sábado, 29 de diciembre de 2018

El asteroide que acabó con los dinosaurios produjo un tsunami global

Comparado con el del océano Índico del 26 de diciembre de 2004, el impacto fue aproximadamente 2.600 veces más enérgico

Recreación artística del impacto sobre la tierra del asteroide Baptistina hace 
160 millones de años. / EFE
El impacto del asteroide Chicxulub, que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años, produjo un tsunami que se propagó a todo el mundo, según la primera simulación global de este evento.

Científicos liderados por Molly Range, de la Universidad de Michigan Ann Arbor, utilizaron dos modelos para su simulación. Uno para el impacto inicial de un asteroide de 14 kilómetros de diámetro en aguas poco profundas y otro centrado en la consiguiente propagación de agua desplazada en todo el océano antiguo.

Según la simulación resultante, el primer efecto del impacto de los asteroides, habría sido una ola de tsunami de aproximadamente 1.500 metros de altura. El estudio se presentó en la reunión de otoño de la American Geophysical Union.


El impacto del tsunami se extendió rápidamente desde el Golfo de México hacia el Atlántico y por las vías marítimas de América Central hacia el Pacífico en las primeras 24 horas. La reflexión y la refracción de las olas crean un patrón de propagación de tsunamis más complejo 48 horas después del impacto, con alturas de 14 metros. Las velocidades de flujo superaron los 20 centímetros por segundo a lo largo de las costas de todo el mundo y pudieron haber alterado los sedimentos a más de 6.000 kilómetros del origen del impacto.


Comparado con el tsunami del océano Índico del 26 de diciembre de 2004, uno de los tsunamis más grandes del registro moderno, el tsunami de impacto fue aproximadamente 2.600 veces más enérgico.

Este modelo sugiere que el impacto del asteroide no solo tuvo efectos importantes en la atmósfera y la biosfera globales, sino que también creó un tsunami de tal magnitud que su efecto se sintió en gran parte del océano mundial.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Astrónomos descubren una rara 'nube de fósiles' de la época del Big Bang

Esto podría proporcionar nueva información sobre los orígenes del universo y su composición inicial.

Astrónomos del Observatorio M. Keck en Maunakea, Hawái (EE.UU.), han hallado una verdadera reliquia del universo antiguo: una 'nube fósil' de gas que se remonta a la época del Big Bang, informa el sitio web del observatorio.

NASA / Reuters
De acuerdo con los científicos, el extraordinario descubrimiento podría proporcionar nueva información sobre los orígenes del universo y su composición inicial, incluso por qué ciertas estrellas y galaxias se formaron a partir de gases y otras no.

"Dondequiera que miremos, el gas en el universo está contaminado por elementos de desecho pesado de estrellas en explosión", dijo uno de los líderes del estudio de la Universidad de Tecnología de Swinburne en Melbourne (Australia), Fred Robert. "Pero esta nube en particular parece prístina, no contaminada por estrellas, incluso 1.500 millones de años después del Big Bang", precisó.

En su investigación el equipo utilizó dos espectrómetros del Observatorio M. Keck, que se consideran cámaras extremadamente sensibles y complejas, que se utilizaron para descubrir exoplanetas en el pasado. Los astrónomos vieron la nube fósil debido a un quásar extremadamente brillante, un objeto celeste que emite grandes cantidades de energía, detrás de ella.

Las datos del espectrómetro han demostrado que la nube tenía una densidad extremadamente baja, lo que los llevó a creer que era una "verdadera reliquia del Big Bang", según Robert, ya que no se vieron afectados por las explosiones de estrellas que llenan el resto de la galaxia.


miércoles, 26 de diciembre de 2018

Descubren fósiles de semillas y plantas en Oriente Medio

Varios nuevos fósiles de plantas del actual río Jordán retrasan las edades de importantes linajes de plantas de semillas, lo que sugiere que sobrevivieron a la extinción masiva al final del Pérmico.

La diversa colección de fósiles tiene más de 250 millones de años de antigüedad.
 Foto Twitter @MariaToroDiana
El descubrimiento de estos fósiles, que se conservan notablemente en una región en la que es difícil encontrar fósiles, también apunta a este hábitat tropical de la Era Pérmica como una "cuna oculta" de la evolución de las plantas y proporciona ejemplos evolutivos de los principales linajes de semillas y plantas, incluido el más antiguo ancestro de los pinos modernos.

Según el informe, los hallazgos ofrecen un raro vistazo a los orígenes tempranos de los linajes de plantas de semillas, que eventualmente se convertirían en formas dominantes de la vida vegetal de la Tierra Mesozoica. Los ambientes tropicales de hoy albergan la mayor biodiversidad del planeta, como lo hicieron en épocas pasadas, y algunos los consideran importantes centros de diversificación biológica temprana en comparación con las regiones en latitudes más altas.

Aunque las hipótesis hasta la fecha para explicar la rica biodiversidad de la vida en los trópicos incluyen la idea de que los ecosistemas ecuatoriales antiguos sirvieron como las llamadas "cunas evolutivas", generando nuevos linajes a tasas más altas, esto ha sido muy controvertido. La incertidumbre se debe en gran parte a la falta de evidencia paleobotánica de estas regiones porque los hábitats tropicales propensos a la sequía rara vez conservan fósiles.

Sin embargo, Patrick Blomenkemper y sus colegas de la Universidad de Münster, en Muünster, Alemania, informan sobre el descubrimiento de un conjunto excepcionalmente conservado de fósiles de plantas del Pérmico tardío expuestas en la costa este del Mar Muerto.

La diversa colección de fósiles, con más de 250 millones de años de antigüedad, ofrece los registros más antiguos de los tres principales linajes de semillas y plantas, incluida 'Podocarpaceae', la segunda familia más grande de coníferas vivas. Según los investigadores, los hallazgos indican que los hábitats tropicales propensos a la sequía sirvieron como cunas evolutivas para la diversificación temprana de las plantas.

Además, los científicos señalan que estos linajes de plantas parecen haber sobrevivido al evento de extinción en masa que marcó el final del Pérmico. Los resultados sugieren que las plantas terrestres, y quizás las comunidades que apoyaban, eran más resistentes de lo que se creía anteriormente.

Cal Orck’o sorprende al mundo con tercera especie de dinosaurio

TRAS CONFIRMARSE EL DESCUBRIMIENTO DEL “CALORCKOSAURIPUS LAZARI”

Primero, Cal Orck’o sorprendió a la comunidad científica mundial con el descubrimiento en su farallón de huellas de un anquilosaurio; luego, de un terópodo y, ahora último, de un singular titanosaurio.

RECONSTRUCCIÓN. 
Basada en las huellas de dinosaurios del farallón de Cal Orck'o.
Estas tres especies de dinosaurios son nuevas a nivel mundial para la ciencia paleontológica, aseguró a CORREO DEL SUR el investigador paleontólogo Omar Medina.

Medina, quien es docente de la Universidad San Francisco Xavier y secretario general de la Red Boliviana de Paleontología, dependiente del Viceministerio de Ciencia y Tecnología, reaccionó así a la publicación de este diario sobre los resultados de una investigación de los científicos Christian A. Meyer, Daniel Marty y Matteo Belvedere.

Un largo camino (de pisadas)

Hace dos décadas, en Cal Orck'o, precisamente en un enorme farallón casi vertical se registraron numerosas huellas de dinosaurios que quedaron marcadas desde el final de su existencia, hace unos 70 millones de años.

Por el momento son nueve icnoespecies descubiertas entre las más de 12.000 huellas registradas, todo un récord para la ciencia.

Estos son, de acuerdo con la explicación ofrecida por Medina, “nuevos dinosaurios para la ciencia paleontológica a nivel mundial”.

El último estudio realizado por el suizo Meyer en 2015 reveló la existencia de nueve especies en 64.968 metros cuadrados de Cal Orck’o, el yacimiento de huellas más importante localizado en el mundo, en términos de tamaño, diversidad y valor geológico.

Ahora Meyer, junto con Daniel Marty y Matteo Belvedere, avanzaron en sus estudios de esta zona de interés científico y publicaron un artículo originalmente titulado “Titanosaur trackways from the late Cretaceous El Molino formation of Bolivia (Cal Orck’o, Sucre)”.

El texto, al que accedió este periódico, fue publicado en octubre pasado en la revista Annales Societatis Geologorum Polonia y descarta la teoría de que los titanosaurios no hayan sobrevivido al periodo del Cretácico inferior, que continuó al Jurásico y que se caracterizó por el apogeo de los dinosaurios descomunales.

Comparaciones

“A partir de toda esta información valiosa podrán realizarse comparaciones con los otros yacimientos que tenemos en el departamento”, resaltó Medina, un conocido estudioso de las huellas que se vinieron encontrando en Chuquisaca desde mediados de los 80.

Recordó que el anterior descubrimiento –en 2015– de un terópodo en Cal Orck’o culminó con la denominación de la nueva especie “Sucresauripus”. Ahora, existe también el “Calorckosauripus lazari”.

“Lazari” como “derivado de Lázaro (Dios de las tumbas), porque la pisada pertenece a un tipo de titanosaurio que sólo es conocido del Cretácico inferior pero la edad de Cal Orck'o es Cretácico superior”, detalló el propio Meyer.

Respecto a la valía de los resultados obtenidos por los científicos extranjeros, destacó: “Sin lugar a dudas esta investigación da mayores luces para conocer cómo eran los titanosaurios sudamericanos y su manera peculiar de desplazamiento”.

“Ventana rara a la diversidad"

Los científicos Christian A. Meyer, Daniel Marty y Matteo Belvedere, en las conclusiones de su artículo redactado en inglés y presentado a fines de octubre pasado, dejan establecido lo siguiente:

“Cal Orck’o proporciona una ventana rara a la diversidad de dinosaurios en América del Sur y documenta el comportamiento individual, así como diferentes tipos de locomoción (por ejemplo, cojera, detención, giro) y amplias variaciones en la velocidad de locomoción.

Cal Orck'o es claramente un ejemplo sobresaliente, no sólo en términos de tamaño de afloramiento, número de huellas y pistas, sino también por conservar uno de los conjuntos más diversos de huellas de dinosaurios mesozoicos del mundo y documentar la diversidad de dinosaurios Gondwana en el mundo”.


sábado, 22 de diciembre de 2018

HORARIO MUSEO DE DINOSAURIOS FIESTAS NAVIDEÑAS

¡Desde la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León y el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes os deseamos unas Felices Fiestas Navideñas!

¡¡¡Y MUY FELIZ 2019!!!

El Museo de Dinosaurios estará abierto en su horario habitual, salvo los días 24, 25 y 31 de diciembre de 2018 y, el 1, 6 y 7 de enero de 2019, que permanecerá cerrado por fiestas navideñas.

¡OS ESPERAMOS!

viernes, 21 de diciembre de 2018

REPORTAJE DEL MUSEO DE LOS DINOSAURIOS EN LA 8 BURGOS

Reportaje retransmitido por La 8 de Burgos de RTVCYL el día 19 de diciembre sobre la actualidad del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes.



Ganadores del XIII Concurso de tarjetas navideñas “Los Dinosaurios y la Navidad” 2018

FUNDACIÓN PARA EL ESTUDIO DE LOS DINOSAURIOS EN CASTILLA Y LEÓN Y FUNDACIÓN ASPANIAS BURGOS


El jurado calificador del Concurso de Tarjetas Navideñas “Los Dinosaurios y la Navidad” se reunió ayer jueves (sede de la Fundación Aspanias Burgos) para premiar los dibujos (210) presentados al concurso de este año.

Sheila Alcalde Peñalba (usuaria del Centro Ocupacional de la Fundación Aspanias Burgos) ha sido la ganadora este año del primer premio individual del XIII Concurso de tarjetas navideñas “Los Dinosaurios y la Navidad”. Sheila ha pintado una postal que ha titulado “Los Dinosauros saludan a la Navidad”. Este premio se convertirá en la tarjeta oficial de felicitación de la Fundación Dinosaurios de Castilla y León.








El segundo premio individual ha ido para Gonzalo Olano Santamaría, por su postal titulada “Los tres dinosaurios magos”. El premio a su dibujo conlleva que será la tarjeta navideña de felicitación de la Fundación Aspanias Burgos. Gonzalo estudia en CEIP Saturnino Calleja de Quintanadueñas (Burgos).




El tercer premio individual lo ha conseguido Pablo Santidrián Crespo, del Centro de Educación Especial El Alba de Autismo Burgos. La postal de Pablo se titula “Todo corazón”.













Y el primer premio, (único) de la modalidad grupal ha sido también para un grupo de jóvenes del centro El Alba de Autismo Burgos: Jana Sierra, Mirian Arribas, Paula Gutiérrez, Ángel Luego y Elliot Strub.

Los cuatro premios recibirán un lote de productos del Museo de los Dinosaurios de Salas de Los Infantes, Burgos

El Concurso nacional de tarjetas navideñas “Los Dinosaurios y la Navidad” para personas con discapacidad intelectual o del desarrollo han llegado este año a la edición número trece. Al certamen se han presentado 210 tarjetas pintadas por personas con discapacidad intelectual de organizaciones sociales asentadas en distintos territorios de España. Al concurso han llegado tarjetas procedentes de las provincias de León, Ciudad Real, Segovia, Logroño, Alicante, Burgos, de la isla de Tenerife, y dibujadas por usuarios del programa de reclusos de Plena inclusión Castila y León, que han marcado la novedad de la participación de este año.

Los miembros del jurado han valorado de las postales ganadoras “la originalidad de los dibujos, los materiales empleados, la limpieza de la composición y la armonía” a la hora de conjugar dos mundos sin relación aparente entre sí como los que representan los Dinosaurios y la Navidad. Tras el fallo del concurso, los miembros del jurado han felicitado a todos los concursantes por la originalidad y animación de las tarjetas presentadas.

Los miembros del jurado posan con las tarjetas ganadoras del concurso.
De i. a d., Jesús Ramón Ruiz, Marta Arroyo, Javi Díez , Aliona Benito,
María Gómez Pereda, Miguel Patón.
El jurado de este año ha estado compuesto por los presidentes de las fundaciones promotoras del certamen Marta Arroyo (Fundación Dinosaurios de Castilla y León) y Miguel Patón (Fundación Aspanias Burgos); la pintora y experta en Técnicas Gráficas María Gómez Pereda; dos jóvenes en representación del colectivo de la discapacidad intelectual, Aliona Benito y Javier Díez, y el profesional de apoyo Jesús Ramón Ruíz.


Las fundaciones organizadoras del concurso quieren agradecer a las personas ganadoras, a sus personas de apoyo y a las organizaciones representadas su participación y fidelidad con el concurso. 

Delma Vicario

Italia descubre el dinosaurio carnívoro de grandes dimensiones más antiguo

El hallazgo anticipa en 25 millones de años la llegada de los grandes depredadores

'Saltriovenator zanellai' (Clara Penín)
Hallazgo de récord en Italia. Un grupo de paleontólogos italianos ha descubierto en los Alpes un dinosaurio que rompe los esquemas de lo que se sabía hasta el momento de los grandes depredadores. Se trata del Saltriovenator zanellai , el cazador de Saltrio, un espécimen de casi ocho metros de largo y una tonelada de peso que murió a los 24 años hace 198 millones de años. Es el más grande y antiguo carnívoro encontrado hasta el momento, que anticipa en 25 millones de años la aparición de los depredadores de grandes dimensiones.

“En esta época del jurásico inferior había muy pocos carnívoros, y la mayor parte eran pequeños. El más grande hasta el momento era el Cryolophosaurus encontrado en la Antártida, que era un 15% más pequeño que este”, cuenta Cristiano Dal Sasso, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Milán que ha liderado la investigación. No se sabe si era un macho o una hembra ni la causa de su muerte, pero los huesos indican que todavía estaba en época de crecimiento. 
Con ocho metros de largo y una tonelada de peso, el ‘Saltriovenator zanellai’ murió hace 198 millones de años 
Según el científico, el descubrimiento del Saltriovenator es importante para la paleontología porque ayuda a entender la evolución simultánea entre los grandes carnívoros y los grandes herbívoros. En los últimos años se han encontrado grandes dinosaurios herbívoros correspondientes a esa etapa. Con el italiano, “entendemos que el hecho de que los predadores fueran más grandes porque tenían presas más grandes, y viceversa, las presas eran más grandes para defenderse, ocurrió mucho antes de lo esperado”, subraya Dal Sasso.

Si la vida de este dinosaurio fue impactante, su muerte también fue notable. El sedimento incorporado a los huesos era arena marina, y los restos de huesos fueron perforados por moluscos y otros animales que comieron trozos antes de que fuesen sepultados, lo que indica que el Saltriovenator llegó de alguna manera al mar una vez muerto, seguramente gracias al caudal de un río, y terminó en la orilla de un océano. Los estudios geológicos y paleontológicos hablan de una Lombardía con playas tropicales.

Quien lo encontró en una cantera en 1996 fue un ciudadano aficionado a los fósiles, Angelo Zanella, a unos 80 kilómetros al norte de Milán. Zanella vio que en unas rocas parecían salir unos huesos y llamó a un paleontólogo que confirmó que se trataba de fósiles. Para agradecérselo, los expertos han bautizado al dinosaurio con su apellido, mientras que saltrio hace referencia a la población donde fue encontrado y venator en latín significa cazador. Los fósiles llegaron al depósito del Museo de Historia de Milán, pero para recuperar los huesos necesitaron años. Ahora han publicado las conclusiones en la prestigiosa revista PeerJ.

El Saltriovenator es el segundo dinosaurio hallado hasta el momento en Italia. El primero fue el pequeño Scipionyx, apodado Ciro, en Pietraroia (Campania). “Fue el más importante de mi carrera”, relata Dal Sasso. “Era un dinosaurio muy pequeño que tenía los órganos fosilizados en su interior, un caso único en el mundo”, explica. Los huesos de Ciro los encontró también un ciudadano que los escondió durante trece años en su casa sin saber que eran de dinosaurio.

Primera evidencia fósil de eclosión de larva preservada en ámbar

Larvas fosilizadas junto a restos de huevo y del instrumento de ecolosión preservados en ámbar han proporcionado la primera evidencia directa de cómo los insectos nacían hace millones de años.  

UNIVERSIDAD DE OXFORD.
Uno de los ensayos más tempranos y difíciles que enfrentan todos los organismos es el nacimiento. Los nuevos hallazgos brindan a los científicos pruebas de cómo los pequeños insectos rompieron la barrera que los separaba de la vida y dieron sus primeros pasos en un bosque antiguo.

Atrapados dentro de un ámbar libanés de 130 millones de años de antigüedad, o resina fosilizada, los investigadores encontraron varias larvas de crisópidos, las cáscaras de huevo partidas de donde nacieron y estructuras diminutas usadas para eclosionar.

El descubrimiento es notable porque hasta el momento no se ha reportado evidencia definitiva de estas estructuras especializadas del registro fósil de los animales que ponen huevos.   

Los recién nacidos fósiles se han descrito como la nueva especie Tragichrysa ovoruptora, que significa "rompedora de huevos" y "crisópida trágica", por el hecho de que múltiples especímenes fueron atrapados y sepultados en la resina simultáneamente.

El estudio ha sido realizado por científicos de la Universidad de Oxford y publicado en Paleontology.

Dinosaurios con armadura incorporaban un climatizador en el hocico

Ser un dinosaurio gigantesco presentaba algunos desafíos, como sobrecalentarse con el sol del Cretácico y que se te friera el cerebro.   

BOURKE ET AL, 2018.
Investigadores de la Universidad de Ohio y NYITCOM en el estado de Arkansas, Estados Unidos, muestran en un nuevo artículo publicado en 'PLOS ONE', que los anquilosaurios fuertemente armados y con cola de garrote tenían una especie de aire acondicionado en sus hocicos. 

"Los enormes cuerpos que vemos en la mayoría de los dinosaurios deben haberse calentado mucho en los climas cálidos del Mesozoico", explica en un comunicado el autor principal del estudio, Jason Bourke, profesor asistente de la Escuela de Medicina Osteopática del Instituto de Tecnología de Nueva York en el Estado de Arkansas. "A los cerebros no les gusta eso, así que queríamos ver si había formas de proteger al cerebro de la cocción. Resulta que la nariz puede ser la clave", añade.

Bourke y el equipo utilizaron la tomografía computarizada y un poderoso enfoque de ingeniería llamado dinámica de fluidos computacional para simular la forma en que el aire se movía a través de los pasajes nasales de dos especies diferentes de anquilosante, el 'Panoplosaurus' del tamaño de un hipopótamo y el 'Euoplocephalus' más grande que un rinoceronte, para probar cómo de bien los anquilosaurios transfirieron el calor desde el cuerpo al aire inhalado.

"Hace una década, mi colega Ryan Ridgely y yo publicamos el descubrimiento de que los anquilosaurios tenían pasajes nasales increíblemente largos enrollados en sus hocicos", relata el coautor del estudio Lawrence Witmer, profesor de la Facultad de Medicina Osteopática de la Universidad de Ohio. "¡Estas vías aéreas enrevesadas parecían una pajita para niños retorcida! Fue completamente inesperado y pedí una explicación. Me emocioné cuando Jason abordó el problema como parte de su investigación doctoral en nuestro laboratorio”, añade.

Este proyecto es un excelente ejemplo de cómo los avances en la exploración por TAC, la reconstrucción en 3-D, la imagenología y el modelado de dinámica de fluidos computacional se pueden utilizar en la investigación biológica para probar hipótesis de larga duración", subraya Kathy Dickson, directo de programas en la Fundación Nacional de Ciencia que financió la investigación. "A partir de estas nuevas imágenes y modelos, los fósiles pueden proporcionar información adicional sobre organismos extintos como el anquilosaurio, en este caso, ofreciendo una explicación de cómo las características inusuales realmente funcionan fisiológicamente", agrega.    

Oler puede ser una función primaria de la nariz, pero las narices también son intercambiadores de calor, asegurándose de que el aire se caliente y humidifique antes de que llegue a nuestros delicados pulmones. Para lograr este efectivo aire acondicionado, las aves y los mamíferos, incluidos los humanos, confían en delgados delgados bucles de cartílago y hueso dentro de sus cavidades nasales llamadas cornetes, que aumentan el área de la superficie, permitiendo que el aire entre en contacto con más de las paredes nasales.   

"Los anquilosaurios no tenían cornetes, sino que poseían narices muy largas y retorcidas", destalla Bourke. Cuando los investigadores compararon sus hallazgos con datos de animales vivos, descubrieron que las narices de los dinosaurios eran igual de eficientes para calentar y enfriar el aire respirado. "Se trata de un caso de la naturaleza que encuentra una solución diferente al mismo problema", dice Bourke.   

¿Cómo de largos eran estos pasajes nasales? En 'Panoplosaurus', eran un poco más largos que el propio cráneo y en 'Euoplocephalus', eran casi dos veces más largos que el cráneo, por lo que están enrollados en el hocico. Para ver si la longitud del pasaje nasal fue la razón de esta eficiencia, Bourke realizó modelos alternativos con pasajes nasales más cortos y simples que corrían directamente desde la fosa nasal hasta la garganta, como en la mayoría de los otros animales.

EL FLUJO SANGUÍNEO, UN ELEMENO CLAVE EN EL ENFRIAMIENTO DEL AIRE

Los resultados mostraron claramente que la longitud de la nariz era la clave para su capacidad de actuar como aire acondicionado. "Cuando metimos una nariz corta y simple en sus hocicos, las tasas de transferencia de calor cayeron más del 50 por ciento en ambos dinosaurios. Fueron menos eficientes y no funcionaron muy bien", describe Bourke. Otra línea de evidencia de que estas narices eran acondicionadores de aire que ayudaron a enfriar el cerebro provino de análisis del flujo sanguíneo. 

"Cuando reconstruimos los vasos sanguíneos, basados en surcos y canales óseos, encontramos un rico suministro de sangre justo al lado de estos pasajes nasales enrevesados", describe otro de los autores del estudio, Ruger Porter, profesor de la Facultad de Medicina Osteopática de la Universidad de Ohio. "La sangre caliente del núcleo del cuerpo viajaría a través de estos vasos sanguíneos y transferiría su calor al aire entrante. Simultáneamente, la evaporación de la humedad en los largos conductos nasales enfrió la sangre venosa destinada al cerebro", añade.   



Entonces, ¿por qué la necesidad de estos intercambiadores de calor eficaces? Los cuerpos grandes de 'Panoplosaurus' y 'Euoplocephalus' eran realmente buenos a la hora de retener el calor, lo cual es bueno para mantenerse caliente, pero es malo cuando los animales necesitan refrescarse. Este problema de desprendimiento de calor los habría puesto en riesgo de sobrecalentamiento incluso en días nublados. En ausencia de algún mecanismo protector, el delicado tejido neural del cerebro podría dañarse por la sangre caliente del núcleo del cuerpo.   

"Claro, sus cerebros eran casi cómicamente pequeños --dice Bourke--. Pero siguen siendo sus cerebros y necesitan protección". Las complicadas vías nasales de estos dinosaurios actuaban como acondicionadores para enfriar el cerebro con un flujo constante de sangre venosa enfriada, lo que les permite mantener la cabeza fría en todo momento. Esta hazaña de ingeniería natural también pudo haber permitido la evolución de grandes tamaños de tantos dinosaurios.  

"Cuando observamos la cavidad nasal y las vías respiratorias en los dinosaurios, encontramos que las narices más elaboradas se encuentran en las grandes especies de dinosaurios, lo que sugiere que las tensiones fisiológicas de gran tamaño corporal pueden haber estimulado algunas de estas novedades anatómicas para ayudar a regular la temperatura del cerebro", apunta Witmer.

El siguiente paso para los investigadores es examinar otros dinosaurios para determinar cuándo ocurrió este agrandamiento nasal. "Sabemos que los dinosaurios grandes tenían estas vías aéreas locas, pero ¿exactamente a qué tamaño sucedió esto? --dice Bourke--. ¿Fue un desarrollo gradual a medida que aumentaba el tamaño del cuerpo, o hay un tamaño de umbral en el que una nariz corriente ya no puede hacer el trabajo? No lo sabemos".

miércoles, 19 de diciembre de 2018

La estabilidad climática continuada permitió la supervivencia de 450 ‘fósiles vivientes’ de plantas en China

Esta flora relicta es un conjunto de taxones que apenas ha cambiado morfológicamente en millones de años

www.gadm.org
CSIC/DICYT La estabilidad climática continuada de las regiones central y meridional de China ha permitido la supervivencia de cerca de 450 especies de plantas durante millones de años mientras estas se extinguían en otras zonas del mundo donde antes habían sido muy comunes, como Europa y Norteamérica. Esta es una de las principales conclusiones alcanzadas por un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Los resultados han sido publicados en la revista Nature Communications

“La pervivencia hasta nuestros días de un contingente considerable de flora relicta en las montañas de China central constituye uno de los grandes misterios no sólo de la botánica sino de la ciencia en general. Esta flora relicta, a la que también a veces se hace referencia como fósiles vivientes, es un conjunto de taxones que han permanecido prácticamente inalterados desde el punto de vista morfológico durante muchos millones de años; para algunos casos su origen se remonta hasta el Jurásico”, explica el investigador del CSIC Jordi López Pujol, del Instituto Botánico de Barcelona. 

Algunos de los ejemplos más conocidos de fósiles vivientes son Ginkgo biloba, uno de los árboles más utilizados en la jardinería urbana, y Metasequoia glyptostroboides, el pariente asiático de las secuoyas estadounidenses. Estas especies, a pesar de haber sido comunes en gran parte del hemisferio norte, solo han pervivido en algunos enclaves montañosos de China subtropical. 

“La estabilidad climática continuada, como mínimo desde el último máximo glacial, y fácilmente extrapolable al resto de máximos glaciales, puede postularse como el mecanismo que habría posibilitado su supervivencia en las áreas de refugios identificadas. Estos refugios disfrutaron de climas poco fríos (con temperaturas invernales que difícilmente bajaron de los 0°C), algo que en principio parece bastante lógico, ya que estas especies relictas se formaron en épocas en que el planeta era un lugar mucho más cálido”, comenta López Pujol. 

Este trabajo recopila el registro fósil de todos los géneros de plantas de origen antiguo presentes hoy en día en el este asiático que disfrutaron de una distribución mucho más amplia en épocas pasadas, así como las localizaciones de cerca de 450 especies relictas. Además, los investigadores han dibujado mapas de riqueza de especies, caracterizado las comunidades vegetales a las que pertenecen e identificado con precisión los refugios climáticamente estables de las especies relictas mediante la modelización de su nicho ecológico.  

“Los datos recopilados nos han permitido crear un modelo conceptual de los mecanismos de supervivencia de estas especies y estimar su grado de protección en términos de cobertura de sus refugios por parte de la red de espacios protegidos”, añade el investigador. 

Los cerca de 3.200 registros fósiles de los géneros relictos indican que gran parte de ellos estaba presente en las tres masas continentales del hemisferio norte (Asia, Europa y América del Norte) en determinadas épocas tanto del Paleógeno como del Neógeno, pero que desaparecieron principalmente durante el Eoceno y el Mioceno en América del Norte, y entre el Mioceno y el Plioceno en Europa.

El 98% de los géneros relictos estudiados son leñosos y en su mayoría son árboles caducifolios que forman parte de los bosques que a día de hoy se encuentran entre las latitudes templadas y tropicales (entre 22° y 37° Norte) principalmente de China y Japón, en zonas montañosas y generalmente asociados a cursos de agua, barrancos, acantilados y afloramientos rocosos, hábitats con perturbaciones naturales frecuentes y donde no tienen que competir con especies no relictas.

Referencia bibliográfica  

Cindy Q. Tang et al. Identifying long-term stable refugia for relict plant species in East Asia. Nature Communications. DOI: 10.1038/s41467-018-06837-3

Más fósiles perdidos

En repetidas ocasiones he dicho que las más antiguas menciones de vertebrados fósiles del Terciario Inferior de España corresponden a las localidades de Sanzoles (Zamora) en 1873, por Juan Vilanova y Piera, y San Morales (Salamanca) en 1906, por Manuel Miquel.

Cantera en Villamayor, 2001. Durante siglos salió de esta población la 
"piedra dorada", ornamento y orgullo de Salamanca. Los primeros fósiles, 
hoy desaparecidos, aparecieron en 1902.
Sin embargo, esto, que es recogido por todos los geólogos y paleontólogos desde que fue escrito así por Eduardo Hernández Pacheco en 1914, no es completamente exacto.

No. Porque hay una cita anterior, de 1859. En esta fecha se produce la publicación de la segunda edición, muy mejorada, de la “Zoologie et Paléontologie françaises“, de Paul Gervais. En su lámina XVIII, figura 4, se expone en un magnifico grabado un molar de Lophiodon isselense, que le fue entregado “procedente de España”. Sin concretar más sobre el lugar de procedencia.

Los maravillosos grabados de esta gigantesca obra complementan las magistrales de Georges Cuvier y Henry Marie Ducrotay de Blainville. Con todas ellas funcionó la paleontología de vertebrados europea durante el siglo XIX y buena parte del XX.

Pero nuestra España en aquellos tiempos estaba sumergida casi continuamente en conflictos bélicos internos y pocos hallazgos paleontológicos pudieron llamar la atención de los escasos pero eminentísimos científicos que se dedicaron a ello. Uno de ellos fue Juan Vilanova y Piera, primer catedrático de Paleontología, famoso por su defensa en Francia de la autenticidad de las pinturas rupestres de la Cueva de Altamira. El tiempo les dio la razón a él y a su descubridor, Marcelino Sanz de Sautuola.

Sin duda Vilanova determinó en 1873 los fósiles de Sanzoles (placas y dientes del cocodrilo Pristichampsus rollinati) por comparación con las láminas de Gervais. Hoy, siglo y medio después, admiramos la obra de aquel insigne profesor valenciano, que determinó los fósiles que le entregaron con el máximo conocimiento de la época, pero se ha avanzado mucho en este tiempo, y podemos decir que en el Eoceno medio de Zamora había, al menos, 4 cocodrilos, Diplocynodon, Asiatosuchus, Iberosuchus y Duerosuchus. ¿A cuál de estos cuatro correspondería el antiguo hallazgo, si se pudiese revisar? ¡Pero no se sabe donde puede estar!

Y llegamos a 1902. También en una sesión de la Real Sociedad Española de Historia Natural, Salvador Calderón da una noticia enviada por el Sr. Fernández Gatta, de Salamanca, informando que en un número de la revista El Lábaro figura el descubrimiento de “huesos fósiles incrustados en caliza terciaria en el pueblo de Villamayor. Consisten en un fémur de paquidermo y un incisivo y un molar pequeños, al parecer de insectívoro” (cita textual).

Los estratos de arenisca de Villamayor aparecen aquí inclinados por la acción 
de una falla próxima. Muy cerca se encontraron los restos de un cocodrilo 
Diplocynodon en 1981 (Foto E Jiménez, 2002).
No dice más. Y hoy nos asalta la duda sobre esa determinación, habida cuenta los descubrimientos de los últimos 50 años en dicha población salmantina. Pero… ¿dónde están aquellos huesos? ¿Y dónde los que citó Vilanova en 1873? ¿Y qué hay que decir de su datación, de la que Calderón no afirma nada? ¿Eocena o Miocena?

Nada tiene de particular que esta mención no haya sido nunca tenida en cuenta, salvo por lo anecdótico.

De los hallazgos de 1906 en San Morales (Salamanca), que menciona Manuel Miquel (Paloplotherium minor y Xiphodon gracile) y que fueron vistos también por Jean Albert Gaudry (no por Charles Depéret, como dije no hace mucho. ¡La memoria me falló en esa ocasión!), tampoco se sabe dónde están. Además de los mamíferos, había gran cantidad de placas de tortugas irreconocibles y Miquel describe unos dientes determinándolos como de cocodrilos diferentes del Pristichampsus. Puede que, en ambos casos, se trate de las primeras menciones de Iberosuchus, el cocodrilo corredor, género descrito mucho después por Miguel Telles Antunes, en 1975. José Royo Gómez indagó sobre el paradero de estos y de otros ejemplares de esta población, en Sevilla y en el monasterio de Oña (Burgos), con resultados negativos. ¡También se perdieron para siempre!

Pero, vuelvo a repetirlo, a partir de 1969 el yacimiento de la Aceña de la Fuente renació ¡por fin! con nuevos y magníficos ejemplares, que lo datan en la parte alta del Eoceno medio.

Algo muy diferente es lo ocurrido con los fósiles que le entregaron a Eduardo Hernández Pacheco, en 1914, en Zamora. Procedían de Corrales y fueron depositados en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Ello permitió su estudio detallado en 1923 por Fredéric Roman y en 1991 por Miguel Ángel Cuesta.

Quiero, desde estas líneas, insistir en lo que siempre he proclamado. Nada se consigue coleccionando estos tesoros paleontológicos, que hacen avanzar la Ciencia. Deben estar perfectamente localizables en las vitrinas o en los almacenes de los museos, para que puedan ser estudiados en el futuro. Y estos museos deben tener la gran responsabilidad de su conservación. Hacerlo de otra manera lleva al caos. Sería como cuando un jardinero no riega sus plantas. ¡Se mueren!

La aparición de las plantas con flores retrocede 50 millones de años

La descripción de una nueva especie de planta fósil sugiere que las flores aparecieron ya en el Jurásico Temprano, hace más de 174 millones de años.

FU ET AL., 2018.
Antes de ahora, se pensaba que las angiospermas (plantas con flores) tenían una historia de no más de 130 millones de años. El descubrimiento de la nueva especie de flor, que los autores del estudio denominaron Nanjinganthus dendrostyla, pone en tela de juicio las teorías ampliamente aceptadas de la evolución de las plantas, al sugerir que existieron unos 50 millones de años antes. Nanjinganthus también tiene una variedad de características "inesperadas" de acuerdo con casi todas estas teorías. 

Las angiospermas son un miembro importante del reino vegetal, y su origen ha sido el tema del debate de larga data entre los biólogos evolutivos. Muchas de las angiospermas previamente pensadas no podían tener más de 130 millones de años. Sin embargo, los relojes moleculares han indicado que deben ser más antiguos que esto. Hasta ahora, no ha habido evidencia convincente basada en fósiles para probar que existieron más atrás en el tiempo. 

"Los investigadores no estaban seguros de dónde y cómo surgieron las flores porque parece que muchas flores simplemente aparecieron en el Cretácico de la nada", explica el autor principal Qiang Fu, profesor asociado de investigación en el Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing, China. "Estudiar flores fósiles, especialmente las de periodos geológicos anteriores, es la única forma confiable de obtener una respuesta a estas preguntas".

El equipo estudió 264 especímenes de 198 flores individuales conservadas en 34 bloques de roca de la Formación South Xiangshan, un afloramiento de rocas en la región de Nanjing en China, famosa por contener fósiles de la época del Jurásico Temprano. La abundancia de muestras de fósiles utilizadas en el estudio permitió a los investigadores analizar algunas de ellas y estudiarlas con microscopía sofisticada, proporcionando imágenes de alta resolución de las flores desde diferentes ángulos y aumentos. Luego utilizaron esta información detallada acerca de la forma y estructura de las diferentes flores fósiles para reconstruir las características de Nanjinganthus dendrostyla.   

La característica clave de una angiosperma es la 'angio-ovulación': la presencia de óvulos completamente cerrados, que son precursores de semillas antes de la polinización. En el estudio actual, se encontró que la flor reconstruida tenía un recipiente en forma de copa y un techo ovárico que en conjunto encierran los óvulos / semillas. Este fue un descubrimiento crucial, porque la presencia de esta característica confirmó el estado de la flor como una angiosperma. Aunque ha habido informes de angiospermas de las épocas del Jurásico Medio-Tardío en el noreste de China, hay características estructurales de Nanjinganthus que lo distinguen de estos otros especímenes y sugieren que es un nuevo género de angiospermas.

Después de haber hecho este descubrimiento, el equipo ahora quiere entender si las angiospermas son monofiléticas, lo que significa que Nanjinganthus representa un grupo de tallos que da origen a todas las especies posteriores, o polifilética, por lo que Nanjinganthus representa un callejón sin salida evolutivo y tiene poco que ver con muchas más especies posteriores.

"El origen de las angiospermas ha sido durante mucho tiempo un 'dolor de cabeza' académico para muchos botánicos", concluye el autor principal Xin Wang, profesor de investigación en el Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing.   

"Nuestro descubrimiento ha impulsado el campo de la botánica y permitirá una mejor comprensión de las angiospermas, lo que a su vez mejorará nuestra capacidad para utilizar y cuidar eficientemente los recursos basados en plantas de nuestro planeta", añadió.

martes, 18 de diciembre de 2018

DESCUBREN UNA NUEVA ESPECIE DE DINOSAURIO

PARECIDA AL TRICERATOPS

En la década de 1990, se descubrieron en Tucson, Arizona, los restos de dos dinosaurios muy parecidos al triceratops, y cuya antigüedad aproximada fue datada en unos 73 millones de años. Pero un nuevo estudio realizado por investigadores del New Mexico Museum of Natural History and Science, ha concluido que se trata de una nueva especie desconocida hasta la fecha.

Facebook. 
La especie ha sido bautizada con el nombre de Crittendenceratops krzyzanowskii, y se caracterizaba por poseer unas protuberancias en forma de garfio curvadas hacia adelante, localizadas a lo largo de la zona central de su gola.

Este nuevo dinosaurio estaba emparentado con el triceratops, aunque era algo más pequeño, ya que medía algo más de tres metros y pesaba un poco menos de una tonelada. Además, pudo existir unos seis millones de años antes.

El Crittendenceratops krzyzanowskii era hervíboro y, aunque el territorio de Arizona es actualmente árido, los resgistros fósiles revelan que en el pasado fue una zona muy boscosa y rica en vegetación.

Fuente: LiveScience.

Un controvertido estudio asegura que los pterosaurios tenían plumas

El análisis de dos fósiles de esta especie de reptiles voladores sugiere la presencia de filamentos ramificados similares a los de las aves

Reconstrucción de un ejemplar de pterosaurio. YUAN ZHANG/NATURE ECOLOGY & EVOLUTION / VÍDEO: EPV

El aspecto y la evolución de muchos animales que habitaron la Tierra hace millones de años aún están rodeados de misterios. Entre los rasgos biológicos más complejos de estudiar, según los científicos, están las plumas. Los fósiles analizados hasta tiempos recientes de los pterosaurios, los primeros vertebrados voladores conocidos, no han permitido ir más allá de establecer con seguridad que tenían pelo de algún tipo. Un nuevo estudio asegura ahora haber encontrado en el cuerpo de dos ejemplares de estos reptiles distintas estructuras con las características de verdaderas plumas, similares a las de algunos dinosaurios y pájaros actuales. Sin embargo, esta comparación todavía es objeto de un debate abierto en la comunidad científica. 

El equipo internacional responsable de la investigación, publicada este lunes en Nature Ecology & Evolution, analizó restos en buen estado de conservación de dos pterosaurios anurognathidae (uno de los subgrupos de este vertebrado volador). Ambos ejemplares vivieron hace unos 160 millones de años y sus restos fósiles se han hallado en China. A través de técnicas de representación microscópica y espectroscópica, los autores identificaron en la piel de los pterosaurios cuatro tipos de estructuras filamentosas cuyo nombre técnico es picnofibras. Tres de ellas, afirman en el artículo, tenían ramificaciones, una de las características típicas de las plumas.

El primer tipo de filamento, sin bifurcaciones, estaba presente en distintas partes del cuerpo de ambos ejemplares. El segundo y el tercer tipo, que sí tenían ramificaciones, se encontraron en algunos puntos de un solo pterosaurio. El cuarto tipo, también con derivaciones, se halló en las alas de los dos reptiles. En las células de algunos filamentos se observó también la presencia de melanina, el pigmento responsable de producir el color de pelo, piel y plumas en muchos seres vivos. Este elemento es una prueba más de que también los pterosaurios tenían plumaje, según sostiene el artículo.

“Desde los años cuarenta del siglo XIX se sabe que los pterosaurios tenían pelo. Pero los estudios anteriores al nuestro mostraron estructuras sin ramificación, de monofilamentos”, asegura Michael Benton, investigador de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y coautor del estudio. “La novedad es la identificación de cuatro estructuras y mostrar que son del mismo tipo que las plumas de los dinosaurios [vertebrados diferentes de los pterosaurios] y de los pájaros [que descienden de un grupo de dinosaurios]”, agrega.

Estructuras fosilizadas de pterosaurios con pelo. BAOYU JIANG, 
MICHAEL BENTON ET AL./NATURE ECOLOGY & EVOLUTION
Los autores plantean la hipótesis de que estas estructuras pudieran tener funciones como garantizar a esos reptiles voladores aislamiento térmico y sensibilidad táctil, camuflarse o señalarse y mejorar su aerodinámica. “Sabemos que las plumas aparecieron mucho antes que los pájaros, como aislantes térmicos”, detalla Benton. “Pero desconocíamos que probablemente se trataba de estructuras compartidas por todos los dinosaurios y los pterosaurios [ambos tipos de vertebrados incluidos, según una categoría definida por él mismo, en el grupo común de los avemetatarsalia]”.

Los resultados de esta investigación, mantiene el paleontólogo británico, apuntan a que el origen de las plumas podría remontarse a 250 millones de años, no a 170 millones, como se consideraba anteriormente. “Algunos dirán que las plumas se generaron de manera independiente en los pterosaurios, en los ornitisquios [orden de dinosaurios herbívoros] y en los terópodos [antepasados de los pájaros actuales]”, afirma Benton. “Invitamos a que nos muestren pruebas de que las plumas de los pterosaurios tienen alguna diferencia con respecto a las otras”, propone como desafío.

A falta de pruebas que den credibilidad a esta segunda posibilidad, la hipótesis más plausible sería que las plumas se hayan desarrollado a partir de un origen común y luego se suprimieran en algunos grupos de dinosaurios, concluye el investigador de la Universidad de Bristol.

Debate abierto

En la comunidad científica no todos están convencidos de los argumentos de Benton y sus compañeros. “Todas las pruebas que se han mostrado hasta la fecha se basan en la inspección visual de la morfología de las picnofibras, a través de la fotografía digital o la microscopía óptica”, explica a EL PAÍS Liliana D’Alba, investigadora de la Universidad de Gante (Bélgica) y autora de un comentario, también publicado en Nature Ecology & Evolution, sobre el estudio firmado por el paleontólogo británico. “Estas técnicas están sujetas a cierta subjetividad por parte del observador, quien decide si lo que se observa realmente representa una estructura ramificada”, continúa D’Alba.

La experta cree que, para confirmar la hipótesis publicada este lunes, “se deben hacer estudios más rigurosos” utilizando técnicas de microscopía más avanzadas que las empleadas en la actualidad en este campo. Como ejemplos, se refiere a la “microscopía electrónica de barrido [capaz de reproducir imágenes de alta resolución a través de la interacción entre electrones y materia]” o a “una combinación de técnicas de imagen”. Por el momento, mantiene, los elementos a disposición “no son suficientes para sugerir que las picnofibras que cubrían el cuerpo de los pterosaurios sean plumas”.

D’Alba asegura que las plumas “son un ejemplo de rasgo evolutivo complejo que afecta de manera muy variada y profunda la vida de las aves” y que, por eso, saber “cómo se originan y evolucionan ha sido una pregunta fundamental en el campo de la biología evolutiva”. Estudios como este “ayudan a desvelar una imagen amplia en la que las plumas modernas se pueden ver solo como una parte de una larga historia”, escribe la investigadora en su comentario. “El descubrimiento de nuevos fósiles y la aplicación de métodos más avanzado" seguirán ayudándonos a precisar cómo fue esta historia, concluye.