Un hallazgo extraordinario en la isla de Skye revela que carnívoros y herbívoros prehistóricos compartieron pacíficamente una laguna hace 167 millones de años, ofreciendo una ventana única al comportamiento de los dinosaurios en el Jurásico Medio.
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Encuentran en Escocia uno de los registros más completos del comportamiento de dinosaurios jamás hallados. Ilustración artística. Foto: ChatGPT-4o / Christian Pérez |
Un paisaje jurásico entre lagunas y volcanes
Hace unos 167 millones de años, el clima del norte de Escocia distaba mucho del frío húmedo que la caracteriza hoy. En lugar de brumas y gélidas corrientes atlánticas, la isla de Skye era una región cálida, salpicada por lagunas de agua dulce, bordeada por bosques tropicales y dominada por una red de ríos que desembocaban en un vasto estuario. En ese entorno, a medio camino entre lo terrestre y lo acuático, vivieron algunos de los dinosaurios más emblemáticos del Jurásico.
Una de esas lagunas, hoy conocida como Prince Charles’s Point, ha revelado recientemente un conjunto de 131 huellas fosilizadas en distintas capas de roca arenisca. Se trata de un descubrimiento excepcional no solo por su volumen, sino por el tipo de comportamiento que revela: animales muy distintos compartiendo un mismo punto de acceso al agua. Sin huir, sin acechar. Solo coexistiendo, aunque brevemente.
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Un par de huellas de terópodo aún visibles en lo que fue una laguna de agua dulce en la isla escocesa de Skye. Foto: Paige E. dePolo |
Lo sorprendente del hallazgo es que, aunque ambos tipos de dinosaurios dejaron sus huellas en el mismo espacio geográfico, no hay signos claros de persecución o confrontación. Los rastros no muestran signos de huidas abruptas, ni direcciones caóticas. Más bien parecen reflejar un uso común y pacífico —aunque seguramente breve— de una misma fuente de agua.
En algunos casos, incluso se ha documentado cómo un terópodo caminó exactamente sobre la huella dejada previamente por un saurópodo. Este tipo de superposición revela algo más que presencia: habla de una convivencia, aunque fuese fragmentaria, en el tiempo y el espacio. Los científicos lo comparan con los abrevaderos africanos actuales, donde herbívoros y carnívoros coinciden sin enfrentamientos, cada uno atento a su turno y su supervivencia.
Un oasis fósil del Jurásico Medio
El descubrimiento cobra aún más valor si se tiene en cuenta que las rocas del Jurásico Medio son extremadamente escasas en el registro fósil mundial. Mientras que el Cretácico y el Jurásico Superior han dejado abundantes esqueletos y yacimientos, el periodo intermedio —hace entre 174 y 164 millones de años— permanece como una de las etapas más misteriosas de la historia de los dinosaurios. Por eso, encontrar evidencias tan ricas y detalladas de su comportamiento, como estas huellas, es tan valioso como hallar huesos completos.
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Ilustración artística que recrea a los terópodos carnívoros y a los saurópodos herbívoros que dejaron sus huellas en el mismo yacimiento escocés. Fuente: Tone Blakesley/Scott Reid |
Las huellas también muestran un detalle revelador: todas ellas evitan una zona del terreno, una dirección concreta. Ningún dinosaurio avanzó hacia el sureste. ¿Qué había en esa dirección? ¿Un terreno peligroso? ¿Un área inundada? ¿Un espacio dominado por otro grupo de animales? La geografía fósil aún guarda secretos que el tiempo no ha desvelado.
Para captar cada detalle del yacimiento, el equipo científico empleó drones equipados con cámaras de alta resolución. Miles de imágenes fueron tomadas desde distintas alturas y ángulos para generar modelos tridimensionales precisos del terreno. Estas reconstrucciones permiten observar las huellas con un nivel de detalle imposible de conseguir a simple vista y facilitan el análisis comparativo con otros yacimientos.
Pero la tecnología no lo es todo. El trabajo de campo en la costa escocesa requiere paciencia, intuición y cierta sensibilidad arqueológica. Muchas de las huellas estaban cubiertas de algas, erosionadas por el oleaje o confundidas con formaciones geológicas comunes. De hecho, algunas de las marcas atribuidas durante décadas a simples madrigueras de peces resultaron ser huellas de saurópodos, lo que sugiere que otros en diferentes partes del mundo podrían ser en realidad pisadas de dinosaurios esperando su momento de revelación.
Historia sobre historia: los dinosaurios y Bonnie Prince Charlie
Prince Charles’s Point no solo es un yacimiento paleontológico, sino también un lugar cargado de historia humana. En 1746, tras su derrota en la batalla de Culloden, el joven pretendiente al trono británico, Carlos Eduardo Estuardo, más conocido como Bonnie Prince Charlie, se refugió en esta misma costa mientras huía de las tropas inglesas.
Este descubrimiento no solo enriquece la historia natural de Escocia, sino que convierte a la isla de Skye en uno de los enclaves más importantes para entender el comportamiento de los dinosaurios en el Jurásico Medio. Las huellas registradas no son solo marcas en la piedra: son páginas de un libro que nos cuentan cómo vivían, se movían y compartían espacio aquellos seres gigantescos que un día dominaron la Tierra.
Y aún hay más por encontrar. Los investigadores siguen regresando a Skye, porque bajo la arena y las rocas, el pasado aún late. En cada huella, una historia. En cada pisada, una señal de vida. Y en cada descubrimiento, un recordatorio de que el tiempo no borra, solo esconde.
Referencias
Blakesley T, dePolo PE, Wade TJ, Ross DA, Brusatte SL (2025) A new Middle Jurassic lagoon margin assemblage of theropod and sauropod dinosaur trackways from the Isle of Skye, Scotland. PLoS ONE 20(4): e0319862. doi:10.1371/journal.pone.0319862