domingo, 31 de octubre de 2021

Encuentran fósiles de tiburones y anfibios de más de 300 millones de años en Puertollano

Restos fósiles de tiburones y anfibios de 300 millones de años de antigüedad
hallados en Puertollano - JCCM
La campaña de 2021 de prospecciones paleontológicas que se está desarrollando en varias zonas del término municipal de Puertollano, ha dado como resultado la aparición de un buen número de restos fósiles del periodo carbonífero, que indican una clara influencia marina, destacando por su especial relevancia el hallazgo de restos esqueléticos de un anfibio temnospóndilo del género 'iberospondylus', asociados a restos de tiburones euseláceos ('Sphenacanthus carbonarius' y 'Lissodus lopezae'), xenacántidos ('Orthacanthus' y 'Triodus'), acantódidos ('Acanthodes') y paleonisciformes ('Progyrolepis speciosus').

Estos restos representan el registro más antiguo de temnospóndilos de la Península Ibérica con una edad aproximada de 303 millones de años, según ha informado la Junta en nota de prensa.

El estudio morfológico detallado de los nuevos fósiles de 'Iberospondylus' permitirá determinar si pertenecen a una nueva especie o a la especie tipo 'I. schultzei' que ha perdurado en el tiempo sin modificaciones notorias.

En concreto, estos hallazgos se han producido en la cantera 'La Tejera' y las minas 'María Isabel' y 'La Extranjera' en unos trabajos que están siendo dirigidos por investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Este proyecto, bajo el título de 'Estudio geológico y paleontológico del monumento natural carbonífero de Puertollano' cuenta con una subvención de más de 13.500 euros por parte de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes.

La cuenca de Puertollano es un interesante punto para el estudio paleontológico debido a que su formación ha preservado la fauna y flora de los estratos carboníferos en condiciones excepcionales. En concreto, son destacables los fósiles de dos niveles de ceniza volcánica intercalados en la capa de carbón, donde la vegetación carbonífera se ha conservado 'in situ' en perfectas condiciones, de ahí que se denomine a esta zona la 'Pompeya paleobotánica'.

En este ambiente de transición, con influencia marina, también se han localizado más de 40 especies de plantas, entre las que predominan los helechos arborescentes con frondes de grandes dimensiones. Igualmente, son abundantes los restos esqueléticos, huellas (icnitas) y restos fecales (coprolitos) de organismos pertenecientes a varias clases de vertebrados, anfibios y posiblemente reptiles, hecho que convierte a la cuenca de Puertollano en la cuenca carbonífera española con más información sobre vertebrados.

Todos los hallazgos que genere la investigación de 2021 vendrán a sumar información para el expediente del proyecto de 'Geoparque Volcanes de Calatrava: mercurio, magma y carbón'.

europapress.es

sábado, 30 de octubre de 2021

XIII CONCURSO INTERNACIONAL DE ILUSTRACIONES CIENTÍFICAS DE DINOSAURIOS 2021

RECORDATORIO: ¡QUEDAN ESCASOS 2 DÍAS PARA QUE TERMINE EL PLAZO!

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León y el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes organizan un año más el XIII Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2021. En esta decimotercera edición, de nuevo vuelve a colaborar la empresa salense Hernáiz Construcciones Hercam, S.L., a la que volvemos a agradecer enormemente su implicación en el concurso.















Podrán participar todas las personas españolas o de cualquier nacionalidad sin límite de edad.

El tema principal del concurso son las ilustraciones sobre dinosaurios y otros seres vivos contemporáneos suyos (Mesozoico). Las ilustraciones pueden representar reconstrucciones de los animales y otros seres mesozoicos en vida, en su medio o de los fósiles originales.

Se valorarán las ilustraciones sobre dinosaurios hallados en la comarca de Sierra de la Demanda (Burgos), así como las especies descritas en esa comarca y en el conjunto de la península ibérica*. Como novedad, se establece el Premio Tierra de Dinosaurios para aquella ilustración cuyo tema sea un hallazgo o yacimiento de la Sierra de la Demanda.

El plazo de envío será hasta el 1 de noviembre de 2021.

No podrán ser premiados aquellos participantes que ya lo hayan sido en los últimos dos años.

Podéis descargaros las bases (en castellano e inglés) en el siguiente enlace: pincha aquí.

Listado de dinosaurios, otros vertebrados y plantas de la comarca de Salas de los Infantes (pincha aquí).

www.fundaciondinosaurioscyl.com

Las esponjas mineralizadas más antiguas del mundo habitaron en Ciudad Real

  • La investigación, en la que participa la Universidad Complutense de Madrid, ha concretado la edad de los depósitos de fosfato de Fontanarejo (Ciudad Real) donde se han hallado espículas de esponja: 530 millones de años

  • Esta nueva datación sitúa a estos fósiles como los más antiguos junto con otros en China, con la diferencia de que los españoles son articulados y se conservan mejor

  • El hallazgo aporta nueva información para el conocimiento de los primeros pasos en la evolución de los animales

Las esponjas son consideradas los primeros animales en evolucionar. / Shutterstock.
UCC-UCM, 27 de octubre. Una investigación internacional y multidisciplinar en la que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM) concluye con el hallazgo de los restos fósiles mineralizados de esponjas más antiguos del mundo, 530 millones de años, en unos depósitos de fosfato en Fontanarejo (Ciudad Real).

Estos depósitos fueron descritos por primera vez hace cincuenta años, pero hasta ahora no se habían estudiado con detalle. Entre los restos fósiles hallados se encuentran las espículas -unidades de sílice que conforman el esqueleto- de dos tipos de esponjas: hexactinélidas y demosponjas.

“Cabe destacar que algunas de las espículas se encuentran articuladas, es decir, conectadas unas con otras preservando prácticamente la misma posición que tenían en el organismo original”, destaca Pablo Suárez, investigador del Departamento de Geodinámica, Estratigrafía y Paleontología de la UCM y uno de los autores del estudio publicado en Geological Magazine.

Las esponjas son consideradas los primeros animales en evolucionar

Las esponjas pueden tener dos tipos de esqueleto: mineralizados (como el caso de las esponjas manchegas) compuestos de espículas articuladas o no mineralizados, formados por moléculas orgánicas que se degradan.

“Las espículas de esponja de estos fosfatos serían las más antiguas encontradas hasta ahora, junto con otros ejemplos de China, con la diferencia de que los segundos son desarticulados, por lo que las espículas de Fontanarejo serían las más antiguas en mostrar tan buena preservación”, aclara Suárez.

Hace unos meses se publicaron unos fósiles de unos 890 millones de años de antigüedad que fueron propuestos como restos de esponjas no mineralizadas. Esos datos son prometedores, pero les falta confirmación. Las espículas de Fontanarejo serían, por tanto, los restos directos e inequívocos de esponjas más antiguos del mundo.

Las esponjas son consideradas los primeros animales en evolucionar, por lo que el descubrimiento aporta nueva información sobre la evolución de seres vivos.

Un molusco permite afinar la edad del depósito

Ejemplos de las espículas articuladas de esponjas encontradas en Fontanarejo.
La flecha y el recuadro amarillo señalan tipos diferentes de espículas. 500 µm
equivalen a medio milímetro. / Pablo Suárez.
Además de la UCM, en la investigación han participado la Universidad de Göttingen, la Universidad de Tübingen (ambas alemanas) y el Instituto Geológico de Nanjing, China. 

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores realizaron el trabajo de campo en Fontanarejo en 2019, donde realizaron cartografía geológica y tomaron más de 200 muestras. De ellas, se realizaron 120 láminas delgadas -pequeñas secciones de roca de unas 30 micras de espesor- y se estudiaron mediante diferentes técnicas, tanto de microscopía como de análisis químicos.

Otra de las conclusiones fundamentales del trabajo es la datación de los depósitos. Se sabía que, por comparación con otros equivalentes en zonas cercanas, los de Fontanarejo pertenecían al Cámbrico Inferior (entre hace unos 540 y unos 500 millones de años).

“El hallazgo de restos de Anabarella, un tipo de molusco, permite concretar su edad en unos 530 millones de años, al final de una edad dentro del Cámbrico que los geólogos llamamos Fortuniense”, indica Suárez.

Asociación microbiana en fosfatos

Los fosfatos son unos minerales principalmente utilizados en la industria agroalimentaria, ya que de ellos se extrae el fósforo, fundamental para muchos fertilizantes.

Los fosfatos de Fontanarejo sobre los que han fosilizado las esponjas preservan una gran cantidad de evidencias de un origen asociado con comunidades microbianas, incluyendo la preservación de moldes de filamentos de algunos de los microbios originales.

“La precipitación de fosfato se daría muy rápidamente después de la muerte de las esponjas, que vivirían probablemente asociadas con las comunidades microbianas. Esto explicaría la buena preservación de los fósiles de esponja”, concluye Suárez.

Las esponjas de Fontanarejo vivieron en una plataforma marina, junto con aquellos microbios y otros organismos. Las corrientes y tormentas transportaron todos sus restos a aguas más profundas, donde fueron enterrados bajo otras capas de sedimento, favoreciendo su conservación. Millones de años más tarde la orogenia Varisca (la que formó Pangea) elevó esos depósitos formando montañas, cuya erosión ha acabado mostrando en superficie todos esos fósiles en mitad de la Península Ibérica.

Referencia bibliográfica: Reitner J, Luo C, Suarez-Gonzalez P, and Duda J-P. Revisiting the phosphorite deposit of Fontanarejo (central Spain): new window into the early Cambrian evolution of sponges and the microbial origin of phosphorites. Geological Magazine. DOI:10.1017/S001675682100087X.

ucm.es

Un fósil de la era de los dinosaurios brinda nuevas pistas sobre la evolución de los cangrejos

El descubrimiento del cangrejo fósil más antiguo e intacto sugiere que estos animales se aventuraron a tierra firme entre 25 y 50 millones de años antes de lo que se pensaba

El nuevo descubrimiento representa la evidencia más antigua de incursiones en 
ambientes no marinos por verdaderos cangrejos, un grupo pricipalmente marino.
Arte de Franz Anthony, cortesía de Javier Luque (Universidad de Harvard)

STRI/DICYT Durante la era de los dinosaurios, un cangrejo que deambulaba cerca de un bosque costero fue enterrado vivo en resina de árbol y quedó fosilizado. 100 millones de años después, Javier Luque, ex becario predoctoral en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y actualmente investigador asociado en la 

Universidad de Harvard, supo del crustáceo atrapado en ámbar gracias a Lida Xing de la Universidad de Geociencias de China en Beijing*. Resultó ser una nueva especie fósil, a la que llamaron Cretapsara athanata o "el espíritu inmortal del Cretácico de las nubes y las aguas", el cangrejo de aspecto moderno más antiguo que se haya djescubierto.

Cretapsara athanata: el primer cangrejo en ámbar de la era de los dinosaurios está
espectacularmente conservado. / Lida Xing (U. de Geociencias de China, Beijing).

El descubrimiento de C. athanata es único por muchas razones. No solo está muy bien conservado, sino que también es el primer cangrejo de la era de los dinosaurios preservado en ámbar, que es inusual en los animales acuáticos. Estos hallazgos se publicaron recientemente en la revista Science Advances.

"Cretapsara athanata es el cangrejo fósil más completo que se haya descubierto", comentó Luque, coautor principal del estudio junto con Xing. "Incluye tejidos delicados como antenas, piezas bucales con vellos finos, grandes ojos compuestos e incluso las branquias".

Los registros anteriores de cangrejos fósiles —principalmente pedazos de sus caparazones o tenazas— sugerían que los cangrejos se aventuraron a tierra firme y se adaptaron al agua dulce hace unos 75 a 50 millones de años. Sin embargo, C. athanata debe haber estado cerca de un bosque productor de ámbar para quedar atrapado en la resina. Según los autores, el cangrejo posiblemente murió en un ambiente de agua dulce o salobre cerca de la costa o de un estuario. Esto demuestra que los cangrejos se volvieron terrestres o anfibios hace unos 100 millones de años, mucho antes de lo que se creía, brindando pistas importantes sobre la evolución de los cangrejos.

'C. athanata' / Lida Xing (Universidad de Geociencias de China, Beijing).

“A veces es difícil reconstruir el árbol de la vida que mapea la evolución de los animales que vemos hoy”, comentó Luque. “Es posible que las piezas importantes del rompecabezas sean inusuales o no se hayan descubierto aún, y los fósiles atrapados en ámbar brindan una imagen única de la anatomía, biología y ecología de organismos extintos que de otro modo serían inaccesibles”.

Referencia: Luque, J., Xing, L., Briggs, D., Clark, E., Duque, A., Hui, J., Mai, H., McKellar, R. (2021). Crab in amber reveals an early colonization of non-marine environments during the Cretaceous. Science Advances. https://science.org/doi/10.1126/sciadv.abj5689

dicyt.com

Fósiles de insectos intrigantes conservados en ámbar

Raros especímenes de insectos que quedaron atrapados en resinas de árboles hace 100 millones de años han sido descubiertos en ámbar de lo que hoy es Myanmar.

Muchas larvas fósiles de crisopa poseían apéndices y piezas bucales
extremadamente  alargadas. - JOACHIM HAUG 
  
Entre los nuevos hallazgos se encuentran larvas fósiles de crisopa cuya morfología difiere notablemente de la de la larva de insecto "típica". Sus características más inusuales son sus apéndices alargados, en particular las piezas bucales llamadas estiletes, que parecen agujas hipodérmicas.

"Como en el caso de todas las especies modernas de crisopas, estas larvas eran probablemente depredadores, pero no sabemos nada acerca de sus presas", dice en un comunicado el profesor de la LMU (Ludwig Maximilian University of Munich) Joachim T. Haug.

Las especies modernas se alimentan de pulgones, los inmovilizan inyectándolos con veneno y luego se alimentan de su contenido. Sin embargo, la cutícula de los pulgones es tan suave que serían suficientes apéndices de succión mucho más pequeños para penetrarlos. "El estilete largo puede haber actuado como un medio para mantener a distancia a sus víctimas heridas hasta que la toxina comenzó a hacer efecto", sugiere Haug. Sin embargo, dado que los ejemplos más extremos de apéndices alargados se encuentran en especies que ahora están extintas, él y sus colegas creen que esta organización corporal puede haber demostrado ser un callejón sin salida evolutivo.

Dado que las crisopas son ahora comparativamente raras, el grado de riqueza de especies del grupo de crisopas que se encuentra entre los fósiles envueltos en ámbar de Myanmar sugiere que el grupo era más diverso en el Período Cretácico. Esto, a su vez, implica que estos insectos jugaron un papel ecológico mucho más prominente en ese momento. "Probablemente fueron un componente importante de la cadena alimentaria, ya que transformaron de manera efectiva materiales prácticamente no comestibles en alimentos nutritivos para las aves", dice Haug.   

Los fósiles también arrojan luz sobre otro aspecto de la evolución de los insectos. Hasta ahora, se ha asumido que las longitudes relativas de estructuras como antenas, órganos sensoriales y piernas están sujetas a limitaciones de desarrollo. En la mayoría de las larvas de insectos, estas partes del cuerpo suelen ser significativamente más cortas que en el adulto maduro y, en términos generales, la larva tiene una forma más parecida a un gusano. Sin embargo, en muchas de las larvas de crisopa que se encuentran en el ámbar, las antenas, las piezas bucales y las patas tienden a alargarse notablemente. "Esto demuestra que, desde el punto de vista de la biología del desarrollo, no existen límites estrictamente definidos para las longitudes de tales estructuras", señala Haug.   

Sin embargo, otro aspecto de la evolución de los insectos sigue intrigando a los biólogos del desarrollo. ¿Los primeros insectos capaces de volar pasaron su vida larvaria en tierra o en el agua?

Joachim Haug y su equipo encontraron una pista para la solución en ámbar de 99 millones de años de Myanmar, un espécimen de la especie fósil de libélula Arcanodraco filicauda. Ellos interpretan que la morfología de este hallazgo indica que los primeros insectos voladores pasaron las etapas iniciales de su ciclo de vida en el agua.

Otra evidencia apoya esta noción. Las libélulas, efímeras y moscas de las piedras representan linajes muy antiguos de insectos voladores, y sus descendientes modernos pasan la fase larvaria (que puede durar varios años) en el agua, antes de sufrir una metamorfosis y volar como adultos de corta duración. "Parece como si los primeros insectos voladores dependieran en gran medida de un entorno acuático para su reproducción", dice Haug. Quizás el primer despegue exitoso desde la superficie de un estanque se logró con la ayuda de alas que actuaban como velas.

europapress.es

Un devastador incendio arrasó bosques antárticos en la época de los dinosaurios

Los indicios del desastre se descubrieron en una de las islas de la región, en forma de diminutos trozos de carbón.

Maurilio Oliveira / National Museum / Federal University of Rio de Janeiro
Un estudio publicado recientemente en la revista científica Polar Research encontró vestigios de un devastador incendio que, hace 75 millones de años, arrasó el bosque de una región antártica que hoy en día corresponde a la isla James Ross.

Al estudiar algunos fragmentos de carbón que se conservaron en el suelo del lugar, entre dos glaciares, la paleobióloga Flaviana Jorge de Lima, de la Universidad Federal de Pernambuco en Recife (Brasil), y sus colegas los atribuyen a las plantas coníferas que abundaban en ese territorio antes del desastre que redujo a cenizas la vegetación.

La región de casi 2.600 kilómetros cuadrados es una de las mayores islas adyacentes a la punta de la península Antártica. Sin embargo, los científicos creen que en el período Cretácico tardío todavía formaba parte de un tramo más grande de tierra firme proveniente del ya fracturado y disuelto paleocontinente Gondwana.

En ese entonces, los dinosaurios aún dominaban James Ross y se cree que huyeron del desastre para salvar sus vidas, cuya imagen ha sido recreada por el equipo investigador. No obstante, el incendio de la vegetación pudo haber sido un fenómeno repetitivo, según las muestras presentadas en 2015, después de una de las expediciones anteriores hacia la península Antártica, donde se halló evidencia de otro incendio, también dentro del Cretácico tardío, que azotó lo que hoy es la isla Nelson, ubicada en el mismo archipiélago.

El nuevo artículo considera que el "incendio forestal natural" pudo originarse por el impacto de rayos, bolas de fuego, chispas y también debido a las erupciones de volcanes. "Es plausible que la actividad volcánica encendiera ese paleoincendio forestal que creó el carbón", afirman los autores. A continuación, explican que esta intensa actividad volcánica estaba "causada por la tectónica durante el Cretácico, como sugiere la presencia de restos fósiles en estratos relacionados con la caída de ceniza".

Además, la conservación de trozos de hasta 38 milímetros de largo sugiere, en opinión del equipo, que se trata de carbón parautóctono (una estructura geológica que se forma a gran distancia del lugar en que se encuentra), porque este frágil material se habría fragmentado mucho más en contacto con el mar. El análisis paleobotánico de los hallazgos apunta a la madera de alguna especie de Araucaria como el material original de los fragmentos recogidos.

actualidad.rt.com

Pequeños pterosaurios dominaron los cielos del Cretácico

Una nueva investigación ha encontrado que fueron los bebés de pterosaurios gigantes, conocidos como 'flapings', quienes eclipsaron a sus pequeños rivales adultos.

Impresión artística de los pterosaurios recién nacidos. - MEGAN JACOBS
Los jóvenes recién nacidos de pterosaurios grandes y gigantes probablemente superaron a otras especies de pterosaurios adultos más pequeños para dominar el período Cretácico tardío hace unos 100 millones de años, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Portsmouth.

Los pterosaurios eran primos voladores de los dinosaurios: algunos eran tan grandes como un avión de combate Spitfire y otros tan pequeños como un tordo.   

Durante los períodos Triásico y Jurásico, hace 252-145 millones de años, los pterosaurios alcanzaron solo tamaños modestos, pero en el período Cretácico Superior muchos eran gigantes, algunos con una envergadura de 10 metros o más.

Anteriormente se pensaba que las especies más pequeñas de pterosaurios eran superadas por aves en evolución reciente, pero esta investigación ha encontrado que en realidad fueron los bebés de pterosaurios gigantes, conocidos como flapings, quienes eclipsaron a sus pequeños rivales adultos.

El autor principal, Roy Smith, de la Escuela de Medio Ambiente, Geografía y Geociencias de la Universidad de Portsmouth, trabajó en el estudio con científicos de África y el Reino Unido. El equipo internacional estuvo compuesto por expertos de las universidades de Ciudad del Cabo, Leicester, Portsmouth y Casablanca.

"Durante los últimos 10 años, --dijo en un comunicado-- hemos estado haciendo trabajo de campo en el desierto del Sahara en Marruecos y hemos descubierto más de 400 especímenes de pterosaurios del Grupo Kem Kem, areniscas altamente fosilíferas famosas en todo el mundo por el espectacular dinosaurio Spinosaurus.

"Habíamos encontrado algunas mandíbulas de pterosaurio realmente grandes y también especímenes que parecían mandíbulas más pequeñas, del tamaño de una uña, pero estos diminutos restos de pterosaurio podrían haber sido solo las puntas de grandes mandíbulas, por lo que tuvimos que hacer algunas pruebas rigurosas para encontrar si eran de una especie pequeña o de pequeños juveniles de pterosaurios grandes y gigantes".

Smith y sus colegas examinaron cinco pequeños fragmentos de mandíbula y una vértebra del cuello utilizando sofisticadas técnicas de microscopio para determinar la edad del individuo cuando murió el animal.

La co-investigadora, Anusuya Chinsamy-Turan, de la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, es una experta mundial en la microestructura ósea (histología) de pterosaurios y dinosaurios. Ella dijo: "Al observar la sección delgada como el papel de los huesos bajo un microscopio, pude decir que eran de juveniles, ya que el hueso estaba creciendo rápidamente y no tenía muchas líneas de crecimiento.

"También examinamos la superficie de los huesos y descubrimos que tenían una textura ondulada. Esta fue una prueba más de que eran huesos de individuos inmaduros, ya que los huesos de pterosaurios maduros tienen una superficie increíblemente lisa una vez que están completamente formados".

Los investigadores también inspeccionaron las mandíbulas y encontraron que la cantidad de pequeños orificios por donde los nervios salen a la superficie para detectar a su presa, conocidos como "foramen", eran los mismos en las mandíbulas pequeñas y grandes.

"Esta fue una prueba más de que estábamos mirando las mandíbulas de los juveniles porque si los especímenes fueran solo la punta de una mandíbula, habría una fracción del número de agujeros", dijo Roy.  

Hallazgos recientes han sugerido que los pterosaurios recién nacidos podrían volar poco después de la eclosión, por lo que se independizaron rápidamente.

El profesor David Martill de la Universidad de Portsmouth dijo: "Lo que realmente me sorprendió de esta investigación es que la ecología de alimentación de estos magníficos animales voladores se parece más a la de los cocodrilos que a la de las aves.

"Con las aves, habrá quizás 10 especies diferentes de diferentes tamaños a lo largo de la orilla del río; piense en el martín pescador, el avetoro pequeño, la garceta pequeña, la garza, la garza goliat o la cigüeña para un gran río europeo. Hay varias especies que se alimentan de presas ligeramente diferentes Esto se llama partición de nicho.

Los cocodrilos, por otro lado, son mucho menos diversos. En el río Nilo, las crías de cocodrilos se alimentan de insectos y, a medida que crecen, cambian su dieta a peces pequeños, luego a peces más grandes y luego a pequeños mamíferos, hasta que un gran cocodrilo del Nilo adulto es capaz de tomar una cebra.

"Hay muchos nichos de alimentación diferentes, pero todos están ocupados por una especie en diferentes etapas de su historia de vida. Parece que los pterosaurios hicieron algo bastante similar, ocupando diferentes nichos a medida que crecían, una estrategia de vida mucho más reptil que aviar.

"Es probable que los pterosaurios jóvenes se alimentaran de presas pequeñas, como insectos de agua dulce, peces diminutos y anfibios. A medida que crecían, podían capturar peces más grandes, y quién sabe, los pterosaurios más grandes podrían haber sido capaces de comer especies pequeñas de dinosaurios, o las crías de las grandes especies de dinosaurios".

Los especímenes de pterosaurios son parte de las colecciones de la Universidad Casablanca Hassan II y el artículo se publica en Cretaceous Research.

europapress.es

jueves, 28 de octubre de 2021

Fósiles revelan cómo evolucionaron los colmillos

Paleontólogos han rastreado los primeros colmillos remontándose hasta antiguos parientes mamíferos que vivieron antes que los dinosaurios, para descubrir cómo evolucionaron los colmillos.

Reconstrucción de la vida de Dicynodon. Aparte de los colmillos en la mandíbula
superior,  la mayoría de los dicinodontos poseían un pico parecido a una tortuga
que usaban para masticar su comida. - MARLENE HILL DONNELLY  
 
Hay una gran variedad de animales con colmillos, desde elefantes y morsas hasta los hiracoideos, unas criaturas de kilo y medio con aspecto de conejillo de indias. Pero una cosa que tienen en común los animales con colmillos es que todos son mamíferos: no se conocen peces, reptiles o aves con colmillos.

"Los colmillos son una anatomía muy famosa, pero hasta que empecé a trabajar en este estudio, nunca me había planteado que los colmillos se limitaran a los mamíferos", dice Megan Whitney, investigadora de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, y autora principal del estudio, que se publica en Proceedings of the Royal Society B'.

"Pudimos demostrar que los primeros colmillos pertenecían a animales anteriores a los mamíferos modernos, llamados dicinodontes --añade Ken Angielczyk, conservador del Museo Field de Chicago y autor del trabajo--. Son animales muy extraños".

Los dicinodontes vivieron sobre todo antes de la época de los dinosaurios, hace unos 270 a 201 millones de años, y tenían desde el tamaño de una rata hasta el de un elefante. Los mamíferos modernos son sus parientes vivos más cercanos, pero tenían un aspecto más reptiliano, con picos similares a los de las tortugas. Y desde su descubrimiento hace 176 años, uno de sus rasgos definitorios ha sido el par de colmillos que sobresalen en sus mandíbulas superiores. El nombre dicinodonte significa incluso “dos dientes caninos”.

Los investigadores tuvieron la idea de estudiar el origen de los colmillos mientras hacían una pausa para comer en una excavación paleontológica. "Estábamos sentados en el campo en Zambia y había dientes de dicinodonte por todas partes --recuerda Whitney--. Recuerdo que Ken los recogió y preguntó cómo es que se llamaban colmillos, porque tenían características que no tienen los colmillos".

Angielczyk había dado con una distinción crucial: no todos los dientes que sobresalen son técnicamente colmillos, y la composición de los dientes y los patrones de crecimiento nos dicen si cuentan. "Para este trabajo, tuvimos que definir un colmillo, porque es un término sorprendentemente ambiguo", reconoce Whitney.

Los investigadores decidieron que para que un diente sea un colmillo, tiene que extenderse más allá de la boca, tiene que seguir creciendo durante toda la vida del animal y, a diferencia de los dientes de la mayoría de los mamíferos (incluidos los nuestros), las superficies de los colmillos están hechas de dentina en lugar de esmalte duro.

Bajo estos parámetros, los elefantes, las morsas, los facóqueros y los huracanes tienen colmillos. Sin embargo, otros dientes grandes del reino animal no pasan el corte. Por ejemplo, los dientes de los roedores, aunque a veces sobresalen y están en constante crecimiento, tienen una banda de esmalte en la parte delantera del diente, por lo que no cuentan.

Algunos de los colmillos de dicinodonte que el equipo observó en Zambia tampoco parecían ajustarse a la definición de colmillo: estaban recubiertos de esmalte en lugar de dentina.

La diferente composición de los dientes frente a los colmillos también proporciona a los científicos información sobre la vida de un animal. "Los dientes recubiertos de esmalte son una estrategia evolutiva diferente a los colmillos recubiertos de dentina, es un intercambio", dice Whitney. Los dientes con esmalte son más resistentes que los de dentina, pero debido a la geometría de cómo crecen los dientes en la mandíbula, si quieres que los dientes sigan creciendo durante toda la vida, no puedes tener una cobertura completa de esmalte.   

Los animales, como los humanos, hicieron una inversión evolutiva en dientes duraderos pero difíciles de arreglar: una vez que crecen nuestros dientes adultos, no tenemos suerte si se rompen. Los colmillos son menos duraderos que nuestros dientes recubiertos de esmalte, pero crecen continuamente, incluso si se dañan.

Es como el compromiso de tener un coche muy fiable pero muy difícil de reparar cuando tiene problemas, frente a conducir una chatarra que necesita reparaciones frecuentes pero es un modelo barato y fácil de arreglar para cualquier mecánico.

Los diferentes tipos de dientes que han desarrollado los animales pueden informar a los científicos sobre las presiones a las que se enfrentaron esos animales y que pudieron producir esos dientes. Los animales con colmillos podrían utilizarlos para luchar o para hurgar en el suelo, exponiéndose a pequeñas lesiones que serían arriesgadas para los dientes de esmalte que no crecen continuamente.

Para estudiar si los colmillos de los dicinodontes eran realmente colmillos, los investigadores cortaron láminas muy finas de los dientes fosilizados de 19 especímenes de dicinodontes, que representaban a diez especies diferentes, y examinaron su estructura con un microscopio.

También utilizaron escáneres de micro-CT para examinar cómo se fijaban los dientes al cráneo y si sus raíces mostraban evidencia de crecimiento continuo.

Los científicos descubrieron que algunos dientes del dicinodonto eran realmente colmillos, mientras que otros, especialmente los de algunas de las primeras especies, eran simplemente dientes grandes. Sin embargo, no se trata de una progresión estricta de los no colmillos a los colmillos, sino que los diferentes miembros de la familia de los dicinodontales desarrollaron colmillos de forma independiente.

Whitney admite que le sorprendió el hallazgo. "Esperaba que hubiera un punto en el árbol genealógico en el que todos los dicinodontes empezaran a tener colmillos, así que me pareció bastante sorprendente que viéramos que los colmillos evolucionaban de forma convergente", añade.

"Los colmillos de los dicinodontes pueden decirnos mucho sobre la evolución de los colmillos de los mamíferos en general --apostilla Angielczyk--. Por ejemplo, este estudio muestra que se necesitan tasas reducidas de sustitución de dientes y un ligamento flexible que fije el diente a la mandíbula para que los verdaderos colmillos evolucionen. Todo ello nos permite comprender mejor los colmillos que vemos hoy en los mamíferos".

"Los dicinodontes eran los vertebrados más abundantes y diversos sobre la tierra justo antes de la época de los dinosaurios, y son famosos por sus "colmillos". El hecho de que en realidad sólo unos pocos tengan verdaderos colmillos, y el resto tenga grandes dientes, es un bello ejemplo de evolución que podemos documentar. Podemos ver cómo se construye un colmillo", afirma Brandon Peecook, conservador del Museo de Historia Natural de Idaho y uno de los autores del artículo.

Los investigadores afirman que el estudio, que muestra el primer caso conocido de colmillos verdaderos, podría ayudar a los científicos a entender mejor cómo funciona la evolución.

"Los colmillos han evolucionado varias veces, lo que hace que nos preguntemos cómo y por qué. Ahora tenemos buenos datos sobre los cambios anatómicos que tuvieron que producirse para que los dicinodontes desarrollaran colmillos. En el caso de otros grupos, como los facóqueros o las morsas, el jurado aún no está decidido", afirma Christian Sidor, conservador del Museo Burke de la Universidad de Washington y uno de los autores del artículo.

"A pesar de ser animales extremadamente extraños, hay algunas cosas sobre los dicinodontes, como la evolución de los colmillos, que nos informan sobre los mamíferos que nos rodean hoy", subraya Angielczyk.

europapress.es

Los humanos, a punto de no existir debido a una 'extinción perdida' hace 34 millones de años

Identifican un evento de extinción desconocido hasta ahora y durante el que desapareció la mayoría de los primates africanos

Fósiles de las cinco líneas evolutivas gracias a las que los investigadores
descubrieron un nuevo episodio de extinción masiva - Matt Borths
Un equipo de investigadores británicos y estadounidenses acaba de identificar un episodio de extinción masiva desconocido hasta ahora. Sucedió en África hace unos 34 millones de años, y afectó a la mayoría de los primates, el orden al que pertenecen los humanos, además de a varios otros grupos de mamíferos placentarios. En total, desaparecieron hasta el 63% de los mamíferos africanos de aquella época. La extinción, sin embargo, no se produjo de forma súbita, sino que tuvo lugar 'en cámara lenta' a lo largo de varios millones de años, razón por la que hasta ahora había pasado inadvertida. Ahora, todos sus detalles acaban de publicarse en 'Nature Communications Biology'.

El evento marca la transición entre los períodos geológicos Eoceno (hace entre 55,8 y 33,9 millones de años) y Oligoceno (hace entre 33,9 y 23 millones de años), un lapso de tiempo marcado por un severo cambio climático durante el que la Tierra pasó de un calor tropical a un frío glacial. Los hielos se expandieron, el nivel del mar descendió, los bosques empezaron a transformarse en praderas y el dióxido de carbono (hoy uno de nuestros principales problemas) se volvió extremadamente escaso en la atmósfera.

En ese momento, casi dos tercios de las especies conocidas en Europa y Asia dejaron de existir, pero se creía que en África, más cerca del Ecuador, la vida había logrado escapar de la extinción. Pero no fue así.

Ahora, en efecto, y tras repasar concienzudamente la mayor parte de los fósiles de la época, los autores de este estudio han conseguido demostrar que a pesar de vivir en un entorno relativamente templado, los mamíferos africanos se vieron tan afectados como los asiáticos o los europeos.

Cinco líneas evolutivas

Usando cientos de fósiles que abarcan decenas de millones de años, desde mediados del Eoceno hasta el Oligoceno, los científicos lograron reconstruir líneas de tiempo evolutivas en árboles genealógicos de cinco grupos de mamíferos africanos, identificando cuándo se ramificaron los nuevos linajes y marcando el tiempo de la primera y última aparición conocida de cada especie.

Los resultados muestran que los cinco grupos de mamíferos, entre ellos los primates, sufrieron enormes pérdidas alrededor del límite Eoceno-Oligoceno. Hace unos 34 millones de años, en efecto, una Tierra que se volvía cada vez más fría cortó ramas enteras de los árboles genealógicos de todas esas especies. "Fue un auténtico botón de reinicio", afirma Dorien de Vries, de la Universidad de Salford y autor principal del artículo.

La diversidad no disminuyó abruptamente, como suele ser el caso en los eventos de extinción masiva. Más bien, la extinción ocurrió lentamente, a lo largo de cuatro millones de años, hasta que el 63% de las especies de esos grupos de mamíferos desapareció definitivamente. La extinción 'tocó fondo' hace unos 30 millones de años y la vida empezó a recuperarse unos dos millones de años después.

Pero las especies que surgieron después de la crisis ya no son las mismas que había antes, según ha revelado el estudio de los dientes de esos animales. Los roedores y primates que reaparecieron tras el evento de extinción, en efecto, tenían dientes diferentes. Se trataba de especies nuevas, que comían cosas distintas y tenían hábitats diferentes. "En este sentido -dice Matt Borths, de la Universidad de Duke y otro de los autores del estudio- la extinción es interesante. Mata cosas, pero también abre nuevas oportunidades ecológicas para los linajes que sobreviven en el nuevo mundo".

La investigación, pues, confirma que el límite entre el Eoceno y el Oligoceno actuó como un cuello de botella evolutivo: la mayoría de los linajes se extinguieron, pero algunos sobrevivieron. Y durante los siguientes millones de años, estas líneas supervivientes se diversificaron.

Los humanos, a punto de no existir

Entre nuestros antepasados antropoides, la extinción no dejó prácticamente nada. Los investigadores, de hecho, sólo dispusieron de un único tipo de diente para su estudio. En palabras de Erik Seiffert, de la Universidad del Sur de California y otro de los firmantes del artículo, "estuvimos muy cerca de no existir nunca, si nuestros ancestros parecidos a los monos se hubieran extinguido hace 30 millones de años. Afortunadamente, no lo hicieron".

Los escasos primates y mamíferos supervivientes, además, tuvieron que vérselas al mismo tiempo con otro gran peligro. A medida que las temperaturas bajaban, África Oriental fue golpeada por una serie de eventos geológicos importantes, como súper erupciones volcánicas e inundaciones de basaltos, enormes coladas que cubrieron vastas extensiones con roca fundida y que afectaron profundamente a los ecosistemas. Fue ese el momento en que la Península Arábiga se separó de África Oriental, abriendo el Mar Rojo y el Golfo de Adén.

abc.es

“Nosotros al menos tuvimos un asteroide, ¿cuál es vuestra excusa?”

Naciones Unidas lanza un impactante vídeo con un dinosaurio en el plenario de Nueva York para reclamar a los gobiernos más acción contra el cambio climático. Un nuevo informe revela que por cada dólar que se invierte para abordar la crisis climática se gastan cuatro en subsidios a los combustibles fósiles

Un dinosaurio en el hemiciclo: la original campaña de la ONU contra el
cambio climático.
A tres días del comienzo de la cumbre mundial del clima en Glasgow (Escocia), la COP26, Naciones Unidas ha lanzado un impactante vídeo en el que trae de vuelta de la extinción a un dinosaurio para advertir a los gobiernos sobre la necesidad de más acciones para frenar la amenaza del cambio climático. Con imágenes generadas por ordenador, este corto comienza con la irrupción de uno de estos animales en el icónico plenario de la sede de Nueva York de esta organización, provocando el pánico entre los delegados del mundo.

“Nosotros al menos tuvimos un asteroide”, dice desde la tribuna de oradores el dinosaurio, para incidir en que el calentamiento del planeta es una amenaza bien conocida que no pilla por sorpresa a nadie. “¿Cuál es vuestra excusa?”, incide.

El Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) ha elegido a este personaje extinto para que sea imagen de Don’t choose extinction, una campaña que quiere visibilizar cómo los subsidios a los combustibles fósiles están retrasando el progreso contra el cambio climático. El cortometraje, que se podrá ver en 35 idiomas, ha contado con las voces de la actriz Eiza González en castellano, el actor de Juego de Tronos Nikolaj Coster-Waldau en inglés y la senegalesa Aïssa Maïga, que lo ha doblado en francés.

“El corto es divertido y atractivo, pero los temas que trata no podrían ser más serios”, ha señalado Ulrika Modeer, directora de la Oficina de Relaciones Externas y Promoción del PNUD. “Queremos que el corto entretenga, pero también queremos concienciar sobre lo crítica que es la situación. El mundo debe profundizar la acción climática si queremos tener éxito en mantener nuestro planeta seguro para las futuras generaciones”.

La importancia de una transición ecológica

Un nuevo informe del organismo internacional, publicado al hilo de esta campaña, revela que el mundo gasta 423.000 millones de dólares (307.862 millones de euros) al año en subsidiar los combustibles fósiles. Este dinero, según este mismo estudio, podría cubrir el coste de las vacunas covid-19 para cada persona en el planeta, o financiar tres veces la cantidad anual necesaria para erradicar la pobreza extrema mundial. Es decir, por cada dólar que se invierte para abordar la crisis climática se gastan cuatro en financiar de manera pública el gas, el carbón o el petróleo.

El mundo gasta 423.000 millones de dólares (307.862 millones de euros) al año en subsidiar los combustibles fósiles. Este dinero, según este mismo estudio, podría cubrir el coste de las vacunas covid-19 para cada persona en el planeta

“La pandemia de la covid-19 ha dejado al descubierto aspectos obsoletos de la economía mundial. Incluye el hecho de que el mundo sigue gastando miles de millones en subsidios a los combustibles fósiles, mientras que cientos de millones de personas viven en la pobreza y la crisis climática se acelera. Como telón de fondo, debemos preguntarnos: ¿es la subvención de los combustibles fósiles un uso racional del dinero público?”, ha expresado Achim Steiner, administrador del PNUD, en la rueda de prensa de presentación del informe y la campaña.

Pero Frankie no ha acabado su discurso, tiene más mensajes que lanzar a los Gobiernos: “Piense en todas las otras cosas que podría hacer con ese dinero. En todo el mundo, la gente vive en la pobreza. ¿No crees que ayudarlos tendría más sentido que ... pagar por la desaparición de toda tu especie?”.

La publicación de este informe se presenta en la misma semana en la que la ONU ha enmendado los planes de los Gobiernos sobre cambio climático y ha pedido que deben duplicar sus promesas de recorte de emisión de gases invernadero para esta década si se quieren mitigar los efectos del calentamiento global. Desde el pasado nueve de agosto, cuando el grupo de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicase su informe de evaluación, la conclusión es clara: el cambio climático es una realidad y es la crisis que define nuestra era.

Se calcula que la contaminación atmosférica por sí sola provoca cada año siete millones de muertes prematuras en el mundo, el 90% de las cuales se producen en los países en desarrollo, según un informe de la OMS. Las reformas de los subsidios a los combustibles fósiles beneficiarían, por tanto, a la salud y el bienestar humano, además de contribuir a reducir las emisiones de CO₂. En un estudio realizado en 26 países en desarrollo por el PNUD, se constató que la eliminación de las ayudas al carbón, petróleo y gas podría reducir las emisiones en un promedio del 6,4% para 2025, respecto de un escenario sin cambios.

“Abordar los subsidios a los combustibles fósiles es un tema políticamente delicado, pero los hechos muestran que la reforma es necesaria y, cuando se hace correctamente, ayuda a los pobres, crea empleos y protege el planeta”, ha explicado George Gray Molina, economista principal de la Oficina de Apoyo a políticas y programas de PNUD y coautor del estudio. “Esperamos que esta investigación catalice la conversación sobre el papel fundamental que puede tener la reforma para impulsar transiciones ecológicas y justas en todos los países”.

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elpais.com

martes, 26 de octubre de 2021

Paleontólogos de la U. de Chile realizan inéditos hallazgos de peces que habitaron la zona central del país en la época de los dinosaurios

Un pez denominado coloquialmente como "pez dientes de sable", una especie aún indeterminada de pez espada del período Cretácico, un ejemplar similar a un atún de dientes robustos y un extraño tipo de pejegallo de 150 millones de años, fue encontrado por primera vez en el Hemisferio Sur.

Hace 150 millones, durante el período Jurásico, gran parte de la región del Maule estaba sumergida hasta la actual zona cordillerana bajo el antiguo Océano Pacífico (denominado Panthalassa), un mar que contenía una gran diversidad biológica de la que aún se conoce muy poco. En esta área, uno de los puntos que ofrece una verdadera ventana al pasado prehistórico de nuestro país es la Formación Baños del Flaco, unidad geológica conocida por contener abundantes restos de moluscos y también huellas de dinosaurios. Este fue el lugar de un importante hallazgo de restos fósiles realizado en el marco del monitoreo paleontológico que la consultora Paleosuchus desarrolla de manera asociada a la actividad de la compañía Cementos Bío Bío en la Mina del Fierro, ubicada en la localidad de Teno.

El material fue estudiado por Rodrigo Otero, junto a Carolina Gutstein y Ana Valenzuela, investigadores de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, quienes determinaron que se trataba de un Ischyodus townsendi, un extraño pez emparentado con los actuales pejegallos, y que hasta antes de este descubrimiento solo había sido identificado en Europa. De acuerdo al paleontólogo, esta nueva pieza de la fauna jurásica de lo que actualmente es la zona central de Chile -dada a conocer en la revista Acta Palaeontologica Polonica– “representa el hallazgo de restos fósiles más antiguos de este tipo de peces en el Hemisferio Sur. Hasta ahora, no se conocían peces quimeriformes (cartilaginosos) jurásicos en toda Sudamérica. El presente hallazgo extiende el registro sudamericano de quimeriformes en casi 80 millones de años hacia el pasado y en casi 100 millones de años para Chile”.

El investigador de la U. de Chile explica que las quimeras son peces cartilaginosos (tienen cartílago en vez de hueso) “con un aspecto bastante distintivo, caracterizados por poseer -en general- rostros alargados, aletas gruesas y lobuladas, y una gran espina dentada anterior a la aleta dorsal. El Ischyodus townsendi tiene una dentición altamente especializada, adaptada a triturar presas con caparazones duros, como moluscos y crustáceos”. Por otra parte, destaca que “en la localidad del hallazgo, los moluscos son abundantes y están especialmente representados por ammonites y trigonias. Los ammonites (algo así como un pulpo, pero con concha dorsal enroscada) eran animales que podían nadar y variar su ubicación en la columna de agua, mientras que las trigonias permanecían asociadas al fondo marino, siendo con mayor certeza, parte de la dieta de este pez”.

Uno de los hallazgos corresponde al Ischyodus townsendi, un extraño pez
emparentado con el pejegallo que habitó en la región del Maule hace
 unos 150 millones de años, en el período Jurásico.
 
El descubrimiento de estos fósiles en plena cordillera de la región del Maule agrega nuevos antecedentes sobre el paisaje de esta zona hace 150 millones de años, del que apenas se conoce un puñado de vertebrados marinos. “Nos muestra, además, que estos peces tuvieron una amplia distribución a fines del Jurásico y nos da nuevas evidencias de un intercambio de fauna vertebrada entre el ancestral Pacífico (conocido como Panthalassa) y el ancestral Atlántico norte (conocido como mar de Tetys). Este intercambio ya se venía verificando en peces óseos más antiguos, y también en plesiosaurios, cocodrilos marinos e ictiosaurios”, comenta Rodrigo Otero.

Peces cretácicos de Algarrobo

Pero los recientes hallazgos sobre peces prehistóricos de Chile Central de Rodrigo Otero han continuado además en Algarrobo. El paleontólogo, quien hace un par de años nombró a una nueva especie de pez espada que vivió hace 40 millones de años como “Loancorhynchus catrillancai”, en honor al comunero mapuche Camilo Catrillanca, recientemente dio a conocer también el descubrimiento de otros tres tipos de particulares peces óseos que habitaron esta zona a fines del período Cretácico, hace unos 70 millones de años. El investigador destaca que tanto el registro del Ischyodus townsendi del Jurásico como estos tres especímenes del Cretácico “vienen a proporcionar valiosos antecedentes, puesto que en Chile los peces óseos se encuentran escasamente representados en ambos lapsos”.

La investigación, desarrollada a partir de materiales extraídos por el propio Rodrigo Otero junto al paleontólogo Mario Suárez, fue publicada por la revista Cretaceous Research el pasado 2 de octubre. “Las piezas provenientes de Algarrobo son interesantes, ya que en más de 130 años de prospección paleontológica -recordar que ya en 1887 el naturalista alemán Rodulfo Phillipi estudió fósiles de esta localidad- los restos de vertebrados más abundantes de esta unidad han correspondido a reptiles marinos y peces cartilaginosos (tiburones, rayas y quimeras), mientras que los peces óseos habían sido escasamente reportados”, afirma el paleontólogo de la U. de Chile.

Uno de estos restos fósiles corresponde a Enchodus, denominado coloquialmente como pez “dientes de sable” por sus distintivos dientes “caniniformes”, especie que alcanzó una amplia distribución durante el Cretácico Superior. También se recuperó material referible a Pachyrhizodus, que sería el segundo ejemplar encontrado en el Hemisferio Sur. Esta especie, que había sido previamente descrita en rocas de la misma edad en Nueva Zelanda, era “algo así como un atún del Cretácico, con dientes robustos, posiblemente especializados para un dieta a base de otros peces y organismos marinos de talla pequeña a media”.

Finalmente, se recuperaron dientes referibles a un Pachycormidae indeterminado, emparentado al “pez-espada Cretácico” de Norteamérica, Protosphyraena. “Por ahora, no sabemos cómo pudo ser el aspecto general de esta forma de Algarrobo, pero sus dientes, muy distintivos, se asemejan mucho a los de las actuales barracudas, por lo que presumimos que se trata de un ávido depredador de tamaño medio. Por el momento, no podemos saber a qué especie corresponden estos dientes, pero -sin duda- se trata de un tipo de pez nunca antes descrito en el Cretácico Superior chileno. Esperamos hallar restos más completos que permitan, en lo posible, poder reconocer si se trata de una especie nueva”, comenta Otero.

Rodrigo Otero sostiene que todos estos materiales robustecen la información disponible sobre los vertebrados marinos que habitaron el Hemisferio Sur poco antes de la extinción masiva que marcó el fin de los grandes dinosaurios y reptiles marinos hace 66 millones de años. “Nos permite completar un poco más lo que veníamos viendo sobre el ambiente y la diversidad de vertebrados que habitaron las costas de Chile central a fines del Cretácico. Puntualmente, la presencia de tiburones, rayas, quimeras, reptiles marinos (plesiosaurios, mosasaurios y tortugas marinas) e incluso restos fragmentarios de animales continentales, además de troncos (posiblemente araucarias), nos indican una plataforma de aguas someras con influencia fluvial en Algarrobo, quizás cercano a un delta, en donde además habitaron dinosaurios y aves costeras. Un paisaje muy diferente al que vemos hoy en la misma costa”, indica.

radio.uchile.cl

domingo, 24 de octubre de 2021

El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes celebra la Semana de la Ciencia 2021

Una treintena de instituciones abren sus puertas, del 8 al 14 de noviembre, para la mayor cita con la divulgación científica

El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes se suma, un año más, a la celebración de la Semana de la Ciencia, que organiza junto con la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León y la colaboración del Colectivo Arqueológico-Paleontológico de Salas (C.A.S.), el ayuntamiento de Salas de los Infantes y la Diputación Provincial de Burgos.

La XIX Semana de la Ciencia en Castilla y León, que tendrá lugar del 8 al 14 de noviembre, oferta un total de 314 actividades gratuitas programadas por 27 instituciones de las nueve provincias de la comunidad.

Un total de 64 iniciativas están previstas en Burgos programadas por el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa (CFIE) de Burgos, el Museo de la Evolución Humana (MEH), el Museo de Dinosaurios, la Universidad de Burgos y la Universidad Isabel I.

En Salas de los Infantes, el Museo de Dinosaurios, la Fundación para el Estudios de los Dinosaurios en Castilla y León y el Colectivo Arqueológico-Paleontológico de Salense han programado un total de 4 actividades con un cine-foro científico, dos conferencias y una exposición.

El objetivo de esta iniciativa es fomentar la cultura científica en la ciudadanía, favorecer la incorporación de los investigadores a los entornos de divulgación de la ciencia y acercar a la sociedad la actividad de las instituciones de la comunidad autónoma que forman parte de la Semana de la Ciencia en Castilla y León. Toda la programación está publicada en la web http://www.semanadelacienciacyl.es/.

Cada una de las actividades de la XIX Semana de la Ciencia tienen un nexo común: poner en valor la divulgación de la ciencia y la tecnología que se lleva a cabo en Castilla y León.

semanadelacienciacyl.es

Así es el largo camino para recrear la imagen de un dinosaurio: algunos casos han demorado 30 años

Archaeopteryx / Wikipedia

La representación en imágenes de los dinosaurios es un trabajo realizado en conjunto por paleontólogos y paleoartistas. Ellos son quienes se encargan de "nutrirse" de la información proporcionada para buscar "análogos modernos" de las especies encontradas para esbozar una interpretación de cómo habrían sido en el pasado. Sin embargo, todo es debatible y no existe una realidad absoluta.

La paleontología es una ciencia que busca estudiar, comprender e interpretar el pasado de la vida que conocemos sobre la Tierra y de los dinosaurios. Allí, escondida entre la arena y demás están los fósiles, restos o señales de la actividad de organismos anteriores a los que ahora habitan el planeta.

Si bien cada cierto tiempo un equipo de investigadores logra proporcionar un poco de conocimiento en este campo tan grande de la ciencia, aún falta mucho por conocer de la vida pasada que recorrió nuestro mundo.

Sergio Gonzalo Soto Acuña, paleontólogo asociado a la Universidad de Chile, conversó con BioBioChile para responder aquellas dudas que aún quedan sobre el proceso de identificación de una especie y cómo se llega a representar a estas con las formas y colores que hoy asociamos.

“Buscamos responder dudas”

Respecto al trabajo de los investigadores, Soto señaló que “los paleontólogos buscan responder, cómo en cualquier ciencia, una pregunta o una hipótesis“. Entonces, determinar la apariencia o su forma, “es una cuestión de estética con fines divulgativos”.

Esto quiere decir que, “un paleontólogo no busca que de un hueso, se pueda reconstruir todo un dinosaurio“. Lo que en realidad se busca es saber cómo eran los animales, qué comían, de qué forma interactuaban con el ambiente, a eso apunta fundamentalmente.

En el caso de las especies vertebradas, Soto explicó que estos poseen ciertos huesos que tienen rasgos llamados “diagnósticos”.

“Eso significa que permite distinguirlos de otros tipos de dinosaurios. Entonces, como los paleontólogos ya conocen el registro fósil de muchas especies, se sabe la anatomía de algunos grupos y si uno encuentra rasgos que son compartidos con alguno de esos dinosaurios ya conocidos, uno puede inferir la forma del animal.

¿Pero y de donde provienen las imágenes que vemos de dinosaurios? Eso es el trabajo de un “paleoartista”, una persona encargada de, junto a los paleontólogos, darle una forma que sea más atrayente para el común de la gente y así poder explicar de qué forma eran estos animales a través de imágenes.

¿Se pueden determinar las formas de los dinosaurios a partir de un fósil?

Esto depende, explicó, ya que por lo general el paleontólogo no encuentra un esqueleto articulado sino más bien un hueso aislado. “Uno busca responder preguntas con eso”, comentó. “Ahora, también hay casos excepcionales donde uno encuentra al animal completo y bueno, ahí te sirve reconstruirlo también, es como una cosa adicional”, complementó.

En el caso de la coloración de un dinosaurio, según Soto esto es aún más especulativo ya que “los colores no se preservan en el registro fósil ya que estos son organismos del pasado que se encuentran en rocas o sedimentos. Entonces, han pasado millones de años en donde la materia orgánica fue completamente reemplazada por material inorgánico donde quedó enterrado”.

Es por esto que por lo general no se preservan colores ni tejidos “Y cuando se preservan tejidos blandos, estos son reemplazados igualmente por minerales, entonces no se tiene la coloración original”.

Casos muy raros

Universidad de Chile
Sin embargo, también hay casos muy excepcionales en donde se preservan tejidos blandos junto al “patrón de colores”, que no es lo mismo que el color original. “Por ejemplo, tu puedes tener plumas de ciertos dinosaurios con bandas que indican que ahí habían franjas de distintos colores”, señaló. “Ahora, ¿Qué colores son? ese es un tema debatido, pero hay algunas investigaciones recientes de algunos grupos de paleontólogos internacionales que han podido rescatar algunas moléculas de estas plumas y que ciertas formas u organización de esas moléculas la comparan con los presentes en plumas de aves que están hoy en día, de pájaros”, añadió.

¿Comparar con animales de hoy en día? Sí, los expertos suelen utilizar una molécula para compararla con un “análogo moderno” que puede servir para inferir en cómo era el color de estos dinosaurios. “Esas moléculas se llaman melanosomas. Entonces, con esas moléculas se ha inferido el patrón de coloración y los colores de algunas especies”, informó.

Hay dinosaurios, como el Archaeopteryx, del que se ha inferido que su color fue un negro tornasolado. Sin embargo, como en todas las ciencias, esto puede ser debatible y en este caso, algunos no están de acuerdo con que ese color sea posible.

¿Cuánto demora un paleoartista en definir a los dinosaurios?

El experto compartió que esto es variable ya que es un trabajo lento que puede incluso demorar años. “Una vez que uno ya tiene más o menos la idea del tipo de animal que era, uno comienza a trabajar con esa parte más artística de cómo se veía el animal”, señaló Soto.

Universidad de Chile
Ese trabajo puede llegar a demorar desde meses hasta un par de años y va a depender netamente de la dificultad de la extracción y de qué tan raro es el animal.

“El paleoartista necesita nutrirse de análogos modernos para poder reconstruir a una especie”, comentó el paleontólogo.

“Por ejemplo, observar cómo son los cocodrilos hoy en día, las aves y poder usar eso como análogo para reconstruir un animal que ya no existe, o del cual quizás no tenemos un buen análogo. Y eso puede ser un problema porque hay reptiles marinos que no tienen equivalentes actuales, entonces ahí uno tiene que aventurarse un poco más con el artista”, complementó.

¿Cómo se retiran los fósiles de un sedimento?

Universidad de Chile
Retirar los fósiles de un sedimento es un trabajo cuya dificultad puede variar dependiendo de las condiciones en las que se encuentran los restos. “Hay algunos que son muy fáciles de limpiar, uno puede usar una cuchara por ejemplo. Pero en general, en dinosaurios que son más antiguos, estos preservan en rocas, por lo que están muy duras“, contó Soto. 

¿Qué ocurre en situaciones así? Se debe utilizar maquinaria pesada, desde rotomartillos hasta cierras diamantadas para cortar. Tampoco pueden faltar el clásico “martillo y cincel” según el experto, ya que este es también “un trabajo como bien artesanal”.

También existen técnicas para poder extraer un fósil con cuidado y poder transportarlo a un laboratorio. Un ejemplo es un “bochón” de yeso con el que se recubre la pieza para poder retirar el fósil con más seguridad. “A pesar de que son rocas, no son plásticos, entonces se quiebran fácilmente“, según explicó.

Luego de la extracción comienza el proceso más científico que es básicamente lograr interpretar lo que se pudo conseguir y compararlo con otros fósiles encontrados anteriormente. “Uno tiene que hacer una revisión completa de lo que se ha publicado. A veces hay que viajar y ver dinosaurios en otros países para luego ir comparando hasta saber qué es lo que se tiene“, comentó.

¿Cómo se determina oficialmente una especie?

Para determinar oficialmente una especie, se realiza un proceso. Primero, el equipo trabaja con el material, lo describe, lo identifica y genera la hipótesis científica, la cual se somete a una revista científica. Allí, un comité escogido al azar por los editores de la revista evalúa el trabajo.

“Ese trabajo puede ser aceptado o no. Y esa es la evaluación por pares, ellos deciden si es que tus argumentos son lo demasiado bueno para decir ‘esta es una nueva especie’“, explica el paleontólogo.

Según Soto, la publicación en una revista puede demorar desde 6 meses hasta 1 año y en casos muy excepcionales, hasta 30 años, como fue el caso del Arackar Licanantay. Dicha especie fue encontrada en los años 90 y logró ser identificada y publicada recién este año. “A veces hay científicos que no lo logran publicar, o es rechazado su trabajo, pero luego otro equipo lo retoma y vuelve a intentarlo”, finalizó el experto.

biobiochile.cl