaurios.

Este es también otro ejemplo de colaboración de los investigadores salenses con otros especialistas e instituciones científicas, que hacen posible la realización de estudios de gran repercusión en la comunidad paleontológica. El conjunto del patrimonio paleontológico de la Sierra de la Demanda, que se valora especialmente por expertos de distintas partes del planeta, se puede conocer y disfrutar en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y en los yacimientos que se pueden visitar en la comarca, como los englobados en la ruta 'Tierra de Dinosaurios'.

burgosconecta.es

sábado, 16 de septiembre de 2023

Qué dinosaurios y otros animales prehistóricos encontraron las pioneras en paleontología de América Latina

Empezaron en la década de 1920, pero eran destinadas más a los laboratorios y menos al trabajo de exploración y excavación. Cuáles fueron los obstáculos que superaron

Por Valeria Román

Mathilde Dolgopol de Sáez fue la primera paleontóloga en la Argentina
y en Sudamérica/Familia Sáez
La ciencia de la paleontología suele atraer por los dinosaurios, el grupo diverso de reptiles que se desarrollaron en el planeta hace más de 240 millones de años. También se tiende a pensar que detrás de un gran hallazgo hay un científico varón como el personaje del doctor Alan Grant en la popular película Jurassic Park dirigida por Steven Spielberg.

La película Jurassic Park popularizó a la ciencia de la paleontología y a los
dinosaurios  a partir de 1994. Esa disciplina fue también construida por mujeres
 en América Latina, que ahora empiezan a ser más visibilizadas
(Archivo Universal Pictures)
Sin embargo, la paleontología es una ciencia que abarca mucho más. Se dedica desde el estudio de fósiles microscópicos hasta las plantas fósiles y las huellas, entre otros. También es una disciplina que ha sido construida por mujeres. En la película de Spielberg, el otro personaje protagónico de Ellie Sattler es una paleobotánica.

La paleontología de América Latina hoy se destaca en el mundo. En su historia, también participaron científicas y ahora se están visibilizando más sus aportes y sus luchas desde principios del siglo pasado.

Se abrieron camino a pesar de las dificultades. Frecuentemente sus tesis de licenciatura o doctorado no eran publicadas como pasaba con los varones, no les daban becas para investigar si tenían hijos o les limitaban las oportunidades para ir a explorar y hacer excavaciones en el terreno. Fueron distintos obstáculos que interfirieron en que las científicas pudieran encontrar restos de los dinosaurios en la misma época en que sí lo hacían sus pares varones.

Dolgopol de Sáez trabajó en la Universidad Nacional
de La Plata/ Crédito Libro Mujeres de las piedras
La primera paleontóloga en la Argentina y en América Latina fue Mathilde Dolgopol de Sáez. Estudió en el Museo de La Plata, y allí conoció al que luego sería su esposo, Francisco Alberto Sáez. Obtuvo el título de doctora en ciencias naturales por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en 1927 bajo la dirección de Ángel Cabrera. Su tesis trató sobre fósiles de aves que vivieron hace más de 16 millones de años.

Su tesis doctoral se encuentra extraviada. Pero las científicas Ariana Paulina Carabajal y Julia Brenda Desojo se ocuparon de reconstruir la historia de Dolgopol de Sáez en un artículo publicado por el Museo de La Plata. Encontraron que la investigadora Dolgopol de Sáez dejó especificado el tema de su tesis en una nota al pie de página de un artículo que fue catalogado como “folleto” publicado en los Anales de la Sociedad Científica Argentina el mismo año de la defensa doctoral.

Dolgopol de Sáez fue una de las fundadoras de Asociación
Paleontológica Argentina/Revista Museo UNLP
Durante su carrera, los trabajos de la pionera en Sudamérica se centraron en el estudio de peces prehistóricos, pero también describió aves corredoras, cocodrilos, e invertebrados. Llegó a ser jefa de laboratorio y de trabajos prácticos de la cátedra de paleontología en la UNLP, y allí se desempeñó como docente e investigadora hasta cuando murió en 1957. Fue socia fundadora de la Asociación Paleontológica Argentina, y fue madre de dos hijos que tuvo con su esposo científico.

“Mathilde estudiaba los fósiles en el laboratorio. No iba al campo. En aquella época no estaba bien visto ir a hacer un trabajo de campo. Era una persona muy querida. Daba charlas de divulgación y participaba activamente en promover la disciplina hace más de 80 años”, contó a Infobae la doctora Julia Brenda Desojo, presidenta actual de la Asociación.

“Los cambios de la paleontología fueron de la mano de los cambios sociales. Recién en la década de 1980 empieza a haber más mujeres que a su vez forma más recursos humanos”, agregó.

Al cumplirse el año de la muerte de Dolgopol de Sáez, una amiga y colega Dolores López Aranguren reconoció su impronta: “Ninguno de nosotros recorrió su camino sin tu participación hermana, sin tu voz alentadora y tu opinión verdadera en el momento oportuno”, escribió.

Rosalvina Rivera fue paleontóloga y geóloga en Perú/
Libro Mujeres de las Piedras (F. Castaño -S. Apesteguía)
Otra pionera en América Latina fue Rosalvina Rivera, la primera mujer en obtener un grado doctoral en Perú. “Fue un hito en la historia de la lucha de las mujeres peruanas por la igualdad”, escribieron Fernanda Castaño, quien es estudiante de paleontología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, y el investigador del Conicet y la Fundación Azara, el doctor Sebastián Apesteguía, en el libro Mujeres de las Piedras.

Rivera hizo una tesis sobre los fósiles de la región de Puente Inga, cerca de Lima. Siguió trabajando en amonites (eran moluscos que están extintos ahora), y unas algas que sirven como indicadores de los ambientes del pasado. Mientras completaba su doctorado, obtuvo una beca en los Estados Unidos para estudiar moluscos fósiles en Washington y luego fue becada en la Universidad de Stanford en 1961.

Trabajó más de una década en el ex Instituto Geológico del Perú (luego Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Minero) y en la Compañía Cerro de Pasco Petroleum Corporation. Fue docente en la Universidad de Ingeniería de Perú hasta su jubilación en 1974. Creó allí el Museo de Paleontología, una mapoteca y biblioteca.

Gloria Alencáster Ybarra fue la primera paleontóloga, docente
e investigadora en México/
En México, Gloria Alencáster Ybarra fue la primera paleontóloga, docente e investigadora. Fue una gran impulsora de la carrera de paleontología en México y de la participación de las mujeres.

Leila Duarte Da Silva Santos fue paleobotánica de Brasil. Formó parte del primer comité Organizador de la Asociación Latinoamericana de Paleobotánica y Palinología (ALPP), junto a otros pioneros en el continente, como Jaime Gaxiola, de México, y Sergio Archangelsky.

Gloria Arratia -nacida en 1942- ha sido una pionera en Chile.
Se ha especializado en fósiles de peces.
Gloria Arratia -nacida en 1942- ha sido una pionera en Chile. Se doctoró en Geología Histórica y Paleontología, en la Universidad de Upsala, Suecia y se ha especializado en fósiles de peces.

Se ocupó de investigar la historia evolutiva de los antepasados de peces como los salmones, los atunes o las carpas. Durante la década de 1970 descubrió especies desconocidas de peces y detectó que algunas poblaciones estaban en riesgo de extinguirse.

“Sabemos que hubo muchas más mujeres a principios del siglo XX que intentaron trabajar en paleontología. Pero si tenían hijos, les resultaba difícil conseguir becas de investigación y por eso no publicaron muchos papers. Algunas incluso dejaban y volvían más tarde. Eso empieza a cambiar bastante después en la década de 1960. Una madre que dejaba a sus hijos muy chicos para desarrollar su carrera para buscar fósiles siempre recibió una mirada muy crítica de la sociedad”, comentó Castaño, en diálogo con Infobae.

“Los grandes reptiles marinos han sido estudiado por paleontólogas. Es cierto que los dinosaurios, que es un tema más popular han sido investigados más por científicos”, señaló Apesteguía.

Zulma Brandoni de Gasparini fue una de las pioneras en la
descripción de los dinosaurios en América Latina/Archivo
¿Cuándo las mujeres describieron dinosaurios? Una de las primeras fue Zulma Brandoni de Gasparini, nacida en 1944, quien este próximo martes recibirá uno de los Premios Konex Diploma al Mérito 2023 en la categoría Paleontología. Sus primeros estudios de los cocodrilos extintos se extendieron al conocimiento integral de reptiles marinos mesozoicos desde la Antártida hasta el Caribe.

“Los dinos no fueron mi especialidad pero he colaborado con dos grandes científicos, José Bonaparte y Leonardo Salgado, experto en los grandes titanosaurios”, contó Brandoni de Gasparini a Infobae.

“Como la paleontología fue una ciencia de hombres hubo muy pocas mujeres que se dedicaron al estudio de fósiles. De esas pocas y durante la primera mitad el siglo XX fueron principalmente argentinas de la Universidad Nacional de La Plata, de la UBA, y del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Luego se sumaron las que trabajaban en YPF y en Minería. En esas pocas, la mayoría se dedicó al estudio de invertebrados, microfósiles y polen que tenían directa aplicación al conocimiento de los ambientes y edades del pasado y que se requería en las industria petrolera y minera”, recordó.

Brandoni de Gasparini describió el primer dinosaurio descubierto en la Antártida,
pero nunca fue a la Antártida. Estaba prohibido para las mujeres/Archivo
“A las mujeres se les asignó los trabajos de laboratorio. Con alguna excepción, no participaban de las grandes exploraciones. Esto ocurrió en América Latina y en el resto del mundo. El rol de las paleontólogas se veía como secundario, muchas veces de apoyo y pocas veces tenían visibilidad a través de la firma como primeras autoras”, expresó.

“A fines de 1960 sólo mi colega Ana Báez de la UBA y yo en el Museo de La Plata estudiábamos vertebrados extintos. Con el tiempo la participación de las mujeres aumentó significativamente en los trabajos de campo y en la dirección de exploraciones en el país, en la Antártida y en el exterior”, afirmó.

“Yo pude estudiar el primer dinosaurio descubierto en la Antártida, pero nunca fui a la Antártida: estaba prohibido para las mujeres”, dijo Brandoni de Gasparini. Al dinosaurio le pusieron Antarctopelta, que significa “escudo antártico”.

Una especie de dinosaurio fue dedicada a la científica. Se llama Gasparinisaura cincosaltensis.
Estaba en la localidad de Cinco Saltos, en la provincia de Río Negro (Fundación Azara)
Se trataba de un dino herbívoro que vivió durante el Cretácico Superior en lo que hoy es la isla James Ross, en la Antártida. Los restos del Antarctopelta fueron hallados en 1986 por los geólogos argentinos Eduardo Olivero y Robert Scasso.

Gasparini desarrolló también una carrera docente en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Un grupo de colegas la homenajeó al ponerle su nombre a una especie de dinosaurio que se identificó en Cinco Saltos, Río Negro. Se llama Gasparinisaura cincosaltensis, que significa “reptil de Zulma Gasparini” de la localidad de Cinco Saltos, en la provincia de Río Negro.

“Hay que destacar la generosidad y el don de gente que siempre ha tenido Zulma hacia sus dirigidos, proponiendo excelentes temas de trabajo y ofreciendo todas las posibilidades, desde materiales ya colectados hasta cartas de recomendaciones y conexiones con otros investigadores, para que los jóvenes becarios desarrollen sus tesis en un marco de total libertad”, escribieron en una semblanza sus discípulos Marta Fernández y Marcelo de la Fuente. “Dos generaciones de becarios y doctorandos atestiguan su legado”, agregaron.

También en 1986 otras dos mujeres, Olga Giménez y Graciela Bochatey, participaron la descripción del dinosaurio Xenotarsosaurus junto con el paleontólogo Ricardo Martínez. Los restos se encontraban en la provincia argentina de Chubut.

infobae.com

viernes, 15 de septiembre de 2023

Yacimientos de segunda

OPINIÓN

Ricardo Gª Ureta

POR ESTAS TIERRAS de Castilla y de León llevan buscándose la vida nuestros ancestros desde que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso. Los primeros europeos dejaron su huella en Burgos, en los imprescindibles yacimientos de la Sierra de Atapuerca y algunos miles de años después, sus sucesores dejaron notables muestras del arte paleolítico ibérico en Siega Verde en Salamanca. Mucho después, fueron los romanos los que modelaron el paisaje de Las Médulas en León. Son los tres principales puntos arqueológicos de Castilla y León, inscrito cada uno de ellos en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Pero los vestigios del pasado son numerosísimos en la comunidad. Se podría decir que son incontables si no fuera porque existe un censo de yacimientos arqueológicos catalogados por la Junta que supera los 23.200 emplazamientos de valor científico e histórico. Además, otros 502 yacimientos son Bien de Interés Cultural. Como hacer planes es el deporte favorito de las administraciones públicas, no falta un Plan de Investigación, Conservación y Difusión en Materia de Arqueología que lleva en marcha desde 2018 y concluye el año que viene. De cara al nuevo periodo a buen seguro que los avances en la investigación de los científicos aportarán novedades en este plan para la mejor protección y divulgación de estos yacimientos, que es su finalidad última. Pero en el próximo plan, igual que en el actual, faltarán yacimientos y descubrimientos de alcance mundial como son los relacionados con los dinosaurios, sistemáticamente ignorados por la administración autonómica mientras otras comunidades con menos y peores muestras arqueológicas levantan museos y aulas de interpretación para captar al visitante interesado, que no son pocos. Soria y, sobre todo Burgos, cuentan con numerosos sitios arqueológicos visitables en los que se aprecian huellas de los grandes saurios, las conocidas como icnitas, que apenas han sido puestos en valor. El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, en Burgos, clama por una ampliación para, no sólo exponer su colección de la que exhibe apenas una porción, sino para labores de conservación de los fósiles que se extraen de la sierra de la Demanda y que este verano han vuelto a dar ejemplos de su valor científico a escala mundial. Cultura, la del plan para 23.200 yacimientos se lava las manos y pasa la pelota a Medio Ambiente, a la que le ha caído el marrón de velar y poner en valor de dinosaurios, yacimientos de segunda división a lo que se ve. A la misma consejería que repuebla de truchas el río Nela, ordena el urbanismo, coordina la protección civil y las policías locales, entre otras competencias, le tocan los dinosaurios. Insólito. Y mientras en Asturias y Aragón hacen caja con mucho menos patrimonio de este tipo.

elcorreodeburgos.com

La gran extinción que acabó con los dinosaurios dejó vivir a las plantas con flores, este es el motivo

La gran capacidad de adaptación de las angiospermas parece ser el factor clave en la supervivencia

Las angiospermas o plantas con flores son el grupo de plantas más abundantes
en la Tierra actualmente. (WP)
Aunque se mantiene abierto el debate científico sobre sus causas (el impacto de un meteorito en Chicxulub se apunta como el origen más factible), existen evidencias fósiles más que suficientes sobre la denominada extinción masiva del Cretácico-Paleógeno (K–Pg), ocurrida hace unos 66 millones de años, que acabó con la vida de tres cuartas partes de las especies de plantas y animales de la Tierra, incluidos los dinosaurios.

Pero, como también es sabido, algunos grupos de pequeños animales (incluidos algunos mamíferos que fueron los antepasados de los humanos actuales) y plantas sobrevivieron a la hecatombe y sacaron provecho evolutivo de la situación. Entender este proceso no es fácil, si se tiene en cuenta, por ejemplo, que uno de los factores de la extinción de los dinosaurios fue el largo periodo de falta de luz y sus efectos sobre los vegetales (fuente de alimentación) que se asocia a este lapso conocido ahora técnicamente como K-Pg.

Un nuevo estudio de los investigadores Jamie B. Thompson, de la Universidad de Bath (Reino Unido), y Santiago Ramírez-Barahona, de la Universidad Nacional Autónoma de México (México), cuyos resultados han sido publicados esta semana en Biology Letters, muestra algunas de las claves para entender por qué las plantas angiospermas (grupo de plantas actualmente más abundantes, que producen flores y frutos) escaparon relativamente ilesas de la extinción masiva de finales del Cretácico. Algunas de estas plantas no volvieron a florecer pero otras se convirtieron en dominantes en el reino vegetal.

Estudio del efecto en las plantas

Angiospermas, plantas con flores . (WP)

Los autores recuerdan que ha habido varias extinciones masivas en la historia de la Tierra, la más famosa fue causada por el impacto de un asteroide hace 66 millones de años, que cambió profundamente el curso de la vida en la Tierra. La extinción del Cretácico-Paleógeno (K-Pg) erradicó al menos el 75% de todas las especies de la Tierra, incluidos los dinosaurios, pero hasta ahora no estaba claro qué tipo de impacto tuvo en las plantas con flores, indican Thompson y Ramírez-Barahona.

Las plantas no tienen esqueletos ni exoesqueletos como la mayoría de los animales, lo que significa que los fósiles son relativamente raros (difíciles de encontrar y estudiar) en comparación con los animales, lo que hace complicado comprender la línea temporal de la evolución a partir únicamente de la evidencia fósil.

Los autores de la nueva investigación científica analizaron árboles evolutivos o filogenéticos (esquema que facilita la comprensión de las relaciones evolutivas entre especies) construidos a partir de mutaciones en las secuencias de ADN de hasta 73.000 especies vivas de plantas con flores (angiospermas).

Las plantas que dominan la Tierra

Las plantas conocidas como angiospermas (taxon sinónimo de Magnoliophyta) son plantas que producen flores y frutos; son las plantas con semilla cuyas flores tienen verticilos o espirales ordenados de sépalos, pétalos, estambres y carpelos; los carpelos encierran a los óvulos y reciben el polen en su superficie estigmática. Las angiospermas son el grupo de plantas más abundante y muchos casos producen flores y frutos con aromas para atraer los polinizadores como dispensadores. Además, en este grupo hay plantas que producen estructuras que son parte del mecanismo de dispersión del fruto y la semilla. El grupo incluye árboles, arbustos, trepadoras y hierbas en ambientes terrestres como en ambientes acuáticos.

En el estudio que ahora se presenta, los autores utilizaron métodos estadísticos complejos, ajustaron modelos de "nacimiento-muerte" para estimar las tasas de extinción a lo largo del tiempo geológico.

Si bien el registro fósil muestra que muchas de las especies de este grupo desaparecieron, los linajes a los que pertenecen, como las familias y los órdenes, sobrevivieron lo suficiente para florecer y luego dominar numerosos hábitats.

La evidencia del reloj molecular sugiere que la gran mayoría de las familias de angiospermas que existen hoy en día existían antes del evento K-Pg: especies que incluyen a los ancestros de las orquídeas, la magnolia y la menta compartieron la Tierra con los dinosaurios.

Clave: gran capacidad de adaptación

El profesor Thompson ha explicado que, "después de que la mayoría de las especies de la Tierra se extinguieron en K-Pg, las angiospermas tomaron ventaja, de manera similar a la forma en que los mamíferos tomaron el control después de los dinosaurios, y ahora prácticamente toda la vida en la Tierra depende ecológicamente de las plantas con flores. "

Entonces, ¿qué los hizo lo suficientemente resistentes para sobrevivir a pesar de estar inmóviles y depender del sol para obtener energía?

El profesor Ramírez-Barahona, por su parte, destaca que "las plantas con flores tienen una notable capacidad de adaptación: utilizan una variedad de mecanismos de polinización y dispersión de semillas, algunas han duplicado sus genomas completos y otras han desarrollado nuevas formas de fotosíntesis. Este 'poder de las flores' es lo que los convierte en verdaderos supervivientes de la naturaleza".

lavanguardia.com