Continúa el debate sobre la causa exacta de la extinción
masiva de hace 66 millones de años que acabó con los dinosaurios y muchas otras
formas de vida. Hay quienes creen que la extinción fue gradual, provocada por
un auge de la actividad volcánica, un cambio climático u otros fenómenos de
acción comparable. Otros científicos creen que la extinción fue súbita, por la
caída a la Tierra de un objeto cósmico de masa considerable, y sus consecuencias
más inmediatas sobre el medio ambiente.
Una catástrofe progresiva probablemente habría afectado de
modo muy desigual a las diferentes regiones de la Tierra, mientras que una
súbita habría dejado sentir sus efectos por todo el planeta en una misma época.
Un estudio de más de 6.000 fósiles marinos antárticos,
realizado por el equipo de James Witts, de la Universidad de Leeds en el Reino
Unido, muestra que el suceso detonante de la extinción masiva que mató a los
dinosaurios fue súbito e igualmente mortífero para la vida en la región
antártica.
Anteriormente, los científicos habían pensado que las
criaturas que vivían en las zonas más al sur del planeta habrían estado en una
posición menos peligrosa durante el suceso desencadenante de la extinción
masiva que las de otros lugares de la Tierra.
La nueva investigación implicó un proceso de seis años
durante el cual se identificaron más de 6.000 fósiles marinos cuyas edades
oscilan entre 69 y 65 millones de años, desenterrados por científicos de la
Universidad de Leeds y el BAS (British Antarctic Survey) (el servicio británico
de investigación antártica) en la isla de Seymour, en la Península Antártica.
Se trata de una de las colecciones más grandes de fósiles
marinos de esta edad en todo el mundo. Incluye una amplia gama de especies,
desde pequeños caracoles y almejas que vivían en el fondo marino, hasta
criaturas grandes y extrañas que nadaban en las aguas superficiales del océano.
Entre estas se incluyen el amonita Diplomoceras, un pariente lejano de los modernos
calamares y pulpos, y reptiles marinos gigantes como el Mosasaurus, que aparece
en la película Jurassic World, estrenada en 2015.
Con los fósiles marinos agrupados por edades, la colección
muestra una dramática reducción de entre el 65 y el 70 por ciento en el número
de especies antárticas hace 66 millones de años, coincidiendo exactamente con
la época en que los dinosaurios y muchos otros grupos de organismos en todo el
mundo se extinguieron.
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