El Colectivo Arqueológico-Paleontológico Salense, C.A.S. ha realizado un viaje de investigación e intercambio científico a Argentina, durante la segunda quincena de agosto. La actividad forma parte de la programación del CAS consistente en viajar a distintos lugares de Europa y otros lugares del mundo con yacimientos paleontológicos, centros de investigación y Museos de Dinosaurios: en 2005 visitaron Gran Bretaña, en 2006 Alemania, en 2007 Portugal y en 2008 Italia y Croacia. Los objetivos básicos de estos desplazamientos son: intercambiar información científica, y conocer proyectos de puesta en valor de yacimientos y hallazgos paleontológicos (especialmente dinosaurios) en distintos países. Esta actividad internacional del C.A.S. cuenta regularmente con financiación de la Diputación de Burgos, y pretende tener continuidad en años sucesivos, dados los satisfactorios resultados que se alcanzan.
La elección de Argentina como destino se basó en dos aspectos: por un lado se estudiarían los restos de dinosaurios rebaquisáuridos custodiados en diversos museos del país; en segundo lugar se conocería de primera mano la gran riqueza en fósiles de dinosaurios argentinos. El viaje, que supuso recorrer un total de 24.400 km, ha sido muy fructífero. Se ha contactado e intercambiado información con paleontólogos de renombre, tales como Jorge Calvo (Proyecto Dino, Universidad de Comahue), Rodolfo Coria (Museo Carmen Funes en Plaza Huincul) o Ricardo Martínez (Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de San Juan).
El primer objetivo citado -estudiar los rebaquisáuridos argentinos- era especialmente interesante para los miembros del CAS. La primera excavación que realizó el grupo cerca de La Revilla proporcionó los restos de un dinosaurio rebaquisáurido, familia que sólo se conocía en África y América del Sur. El estudio que se lleva a cabo en el museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes con estos fósiles permite deducir que se trata de una especie nueva; así, la intención de los salenses era analizar las semejanzas y diferencias que existían entre el ejemplar burgalés y sus parientes sudamericanos. Los lugares visitados a tal fin fueron: Villa El Chocón, Lago Barreales y Zapala, todos ellos en la provincia de Neuquén, desde donde se coordinaba el viaje con el paleontólogo argentino Leonardo Salgado que colabora de forma regular con el CAS. Estas localidades poseen museos de las Municipalidades (ayuntamientos) o provinciales, aunque el CONICET (organismo nacional que impulsa la investigación en este país) tiene un papel fundamental para la presencia de investigadores en ellos. Los fósiles de rebaquisáuridos eran abundantes y especialmente completos; destacaban los existentes en Villa El Chocón, desde donde se ha solicitado colaboración a los salenses para completar la excavación de un yacimiento que ha proporcionado una especie nueva. El último lugar visitado fue el Museo Argentino de Ciencias Naturales, en Buenos Aires, donde se estudiaron otros fósiles de rebaquisáuridos así como los de su pariente el amargasaurio. Éste es un dinosaurio famoso en todo el mundo por su llamativa apariencia: posee unas larguísimas espinas neurales en las vértebras del cuello y espalda, que en vida le sobresaldrían del cuerpo.
El segundo objetivo principal del viaje era conocer otros dinosaurios del país así como los modos de gestión de este patrimonio, incluyendo su estudio y puesta en valor. Argentina es privilegiada al contener fósiles de dinosaurios muy abundantes, en magnífico estado de conservación y con ejemplares únicos. Es un lugar clave para entender qué eran los dinosaurios y cómo evolucionaron. Desde los primeros dinosaurios procedentes del periodo Triásico (hace 230 millones de años) que se han hallado en Ischigualasto (provincia de San Juan), tales como Eoraptor o Herrerasaurus, y que convivieron con extraños reptiles de los que surgieron posteriormente los mamíferos. O los dinosaurios que baten récords: el más grande de todos los animales terrestres que haya existido nunca: el argentinosaurio, que pudo alcanzar los 42 m de longitud y las 100 toneladas de peso; o el terópodo o carnívoro de mayores dimensiones, mayor incluso que el tiranosaurio: el giganotosaurio con 15 m de longitud y 7 toneladas de peso, y un cráneo de 2 m de longitud. Pero en general las colecciones de fósiles argentinos asombran porque se componen de ejemplares prácticamente completos, o que preservan detalles inesperados: los miles de huevos de Auca Mahuevo (del museo de Plaza Huincul), que contienen embriones de dinosaurios, con delicados huesos y restos de piel.
También se visitó el Parque de Ischigualasto, conocido como Valle de la Luna, en San Juan, y que fue declarado Patrimonio Mundial en 2000. De aquí proceden los dinosaurios más antiguos que se conocen. A pesar de ser un lugar mal comunicado y situarse en un amplio entorno desértico, el parque recibe 80.000 visitas anuales, de las cuales el 20% son del extranjero. Gran parte de esas buenas cifras se basa en la oferta de distintas alternativas para el visitante, la intensa implicación de los guías en la conservación del parque y en la existencia de un centro de interpretación que equilibra eficazmente el rigor científico con una exposición divulgativa muy atractiva.
Un aspecto resaltable que el CAS percibió en todos estos lugares visitados, es el gran desarrollo que tiene la producción de réplicas de esqueletos y estatuas de dinosaurios. Esta actividad es un recurso de financiación muy importante para los museos y centros de investigación, pues las réplicas se venden o alquilan, o bien se preparan exposiciones que pueden recorrer todo el planeta, generando beneficios a lo largo de varios años. Además supone la formación profesional o la generación de puestos de trabajo para muchos estudiantes y licenciados en geología, biología, bellas artes y diseño industrial; hay una larga lista de paleoartistas que trabajan en este tipo de divulgación de la paleontología que en España está aún por generalizarse.
En resumen, una de las visitas más intensas y productivas de las realizadas por el CAS hasta el momento. Se han abierto nuevos cauces de colaboración con museos de Argentina y se ha recogido un enorme caudal de información científica.
La elección de Argentina como destino se basó en dos aspectos: por un lado se estudiarían los restos de dinosaurios rebaquisáuridos custodiados en diversos museos del país; en segundo lugar se conocería de primera mano la gran riqueza en fósiles de dinosaurios argentinos. El viaje, que supuso recorrer un total de 24.400 km, ha sido muy fructífero. Se ha contactado e intercambiado información con paleontólogos de renombre, tales como Jorge Calvo (Proyecto Dino, Universidad de Comahue), Rodolfo Coria (Museo Carmen Funes en Plaza Huincul) o Ricardo Martínez (Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de San Juan).
El primer objetivo citado -estudiar los rebaquisáuridos argentinos- era especialmente interesante para los miembros del CAS. La primera excavación que realizó el grupo cerca de La Revilla proporcionó los restos de un dinosaurio rebaquisáurido, familia que sólo se conocía en África y América del Sur. El estudio que se lleva a cabo en el museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes con estos fósiles permite deducir que se trata de una especie nueva; así, la intención de los salenses era analizar las semejanzas y diferencias que existían entre el ejemplar burgalés y sus parientes sudamericanos. Los lugares visitados a tal fin fueron: Villa El Chocón, Lago Barreales y Zapala, todos ellos en la provincia de Neuquén, desde donde se coordinaba el viaje con el paleontólogo argentino Leonardo Salgado que colabora de forma regular con el CAS. Estas localidades poseen museos de las Municipalidades (ayuntamientos) o provinciales, aunque el CONICET (organismo nacional que impulsa la investigación en este país) tiene un papel fundamental para la presencia de investigadores en ellos. Los fósiles de rebaquisáuridos eran abundantes y especialmente completos; destacaban los existentes en Villa El Chocón, desde donde se ha solicitado colaboración a los salenses para completar la excavación de un yacimiento que ha proporcionado una especie nueva. El último lugar visitado fue el Museo Argentino de Ciencias Naturales, en Buenos Aires, donde se estudiaron otros fósiles de rebaquisáuridos así como los de su pariente el amargasaurio. Éste es un dinosaurio famoso en todo el mundo por su llamativa apariencia: posee unas larguísimas espinas neurales en las vértebras del cuello y espalda, que en vida le sobresaldrían del cuerpo.
El segundo objetivo principal del viaje era conocer otros dinosaurios del país así como los modos de gestión de este patrimonio, incluyendo su estudio y puesta en valor. Argentina es privilegiada al contener fósiles de dinosaurios muy abundantes, en magnífico estado de conservación y con ejemplares únicos. Es un lugar clave para entender qué eran los dinosaurios y cómo evolucionaron. Desde los primeros dinosaurios procedentes del periodo Triásico (hace 230 millones de años) que se han hallado en Ischigualasto (provincia de San Juan), tales como Eoraptor o Herrerasaurus, y que convivieron con extraños reptiles de los que surgieron posteriormente los mamíferos. O los dinosaurios que baten récords: el más grande de todos los animales terrestres que haya existido nunca: el argentinosaurio, que pudo alcanzar los 42 m de longitud y las 100 toneladas de peso; o el terópodo o carnívoro de mayores dimensiones, mayor incluso que el tiranosaurio: el giganotosaurio con 15 m de longitud y 7 toneladas de peso, y un cráneo de 2 m de longitud. Pero en general las colecciones de fósiles argentinos asombran porque se componen de ejemplares prácticamente completos, o que preservan detalles inesperados: los miles de huevos de Auca Mahuevo (del museo de Plaza Huincul), que contienen embriones de dinosaurios, con delicados huesos y restos de piel.
También se visitó el Parque de Ischigualasto, conocido como Valle de la Luna, en San Juan, y que fue declarado Patrimonio Mundial en 2000. De aquí proceden los dinosaurios más antiguos que se conocen. A pesar de ser un lugar mal comunicado y situarse en un amplio entorno desértico, el parque recibe 80.000 visitas anuales, de las cuales el 20% son del extranjero. Gran parte de esas buenas cifras se basa en la oferta de distintas alternativas para el visitante, la intensa implicación de los guías en la conservación del parque y en la existencia de un centro de interpretación que equilibra eficazmente el rigor científico con una exposición divulgativa muy atractiva.
Un aspecto resaltable que el CAS percibió en todos estos lugares visitados, es el gran desarrollo que tiene la producción de réplicas de esqueletos y estatuas de dinosaurios. Esta actividad es un recurso de financiación muy importante para los museos y centros de investigación, pues las réplicas se venden o alquilan, o bien se preparan exposiciones que pueden recorrer todo el planeta, generando beneficios a lo largo de varios años. Además supone la formación profesional o la generación de puestos de trabajo para muchos estudiantes y licenciados en geología, biología, bellas artes y diseño industrial; hay una larga lista de paleoartistas que trabajan en este tipo de divulgación de la paleontología que en España está aún por generalizarse.
En resumen, una de las visitas más intensas y productivas de las realizadas por el CAS hasta el momento. Se han abierto nuevos cauces de colaboración con museos de Argentina y se ha recogido un enorme caudal de información científica.
Foto: C.A.S
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