viernes, 21 de mayo de 2021

Dinosaurios ibéricos: lagartos terribles de España y Portugal

En esta galería fotográfica echamos un vistazo a algunas de las páginas de la historia de los dinosaurios que han quedado escritas entre las capas de roca y arena de la península Ibérica.

Desde el Triásico, hace unos 220 millones de años, pasando por el Jurásico, hasta llegar al Cretácico Tardío en el que se extinguieron la mayor parte de los dinosaurios que poblaron la Tierra, lo que hoy es la península Ibérica ocupó un lugar estratégico entre las masas continentales emergidas de un planeta con una superficie en constante cambio.

Desde muy temprano, y debido a su localización geográfica privilegiada, primero ocupando una posición central en el primer supercontinente, Pangea, y luego conformándose como una de las islas de mayor importancia durante los restantes 150 millones de años, la placa Ibérica, hablando en términos geológicos, ha sido un lugar propicio para la diversidad biológica y la especiación de las especies animales y vegetales asentadas en sus territorios, de gran diversidad geológica y ambiental. 

Sin embargo, no es hasta hace unos 170 millones de años, durante el Jurásico Medio, que podemos encontrar las primeras evidencias de la presencia de dinosaurios en lo que hoy es España y Portugal, momento a partir del cual la península Ibérica ha sido cuna, así como testigo del auge y ocaso, de los "lagartos terribles" que antaño dominaron la Tierra.

Desde algunos de los dinosaurios más pequeños que poblaron nuestro planeta, hasta otros de los más grandes; carnívoros o herbívoros; dotados de placas, crestas, plumas o alas; acuáticos o corredores; nuestro territorio es un libro abierto de la historia de estos colosos. En esta galería fotográfica echamos un vistazo a algunas de las páginas que han quedado escritas entre las capas de roca y arena que el tiempo ha ido depositando, y desenterramos para vosotros algunos de los dinosaurios ibéricos que habitaron entre nuestras fronteras y las de nuestros vecinos lusos.

Foto: Davide Bonadonna. C.A.S.
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Europatitan eastwoodi

Sus restos fueron descubiertos entre los años 2003 y 2006 en la sierra burgalesa de la Demanda, pero debido a la complejidad que afrontaron los investigadores para preparar y estudiar sus fósiles, este dinosaurio no fue descrito completamente hasta el año 2017. Con 35 toneladas de peso y 27 metros de largo de los cuales hasta 10 podían pertenecer a su cuello, este dinosaurios es nada más y nada menos que el dinosaurio más alto de Europa descubierto hasta la fecha. Tenía unos huesos enormes con grandes huecos internos de estructura es­­ponjosa que servían para minimizar el peso del esqueleto, ya que, de no ser así, hubiera colapsado bajo su propio peso. Habitó la península Ibérica hace 125 millones de años.

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Concavenator corcovatus

Foto: iStock
Aunque es popularmente conocido como "Pepito", Concavenaor corcovatus, que significa "el cazador jorobado de Cuenca", fue bautizado así en honor a sus hábitos depredadores. Se tratade un dinosaurio excepcional hallado en el yacimiento conquense de Las Hoyas y cuyos restos son los mejor conservados de la especie en la península Ibérica. Con una joroba característica que nacía de la parte baja de su espalda a la altura de la cadera, este terópodo -suborden que engloba a dinosaurios carnívoros y bípedos- medía unos seis metros de longitud y vivió hace unos 125 millones de años, cuando Las Hoyas eran un humedal y en la Península reinaba un clima subtropical.

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Allosaurus europaeus

Foto: iStock
Pese a que su nombre significa lagarto extraño, el Allosaurus es uno de los grandes dinosaurios carnívoros más abundantes del registro fósil. Podía llegar a medir 7 metros de longitud, pesar en torno a una tonelada y contaba con una especie de pequeñas crestas en el cráneo a la altura de los ojos. Abundante en Estados Unidos, pobló la Tierra entre hace 154 y 145 millones de años y su descubrimiento en Portugal en el año 2006 dio origen a la definición de una nueva especie, Allosaurus Europaeus.

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Aviatyrannis jurassica

Foto: Robinson Kunz

Este dinosaurio de fiero aspecto fue hallado en la mina de Guimarora, en Portugal. Vivió durante el Jurásico tardío, hace entre 157 y 152 millones de años. Conocido como la "abuela del tirano" que es lo que significa el nombre de Aviatyrannis jurassica, este animal habitó la tierra 80 millones de años antes que su pariente, el archiconocido Tyrannosaurus rex, y a pesar de sus pequeñas dimensiones, aproximadamente las de un pavo, fue un carnívoro depredador del cual se presumía que suplía su falta de tamaño con una ferocidad sin parangón.

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Pelecanimimus polyodon

Foto: José Antonio Peñas / SINC
Pelecanimimus fue el primer dinosaurio no aviano descubierto en los años 90 en el yacimiento de Las Hoyas, un humedal de hace 125 millones de años situado en la actual Cuenca. Único en su tipo, su estudio reciente ha revelado nuevos conocimientos de los conocidos como ornitomimosaurios, un grupo de dinosaurios terópodos emparentados con las aves modernas que habitaron Laurasia y África durante el Cretácico.

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Vallibonavenatrix cani

Foto: José Antonio Peñas.
Sus restos fueron hallados en la localidad castellonense de Vallibona en los años 90, donde rodeado de un paisaje subtropical costero, cercano a un delta fluvial, vivió hace 125 millones de años. Vallibonavenatrix cani, fue un carnívoro de entre unos 8 o 9 metros que perteneció al grupo de los espinosáuridos y se trata del único representante de la familia descrito en la península Ibérica. Los espinosáuridos se caracterizan por la peculiar forma de suscráneo y dientes, que presentan ciertas semejanzas con los de los cocodrilos. Además, son muy reconocibles por el desarrollo de espinas neurales altas en algunas de sus vértebras, lo que conforma una especie de vela sobre el dorso de su espalda a la que deben su nombre.

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Ceratosaurus aff. nasicornis

Foto: iStock
Los ceratosaurios son algunos de los primeros dinosaurios descritos en la historia de la paleontología. Su nombre significa lagarto con cuerno en referencia al cuerno que lucían en la parte superior delantera del hocico, y responden a la típica descripción de un dinosaurio bípedo de patas robustas y brazos cortos que midió cerca de 6 metros y alcanzó la media tonelada de peso. Habitó en Europa entre hace 154 y 145 millones de años, y concretamente en la península Ibérica sus restos han sido hallados en Portugal, en el conocido yacimiento de Valmitao, en el municipio de Lourinha.

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Iguanodones

Foto: iStock
El iguanodón o iguanodonte (diente de iguana), es un género que incluye a dos e incluso posiblemente a 3 especies de dinosaurios que habitaron en Europa durante el cretácico temprano, entre hace 129 y 120 millones de años. Fueron dinosaurios herbívoros grandes y robustos que pudieron alcanzar fácilmente los 11 metros de longitud y las 4 toneladas de peso. En la península Ibérica se conocen por los restos hallados principalmente en Castellón y Teruel, y los cuales se identifican respectivamente con las especies Iguanodon bernissartensis e Iguanodon galvensis.

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Lohuecotitan pandafilandi

Foto: Commons Wikimedia / PePeEfe
Medía entre 15 y 20 metros de largo, pero por suerte para sus coetáneos era herbívoro. Este enorme dinosaurio habitó la península Ibérica hace unos 75 millones de años y probablemente estaba dotado de una armadura compuesta de huesos y placas dérmicas. Conocido como el gigante de Cuenca, sus restos fueron encontrados fortuitamente en Lo Hueco, Cuenca, durante las obras del trazado del Ave entre Madrid y Valencia. Se trata del titanosáurio del Cretácico Tardío mejor descrito de toda toda Europa, y como curiosidad cabe decir que su apellido, pandafilandi, hace honor al gigante imaginario, Pandafilando de la Fosca Vista, con el que quiso luchar nuestro caballero andante, Don Quijote de la Mancha.

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Iberomesornis romerali

Foto: Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid /
José-Manuel Benito Álvarez / Locutus Borg
Solo se conoce un ejemplar de esta emblemática especie a medio camino entre un Archaeopteryx y las aves modernas. El fósil fue hallado completamente defenestrado en una diminuta sección de roca caliza en Las Hoyas, Cuenca, y da fe de un pequeño dinosaurio de apenas el tamaño de un gorrión que habitó en nuestro territorio entre hace unos 129 y 125 millones de años. Aunque no se tienen restos de la cabeza del animal, su posición en el árbol filogenético de las aves hace pensar a los expertos que tuvo dientes. 

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Torvosaurus gurneyi

Foto: iStock
Con 10 metros de longitud, 5 toneladas de peso y un cráneo de hasta 1,15 metros dotado de unas temibles mandíbulas, Torvosaurus gurneyi fue el dinosaurio más grande que ha poblado Europa durante el Jurásico Tardío y posiblemente uno de los depredadores más temibles. Sus restos en la península Ibérica han sido hallados en nuestro país vecino, en la llamada Formación Lourinhã, mas no en España. Sin embargo se baraja la posibilidad de que algunos fósiles hallados en Teruel y datados en el Jurásico, pudieran pertenecer a esta especie que vivió entre hace 154 y 145 millones de años.


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Europelta carbonensis

Foto: Andrey Atuchin
Se trata del nodosaurio europeo más antiguo descubierto, y fue hallado en una mina de lignito de la provincia de Teruel, la Mina de Santa María, en la localidad de Ariño. Este dinosaurio acorazado de 5 a 6 metros de longitud habitó en la península Ibérica hace entre 113 y 101 millones de años, durante el Cretácico temprano, y hoy sabemos de él gracias 2 esqueletos parciales asociados que representan el material fósil más completo conocido de un anquilosaurio en Europa.

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Dos de las primeras aves voladoras

Foto: SINC / Raúl Martín / UMA-UAM
En esta imagen podemos apreciar los fósiles de dos aves que pudieron ser de las primeras en desarrollar estrategias para mejorar su eficiencia de vuelo en fases muy tempranas de su evolución. A la izquierda del todo encontramos a Concornis lacustris, con un peso de apenas 70 gramos y 34 centímetros de envergadura, y a quien corresponde el fósil situado más a la derecha de la fotografía. El segundo fósil corresponde a los restos de Eoalulavis hoyasi, mucho más pequeño y ligero, de solo 12 centímetros de longitud, 26 centímetros de envergadura y 14 gramos de peso. Ambos habitaron entre hace 129 y 125 millones de años, y sus restos fueron hallados en Las hoyas, Cuenca. También sendos pájaros pertenecen a un grupo anterior a todas las aves modernas, las enantiornitas, que convivieron con sus parientes, los dinosaurios, y se extinguieron con ellos hace 65 millones de años, quedando las aves neornitas como únicos representantes de este linaje.

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Miragalla Longicollum

Foto: iStock
Miragaia longicollum es la única especie conocida del género extinto del mismo nombre y que vivió a finales del período Jurásico, hace aproximadamente 150 millones de años en lo que es hoy Europa. Fue descubierto en 2009 por Octávio Mateus, en la región portuguesa de Miragaia, de donde proviene su nombre. El apellido longicollum hace referencia a su cuello largo.

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Morelladon beltrani

Foto: Peter Montgomery
Morelladon beltrani fue un dinosaurio de la clase de los iguanondontios descubierto en la Cantera del Más de la Parreta, en Morella, Castellón, de la cual recibe su nombre. Habitó en lo que hoy es la península Ibérica entre hace unos 129 y 125 millones de años. Este dinosaurio herbívoro llegó a medir 6 metros de longitud y como característica peculiar poseía una especie de espinas verticales que partiendo desde su espina dorsal le dotaban de una especie de vela o cresta que recorría su espada, y de la cual se ignora su función.

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Stegosaurus ungulatus

Foto: iStock
Stegosaurus, que significa "lagarto con tejado" o "lagarto cubierto" fue bautizado así en referencia a las placas óseas que nacen de su espina dorsal. Estos gigantes que alcanzaron los 9 metros de longitud habitaron lo que hoy es la península Ibérica a finales del período Jurásico, hace aproximadamente entre 156 y 144 millones de años. Su aparición tuvo lugar concretamente en 2 yacimientos portugueses, los de Casal Novo y Vale Pombas. Herbívoro, cuadrúpedo, y pesadamente constituido, Stegosaurus tenía una distintiva e inusual postura, con un lomo fuertemente arqueado, los miembros anteriores cortos, la cabeza cerca del suelo y la cola rígida sostenida en el aire. Su arsenal de placas y de púas ha sido el tema de muchas conjeturas. Las espinas fueron utilizadas muy probablemente para la defensa, mientras que las placas también se han propuesto como mecanismo defensivo, como parte de la exhibición y de las funciones de termorregulación.

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Tamarro inesperatus

Foto: Imagen: Óscar Sanisidro / Institut Català de
Paleontologia / Museu Conca Dellà
Su nombre significa “tamarro inesperado” y procede de una criatura del folklore pirenaico conocido como tamarro, famoso por ser muy esquivo y difícil de encontrar. Fue hallado en el año 2003 en el Pirineo catalán, y se trata de un pequeño dinosaurio de la familia de los troodóntidos que vivió hace 66 millones de años, apenas 200.000 años antes de que se produjera la extinción masiva del Cretácico. Se cree que estaban cubiertos de plumas, tenían alas de tamaño pequeño o mediano y una larga cola que ayudaría a dirigir el vuelo, aunque estrictamente hablando eran planeadores y no voladores. Midió entre 1,5 y 2 metros de largo, con una cola que supondría la mitad de su longitud total y exhibió aproximadamente 1 metro de altura y unos 20 kilogramos de peso. Probablemente se alimentaba de pequeños animales o de carroña de la cual arrancaba la carne a fuerza a base de tirar de ella con sus fuertes mandíbulas.

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Un plesiosaurio castellonense

Foto: AgeFotoStock
No es un dinosaurio, pero como curiosidad nos parecía que se podía incluir en esta lista. Se trata de un plesiosaurio, un reptil cuellilargo marino que habitó los mares de todo el planeta entre hace 200 y 65 millones de años. A mitad del periodo citado, hace unos 125 millones de años, la península Ibérica era muy diferente a como la conocemos ahora. Tanto, que en lo que hoy es la localidad de Morella en Castellón, por ejemplo, se había desarrollado un gran delta junto a la costa. En esas aguas poco profundas vivió este grupo de reptiles marinos, de cabeza pequeña, cuello largo, cola corta, con grandes aletas, y de cuerpo ancho y cilíndrico. Aunque convivieron con los dinosaurios y se extinguieron a la vez, estos reptiles, que pudieron superar los 15 metros de longitud, no estuvieron cercanamente emparentados con ellos.

nationalgeographic.com.es

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