jueves, 31 de diciembre de 2020

¡FELIZ AÑO NUEVO 2021!

 

Primeros estudios de biofísica aplicada a fósiles del Perú

¿Cómo nadaban los pingüinos hace 36 millones de años, en el Eoceno? y ¿hace 58 a 3 millones de años, del Paleoceno al Plioceno, las aves marinas volaban igual que ahora?

El pingüino gigante 'Inkayacu paracasensis' y el ave marina gigante Pelagornis.

MHN-UNMSM/DICYT Iván Meza Vélez, del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de la UNMSM, ha publicado en la revista científica Spanish Journal of Paleontology los primeros artículos de biofísica aplicada a fósiles hechos en el Perú.

En el primer artículo, se estudia el nado del pingüino gigante Inkayacu paracasensis, cuyos excepcionales restos fósiles fueron encontrados en Paracas, datan de hace 36 millones de años (Eoceno tardío) y se estima una altura de 1'5 metros; en particular, destaca la pigmentación conservada de sus plumas.

El pingüino gigante 'Inkayacu paracasensis' y el ave marina gigante Pelagornis.
El segundo, estudia la capacidad de vuelo del ave marina gigante Pelagornis; estas exitosas aves poblaron los litorales del Paleoceno tardío (58-55 millones de años) al Plioceno (5-2 millones de años) de casi todo el planeta, incluyendo las costas del Pacífico sur: Perú y Chile; se caracterizaban por su gran envergadura (hasta 7 metros), la extrema neumatización de los huesos, proyecciones óseas semejantes a dientes en maxilar y mandíbula y por su gran capacidad de planeo.

Ambos artículos hacen un modelamiento con fórmulas de la mecánica de fluidos, y en el estudio de Pelagornis, además, con fórmulas alométricas de la física en base al albatros de cabeza gris.

Referencias

Meza-Vélez, I. (2020). Capacidad de nado del pingüino fósil Inkayacu paracasensis Clarke, 2010 (Aves: Spheniscidae) con la tasa metabólica basal o estándar. Spanish Journal of Paleontology, 35(2), 193-204. DOI: https://doi.org/10.7203/sjp.35.2.18482

Meza-Vélez, I. (2020). Reconstrucción alométrica de la capacidad de vuelo de Pelagornis chilensis Mayr & Rubilar-Rogers, 2010 (Aves: Pelagornithidae). Spanish Journal of Paleontology, 35(2), 237-258. DOI: https://doi.org/10.7203/sjp.35.2.18485

dicyt.com

miércoles, 30 de diciembre de 2020

La precisión de la mordedura de un mamífero primitivo

Paleontólogos de la Universidad de Bonn (Alemania) han logrado reconstruir el movimiento masticatorio de un mamífero primitivo que vivió hace casi 150 millones de años. Ello demostró que sus dientes funcionaban de manera extremadamente precisa y sorprendentemente eficiente.

La dentición investigada de P. fruitaensis. Los molares superiores (M2, M3) están desplazados de los
inferiores (m2, m3). Esto hace que las cúspides se entrelacen de una manera que crea un filo cortante.
(Foto: © Thomas Martin, Kai R. K. Jäger / University of Bonn)
Sin embargo, es posible que este mismo aspecto haya resultado ser una desventaja para él en el transcurso de la evolución. El estudio se publicó en la revista Scientific Reports.

Con solo veinte centímetros de largo, la comadreja menor está considerada el carnívoro más pequeño del mundo vivo hoy en día. El mamífero primitivo que los investigadores de la Universidad de Bonn han estudiado ahora es poco probable que haya sido más grande. Sin embargo, la especie a la que pertenece se ha extinguido hace mucho tiempo: llamada Priacodon fruitaensis (el nombre científico) vivió hace casi 150 millones de años, en una época en la que los dinosaurios dominaban el mundo animal y el triunfo de los mamíferos estaba aún por llegar.

En su estudio, los paleontólogos del Instituto de Geociencias de la Universidad de Bonn analizaron partes de los huesos de la mandíbula superior e inferior de un espécimen fósil. Más concretamente, sus dientes de la mejilla (molares), porque los expertos pueden decir mucho a partir de ellos, y no solo sobre la dieta del animal, sino también sobre su posición en el árbol genealógico. En P. fruitaensis, cada molar es apenas mayor de un milímetro, lo que dificulta su estudio.

Por lo tanto, los investigadores de Bonn utilizaron un método especial de tomografía (TC) para producir imágenes tridimensionales de alta resolución de los dientes. Luego analizaron estas imágenes de micro-TC usando varias herramientas, incluyendo un software especial que fue co-desarrollado en el instituto de Bonn. "Hasta ahora, no estaba claro exactamente cómo encajaban los dientes de los maxilares superior e inferior", explica el Prof. Thomas Martin, que ocupa la cátedra de paleontología en la Universidad de Bonn. "Ahora hemos sido capaces de responder a esa pregunta".

Las mandíbulas superior e inferior contienen cada una varios molares. En los predecesores de los mamíferos, el molar 1 de la mandíbula superior contactaría de forma precisa con el molar 1 de la mandíbula inferior al masticar. En los mamíferos más desarrollados, sin embargo, las filas de dientes están desplazadas unas contra otras. Por lo tanto, el molar 1 de la mandíbula superior golpea exactamente entre el molar 1 y el molar 2 al morder, de modo que entra en contacto con dos molares en lugar de uno. ¿Pero cómo eran las cosas en el mamífero primitivo P. fruitaensis?

"Comparamos ambas opciones en el ordenador", explica Kai Jäger, que escribió su tesis doctoral en el grupo de investigación de Thomas Martin. "Esto demostró que el animal mordía como un mamífero moderno". Los investigadores simularon todo el movimiento de masticación para ambas alternativas. En la versión más original, el contacto entre las mandíbulas superior e inferior habría sido demasiado pequeño para que los animales pudieran aplastar el alimento de manera eficiente. Esto difiere con la alternativa "más moderna": en este caso, los bordes cortantes de los molares se deslizaban uno al lado del otro al masticar, como las cuchillas de las tijeras que los niños usan hoy en día para trabajos manuales.

Su dentadura, por lo tanto, debió haber facilitado a P. fruitaensis el cortar la carne de su presa. Sin embargo, el animal probablemente no era un carnívoro puro: sus molares tienen elevaciones en forma de cono, similares a los picos de una montaña. "Tales cúspides son particularmente útiles para perforar y aplastar los caparazones de los insectos", dice Jäger. "Por lo tanto, también se encuentran en los insectívoros de hoy en día". Sin embargo, la combinación de dientes de carnívoros e insectívoros es probablemente única en esta forma.

Dichas cúspides también son notables de otras maneras: son prácticamente del mismo tamaño en todos los molares. Esto hizo que la dentición fuera extremadamente precisa y eficiente. Sin embargo, estas ventajas tienen un precio: pequeños cambios en la estructura de las cúspides probablemente habrían empeorado dramáticamente el rendimiento de la masticación. "Esto potencialmente dificultó la evolución del aparato dental", dice Jäger.

Este tipo de dentadura ha sobrevivido de hecho casi sin cambios en ciertos linajes de la historia evolutiva durante un período de 80 millones de años. En algún momento, sin embargo, sus dueños se extinguieron, tal vez porque sus dientes no pudieron adaptarse a las condiciones cambiantes de la comida. (Fuente: NCYT Amazings)

noticiasdelaciencia.com

El Museo de Dinosaurios estrena su canal de pódcast en Spotify

El Museo salense acaba de estrenar su canal en la popular plataforma para ofrecer pódcast relacionados tanto con los descubrimientos científicos como con contenidos divulgativos sobre dinosaurios, en especial los descubiertos en la comarca serrana.

Bienvenidos al canal de pódcast del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes. En cada episodio os enseñaremos algo más acerca de nuestros amigos del pasado, aún presentes, los dinosaurios. En este canal divulgativo disfrutaremos de la Ciencia juntos.

Desde el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes os invitamos a visitarnos y a disfrutar de la gastronomía, el arte, la historia, la naturaleza y paisajes de cine en toda la comarca.

open.spotify.com

martes, 29 de diciembre de 2020

¡Feliz 2021 desde el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes!

 

La Jurassic Foundation financia el estudio de un dinosaurio burgalés

Las características de su cráneo pueden revelar datos importantes sobre su anatomía y modo de vida. Sus restos están conservados en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes

El investigador Paul-Emile Dieudonné.
La Jurassic Foundation (J.F.) es una organización internacional sin ánimo de lucro, cuyo primer objetivo es promocionar las investigaciones más valiosas en un ámbito internacional sobre dinosaurios (http://jurassicfoundation.org/). Fue originalmente creada en 1998 gracias a donaciones generosas por parte de Amblin Entertainment y Universal Studio, y hasta el momento han recaudado millones de dólares para la investigación sobre dinosaurios.

Con una periodicidad anual la J.F. lanza una licitación pública a la que concurren cientos de investigadores de todo el planeta; los mejores proyectos se seleccionan para ser financiados en un determinado porcentaje. Este dinero permite a los investigadores pagar los costes necesarios para desarrollar su estudio en un plazo de tiempo marcado previamente.

Uno de los proyectos aprobados y que va a ser objeto de financiación corresponde a un equipo internacional de especialistas, encabezado por Paul-Emile Dieudonné, paleontólogo francés que desarrolló su proyecto de Máster en 2013 sobre un pequeño dinosaurio conservado en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes; actualmente Dieudonné desarrolla un proyecto de investigación en la Universidad Nacional de Río Negro (Argentina). En dicho equipo se integra Fidel Torcida Fernández-Baldor, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes así como otros investigadores procedentes de Argentina, Francia y Bélgica. 

Comparación pie humano y pie dinosaurio Vegagete. 
El dinosaurio, conocido como el “ornitópodo de Vegagete” y objeto de estudio de ese equipo internacional de paleontólogos es un espécimen de tamaño muy pequeño (unos 70 cm de longitud y 30 cm de altura), encontrado en las proximidades de Salas de los Infantes. En 2017 se publicó un primer análisis de ese dinosaurio, en el que se exponían conclusiones impactantes: era el representante más antiguo de los rabdodóntidos y rellenaba un vacío de información sobre el origen y evolución de esos dinosaurios. Además, el estudio proponía la formación de un nuevo clado o grupo de dinosaurios: los rhabdodontomorfos, con ejemplares distribuidos en varias partes del planeta.

El equipo de investigadores del nuevo estudio, financiado por la J.F., tiene como objetivo prioritario la reconstrucción tri-dimensional del cráneo del ornitópodo de Vegagete, para lo que se trabajará en los fragmentos craneales recuperados. El método se basará en el escaneo exhaustivo de los fósiles para trabajar a continuación con las imágenes 3D generadas. Unos programas informáticos especiales permitirán reconstruir las distintas áreas de su cerebro, así como el recorrido y las características de vasos sanguíneos y nervios que pueden informar sobre la funcionalidad de las estructuras presentes en la cabeza del animal vivo: es decir, se hará su retrato robot. Como último objetivo, se podrá reconstruir el modo de vida de este animal.

El equipo investigador se plantea la posibilidad, quizás a medio plazo, de reconstruir virtualmente el cráneo completo, para lo que se utilizarían como modelo los cráneos de otras especies emparentadas con el dinosaurio burgalés. En una primera estimación, se ha calculado que el cráneo del ornitópodo de Vegagete apenas alcanzaría una longitud de 4,5 cm.

Tanto el apoyo financiero por parte de la Jurassic Foudation, como la participación en el proyecto de científicos de distintos países, muestra una vez más el interés e importancia que presta la comunidad internacional al patrimonio paleontológico de la Sierra de la Demanda burgalesa. Otros estudios sobre diversos hallazgos relacionados con dinosaurios burgaleses están en marcha y también se apoyan en equipos de especialistas internacionales.

diariodeburgos.es

domingo, 27 de diciembre de 2020

Las mareas vuelven a descubrir árboles de 300 millones de años en Arnao

Los últimos temporales que azotaron la región retiraron la arena y dejan a la vista un fósil de palmera de la época del Carbonífero

El fósil de 300 millones de euros apareció en los últimos días.
/ LVA
El último temporal ha vuelto a dejar al descubierto uno de los tesoros geológicos que esconde la playa de Arnao. La marejada de los últimos días ha arrastrado la arena dejando a la vista un fósil de palmera del Carbonífero, con 300 millones de años de antigüedad. Este tipo de espectáculos de la naturaleza son muy habituales en este arenal, que atesora uno de los yacimientos más importantes de Europa de este periodo, según señaló la concejala de Turismo, Mar González.

La aparición de estos fósiles de árboles en Arnao es tan común como llamativa. En el año 2014, tras otro temporal similar al de los últimos días, se documentó la primera aparición de una docena de restos de vegetación del Carbonífero en esta zona y, desde entonces, es habitual encontrarse con fósiles de este tipo después de una marejada. Desde el departamento de Paleontología de la Universidad de Oviedo han estudiado el yacimiento, que según explicó la concejala de Turismo de Castrillón es uno de los más importantes de Europa de este periodo de la historia, aunque desde el Ayuntamiento no pueden organizar visitas por la peligrosidad de la zona. «Sabemos que es muy común después de un temporal encontrarse con estos árboles fosilizados pero desde el Ayuntamiento no podemos hacer visitas guiadas porque es una zona peligrosa, además este tipo de patrimonio no se puede retirar del lugar en el que aparece, de hecho cuando tenemos constancia de que se intenta coger alguno de estos fósiles tenemos que multar», explicó González.

El profesor de paleontología de la Universidad de Oviedo, Miguel Arbizu, que junto con Isabel Bedia ha realizado los estudios más importantes sobre este yacimiento, explicaba un año después de las primeras apariciones de restos que, durante el periodo del Carbonífero, Asturias estaba a la altura del Ecuador y tenía un clima propio de esas latitudes, cálido y húmedo, con una vegetación que era comparable a las actuales selvas y junglas. «Había insectos gigantescos, como libélulas de hasta 70 centímetros de envergadura, y los peces lobulados que habían salido del mar ya habían dado lugar a anfibios y a los primeros reptiles, que más tarde evolucionaron hasta convertirse en los dinosaurios que poblaron Asturias durante el Jurásico y el Cretácico, entre 200 y 65 millones de años atrás», comentaba el geólogo en el año 2015 tras el estudio de los restos.

elcomercio.es

jueves, 24 de diciembre de 2020

Horario Museo de Dinosaurios Fiestas Navideñas

Durante las Fiestas Navidades, el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes estará cerrado los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 y 6 de enero. El resto de los días, seguirá con su horario habitual.

¡Os deseamos muy felices Fiestas a todos/as!

La Demanda, Tierra de Dinosaurios

Artículo de Fidel Torcida sobre las excavaciones y yacimientos de la comarca que aparece en el último número de la Revista de Desarrollo Rural, Sierra de la Demanda que edita AGALSA.

Las campañas de excavaciones paleontológicas en el yacimiento de Torrelara confirman cada verano el enorme potencial científico de los hallazgos, decisivos para comprender los cambios evolutivos de los dinosaurios en el planeta...


sierradelademanda.com

La exportación de este dinosaurio único de Brasil provoca polémica y una investigación

La exportación del fósil de un dinosaurio con plumas desde Brasil en 1995 podría haber violado las leyes del país, según científicos brasileños. Por ello podría suspenderse la publicación del estudio que lo describe.

El dinosaurio Ubirajara jubatus es el primer dinosaurio no aviar
 con plumas prominentes en el hombro que se ha documentado.
El fósil también ha causado controversia porque se teme que su
exportación en 1995 desde Brasil pudiera haber sido ilegal. 
FOTO DE BOB NICHOLLS/PALEOCREATIONS.COM
En 1995, un museo del suroeste de Alemania adquirió un fósil inusual incrustado en piedra caliza de color crema procedente del nordeste de Brasil: un dinosaurio de 120 millones de años de antigüedad cubierto de un extraño material que, según planteó un científico, podría ser algas.

Veinticinco años después, se ha confirmado que el depredador es el único de su clase: es el primer dinosaurio no aviar con plumas hallado en el hemisferio sur. Ahora, los científicos brasileños están demandando que Alemania devuelva el fósil. Desde que el dinosaurio, llamado Ubirajara jubatus, se dio a conocer el 13 de diciembre en la revista Cretaceous Research, días de protestas por internet con el hashtag #UbirajaraBelongstoBR han cuestionado si el fósil, que tiene un valor científico incalculable, fue exportado legalmente.

«Esto no debería estar pasando, ya que este fósil nunca debería haber salido de Brasil», afirma Flaviana Lima, paleontóloga de la Universidad Regional de Cariri en Crato, Brasil.

La Sociedad Brasileña de Paleontología (SBP) anunció el 21 de diciembre que colaborará con el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Brasil para investigar la legalidad de la exportación del Ubirajara a Alemania. Asimismo, Cretaceous Research contó a la SBP que consideraría retirar temporalmente el estudio del Ubirajara de su página web, a la espera de los resultados de la investigación. «La lucha aún no ha terminado», declaró la SBP en un comunicado.

Eberhard Frey, coautor del estudio y paleontólogo en el Museo Estatal de Historia Natural Karlsruhe, donde se encuentra el Ubirajara, señala que las muestras se transportaron tras recibir la autorización de un funcionario brasileño. Añadió que está debatiendo la situación del Ubirajara con sus colegas en Brasil. «Estoy seguro de que encontraremos una solución», escribió en un correo electrónico a National Geographic.

El Ubirajara no es el primer espécimen que plantea problemas sobre la posible exportación ilegal de fósiles brasileños. Algunos países, como los Estados Unidos, permiten la venta de material fósil en casos específicos. Pero la legislación brasileña ha mantenido desde 1942 que los fósiles del país pertenecen al estado y prohíbe su venta comercial. Sin embargo, la aplicación irregular de la ley permitió el auge de un mercado negro de fósiles desde la década de 1970 hasta mediados de la década de 1990. Hasta hoy en día, los especímenes del país se compran y venden abiertamente por todo el mundo.

Frey supervisa muchos fósiles brasileños en el museo Karlsruhe, que ha estudiado con David Martill, paleontólogo de la Universidad de Portsmouth en Inglaterra y otro coautor del nuevo artículo. Entre ellos se incluyen los primeros fósiles conocidos de los pterosaurios Unwindia y Arthurdactylus, el antiguo pariente de los cocodrilos Susisuchus y el dinosaurio Mirischia, pariente del Ubirajara.

Durante años, Martill ha defendido la legalización del coleccionismo de fósil como forma pragmática de descubrir fósiles con valor científico. En el caso específico de Brasil, Martill contó a National Geographic por correo electrónico que «estaría contento si todos los fósiles brasileños de todos los museos del mundo regresaran a Brasil», pero añadió que, en su opinión, las leyes de Brasil sobre la titularidad de los fósiles son innecesariamente estrictas y contraproducentes.

«Como el comercio de fósiles era ilegal y como su comercialización podría generar mucho dinero, se volvió completamente corrupto», escribió.

Los paleontólogos brasileños han argumentado durante muchotiempo que justificar el comercio ilegal de fósiles no es ético y priva a Brasil de sus recursos científicos.

«Una frase que viene a la mente es: "Oh, no, otra vez no"», afirma el paleontólogo brasileño Tiago Simões, becario posdoctoral de Harvard y experto en serpientes y lagartos fosilizados de Sudamérica. «Por desgracia, es así de predecible».

Dinosaurios emplumados

El destino del fósil suscita especial preocupación por la singularidad del Ubirajara, un dinosaurio depredador que probablemente medía 1,4 metros del hocico a la cola, unos 33 o 35 centímetros a la altura del hombro y tenía un peso similar al de un pavo o pollo grande. El Ubirajara es el primer dinosaurio descubierto con plumas puntiagudas que se extienden desde los hombros y que probablemente exhibía con ostentación mientras vagaba por el actual Brasil hace 120 millones de años, durante el Cretácico.

Los científicos han comparado al Ubirajara con el ave del paraíso de Wallace, de
Indonesia, cuyos machos tienen plumas similares en el hombro que utilizan
al exhibirse. 
FOTOGRAFÍA DE CHIEN LEE, MINDEN PICTURES
El fósil incluye los huesos del cuello y la espalda del dinosaurio, algunas costillas y una extremidad anterior completa, así como trozos de «adipocira» (o «cera cadavérica») derivados de las grasas del cuerpo de la criatura. El Ubirajara también incluye las improntas de las plumas, que incluyen una «melena» de pelos que cae sobre la espalda del dinosaurio.

Además de él, los únicos dinosaurios con plumas documentados en Sudamérica son aves primitivas con plumas de aspecto moderno y capaces devolar, no los pelos más primitivos ni las plumasanchas de los hombros del Ubirajara. Solo se han encontrado unos pocos dinosaurios fósiles con plumas anchas y todos proceden de China o Norteamérica.

«Hasta ahora, nos hemos estado perdiendo la mitad del mundo, en materia de la evolución de las plumas», afirma el autor principal del estudio Robert Smyth, que realizó la investigación siendo estudiante de máster en la Universidad de Portsmouth bajo la supervisión de Martill. «Ha sido un espacio en blanco».

El dinosaurio podría haber utilizado las plumas de los hombros para atraer parejas o luchar por su posición social, de forma similar a las plumas de los hombros de las actuales aves del paraíso de Wallace, de Indonesia. «No es necesario desarrollar plumas complejas, modernas y aviares para adaptarlas a las complejas estructuras de exhibición», afirma Smyth.

En un guiño a estas insólitas plumas, los científicos que describieron el dinosaurio lo llamaron Ubirajara, que significa «señor de la lanza» en el idioma indígena tupi de Brasil.

Fósiles que cruzan el Atlántico

Al igual que otros yacimientos de fósiles importantes, como Mongolia y la provincia de Alberta, en Canadá, las leyes de Brasil determinan la situación legal de los fósiles y controlan cómo pueden salir del país.

En virtud de un decreto presidencial de 1942, los fósiles de Brasil pertenecen al estado y cualquier «exploración y explotación de depósitos fósiles» por museos nacionales, museos estatales o «fundaciones oficiales similares» deben ser aprobadas por los reguladores mineros brasileños.

Un conjunto de reglamentos aprobados en 1990 por el Ministerio de Ciencia y Tecnología abre una vía para que las muestras, como los fósiles, salgan de Brasil con fines de investigación, aunque las muestras aún son propiedad del estado.

Para que las muestras salgan legalmente de Brasil, los científicos extranjeros deben obtener la aprobación previa del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Brasil (CNPq, por sus siglas en portugués). Estas normas también exigen que los científicos extranjeros devuelvan los especímenes exportados a Brasil si más adelante se clasifican como material tipo, que son especímenes que definen una nueva especie, que ha ocurrido con el fósil del Ubirajara.

«La cuestión de devolver el material tipo a Brasil es interesante y no veo ningún motivo por el que no debería hacerlo, siempre y cuando se deposite en una institución segura», escribió Martill.

Frey dice que sacó los fósiles de Brasil con el permiso del país. «Tenemos un documento que nos permite sacar especímenes de Crato para integrarlos en las colecciones de Karlsruhe», escribió por correo electrónico.

Ese documento de exportación, adquirido por la enciclopedia de fósiles virtual Prehistoric Wiki, fue firmado por José Betimar Melo Filira, del Departamento Nacional de Producción Mineral (DNPM). Cita la ley de 1942 para autorizar que Frey transporte dos cajas de fósiles al museo de Karlsruhe, pero no menciona las regulaciones de 1990, que requieren la aprobación del CNPq. (Betimar no respondió a las preguntas de National Geographic.)

La Sociedad Brasileña de Paleontología señaló que la normativa más reciente se habría aplicado a la exportación del Ubirajara en 1995, lo que significa que trasladar el fósil habría requerido el permiso de ambas agencias.

Frey contó que sus colegas y él están debatiendo la situación del Ubirajara con las autoridades brasileñas, incluida la posibilidad de repatriarlo. «Por ahora es una cuestión pendiente», dice.

Una contabilidad internacional de fósiles

La controversia sobre el Ubirajara pone de relieve cómo las autoridades gubernamentales y los científicos internacionales han empezado a prestar más atención a la situación legal de los fósiles brasileños. Eso ha llevado a una mayor aplicación de las regulaciones sobre fósiles, tanto en Brasil como en otros países.

En octubre, la policía federal brasileña ejecutó 19 órdenes de registro en la «Operación Santana Raptor», una investigación de varios años sobre el contrabando de fósiles en la cuenca del Araripe, la región donde se encontró al Ubirajara. Y el año pasado, un tribunal francés dictaminó que 45 fósiles brasileños en posesión de una empresa francesa debían ser devueltos aBrasil.

La cuenca del Araripe también fue declarada «geoparque global» por la Unesco en 2006, un nombramiento cuyo fin era fomentar el turismo a los yacimientos y los museos de la región. «Los fósiles de la cuenca del Araripe no solo son importantes para la ciencia, sino también para el desarrollo de la región», escribió Lima, la paleontóloga de Crato, en un mensaje de WhatsApp a National Geographic.

El fósil del Ubirajara se halló en una cantera de piedra de la Formación Crato, en la cuenca del Araripe, según el estudio que lo describe. En su correo electrónico, Frey dijo que los investigadores no saben exactamente dónde ni cuándo se descubrió el fósil.

Frey respondió inicialmente a una lista de preguntas de Nacional Geographic, pero no respondió a las preguntas posteriores, entre ellas una sobre si el fósil del Ubirajara se había comprado. Otros fósiles que se encuentran en el museo Karlsruhe, como los primeros fósiles conocidos del Unwindia y el Susisuchus, fueron comprados a distribuidores comerciales, según los estudios que los describen.

Frey argumentó por correo electrónico que el museo Karlsruhe había sido acusado injustamente. «¿Por qué no otras instituciones alemanas o estadounidenses? ¿Qué pasa con Japón, Portugal, el Reino Unido? ¿Qué pasa si otros países quieren lo mismo? ¿Qué pasa si Alemania reclama a Londres el espécimen de Archaeopteryx?», escribió.

En las respuestas iniciales a las críticas sobre el Ubirajara, Frey y Martill insinuaron que Brasil no cuida lo bastante bien de sus fósiles, poniendo como ejemplo de negligencia el incendio de 2018 que destruyó parte del Museo Nacional de Río de Janeiro. En un correo electrónico reciente al periódico brasileño Folha de São Paulo, indicó que se sentía afortunado porque los fósiles no se devolvieran a Brasil hace dos años, «porque ahora todos habrían quedado reducidos a cenizas tras el trágico incendio».

Esa argumentación ofende a Aline Ghilardi, paleontóloga de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, en Natal. Señala que muchos museos brasileños mantienen las colecciones de fósiles sanas y salvas. «¿Brasil no cuida sus fósiles porque el Museo Nacional ardió? Vale, ¿y Notre Dame?», plantea. «Están intentando neutralizar —normalizar— un comportamiento muy enfermizo».

En su correo electrónico a National Geographic, Martill reconoció que sus comentarios en Folha habían sido «un poco insensibles» e indicó que no tiene «ningún problema» con que los fósiles vuelvan a Brasil, sobre todo para reconstruir las colecciones dañadas del Museo Nacional.

«Me doy cuenta de que lo siguiente puede parecer provocador, pero el hecho innegable es que se sacaron muchos fósiles de Brasil en las décadas de 1970, 1980 y la primera mitad de la década de 1990», escribió. «Disponen de colecciones importantísimas para reemplazar las de la cuenca del Araripe que quedaron destruidas en el incendio».

Quizás el Ubiajara será uno de los fósiles que remplazarán los perdidos. Los tres paleontólogos brasileños con los que contactó National Geographic expresaron sus esperanzas por que el Ubirajara sea devuelto para que los científicos de su país de origen estudien su extraordinario plumaje. «La legislación brasileña es muy clara en lo que respecta a la protección de su patrimonio paleontológico, su herencia paleontológica», afirma Ghilardi.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

nationalgeographic.es

domingo, 20 de diciembre de 2020

Una inyección vital para la arqueología

La Fundación Palarq, que preside el catalán Antonio Gallardo, subvencionará 59 misiones en la campaña de 2021

Excavaciones en el yacimiento neolítico de La Draga en Banyoles (Girona).
MUSEOS DE BANYOLES
No se puede negar que la Fundación Palarq y su presidente, el empresario y mecenas catalán Antonio Gallardo, son buenos amigos de los arqueólogos. En sus cuatro años de existencia, desde 2016, la entidad privada sin ánimo de lucro ha apoyado a 200 misiones arqueológicas españolas en el extranjero, a las que subvenciona con hasta 20.000 euros como máximo por campaña. Eso sin contar el Premio Nacional de Arqueología y Paleontología Fundación Palarq, constituido en 2018, de carácter bienal y dotado con 80.000 euros, que apoya a un proyecto concreto de especial excelencia (hasta ahora lo ha ganado Construyendo Tartesos, el estudio arquitectónico de la arquitectura tartésica en el yacimiento de Casas del Turuñuelo, Badajoz). De hecho, según fuentes de la fundación, la ayuda de la Palarq, su inyección vital, “supera ligeramente” a la del propio Ministerio de Cultura y Deportes para proyectos de investigación arqueológica en el exterior que fue en 2020 de 425.872 euros.

Para 2021, la fundación, cuya directora es Carolina Bähr, ha aprobado la ayuda a 59 proyectos, incorporando 15 nuevos a los que se subvenciona por primera vez. Entre las misiones de 2021 que apoya la entidad se encuentran las de la Fundación Atapuerca en el sur del Cáucaso, India y Azerbaiyán; las de la Autónoma de Barcelona en Olduvai (Tanzania), Erbil (Irak), Valle de Catamarca (Argentina), o isla de Diego Portales (Última Esperanza, Chile), las de la Universidad de Barcelona en el Kurdistán, Teotihuacán, Termez (Transoxiana, Uzbekistán), Sela (Jordania); las de la Pompeu Fabra en Tiro, Pakistán, Botswana, Sudán e islas Marianas; la de la Universidad de la Laguna en Mongolia, la del CSIC en el desierto de Atacama, las del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES) en Eritrea, Chile y Marruecos; o la de la Universidad de Coruña en Palestina.

Prácticamente todas las misiones españolas en Egipto son apoyadas por la Palarq: Heracleópolis Magna, Luxor (proyecto Djehuty, TT209 y Deir el-Bahari y Asasif), Oxirrinco, Qubbet el-Hawa, Kom El-Khamasin… Sólo repasar la lista ya es un viaje apasionante por lo que estarán haciendo nuestros arqueólogos el año que viene (y muchos ya llevan tiempo haciendo) en algunos de los lugares más emocionantes, prometedores y a desmano del mundo. Ya sea estudiando el pastoralismo nómada en Mongolia, la interrelación humana en la prehistoria en la quinta catarata del Nilo en Sudán, a los canoeros de la Patagonia chilena, las comunidades agropastorales en los montes Zagros; realizando paleoantropología en Guinea Ecuatorial o geoarqueología en cuevas mortuorias mexicanas; escudriñando el neolítico en el Negev y el achelense en Senrayanapalayam… No es extraño que Gallardo, un hombre susceptible a la pasión arqueológica y viajera, se rasque el bolsillo con todo eso. Entre las personas ayudadas por la fundación están muchos de nuestros más prestigiosos arqueólogos: Maria Eugenia Aubet, Miquel Molist, Mari Carmen Pérez-Díe, José Manuel Galán, Juan Luis Montero, Josep Cervelló, Rocío Da Riva, Maite Mascort, o Josep Maria Gurt, entre otros.

“En 2021 daremos el segundo Premio Palarq, que no ha podido otorgarse este año por razones obvias”, señala Carolina Bähr, barcelonesa de 49 años con raíces suizas. El premio se fallará a principios de año y se entregará en primavera en el Museo Arqueológico Nacional (MAN). Esta segunda edición del Palarq cuenta con 20 proyectos candidatos de los que el jurado (rotativo, pero que sigue contando con Yves Coppens, Pepe Serra y Luis Monreal) seleccionará 6 finalistas. Entre los aspirantes están algunos ya mencionados: Heracleópolis, Oxirrinco, Djehuty, y también el proyecto de estudio de los neandertales de El Sidrón, la investigación arqueológica subacuática en las cuevas de Mallorca, la arqueología de la Segunda Guerra Púnica del proyecto Ili-tauro, el estudio del garum de la Universidad de Cádiz, de los megalitos de Málaga y Sevilla (el dolmen de Menga y el tholos de Montelirio), de la villa romana de Salar, o del neolítico de La Draga en Banyoles.

Ruinas de la ciudad púnico-romana de Tipasa, Argelia, cuya excavación
apoya la Fundación Palarq.
A diferencia de las ayudas de la fundación, que excluyen los proyectos en Europa, el premio sí puede concederse a trabajos de misiones españolas en el ámbito nacional. Bähr está de acuerdo en que algunas de las bases de las ayudas y del premio de la Palarq pueden parecer algo aleatorias, como lo de que los proyectos paleontológicos deban ceñirse a la evolución humana. Se trata de decisiones personales de Gallardo, al que le interesa especialmente el estudio de los orígenes de la humanidad y que en lo geográfico ha querido apoyar ámbitos en los que le parecía que la fundación realizaba un papel más necesario y complementario de las ayudas gubernamentales.

La Palarq (contracción de paleontología y arqueología) también ha querido apoyar puntualmente trabajos de campo localizados en España y en la edición de 2019-2020 de sus subvenciones se realizaron ayudas para el análisis de los elementos encontrados en territorio nacional, y apoyó a 54 proyectos. La directora de la fundación destaca también en la labor de la entidad las varias iniciativas de divulgación, como las masterclass que organizó durante el confinamiento y las cápsulas en vídeo protagonizadas por el arqueólogo Eudald Carbonell bajo el título Todo lo que querías saber de la evolución humana (en la web de la Palarq).

Las ayudas, explica Bähr, “con bases muy claras”, se conceden mediante un comité de evaluación de expertos que valoran las propuestas y las pasan a un comité económico. Siempre se apoya por un año y hay que renovar luego. Aunque la fundación está radicada en Madrid, una quinta parte de los proyectos que apoya son catalanes.

De la polémica que se montó en torno al primer premio Palarq, al opinar un investigador que se premiaba la arqueología espectáculo, Bähr considera que fue “una injusta campaña en contra de un proyecto maravilloso que sin duda había que apoyar”. De la situación actual en el yacimiento, en el que los arqueólogos tuvieron problemas con la propiedad al buscar esta mayor compensación económica, dice que se ha podido arreglar y las excavaciones continuarán.

Pese a todos los problemas y retrasos que está significando la pandemia, la directora de la fundación quiere enviar un mensaje de apoyo y tranquilidad a los arqueólogos: “Estamos aquí, seguimos apoyando, porque esa es nuestra función”. Quieren ser para la arqueología ahora, como recalca Bähr, “la isla después de la tormenta”. Vamos, el amigo de los arqueólogos.

elpais.com

sábado, 19 de diciembre de 2020

Los fósiles de peces primitivos revelan los orígenes del desarrollo de los dientes

Los dientes y las estructuras duras llamadas odontoides dérmicos están relacionados evolutivamente, surgiendo del mismo sistema de desarrollo, según muestra un nuevo estudio publicado en la revista eLife.

Estos resultados obtenidos a través de antiguos fósiles de peces contradicen las afirmaciones establecidas sobre la diferencia entre las dos estructuras, basadas en el examen de tiburones modernos, y proporcionan nuevos conocimientos potenciales sobre los orígenes y el desarrollo de los dientes.

Los odontoides son estructuras duras hechas de dentina, la principal sustancia del marfil, y se encuentran en las superficies externas de animales con espinas dorsales (vertebrados). Los dientes son un ejemplo de odontoides, pero algunos animales también los tienen en la piel, como las "escamas" dentarias de los tiburones. Estos se conocen como odontoides dérmicos.

"Se creía que los dientes y los odontoides dérmicos han evolucionado por separado porque parecen desarrollarse de maneras diferentes", dice el autor principal Donglei Chen, investigador del Departamento de Biología de Organismos de la Universidad de Uppsala, Suecia. "Sin embargo, la mayor parte de lo que sabemos se limita a los tiburones modernos en los que la diferencia entre estas estructuras se ha vuelto muy clara. Para entender la relación entre ambos aún más claramente, necesitamos recurrir al registro fósil".

El equipo examinó los fósiles de uno de los primeros peces óseos llamado Lophosteus que vivió hace más de 400 millones de años. Escogieron este pez porque representa una etapa temprana de la evolución de los dientes, acercándolos al momento en que los dientes y los odontoides dérmicos podrían haberse separado con la esperanza de que cualquier similitud de desarrollo entre ambos fuera más obvia.

Parte de una mandíbula del pez óseo fósil Lophosteus de 422 millones de años de antigüedad, visualizado con una técnica de rayos X de alta resolución. A la derecha, la superficie de la mandíbula se muestra en gris. En el medio, los dientes expuestos están resaltados en color oro y los odontoides dérmicos en tonos púrpura, rosa y rojo. A la izquierda, el hueso mismo se hace transparente, revelando los vasos sanguíneos internos y las cavidades de la pulpa, que se muestran en azul y verde, así como los dientes incrustados y los odontoides dérmicos. (Foto: Chen et al. (CC BY 4.0))

Los investigadores utilizaron imágenes de rayos X de alta resolución para observar la estructura tridimensional de los odontoides en Lophosteus en diferentes etapas de desarrollo. Encontraron que la apariencia de los odontoides eran similares en las primeras etapas de desarrollo pero que cambiaban dependiendo de si crecían en la boca o en la cara. Esto sugiere que había diferentes señales químicas en cada área que dirigían su desarrollo. En las etapas posteriores, algunos odontoides dérmicos se moverían de la cara a la boca y comenzarían a parecerse a los dientes.

Estos hallazgos sugieren que ambos tipos de odontoides son capaces de responder a las mismas señales que controlan el desarrollo del otro y están hechos por el mismo sistema de desarrollo, no por sistemas separados como se pensaba anteriormente.

"Además de arrojar luz sobre la temprana evolución de nuestros propios dientes, nuestros resultados apuntan a una relación de desarrollo evolutivo no reconocida previamente entre los dientes y los odontoides dérmicos", dice el autor principal Per Ahlberg, Profesor del Departamento de Biología de Órganos de la Universidad de Uppsala. "Esto tiene implicaciones potenciales para la comprensión de la señalización que se produce durante el desarrollo y podría inspirar nuevas líneas de investigación sobre el desarrollo en otros organismos". (Fuente: NCYT Amazings)

noticiasdelaciencia.com

Conoce a la 'bestia loca', un mamífero que vivió entre dinosaurios

Un extraño mamífero de 66 millones de años descrito en una nueva investigación proporciona nuevos conocimientos profundos sobre la historia evolutiva de los mamíferos del supercontinente de Gondwana.

Recreación de adalatherium - ANDREY ATUCHIN 
Llamado Adalatherium, que traducido de los idiomas malgache y griego significa 'bestia loca', se describe en base a un esqueleto casi completo y exquisitamente conservado, el más completo para cualquier mamífero descubierto hasta ahora en el hemisferio sur antes de la extinción de los dinosaurios.

La investigación que se publica ahora en Journal of Vertebrate Paleontology, llevada a cabo durante 20 años, demuestra que Adalatherium era un "gigante" en relación con los mamíferos, en su mayoría del tamaño de una musaraña o un ratón, que vivieron durante el período Cretácico.

Sus características "extrañas" incluyen más vértebras del tronco que la mayoría de los otros mamíferos, extremidades traseras musculosas que se colocaron en una posición más extendida (similar a los cocodrilos modernos) junto con patas delanteras musculosas y veloces que se metieron debajo del cuerpo (como se ve en la mayoría de los mamíferos de hoy), dientes frontales como los de un conejo y dientes posteriores completamente diferentes a los de cualquier otro mamífero conocido, vivo o o extinto, y un extraño espacio en los huesos en la parte superior del hocico.   

Un equipo de 14 investigadores internacionales dirigido por el Dr. David Krause (Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver) y el Dr. Simone Hoffmann (Instituto de Tecnología de Nueva York) publicó la descripción y el análisis completos de este mamífero del tamaño de una zarigüeya que vivía entre dinosaurios y cocodrilos masivos cerca el final del período Cretácico (hace 145-66 millones de años) en Madagascar. El anuncio inicial del descubrimiento se hizo en la revista Nature a principios de este año.   

Adalatherium, de Madagascar, pertenece a un grupo extinto de mamíferos conocidos como gondwanatherians, que fueron descubiertos por primera vez en la década de 1980 y, hasta hace poco, solo estaban representados por unos pocos dientes aislados y fragmentos de mandíbula. Pero incluso esos escasos restos ya indicaban que los gondwanatianos eran muy diferentes de otros mamíferos contemporáneos. Tantos misterios habían rodeado a los gondwanatherianos que no estaba claro cómo encajaban en el árbol genealógico de los mamíferos.  

Ahora, el equipo de investigación presenta el primer esqueleto de este misterioso grupo que una vez vagó por gran parte de América del Sur, África, Madagascar, el subcontinente indio e incluso la Antártida.

La integridad y la excelente conservación del esqueleto de Adalatherium abren nuevas ventanas sobre cómo eran los gondwanatherianos y cómo vivían, pero las características extrañas todavía tienen al equipo perplejo.    "Sabiendo lo que sabemos sobre la anatomía esquelética de todos los mamíferos vivos y extintos, es difícil imaginar que un mamífero como Adalatherium podría haber evolucionado; cuestiona e incluso rompe muchas reglas", explica Krause. 

Aunque la reconstrucción realista de Adalatherium es superficialmente similar a un tejón común y corriente, su "normalidad" es sólo superficial. Debajo de la superficie, su esqueleto es nada menos que extravagante.   

Como dice Hoffmann, "Adalatherium es simplemente extraño. Tratar de descubrir cómo se movía, por ejemplo, fue un desafío porque su interfaz nos cuenta una historia completamente diferente a la de su parte posterior".

Si bien sus musculosas patas traseras y sus grandes garras en las patas traseras pueden indicar que Adalatherium era un excavador poderoso (como los tejones), sus patas delanteras eran menos musculosas y son más similares a las de los mamíferos vivos que pueden correr rápido.

Las extremidades de Adalatherium también indican que su postura era un híbrido entre las de mamíferos vivos y parientes más antiguos. Sus extremidades anteriores estaban escondidas debajo del cuerpo (como se ve en la mayoría de los mamíferos de hoy) pero sus extremidades traseras estaban más extendidas (como en los cocodrilos y lagartos).

Los dientes de Adalatherium, reconstruidos mediante micro tomografía computarizada de alta resolución y modelado digital extenso, son indicativos de herbivoría, pero por lo demás son más que extraños.

Adalatherium no solo tenía dientes frontales en constante crecimiento, parecidos a los de un conejo o un roedor, sino que los dientes posteriores son completamente diferentes a los de cualquier otro mamífero conocido, vivo o extinto. Si solo se hubieran encontrado estos dientes, ¡el misterio de lo que era este animal probablemente no se hubiera resuelto! Además del aparente caos, hay un agujero en la parte superior del hocico para el que simplemente no hay paralelo.

Aproximadamente del tamaño de una zarigüeya de Virginia, el Adalatherium de 3,1 kilos era muy grande para su época. Si bien no es particularmente grande para los estándares actuales, era un gigante en comparación con los mamíferos del tamaño de una musaraña y un ratón que vivían en el Cretácico.   

La historia geológica de Gondwana proporciona pistas sobre por qué Adalatherium es tan extraño.

Adalatherium se encontró en rocas fechadas cerca del final del Cretácico, hace aproximadamente 66 millones de años. En ese momento, Madagascar ya había sido una isla separada de África durante más de 150 millones de años y del subcontinente indio durante más de 20 millones de años. "Las islas son la materia de la rareza", dice Krause, "y, por lo tanto, hubo tiempo suficiente para que Adalatherium desarrollara sus muchas características extraordinariamente peculiares de forma aislada".

europapress.es

Las serpientes pitón ya reptaban hace 47 millones de años y en Europa

Las icónicas serpientes pitón ya reptaban hace 47 millones de años, según la datación de los fósiles más antiguos conocidos de esta especie, descubiertos en el yacimiento de Messel, en Alemania.

Fósil de pitón de hace 47 millones de años - INSTITUTO SENCKENBERG
Se trata de fósiles de serpientes casi completamente conservadas con una longitud de alrededor de un metro. La nueva especie de pitón, Messelopython freyi, recibió su nombre en honor al paleontólogo Eberhard "Dino" Frey del Museo Estatal de Historia Natural de Karlsruhe. El estudio ha sido publicado en la revista científica Biology Letters.

Con una longitud de más de seis metros, las pitones se encuentran entre las serpientes más grandes del mundo. Hoy en día, varias especies de estas constrictores se encuentran principalmente en África, el sur y sudeste de Asia y Australia.

"El origen geográfico de las pitones aún no está claro. El descubrimiento de una nueva especie de pitón en Messel es, por lo tanto, un gran avance en la comprensión de la historia evolutiva de estas serpientes", explica en un comunicado el doctor Krister Smith del Instituto de Investigación Senckenberg y el Museo de Historia Natural en Frankfurt.

La nueva especie de pitón Messelopython freyi descrita por Smith y su colega brasileño, el doctor Hussam Zaher, es el registro fósil más antiguo conocido de una pitón en todo el mundo. "Según nuestros hallazgos, estas serpientes ya existían en Europa en la época del Eoceno, hace más de 47 millones de años. ¡Nuestros análisis rastrean su historia evolutiva hasta Europa!" añade Zaher.

Sin embargo, las grandes serpientes constrictoras desaparecieron posteriormente del continente europeo durante bastante tiempo. Los fósiles de esta familia de serpientes no volvieron a aparecer hasta el Mioceno, hace entre 23 y 5 millones de años. "Cuando el clima global comenzó a enfriarse de nuevo después del Mioceno, las pitones desaparecieron una vez más de Europa", dice Smith.

A diferencia de la pitón primigenia de Messel, las pitones modernas viven en completa separación espacial de sus parientes anatómicamente muy similares, las boas. "Sin embargo, en Messel, tanto Messelopython freyi como las boas primitivas como Eoconstrictor fischeri vivían juntas en el mismo ecosistema; por lo tanto, tenemos que revisar la tesis de que estos dos grupos de serpientes compiten entre sí, lo que las hace incapaces de compartir hábitats", explica Smith.

europapress.es

viernes, 18 de diciembre de 2020

Canal 54 Burgos: Fidel Torcida detalla profundamente lo publicado de sus dos nuevos estudios

El Director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, Fidel Torcida, habla en profundidad de sus dos nuevos artículos publicados en la prestigiosa revista científica Journal of Iberian Geology y de los nuevos proyectos que se han puesto en marcha en el Museo y de los futuros.


Laguna en la ley de patrimonio

AL SERENO

RICARDO Gª URETA

PARECE MENTIRA que con la hemorragia de leyes y normas que emiten las administraciones públicas y con la multitud de personal y expertos con los que cuentan, sean capaces de dejarse lagunas en la legislación del tamaño de dinosaurios. Literalmente. La Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León ha elaborado un anteproyecto para la nueva ley del Patrimonio Cultural de Castilla y León en la que sólo protege aquello que se considera como obra del ser humano en las diferentes etapas de la Historia.

Se olvida en ese texto de los yacimientos de dinosaurios, sus huellas y otros restos de fauna que ayudan a explicar la prehistoria, un campo en el que Castilla y León y, especialmente, Burgos es especialmente relevante. Tiene la prudencia mínima esta nueva ley, de mantener y privilegiar la protección a los enclaves que ya tienen algún tipo de protección como Bien de Interés Cultural o de Patrimonio de la Humanidad.

Lo que significa en la práctica que los investigadores de Atapuerca ya no van a tener que tirar a la basura los restos de fauna que se encuentren en el yacimiento porque la ley no los considere aptos de protección por no corresponder con el patrimonio cultural. También se salva el yacimiento de icnitas de Regumiel de la Sierra porque está declarado BIC, pero la ley se pasa por el forro de sus entretelas toda la investigación realizada por el Colectivo Arqueológico Salense en Burgos relativa a los dinosaurios que poblaron la sierra.

Según la redacción del anteproyecto, quedarían excluidos los restos fósiles de dinosaurios, un campo de investigación en el que Castilla y León es puntera en España. Hasta el punto de que en la zona de Salas de los Infantes se han encontrado restos que han dado nombre a nuevas especies de saurios. Pues con la nueva ley, esta investigación científica y los restos que se están desenterrando o analizando son piedras viejas sin ningún valor.

El problema añadido de que esta ley de patrimonio ignore este tipo de investigaciones científicas no es sólo que los investigadores se puedan quedar fuera del reparto de subvenciones, sino que estos restos no estarían protegidos contra el vandalismo.

Literalmente serían piedras en el monte y cualquiera podría llevárselas a casa o cualquier otra fechoría. Da la casualidad de que las zonas del sureste burgalés que se extienden a las Tierras Altas Sorianas, así como otros puntos de Segovia y también el Condado de Treviño son muy ricos en estos restos de dinosaurios.

Pero mientras Aragón, por ejemplo, los protege y hace de sus fósiles un reclamo para las familias, la consejería de Cultura de Castilla y León empeora, que ya es difícil, la poca sensibilidad que ha tenido históricamente la Junta con los dinosaurios. Muy lamentable.

diariodecastillayleon.elmundo.es

Entidades burgalesas critican la exclusión de los restos paleontológicos no antrópicos del patrimonio de Castilla y León

El Museo de Dinosaurios de Salas y el Colectivo Arqueológico y Paleontológico ponen de evidencia que los restos fósiles de dinosaurios únicos y descubiertos en la provincia y de muchas plantas quedarían fuera de toda protección, conservación o promoción

Excavación de restos fósiles de dinosaurios en Torrelara.
/ CAS / MUSEO DE DINOSAURIOS DE SALAS
La Junta de Castilla y León quiere excluir de su Ley de Patrimonio Cultural el patrimonio paleontológico no antrópico, algo que dejaría fuera de protección y conservación a, por ejemplo, los restos fósiles de dinosaurios, pero también de otras plantas y árboles anteriores al periodo Cuaternario. Desde el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y desde el Colectivo Arqueológico y Paleontológico Salense (CAS) se ha propuesto a la Junta una modificación de este anteproyecto.

La Junta de Castilla y León ha abierto un plazo de participación ciudadana, desde el día 4 de diciembre al 23 del mismo mes, para poder realizar aportaciones al Anteproyecto de Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León. La página web para poder hacerlo es la siguiente: http://participa.jcyl.es/forums/932614-anteproyecto-de-ley-de-patrimonio-cultural-de-cast/suggestions/42216379-los-restos-f%C3%B3siles-de-dinosaurios-deben-ser-inclui.

Desde el Museo de Dinosaurios y el CAS se pone en evidencia una ausencia de esta ley y es que se excluye el patrimonio paleontológico anterior al periodo Cuaternario y, por tanto, los restos fósiles de dinosaurios y otros vertebrados y de árboles y plantas. Estas dos entidades han realizado una propuesta en esta página institucional de participación ciudadana solicitando que los restos paleontológicos no relacionados con la acción antrópica sean considerados en la nueva Ley de Patrimonio Cultural como bienes integrantes del patrimonio cultural de la comunidad a todos los efectos. 

El no incluir este patrimonio paleontológico no antrópico supondría, como señalan desde el Museo de Dinosaurios y desde el CAS, que todos estos bienes quedasen excluidos de los bienes integrantes del patrimonio cultural de Castilla y León. «No solo eso, tampoco estaría amparado en su regulación, protección, conservación, gestión y posibilidad de financiación como patrimonio de interés para la comunidad», señalan estas dos entidades. 

Añaden que, por ejemplo, «el patrimonio paleontológico del sureste burgalés, de Tierra de Lara, del entorno de Salas de los Infantes y de Regumiel de la Sierra, de la Sierra de la Demanda, o de las Tierras Altas de Soria y del propio entorno de la capital soriana, de Armuña (Segovia) y del Condado de Treviño no tendría ningún tipo de consideración patrimonial». 

Se pone en evidencia desde el Museo de Dinosaurios y el CAS que esas especies de dinosaurios y otros reptiles nuevas para la ciencia y descubiertas en nuestro territorio sean excluidas de protección cuando en otras comunidades autónomas «se hace gala de ello», «es un recurso para asentar población e implementar la economía en las zonas rurales de esta parte de la 'España Vaciada' en las que se localiza». 

Puntualizan, además, que la exclusión del patrimonio paleontológico no relacionado con la historia de la humanidad es «un error histórico» pero supondría, además, «incumplir el propio Estatuto de Castilla y León, al menos en el artículo 70 al excluir de competencia autonómica la regulación de este patrimonio 'de interés para la comunidad».

En contra de este anteproyecto de ley se menciona también la propia Ley del Patrimonio Histórico Español del Estado español se incluyen entre los bienes integrantes del patrimonio cultural español el patrimonio paleontológico no relacionado con la historia de la humanidad. Igualmente, numerosas comunidades autónomas han regulado en sus leyes de patrimonio cultural la inclusión de este tipo de patrimonio y consideran los supuestos de excavación, conservación, protección, gestión y la financiación del mismo. Algunos ejemplos son Castilla-La Mancha, Aragón, Asturias, La Rioja, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Canarias, Madrid y Cantabria.

«Los dinosaurios y su mundo forman parte de la cultura de la Humanidad; múltiples expresiones artísticas, cinematográficas, literarias y de raíz popular han integrado a los dinosaurios en su práctica y comunicación habituales en todo el planeta. El interés por los dinosaurios comienza desde el momento que fuimos conscientes de su existencia y se integró rápidamente en las inquietudes de conocimiento y cultura populares. La Junta de Castilla y León no puede legislar para dar la espalda a una realidad aceptada y que disfruta de protección y promoción en el resto de nuestro país», concluyen desde el Museo de Dinosaurios y el CAS. 

burgosconecta.es

Cadena Ser: El CAS pide que se incluya el patrimonio paleontológico en la Ley de Protección del Patrimonio


17-12-2020

Entrevista de Rosalía Santaolalla a Fidel Torcida sobre el Anteproyecto de Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León en Hoy por Hoy Burgos.

play.cadenaser.com