sábado, 30 de mayo de 2015

Un nuevo análisis sugiere que los dinosaurios eran de sangre caliente

Carlos Zuhumenszky
















gizmodo.com


Los dinosaurios eran reptiles, y los reptiles son animales exotérmicos o de sangre fría, en otras palabras, necesitan fuentes de calor o frío externas para regular su temperatura corporal. Esta definición que aprendimos el en colegio podría venirse abajo si se confirma un reciente estudio que apunta a que los dinosaurios eran animales de sangre caliente como nosotros.

La diferencia es importante porque obligaría a revisar todo lo que sabemos actualmente sobre los grandes saurios del período Triásico en adelante. Los animales de sangre caliente o endotérmicos son más activos, más energéticos y crecen a un ritmo más rápido que los exotérmicos.

La cuestión es bastante polémica porque la comunidad científica lleva tiempo sin ponerse de acuerdo al respecto. En 2014, un estudio publicado en la revista Science aseguraba que la distinción entre especies exotérmicas y endotérmicas era demasiado simplista y llegaba a la conclusión de que los dinosaurios eran un grupo a medio camino entre ambas. En otras palabras, que su cuerpo era mesotérmico, un estado a medio camino entre los animales que regulan internamente su temperatura y las que lo hacen ambientalmente. En la actualidad algunas especies de tiburones o tortugas marinas comparten esta característica a medio camino entre animales de sangre caliente y fría.

El estudio, que fue obra de investigadores de la Universidad de Nuevo México, tiene mucha importancia porque sus autores recopilaron una enorme cantidad de datos sobre crecimiento y metabolismo de miles de especies para contrastarlos.

Sangre caliente en los huesos


Ahora, el paleontólogo Michael D’Emic, de la Universidad Stony Brook en Nueva York ha publicado una revisión del estudio de 2014 en la que ha encontrado indicios de que los grandes saurios como el Tyrannosaurus Rex eran, en realidad, de sangre caliente y muy parecidos a los mamíferos en términos de crecimiento y metabolismo.

El Dr. D’Emic es un paleontólogo especialista en microanatomía ósea. Su especialidad le ha servido para revisar los datos de crecimiento óseo del estudio de 2014. Su conclusión es que las cifras se han entendido mal al interpretar que el crecimiento era constante en el tiempo.


Los animales de sangre caliente, explica D’Emic, no crecen a un ritmo constante, sino que su tasa de crecimiento depende de factores ambientales como la alimentación o un clima adverso. Si s e ajustan las cifras del estudio a un ritmo de crecimiento óseo real, la única conclusión lógica era que los grandes dinosaurios tenían sangre caliente. [Stony BrookUniversity vía Phys.org]

viernes, 29 de mayo de 2015

Paseos por la Historia queda suspendido

En el marco de la programación que impulsa el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes con motivo del Día Internacional del Museo:

Dar a luz esqueletos

Marcelo Isasi es técnico profesional del Conicet y trabaja en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Aquí cuenta cómo es recolectar, trasladar y reconstruir esqueletos de dinosaurios de hace 200 millones de años. Y cómo presentarlos para su exhibición.

Por Gonzalo Olaberría

www.pagina.com.ar


Afortunadamente contamos con los medios económicos
estatales y el apoyo académico necesarios”, dice Isasi.
Se puede decir que Marcelo Isasi es la mano derecha de un paleontólogo. Trabaja de técnico profesional adjunto en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y su tarea, según sus propias palabras, es la de asistirlo en todo lo que necesite en sus investigaciones. Desde la organización de los trabajos de campo para localizar huesos de dinosaurios y los planes para sus extracciones, hasta la ejecución de copias y montajes de los fósiles para exhibirlos en los museos, ya con la forma completa y los movimientos que se presume tenía cada especimen hallado. Un trabajo técnico arduo y minucioso que realiza con un grupo de unas 15 personas, que no se ve, pero puede demandar muchos meses y años, de acuerdo con el caso. Isasi se desempeña hace más de 25 años en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia y desde hace 15 lo hace para el equipo del paleontólogo Fernando Novas. “Dar a luz esqueletos de seres que vivieron en el planeta hace 200 millones de años es fantástico. Es la posibilidad de obtener información sobre quiénes pisaron la Tierra antes que nosotros”, asegura en diálogo con Página/12.

De chico, en el fondo de su casa en Quilmes, Isasi ya mostraba interés en la naturaleza y juntaba toda clase de bichos, como víboras, lagartos, pájaros y hasta abejas. También practicaba las típicas actividades técnicas que lleva adelante hoy, pero con lo que tenía a mano. “Tenía 11, 12 años. Cuando iba a la playa o acompañaba a pescar a mi padre a las lagunas, juntaba animales muertos que encontraba en el camino. En mi casa enterraba los esqueletos, los marcaba con un palo para saber dónde estaban y después con clavos, destornilladores y pinceles que me daba mi abuelo los desenterraba. Un poco más grande, con 14 años, comencé a realizar el armado, el montaje de esos esqueletos que sacaba. Para hacer eso, visitaba los museos para observar los esqueletos y consultaba libros de anatomía animal. Uno de mis primeros montajes fue una tortuga cuello de víbora que recolecté en la laguna de Chascomús y después colgué del techo de mi pieza.” Todo lo hacía sin conocer la paleontología.

Como le gustaba tanto la biología, sus padres lo mandaron a profesor particular. A los 16, la madre llamó al Museo de Ciencias Naturales para averiguar si existía la posibilidad de que pudiera hablar con algún paleontólogo. José Bonaparte, uno de los pioneros en los estudios de dinosaurios en Argentina, lo invitó además a que presenciara los trabajos diarios de su equipo en la Sección de Paleontología de Vertebrados. Al poco tiempo, lo incorporó como colaborador.

La adolescencia de Isasi transcurrió entre los libros de ciencias naturales que devoraba por su cuenta, sus estudios secundarios y los trabajos que realizaba en el museo. Comenzó a estudiar la Licenciatura en Biología en la Universidad Nacional de La Plata, pero la abandonó para dedicarse a la labor técnica, actividad que lo apasiona. Desde 2006 es técnico en Paleontología del Conicet. Ingresó como técnico principal y hoy, a sus 43 años, es técnico profesional, el de mayor jerarquía dentro del escalafón técnico. Se especializa en el descubrimiento de restos fósiles de la era Mesozoica, la de los dinosaurios.

–¿Cuáles son las actividades de un técnico profesional?

–El técnico profesional tiene como función ayudar a un científico en todo lo que necesite en la investigación. Organiza los trabajos de campo y las extracciones del fósil en las campañas. La idea es colectar los fósiles de la forma más rápida posible, para luego prepararlos en el laboratorio. La logística es complicada porque lleva muchísimo tiempo y es un trabajo difícil: hay que buscar los huesos y planificar cómo sacarlos y transportarlos. Generalmente están en rocas duras, son frágiles, hay que trabajar en climas adversos, como el frío extremo o fuertes ráfagas de viento, y asegurarse de que no se rompan en el traslado por geografías que, muchas veces, son de difícil acceso. Por ejemplo, en una oportunidad, las excavaciones eran dentro del lago Argentino y hubo que secar parte del lago para poder trabajar. O, cuando fui a la isla James Ross, en la Antártida, que es una zona con abundancia de mosasaurios y plesiosaurios (especies de reptiles marinos). El clima allá es muy especial. Hace frío, nieva y está el condimento especial de que estás en el medio de la nada. Estuve cuatro veces y éramos dos geólogos y yo esperando que parara de nevar para poder trabajar. Lo importante era poder ver el suelo sin nieve para encontrar los huesos. Una vez que se descubren los huesos, se los cubre con papel húmedo o aluminio y, por encima, una capa gruesa de tiras de tela de arpillera embebida en yeso para trasladarlos de forma segura, sin que se rompan. A esto le decimos hacer el bochón. Una vez terminado el trabajo de extracción, viene la etapa de la preparación de los fósiles y después, si amerita por su importancia científica, ser copiados y montados.

–¿En qué consiste ese trabajo?

–Ya en el laboratorio, primero, se termina de preparar los huesos. Se los separa de la roca que los contiene desde hace millones de años, usando cinceles, martillos neumáticos, minitornos eléctricos, lupas binoculares y lámparas con fibra óptica. Si los huesos están frágiles o la roca es muy dura, el trabajo puede demandar más tiempo. También se reconstruyen con plastilina los huesos, porque no se los recupera enteros. Además, es difícil encontrar los esqueletos completos, si encontrás hasta un 70 por ciento es extraordinario. Por eso, se los compara con otras partes de esqueletos similares que se hayan encontrado antes o que figuren en investigaciones y se completan las partes faltantes. Todo este trabajo de modelado implica un proceso de estudio y precisión muy importantes. Después se hacen los moldes de los huesos del dinosaurio, con los que se obtienen copias en yeso, resina o poliuretano rígido. Se realiza una ingeniería de hierro que sostenga esos huesos y se los presenta con movimiento, de acuerdo con cómo se especula que lo hacía cada especie. Al final, se los pinta para simular el color original del fósil y se hace lo que denominamos diorama: la ambientación del lugar en el que vivían, para poder presentar el dinosaurio en el museo. Esto, por supuesto, no lo realiza sólo el equipo técnico, sino también colaboradores. El paleontólogo a cargo de la investigación también participa activamente, no sólo planea el estudio o presenta papers.

–¿Cómo se organizan las campañas de exploración?

–Por lo general, vamos a lugares nuevos o conocidos, guiados por investigaciones que sugieren que es probable encontrar huesos en una determinada región. Muchas veces, vamos a lugares particulares por descubrimientos que alguien hace mientras trabaja o pasa por causalidad. En el año 2000, tuvimos que ir a Chacarita, en plena avenida Triunvirato, porque obreros que trabajaban en una excavación para construir la línea B encontraron restos de un gliptodonte de un millón de años de antigüedad. La paleontología es patear y poder ver un fragmentito en la tierra. En una campaña en el Bajo Santa Rosa, Río Negro, en 2002, los primeros días estuvimos buscando y buscando huesitos y nada. Un campesino del lugar nos vivía diciendo que teníamos que ir a un cerrito que estaba cerca. Le hicimos caso, fuimos ahí y encontramos un hueso largo, que terminó siendo el del dinosaurio Austroraptor Cabazai, uno de los raptores más grandes del mundo, de la familia de los velociraptores. Por lo general, la gente de la zona sabe dónde están los huesos y es de mucha ayuda porque conoce el territorio.

–¿Hay alguna parte del proceso que prefieras más?

–Ver a los dinosaurios listos, exhibidos en el museo, es una satisfacción enorme. A nosotros nos encanta que los pueda ver doña Rosa, por eso hacemos muestras y no nos quedamos solamente haciendo papers científicos. Aparte, cuando lo ves presentado, te acordás de todo el proceso. El descubrimiento también es una parte muy linda. Me gusta mucho ir al campo: conocemos lugares nuevos con paisajes maravillosos, por lo general los grupos de trabajo son fantásticos y los resultados son una emoción tremenda.

–Argentina es un país con tradición en paleontología.

–Nuestro país tiene un gran potencial, tanto en recursos humanos como en lugares con yacimientos. Cuenta con un enorme valor humano. Tiene científicos y técnicos con gran tradición y con un alto grado de capacitación y conocimientos. El doctor Novas y el doctor Bonaparte son dos eminencias de la paleontología argentina y mundial. Por otro lado, el país tiene grandes extensiones de tierra con una gran riqueza en fósiles. En lugares donde ya se hicieron excavaciones todavía resta por explorar territorios. También quedan por recorrer otras zonas que no fueron visitadas.

–¿Cómo costean los gastos de trabajo?


–Nuestros sueldos los paga el Conicet y la mayoría de los proyectos de investigación, que involucran viajes de exploración, trabajos de preparación de fósiles, compra de instrumental e insumos, viajes a diferentes partes del mundo para estudiar otros dinosaurios, son subvencionados por instituciones estatales como la Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica, y el Conicet. Afortunadamente contamos con los medios económicos estatales y el apoyo académico necesarios para llevar a buen puerto nuestras investigaciones.

jueves, 28 de mayo de 2015

¿Superpoderes... o ciencia?

¿Existen los superpoderes? ¿Alguna vez has querido ser un superhéroe?


Este sábado, día 30 de mayo a las 19:30 horas, podrás disfrutar con Physics League de su espectáculo "¿Superpoderes... o ciencia?" en el Teatro-Auditorio "Gran Casino"
Control de la electricidad, dominación del fuego, levitación, control del dolor... y mucho más. 

Entrada gratuita

La actividad se enmarca dentro de la celebración del Día internacional de los museos.






































Se trata de desvelar los secretos que hay detrás de “superpoderes” que exhiben los héroes de películas, cómics o videojuegos o de hechos asombrosos a primera vista y fenómenos misteriosos como los fantasmas. Esos poderes y acontecimientos especiales desafían la percepción de las personas y causan nuestra admiración y disfrute. La cuestión fundamental que plantea el espectáculo es que: si ese desafío se extiende a la Ciencia ésta podría dar una respuesta convincente que explicara unos hechos  extraordinarios… o más bien cualquiera puede desarrollar algunas de esas habilidades si tiene conocimientos de física. Y el resultado no nos dejará indiferentes.

El espectáculo se dirige a la divulgación de la Ciencia de un modo divertido y riguroso, un cóctel que va extendiéndose por el planeta porque atrae la atención del público. Y porque hay científicos que han decidido dar el salto del laboratorio al escenario, un movimiento arriesgado en el que hay que dominar el arte de la actuación en público y el uso de un lenguaje sencillo que sirva para comunicar con eficacia conceptos y principios científicos complejos.

Physics League

La asociación sin ánimo de lucro “Physics League” que se presenta por primera vez en Burgos, está formada actualmente por 31 miembros, incluyendo estudiantes del Grado de Física, estudiantes de doctorado e investigadores post-doctorales de la Universidad de Valladolid. La asociación tiene varios miembros honorarios, incluyendo profesores, investigadores y técnicos de laboratorio, quienes colaboran en la preparación de las actividades. 

Los miembros de la asociación forman un capítulo del proyecto Young Minds de la Sociedad Europea de Física (EPS) y otro de la Sociedad Americana de Óptica (OSA). Se le ha otorgado un proyecto de divulgación por parte de la Sociedad Americana de Física (APS).

Las personas involucradas en esta asociación llevan más de dos años realizando tareas de divulgación de la física en distintos ámbitos: visitando colegios, institutos, y realizando talleres/shows en colaboración con El Museo de la Ciencia de Valladolid, la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid y diversas asociaciones culturares.

sábado, 23 de mayo de 2015

¡Dinosaurios en Pinares!

Planes de ocio


Sigue el rastro de los dinosaurios que habitaron la comarca de pinares hace millones de años


Reportaje y sugerencia que hacen desde pinaresdesconocido.com sobre nuestros dinosaurios - Aventura entre dinosaurios-.

Yacimiento de La Pedraja
pinaresdesconocido.com

Llegar hasta el yacimiento de Costalomo nos sitúa ante un testimonio en piedra magnífico sobre cómo eran los inmensos dinosaurios que habitaron esta comarca y que están excelentemente documentados en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes. Costalomo está muy cerca de dicha localidad, a poco más de 4 Km.

Aquí podemos ver huellas de dinosaurios que vivieron desde el jurásico superior al cretácico inferior, hace alrededor de 130 millones de años. Desde 2005 este yacimiento es bien de interés cultural y en él se conservan varios cientos de huellas de dinosaurio. Como una singularidad de este yacimiento, muchas de ellas están en relieve.

Otra particularidad del yacimiento de Costalomo y que le hace único en el mundo, es que parte de ellas forman un rastro que se había conservado como oquedades en el estrato de roca.

El rastro consta de varias huellas que podrían pertenecer a un mismo dinosaurio, una especie herbívora que podía caminar a dos o cuatro patas y que pueden ser un Iguanodon, un dinosaurio de tamaño considerable y muy pacífico que recorrió la zona de Sala de los Infantes durante el cretácico inferior. Junto a estas se pueden observar huellas de otras especies, tanto herbívoras como carnívoras, todos ellos hace más de 100 millones de años.

Por otro lado y dentro de las huellas más singulares, están las de ‘Atila’, que conforman un pequeño rastro de doce huellas de tres dedos largos de alrededor de 75 centímetros, terminados en potentes garras.

Costalomo es un lugar único en el mundo, donde los niños pueden ver la dimensión de los habitantes de estas tierras hace millones de años.

También en esta zona encontramos los yacimientos de Mambrillas de Lara, donde se pueden ver huellas de ejemplares saurópodos y de Regumiel de la Sierra, donde se pueden ver 9 rastros diferentes de ejemplares del jurásico superior. En ambos yacimientos la Fundación para el Estudio Dinosaurios en Castilla y León han instalado dos reproducciones de dos enormes dinosaurios.


Más información
Si quieres saber más, visita la web de la fundación para el estudio de los dinosaurios en Castilla y León: http://www.fundaciondinosaurioscyl.com/es/portada/.
Y si te encanta la paleontología, también puedes seguirles en su página de facebook.

Este recurso puedes encontrarlo también en los planes...

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jueves, 21 de mayo de 2015

La mayor migración de dinosaurios jamás contada

NUÑO DOMÍNGUEZ


Unos fósiles que fueron machacados durante la reciente revolución de Túnez han permitido reconstruir una de las mayores migraciones de dinosaurios que se conocen. La historia comenzó en otoño de 2011, cuando un equipo de paleontólogos italianos y tunecinos descubrió varios huesos de un nuevo dinosaurio en la gobernación de Tataouine, al sur del país. Los restos se embalaron cuidadosamente y se enviaron a Túnez, pero, en plena revolución, los saqueadores los rompieron en más de 200 pedazos en busca de objetos valiosos. En 2013, pasadas las revueltas, el mismo equipo volvió a Túnez, restauró las piezas dañadas y rescató más fósiles del mismo dinosaurio.

“Desde el comienzo de las excavaciones nuestro objetivo fue reconstruir su foto de familia e identificar a sus parientes más cercanos”, explica el italiano Federico Fanti, paleontólogo de la Universidad de Bolonia y líder del estudio sobre el nuevo dinosaurio de Túnez, Tataouinea hannibalis. Su equipo hizo réplicas en 3D de los fósiles dañados y además desenterró parte de la cadera y de la cola del dinosaurio en 2013, lo que ha ayudado a caracterizarlo mejor.

El Tataouniea era un dinosaurio herbívoro y con forma de diplodocus, aunque mucho más pequeño, pues medía unos 12 metros de largo. Según Fanti perteneció al grupo de los rebaquisáuridos, una familia cuyos ancestros parecen estar, curiosamente, en América del Sur. ¿Cómo pudieron estos dinosaurios llegar a África?

Los saqueadores rompieron los fósiles
en más de 200 pedazos

Según explican Fanti y el resto de su equipo en un estudio publicado en PLoS One, solo hay una explicación posible: una larga migración por tierra que duró unos 30 millones de años y que fue creando especies diferentes a medida que estos dinosaurios conquistaban nuevos hábitats. Los primeros rebaquisáuridos habrían aparecido hace unos 160 millones de años en los espesos y húmedos bosques de Sudamérica. En una zona llena de agua y comida los primeros miembros del grupo eran animales enormes, como el zapalasaurio, de 25 metros de largo y tan alto como un edificio de dos plantas. Fanti mantiene que en el Cretácico Inferior, hace 135 millones de años, los rebaquisáuridos llegaron a África, que por entonces estaba unida a Sudamérica formando el supercontinente de Gondwana. La adaptación a unos hábitats muchos más secos y con menos vegetación para comer hizo que encogieran y se hiciesen mucho más ligeros. De hecho, el Tataouniea tenía los huesos neumáticos, llenos de cavidades de aire, lo que reducía drásticamente su peso, hacía su respiración más eficiente y les facilitaba la vida para moverse largas distancias en busca de alimento, explica Fanti. Estos dinosaurios eran saurópodos, no emparentados con las aves, pero sorprendentemente tenían adaptaciones similares a ellas, señala el paleontólogo. “Este es el único dinosaurio conocido que tenía los huesos de la cadera huecos”, resalta.

El arca de Noé

Unos cinco millones de años después, los rebaquisáuridos llegaron a Europa, que entonces era un conjunto de islas. Cómo lo hicieron es un misterio, pero dinosaurios como el demandasaurio, hallado en Burgos y estrechamente emparentado con el Tataouinea de Túnez, así lo demuestran. “Es posible que el mar en aquella época fuera poco profundo y pudiesen cruzarlo hasta lo que hoy es España”, argumenta Fanti.

José Ignacio Canudo, un paleontólogo de la universidad deZaragoza experto en rebaquisáuridos de Argentina y España, reconoce que la hipótesis de la migración y la progresiva reducción de tamaño hasta llegar al demandasaurio “es buena”, aunque quedan flecos. “Por aquel entonces África e Iberia estaban separadas por pocos kilómetros de mar, pero era una barrera infranqueable debido a las intensas corrientes”, explica. “Otra opción es que estos dinosaurios llegasen a Europa a bordo de lo que hoy es la península Itálica, que formó parte de África y luego se unió a Europa como una especie de arca de Noé”, señala. Es algo parecido a lo que sucedió con lo que hoy es la India. Además, recuerda, los fósiles de rebaquisáuridos de América son más recientes que los de África y España, advierte. Es muy plausible que el grupo existiese antes en Sudamérica, opina Canudo, pero, por ahora, “no hemos encontrado restos de estos dinosaurios en estratos más antiguos”.

Después de la interrupción por la Primavera Árabe, el equipo de Fanti espera volver a excavar en noviembre a Jebel El Mra, el lugar en el que en 2013 encontraron los nuevos huesos del Tataouinea. Esperan poder seguir trabajando allí también en 2016, lo que posiblemente permita esclarecer más detalles sobre los orígenes de los rebaquisáuridos y su espectacular periplo. “Estamos ante la migración de dinosaurios mejor documentada de la que se tiene constancia”, asegura.

FALLO DEL JURADO DEL XII CONCURSO DE POSTALES DE DINOSAURIOS 2015

A las 16:30 horas de hoy, jueves 21 de mayo, se ha reunido en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, el jurado del XII Concurso de Postales del Museo de Dinosaurios, convocado por el propio Museo al que han sido presentadas más de cuatrocientas postales.


Una vez examinados detenidamente las 445 postales que han concurrido a este concurso y tras las oportunas deliberaciones, los componentes del Jurado deciden adjudicar los premios establecidos en cada una de las modalidades a las postales presentadas con los lemas que se indican a continuación, junto al nombre de los respectivos autores:


MODALIDAD A: Personas de menos de 15 años de edad.

PRIMER PREMIO: LUCÍA MANSO DE RIOJA, VILVIESTRE DEL PINAR (BURGOS).
Lema: “Paseando bajo la lluvia".

ACCÉSIT: SABINO CODESAL VEGAS, VILLANUBLA (VALLADOLID).
Lema: “Adáptate”.


MODALIDAD B: Personas de 15 años de edad en adelante.

PRIMER PREMIO: RUBÉN GONZÁLEZ ARROYO, SALAS DE LOS INFANTES (BURGOS).
Lema: “Negro”.

ACCÉSIT: PAULA MATELLÁN HERRERO, ZAMORA.
Lema: “Demandasaurus Darwini”.


MODALIDAD C: Personas con discapacidad.

PRIMER PREMIO: PILAR GÓMEZ PRADERA. FUNDACIÓN PERSONAS-APADEFIM, CUÉLLAR (SEGOVIA).
Lema: “Dino rob”.

ACCÉSIT: FÁTIMA BARRERO TORREJÓN. CENTRO DE EDUCACIÓN ESPECIAL JENARA CARRASCO - APROSUBA 6, LLERENA (BADAJOZ).
Lema: "Este dinosaurio tiene muchos dientes".


En Salas de los Infantes, a 21 de mayo de 2015.

Un científico platense en dos grandes hallazgos mundiales sobre dinosaurios

Alejandro Otero integró el equipo que trabajó en las expediciones de Santa Cruz y Chubut
















eldia.com

Por CarlosAltavista

En Santa Cruz, un equipo de paleontólogos halló restos de los dinosaurios más antiguos que habitaron la Patagonia. Fueron ejemplares de la especie Mussaurus patagonicus, que vivieron hace unos 190 millones de años. En Chubut, parte de ese equipo dio con el dinosaurio terrestre más grande del mundo, mucho más “contemporáneo”, ya que vivió hace aproximadamente 100 millones de años. “No hay que confundir. Son dos hallazgos totalmente distintos, de épocas muy diferentes, que ayudarán a reconstruir ecosistemas igualmente diversos”, subraya Alejandro Otero, el platense que tuvo el privilegio de participar de ambos descubrimientos.

Con apenas 34 años, egresado del Colegio Nacional y de la facultad de Ciencias Naturales de nuestra ciudad, Alejandro confiesa que “cuando uno es estudiante sueña con cosas como estas, pero jamás hubiese imaginado que iba a participar de dos expediciones únicas para el país”.

Es que el experto platense participó de las excavaciones en las que se encontró, nada más y nada menos, que el animal más antiguo que habitó la actual Patagonia y el más grande del planeta conocido hasta el momento.

Otero prefiere adentrarse con más detalle en el hallazgo de Mussaurus, pues el otro aún está “en pleno estudio”, dice, respetando a rajatabla los tiempos de la ciencia.

TRAS LOS PASOS DE BONAPARTE

Cuenta que el hallazgo de Santa Cruz se produjo en las cercanías de la estancia abandonada “El Tranquilo”, una zona ubicada levemente hacia el noreste de la provincia. Y añade que la expedición ya contaba con un importante antecedente.

“Hubo campañas en la década de los ‘60 y en la de los ‘70. En 1974, el doctor José Bonaparte halló un nido de dinosaurios donde había Mussaurus recién nacidos y cáscaras de huevos”, comenta, para realzar que Bonaparte está considerado el padre de la paleontología de vertebrados moderna en la Argentina.

Desde el anexo del Museo de Ciencias Naturales, que funciona en 122 y 60, en el predio donde se levanta la facultad, el joven especialista platense hace una pausa. Toma papel y lápiz y comienza a realizar un esquema para explicar de qué se habla cuando se habla de Mussaurus, el dinosaurio -hasta hoy- más antiguo que habitó nuestra Patagonia.

“Mientras uno es estudiante sueña con cosas como estas, pero nunca imaginé estar en dos expediciones únicas para el país” 
  
“Hay un gran grupo, el de los sauropodomorfos, que vivieron entre el Triásico Superior y el Cretácico Superior (entre 228 y 65,5 millones de años). Pero hay que hacer una importante división entre los sauropodomorfos basales, más primitivos, y su grupo hermano, los denominados saurópodos. Entre los primeros están los Mussaurus, hallados en “El Tranquilo”; entre los segundos, el “gigante” descubierto en Chubut”, detalla Otero.

¿Diferencias? Mussaurus, santacruceño, vivió hace 190 millones de años, medía unos 10 metros desde la punta de la cola hasta la pequeña cabeza, caminaba en cuatro patas pero también se manejaba en dos y era “más esbelto, más grácil” que el saurópodo “chubutense”. Este vivió hace 100 millones de años, era muy grande –casi 40 metros de largo-, cuadrúpedo, súper robusto y pesado y de cuello muy largo.

Lo cierto es que en la abandonada estancia de “El Tranquilo”, el equipo del Museo “Egidio Feruglio” de Trelew, luego de convocar a varios especialistas, entre ellos a Alejandro Otero, fue tras los pasos del maestro Bonaparte, aquel que en los ‘70 halló en una ex laguna a los Mussaurus juveniles. Y en otra ex laguna del enorme paraje, hicieron un descubrimiento “excepcional, único para el país”, resalta el científico platense.

ROMEO Y JULIETA

“Ya es raro encontrar un fósil. Si se lo encuentra, suelen hallarse partes. Por lo que toparse con un esqueleto completo es impresionante”, dice, para mostrar en la pantalla de su computadora que el equipo, en Santa Cruz, dio con dos esqueletos completos.

Por la posición en que estaban, uno al lado del otro y con las trompas casi pegadas, se los denominó Romeo y Julieta.

La pregunta surge inevitable. ¿Qué tienen en cuenta cuándo salen al campo? “No se sale a ver qué hay, si bien la suerte siempre aporta lo suyo. Pero uno camina por una zona, previamente muy estudiada, de rocas que tengan una edad que se corresponda con lo que quiere hallar. Si fuimos en busca de sauropodomorfos basales, no íbamos a transitar por rocas del jurásico superior (161 a 145 millones de años)”, ejemplifica.

El trabajo para trasladar a Romeo y Julieta al museo fue -como en todos estos casos- digno de verse.

“Se hicieron “bochones” de yeso y arpillera. Primero se colocaron varias capas de papel higiénico mojado sobre los restos, y arriba yeso, con tiras de arpillera. El papel se usa para que el yeso no se pegue al resto fósil y lo arruine. Luego se hicieron cortes muy precisos, ya que no era posible llevarlos enteros. Se cargaron cuidadosamente en vehículos y se los transportó. Posteriormente se los unirá”, cuenta Otero.

Pero primero se los estudia a fondo, para reconstruir, a partir de esos restos, la forma de vida de los animales y el ecosistema de esa época, hace poco más de 190 millones de años, entre el Triásico Superior y el Jurásico Inferior.

Y así se descubrió que la Patagonia fue cálida, que tuvo una vegetación exuberante y largos períodos de humedad.

“Los paleobotánicos trabajaron mucho sobre plantas fósiles de “El Tranquilo”, y concluyeron que abundaban los helechos, pero no como los que conocemos hoy, sino helechos del tamaño de grandes árboles. Ya había coníferas y ginkgoales, una familia con un extenso registro fósil, pero que hoy en día contiene una única especie viviente, el ginkgo. Todavía no había plantas con flor”, narra Otero.

Detalla que el clima era “templado-cálido, con una temperatura promedio de 15 grados anuales, en el marco de un régimen monzónico, es decir, seco en invierno pero muy húmedo en verano”. Así era la Patagonia de los Mussaurus. La de Romeo y Julieta.

¿Y el dinosaurio en si? “Por la morfología de sus miembros anteriores (manos) se deduce que podía darles distintas funciones; quizás defensa, tal vez las usaba para cavar. Es que tiene el dedo número uno (nuestro pulgar) muy grande y dirigido hacia adentro”, relata.

¿Carnívoro o herbívoro? “Ni netamente carnívoro, pues no tenía la dentadura en punta, ni netamente herbívoro, pues tampoco contaba con una superficie apta para machacar hierbas. Es probable que fuese omnívoro o herbívoro especializado en alguna planta o semilla en particular”, indica.

EL MAS GRANDE DEL MUNDO


El año pasado, un paisano del paraje La Flecha, cerca de la localidad “El Sombrero”, en el centro de Chubut, se encontró con una extraña formación y realizó la denuncia en el Museo de Trelew.

“Me llamaron y fuimos. En este caso, no teníamos ni idea de lo que podíamos encontrar, de manera que se planificó una expedición corta y de cuatro personas”, recuerda Alejandro. Pero estaban ante el dinosaurio más grande del mundo.

“Ahora es tiempo de empezar a pensar en el regreso. En paleontología no existe el ‘ya está’” 

“Es un saurópodo, con una antigüedad de entre 95 y 100 millones de años, por lo que pertenece a la transición entre el Cretácico Inferior y el Superior”, apunta.

“Fue impresionante el trabajo que hubo que realizar -recuerda el experto-; con una retroexcavadora se cavaron varias capas y aparecieron restos en una cantidad y en un estado de conservación inusuales”, realza.

Otero es cauto porque -como dijo- la investigación aún no concluyó, al punto que el dinosaurio todavía no tiene nombre. Se sabe que medía 40 metros, que podía haber alcanzado 80 mil kilos y que era herbívoro.

¿Y ahora? “Ahora es momento de empezar a pensar en el regreso, tanto a “El Tranquilo” como a “La Flecha”. En paleontología no existe el “ya está”. Porque en Santa Cruz hallamos desde Mussaurus recién nacidos hasta adultos y de distintas edades, por lo que es posible reconstruir su historia de vida. Además quedó muchísimo material por rescatar, que nos permitirá saber con quiénes convivió, pues hasta ahora no hay registro de fauna asociada, al menos en Patagonia”, dice el paleontólogo platense que cumplió -y con creces- sus mejores sueños de estudiante.

Homínidos de hace 3,3 millones de años usaron herramientas de piedra

-Descubiertas en Kenia-


Foto: MPK-WTAP

















Científicos han encontrado en Kenia herramientas de piedra que datan de hace 3,3 millones de años, mucho antes de los humanos modernos, y con mucho, los artefactos más antiguos descubiertos.   

Las herramientas, cuyos fabricantes pueden o no haber sido una especie de antepasado humano, retrasan la fecha conocida de este tipo de herramientas 700.000 años, desafiando la noción de que los antepasados humanos más directos fueron los primeros en golpear dos piedras juntas para crear una nueva tecnología.

El hallazgo es la primera evidencia de que un grupo aún más temprano de proto-humanos puede haber tenido las habilidades de pensamiento necesarias para encontrar la manera de hacer herramientas de bordes afilados. Las herramientas de piedra marcan "un nuevo comienzo para el registro arqueológico conocido", dicen los autores de un artículo sobre el descubrimiento, publicado este miércoles en la revista científica 'Nature'.
  
"El sitio entero es sorprendente, simplemente reescribe el libro sobre un montón de cosas que pensábamos que eran ciertas", subraya el coautor del artículo Chris Lepre, geólogo del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty y de la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos.  

"Las herramientas arrojan luz sobre un periodo inesperado y hasta ahora desconocido de comportamiento homínido y nos pueden decir mucho sobre el desarrollo cognitivo de nuestros antepasados que no podemos entender a partir sólo de los fósiles", afirma la autora principal Sonia Harmand, del Instituto de la Cuenca del Turkana de la Universidad Stony Brook, en Nueva York, y la Universidad de Nanterre, en París, Francia.

Los homínidos son un grupo de especies que incluye a los humanos modernos, los 'Homo sapiens', y los antepasados del hombre evolutivos más cercanos. Los antropólogos pensaron durante mucho tiempo que los parientes del género Homo --la línea que conduce directamente al 'Homo sapiens'-- fueron los primeros en elaborar este tipo de herramientas de piedra. Pero los científicos han estado descubriendo pistas que apuntan a que algunas otras especies anteriores, unos 'primos lejanos', podrían haberlas ideado.

Los investigadores no saben quiénes hicieron estas herramientas tan antiguas pero los hallazgos anteriores sugieren una posible respuesta: el cráneo de un homínido de 3,3 millones de años de edad, 'Kenyanthropus platytops', encontrado en 1999 cerca de un kilómetro del lugar de la herramienta. También se hallaron un diente y un hueso del cráneo de 'K. Platyops' a unos pocos cientos de metros de distancia, así como un diente, todavía no identificado, a unos 100 metros de distancia.

El árbol genealógico preciso de los humanos modernos es discutible y, hasta ahora, no se sabe exactamente cómo 'K. Platyops' se relaciona con otras especies de homínidos. 'Kenyanthropus' retrasa la fecha de la especie más antigua conocida de 'Homo' medio millón de años. Esta especie podría haber hecho las herramientas; o el fabricante de estos útiles podría haber sido alguna otras especie de la misma época, como el 'Australopithecus afarensis', o un tipo temprano aún sin descubrir de 'Homo'.

Lepre ha señalado que una capa de ceniza volcánica por debajo del lugar en que se encuentran las herramientas ofrece una pista de la edad de la zona: coincide con las cenizas en otro lugar que había sido fechado de hace unos 3,3 millones de años, en base a la proporción de isótopos de argón en el material.

Para definir más claramente el periodo de tiempo de las herramientas, Lepre y el coautor y colega de Lamont-Doherty Dennis Kent examinaron minerales magnéticos por debajo, alrededor y por encima de los lugares donde se encontraron las herramientas.

PONIENDO FECHA A LA ZONA

El campo magnético de la Tierra se invierte periódicamente y la cronología de esos cambios está bien documentada millones de años atrás. "Esencialmente tenemos una grabadora de cinta magnética que registra el campo magnético, la música del núcleo externo", señala Kent. Al rastrear las variaciones en la polaridad de las muestras, estos expertos fecharon el sitio entre hace 3.330.000 hasta 3.110.000 años.

Además, los científicos estudiaron los isótopos de carbono en el suelo, que junto con fósiles de animales en el lugar permitieron a los investigadores reconstruir la vegetación de la zona. Esto llevó a la otra sorpresa: el área era en ese momento un entorno arbustivo parcialmente arbolado.

El pensamiento convencional ha sido que las herramientas sofisticadas se produjeron en respuesta a un cambio en el clima, que llevó a la propagación de las amplias praderas de la sabana y la consiguiente evolución de grandes grupos de animales que podrían servir como fuente de alimento para los antepasados humanos.

HERRAMIENTAS PARA COMER NUECES O ABRIR TUBÉRCULOS

Una línea de pensamiento es que los homínidos empezaron la talla golpeando una piedra contra otra para hacer piedras afiladas con el fin de poder cortar la carne de los cadáveres de animales, explica el coautor Jason Lewis. Pero el tamaño y las marcas de las herramientas recién descubiertas "sugieren que estaban haciendo algo diferente y sobre todo si estaban en un ambiente más arbolado con acceso a diferentes recursos vegetales".

Los investigadores de este trabajo creen que se podrían haber utilizado las herramientas para romper las nueces o abrir tubérculos o golpear troncos muertos para llegar a los insectos en el interior.

Las herramientas con nueva fecha "comienzan a levantar el velo del misterio en un momento antes de lo esperado", añade Potts, quien examinó las herramientas de piedra durante una visita a Kenia en febrero. "Los investigadores han pensado que debe haber alguna forma de escamas de piedra que precedió a las herramientas más simples conocidas hasta ahora -sugiere--. El equipo de Harmand nos muestra cómo son estas rocas simplemente alteradas antes de que la tecnología se volviera una parte fundamental de la conducta humana temprana”.

sábado, 16 de mayo de 2015

RUTA DE LAS ICNITAS POR BURGOS

De nuevo el Norte de Castilla se hace eco de la ruta de los dinosaurios por tierras burgalesas, más conocida como Ruta Tierra de Dinosaurios, con los yacimientos de La Pedraja (Mambrillas de Lara), el de Costalomo (Salas de los Infantes), el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y, el yacimiento de El Frontal (Regumiel de la Sierra)


elnortedecastilla.com 
Yacimiento de La Pedraja (Mambrillas de Lara). Foto: Ricardo Otazo


A través de unas rutas con localización GPS, puedes conocer yacimientos de Atapuerca y de los de las huellas de los dinosaurios en Burgos, Soria y La Rioja

La arqueología puede ser interesante y nada como ver y tocar con nuestros propios ojos y manos aquellos vestigios que nos han llegado del pasado. Descubre, a través de estas rutas, el pasado más remoto en tierras riojanas y castellano y leonesas:

- De Burgos a Atapuerca, pasando por Olmos de Atapuerca: Una ruta que nos lleva al yacimiento burgalés de Artapuerca, donde habitaron los primeros europeos. En la localidad de Atapuerca se ubica el Centro de recepción de visitantes del yacimiento.

- De Burgos a Ibeas de Juarros: Salimos de Burgos y, por la N-120, llegamos a Ibeas de Juarros. En esta localidad, podemos visitar el aula arqueológica 'Emiliano Aguirre' y la sede de la Fundación Atapuerca. Desde ahí, parte unas visitas guiadas por los yacimientos de la sierra de Atapuerca en autobús.

- Rutas de las icnitas por Burgos: La ruta de los dinosaurios por tierras burgalesas se compone de una serie de yacimientos de icnitas (huellas fósiles) de dinosaurios que se localizan el sureste de la provincia de Burgos. Esta ruta paleontológica comienza en Mambrillas de Lara (yacimiento La Pedraja), continúa por Salas de los Infantes (yacimiento Costalomo y Museo de Dinosaurios) y llega hasta Regumiel de la Sierra (yacimiento El Frontal). El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes exhibe restos óseos de dinosaurios que probablemente dejaron estas huellas y aporta información que sirve para conocer mejor la fauna y flora de la Era Mesozoica.

- Rutas de las icnitas por Soria: Cuatro rutas nos permiten descubrir las huellas de los dinosaurios en la provincia soriana. La localidad de Villar del Río tiene un aula paletontológica y, desde aquí, podemos dirigirnos y descubrir el yacimiento de La Matecasa, Fuente La Corte o Santa Cruz de Yanguas. Diversas réplicas de estos imponentes animales nos ayudarán a imaginarnos cómo era Soria 120 millones de años atrás.

- Rutas de las icnitas por Logroño: La Rioja alberga una gran cantidad de huellas fosilizadas de dinosuarios . En épocas pasadas, estas tierras estaban llenas de grandes lagos y abundante vegetación y, aquí, encontraron los dinosaurios un lugar perfecto para vivir y comer. Muchas de estas icnitas nos desvelan datos curiosos como un conjunto de dinaurios corriendo o un grupo de animales con sus crías. En las localidades de Igea y Cornago se pueden contemplar una gran cantidad de icnitas en buen estado de conservación y la localidad de Enciso cuenta con el parque de paleoaventura El Barranco Perdido, un parque temático y de ocio que ofrece a las familias la posibilidad de divertirse y aprender, a partes iguales.

Yacimiento de El Frontal (Regumiel de la Sierra). Foto: Ricardo Otazo
Toda la información se encuentra en este canal temático: Atapuerca Digital.

El canal web se complementa con información sobre nuestros antepasados burgaleses y curiosidades sobre la formación de icnitias. Cuenta con sendas apps (para iOs y Android) ya disponibles para todo aquel que desee descargarse la información en su móvil. Además, la web está disponible en inglés y francés.