jueves, 28 de julio de 2022

La velocidad a la que cambiaban de dientes los dinosaurios espinosáuridos explica su sobreabundancia en los yacimientos del Cretácico

Así lo confirma un estudio publicado en la revista Historical Biology en el que participan investigadores de la UPV/EHU

Imágenes del fósil en vistas lateral y ventral. Escala: 5 cm. | Foto: Centro de
Interpretación Paleontológica de La Rioja en Igea.
Los dinosaurios espinosáuridos podían desarrollar hasta tres generaciones de dientes al mismo tiempo, una alta tasa de reemplazo que explica por qué se han encontrado tantas piezas de este tipo en yacimientos del Cretácico.

Así lo confirma el artículo ‘New contributions to the skullanatomy of spinosaurid theropods: Baryonychinae maxilla from the Early Cretaceous of Igea (La Rioja, Spain)’ publicado en la revista Historical Biology por Iker Isasmendi (primer autor) y Xavier Pereda, de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU); Pablo Navarro, de la Universidad de La Rioja; Angélica Torices, directora de la Cátedra de Paleontología de la UR; así como otros expertos de la Universidad Complutense de Madrid y del Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja.

Los científicos han reestudiado un resto fósil de mandíbula publicado por Viera y Torres en 1995, hallado en 1983 en un yacimiento del Cretácico Inferior en Igea (La Rioja, España). Se trata del fragmento de un maxilar izquierdo de dinosaurio carnívoro que preserva 8 alvéolos. En uno de estos huecos dentales han descubierto, mediante técnicas de microTAC, restos de varios dientes desarrollándose de forma simultánea.

“Hemos reconocido en un mismo alvéolo hasta tres generaciones de dientes: el diente funcional del animal; otra pieza en formación que reemplazaría al primero, y el germen del que acabaría sustituyendo a este segundo”, explica Pablo Navarro, de la Universidad de La Rioja.

Ello implica un reemplazo dental muy rápido y es, probablemente, una de las razones de que encuentren tantos dientes de espinosáuridos en la península ibérica durante el Cretácico Inferior”, añade el coautor del artículo.

Hasta ahora se sabía que algunas especies de espinosáuridos –dinosaurios carnívoros de tamaño medio/grande, que poseían un cráneo alargado y unos dientes cónicos semejantes a los de los cocodrilos- podían cambiar de dientes más rápido que otros terópodos, en apenas dos meses (se estima una tasa de reemplazo de entre 60 y 68 días); esta investigación confirma que se trata de un rasgo común a todo el grupo y aporta evidencias de cómo se producía este cambio, gracias al desarrollo de varios dientes de sustitución al mismo tiempo.

“Estos animales generaban, a lo largo de toda su vida, nuevos dientes que iban reemplazando el diente original y provocando su caída. Esto implica que un mismo animal podía generar multitud de dientes”, asegura Pablo Navarro.

“Estos dientes, de forma más o menos cónica y de tamaño centimétrico, eran transportados por los ríos y acumulados en zonas lacustres y, con el tiempo, quedaban fosilizados –indica el investigador-. Son uno de los restos de vertebrados más comunes en los yacimientos ibéricos del Cretácico Inferior (entre 145 y 113 millones de años)”.

Aunque no se conoce con precisión por qué cambiaban de dientes tan a menudo, se cree que esto les permitía poseer un mayor número de dientes funcionales en todo momento. Una ventaja decisiva para resistir el importante esfuerzo que les suponía sujetar a sus presas atrapándolas entre las mandíbulas.

Además de estos hallazgos, la investigación ha permitido matizar la clasificación del maxilar estudiado: los expertos no lo atribuyen, como se creía, al género Baryonix, sino a otro tipo de espinosáuridos muy cercano, un barioniquino indeterminado.

Los estudios paleontólogicos desarrollados hasta la fecha en Igea son relevantes por la presencia de numerosos restos óseos de espinosaurios, incluyendo esqueletos parciales pertenecientes a varios individuos. "La investigación actual permitirá mejorar nuestro conocimiento sobre la diversidad de este grupo tan particular de dinosaurios carnívoros. Es probable que al menos dos especies distintas estén representadas en los yacimientos de Igea", afirman Erik Isasmendi y Xabier Pereda-Suberbiola, paleontólogos del Departamento de Geología de la UPV/EHU, lo que convierte a esta localidad riojana en uno de los lugares destacados en el mundo en el estudio de los espinosaurios.

Referencia bibliográfica

Erik Isasmendi, Pablo Navarro-Lorbés, Patxi Sáez-Benito, Luis I. Viera, Angelica Torices, Xabier Pereda-Suberbiola.

New contributions to the skull anatomy of spinosauridtheropods: Baryonychinae maxilla from the Early Cretaceous of Igea (La Rioja,Spain)

Historical Biology

DOI: 10.1080/08912963.2022.2069019

ehu.eus

Hallan una enorme huella con escamas y evidencia de movimiento

La XIX Campaña de Excavaciones que ha desarrollado el Colectivo Arqueológico y Paleontológico en el entorno de Salas también ha permitido avances sustanciales en el conocimiento de los ecosistemas de los dinosaurios burgaleses

Icnita saurópoda con marcas de escamas. / C.A.S.
Dentro de los hallazgos que ha logrado el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas durante su XIX campaña de excavaciones se encuentro uno poco usual: una réplica natural del pie de un dinosaurio saurópodo (herbívoro de gran tamaño, como Europatitán), formada al rellenarse con sedimento el hueco que dejó la pisada del animal. "Esta huella conserva algo sorprendente: impresiones de las escamas del pie del dinosaurio, un hecho poco frecuente y que resulta ser la primera de este tipo en Castilla y León", señalan desde el colectivo. Se trataría de un fósil en 4D, pues conserva evidencias del movimiento del pie del animal dentro del barro, en concreto, los surcos que dejaron las escamas al penetrar en el suelo. "Esta característica singular permitirá estudiar la forma de caminar del dinosaurio. Es, sin duda, un fósil que merece la pena exponer al público, para lo que ya se trabaja en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes", añaden.

El equipo trabajando en el yacimiento de El Juguete. / C.A.S.
Junto con el yacimiento de Terrazas (del que se han recuperado 345 fósiles), el yacimiento más destacado en esta campaña ha sido el denominado El Juguete, en Salas de los Infantes, algo más moderno que aquel, comienzos del Cretácico, con una antigüedad de 130 millones de años aprox. De él se han recuperado más de 200 fósiles que comprenden una alta diversidad de seres vivos, entre los que destacan los dinosaurios espinosáuridos y carcarodontosáuridos, los dos son tipos de terópodos (carnívoros) que alcanzaron grandes tamaños y de los que sus representantes más conocidos son, respectivamente, Spinosaurus y Giganotosaurus (estas dos especies han aparecido en películas de la saga Parque Jurásico). La lista faunística de El Juguete se completa con dinosaurios de tipo Euornitópodo (herbívoros,  bípedos y cuadrúpedos), tanto ejemplares más primitivos, como otros más evolucionados de tipo Iguanodontios. Finalmente, la lista se completa con pterosaurios (reptiles voladores), cocodrilos y peces de varias especies, moluscos bivalvos y gasterópodos, así como otros vertebrados que habrá que identificar tras su restauración en el laboratorio. Como curiosidad, se hallaron bastantes coprolitos o excrementos fosilizados.

Tronco de planta benetital. / C.A.S.
Otra actividad desarrollada en la XIX Campaña ha sido la recuperación de fósiles que se habían localizado en la comarca pero cuyo acceso o tamaño dificultaban su extracción y transporte al Museo de Dinosaurios de Salas delos Infantes. Además de un tronco, en muy buen estado de conservación, de una benetital (planta gimnosperma, sin flores, con aspecto de palmera enana), se recuperaron 4 icnitas de dinosaurios, dos de ellas de gran tamaño, de 65 cm de longitud y 50 cm de profundidad, lo que aporta informaciones muy interesantes.

El balance global de la XIX campaña es altamente satisfactorio. Con el conjunto de fósiles recuperados se ha conseguido información muy valiosa sobre los ecosistemas del Cretácico que ocuparon los dinosaurios de la Sierra de la Demanda. El estudio de las piezas halladas permitirá profundizar en el conocimiento sobre la evolución de las faunas burgalesas de dinosaurios del Cretácico inferior y establecer comparaciones con las existentes en el resto de la Península Ibérica. Asimismo, se refuerza el valor patrimonial de los restos paleontológicos de Castilla y León, con un eje de atracción que es un referente y mito cultural en todo el planeta: los dinosaurios.

diariodeburgos.es

miércoles, 27 de julio de 2022

Los científicos defienden al T. rex como la única especie del poderoso Tyrannosaurus

Crédito: Pixabay.
El T. rex aún reina como el rey de los dinosaurios, según científicos que el lunes argumentaron en contra de una polémica hipótesis presentada este año de que el poderoso carnívoro Tyrannosaurus debería ser reconocido como tres especies y no solo como una.

Siete paleontólogos en una investigación publicada el lunes dijeron que un estudio de marzo ofreció evidencia insuficiente para demostrar que había tres especies de Tyrannosaurus basadas en fósiles del dinosaurio más famoso del mundo, citando métodos estadísticos inadecuados, muestras comparativas limitadas y mediciones defectuosas.

T. rex ha sido la única especie del género Tyrannosaurus reconocida desde que el dinosaurio se describió por primera vez en 1905. Un género es una agrupación más amplia de organismos relacionados que una especie.

Otros tres investigadores dijeron en el estudio anterior publicado en la misma revista que se deben reconocer tres especies en función de la variación en el grosor de los fémures y en la forma de los dientes frontales inferiores entre unas tres docenas de especímenes de Tyrannosaurus.

“La evidencia debe ser convincente, y dividir repentinamente a un animal tan icónico como el T. rex, que se conoce desde hace más de cien años, en diferentes especies requiere una gran carga de prueba. Es cierto que existe una variación en el tamaño y la forma de los huesos de T. rex, pero en nuestro nuevo estudio mostramos que esta variación es mínima”, dijo el paleontólogo de la Universidad de Edimburgo Steve Brusatte, coautor del nuevo estudio publicado en la revista Biología Evolutiva.

Tyrannosaurus, parte de un grupo llamado terópodos que incluía a todos los dinosaurios carnívoros, tenía una cabeza enorme y una fuerza de mordida tremenda, caminaba sobre dos piernas fuertes y tenía brazos débiles con solo dos dedos.

El nuevo estudio analizó la variación dentro de las especies en el grosor del fémur en otros cuatro dinosaurios carnívoros y 112 especies de aves vivas, descendientes de pequeños terópodos emplumados, y encontró que las variaciones de Tyrannosaurus no eran excepcionales.

“Es normal que cualquier especie sea variable en tamaño y forma. Solo mire el rango de altura y cintura y sonrisas dentudas en las personas de hoy, todos los cuales son miembros de una sola especie. Entonces, las diferencias entre los huesos y los dientes de T. rex son tan pequeñas que no respaldan la división de T. rex en múltiples especies”, dijo Brusatte.

Tyrannosaurus deambuló por el oeste de América del Norte durante el Período Cretácico en el ocaso de la era de los dinosaurios antes de que un asteroide golpeara la Península de Yucatán en México hace 66 millones de años, condenando a los dinosaurios.

“Tyrannosaurus rex sigue siendo el verdadero rey de los dinosaurios. Es la única especie de dinosaurio depredador gigante del ápice que vivió al final del Cretácico en América del Norte”, agregó Brusatte.

Además de la especie T. rex, que significa «rey lagarto tirano», el paleontólogo y paleoartista independiente con sede en Baltimore Gregory Paul y dos colegas propusieron dos especies adicionales: T. imperator, que significa «emperador lagarto tirano», y T. regina, que significa «reina lagarto tirano».

Paul criticó el nuevo trabajo como hecho apresuradamente y como «no un estudio científico adecuado».

“Pasa como una paleopropaganda que parece estar estructurada para defender a T. rex, en lugar de explorar seriamente las posibilidades de que los especímenes fósiles del género Tyrannosaurus contuvieran más de una especie que ciertamente tenía el género”, dijo Paul.

“Hay algo en el amado T. rex que hace que las personas se agiten a un grado que no se ve con otros paleotaxas (organismos antiguos). Si nuestro artículo hubiera sido sobre la especie de, digamos, el también gigantesco terópodo argentino Giganotosaurus, muy probablemente no habría habido tanto alboroto y molestia”, agregó Paul.

Quizás el Tyrannosaurus más grande conocido es un espécimen llamado Sue en el Field Museum de Chicago, de 40-1/2 pies (12,3 metros) de largo.

«Tenemos la mente abierta de que puede haber múltiples especies de Tyrannosaurus», dijo Brusatte. “Solo necesitamos más y mejores fósiles. La cantidad de fósiles en su conjunto de datos es tan pequeña que es difícil encontrar una forma consistente de dividir Tyrannosaurus en múltiples especies en función de diferencias claras, fáciles de definir y consistentes”.

noticiasdelmundo.news

La Ventana, 19-20h - 25/07/2022 / Cadena Ser

Fidel Torcida, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos), en La Ventana de la Cadena SER con Marta del Vado, hablando de actualidad sobre dinosaurios.

Del minuto 16:25 al 22:50.

play.cadenaser.com

martes, 26 de julio de 2022

Paleodiversidad en Burgos: más allá de los grandes fósiles

Pequeños fósiles de dientes, vértebras y escampas de dinosaurios
y reptiles. / AYTHAMI PÉREZ
Las últimas campañas de excavaciones del Colectivo Arqueológico Salense sacaron a la luz grandes fósiles de dinosaurios que están expuestos en el Museo de Salas. Pero esta edición se ha centrado en lograr diversidad de pequeños restos que ayudan a reconstruir la zona hace 144 o 130 millones de años



El Juguete

Estamos en el yacimiento El Juguete, cercano al pueblo de Salas de los Infantes. Un yacimiento de unos 130 millones de años. En el lugar ya han aparecido fósiles pequeños como dientes, astillas de huesos, bivalvos. Lo interesante es la diversidad. Son restos de múltiples especies, lo que ayuda a reconstruir redes tróficas y, también, el ecosistema del lugar. Hay más yacimientos cercanos de esa edad, «pero siempre se puede aportar algo más», asegura Fidel Torcida, director de las excavaciones.




La escama

Durante la visita al yacimiento aparece un ejemplo de esos pequeños fósiles que se buscan. Puede parecer un mineral pequeño que brilla dentro de una roca, pero es la escama de un pez. «Se trata de un pez que se conoce bastante bien porque hay más fósiles en Europa», explica Torcida. El tipo de sedimento indica el origen del yacimiento, en este caso, fluvial, porque los fósiles también son indicadores del tipo de ecosistema y se sabe que este pez es de río, aunque se ha encontrado en algunas zonas salobres como ríos de delta. El restaurador trata el fósil para consolidarlo, guardarlo, transportarlo y, posteriormente, estudiarlo.





La diversidad de lo minúsculo

La palabra clave de esta XIX campaña de excavaciones es paleodiversidad. Buscar la diversidad de fósiles pequeños, no tan impresionantes visualmente, para lograr toda la información posible sobre la flora y fauna de hace 130 millones de años. «Creo que estamos consiguiendo los objetivos porque están saliendo fósiles pequeños, pero de diferentes animales», asegura Torcida.

Gran público

Puede que para el gran público la campaña no sea tan atractiva porque no salen grandes huesos, pero conocer los ecosistemas de hace 144 millones de años, como el yacimiento de Torrelara y otro cercano en Terrazas, o los de 130 millones de años como este es muy importante. «Los fósiles que estamos encontrando están dando mucha más información que si encuentras un hueso gigante», asegura Torcida.





Yacimiento fluvial

Lo que se está encontrando aquí, en El Juguete, es un yacimiento en el que, en su momento, hubo transporte por agua de río. Este lugar era un río que se desbordaba con frecuencia y dejaba llanuras de inundación muy grandes que es lo que finalmente se convierte en astillas.








Hallazgos

Según van apareciendo los fósiles pequeños se tratan de diferentes formas en función de su estado. Si están frágiles se les da un consolidante que penetra en el fósil y lo pega por dentro. Por fuera, si hay riesgo de que se desprenda, se le coloca una gasa a la que se da ese pegamento.






Paquetes de fósiles

Después se hacen paquetes para protegerlos durante el transporte. Es en el laboratorio de restauración donde se trabaja a fondo y se estudian. La campaña de este año dará menos trabajo al laboratorio que la pasada. Torcida reconoce que de lo extraído en Torrelara se ha preparado un 0,5 por ciento del material.







Las chinchetas

Donde se encuentra un fósil se coloca una chincheta para después extraer las coordenadas de dónde han aparecido en el yacimiento. No solo el lugar donde han aparecido da información. La posición en la que aparecen y su orientación también es relevante. Posteriormente se hace un mapa tridimensional de donde estaba cada fósil.

Los excavadores

El número de participantes trabajando directamente en los yacimientos es de 17, la mayor parte de ellos universitarios y titulados universitarios, a los que esta experiencia les sirve como formación y como actividad que integrará su currículo para proyectos futuros. La procedencia de los excavadores es variada: Galicia, Aragón, País Vasco, Madrid, Islas Baleares, La Rioja, Castilla-La Mancha, Castilla y León, y de la propia comarca de la Sierra de la Demanda.





El apoyo

Esta es la campaña número 19 que se organiza en el entorno de Salas de los Infantes. Desarrollada por el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas (CAS) cuenta con financiación de la Diputación de Burgos y de la Fundación Dinosaurios de Castilla y León. De manera tan continua hay pocas excavaciones paleontológicas tan frecuentes en la comunidad autónoma. Pero se necesita más apoyo de la administración. Un apoyo económico que permita eliminar la inestabilidad y un apoyo de divulgación para conseguir transmitir a la sociedad la relevancia de estos hallazgos.






burgosconecta.es

Culminan en Salas las excavaciones centradas en fósiles, claves para reconstruir ecosistemas

La XIX Campaña de Excavaciones Paleontológicas en el entorno de Salas de los Infantes se ha centrado en buscar la diversidad de especies para aportar una idea más certera de cómo eran los ecosistemas de hace 144 o 130 millones de años

Los fósiles de esta campaña son más pequeños y el equipo debe trabajar
con mucho cuidado. / AYTHAMI PÉREZ
Más allá de los grandes fósiles, más allá de aquellos que captan la atención de las cámaras y la vista, están otros más pequeños que ayudan mucho más de lo que podríamos pensar a reconstruir ecosistemas. La XIX Campaña de Excavaciones Paleontológicas en el entorno de Salas de los Infantes tiene una palabra que la define: paleodiversidad. El objetivo de la campaña de este 2022 es buscar precisamente la diversidad de especies. «Creo que lo estamos consiguiendo», asegura Fidel Torcida, director de las excavaciones, «porque estamos hallando fósiles pequeños, pero de diferentes animales» en el entorno de Salas de los Infantes y en terrenos de la Junta de Ledanías de Castrillo de la Reina, Salas y Hacinas.

Puede que esta no sea una de las campañas de excavación más mediática. El yacimiento de Torrelara, en años anteriores, arrojó grandes fósiles de dinosaurios saurópodos de la columna vertebral, cadera o extremidades. «Pero los fósiles que estamos encontrando este año nos están dando mucha más información que si encontráramos un hueso gigante y están dando tanta información sobre el ecosistema por la gran diversidad que tienen», añade Torcida.

Dientes de dinosaurios y otros reptiles, vértebras y escamas. / AYTHAMI PÉREZ
Lo interesante de estos hallazgos se encuentra en la diversidad. Han salido fósiles de animales diversos, lo que ayuda a los investigadores a reconstruir el ecosistema que hace millones de años se encontraba en esta zona burgalesa. «Con la diversidad de especies halladas podemos hacernos una idea de las redes tróficas, por ejemplo», explica Torcida.

Y lo que ya se ha encontrado son, en principio, restos relativamente pequeños como dientes, astillas de huesos, escamas o bivalvos. Se ha recogido material que estaba disperso, buscando troncos de arbustos y huellas sueltas.

Yacimientos ya conocidos, pero con nueva información

Esta campaña, alargada del 8 al 22 de julio, se ha centrado en cuatro yacimientos en los que se han hecho catas. Ha estado orientada a realizar prospecciones en distintos yacimientos que ya se conocían y de los que habían salido fósiles que ya están expuestos en el Museo de Dinosaurios de Salas.

Lo que se pretendía era comprobar el potencial que tienen estos yacimientos, saber si son ricos, si contienen más fósiles, qué tipo de fósiles y qué animales y plantas existían. «Vamos tocando en distintos lugares y lo que hacemos son catas, excavamos, pero a poca profundidad y en una zona no demasiado extensa», concreta el director.

De los 144 a los 130 millones de años

La visita a esta campaña de excavaciones nos pilla en el yacimiento llamado El Juguete. «El nombre es básico, cuando lo encontramos había un muñeco», aclara Torcida. Durante la visita aparece el fósil de un pez, concretamente una escama. Al poco de mirarla saben que se trata de un pez lepidotes. Es una pieza de milímetros enclavada en una piedra, pero les cuesta poco descifrarla. «Se conoce bastante bien porque hay de estos fósiles por Europa. Había sido un pez de ríos, pero se ha encontrado en algunas zonas salobres, en algunos ríos de delta», aclara Torcida. Era un pez de metro y medio y de escamas muy gruesas. Parecían tener una coraza y debían ser bastante indigestos para sus depredadores.

Fidel Torcida, director de las excavaciones, supervisa el trabajo en
el yacimiento de El Juguete. / AYTHAMI PÉREZ
Este yacimiento, el de El Juguete, es más moderno que aquel de Torrelara en el que aparecieron restos tan grandes. El de El Juguete tiene unos 130 millones de años, el de Torrelara unos 144 millones. Pero este año también han trabajado en otro ubicado en Terrazas y que también tiene una edad de unos 144 millones de años. «Que estos dos yacimientos, el de Torrelara y el de Terrazas, sean de la misma edad es muy interesante. Están apartados y tenemos ahí dos ventanas de esa época, lo que da mucha información potente de esa época», apunta Torcida.

Siempre se puede aportar algo más

Puede que para las personas no formadas en la materia un yacimiento de 144 millones de años no se diferencie mucho de otro de 130 millones. Pero en ese marco temporal un ecosistema cambia mucho. Cambia la fauna, el paisaje, el clima… «Cuando insistimos, por ejemplo, en que el yacimiento de Torrelara es de un momento importante en la historia de los dinosaurios es porque es de un momento en el que cambian grupos, desaparecen unos y los reemplazan otros. Es un cambio de ecosistema», ejemplifica.

Los puntos en los que aparecen los fósiles son marcadas con chinchetas en
el yacimientos  para, después, elaborar un mapa. / AYTHAMI PÉREZ
 
Los yacimientos de Terrazas y Torrelara, con 144 millones de años, son de origen lagunar. En cambio, este de El Juguete es de origen fluvial. Son los sedimentos los que indican qué tipo de zona era, pero los fósiles también son indicadores.

Yacimientos de 130 millones de años hay bastantes, asegura Torcida, pero «siempre se puede aportar algo más». Cerca hay un yacimiento de vegetales que también se trabajó junto a la Universidad de Vigo. Se obtuvieron muchas muestras de vegetales muy variadas y ya se han publicado artículos científicos.

Importancia de las excavaciones y del apoyo

Son 19 las campañas de excavaciones paleontológicas que se han realizado en este entorno. La primera fue en 2002, porque un año no se hizo. De manera continua es una de las pocas excavaciones paleontológicas que se realizan en Castilla y León. Fidel Torcida, director de las mismas, reconoce que intentan «transmitir la importancia que tienen, pero falta apoyo de la administración. Hay muchas formas de apoyar, pero si se hace se lograr transmitir más a la sociedad. Además del apoyo económico, con fondos que no tenemos y con los que podríamos desarrollar más proyectos».

Estas campañas se financian con ayuda de la Diputación de Burgos y de la Fundación Dinosaurios de Castilla y León.

Otra parte fundamental es contar con personal con estabilidad. Reconoce Torcida que, actualmente, en el proceso de estabilización de la administración, se va a sacar un puesto de restaurador del Museo de Dinosaurios de Salas a oposición. Ahora, y de cara a las excavaciones, a través de la Fundación Dinosaurios de Castilla y León se ha cubierto el puesto, pero no puede ser por mucho tiempo.

«Parece que el Ayuntamiento ha visto el trabajo y la importancia que esto tiene y se va a sacar el puesto de restaurador y de guías del museo», explica Torcida. «Tener a alguien fijo cuando salga la oposición es muy importante. No estás pendiente de subvención, no estás meses parado, puedes hacer un trabajo continuo con una personas que conoce el terreno».

burgosconecta.es

Campaña dinosaurios en la Sierra de la Demanda

20/07/2022

Con Fidel Torcida, director del proyecto y del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos).

cadenaser.com


viernes, 22 de julio de 2022

Descubren el primer fósil de un cerebro de dinosaurio

Un estudio reveló que el hallazgo que se creía que era una piedra, era en realidad el cerebro de un Iguanadon que se encontraba en óptimas condiciones pudiéndose observar gran parte de su estructura.


latercera.com

Ganadores del VI Concurso de Fotografía Geológica "Tierra de Dinosaurios", 2022

Después de unos meses abierta la convocatoria de la VI edición del Concurso de Fotografía Geológica "Tierra de Dinosaurios", 2022 ya tenemos las obras ganadoras. Se han presentado 5 autores procedentes de Guipúzcoa, Valladolid, Zaragoza y Burgos con un total de 17 fotografías.

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León convocó en abril el sexto concurso de fotografía geológica “Tierra de Dinosaurios” con el fin de promover un mayor conocimiento social del valioso patrimonio geológico y paleontológico de la Sierra de la Demanda burgalesa.

1ª: "Buzonamientos".
El tema al que se ha dedicado esta sexta edición ha sido el paisaje geológico del macizo de Cameros/Demanda burgalés. Las imágenes debían ser tomadas en el entorno natural.

El ganador ha sido Aquilino Molinero Martínez, de Salas de los Infantes (Burgos) con la fotografía titulada "Buzonamientos”.

Explicación: Buzonamiento que existe entre Castrovido y Terrazas, zona llena de fósiles.

Características: Fotografía sacada con un dron.

2ª: "El Desfiladero".
El segundo premio ha sido para Pablo Pérez Herrero, de Uretxu (Guipúzcoa) con la instantánea titulada "El Desfiladero”.

Lugar toma: Desfiladero de la Yecla.

CAMARA NIKON 850 -OBJETIVO 16 MM - F 2,8- 1/2000 S - ISO 100.



3ª: "Ciudad encantada".
El tercer premio lo ha obtenido Mónica del Campo Crespo, de Salas de los Infantes (Burgos), con su imagen titulada "Ciudad encantada".

Explicación: Foto realizada sobre el entorno de Monasterio de la Sierra.

Os agradecemos, de nuevo, a todos los que habéis participado en este VI Concurso de fotografía geológica "Tierra de Dinosaurios", 2022 y os animamos a que, desde ya mismo, penséis y/o hagáis fotografías para presentar a la séptima edición del concurso que será en 2023. Y también agradecer a Bar-Restaurante El Pozo, de Salas de los Infantes, por volver a colaborar en esta sexta edición de este concurso.

¡Os esperamos!

jueves, 21 de julio de 2022

Hallan el fósil de un pez de cuatro patas que volvió al agua

Los cuatro especímenes fósiles de Micropholis stowi excavados en las Montañas
 Transantárticas - CHRISTIAN SIDOR - Archivo
Un nuevo estudio del laboratorio de Neil Shubin, de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), han encontrado una especie fósil que se asemeja mucho al Tiktaalik, el icónico pez de cuatro patas que hizo por primera vez la transición del agua a la tierra hace 375 millones de años, pero que tiene características que lo hacían más apto para la vida en el agua que su primo aventurero, según publican en la revista 'Nature'.   

Uno de los parientes cercanos de Tiktaalik optó por volver a vivir en aguas abiertas en lugar de aventurarse en la tierra. El nuevo estudio del laboratorio del doctor Neil Shubin, que codescubrió a Tiktaalik en 2004, describe una especie fósil que se parece mucho a Tiktaalik, pero que tiene características que la hacen más apta para la vida en el agua que su primo aventurero.

El Qikiqtania wakei era pequeño --sólo 75 centímetro de largo-- en comparación con el Tiktaalik, que podía crecer hasta casi 3 metros. El nuevo fósil incluye mandíbulas superiores e inferiores parciales, partes del cuello y escamas.   

Según los investigadores, lo más importante es que también presenta una aleta pectoral completa con un hueso húmero distinto que carece de las crestas que indicarían dónde estarían los músculos y las articulaciones en una extremidad orientada a caminar en tierra.

En su lugar, la parte superior del brazo de Qikiqtania era lisa y curvada, más adecuada para una vida remando bajo el agua. La singularidad de los huesos del brazo sugiere que volvió a remar en el agua después de que sus antepasados empezaran a utilizar sus apéndices para caminar.   

"Al principio pensamos que podía ser un Tiktaalik juvenil, porque era más pequeño y quizá algunos de esos procesos no se habían desarrollado todavía --explica Shubin--. Pero el húmero es liso y tiene forma de bumerán, y no tiene los elementos que le permitirían empujar hacia arriba en tierra. Es notablemente diferente y sugiere algo nuevo", asegura.   

Shubin, que profesor de Biología y Anatomía del Organismo en la Universidad de Chicago, encontró el fósil días antes de que se descubriera Tiktaalik, en un lugar a una milla al este del sur de la isla de Ellesmere, en el territorio de Nunavut, en el norte del Ártico canadiense.

El nombre Qikiatania procede de la palabra inuktitut Qikiqtaaluk o Qikiqtani, el nombre tradicional de la región donde se encuentra el yacimiento de fósiles. La designación de la especie wakei es en memoria del difunto David Wake, un eminente biólogo evolutivo de la Universidad de California en Berkeley.

Shubin y su compañero de campo, el doctor Ted Daeschler, de la Academia de Ciencias Naturales de la Universidad de Drexel, recogieron los especímenes de una cantera tras divisar unas cuantas rocas de aspecto prometedor con unas escamas blancas características en la superficie. Pero quedaron almacenadas, en su mayoría sin examinar, mientras el equipo se centraba en la preparación de Tiktaalik.

Quince años más tarde, el descubrimiento de Qikiqtania se convirtió en otra historia pandémica. Los investigadores postdoctorales Justin Lemberg y Tom Stewart escanearon uno de los especímenes de roca más grandes en marzo de 2020 y se dieron cuenta de que contenía una aleta pectoral. Desgraciadamente, estaba demasiado profunda dentro de la roca para obtener una imagen de alta resolución, y no pudieron hacer mucho más con ella una vez que la pandemia obligó a cerrar los laboratorios.

"Estábamos intentando recoger todos los datos de TC que pudiéramos antes del cierre, y la última pieza que escaneamos era un bloque grande y discreto con sólo unas pocas escamas visibles en la superficie", recuerda Lemberg, que ahora está haciendo un trabajo de campo de gestión de recursos culturales en el sur de California.

"Apenas podíamos creerlo cuando aparecieron las primeras imágenes granuladas de una aleta pectoral --añade--. Sabíamos que podríamos recoger un mejor escaneo del bloque si tuviéramos tiempo, pero eso fue el 13 de marzo de 2020, y la Universidad cerró todas las operaciones no esenciales la semana siguiente".   

En el verano de 2020, cuando se reabrieron las instalaciones del campus, se pusieron en contacto con el doctor Mark Webster, profesor asociado de Ciencias Geofísicas, que tenía acceso a una sierra que podía recortar piezas del espécimen para que un escáner de TC pudiera acercarse y producir una mejor imagen.   

Stewart y Lemberg marcaron cuidadosamente los límites del bloque y organizaron un intercambio fuera de su laboratorio en Culver Hall. Las imágenes resultantes revelaron una aleta pectoral y una extremidad superior casi completas, incluido el característico hueso del húmero.

"Eso es lo que nos dejó boquiabiertos --recuerda Shubin--. Al principio no era un bloque fascinante, pero nos dimos cuenta durante el confinamiento por el COVID, cuando no pudimos entrar en el laboratorio, de que el escáner original no era lo suficientemente bueno y que teníamos que recortar el bloque. Y cuando lo hicimos, mira lo que pasó. Nos dio algo emocionante en lo que trabajar durante la pandemia. Es una historia fabulosa", subraya.

El Qikiqtania es ligeramente más antiguo que Tiktaalik, pero no por mucho. El análisis del equipo sobre su posición en el árbol de la vida la sitúa, al igual que Tiktaalik, junto a las primeras criaturas conocidas con dedos. Pero aunque la aleta pectoral distintiva del Qikiqtania era más adecuada para nadar, tampoco era del todo parecida a la de los peces. Su forma de paleta curvada era una adaptación distinta a las patas articuladas y musculosas o a las aletas en forma de abanico que vemos en los tetrápodos y los peces actuales.   

Se tiende a pensar que los animales evolucionaron en una línea recta que conecta sus formas prehistóricas con alguna criatura viva actual, pero el Qikiqtania muestra que algunos animales siguieron un camino diferente que finalmente no funcionó. Tal vez sea una lección para los que desearían que el Tiktaalik se hubiera quedado en el agua con él, añaden.

"El Tiktaalik se trata a menudo como un animal de transición porque es fácil ver el patrón de cambios escalonado de la vida en el agua a la vida en la tierra. Pero sabemos que en la evolución las cosas no son siempre tan sencillas", añade Stewart, que se incorporará a la facultad de la Universidad de Penn State este verano.

"No solemos echar un vistazo a esta parte de la historia de los vertebrados. Ahora estamos empezando a descubrir esa diversidad y a hacernos una idea de la ecología y las adaptaciones únicas de estos animales. Es más que una simple transformación con un número limitado de especies", asegura.

europapress.es

Resuelven uno de los mayores misterios de la paleontología: cuándo los mamíferos empezaron a tener la sangre caliente

Es una característica de los mamíferos. Concluyeron tras estudiar el oído interno de 56 especies distintas de ancestros.

Cuatro elefantes asiáticos, en Yulee, noreste de Florida (Estados Unidos).
EFE/ Stephanie Rutan / White Oak Conservation
Los ancestros de los mamíferos empezaron a tener sangre caliente unos 20 millones de años más tarde de lo que se creía, según un estudio de investigadores que resuelve "uno de los mayores misterios de la paleontología".

La sangre caliente o endotermia es una de las características esenciales de los mamíferos, pero hasta ahora no se había logrado determinar cuándo se produjo exactamente el cambio.

Estudios previos calculaban que tuvo lugar hace unos 252 millones de años, en la época de la extinción masiva del Pérmico-Triásico.

Representación artística del impacto de hace 66 millones de años que acabó
con el reino de los dinosaurios. Crédito: Roger Harris/ Science Source
"El problema es que no puedes utilizar termómetros con fósiles, así que no puedes calcular su temperatura corporal", explicó Ricardo Araujo de la Universidad de Lisboa, uno de los autores del nuevo estudio publicado en la revista Nature.

El método para estudiarlo

El nuevo método del equipo internacional de investigadores consistió en examinar los conductos semicirculares del oído interno de 56 especies extintas de ancestros de los mamíferos.

Como sucede en la actualidad, esos conductos diminutos, por los que circula un fluido, son esenciales para mantener el equilibrio.

Los investigadores constataron que al subir la temperatura de un cuerpo, lo mismo sucedía con el fluido de esos canales. Araujo puso el ejemplo de un aceite utilizado para freír.

Antes de calentarlo, el aceite es "muy viscoso, muy denso", explicó a la AFP. "En cuanto lo calientas, el aceite se vuelve más ligero, fluye mucho más rápidamente", añadió.

Posible aspecto del antepasado de los mamíferos. (Cortesía de
Carl Buell y AMNH/S. Goldberg / M. Novacek)
Ese fluido interno más ligero provocó que los conductos internos se estrecharan progresivamente, lo que puede comprobarse en los fósiles.

Esa pista había sido explorada con anterioridad, pero el equipo logró desarrollar un modelo de análisis no solamente para los ancestros, sino para los mamíferos actuales, incluidos los seres humanos.

"Puede medir tu oído interno y decirte con precisión hasta qué punto tu sangre es caliente", aseguró a la AFP Romain David, del Museo de Historia Natural de Londres.

Ese modelo apunta ahora como inicio de ese "calentamiento" de la sangre un periodo que arrancó 233 millones de años atrás, es decir, en el Triásico tardío.

Según Araujo, el estudio indica que el cambio fue relativamente rápido en términos geológicos, aproximadamente en un millón de años.

"No fue un proceso lento, gradual, como se creía hasta ahora", indicó.

David explicó que la endotermia no se produjo hace 252 millones de años, cuando tuvo lugar la Gran Extinción, porque en esa época la temperatura media del planeta era muy caliente, del orden de 31 grados celsius.

A medida que la Tierra se enfriaba, los ancestros de los mamíferos fueron elevando la temperatura de su sangre.

La endotermia "permite ser más independiente del clima, correr más rápido y durante más tiempo, explorar diferentes hábitats, las regiones polares, o durante la noche, y efectuar grandes migraciones", añadió.

"Hubo muchas innovaciones en ese tiempo que empezaron a definir qué es un mamífero -y eventualmente lo que iba a ser un ser humano", indicó.

clarin.com

miércoles, 20 de julio de 2022

Más de 300 fósiles para reconstruir el ecosistema del Cretácico en la Sierra de la Demanda

El equipo investigador de Salas de los Infantes ha recuperado 345 fósiles vegetales en una nueva campaña de excavaciones que ayudarán reconstruir el ecosistema de la Sierra de la Demanda de hace 144 millones de años

Campaña de excavaciones en la Sierra de la Demanda. / COLECTIVO
ARQUEOLÓGICO Y PALEONTOLÓGICO DE SALAS (CAS)
El equipo investigador de Salas de los Infantes se encuentra trabajando en la XIX campaña de excavaciones paleontológicas en el entorno de Salas. Durante los primeros días de trabajo se han recuperado nuevos hallazgos fósiles del Cretácico.

El calendario de esta campaña del 2022 se desarrolla entre el 8 y el 22 de julio en esta zona de la Sierra de la Demanda. El objetivo de esta campaña de excavaciones en estos yacimientos es buscar pistas que den luz sobre el hábitat de los dinosaurios en esta zona.

Las excavaciones se enmarcan en un proyecto dirigido a ampliar el conocimiento sobre la paleodiversidad del Cretácico Inferior de la Sierra de la Demanda. Se está trabajando en varios yacimientos, situados en el entorno de Salas de los Infantes, con una antigüedad entre 144 y 130 millones de años y que presentan evidencias de dinosaurios de grupos diversos. Otros yacimientos proporcionan pólenes y fósiles de plantas.

Participantes

El número de participantes trabajando directamente en los yacimientos, es de 17, la mayor parte de ellos universitarios y titulados universitarios, a los que esta experiencia les sirve como formación y como actividad que integrará su currículo para proyectos futuros en los que participen. La procedencia de los excavadores es variada: Galicia, Aragón, País Vasco, Madrid, Islas Baleares, La Rioja, Castilla-La Mancha, Castilla y León, y de la propia comarca de la Sierra de la Demanda.

Pólenes fosilizados encontrados en el yacimiento de Terrazas. / COLECTIVO
ARQUEOLÓGICO Y PALEONTOLÓGICO DE SALAS (CAS)
En la primera fase de la campaña se ha trabajado de forma intensiva en el yacimiento de Terrazas (próximo al pueblo del mismo nombre), rico en fósiles vegetales. La intervención ha contado con la participación directa del Grupo de Paleobotánica de la Universidad de Vigo, dirigido por el Dr. Bienvenido Díez Ferrer, que colabora con el Colectivo Arqueológico de Salas y el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes desde hace más de una década en el proyecto 'Paleoflora de los ecosistemas cretácicos en la provincia de Burgos'.

Yacimientos objeto de estudio

El yacimiento de Terrazas ha sido objeto de un estudio recientemente publicado en la prestigiosa revista científica Cretaceous Research, en el que se ha datado como Berriasiense (comienzo del período Cretácico, 144 millones de años de antigüedad). Solamente existen dos yacimientos más de esta edad descritos en la Península Ibérica en Becerril del Carpio (Palencia) y Galve (Teruel), también estudiados por el equipo de la Universidad de Vigo.

En el yacimiento de Terrazas se habían localizado en campañas anteriores diferentes restos de plantas e insectos. En estas semanas, la intervención se dirigía a la extracción de nuevo material para confirmar la diversidad encontrada hasta el momento. Se han extraído 145 piezas (placas de roca) en las que se calcula que existen aproximadamente 345 restos fósiles en una primera cuantificación.

Los registros paleobotánicos en su mayoría son restos de cutículas (capa externa protectora de las plantas) de coníferas de al menos tres tipos, algunos géneros de helechos todavía por identificar y, si los estudios de microscopio electrónico de barrido lo confirman, otras plantas gimnospermas: Cycadales o Bennettitales, ambas con aspecto de palmeras enanas.

Un hallazgo sorprendente

Un hallazgo que ha sorprendido a los investigadores ha sido el de un pequeño diente, que será sometido a una tomografía axial computerizada (TAC) para poder ser identificado con fiabilidad.

En conjunto, el yacimiento de Terrazas comprende una diversidad alta de fósiles vegetales que está permitiendo hacer una reconstrucción de los ecosistemas que ocuparon los dinosaurios de la actual Sierra de la Demanda, a principios del Cretácico (hace unos 144 millones de años atrás). El interés es mayor si consideramos que el rico yacimiento de dinosaurios de Torrelara tiene una edad muy similar, con lo que se está generando una amplia información sobre los ecosistemas de ese período de tiempo.

burgosconecta.es