Desde la publicación del libro hasta la posterior serie de
películas, el logotipo de la popular saga ha ido sufriendo varios cambios en su
diseño hasta llegar al que conocemos hoy
El proceso creativo que se esconde detrás de un logotipo
suele ser más largo y tedioso de lo que se puede llegar a pensar. Una vez se
consigue el producto, dotarlo de una buena imagen puede ser el sutil detalle
que marque la diferencia entre que sea o no un producto de éxito.
Por ello, no es de extrañar que antes de llegar a la imagen
final, por el camino se queden mil y un bocetos, propuestas o ideas que, por
una razón u otra, no terminaron de convencer.
Pero lo cierto es que este proceso creativo, en ocasiones,
puede resultar un verdadero quebradero de cabeza. Este es el caso de la imagen
de 'Jurassic Park', que fue modificada un buen puñado de veces antes de
convertirse en la que ahora todos conocemos.
Este proceso, que ha trascendido gracias a lo que han ido
contando los diferentes protagonistas, comenzó en el año 1991 y por aquel
entonces 'Jurassic Park' no era más que el título de una novela de ciencia
ficción con un par de meses en el mercado. El libro lo firmaba el afamado
escritor estadounidense Michael Crichton, que por en esos años ni él mismo se
podía llegar a imaginar lo que terminaría significando la pieza, que se
convertiría en su obra más notable y en una de las mayores sagas de la historia
del cine.
En búsqueda de dotar de una imagen reconocible a la novela,
Crichton buscaría la ayuda de un especialista, contratando al diseñador Chip
Kidd para que le hiciera el boceto de la portada.
A pesar de que Crichton no se cerraba a ninguna idea, sí dejó
clara su única premisa: no quería dinosaurios de carne y hueso, algo que a Kidd
le tuvo que resultar, como mínimo, curioso. También buscaba que el diseño fuera
simple y reconocible, poniendo como ejemplo el póster de la película 'Tiburón'
de 1975 (Jaws en inglés, Fauces en algunas traducciones al castellano).
Kidd se puso a trabajar en la idea, para la que planteó una
gran multitud de posibilidades, como sombras, garras o huellas, pero ninguna
parecía convencer del todo a Crichton. Cuando ya parecía haberse quedado sin
ideas, Kidd decidió ir a visitar un museo, y fue precisamente allí donde le
llegaría la inspiración.
Concretamente en la tienda de regalos y recuerdos, donde se
topó con un diagrama de un tiranosaurio rex que decidió siluetear y presentar.
Crichton, otrora frustrado, se quedó maravillado con esta última idea,
adoptando esta silueta como portada de su libro.
El salto a la gran pantalla
Sin embargo, la idea de la novela no tardó en ser vendida a
la industria cinematográfica, ya que enseguida se dieron cuenta de su enorme
potencial, cerrando un acuerdo con Universal Studios para realizar un
largometraje que estaría dirigido por el mismísimo Steven Spielberg.
Esto obligaría a diseñar también un logotipo para el film,
que además querían que estuviera presente dentro de este. Es decir, que además
de representar a la película, hiciera lo propio con el parque en el que se
desarrolla toda la acción de la misma.
En esta ocasión, a pesar de contar como base con la idea del
libro desarrollada por Kidd, el diseño correría a cargo del equipo creativo de
Universal Studios. Tom Martin, con un gran bagaje a sus espaldas, sería el
encargado de liderar el proyecto.
Pero no sería Martin el responsable del diseño definitivo,
que sería obra de Sandy Collora, un artista conceptual que basó su logotipo en
la tapa de la novela, optando por un diseño más sencillo y limpio que convenció
a todos casi de inmediato.
Su propia simplicidad, así como lo descriptivo que era,
sería ideal para su adaptación al parque de la película, por lo que pronto se
transformó en realidad, trascendiendo hasta nuestros días como el
característico diseño que conocemos.
Un logo que, a pesar de mantener su imagen original, se fue
adaptando en cada película, cambiando colores y añadiendo detalles para
refrescar su apariencia, que se mantuvo intacta casi desde el origen como
imagen de la saga.