A pocos kilómetros alrededor de Salas de los Infantes el viajero encuentra localizaciones donde filmó Sergio Leone, un ejemplo perfecto de municipio medieval y la cuna de Castilla
La prisión abre sus puertas en el Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla. Mejor emplazamiento no podía haber tenido. Eso mismo pensaría el creador italiano especialista en spaguetti western cuando le propusieron rodar dentro, allá por el año 1966. Tenía claro que algunas escenas se desarrollarían en Roma, Almería y Madrid, pero fueron otro director, Javier Setó, y el jefe de producción, Antonio Pérez Giner, quienes tras emplearse en el film 'El Valle de las Espadas' recomendaron el paraje de la Sierra de la Demanda a Leone. Encontraron allí orografía similar a la de Arizona y Nuevo México, para narrar las peripecias de tres personajes «errabundos, amalgama de todos los defectos humanos durante la Guerra de Secesión», según explicaba el director.
El escenario renace de las cenizas, literalmente. Se ha construido gracias a la madera de las sabinas quemadas durante los incendios del parque natural en 2022. Engordan el atrezo el puente de la cinta, carteles y una mesa de interpretación que ayuda a localizar la película en el terreno. Con el altiplano como paisaje. Bajo el vuelo del buitre leonado, rey de Sabinares del Arlanza-La Yecla, uno de los bosques de sabinas más extensos y mejor conservados del mundo, hábitat de una de las mayores poblaciones de esa clase de carroñeros en España.
Así sabrás que, según órdenes del escenógrafo Carlo Simi, se levantó un imponente fuerte de fosos profundos, con empalizada y edificaciones donde guerra, torturas y ejecuciones eran la norma. Inspirado en el campo nordista de Andersonville, en Georgia, donde se cometieron ejecuciones masivas de prisioneros que malvivían hacinados y recurrieron incluso al canibalismo. Sabido esto, la tremenda paliza que el cabo Wallace propina a Tuco durante el interrogatorio del sargento Sentencia parece menor.
Falta una localización, la de la Batalla del Puente Langstone, para la que se permitió la tala de miles de chopos. Sus descendientes han vuelto a colonizar la zona y solo quedan un par de pilas de apoyo del puente deterioradas y restos de las trincheras que se distinguen desde la parte elevada de la ladera, suficiente para imaginar a los más de 2.000 extras que aparecieron vestidos de unionistas y confederados. El río Arlanza se disfrazó de Río Grande y la pasarela debió volar tres veces, nada menos. La primera no convencía al director, poco espectacular, por eso para la segunda colocaron 12 cámaras y 400 kilos de TNT. El honor de detonar por segunda vez se cedió a un coronel del ejército español que, por descoordinación entre órdenes, destrozó el puente sin que ninguna cámara estuviera encendida (parece un chiste, pero es verdad). Tras reconstruirlo, a la tercera fue la vencida. Gracias a la 'App Sad Hill' tú mismo puedes volarlo. «Hace una reconstrucción virtual del puente, se superpone el móvil en la zona y lo dinamitas», cuentan sus impulsores. Podrás disfrutar de otras reconstrucciones virtuales con ella; además, la app sirve de cicerone si vas solo.
A orillas del Arlanza
Ya que estás por allí, decíamos al principio, aprovecha para conocer otras joyas del entorno. Puede servirte de campamento base Salas de los Infantes, a orillas del Arlanza y a las puertas de la Sierra de la Demanda. Aparece en el siglo X, como parte del alfoz de Lara. Luego engorda el señorío de los Velasco, ligado a trashumancia y a carretería. Desde 1834 se convierte en cabeza de uno de los seis partidos judiciales de la provincia que lleva su nombre. Se trata de la población más urbana de la zona, dividida en cinco barrios: Costana, la Botica, la Plaza, el Valle y la Loma.
Quedan en ellos algunas casas con blasones y una botica, antaño, en la Plaza del Condestable con símbolos de alquimia e interesantes grabados en la fachada. El vecindario pasa tiempo en la sencilla la Plaza Mayor, sube al altozano que alberga la gótica iglesia de Santa María, con portada renacentista del siglo XVI. Dentro, asegura la leyenda que un arca guarda los restos de las cabezas de los siete Infantes de Lara (más nombres propios de los prometidos).
Románico en vivo
Imposible dejar de lado el famosísimo e interesante monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos, a solo 20 minutos en coche de la localidad. Su claustro románico es uno de los rincones más buscados en la provincia de Burgos; cuenta con dos niveles y algunas de las manifestaciones románicas más conocidas de Europa, capitales que mezclan representaciones animales con otras vegetales y las historiadas. El de abajo pertenece a dos épocas: las galerías oriente y norte al siglo XI y las de poniente y sur al siglo XII; el superior se construyó a finales del siglo XII. Lo más aplaudido, seis bajorrelieves del primer maestro: La Ascensión, Pentecostés, La Sepultura y Resurrección, El Descendimiento, Los Discípulos de Emaús y La Duda de Santo Tomás (este último gana en enamoramiento artístico).
La casa del anacoreta
Nueva propuesta. Treinta y cinco minutos únicamente separan Salas de los Infantes del Eremitorio de Cueva Andrés, que aguarda en un precioso paraje, dentro un claro del bosque y junto a un arroyo que vierte sus aguas al río Torralba. Mozárabe, proviene del siglo X y está compuesto por una covacha que serviría de refugio al eremita, un altar y algunas sepulturas. Lo que más impacto causa al llegar allí es el arco de herradura tallado en relieve, presente en lo que debió ser antiguamente el altar con inscripción casi ilegible debido al paso de los años que todo lo desgasta, y la cruz griega esculpida en el interior. Dicen de él los expertos que se trata de un ejemplo antológico del arte altomedieval.
Herencia medieval
Los edificios más famosos se alternan con típicas casas con soportales de planta baja de piedra y superior sobre vigas de madera con balconadas cubiertas y con fragmentos de la muralla que hasta finales del XVI rodeaba la localidad. Personajes y personas, por ejemplo, la princesa Kristina de Noruega y su tumba, la ermita de San Olav dedicada a la joven mujer que nunca quiso salir de su país y acabó perdiendo la vida en el ajeno. Curiosidad… el nombre de Covarrubias parece proceder de las cuevas de color ocre rojizo que se abren en las paredes rocosas de la Sierra de las Mamblas. No te marches sin probar el cordero lechal (y las cerezas, cuando sea época, ahora no).
Lo más natural
A solo 29 minutos (siempre en coche) de Salas de los Infantes, un buen destino para los andarines lo pone el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, sobre el eje de un profundo cañón de escarpados farallones calizos, compartido sin pelea entre Burgos y Soria. Un total de sus 4.000 hectáreas se definen como burgalesas de las 9.580 que lo forman; con diversidad de hábitats: cortados rocosos, bosques de sabinas y pinos, áreas de vegetación palustre y bosques de ribera. El misterio envuelve sus contornos, lo sienten quienes acuden a conocerlo. Ya, falta tiempo para ver todo en un fin de semana, por eso animamos a quedarse más días o a volver otros sábados y domingos. Nada de lo contado se moverá de allí. Si la montaña no va a Mahoma… sabes lo que toca.
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