miércoles, 31 de julio de 2019

Ganadores del IV Concurso de Fotografía "Tierra de Dinosaurios", 2019

Después de unos meses abierta la convocatoria de la IV edición del Concurso de Fotografía "Tierra de Dinosaurios", 2019 ya tenemos las obras premiadas. Se han presentado 5 fotógrafos procedentes de Álava, Guipúzcoa, Valladolid, Zaragoza y Burgos con un total de 20 fotografías.

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León convocó en marzo el cuarto concurso de fotografía “Tierra de Dinosaurios” con el fin de promover un mayor conocimiento social del valioso patrimonio geológico y paleontológico de la Sierra de la Demanda burgalesa.

El tema al que se ha dedicado esta cuarta edición ha sido el paisaje geológico del macizo de Cameros/Demanda burgalés. Las imágenes debían ser tomadas en el entorno natural.

Primer premio: Vía Láctea, de Afredo Ruiz. / Fundación Dinosaurios CyL.
El ganador ha sido Alfredo Ruiz Huerga, de Vitoria (Álava) con la fotografía titulada "Vía Láctea”.

Fotografía panorámica realizada en la Laguna Negra del circo de Neila. El punto luminoso que ilumina la laguna como un faro es Marte.

Se trata de siete tomas verticales realizadas a ISO 3200 y f/2,8 y 30 segundos de duración para fotografiar la Vía Láctea. Para el suelo son otras siete tomas con los mismos parámetros pero dos minutos de exposición.

Equipo: Canon 6D y Samyang 14mm.

2º premio: Por el desfiladero, de Pablo Pérez. / Fundación Dinosaurios CyL.
El segundo premio ha sido para Pablo Herrero Pérez, de Urretxu (Guipúzcoa) con la instantánea titulada "Por el desfiladero”. Obra realizada por el desfiladero del río Mataviejas.

Equipo: Nikon 850 -OBJETIVO   24-70   - F 6,3- 1/600 - ISO  100.




El tercer premio lo ha Aquilino Molinero Martínez, oriundo de Salas de los Infantes (Burgos), con su imagen titulada "Vía Láctea encantada".

Tercer premio: Vía Láctea encantada, de Aquilino Molinero. / FD CyL.
Imagen nocturna de la ciudad encantada de Monasterio de la Sierra mostrando dos de las formaciones rocosas de la ciudad encantada, compuestas por conglomerados silíceos del Cretácico que, rodeados de extensos brezales, representan un paisaje singular….y más si están aderezados con la vía láctea de fondo.

Características: ISO 4000 con un tiempo de exposición de 30 segundos para poder captar la vía láctea.

Os agradecemos, de nuevo, a todos los que habéis participado en este IV Concurso de fotografía "Tierra de Dinosaurios", 2019 y os animamos a que, desde ya mismo, penséis y/o hagáis fotografías para presentar a la quinta edición del concurso que será en 2020. Y también agradecer a El Pozo, de Salas de los Infantes, por volver a colaborar en esta cuarta edición de este concurso.

¡Os esperamos!

martes, 30 de julio de 2019

Torrelara, en Burgos, se confirma como yacimiento 'clave' para el estudio de la fauna de dinosaurios en Europa

Esta campaña se han recuperado varios elementos más de saurópodo, principalmente vértebras dorsales y caudales, costillas y algún elemento craneal, así como dos dientes completos 


Europa Press - martes, 30 de julio de 2019

El yacimiento de Torrelara, ubicado en la provincia de Burgos, se ha confirmado como pieza "clave" en el estudio de las faunas de dinosaurios en Europa en el tránsito del periodo Jurásico al Cretácico, según ha señalado este martes el responsable del Colectivo Arqueológico Paleontológico Salense, Fidel Torcida.

Torcida, quien ha presentado los resultados de la tercera campaña de excavaciones en este yacimiento, ha puesto en valor los hallazgos en este enclave, donde se han recuperado en esta campaña más fósiles de un dinosaurio saurópodo, un animal de características gigantes y que ya se presenta como uno de los esqueletos más completos del norte del Sistema Ibérico.

En concreto, se han recuperado varios elementos más de este ejemplar localizado en la primera campaña de excavaciones, principalmente vértebras dorsales y caudales, costillas y algún elemento craneal, así como dos dientes completos, que permitirán avanzar en la datación de este dinosaurio.

Al margen de los resultados en torno a este dinosaurio, del que se cree que existen dos ejemplares por los restos hallados, la campaña de excavaciones ha arrojado otros descubrimientos, un total de 179 registros, hasta convertirse en la "más fructífera" de las acometidas en este emplazamiento.

Entre los hallazgos, destaca la aparición de vértebras de un dinosaurio terópodo, un carnívoro de tamaño medio, la mayoría bien conservadas y completas, así como quince dientes de esta especie, cuyas formas apuntas a la presencia de distintos grupos como dromeoáurios, parientes del velociraptor, alosáuridos y otros.

Una de las piezas más singulares de las encontradas este verano, es un diente completo, con corona y raíz, de quince centímetros de longitud, mientras que se han encontrado además restos de dinosaurios tireófodos, de los que no se tenía conocimiento en el yacimiento de Torrelara, y ornitópodos.

También se han encontrado dientes de cocodrilos, placas óseas de tortugas, las escamas de un pez lepidotes y numerosas conchas de moluscos bivalvos acuáticos, lo que reafirma la riqueza faunística del enclave.

Madera fósil

Por otro lado, se han recuperado ramas y fragmentos de troncos de madera fosilizada, así como hohas de gran tamaño y granos de polen de distintas plantas, que permiten hacerse una idea del ecosistema de este complejo de hace 145 millones de años.

La campaña de excavaciones de este año, en la que han participado 25 personas, tenía entre sus objetivos conocer las dimensiones del conjunto del yacimiento, sin embargo su extensión y profundidad, de hasta dos metros, han hecho imposible completar este propósito y se precisarán al menos dos campañas más para poder conocer con exactitud el tamaño del yacimiento.

A este trabajo habrá que sumar las labores de preparación y consolidación del gran volumen de fósiles recuperados, por lo que el Colectivo Arqueológico Paleontológico Salense trabajará en la búsqueda de recursos que permitan asegurar el desarrollo del proyecto, combinando en todo momento el ámbito de la investigación con el de la divulgación.


La XVI campaña de excavaciones en Torrelara (Burgos) permite hallar fósiles de hasta 5 nuevos dinosaurios

Encuentran dos dientes completos de un dinosaurio saurópodo, el más antiguo de la zona norte del Sistema Ibérico

Fidel Torcida, director de la excavaciones y director del Museo de Dinosaurios junto a Caterine Arias, restauradora del museo salense mostrando un diente de terópodo entero encontrado en la III Campaña de excavaciones de dinosaurios del yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal (Torrelara)./ ICAL.





La tercera campaña de excavaciones llevada a cabo en Torrelara (Burgos), la decimosexta desarrollada en la Sierra de la Demanda, ha permitido hallar fósiles de hasta cinco nuevos dinosaurios, de los cuales no se habían encontrado restos aún en la zona. De esta forma forma, destaca la aparición de restos de dinosaurios terópodos, dromeosáuridos, alosáuridos, tireóforos y ornitópodos, informa Ical.

La Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos acogió hoy el balance de la XVI Campaña de excavaciones de restos fósiles de dinosaurios de la provincia de Burgos, realizada en el yacimiento Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal, de Torrelara (Burgos). El acto contó con la presencia del director de las excavaciones, Fidel Torcida, y la restauradora del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, Caterine Arias.

Durante la presentación a los medios, el director de las excavaciones destacó los hallazgos encontrados en esta campaña, entre ellos, la aparición de restos fósiles de otros dinosaurios, calificando este como el «resultado más importante de la campaña de 2019». En este sentido explicó que se han podido recuperar vértebras de un dinosaurio terópodo (carnívoro) de tamaño medio, «la mayoría bien conservadas y completas», agregó.

A esto, se suma el hallazgo de hasta 15 dientes, cuyas formas apuntan a la presencia de distintos grupos como dromeosáuridos (los parientes de Velociraptor) alosáuridos y otros. «Una pieza espectacular es uno de esos dientes prácticamente completo, con corona y raíz, que mide 15 centímetros de longitud», indicó.

El Saurópodo más antiguo de la zona

Por otro lado, el director de las excavaciones recordó que para esta campaña se proponían dos objetivos, por un lado, conocer la extensión total del yacimiento, y completar el esqueleto del dinosaurio saurópodo realizado en la primera campaña. Con respecto al primero de ello indicó que no se ha podido cumplir, debido a que el yacimiento es «más grande de lo que pensaban».

En relación al segundo objetivo propuesto, indicó que han podido recuperar varios elementos anatómicos más, pertenecientes al dinosaurio saurópodo, principalmente vértebras dorsales y caudales, costillas, y algún elemento craneal. Aunque destacó como lo «más interesante» el hallazgo de dos dientes pertenecientes a este dinosaurio, completos y muy bien conservados, que ayudarán a identificar a la especie, «acercarnos y descartar otras posibilidades», dijo Fidel.

Asimismo recordó que se trata del saurópodo más antiguo de la zona norte del Sistema Ibérico, así como uno del os ejemplares más completos de dinosaurios ibéricos de finales del Jurásico, en torno a 145 millones de años. El estudio de este dinosaurio será además «clave» para entender tanto el desarrollo de las faunas saurópodas ibéricas, como las posibles semejanzas de las faunas europeas, norteamericana y africana.

Yacimiento clave en el estudio de los dinosaurios

El director de las excavaciones señaló además que con estos resultado provisionales, el yacimiento de Torrelara se confirma como uno de los «puntos clave» en el estudio de las faunas de dinosaurios de la Península Ibérica y de Europa en el tránsito del período Jurásico al Cretácico, un momento de grandes cambios tanto en la composición de los ecosistemas como en la distribución cambiante de los continentes después de la ruptura del supercontinente Pangea.

El director de las excavaciones quiso recalcar además que es necesario «hacer más campañas de excavaciones», calculó al menos un «mínimo de dos», aunque añadió que «igual se quedan cortos». A los trabajos de excavación se unirán después los de preparación y consolidación del gran volumen de fósiles recuperados. Un trabajo que se realiza actualmente en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos), junto al Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas (CAS) y la Fundación Dinosaurios de Castilla y León. «El estudio completo del yacimiento producirá información científica relevante, pero también divulgativa y educativa», afirmó Torcida.


domingo, 28 de julio de 2019

Huellas de dinosaurios carnívoros gigantes y dispersión entre África y Europa

Las huellas de dinosaurios carnívoros muestran que hubo dos gigantes y una dispersión entre África y Europa durante el Jurásico Superior.

Las huellas y huellas de los dinosaurios terópodos del Jurásico Superior son muy comunes en el norte de África y Europa. Dos icnotaxas recientemente descritas, Megalosauripus transjuranicus y Jurabrontes curtedulensis del Kimmeridgian de Suiza muestran la coexistencia de dos depredadores en el mismo paleoambiente y se pueden encontrar huellas similares en la Península Ibérica y Marruecos.

En el artículo Los trotamundos del Jurásico Tardío compararon: Una mirada más cercana a las pistas de terópodos grandes y gigantes del norte de África y Europa  publicadas en el Journal of African Earth Sciences. Otras similitudes entre la ichnotaxa suiza y las otras pistas de Alemania (Kimmeridgiano), España (Titonian-Berriasiano), Marruecos (Kimmeridgiano) y Portugal (Oxfordiano-Titonian) se exploraron mediante comparaciones adicionales de datos tridimensionales. Este artículo fue dirigido por Matteo Belvedere y contó con la presencia de paleontólogos de Suiza, España y Portugal: Diego Castanera, Christian A. Meyer, Daniel Marty, Octavio Mateus, Bruno Camilo Silva, Vanda F. Santos y Alberto Cobos. La icología digital ha permitido la comparación en 3D de pistas de diferentes caminos y ambientes de paleo, y las revisiones icnotaxonómicas se benefician de la icología digital. Las muestras se agruparon en dos morfotipos: 1) grandes y elegantes (30 50 cm).

Los análisis muestran una gran superposición morfológica entre estos dos morfotipos y la icnotaxa suiza (Megalosauripus transjuranicus y Jurabrontes curtedulensis , respectivamente), incluso con diferencias en el entorno sedimentario y la edad. Es decir, los análisis muestran que había dos tipos de depredadores principales en estos paleoambientes. Esto sugiere una ocurrencia generalizada de icnotax similar a lo largo de la orilla occidental de Tethys durante el Jurásico Superior. Los nuevos datos apoyan la hipótesis de un intercambio de fauna Gondwana-Laurasia durante el Jurásico Medio o Jurásico temprano, y la presencia de rutas migratorias alrededor de Tethys. La dispersión de la fauna entre Gondwana y Laurasia es probable, pero las rutas no son evidentes.

Las huellas de Jurabrontes curtedulensis son posiblemente hechas por el terópodo Torvosaurus gurneyi.

Belvedere, M., Castanera, D., Meyer, CA, Marty, D., Mateo, O., Smith, C., Santos, VF y Cobos, A., 2019. En comparación Late trotamundos Jurásico: Una mirada más cercana a Pistas de terópodos grandes y gigantes del norte de África y Europa. Revista de Ciencias de la Tierra de África, p.103547.

viernes, 26 de julio de 2019

Descubren en Francia el monumental hueso de un dinosaurio gigante de 2 metros y más de 50 toneladas

Perteneció a un saurópodo, dinosaurios hervíboros con largos cuellos y colas que se extendieron a finales de la era Jurásica, hace más de 140 millones de años

"Es un buen regalo de cumpleaños ", asegura Jean-François Tournepiche, conservador del Museo de Angulema y coordinador de operaciones en "uno de los sitios más grandes de Europa para los dinosaurios". Y no es para menos.


Paleontólogos franceses han encontrado el hueso de un fémur de un dinosaurio gigante durante una excavación en el suroeste de Francia, donde desde 2010 se han desenterrado restos de algunos de los animales más grandes que jamás hayan existido en la Tierra.

Se cree que el fémur, de dos metros de largo, hallado en la localidad de Angeac-Charente, perteneció a un saurópodo, dinosaurios hervíboros con largos cuellos y colas que se extendieron a finales de la era Jurásica, hace más de 140 millones de años. "Era más grande y más robusto que un diplodocus", afirma Tournepiche.

El descubrimiento es aún más notable porque este fémur izquierdo forma parte de un conjunto de huesos de igual tamaño que está cerca de ser completado por los paleontólogos.

La sorpresa llegó la semana pasada cuando un joven estudiante del doctorado, Maxime Lasseron, comenzó a rascar una pieza de hueso, que se convertiría en el monumental fémur. "Nos preguntábamos cuando veríamos el final. Decíamos, ¡todavía hay más!", cuenta Tournepiche.

"Es un descubrimiento muy importante", ha segurado Ronan Allin, paleontólogo del Museo Nacional de Historia de París. "Me sorprendió especialmente el estado de conservación de ese fémur", añadió.

Allain explicó que los científicos en el sitio cerca de la ciudad de Cognac han encontrado más de 7.500 fósiles de más de 40 especies diferentes desde 2010, lo que lo convierte en uno de los mayores hallazgos de este tipo en Europa.

Angeac-Charente era, hace más de 130 millones de años, un pantano frecuentado por más de 45 especies diferentes de vertebrados: tortugas, cocodrilos, avestruces-dinosaurios, saurópodos, estegosaurios...

Hace 140 millones de años era un ambiente subtropical muy húmedo, " un poco como los pantanos del sur de Estados Unidos", dice Tournepiche. "Había un río y grandes coníferas", reafirma Allain, "batracios, cocodrilos, tortugas y peces vivían en este pantano, dinosaurios, grandes y pequeños. Era un lugar vivo".


jueves, 25 de julio de 2019

Un estudiante descubre el cráneo de un dinosaurio de hace 65 millones de años

Estaba llevando a cabo una expedición paleontológica y encontraron un tesoro: le han puesto el nombre de Alice

Harrison Duran, un estudiante de biología de quinto año, descubrió un cráneo de 
Triceratops durante una excavación de paleontología en Dakota del Norte.
UNIVERSITY OF CALIFORNIA; MERCED
Harrison Duran estudia quinto de biología en la Universidad de California Merced, aunque su verdadera pasión desde pequeño son los dinosaurios. Ahora ha convertido su sueño en realidad al descubrir parte de un cráneo de Triceratops, un animal de hace 65 millones de años, durante una investigación paleontológica en Dakota del Norte.

En un comunicado de su universidad, Harrison explica su hallazgo y lo que significa para él. "No puedo expresar mi entusiasmo en ese momento cuando descubrimos el cráneo. He estado obsesionado con los dinosaurios desde que era un niño, así que fue un gran hallazgo". Además, asegura que debe su descubrimiento a un gran amigo, Michael Kjelland, profesor de la Mayville State University y experimentado paleontólogo.

Ambos se conocieron en una charla hace algunos meses y se hicieron amigos rápidamente. Por eso, cuando el profesor propuso a Harrison embarcarse en una excavación durante dos semanas en Dakota del Norte, no se lo pensó. Es una zona muy famosa por sus restos fósiles desde que en 1902 el paleontólogo Barnum Brown descubriera por primera vez restos del Cretácico.

Encontrando a Alice

La excavación comenzó el 1 de junio y en solo cuatro días ya habían encontrado su tesoro: parte de un cráneo, con la base de un cuerno parcialmente expuesta. Para Harrison fue maravilloso. "Encontramos madera fosilizada y hojas de árboles alrededor e incluso debajo del cráneo. Eso nos da una imagen más completa del medio ambiente en aquel momento”.

La pasión de Harrison por los dinosaurios le viene desde pequeño 
(Foto: Universidad de California Merced)
Llamaron al cráneo Alice, en honor a la dueña del lugar en el que encontraron el fósil, y tardaron solo una semana en excavar los restos: utilizaron un pegamento especializado “para solidificar los huesos fracturados y mineralizados, antes de que se aplicara un acelerante para unir las estructuras”. Después se recubrió con yeso y papel de aluminio, lo colocaron en una caja y lo envolvieron en un colchón de espuma para transportarlo al laboratorio.

Los dos descubridores han creado una ONG, Fossil Excavators, para descubrir y educar sobre el universo de los fósiles. Llevarán a cabo nuevas investigaciones sobre Alice y serán los encargados de exhibir al dinosaurio: "Sería increíble para la Universidad de California Merced poder exhibir a Alice en el campus. Es una oportunidad única de mostrar algo así y me gustaría compartirlo con la comunidad del campus". 
Dakota del Norte es una zona muy famosa por sus restos fósiles desde hace más de un siglo 
La ubicación exacta del descubrimiento no ha sido revelada, debido al robo de huesos de dinosaurios que se han producido en el pasado. Lo que sí esperan es encontrar nuevos fósiles tanto en este lugar como en el emplazamiento en el que el profesor Kjelland halló un cráneo de Triceratops en 2018.

El tiranosaurio era sobreprotector con sus huevos, confirma estudio

Parece que no fueron los pájaros quienes comenzaron a cuidar a sus huevos, sino también los dinosaurios terópodos que vivían hace al menos 80 millones de años. Incluso a la criatura más conocida de la época, el tiranosaurio. 

Los huevos del dinosaurio terópodo encontrados que vivía en Cretácico superior
Ballista / Wikimedia commons
Un equipo de paleontólogos llegó a esa conclusión cuando analizaron fósiles de 15 nidos de huevos. Según los artículos publicados en Geology y Nature, el porcentaje de polluelos que salieron al mundo fue bastante alto, alrededor de un 60%. Los científicos estimaron esa cantidad mediante los fragmentos de сáscaras de huevos que se preservaron. El mismo porcentaje se observa en cocodrilos modernos o aves que cuidan su nidada y la protegen de los depredadores.

Los hábitos comunes de pájaros y dinosaurios

La nidificación comunal es típica en las aves modernas. Los pájaros de la misma especie organizan nidos uno al lado de otro. Por ejemplo, en las colonias de tejedores republicanos (Philetairus socius) se anidan hasta 400 parejas de aves. Esto les facilita el cuidado de los nidos, ya que en caso de peligro, las aves pueden dar un señal de socorro y advertir a los vecinos.

Se sabe que algunas especies de dinosaurios también tenían nidificación comunal. Los paleontólogos descubrieron fósiles de tales nidadas en Mongolia y las dataron del Cretácico superior. Algunos reptiles, aparentemente, regresaron al mismo sitio de anidación a lo largo de muchos años.

Los nidos de Mongolia

Recientemente, paleontólogos obtuvieron evidencia de que los dinosaurios, como las aves modernas o los cocodrilos, protegían a sus nidos. Darla Zelenitsky de la Universidad de Calgary y sus colegas de cuatro países encontraron al menos 15 nidos y más de 50 huevos en el dicho sitio en Mongolia. Los científicos los dataron de 80 millones de años. Las nidadas encontradas, aparentemente, pertenecía a dinosaurios no muy grandes, puesto que el diámetro de los huevos en ellos alcanzó 10-15 centímetros. Para comparar, el diámetro de los huevos de avestruz fue de 12 a 15 centímetros.

Algunos de los bebés ya habían salido, y los fragmentos de las cáscaras se preservaron en el sitio. Las nidadas pertenecían a la misma temporada, según el análisis de capa delgada de roca que era común para las 15 nidadas. El sedimento de roca cayó en cáscaras rotas de huevos y las llenó. Los investigadores sugirieron que los nidos fueron destruidos durante la inundación de aguas de un río cercano. Puesto que algunos de los huevos no se rompieron, el derrame no fue catastrófico.

Terópodos cariñosos

Según la textura interna y externa de los huevos y el grosor de la cáscara, los científicos concluyeron que las nidadas pertenecían al grupo de dinosaurios terópodos. Es un gran suborden de reptiles que incluía tiranosaurios, ceratopsios y oviráptores. Por el número de fragmentos de concha, los científicos estimaron el porcentaje de polluelos que consiguieron romper el cascarón antes del derrame: fue bastante alto, alrededor de un 60%. Una cantidad parecida de bebés aparece en los nidos de aves y cocodrilos modernos que cuidan sus huevos y ahuyentan a los depredadores. Los autores sugirieron que los terópodos también cuidaban a sus nidadas. Si realmente fue así, significa que el comportamiento protector apareció por primera vez en los dinosaurios emplumados y les permitió aumentar las posibilidades de supervivencia de sus crías.

Anteriormente, científicos explicaron cómo los dinosaurios se convirtieron en aves. En el estudio las edades de los dinosaurios hallados iban desde la primera infancia hasta la adultez, y en sus hocicos se mostraba el patrón de pérdida de dientes con el tiempo. El esqueleto del bebé tenía dientes pequeños y afilados, y los esqueletos adultos eran constantemente desdentados. Eso supone un cambio radical en la forma en que se creía que los dinosaurios dejaron de tener dientes para reemplazarlos por picos, y finalmente evolucionar en aves.

Identificada una extraña nueva especie de dinosaurio ‘pico de pato’

El nuevo género y especie Aquilarhinus palimentus fue un dinosaurio 'pico de pato' que vivió hace unos 80 millones de años. Este hadrosáurido ha sido bautizado así por su nariz aquilina y su mandíbula ancha, con forma de dos paletas colocadas una junto a la otra. El cráneo, hallado en el Big Bend National Park (Texas, EE UU) en los años 80, ha permitido la descripción de la nueva especie.

Reconstrucción del aspecto en vida de Aquilarhinus. / ICRA Art / Institut Català 
de Paleontologia Miquel Crusafont
En la década de los años 80, el profesor de la Universidad de Texas Tech, Tom Lehman, estaba realizando una investigación sobre las capas de roca en Rattle Snake Mountain y descubrió unos huesos muy deteriorados. Con la ayuda de otros miembros de la Universidad de Texas (Austin) los recolectaron, pero algunos estaban pegados, por lo que fue imposible estudiarlos.

Una posterior investigación realizada en la década de los 90 reveló una cresta nasal arqueada que se consideraba un carácter distintivo del hadrosáurido Gryposaurus. Al mismo tiempo, se observó una peculiar morfología de la mandíbula inferior. Sin embargo, el espécimen pasó varios años esperando una descripción completa y no fue hasta un análisis reciente que los investigadores se dieron cuenta de que el espécimen era más primitivo que Gryposaurus y que los dos grupos principales de dinosaurios 'pico de pato'.

“Este nuevo animal es uno de los hadrosauridos más primitivos conocidos y, por lo tanto, puede ayudarnos a comprender cómo y por qué evolucionó la ornamentación en sus cabezas, así como desde dónde evolucionó y emigró el grupo inicialmente”, dice el autor principal, Albert Prieto-Márquez del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP). “Su existencia da soporte a la cada vez más popular hipótesis, todavía no confirmada, de que el grupo apareció en la zona sureste de los Estados Unidos”.

Los dinosaurios 'pico de pato', conocidos científicamente como hadrosáuridos, fueron los dinosaurios herbívoros más comunes al final del Mesozoico. Todos tenían un hocico de aspecto similar, con una parte frontal de las mandíbulas en forma de “U” que sostenía un pico ahuecado que usaban para cortar las plantas de las que se alimentaban. 
La presencia de esta cresta sólida apoya la hipótesis que todas las crestas derivan de un ancestro común que tenia una cresta muy simple
 Aunque el pico de algunas especies de hadrosáuridos es más ancho que en otras, no se observan diferencias significativas por lo que los investigadores creían que la forma de alimentarse era parecida en todas ellas. Hasta que se encontró Aquilarhinus. Sus mandíbulas presentan una peculiar forma “W” , creando una cuchara ancha y aplanada en su base.

El origen de la cresta

Esta morfología particular nos permite imaginar a este dinosaurio hace unos 80 millones de años paleando sedimentos húmedos para recoger las plantas acuáticas de las marismas de un antiguo delta, donde hoy se encuentra el desierto de Chihuahua. Cuando el dinosaurio murió, algunos de sus huesos fueron transportados río abajo por la marea y quedando escondidos entre la vegetación. El flujo diario de la marea los fue cubriendo y permitió su fosilización.

Cuerpo de 'Aquilarhinus'. / ICRA Art Institut Català de Paleontologia 
Miquel Crusafont
Al analizar la mandíbula y otras características del espécimen los investigadores vieron que no encajan con la de los saurolófidos, el grupo principal de dinosaurios 'pico de pato'. Aquilarhinus es más primitivo que este grupo, lo que sugiere que podría haber existido un mayor número de linajes que los reconocidos actualmente y que se desarrollaron antes de que se produjese la gran radiación que dio lugar a la increíble variedad de formas de sus crestas (sin adornos, sólidas, huecas...) que se observa en este grupo.

Mientras que la mayoría de los saurolófidos tenían crestas craneales óseas de muchas formas y tamaños diferentes, la de Aquilarhinus era simple, con forma de joroba. La presencia de esta cresta sólida más allá de las que aparecieron durante la gran radiación de los hadrosáuridos apoya la hipótesis que todas las crestas derivan de un ancestro común que tenía una cresta muy simple.

Referencia bibliográfica:

Albert Prieto-Márquez, Jonathan R. Wagner & Thomas Lehman (2019): "An unusual ‘shovel-billed’ dinosaur with trophic specializations from the early Campanian of Trans-Pecos Texas, and the ancestral hadrosaurian crest" Journal of Systematic Palaeontology, DOI:10.1080/14772019.2019.1625078


Los trabajos de este verano apuntan a que el yacimiento de Torrelara necesitará otra campaña

Además de los grandes huesos de los saurópodos, esos dinosaurios de cuello largo, que siguen apareciendo, este 2019 se han encontrado fósiles de otros dinosaurios y se logrará completar en gran medida el esqueleto del saurópodo

Imagen de los trabajos de este año con una de las fundas de poliuretano que se 
emplean para cubrir los fósiles hallados. / COLECTIVO ARQUEOLÓGICO Y 
PALEONTOLÓGICO DE SALAS (C.A.S.)
El trabajo a pie de yacimiento en el conocido como Valdepalazuelos-Tenada del Carrascal, ubicado en el pueblo burgalés de Torrelara, ha terminado. Para Fidel Torcida, director de las excavaciones, esta ha sido una «muy buena campaña». El año pasado fue una campaña muy «espectacular» por el tamaño de las piezas halladas y esta está siendo «muy rica en el tipo de hallazgos».

Tanto es así que, con los trabajos de este 2019, «probablemente necesitemos otra campaña. Es algo que tenemos que valorar pero tiene toda la pinta de que hay material aquí para otro año más. No solo es que haya bastantes piezas sino que cuesta extraerlas. Hay que hacerlo con mucho cuidado y probablemente no terminemos este año», explica Torcida.

El objetivo de esta campaña era completar lo máximo posible el esqueleto del dinosaurio de gran tamaño, previsiblemente un saurópodo, cuyos restos habían ido apareciendo en el lugar. Por otra parte, se quería delimitar el yacimiento, saber exactamente qué dimensión tiene para ver «si este año podíamos terminar aquí o necesitaríamos otra campaña», matiza Torcida.

En la campaña del verano de 2018 aparecieron huesos de las extremidades, de la cadera y de la columna muy grandes y que sorprendieron a todos los que allí trabajaban. Se trataba de fósiles de dinosaurios saurópodos, esos con el cuello tan largo, aunque hay que aclarar que ahora mismo todo son hipótesis. Hasta que no pasen años de estudio e investigación no se puede asegurar, con la ciencia de nuestra parte, la especie de dinosaurio que es, algo que Torcida deja claro siempre.

Este año ha sorprendido la aparición de algunas piezas que no serían del saurópodo. Fósiles que serían de otros dinosaurios pero que todavía hay que analizar para saber a qué especie pertenecieron. En un principio, y según la experiencia de los allí presentes, podrían ser de terópodos porque ha aparecido un fósil de uno de estos animales grande y bien conservado.

Los huesos grandes de los saurópodos han seguido emergiendo. En el yacimiento hay dos individuos porque han aparecido dos sacros (dos caderas). «Cada vez tengo más claro, dentro de la visión del conjunto del yacimiento, que están separados en el espacio y entre los dos individuos podremos completar el esqueleto entero. Esto como hipótesis y hasta donde podemos ver porque tienen huesos muy parecidos», confirma el director de las excavaciones.

Además, al igual que en la campaña pasada, han aparecido dientes de cocodrilo y Torcida intuye que «hay otros dinosaurios diferentes más pequeños». Según confirma esto tiene una cierta lógica porque, además, «puede ser que haya una pequeña acumulación porque lo arrastrara el agua, ya que detectamos corrientes fluviales cerca».

Una zona pantanosa

El yacimiento, en el pasado, sería una zona pantanosa de no mucha profundidad pero con una capa de barro que cada vez se engrosa más. Aún así, Torcida apunta que «no debe haber mucho tiempo de diferencia entre lo más profundo y lo más somero de esa capa tan gruesa».

Los voluntarios que ahora están trabajando en las excavaciones y los científicos están intentando sacar todos los datos posibles del yacimiento de Torrelara para reconstruir lo que pasó allí hace más de 144 millones de años. Para que todas las hipótesis de las que ahora se habla, tras extraer los fósiles del yacimiento, se confirmen o refuten es necesario mucho tiempo, estudios y años. «De 2002 a 2004 se excavó el Demandasaurus y el artículo científico donde se define la especie es de 2011», explica Torcida.

Un yacimiento de importancia internacional sin apoyo regional

Con lo excavado e investigado en Torrelara se sabe que uno de los rasgos más importantes del yacimiento es la edad del mismo, el paso del Jurásico al Cretácico, 144 millones de años, un momento muy interesante en la evolución de los dinosaurios porque algunos grupos van desapareciendo y otros diferentes pero parecidos los reemplazan, según explica Torcida. «Por otra parte, América del Norte estuvo junto a la Península Ibérica hasta hace relativamente poco, con lo que hay semejanzas en las faunas. Además, restos de dinosaurios tan completos como el que tenemos en Torrelara, con esa edad, aquí en la Península Ibérica hay muy pocos», añade el director de las excavaciones.

Una vez estén identificadas y estudiadas las relaciones evolutivas con otros dinosaurios, este individuo será un elemento clave para entender cómo han evolucionado las faunas hasta aquí y qué relación hay con Norteamérica. «Esto trasciende el sistema de yacimiento de la Sierra de la Demanda y adquiere importancia internacional», sentencia Torcida.

El equipo de excavadores de este año está formado por una veintena de personas voluntarias, gente que colabora y está «emocionada por el descubrimiento porque es consciente de que está colaborando en un proyecto con una gran trascendencia».

De lo que no ha llegado ayuda ni soporte económico es de la Junta de Castilla y León, a pesar desde que se solicitó expresamente para las excavaciones. El Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas de los Infantes (CAS), el Museo de Dinosaurios de Salas y la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León apoyan esta campaña. «Hasta ahora ha habido desinterés por parte de la Junta, algo que es deseable que cambie porque este yacimiento ya se conoce en todo el mundo. Además, supone un esfuerzo que hace la España despoblada y los beneficios que reporta son muchos», lamenta Torcida.

Cuesta extraerlo porque son grandes, yo digo siempre que son rocas pero por dentro tienen una cierta fragilidad y tenemos que ir preparándolos y consolidándolos según aparecen. Luego el tamaño también hace que cuando se encuentra un hueso se tenga que hacer un pozo, por decirlo gráficamente, bastante grande para poder sacar la pieza. Es un trabajo laborioso.

Estamos sacando ahora todos los datos posibles en el yacimiento para luego reconstruir lo que pasó. Hay un problema añadido que está muy bien desde el punto de vista paleontológico, la capa que contiene los huesos es de dos metros de grosor, por lo tanto puede aparecer uno a una altura y puedes profundizar y cada vez encuentras más.


domingo, 21 de julio de 2019

Descubren que un pequeño dinosaurio pariente del 'Triceratops' caminaba sobre dos patas

El 'Auroraceratops rugosus' podría ser clave en las investigaciones de esos extintos animales con cuernos.

Imagen ilustrativa. pixabay.com
Un equipo de científicos ha descubierto que el 'Auroraceratops rugosus', un pequeño dinosaurio cornudo cuyos fósiles se han encontrado en la actual China, caminaba sobre dos patas a diferencia del 'Triceratops', uno de sus parientes cercanos.

Estos especialistas han llegado a esa conclusión tras analizar restos de ese animal que conservan múltiples características de los esqueletos asociadas al caminar bípedo de otros dinosaurios, además de un fémur curvo y garras largas y delgadas.

Esos investigadores, liderados por paleontólogos de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), destacan que esta característica porque los dinosaurios con cuernos o ceratópsidos que se conocían hasta el momento primero fueron bípedos y, posteriormente, se convirtieron en cuadrúpedos similares al actual rinoceronte.

Así, este descubrimiento proporciona "una mejor imagen del punto de partida para los cambios entre los ceratópsidos bípedos y cuadrúpedos", detalla Eric Morschhauser, uno de los autores del estudio.

Ilustración del dinosaurio Auroraceratops rugosus. / Robert Walters / 
Universidad de Pensilvania
El 'Auroraceratops rugosus', que vivió hace alrededor de 115 millones de años y fue uno de los primeros dinosaurios con cuernos, medía cerca de 1,25 metros de largo y unos 44 centímetros de alto y pesaba cerca de 15,5 kilogramos.

Hasta el momento se han hallado fósiles de más de 80 ejemplares de 'Auroraceratops rugosus' desde que se le asignó un nombre hace 15 años y esto supone que sea uno de los dinosaurios mejor representados, ya que en cerca del 75 % de las especies encontradas solo se conocen cinco o menos individuos.

Morschhauser asegura que "antes de este estudio teníamos que confiar en el 'Psittacosaurus', un ceratópsido más lejano e inusual, para recrear cómo fue el último ceratopsiano bípedo", pero ahora ha podido reconstruir esqueletos casi completos junto con sus compañeros.


Un encuentro científico de nivel mundial en un pueblo de la España vacía

En Salas de los Infantes, un grupo de entusiastas atrae todos los años desde hace dos décadas a algunos de los principales expertos en dinosaurios del mundo

Columna dorsal del saurópodo de hace 145 millones de años que durante estos 
días excava el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas, C.A.S en 
Torrelara COLECTIVO ARQEUOLÓGICO Y PALEONTOLÓGICO 
DE SALAS, C.A.S.
Cuando en septiembre de 1999 Peter Galton llegó a Salas de los Infantes (Burgos) preguntó por la universidad. Al paleontólogo estadounidense, uno de los más célebres del planeta, lo había convencido para acercarse hasta allí un grupo de jóvenes lo bastante ingenuos como para intentar algo que parecía imposible. Galton fue el primero de una serie de luminarias científicas que desde hace 20 años viajan hasta este pueblo de 2.000 habitantes, en lo que ahora se ha bautizado como la España vacía, para participar en un encuentro científico internacional dedicado a los dinosaurios. Este año, del 5 al 7 de septiembre, se volverá a celebrar. 

“Estábamos como cabras”, reconoce Víctor Urién, uno de los miembros del Colectivo Arqueológico-Paleontológico de Salas, sentado en una cafetería de la plaza del pueblo. Con esa inconsciencia, desde diciembre de 1998, aquel grupo de aficionados a la paleontología se puso a enviar cartas a algunos de sus ídolos. “Entonces internet estaba menos desarrollado y la única cuenta de correo que teníamos era la mía, de profesor, del ministerio de educación”, cuenta Urién. “Les escribíamos cartas a mano y fax”, añade Fidel Torcida, que ahora es director del museo dedicado a los dinosaurios en Salas. Aquel primer año, lograron atraer también a David Norman, un investigador de la Universidad de Cambridge que ha realizado documentales como Caminando entre dinosaurios, y a José Luis Sanz, una referencia en la paleontología española.

“Tuvimos suerte, porque sabíamos que los primeros tenían que ser importantes para después atraer a otros”, continúa Torcida, que se muestra sorprendido por la buena acogida que recibían unas peticiones “que no llegaban desde una universidad” sino desde un colectivo paleontológico rural. Además de llevar a grandes figuras, también recibieron un gran número de comunicaciones científicas y visitantes de toda España. “Aún no había habido el boom de los dinosaurios que llegó después”, comenta Torcida.

Aunque no tenía universidad, la zona de Salas de los Infantes contaba con buenos yacimientos de dinosaurios, en los que se han encontrado animales tan interesantes como el Demandasaurus darwini, un herbívoro parecido a los diplodocus de más de 10 metros de largo, o el Europatitan eastwoodi, un saurópodo aún mayor que podía alcanzar los 27 metros. Muchas de las piezas que después ayudaron a definir estas especies, estaban entonces acumuladas sin demasiado orden en un almacén del pueblo. Más adelante, entre otras cosas por el impulso de las jornadas internacinonales, fue posible crear un modesto museo en el que exponerlas.

De todos estos años, Urién destaca la humanidad de todos estos popes de la ciencia. Recuerda, por ejemplo, la ocasión en que llevaron a James Farlow, de la Universidad de Indiana, a ver desde una loma el cementerio circular en el que se grabó el final de la película El bueno, el feo y el malo, a pocos kilómetros de Salas. Cuando reconoció el lugar se puso a correr como hace Eli Wallach en esa mítica escena gritando que era su película favorita y tirándose por el suelo.

“Otro que era una estrella es Paul Sereno. Logramos convencerle de que viniese al cuarto intento”, señala Urién. Sereno, profesor de la Universidad de Chicago, es famoso por sus apariciones en National Geographic y por descubrimientos como el del cocodrilo gigante Sarcosuchus. Además, en 1997, la revista People le incluyó en su lista de los 50 más guapos de EE UU. “A las participantes las tenía fascinadas, porque además era muy interesante”, sonríe Urién. “El tipo se levantaba prontísimo, no dormía, porque después por la noche era el último que se quedaba tomando cervezas”, añade Torcida. “Se iba ahí a la Peña Rota muy temprano a estar en contacto con las fuerzas telúricas, era muy intenso. Un día me dijo que pensaba que igual le había llegado el momento de tener por fin un hijo. Y yo pensando: si tiene 60 años”, recuerda Urién.

Cuando llegó el éxito, les recomendaron llevar las jornadas a Burgos, cerca de una universidad y con mejores hoteles. “Pero nosotros queríamos hacerlo aquí, como una manera de atraer otros tipos de actividades culturales y para colaborar, aunque sea un poquito, al desarrollo económico y a luchar contra la despoblación”, explica Torcida.

Este año, entre los participantes destacados de las jornadas internacionales de Salas de los Infantes estarán Steve Brusatte, profesor de la Universidad de Edimburgo y descubridor, entre otras cosas, del Qianzhousaurus sinensis, un pariente chino del Tyrannosaurus rex. También asistirá Martin Sander, de la Universidad de Bonn, que utiliza las últimas tecnologías informáticas para reconstruir los movimientos de dinosaurios a partir de sus fósiles.