sábado, 29 de agosto de 2020

ESTAS HUELLAS FÓSILES DESCUBIERTAS EN EL GRAN CAÑÓN TIENEN 313 MILLONES DE AÑOS

Las huellas fosilizadas son las más antiguas que se han hallado hasta la fecha en el Gran Cañón del Colorado, pero el animal al que pertenecen aún es un misterio

Hace cuatro años un profesor noruego de geología llamado Allan Krill estaba de excursión en el Gran Cañón con sus estudiantes cuando se encontró junto al sendero una roca que contenía huellas fósiles. Hay muchos restos de huellas fosilizadas en el Gran Cañón, pero Krill envió de todos modos una foto a su colega, Stephen Rowland, un paleontólogo de la Universidad de Nevada en Las Vegas.

Las huellas fosilizadas que estaban en ese sendero a la vista de todos los turistas han resultado ser, con mucha diferencia, las huellas de vertebrados más antiguas del Gran Cañón. La roca se cayó de una de las paredes cercanas, y esas paredes están datadas con mucha precisión, por lo que se sabe que esas huellas pertenecieron a un animal que caminó a cuatro patas por las orillas del río hace 313 millones de años, con un error de medio millón de años arriba o abajo.

Esta era se denomina el periodo Carbonífero. Los dinosaurios todavía tardarían en aparecer otros 70 millones de años, cuando llegara el periodo Triásico. Los continentes no tenían nada que ver con los actuales. La tierra firme todavía estaba concentrada en un único supercontinente llamado Pangea, que se empezaba poco a poco a separar en trozos.

Las huellas recién descubiertas registran el paso de dos animales separados en la ladera de una duna de arena. La reconstrucción de los investigadores de la secuencia de pisadas de este animal revela una forma de andar distintiva llamada «paso de secuencia lateral», en la que las patas de un lado del animal se mueven en sucesión, la pata trasera seguida de la delantera, alternando con el movimiento de las dos patas del lado opuesto. 

Esta forma de andar es la misma que usan los tetrápodos (animales de cuatro patas) actuales, como perros y gatos, pero hasta ahora no se sabía con certeza si era común en animales más primitivos. ¿Qué tipo de animal era? Se sabe que es un amniote, es decir, que ponía sus huevos en la tierra y que estos huevos tenían por tanto una cáscara dura, o bien los huevos se desarrollaban en el interior de la hembra. Sus patas tenían tres dedos y garras, algo que se puede distinguir con claridad hoy, 313 millones de años más tarde.

REFERENCIA


Prueba fósil de letargo en un animal antártico de 250 millones de años

Evidencia de un estado similar a la hibernación ha sido encontrada en los restos fósiles de un animal que vivió en la Antártida durante el Triásico Temprano, hace unos 250 millones de años.

Restauración de Lystrosaurus en estado de letargo. - CRYSTAL SHIN
La criatura, miembro del género Lystrosaurus, era un pariente lejano de los mamíferos. La Antártida durante la época de Lystrosaurus se encontraba en gran parte dentro del Círculo Antártico, como hoy, y experimentó períodos prolongados sin luz solar cada invierno.

La hibernación es una característica familiar en la Tierra hoy. Muchos animales, especialmente los que viven cerca o dentro de las regiones polares, hibernan para pasar los duros meses de invierno cuando escasean los alimentos, bajan las temperaturas y los días son oscuros.

Los nuevos fósiles, descritos en Communications Biology, son la evidencia más antigua de un estado similar a la hibernación en un animal vertebrado, e indica que el letargo, un término general para la hibernación y estados similares en los que los animales reducen temporalmente su tasa metabólica para pasar una temporada difícil, surgió en los vertebrados, incluso antes de que evolucionaran los mamíferos y los dinosaurios.

"Los animales que viven en los polos o cerca de ellos siempre han tenido que hacer frente a los entornos más extremos presentes allí", dijo la autora principal Megan Whitney, investigadora postdoctoral de la Universidad de Harvard que realizó este estudio como estudiante de doctorado en biología de la Universidad de Washington. "Estos hallazgos preliminares indican que entrar en un estado similar a la hibernación no es un tipo de adaptación relativamente nuevo. Es antiguo".

Lystrosaurus vivió durante un período dinámico de la historia de nuestro planeta, que surgió justo antes de la extinción masiva más grande de la Tierra al final del Período Pérmico, que acabó con aproximadamente el 70% de las especies de vertebrados en la tierra, y de alguna manera sobrevivió. Los robustos recolectores de cuatro patas vivieron otros 5 millones de años en el Período Triásico posterior y se extendieron por franjas del entonces único continente de la Tierra, Pangea, que incluía lo que es ahora la Antártida.

"El hecho de que Lystrosaurus sobreviviera a la extinción masiva del final del Pérmico y tuviera un rango tan amplio en el Triásico temprano los ha convertido en un grupo de animales muy bien estudiado para comprender la supervivencia y la adaptación", dijo el coautor Christian Sidor, profesor de Biología en la Universidad de Washington y curador de paleontología de vertebrados en el Museo Burke.

Los paleontólogos hoy en día encuentran fósiles de Lystrosaurus en India, China, Rusia, partes de África y la Antártida. Estas criaturas rechonchas (la mayoría tenían el tamaño aproximado de un cerdo, pero algunas crecían algo más de dos metros de largo) no tenían dientes pero tenían un par de colmillos en la mandíbula superior, que probablemente empleaban para alimentarse entre la vegetación del suelo y cavar para comer raíces y tubérculos, según Whitney.

Esos colmillos hicieron posible el estudio de Whitney y Sidor. Como los elefantes, los colmillos de Lystrosaurus crecieron continuamente a lo largo de sus vidas. Las secciones transversales de los colmillos fosilizados pueden albergar información sobre el ciclo de vida sobre el metabolismo, el crecimiento y el estrés o la tensión. Whitney y Sidor compararon secciones transversales de colmillos de seis Lystrosaurus antárticos con secciones transversales de cuatro Lystrosaurus de Sudáfrica.

En el Triásico, los sitios de recolección en la Antártida estaban a unos 72 grados de latitud sur, muy dentro del Círculo Antártico, a 66,3 grados sur. Los sitios de recolección en Sudáfrica estuvieron a más de 1.800 kilómetros al norte durante el Triásico a 58-61 grados de latitud sur, lejos del Círculo Antártico.

Los colmillos de las dos regiones mostraron patrones de crecimiento similares, con capas de dentina depositadas en círculos concéntricos como anillos de árboles. Pero los fósiles de la Antártida albergaban una característica adicional que era rara o estaba ausente en los colmillos más al norte: anillos gruesos y muy cerca, que probablemente indican períodos de menor deposición debido al estrés prolongado, según los investigadores.

"El análogo más cercano que podemos encontrar a las 'marcas de estrés' que observamos en los colmillos de Lystrosaurus antártico son las marcas de estrés en los dientes asociados con la hibernación en ciertos animales modernos", dijo Whitney.

Los investigadores no pueden concluir definitivamente que Lystrosaurus experimentó una verdadera hibernación, que es una reducción específica de una semana en el metabolismo, la temperatura corporal y la actividad. El estrés podría haber sido causado por otra forma de letargo similar a la hibernación, como una reducción más a corto plazo del metabolismo, según Sidor.

Lystrosaurus en la Antártida probablemente necesitó alguna forma de adaptación similar a la hibernación para hacer frente a la vida cerca del Polo Sur, dijo Whitney. Aunque la Tierra era mucho más cálida durante el Triásico que en la actualidad, y algunas partes de la Antártida pueden haber estado cubiertas de bosques, las plantas y los animales debajo del Círculo Antártico aún experimentarían variaciones anuales extremas en la cantidad de luz del día, con el sol ausente durante largos períodos en invierno.


Zamia, fósiles de neotrópico

Las zamias, fósiles vivientes, son parte del linaje de las cícadas, las plantas con semillas más antiguas que persisten en la Tierra. 15 de las 24 especies de Zamia de Colombia son endémicas y hoy hacen parte del Atlas de Biodiversidad de Colombia

'Zamia pyrophylla'/Cristina López Gallego.
Colombia es el país con mayor diversidad de zamias en el mundo. En este territorio crecen 24 de las 81 especies descritas hasta hoy de este género de plantas nativas de América. Aunque pueden crecer en sitios desérticos y rocosos, en su mayoría se les encuentra en bosques húmedos tropicales de la Amazonía y el Pacífico, y también en los bosques andinos. 

Son literalmente fósiles vegetales, ya que pertenecen a las cícadas, gimnospermas que aparecieron a finales de la era paleozoica. "Los dinosaurios comían cícadas y, probablemente, dispersaban sus semillas", narró Cristina López Gallego, bióloga, investigadora del Grupo de Ecología Evolutiva y Conservación de la Universidad de Antioquia, e impulsora del Plan Nacional de Conservación de Cícadas en Colombia. 

López lleva 25 años dedicados al estudio de zamias —desde que era una estudiante de quinto semestre de Biología en la Universidad de Antioquia—. Ese tiempo le ha permitido acercarse a las particularidades del género Zamia y participar en muchas iniciativas de investigación, como el Atlas de Biodiversidad de Colombia: Zamia, que presenta modelos de distribución de las diferentes especies que viven en el territorio nacional. 

Desde su experiencia investigativa, y en conjunto con otros expertos como Álvaro Cogollo Pacheco, Álvaro Idárraga Piedrahita y Michael Calonje, acompañó esta publicación del Instituto Humboldt. Este tipo de publicaciones aportan información crucial en la toma de decisiones para salvar especies de la extinción y, en general, para avanzar en a conservación de la biodiversidad. 

"Por los hábitats donde crecen y la variedad en su morfología y ecología, las zamias son consideradas las cícadas más diversas", destacó Cogollo Pacheco. Algunas tienen hojas similares a especies de palmas o helechos, de color verde cuando maduran, pero con gran diversidad de colores cuando son jóvenes, y con semillas de brillantes rojos, naranjas y amarillos. Además, la longevidad de algunas de sus especies es extremadamente larga, algo inusual en plantas tropicales, con ciclos de vida que pueden alcanzar más de 1000 años.
  
'Zamia amazonum'.
15 de las 24 especies de Zamia de Colombia son endémicas, es decir que sólo se encuentran en nuestro territorio. Las demás crecen también en países vecinos. Z. manicata. Z. pseudoparasitica y Z. obliqua, que crecen en el Chocó biogeográfico, tienen poblaciones en Panamá; y Z. roezlii, en Ecuador. Z. muricata, que vive en el Caribe, tiene poblaciones en Venezuela. Las especies que crecen en Colombia son en su mayoría de bosques húmedos del Pacífico, la Amazonía y los Andes, pero hay especies que crecen en lugares más secos, como Z. encephalartoides, propia del cañón del Chicamocha, en Santander. 

López Gallego aseguró que, aunque Colombia es uno de los países más activos en la conservación de plantas, muchos de sus habitantes desconocen la biodiversidad en la que están inmersos: con 26 000 especies de plantas, este es el país más biodiverso del planeta. "Se dice que es el segundo —explicó—, siendo Brasil el primero con 36 000 especies de plantas, pero si se tiene en cuenta que este último tiene un área siete veces mayor, entonces podemos decir que Colombia sería el más diverso". Todo esto, teniendo en cuenta que hay territorios que los biólogos aún no han explorado detalladamente, por lo cual podrían existir todavía muchas especies por descubrir. 

Especies amenazadas y esfuerzos para su conservación 

Las especies más amenazadas de extinción son las que se encuentran en territorios con altos índices de deforestación, principalmente en los Andes y algunas partes del Pacífico. Además, por su particular morfología e historia evolutiva, las zamias se han utilizado indiscriminadamente como plantas ornamentales, lo cual ha llevado en algunos casos a amenazas por sobrexplotación de las poblaciones. 

Una de las líneas de trabajo fundamentales de la Estrategia de Conservación de Zamia consiste en elegir poblaciones y sitios claves que deben ser protegidos y en algunos casos restaurados. Estas acciones siempre son acompañadas de programas de sensibilización y educación ambiental.  

Otra parte se ejecuta a través de programas de uso sostenible de zamias para la horticultura por parte de comunidades locales, para que ellos accedan a fuentes alternativas de ingresos, que beneficien tanto a estas especies como a ellos. "También promovemos entre la gente el reconocimiento del valor intrínseco de las plantas, teniendo en cuenta que debemos salvar a todas las especies de la extinción, no solo a las que son útiles para la humanidad", declaró López Gallego, convencida de que la diversidad natural y cultural es la mayor riqueza que tenemos en el país.

DINOSAURIOS EN TORRELARA: ¡EUREKA!

Esta tarde Fidel Torcida, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y de las excavaciones de dinosaurios de Torrelara, dará una conferencia en la que se hará balance de los magníficos descubrimientos fósiles del yacimiento de Torrelara.





































Teatro-Auditorio: 20:15h.

El aforo será limitado y habrá que seguir las normas de seguridad que indique la organización.

Cómo la investigación sobre los dinosaurios puede ayudar a la medicina

Los discos intervertebrales conectan las vértebras y dan a la columna su movilidad. El disco consiste en un anillo fibroso cartilaginoso y un núcleo gelatinoso. Siempre se ha asumido que solo los humanos y otros mamíferos tienen discos. Un concepto erróneo, como ha descubierto un equipo de investigación bajo el liderazgo de la Universidad de Bonn: incluso el Tiranosaurio rex podía sufrir un desplazamiento de disco. Los resultados se han publicado en la revista Scientific Reports.

Vértebras de un reptil marino de hace 290 millones de años, entre las cuales 
se encuentran restos de lo que parece un disco invertebral. 
(Foto: (c) Tanja Wintrich/Uni Bonn)
Las serpientes y otros reptiles de hoy en día no tienen discos intervertebrales, sino que sus vértebras están conectadas con articulaciones esféricas. Aquí, la superficie del extremo en forma de bola de una vértebra encaja en una depresión en forma de copa de la vértebra adyacente, algo parecido a la articulación de la cadera humana. Entre ambas hay cartílago y líquido sinovial para mantener la articulación en movimiento. Esta construcción evolutiva es buena para los reptiles de hoy en día, porque evita el temido desplazamiento del disco, que es causado por partes del disco que se deslizan en el canal espinal.

"Me resultaba difícil creer que los reptiles antiguos no tuvieran discos intervertebrales", dice la paleontóloga Dra. Tanja Wintrich de la Sección Paleontológica del Instituto de Geociencias de la Universidad de Bonn. Ella notó que las vértebras de la mayoría de los dinosaurios y reptiles marinos antiguos se ven muy similares a las de los humanos, es decir, no tienen articulaciones esféricas. Por lo tanto, se preguntó si los reptiles extintos tenían discos intervertebrales, pero los habían "reemplazado" con articulaciones esféricas en el curso de la evolución.

Con este fin, el equipo de investigadores dirigido por Tanja Wintrich y con la participación de la Universidad de Colonia y la TU Bergakademie Freiberg, así como de investigadores de Canadá y Rusia, examinó un total de 19 dinosaurios diferentes, otros reptiles extintos y animales que aún viven en la actualidad. Los investigadores concluyeron que los discos intervertebrales no solo se hallan en los mamíferos. Para estas investigaciones, se analizaron vértebras que aún están en conexión usando varios métodos.

Sorprendentemente, el Dr. Wintrich también ha podido demostrar que casi siempre se conservan restos de cartílago e incluso otras partes del disco intervertebral en estos antiguos ejemplares, incluyendo reptiles marinos como los ictiosaurios y dinosaurios como el Tiranosaurio. Luego rastreó la evolución de los tejidos blandos entre las vértebras a lo largo del árbol genealógico de los animales terrestres, que hace 310 millones de años se dividió en la línea de los mamíferos y la línea de los dinosaurios y las aves.

Antes se desconocía que los discos intervertebrales son una característica muy antigua. Los resultados también muestran que los discos intervertebrales se desarrollaron varias veces durante la evolución en diferentes animales, y probablemente fueron reemplazados por articulaciones esféricas dos veces en los reptiles. "La razón por la que el disco intervertebral fue reemplazado podría ser que es más susceptible a los daños que una articulación esférica", dice el Dr. Wintrich. Sin embargo, los mamíferos siempre han conservado los discos intervertebrales, repitiendo el patrón familiar de que están bastante limitados en su flexibilidad evolutiva. "Este conocimiento también es fundamental para la comprensión médica de los humanos. El cuerpo humano no es perfecto, y sus enfermedades reflejan nuestra larga historia evolutiva", añade el paleontólogo Prof. Dr. Martin Sander de la Universidad de Bonn.

En lo que respecta a los métodos de investigación, el equipo se basó no solo en la paleontología, sino también en la anatomía médica, la biología del desarrollo y la zoología. Bajo el microscopio, los huesos de dinosaurio cortados con una sierra para roca y luego molidos muy finamente proporcionan información comparable a las secciones histológicas de los tejidos fijos e incrustados de los animales actuales. Esto hace posible salvar los largos períodos de evolución e identificar los procesos de desarrollo. El Prof. Sander comenta: "Es realmente asombroso que el cartílago de la articulación y aparentemente incluso el propio disco puedan sobrevivir durante cientos de millones de años".

El Dr. Wintrich, que ahora trabaja en el Instituto de Anatomía de la Universidad de Bonn, está satisfecho con la cooperación entre los campos que ha hecho posible esta comprensión interdisciplinaria en primer lugar: "Descubrimos que incluso el Tiranosaurio rex no estaba protegido contra el desplazamiento de los discos". Solo los dinosaurios depredadores parecidos a las aves desarrollaron articulaciones esféricas como las de las aves de hoy en día. Asimismo, esas rótulas eran una ventaja decisiva para la estabilidad de la columna vertebral de los dinosaurios más grandes, los dinosaurios de cuello largo. (Fuente: NCYT Amazings)

'Dinoturismo': los mejores destinos para ver dinosaurios en España

Los yacimientos, los museos, los centros de interpretación e incluso los parques temáticos nos acercan y nos dan a conocer a los dinosaurios que poblaron la península ibérica hace más de 65 millones de años

Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha - MUPA
Algo tienen los dinosaurios que ejercen una poderosa atracción sobre los más pequeños de la casa, pero no podemos negar que esa atracción se prolonga hasta atrapar también a infinidad de mayores. Para saciar esa curiosidad y sed de conocimiento emprendemos un viaje en el tiempo sin salir de la península ibérica para mirar cara a cara a estos gigantes del pasado.

Recorremos la tierra que hace muchos millones años, allá por el mesozoico, pisaron estos antepasados que han motivado libros, películas y leyendas, pero también museos, centros de interpretación e incluso parques temáticos. Una completa ruta con la que conocer de cerca a quienes un día dominaron la tierra.

Grandes yacimientos hay unos cuantos, pero restos de dinosaurios los encontramos por prácticamente toda la geografía española. Podemos aprender sobre ellos en centros como el Museo Nacional de Ciencias Naturales (en Madrid), el Museo de Ciencias Naturales de Valencia, el Museo Paleontológico de Elche, el Parc Cretaci y Museu de la Conca Dellà (en Lleida), el Museo de l’Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (en Sabadell) o la exposición Tiempo de Dinosaurios en Morella (en Castellón), por citar algunos. Pero si queremos hacer turismo de dinosaurios y visitar algunos de los lugares más llamativos para grandes y pequeños, en los destinos que te proponemos a continuación podrás cumplir con el mejor de los sueños de cualquier paleontólogo.

El Museo Jurásico de Asturias (MUJA)

Museo Jurásico de Asturias - MUJA
El MUJA fue creado para ofrecer un centro de interpretación para la Costa de los Dinosaurios, un conjunto de yacimientos entre Gijón y Ribadesella donde se ha encontrado abundancia de huellas y restos óseos de dinosaurios. Cumple con una importa labor divulgativa para todos los públicos, cuenta con más de 8.000 fósiles, diferentes réplicas de los yacimientos y varias recreaciones tanto en interior como en el exterior del complejo. Ofrece una sección especialmente dedicada al jurásico asturiano.

- Tienes más información en la web del MUJA.

La Ruta de los Dinosaurios de Cuenca

En la Serranía de Cuenca podemos recorrer toda una ruta dedicada a los dinosaurios. Se compone por doce puntos que nos llevan por el Mesozoico y el Cenozoico, pasando por diferentes puntos de interés paleontológico, y entre los que debemos hacer tres paradas fundamentales: el Centro Expositivo Cañada del Hoyo, el Centro de Interpretación Fuentes y el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha. En el de Fuentes podrás ver cómo las obras del AVE Madrid-Valencia sacaron a la luz el yacimiento de Lo Hueco, el mayor de España.

- Tienes más información en la web de Los Dinosaurios de Cuenca.

La ruta de las icnitas de Soria

Soria acoge un buen número de huellas de dinosaurios. Ruta de las icnitas
En Soria, en las Tierras Altas, encontramos la mejor colección de icnitas (huellas de dinosaurios) de toda España. La ruta se divide en tres (este, oeste y otros yacimientos) y la podemos realizar por nuestra cuenta, encontrando a nuestro paso diferentes reproducciones a tamaño real. En su recorrido quedan recogidos hasta 16 yacimientos y para mayor entretenimiento de los niños se ha creado el Parque Cretácico de Aventuras de San Pedro Manrique, un parque al aire libre tematizado en torno a las huellas de dinosaurios.

- Tienes más información en la web de la Ruta de las Icnitas.

El Territorio Dinópolis de Teruel

El Territorio Dinópolis consta de siete centros. Dinópolis
Dinópolis es uno de esos lugares imprescindibles que todo amante de los dinosaurios debería visitar. Se encuentra en Teruel y aunque su sede central se ubica en la capital hay siete centros más repartidos por Albarracín, Riodeva, Rubielos de Mora, Galve, Ariño, Castellote y Peñarroya de Tastavins. Hay fósiles, sí, pero también multitud de recreaciones a tamaño natural y diversas actividades que convierten Dinópolis en todo un parque temático.

- Tienes más información en la web de Dinópolis.

El Barranco Perdido de La Rioja

La Rioja es también uno de los lugares de España con mayor presencia de restos de dinosaurios. Puedes empezar por visitar el Centro de Interpretación Paleontológica de Igea y el Centro Paleontológico de Enciso, donde se han encontrado numerosos fósiles y huellas. La diversión llega en El Barranco Perdido, un parque de paleoaventura con museo cretácico en 3D, piscinas, géiseres, circuitos de aventura y rocódromo, todo ambientado en el mundo de los dinosaurios.

- Tienes más información en la web del Barranco Perdido.

El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes

Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes. / Fundación Dinosaurios CyL.
Viajamos a la Sierra de la Demanda para adentrarnos en la historia de esta comarca burgalesa, haciendo especial hincapié en el mesozoico. Fue inaugurado en 2001 y exhibe numerosas maquetas y réplicas de dinosaurios inspiradas en los cuatro yacimientos hallados en sus alrededores. Aquí veremos restos de Iguanadonte, Polacanthus, Megalosaurio, Allosaurio o Baryonyx y, además, huevos fosilizados.

- Tienes más información en la web de la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León.

El DinoPark de Algar

DinoPark es un parque temático de dinosaurios, un lugar para visitar en familia y con niños pequeños, no un museo de base científica en el que vayamos a ver yacimientos. Teniendo esto claro, podremos disfrutar de un buen número modelos de dinosaurios, tanto robotizados como estáticos, así como de un cine 3D, una zona de juegos paleontológica y una zona de baño. DinoPark tiene ocho centros más repartidos por República Checa, Eslovaquia y Rusia.

- Tienes más información en la web de DinoPark.

El primer dinosaurio completo descubierto, descrito 160 años después

El primer esqueleto de dinosaurio completo jamás identificado finalmente se ha estudiado en detalle y encontró su lugar en el árbol genealógico, completando un proyecto que comenzó en el siglo XIX.

Scelidosaurus - JOHN SIBBICK.
El esqueleto de este dinosaurio, llamado Scelidosaurus, fue recolectado hace más de 160 años en la Costa Jurásica del oeste de Dorset (Gran Bretaña). Las rocas en las que se fosilizó tienen alrededor de 193 millones de años, cerca de los albores de la Era de los Dinosaurios.

Este extraordinario espécimen, el primer esqueleto completo de dinosaurio jamás recuperado, fue enviado a Richard Owen del Museo Británico, el hombre que inventó la palabra dinosaurio.

Entonces, ¿qué hizo Owen con este hallazgo? Publicó dos artículos breves sobre su anatomía, pero muchos detalles quedaron sin registrar. Owen no reconstruyó el animal como podría haber aparecido en vida y no hizo ningún intento por comprender su relación con otros dinosaurios conocidos de la época. En resumen, lo 're-enterró' en la literatura de la época, y así ha permanecido desde entonces: conocido, pero oscuro e incomprendido.

Durante los últimos tres años, el doctor David Norman del Departamento de Ciencias de la Tierra de Cambridge ha estado trabajando para terminar el trabajo que comenzó Owen, preparando una descripción detallada y un análisis biológico del esqueleto de Scelidosaurus, cuyo original está almacenado en la Historia Natural. Museo de Londres, con otros especímenes en el Museo de la Ciudad de Bristol y el Museo Sedgwick, Cambridge.

Los resultados del trabajo de Norman, publicados como cuatro estudios separados en el Zoological Journal of the Linnean Society of London, no solo reconstruyen cómo era el Scelidosaurus en vida, sino que revelan que fue un antepasado temprano de los anquilosaurios, los 'tanques' blindados del período Cretácico tardío.

Durante más de un siglo, los dinosaurios se clasificaron principalmente de acuerdo con la forma de los huesos de sus caderas: eran saurisquios ('caderas de lagarto') u ornitisquios ('caderas de pájaro').

Sin embargo, en 2017, Norman y su equipo argumentó que estos grupos de familias de dinosaurios debían ser reorganizados, redefinidos y renombrados. En un estudio publicado en Nature, los investigadores sugirieron que los dinosaurios con cadera de pájaro y los dinosaurios con cadera de lagarto como el Tyrannosaurus evolucionaron a partir de un ancestro común, lo que podría anular más de un siglo de teoría sobre la historia evolutiva de los dinosaurios.

Otro hecho que surgió de su trabajo sobre las relaciones de los dinosaurios fue que los primeros ornitisquios conocidos aparecieron por primera vez en el período Jurásico temprano. "Scelidosaurus es uno de esos dinosaurios y representa una especie que apareció en, o cerca, del 'nacimiento' evolutivo de la Ornithischia", dijo Norman en un comunicado, quien es miembro del Christ's College de Cambridge. "Dado ese contexto, ¿qué se sabía realmente de Scelidosaurus? ¡La respuesta es notablemente pequeña!”

Norman ha completado ahora un estudio de todo el material conocido atribuible a Scelidosaurus y su investigación ha revelado muchas novedades.

"Nadie sabía que el cráneo tenía cuernos en el borde posterior", dijo Norman. "Tenía varios huesos que nunca han sido reconocidos en ningún otro dinosaurio. También queda claro por la textura rugosa de los huesos del cráneo que, en vida, estaba cubierto por escudos córneos endurecidos, un poco como los escudos en la superficie de los cráneos de tortugas vivas. De hecho, todo su cuerpo estaba protegido por una piel que anclaba una serie de púas y placas óseas en forma de tachuelas".

Ahora que se comprende su anatomía, es posible examinar dónde se encuentra Scelidosaurus en el árbol genealógico de los dinosaurios. Durante muchas décadas se le había considerado como uno de los primeros miembros del grupo que incluía a los estegosaurios, incluido el Stegosaurus con sus enormes placas óseas a lo largo de su columna vertebral y una cola puntiaguda, y los anquilosaurios, los 'tanques' blindados de la era de los dinosaurios, pero eso se basó en una comprensión deficiente de la anatomía de Scelidosaurus. Ahora parece que Scelidosaurus es un ancestro de los anquilosaurios solo.   

"Es lamentable que un dinosaurio tan importante, descubierto en un momento tan crítico en el estudio inicial de los dinosaurios, nunca haya sido descrito correctamente", dijo Norman. "Ahora, ¡por fin! Se ha descrito en detalle y proporciona muchas ideas nuevas e inesperadas sobre la biología de los primeros dinosaurios y sus relaciones subyacentes. Parece una pena que el trabajo no se haya hecho antes, pero, como dicen, es mejor tarde que nunca".


La estructura ósea única de los dinosaurios fue la clave para soportar su peso

Con un peso de hasta 3.600 kg, los hadrosaurios, o dinosaurios de pico de pato, estaban entre los dinosaurios más grandes que deambulaban por la Tierra. ¿Cómo es que los esqueletos de estos dinosaurios vegetarianos de cuatro patas y cuello muy largo soportaban una carga tan masiva?

Hadrosaurios. (Foto: SMU/Karen Carr)
Una nueva investigación recientemente publicada en la revista PLOS ONE ofrece una respuesta. Una colaboración entre paleontólogos, ingenieros mecánicos e ingenieros biomédicos reveló que la estructura ósea trabecular de los hadrosaurios y varios otros dinosaurios fue excepcionalmente capaz de soportar grandes pesos, y era diferente a la de los mamíferos y las aves.

"La estructura del hueso trabecular o esponjosa que se forma en el interior de los huesos que estudiamos es única dentro de los dinosaurios", dijo Tony Fiorillo, paleontólogo de la SMU y uno de los autores del estudio. El tejido óseo trabecular rodea los diminutos espacios o agujeros en el interior del hueso, dice Fiorillo, como lo que podríamos ver en un hueso de jamón o de bistec.

"A diferencia de los mamíferos y las aves, el hueso trabecular no aumenta de grosor a medida que aumenta el tamaño del cuerpo de los dinosaurios", dice. "En cambio, aumenta la densidad de la aparición de hueso esponjoso. Sin esta adaptación de ahorro de peso, la estructura esquelética necesaria para soportar los hadrosaurios sería tan pesada, que los dinosaurios habrían tenido grandes dificultades para moverse".

El equipo interdisciplinario de investigadores utilizó las teorías de fallo de ingeniería y el escalado de alometría, que describe cómo las características de una criatura viva cambian con el tamaño, para analizar las tomografías computarizadas del fémur distal y la tibia proximal de fósiles de dinosaurios.

l equipo, financiado por la Oficina de Programas Polares de la Fundación Nacional de Ciencias y la Sociedad Geográfica Nacional, es el primero en utilizar estas herramientas para comprender mejor la estructura ósea de las especies extinguidas y el primero en evaluar la relación entre la arquitectura ósea y el movimiento en los dinosaurios. Compararon sus hallazgos con escaneos de animales vivos, como el elefante asiático y mamíferos extintos como los mamuts.  

"Comprender la mecánica de la arquitectura trabecular de los dinosaurios puede ayudarnos a entender mejor el diseño de otras estructuras ligeras y densas", dijo Trevor Aguirre, autor principal del artículo y reciente doctor en ingeniería mecánica de la Universidad Estatal de Colorado. 

La idea del estudio comenzó hace diez años, cuando Seth Donahue, ahora ingeniero biomédico de la Universidad de Massachusetts y experto en estructura ósea animal, fue invitado a asistir a una conferencia académica en Alaska organizada por Fiorillo y otros colegas interesados en comprender la vida de los dinosaurios en el antiguo Ártico. Allí fue donde Fiorillo aprendió por primera vez el uso que Donahue hacía de las tomografías computarizadas y de las teorías de ingeniería para analizar la estructura ósea de los animales modernos. (Fuente: NCYT Amazings)

El primer cráneo casi intacto de un embrión de saurópodo en 3D revela rasgos faciales inesperados

Estos dinosaurios presentaban un cuerno facial, visión binocular y aperturas nasales tras la eclosión del huevo. Estos rasgos se transformaban con el paso a la edad adulta, según una investigación publicada en la revista Current Biology.

Cráneo del embrión del titanosáurido junto a la reconstrucción en 3D 
de la cabeza. / Kundrát et al./Current Biology
Hace 25 años, un equipo de investigadores descubrieron en el yacimiento de Auca Mahuevo (Patagonia argentina) los primeros embriones de dinosaurio en una enorme zona de anidación de dinosaurios titanosáuridos, que vivieron hace 80 millones de años.

Ahora, un trabajo publicado en el último número de Current Biology describe el primer cráneo embrionario casi intacto de un ejemplar de sauropodomorfo, un grupo de dinosaurios caracterizados por un cuello y cola de gran longitud y una pequeña cabeza. De entre ellos, el brontosaurio es el ejemplo más popular. La investigación sugiere que estos animales pudieron contar con rasgos faciales especializados en su etapa de cría que cambiaban cuando se convertían en adultos. 
La investigación sugiere que estos animales pudieron contar con rasgos faciales especializados en su etapa de cría que cambiaban cuando se convertían en adultos 
Martin Kundrát, científico principal del artículo y responsable del PaleoBioImaging Lab de la Universidad Pavol Jozef Šafárik (Eslovaquia), asegura que este ejemplar estudiado “representa el primer cráneo embrionario preservado en 3D de un saurópodo sauropodomorfo”.

“El rasgo más destacado es la apariencia de la cabeza, que implica que las crías de dinosaurios gigantes pueden presentar diferencias dependiendo de dónde y cómo vivían en sus primeras etapas de vida”, subraya Kundrát, que no descarta que este cráneo represente una nueva especie de dinosaurio titanosáurido “por las diferencias que presenta en anatomía facial y tamaño respecto a los embriones de saurópodos de Auca Mahuevo”.

El equipo de Kundrát ha usado una innovadora tecnología de tratamiento de imágenes denominada microtomografía sincrotrón, que permite estudiar la estructura interna de los huesos, la dentadura y tejidos blandos.

La ilustración muestra los huesos craneales y las reconstrucciones del 
embrión del titanosáurido. / Kundrát et al./Current Biology
Gracias a estos escaneos, se han encontrado algunos detalles ocultos del ejemplar, como pequeños dientes preservados en diminutas cavidades de la mandíbula, elementos parcialmente calcificados del cerebro embrionario y posibles restos de músculos temporales de la mandíbula.

De esta manera, los investigadores han podido reconstruir la apariencia más plausible de cómo es el cráneo de los saurópodos antes de la eclosión de su huevo. Estos detalles, según explican los científicos, resultan útiles para realizar taxonomías o comparativas evolutivas entre dinosaurios similares.

Una apariencia alternativa de estos gigantes patagónicos

Este descubrimiento sugiere que los saurópodos podían salir de sus huevos con la ayuda de una especie de prominencia epidérmica. De igual modo, también se evidencia que estos dinosaurios embrionarios usaban el calcio derivado de las cáscaras mucho antes de que estuvieran listos para eclosionar. 
Gracias a la microtomografía sincrotrón, se han encontrado algunos detalles ocultos del ejemplar, como pequeños dientes preservados en cavidades de la mandíbula o elementos parcialmente calcificados del cerebro 
Kundrát explica que estos descubrimientos sugieren que los saurópodos tenían una “apariencia alternativa” de la cabeza en su etapa más joven. Así, concluyen que las crías salían del cascarón presentando un cuerno temporal, aberturas retraídas en la nariz y visión binocular temprana. Por otro lado, el trabajo sugiere que los saurópodos jóvenes tenían una cabeza y rostro que se transformaban con su maduración adulta.

Este hallazgos, explica el investigador principal, “revela nuevos aspectos de la vida embrionaria de los dinosaurios herbívoros más grandes que han vivido en nuestro planeta”. Un cuerno facial y visión binocular “son características muy diferentes de lo que esperábamos en dinosaurios titanosáuridos”, agrega.

“Para mí, los huevos de dinosaurio son como cápsulas del tiempo que envían un mensaje del pasado. En este caso, el espécimen nos cuenta una historia de los gigantes de la Patagonia antes de su nacimiento”, concluye el investigador principal.

De exportación ilegal a importante material científico

Este nuevo espécimen de embrión de dinosaurio es, al igual que los embriones descubiertos hace 25 años, de la Patagonia, aunque su origen específico es desconocido debido a que el huevo fue exportado ilegalmente de Argentina y llamó la atención de los investigadores posteriormente. 
El ejemplar fue exportado ilegalmente de Argentina, posteriormente devuelto al país y se encuentra en el Museo Municipal Carmen Funes 
Cuando Terry Manning, coautor del trabajo, se dio cuenta de la importancia científica y conservación extraordinaria del espécimen, envió de vuelta este fósil a Argentina para realizar estudios adicionales.

Actualmente, el fósil se encuentra conservado por Rodolfo Coria, coautor de este trabajo e investigador de Paleobiología y Geología del Museo Municipal Carmen Funes (Argentina).

Referencia:

Kundrat et al.: "Specialized Craniofacial Anatomy of a Titanosaurian Embryo from Argentina". Current Biology.

Fuente: SINC

Derechos: Creative Commons.

sábado, 22 de agosto de 2020

Las huellas de la historia

TROTABURGOS / SALAS DE LOS INFANTES

El Museo de Dinosaurios cuenta con una de las colecciones de fósiles más importantes de España y de Europa / La leyenda de Los siete infantes de Lara es uno de los principales cantares de gesta de la literatura castellana

La extensión del casco urbano demuestra la importancia de Salas como 
cabecera de la comarca. ISRAEL L. MURILLO
Salas de los Infantes es una localidad y un municipio que se encuentra en el valle del río Arlanza, al sureste de la provincia de Burgos. Su importancia dentro de la provincia reside en que es la capital de la comarca de La Demanda y Pinares. Además, es el principal centro de servicios de la Sierra de la Demanda. La industria, la agricultura, la ganadería, el comercio y el turismo poseen un gran peso económico en la localidad, que cuenta con 1.955 habitantes.

El Museo de Dinosaurios es uno de los principales atractivos de la localidad. Esto se debe a su importante colección de fósiles y a la presencia de un gran número de maquetas, ilustraciones y reconstrucciones sobre los dinosaurios y el medio en el que vivieron. Fundado en 2001, gracias al Colectivo Arqueológico-Paleontológico Salense, fue reconocido como museo por la Junta de Castilla y León en 2006.

El centro se divide en dos partes: una sala de arqueología y otra de paleontología. La primera expone un recorrido cronológico desde el Paleolítico Inferior hasta la Alta Edad Media, en el que destaca una réplica en piedra caliza del arco visigótico de la ermita de Quintanilla de las Viñas. La segunda destaca por acoger una de las colecciones de dinosaurios más importantes de la Península Ibérica. Los restos que se exponen datan, principalmente, del Cretáceo Inferior, por lo que poseen una antigüedad de 140 - 120 millones de años. Sin embargo, también hay fósiles que pertenecen a finales de este periodo, cerca de la extinción de los dinosaurios, y otros más antiguos, propios del periodo Jurásico.

El mayor hallazgo expuesto en el museo es la presencia de los restos óseos de un dinosaurio rebaquisáurido. Además, en la localidad hay una gran cantidad de restos fósiles vegetales únicos en toda la península Ibérica.

Los infantes de Lara

Los siete infantes de Lara es un cantar de gesta desaparecido que se compuso sobre el año 990, según la versión de Sancho IV de Castilla de la Estoria de España. Es considerado uno de los principales cantares de gesta de la literatura castellana y uno de los ejemplos más antiguos de la épica española. En él se narran los amores y las venganzas entre la familia de los infantes, hijos de Gonzalo Gustioz y Sancha Velázquez, y la de sus tíos, doña Lambra y Ruiz Velázquez. La leyenda acaba con la muerte y decapitación de los siete infantes «en campos de Arabiana» debido a una emboscada ideada por sus tíos y llevada a cabo por los huestes de Almanzor.

La leyenda, a pesar de tener partes de ficción, posee un alto valor histórico, ya que refleja la situación del Condado de Castilla y su relación con el Califato de Córdoba durante la segunda parte del siglo x. En este contexto, en el que destaca la figura del conde castellano Garcí Fernández, existía una gran sumisión de los reinos cristianos frente al Califato de Córdoba y a los califas de este periodo (959 - 974): Abderramán III y Alhakén II. Sin embargo, también fue un periodo de paz entre ambas partes.

La leyenda del cantar se sitúa en el momento en el que esta tregua se rompe, cuando Garcí Fernández decidió atacar la frontera de Deza en Soria, controlada por el general Galib. Posteriormente, los siete infantes de Lara murieron en batalla y fueron decapitados a manos del ejército musulmán. Esta leyenda es muy importante culturalmente para Salas de los Infantes, ya que se considera que su fundación tuvo lugar en el año 974 gracias a Garcí Fernández. Este concedió fueros y heredades a Gonzalo Gustios, que se encargó de poblar e integrar las villas circundantes.

La iglesia de Santa María de Salas de los Infantes es uno de los lugares en los que podrían encontrare las cabezas de los infantes. Esto se debe a que en el año 1579 se descubre en su interior un arca que contiene ocho cabezas, junto a pinturas y letreros con los nombres de los infantes y su ayo, Nuño Salido.

La iglesia, de trazado gótico, se construyó en los siglos XV y XVI. En su interior, destaca el retablo de Santa María, perteneciente al plateresco burgalés. En su exterior, se encuentra un monolito en recuerdo a los jóvenes de Salas de los Infantes perseguidos y asesinados durante la guerra civil española.

Hojas fósiles muestran alto CO2 que estimuló un 'enverdecimiento global'

Científicos que estudian hojas de un bosque de 23 millones de años han vinculado por primera vez altos niveles de CO2 atmosférico con mayor crecimiento de plantas y el clima cálido de ese tiempo.   

Hojas fósiles - JENNIFER BANNISTER/UNIVERSITY OF OTAGO
El hallazgo se suma a la comprensión de cómo el aumento de CO2 calienta la tierra y cómo la dinámica de la vida vegetal podría cambiar en décadas, cuando los niveles de CO2 pueden reflejar de cerca los del pasado distante.

Los científicos recuperaron las hojas de un lecho único de un lago de Nueva Zelanda que contiene los restos de plantas, algas, arañas, escarabajos, moscas, hongos y otros seres vivos de un período cálido conocido como el Mioceno temprano.   

Los científicos han postulado durante mucho tiempo que el CO2 era alto entonces, y algunas plantas podrían cosecharlo de manera más eficiente para la fotosíntesis. Este es el primer estudio que muestra que esas cosas realmente sucedieron en conjunto. Los hallazgos fueron publicados esta semana en la revista Climate of the Past.   

"Lo sorprendente es que estas hojas están básicamente momificadas, por lo que tenemos sus composiciones químicas originales y podemos ver todas sus finas características bajo un microscopio", dijo en uncomunicado el autor principal Tammo Reichgelt, científico adjunto del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia y profesor asistente de geociencias en la Universidad de Connecticut. "Se ha ido acumulando evidencia de que el CO2 era alto entonces, pero ha habido paradojas".  

El llamado "efecto de fertilización con carbono" tiene vastas implicaciones. Los experimentos de laboratorio y de campo han demostrado que cuando los niveles de CO2 aumentan, muchas plantas aumentan su tasa de fotosíntesis, porque pueden eliminar el carbono del aire de manera más eficiente y conservar agua mientras lo hacen.

De hecho, un estudio de 2016 basado en datos satelitales de la NASA muestra un efecto de "ecologización global" debido principalmente al aumento de los niveles de CO2 producido por el hombre en las últimas décadas; de un cuarto a la mitad de las tierras con vegetación del planeta han experimentado aumentos en el volumen de hojas en árboles y plantas desde aproximadamente 1980. Se espera que el efecto continúe a medida que aumentan los niveles de CO2.

Esto puede parecer una buena noticia, pero la realidad es más compleja. Una mayor absorción de CO2 no se acercará a compensar lo que los humanos están vertiendo en el aire. No todas las plantas pueden aprovechar, y entre las que lo hacen, los resultados pueden variar según la temperatura y la disponibilidad de agua o nutrientes.

Y hay evidencia de que cuando algunos cultivos importantes realizan la fotosíntesis más rápidamente, absorben relativamente menos calcio, hierro, zinc y otros minerales vitales para la nutrición humana. Debido a que gran parte de la vida vegetal actual evolucionó en un mundo templado con bajas emisiones de CO2, algunos ecosistemas naturales y agrícolas podrían verse alterados por niveles más altos de CO2, junto con el aumento de las temperaturas y los cambios en las precipitaciones que traen consigo.

"Nadie sabe cómo se desarrollará", dijo Reichgelt. "Es otra capa de estrés para las plantas. Puede ser genial para algunas y horrible para otras".

El depósito está ubicado en un pequeño cráter volcánico extinto hace mucho tiempo que ahora se encuentra en una granja cerca de la ciudad de Dunedin, en el sur de Nueva Zelanda. El cráter, de aproximadamente un kilómetro de diámetro, alguna vez tuvo un lago aislado donde se acumularon sucesivas capas de sedimentos del entorno circundante.

La característica fue reconocida solo en los últimos 15 años; los científicos lo llamaron Foulden Maar. Reconociéndolo como una mina de oro científica, lo han estado estudiando desde entonces. Algunos también han estado luchando contra una empresa minera real que quiere despojar el depósito para la alimentación del ganado.

En el nuevo estudio, los investigadores tomaron muestras de un núcleo de perforación de 2009 que penetró 100 metros hasta cerca del fondo del lecho del lago ahora seco. Entre capas anuales blanquecinas de algas ricas en sílice que florecieron cada primavera durante 120.000 años, se alternan capas negruzcas de materia orgánica que cayeron durante otras estaciones.

Estos incluyen innumerables hojas de un bosque siempre verde subtropical. Se conservan tan perfectamente que los científicos pueden ver las venas microscópicas y los estomas, los poros por los que las hojas toman aire y liberan agua al mismo tiempo durante la fotosíntesis. A diferencia de la mayoría de los fósiles, las hojas también conservan sus composiciones químicas originales. Es el único depósito conocido en el hemisferio sur, y está mucho mejor conservado que los pocos depósitos similares que se conocen en el norte.