En esta galería fotográfica echamos un vistazo a algunas de
las páginas de la historia de los dinosaurios que han quedado escritas entre
las capas de roca y arena de la península Ibérica.
Desde el Triásico, hace unos 220 millones de años, pasando
por el Jurásico, hasta llegar al Cretácico Tardío en el que se extinguieron la
mayor parte de los dinosaurios que poblaron la Tierra, lo que hoy es la
península Ibérica ocupó un lugar estratégico entre las masas continentales
emergidas de un planeta con una superficie en constante cambio.
Desde muy temprano, y debido a su localización geográfica
privilegiada, primero ocupando una posición central en el primer
supercontinente, Pangea, y luego conformándose como una de las islas de mayor
importancia durante los restantes 150 millones de años, la placa Ibérica,
hablando en términos geológicos, ha sido un lugar propicio para la diversidad
biológica y la especiación de las especies animales y vegetales asentadas en sus
territorios, de gran diversidad geológica y ambiental.
Sin embargo, no es hasta hace unos 170 millones de años,
durante el Jurásico Medio, que podemos encontrar las primeras evidencias de la
presencia de dinosaurios en lo que hoy es España y Portugal, momento a partir
del cual la península Ibérica ha sido cuna, así como testigo del auge y ocaso,
de los "lagartos terribles" que antaño dominaron la Tierra.
Desde algunos de los dinosaurios más pequeños que poblaron
nuestro planeta, hasta otros de los más grandes; carnívoros o herbívoros;
dotados de placas, crestas, plumas o alas; acuáticos o corredores; nuestro
territorio es un libro abierto de la historia de estos colosos. En esta galería
fotográfica echamos un vistazo a algunas de las páginas que han quedado
escritas entre las capas de roca y arena que el tiempo ha ido depositando, y
desenterramos para vosotros algunos de los dinosaurios ibéricos que habitaron
entre nuestras fronteras y las de nuestros vecinos lusos.
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Foto: Davide Bonadonna. C.A.S. |
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Europatitan eastwoodi
Sus restos fueron descubiertos entre los años 2003 y 2006 en la sierra burgalesa de la Demanda, pero debido a la complejidad que afrontaron
los investigadores para preparar y estudiar sus fósiles, este dinosaurio no fue
descrito completamente hasta el año 2017. Con 35 toneladas de peso y 27 metros
de largo de los cuales hasta 10 podían pertenecer a su cuello, este dinosaurios
es nada más y nada menos que el dinosaurio más alto de Europa descubierto hasta
la fecha. Tenía unos huesos enormes con grandes huecos internos de estructura
esponjosa que servían para minimizar el peso del esqueleto, ya que, de no ser
así, hubiera colapsado bajo su propio peso. Habitó la península Ibérica hace
125 millones de años.
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Concavenator corcovatus
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Foto: iStock |
Aunque es popularmente conocido como "Pepito",
Concavenaor corcovatus, que significa "el cazador jorobado de
Cuenca", fue bautizado así en honor a sus hábitos depredadores.
Se tratade un dinosaurio excepcional hallado en el yacimiento conquense de Las Hoyas y
cuyos restos son los mejor conservados de la especie en la península Ibérica.
Con una joroba característica que nacía de la parte baja de su espalda a la
altura de la cadera, este terópodo -suborden que engloba a dinosaurios
carnívoros y bípedos- medía unos seis metros de longitud y vivió hace unos 125
millones de años, cuando Las Hoyas eran un humedal y en la Península reinaba un
clima subtropical.
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Allosaurus europaeus
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Foto: iStock |
Pese a que su nombre significa lagarto extraño, el
Allosaurus es uno de los grandes dinosaurios carnívoros más abundantes del
registro fósil. Podía llegar a medir 7 metros de longitud, pesar en torno a una
tonelada y contaba con una especie de pequeñas crestas en el cráneo a la altura
de los ojos. Abundante en Estados Unidos, pobló la Tierra entre hace 154 y 145
millones de años y su descubrimiento en Portugal en el año 2006 dio origen a la
definición de una nueva especie, Allosaurus Europaeus.
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Aviatyrannis jurassica
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Foto: Robinson Kunz |
Este dinosaurio de fiero aspecto fue hallado en la mina de Guimarora,
en Portugal. Vivió durante el Jurásico tardío, hace entre 157 y 152 millones de
años. Conocido como la "abuela del tirano" que es lo que significa el
nombre de Aviatyrannis jurassica, este animal habitó la tierra 80 millones de
años antes que su pariente, el archiconocido Tyrannosaurus rex, y a pesar de
sus pequeñas dimensiones, aproximadamente las de un pavo, fue un carnívoro
depredador del cual se presumía que suplía su falta de tamaño con una ferocidad
sin parangón.
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Pelecanimimus polyodon
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Foto: José Antonio Peñas / SINC |
Pelecanimimus fue el primer dinosaurio no aviano descubierto
en los años 90 en el yacimiento de Las Hoyas, un humedal de hace 125 millones
de años situado en la actual Cuenca. Único en su tipo,
su estudio reciente ha revelado nuevos conocimientos de los conocidos como ornitomimosaurios, un grupo
de dinosaurios terópodos emparentados con las aves modernas que habitaron
Laurasia y África durante el Cretácico.
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Vallibonavenatrix cani
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Foto: José Antonio Peñas. |
Sus restos fueron hallados en la localidad castellonense de Vallibona en los años 90, donde rodeado de un paisaje subtropical costero,
cercano a un delta fluvial, vivió hace 125 millones de años. Vallibonavenatrix
cani, fue un carnívoro de entre unos 8 o 9 metros que perteneció al grupo de
los espinosáuridos y se trata del único representante de la familia descrito en
la península Ibérica. Los espinosáuridos se caracterizan por la peculiar forma
de suscráneo y dientes, que presentan ciertas semejanzas con los de los cocodrilos.
Además, son muy reconocibles por el desarrollo de espinas neurales altas en
algunas de sus vértebras, lo que conforma una especie de vela sobre el dorso de
su espalda a la que deben su nombre.
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Ceratosaurus aff. nasicornis
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Foto: iStock |
Los ceratosaurios son algunos de los primeros dinosaurios
descritos en la historia de la paleontología. Su nombre significa lagarto con
cuerno en referencia al cuerno que lucían en la parte superior delantera del
hocico, y responden a la típica descripción de un dinosaurio bípedo de patas
robustas y brazos cortos que midió cerca de 6 metros y alcanzó la media
tonelada de peso. Habitó en Europa entre hace 154 y 145 millones de años, y
concretamente en la península Ibérica sus restos han sido hallados en Portugal,
en el conocido yacimiento de Valmitao, en el municipio de Lourinha.
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Iguanodones
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Foto: iStock |
El iguanodón o iguanodonte (diente de iguana), es un género
que incluye a dos e incluso posiblemente a 3 especies de dinosaurios que
habitaron en Europa durante el cretácico temprano, entre hace 129 y 120
millones de años. Fueron dinosaurios herbívoros grandes y robustos que pudieron
alcanzar fácilmente los 11 metros de longitud y las 4 toneladas de peso. En la
península Ibérica se conocen por los restos hallados principalmente en
Castellón y Teruel, y los cuales se identifican respectivamente con las
especies Iguanodon bernissartensis e Iguanodon galvensis.
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Lohuecotitan pandafilandi
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Foto: Commons Wikimedia / PePeEfe |
Medía entre 15 y 20 metros de largo, pero por suerte para
sus coetáneos era herbívoro. Este enorme dinosaurio habitó la península Ibérica
hace unos 75 millones de años y probablemente estaba dotado de una armadura
compuesta de huesos y placas dérmicas.
Conocido como el gigante de Cuenca, sus restos fueron encontrados fortuitamente en Lo Hueco, Cuenca, durante las obras
del trazado del Ave entre Madrid y Valencia. Se trata del titanosáurio del
Cretácico Tardío mejor descrito de toda toda Europa, y como curiosidad cabe
decir que su apellido, pandafilandi, hace honor al gigante imaginario,
Pandafilando de la Fosca Vista, con el que quiso luchar nuestro caballero
andante, Don Quijote de la Mancha.
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Iberomesornis romerali
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Foto: Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid / José-Manuel Benito Álvarez / Locutus Borg |
Solo se conoce un ejemplar de esta emblemática especie a
medio camino entre un Archaeopteryx y las aves modernas. El fósil fue hallado
completamente defenestrado en una diminuta sección de roca caliza en Las Hoyas,
Cuenca, y da fe de un pequeño dinosaurio de apenas el tamaño de un gorrión que
habitó en nuestro territorio entre hace unos 129 y 125 millones de años. Aunque
no se tienen restos de la cabeza del animal, su posición en el árbol
filogenético de las aves hace pensar a los expertos que tuvo dientes.
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Torvosaurus gurneyi
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Foto: iStock |
Con 10 metros de longitud, 5 toneladas de peso y un cráneo
de hasta 1,15 metros dotado de unas temibles mandíbulas, Torvosaurus gurneyi
fue el dinosaurio más grande que ha poblado Europa durante el Jurásico Tardío y
posiblemente uno de los depredadores más temibles. Sus restos en la península
Ibérica han sido hallados en nuestro país vecino, en la llamada Formación
Lourinhã, mas no en España. Sin embargo se baraja la posibilidad de que algunos
fósiles hallados en Teruel y datados en el Jurásico, pudieran pertenecer a esta
especie que vivió entre hace 154 y 145 millones de años.
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Europelta carbonensis
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Foto: Andrey Atuchin |
Se trata del nodosaurio europeo más antiguo descubierto, y
fue hallado en una mina de lignito de la provincia de Teruel, la Mina de Santa
María, en la localidad de Ariño. Este dinosaurio acorazado de 5 a 6 metros de
longitud habitó en la península Ibérica hace entre 113 y 101 millones de años,
durante el Cretácico temprano, y hoy sabemos de él gracias 2 esqueletos
parciales asociados que representan el material fósil más completo conocido de
un anquilosaurio en Europa.
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Dos de las primeras aves voladoras
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Foto: SINC / Raúl Martín / UMA-UAM |
En esta imagen podemos apreciar los fósiles de dos aves que
pudieron ser de
las primeras en desarrollar estrategias para mejorar su eficiencia de vuelo en fases muy tempranas de su evolución. A la izquierda del
todo encontramos a Concornis lacustris, con un peso de apenas 70 gramos y 34
centímetros de envergadura, y a quien corresponde el fósil situado más a la
derecha de la fotografía. El segundo fósil corresponde a los restos de
Eoalulavis hoyasi, mucho más pequeño y ligero, de solo 12 centímetros de
longitud, 26 centímetros de envergadura y 14 gramos de peso. Ambos habitaron
entre hace 129 y 125 millones de años, y sus restos fueron hallados en Las
hoyas, Cuenca. También sendos pájaros pertenecen a un grupo anterior a todas
las aves modernas, las enantiornitas, que convivieron con sus parientes, los
dinosaurios, y se extinguieron con ellos hace 65 millones de años, quedando las
aves neornitas como únicos representantes de este linaje.
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Miragalla Longicollum
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Foto: iStock |
Miragaia longicollum es la única especie conocida del género
extinto del mismo nombre y que vivió a finales del período Jurásico, hace
aproximadamente 150 millones de años en lo que es hoy Europa. Fue descubierto
en 2009 por Octávio Mateus, en la región portuguesa de Miragaia, de donde
proviene su nombre. El apellido longicollum hace referencia a su cuello largo.
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Morelladon beltrani
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Foto: Peter Montgomery |
Morelladon beltrani fue un dinosaurio de la clase de los
iguanondontios descubierto en la Cantera del Más de la Parreta, en Morella,
Castellón, de la cual recibe su nombre. Habitó en lo que hoy es la península
Ibérica entre hace unos 129 y 125 millones de años. Este dinosaurio herbívoro
llegó a medir 6 metros de longitud y como característica peculiar poseía una
especie de espinas verticales que partiendo desde su espina dorsal le dotaban
de una especie de vela o cresta que recorría su espada, y de la cual se ignora
su función.
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Stegosaurus ungulatus
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Foto: iStock |
Stegosaurus, que significa "lagarto con tejado" o
"lagarto cubierto" fue bautizado así en referencia a las placas óseas
que nacen de su espina dorsal. Estos gigantes que alcanzaron los 9 metros de
longitud habitaron lo que hoy es la península Ibérica a finales del período
Jurásico, hace aproximadamente entre 156 y 144 millones de años. Su aparición
tuvo lugar concretamente en 2 yacimientos portugueses, los de Casal Novo y Vale
Pombas. Herbívoro, cuadrúpedo, y pesadamente constituido, Stegosaurus tenía una
distintiva e inusual postura, con un lomo fuertemente arqueado, los miembros
anteriores cortos, la cabeza cerca del suelo y la cola rígida sostenida en el
aire. Su arsenal de placas y de púas ha sido el tema de muchas conjeturas. Las
espinas fueron utilizadas muy probablemente para la defensa, mientras que las
placas también se han propuesto como mecanismo defensivo, como parte de la
exhibición y de las funciones de termorregulación.
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Tamarro inesperatus
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Foto: Imagen: Óscar Sanisidro / Institut Català de Paleontologia / Museu Conca Dellà |
Su nombre significa “tamarro inesperado” y procede de una
criatura del folklore pirenaico conocido como tamarro, famoso por ser muy
esquivo y difícil de encontrar.
Fue hallado en el año 2003 en el Pirineo catalán, y se trata de un pequeño dinosaurio de la familia de los troodóntidos
que vivió hace 66 millones de años, apenas 200.000 años antes de que se
produjera la extinción masiva del Cretácico. Se cree que estaban cubiertos de
plumas, tenían alas de tamaño pequeño o mediano y una larga cola que ayudaría a
dirigir el vuelo, aunque estrictamente hablando eran planeadores y no
voladores. Midió entre 1,5 y 2 metros de largo, con una cola que supondría la
mitad de su longitud total y exhibió aproximadamente 1 metro de altura y unos
20 kilogramos de peso. Probablemente se alimentaba de pequeños animales o de
carroña de la cual arrancaba la carne a fuerza a base de tirar de ella con sus
fuertes mandíbulas.
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Un plesiosaurio castellonense
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Foto: AgeFotoStock |
No es un dinosaurio, pero como curiosidad nos parecía que se
podía incluir en esta lista. Se trata de un plesiosaurio, un reptil cuellilargo
marino que habitó los mares de todo el planeta entre hace 200 y 65 millones de
años. A mitad del periodo citado, hace unos 125 millones de años, la península
Ibérica era muy diferente a como la conocemos ahora. Tanto, que en lo que hoy
es la localidad de Morella en Castellón, por ejemplo, se había desarrollado un
gran delta junto a la costa. En esas aguas poco profundas vivió
este grupo de reptiles marinos, de cabeza pequeña, cuello largo, cola corta, con grandes aletas, y de cuerpo ancho y cilíndrico. Aunque convivieron con los dinosaurios
y se extinguieron a la vez, estos reptiles, que pudieron superar los 15 metros
de longitud, no estuvieron cercanamente emparentados con ellos.
nationalgeographic.com.es
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