viernes, 25 de septiembre de 2020

El MNCN presentará el martes el libro 'Del Elefante a los dinosaurios' que narra la historia del museo desde 1939 a 1985

El Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) presentará el próximo martes a las 19.00 horas el libro 'Del elefante a los dinosaurios', que refleja la historia más desconocida del museo desde el final de la guerra civil española hasta los primeros años de la democracia.

                  El libro "Del elefante a los dinosaurios" muestra la historia del MNCN
La obra, escrita por la investigadora del MNCN-CSIC Carolina Martín Albaladejo, culmina un proyecto de investigación del 'Plan Nacional El Museo Nacional de Ciencias Naturales entre 1939 y 1985: de la disgregación a la reunificación en su contexto nacional e internacional'.

La publicación analiza 45 años de historia del Museo, desde 1949 a 1985 y es fruto de años de investigación de una etapa desconocida de la historia de la entidad museística.   

Publicado por Doce Calles, este volumen aborda el periodo que comienza tras la Guerra Civil con la segregación del Museo en tres institutos de investigación y finaliza tras su reagrupación en el año 1984.

"El periodo estudiado en este trabajo ha sido muy poco tratado y es prácticamente desconocido tanto para los especialistas como para el público en general", ha manifestado Martín Albaladejo.   

Por su parte, la editora adjunta del libro Soraya Peña de Camus, añade que además de explicar el devenir del museo durante ese periodo, el libro es también un reflejo de los problemas a los que se enfrentó la ciencia en ese momento.

El libro está formado por 13 capítulos y 16 investigadores que ofrecen su visión personal sobre diversos aspectos del devenir de la institución. En ellos se destaca la labor de científicos relevantes, la evolución de las colecciones y las exposiciones realizadas, así como el declive y los proyectos frustrados, entre otros, los de ampliación del MNCN o la construcción de una nueva sede.

Igualmente, se explican las relaciones que el Museo mantuvo con otras instituciones a las que históricamente ha estado ligado, como la Real Sociedad Española de Historia Natural o la Universidad Central de Madrid, más tarde Complutense. Una parte significativa del libro son las fotografías, que ilustran la publicación y muchas de ellas son inéditas.

"Cuando comenzamos a trabajar descubrimos que había muy poco material gráfico y pusimos en marcha distintas iniciativas que involucraban a la ciudadanía para poder reunirlas", explica Peña de Camus.

Por último Martín Albaladejo concluye que la publicación pretende entender lo sucedido en la institución a lo largo de casi medio siglo a través de diferentes relatos. "Un museo que, tras sobrevivir con muchas carencias a ese largo periodo, inició una transformación que para muchos significó un renacer del mismo", precisa.

europapress.es

El paleontólogo que encontró un yacimiento de huevos de dinosaurio haciendo running

En los últimos años, dos descubrimientos casuales han dado lugar a dos de los yacimientos paleontológicos más importantes del país

ENTREVISTA EN CADENA SER A JOSÉ MANUEL GASCA:

<iframe width="100%" height="360" src="https://play.cadenaser.com/widget/audio/1600968133_386251/270/" frameborder="0" allowfullscreen name="El paleontólogo que descubrió un yacimiento de huevos de dinosaurio haciendo running"></iframe><noscript><a target="_blank" href="https://play.cadenaser.com/audio/1600968133_386251" title="El paleontólogo que descubrió un yacimiento de huevos de dinosaurio haciendo running | Audio | Play SER" alt="El paleontólogo que descubrió un yacimiento de huevos de dinosaurio haciendo running | Audio | Play SER">Escucha "El paleontólogo que descubrió un yacimiento de huevos de dinosaurio haciendo running" en Play SER</a></noscript>

A lo largo de la historia, la casualidad o el azar han estado detrás de grandes éxitos o descubrimientos. Es lo que se conoce como una serendipia: un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual, o cuando se está buscando una cosa distinta. Hoy, en La Ventana, hemos tenido dos ejemplos de este fenómeno. El primero de ellos nos lleva a Loarre, en Huesca, hasta ahora conocido principalmente por su castillo medieval. Sin embargo, ahora tiene otro atractivo. A finales del año pasado, fue localizado en las inmediaciones de este municipio uno de los mayores yacimientos de huevos de dinosaurio del mundo. El afortunado que lo encontró es el paleontólogo José Manuel Gasca. Lo curioso de su historia es que el hallazgo no se produjo en ningún tipo de expedición. José Manuel encontró los huevos durante un entrenamiento de trail running, el deporte que practica. 

El protagonista de esta feliz casualidad ha pasado hoy por los micrófonos de La Ventana para hablarnos sobre su descubrimiento. José Manuel aclara que no habría podido percatarse de lo que tenía ante sus ojos si no fuera porque cuenta con “una formación que le permite identificar las evidencias” que le indican que está “ante algo importante”. Según nos ha contado, el yacimiento se encuentra en un camino transitado, no muy lejano a la ciudad de Huesca. Mientras entrenaba, al pie de un camino, se fijó en una parcela de terreno despejada de materiales rojizos, lo que supone un “suelo propenso a albergar fósiles”. Fue entonces cuando topó con los fragmentos de las cáscaras de huevo. 

Los fósiles pertenecen a unja especie muy poco común en esa zona: los ‘saurópodos titanosaurios’, común en la Europa de finales del Periodo Cretácico, hace unos 68 millones de años,  y cuyos ejemplares podían llegar a alcanzar los 40 metros de altura. Actualmente, la excavación se encuentra más o menos por la mitad del proceso. Se prevé que este descubrimiento pueda atraer a más visitantes al municipio, que ya recibe a 100.000 turistas anuales gracias a su castillo medieval. 

La segunda serendipia nos lleva a Lleida, en los Pirineos, donde un grupo de jóvenes encontró en 2013, por casualidad, un conjunto de fósiles. Ahora, este descubrimiento ha permitido determinar que los huesos pertenecen a una especie de cocodrilo que vivió en España hace 71 millones de años. Albert Sellés, del Instituto Catalán de Paleontología, nos ha visitado para contarnos la importancia de esta investigación. 

El yacimiento pertenece a una especie de cocodrilos terrestres bautizada como ‘ogresuchus furatus’. La historia de esta excavación es rocambolesca, ya que el fósil fue robado la noche antes de su levantamiento. Finalmente fue devuelto, aunque en un “lamentable estado de conservación”. Sin embargo, pese a este desafortunado incidente, el hallazgo permitió conocer de manera más profunda a esta especie de dinosaurio. 

La paleontología es una dedicación vocacional para nuestros dos protagonistas. En el caso de José Manuel, siempre tuvo una “afinidad especial con la naturaleza”, y la paleontología es sólo “una especialización dentro de esa pasión”. Albert, por su lado, desde pequeño estuvo muy unido al mundo de los dinosaurios. Según sus palabras, “los dibujaba desde que tenía cuatro años”.

cadenaser.com

Un paleontólogo cambia el nombre del lagarto marino prehistórico gigante

  • El científico considera que el mosasaurio no pertenece al género Prognathodon 

  Mandíbula de mosasaurio conservado en la universidad de Utah (BYu / BYU)          

Hace unos 92 a 66 millones de años, cuando la edad de los dinosaurios tocaba a su fin, unos grandes y fieros lagartos marinos gigantes llamados mosasaurios vagaban por un océano que, en aquellos tiempos, cubría gran parte de lo que hoy conocemos como los Estados Unidos de América. Estos depredadores eran nadadores aerodinámicos que devoraban casi todo a su paso, incluidos peces, tortugas, almejas e incluso mosasaurios más pequeños.

En 1975, el adolescente Gary Thompson, de Colorado, encontró cerca de su casa unos huesos de mosasaurio y avisó a su profesor de ciencias de la escuela secundaria. Estos huesos se trasladaron a la Universidad Brigham Young de Utah (BYU), y allí, en 1999, el mosasaurio al que pertenecían fue bautizado con el nombre de Prognathodon stadtmani. 

Pero ahora, un paleontólogo que se acaba de incorporar a la universidad de Utah discute esta denominación, pues considera que el mosasaurio no está relacionado con el género Prognathodon. 

El paleontólogo Joshua Lively junto a los restos del

mosasaurio (Christopher Henderson / Christopher Henderson)

Joshua Lively explica que tuvo conocimiento de este descubrimiento cuando hacía una investigación de antecedentes para su doctorado. Finalmente, el mosasaurio llegó a convertirse en el protagonista de su tesis doctoral presentada en 2019.

Tras una investigación detallada del esqueleto del mosasaurio y un análisis filogenético, Lively determinó que el espécimen de Utah no está estrechamente relacionado con otras especies del género Prognathodon y lo ha reclasificado al mosasaurio como Gnathomortis stadtmani. Su investigación de publica en el número más reciente del Journal of Vertebrate Paleontology

El nuevo nombre se deriva de las palabras griegas y latinas que identifican las ‘mandíbulas de la muerte’. Lively claramente se ha inspirado en las sorprendentes mandíbulas de este espécimen, que miden 1,2 metros de largo. 

El paleontólogo ha observado una característica interesante de las mandíbulas de Gnathomortis, y es que estas tienen una gran depresión en su superficie exterior, similar a la que se ve en los lagartos modernos, como el lagarto de collar. Este rasgo es indicativa de grandes músculos de la mandíbula que dotaron a este reptil marino con una fuerza de mordida formidable. 

https://youtu.be/WRQ-RSNImIM

Según el científico, lo que distingue a este animal de otros mosasaurios es la presencia de un hueso en la articulación de la mandíbula que también forma una parte del canal auditivo. 

“En el Gnathomortis, este hueso exhibe un conjunto de características que son de transición de los mosasaurios anteriores, como Clidastes, y los mosasaurios posteriores, como Prognathodon. Ahora sabemos que Gnathomortis nadó en los mares de Colorado hace entre 79 y 81 millones de años, o al menos 3,5 millones de años antes que cualquier especie de Prognathodon “. Lively también ha regresado al lugar donde se descubrieron los huesos, en Colorado, para determinar el intervalo de edad de la roca. 

Los restos del ahora renombrado Gnathomortis se pueden ver en el Museo de Paleontología de la BYU en Provo, Utah. Las reconstrucciones del esqueleto completo están en exhibición en el Museo de Historia John Wesley Powell River en Green River, Utah, y en el Centro de Ciencias Eyring de la BYU. 

Artículo científico de referencia

Redescription and phylogenetic assessment of ‘Prognathodon’ stadtmani: implications for Globidensini monophyly and character homology in Mosasaurinae. Lively, J. Journal of Vertebrate Paleontology, 23 de septiembre del 2020

lavanguardia.com

martes, 22 de septiembre de 2020

Siete metros y una mordida más poderosa que la de un tiranosaurio rex: descubren en el norte colosal reptil marino de la era de los dinosaurios

Paleontólogos chilenos descubrieron en el desierto de Atacama los primeros restos de un pliosaurio en Chile, un extinto y gigantesco depredador marino que asoló las costas del país hace 157 millones de años. 

A fines de 1895, unos investigadores alemanes encontraron unos extraños restos fósiles en la isla Quiriquina, relata el paleontólogo de la U. de Chile, Rodrigo Otero

Se trataba de unas vértebras, que estos pioneros paleontólogos estimaron pertenecieron a un pliosaurio, una extinta y colosal criatura marina que cohabitó con los dinosaurios. 

“Hoy sabemos que pertenecen a otro tipo de reptiles marinos”, corrige Otero. Por eso, el reciente hallazgo de restos de dos especímenes fosilizados que realizó en el desierto de Atacama constituye el primer registro verificado de pliosaurios en Chile, estudio que fue publicado en la revista especializada Journal of South American Earth Sciences

Rodrigo Otero durante el trabajo en terreno. Foto: U. de Chile.             
Además, explica, es el único hallazgo de la edad oxfordiana (un período que va entre los 157 a los 163 millones de años atrás) conocido en Sudamérica y uno de los escasos registros mundiales de esta edad. 

Explica que aunque no se trata del reptil marino más grande conocido en Chile, medalla que recae en el Aristonectes quiriquinensis, especie de más de 10 metros y que vivió en las costas de Chile central y de Antártica hace 66 millones de años, los restos de pliosaurio hallados en el norte "de todas maneras corresponden a un depredador importante en el ecosistema marino que existió en el norte de Chile durante el Jurásico Superior”. 

Colosal reptil marino de la era de los dinosaurios

       Parte de los fósiles descubiertos en el desierto de Atacama.     
Foto: U. de Chile.

Dice que el grupo de los pliosaurios incluyen a algunas de las formas de reptiles marinos más grandes conocidas, con cráneos sobre dos metros de largo y mordeduras con una capacidad mecánica superior a la del Tyrannosaurus. 

Otero explica que los restos se encontraban en proceso de extracción antes de la pandemia, pero aún cuando no terminaron esa tarea, ya lograron reconocer que el fósil preserva parte de las aletas, del tronco y el cráneo, “lo que en conjunto nos permiten estimar un largo de unos 6 a 7 metros”. 

Dice que el pliosaurio recientemente descubierto en el norte de Chile es un animal con cráneo alargado de aproximadamente 1 metro, con dientes prominentes, similares a un ají cacho de cabra. Las aletas miden aproximadamente 1,5 metros (ver infografía). El experto agrega que su dieta era eminentemente carnívora y con seguridad correspondía a un animal de posición alta en la cadena trófica del Jurásico marino chileno.

latercera.com

Spinosaurus, estrella en Jurassic Park, fue un dinosaurio acuático

El hallazgo de más de mil dientes fósiles de Spinosaurus, el depredador gigante que se hizo famoso por la película Jurassic Park III, demuestra que era un enorme monstruo de río. 

Spinosaurus recreado para Parque Jurásico III - UNIVERSAL
Spinosaurus recreado para Parque Jurásico III - UNIVERSAL     
La investigación, publicada por investigadores de la Universidad de Portsmouth en la revista Cretaceous Research, demuestra que Spinosaurus aegyptiacus, una bestia de 15 metros de largo y seis toneladas, era de hecho la criatura más comúnmente encontrada en el sistema del río Kem Kem, que atravesaba el desierto del Sahara hace 100 millones de años. 

Hasta hace poco se creía que los dinosaurios vivían exclusivamente en tierra. Sin embargo, una investigación publicada a principios de este año mostró que Spinosaurus estaba bien adaptado a un estilo de vida acuático, debido a su cola recién descubierta. Esta última investigación de 1.200 dientes encontrados en la misma región apoya aún más esta teoría. 

Científicos de la Universidad de Portsmouth recolectaron los restos fosilizados del sitio de un antiguo lecho de río en Marruecos. Después de analizarlos todos, se descubrió que había una gran cantidad de dientes de Spinosaurus, que son distintos y fácilmente identificables. 

David Martill, profesor de paleobiología en la Universidad de Portsmouth, dijo: "La enorme cantidad de dientes que recolectamos en el lecho del río prehistórico revela que Spinosaurus estaba allí en grandes cantidades, lo que representa el 45 por ciento del total de restos dentales. No conocemos ningún otro lugar donde se haya encontrado tal masa de dientes de dinosaurio. 

"La mayor abundancia de dientes de Spinosaurus, en relación con otros dinosaurios, es un reflejo de su estilo de vida acuático. Un animal que vive gran parte de su vida en el agua tiene muchas más probabilidades de contribuir con dientes al depósito del río que los dinosaurios que quizás solo visitó el río para beber y alimentarse a lo largo de sus orillas. A partir de esta investigación, podemos confirmar este lugar como el lugar donde este gigantesco dinosaurio no solo vivió sino que también murió. Los resultados son totalmente consistentes con la idea de una verdadera vivienda acuática, 'monstruo de río'".

europapress.es

domingo, 20 de septiembre de 2020

Investigadores presentan nuevas técnicas 3D para los yacimientos paleontológicos

La Cátedra de Paleontología de la UR ha liderado la aplicación de estas técnicas en los yacimientos de La Era del Peladillo, Icnitas 3, Las Navillas, Peñaportillo, Valdebrajes y La Virgen del Campo, ubicados en Igea y Enciso 

                                                                                                                          UR
Investigadores de la Cátedra de Paleontología de la Universidad de La Rioja (UR) y del Laboratorio de Documentación Geométrica de la Universidad del País Vasco han presentado en un artículo científico una muestra de cómo las nuevas técnicas de documentación geométrica empleadas en los yacimientos paleontológicos riojanos permiten obtener modelos 3D y otros productos clave para la investigación y divulgación de este patrimonio. 

Según ha informado la UR en un comunicado que recoge Efe, la Cátedra de Paleontología ha liderado la aplicación de estas técnicas en los yacimientos de La Era del Peladillo, Icnitas 3, Las Navillas, Peñaportillo, Valdebrajes y La Virgen del Campo, ubicados en Igea y Enciso. Las nuevas técnicas empleadas (GNSS, fotogrametría y escáner de luz estructurada) permiten obtener modelos 3D, ortofotos, mapas geolocalizados de precisión y otros productos clave para el desarrollo de proyectos de investigación paleontológica y de herramientas educativas y de divulgación. 

Entre los proyectos en que se emplean figuran el estudio biomecánico de huellas de dinosaurio, la toma de precisión de medidas de icnotaxonomía (clasificación de icnitas) y la elaboración de mapas de daños para la conservación y preservación de los yacimientos. 

En fotogrametría se utilizan numerosas fotografías superpuestas, tomadas con cámaras y drones, que se procesan para obtener un modelo 3D del yacimiento; para cada huella individual se utiliza un escáner de luz estructurada. 

Además, estas nuevas tecnologías abren la puerta al diseño de productos educativos y de divulgación que contribuyan al desarrollo económico en las áreas rurales donde se ubican estos yacimientos. 

Por ejemplo, la app de realidad aumentada del yacimiento de La Virgen del Campo permite a los visitantes visualizar modelos 3D de los animales que produjeron las huellas justo encima de las mismas. 

También se han realizado modelos tridimensionales de elementos paleontológicos albergados en el Centro Paleontológico de Enciso y se preparan visitas virtuales disponibles para turistas y centros educativos.

Este trabajo se enmarca en el proyecto de elaboración del Catálogo digital de yacimientos paleontológicos de La Rioja, una región rica en este patrimonio ya que cuenta con más de 150 yacimientos, con más de 10.000 huellas encontradas.

larioja.com

sábado, 19 de septiembre de 2020

Esperma de cien millones de años, preservado en ámbar

Paleontólogos chinos han descubierto el esperma animal más antiguo conocido en el mundo, en una pieza de ámbar que data de hace 100 millones de años.   

La imagen combinada muestra la comparación de los órganos reproductores 
sexuales de fósiles de ostrácodos antiguos (1ª y 3ª fila) y muestras de sus 
formas modernas (2ª y 4ª fila).  - NANJING INSTITUTE OF GEOLOGY 
AND PALAEONTOLOGY

El hallazgo del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing, afiliado a la Academia de Ciencias de China, se ha publicado en un artículo sobre Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences. Antes de este último descubrimiento, el esperma animal confirmado más antiguo databa de hace unos 50 millones de años. 


El esperma proviene de una especie de crustáceo llamado ostracodo. Es de tamaño minúsculo, generalmente de aproximadamente 1 milímetro de largo, pero está ampliamente distribuido en océanos, lagos, pantanos, ríos y estanques.  

Los investigadores, que incluyeron expertos alemanes y británicos, descubrieron el esperma de ostrácodo en ámbar del Período Cretácico encontrado en Myanmar. Pesa 0,676 gramos y contiene 39 especímenes de ostrácodos. 

ESPERMA GIGANTE   

Los investigadores encontraron que el antiguo esperma del ostrácodo, más de un tercio de la longitud del cuerpo del animal, se parece mucho a sus formas modernas. El antiguo ostrácodo podía producir espermatozoides gigantes y participaba en la reproducción sexual al igual que sus descendientes actuales. 

"Los espermatozoides enormes pueden mejorar efectivamente la tasa de éxito del apareamiento, lo que puede ser una razón importante para las grandes poblaciones de ostrácodos", dijo Wang He, miembro del equipo de investigación e investigador del instituto en Nanjing, citado por Xinhua.

europapress.es

Ictiosaurios primitivos nadaban en aguas baleares hace 240 millones de años

Hasta ahora asignada a otra especie, un equipo de paleontólogos ha analizado ahora una vértebra de ictiosaurio, un reptil marino de unos tres metros de longitud que se alimentaba de peces y otros animales en lo que antes eran aguas de las Islas Baleares. El fósil pertenece al primer ejemplar con anatomía primitiva de este grupo que se ha encontrado en toda Europa.

Distintas vistas de la vértebra de ictiosauro de Puig d’en Canals (Sóller, Mallorca). / 

Rafel Matamales-Andreu / Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP)

Hace 252 millones de años se produjo la extinción más masiva de la historia de la vida, mucho más devastadora que la que acabó con los dinosaurios. Esta etapa de vulcanismo extremo duró más de 500.000 años y provocó una profunda alteración de los ciclos biogeoquímicos que afectó a todos los ecosistemas del planeta, especialmente los marinos. Se estima que se extinguieron más del 90 % de las especies que en ese momento habitaban mares y océanos. 

“Poco se sabía de la fauna que habitaba las aguas baleares después de este cataclismo”, explica Rafel Matamales-Andreu, paleontólogo del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP). El investigador lidera un estudio, publicado en la revista Historical Biology, que revisa los fósiles de vertebrados marinos del Triásico de Mallorca encontrados hasta la actualidad. 

El ictiosaurio mallorquín es 10 millones de años más reciente que sus parientes más cercanos 

“El registro fósil de vertebrados marinos en las Islas Baleares es escaso y no ha sido muy estudiado”, comenta el científico. La investigación ha permitido describir por primera vez la presencia de ictiosaurios, un grupo de reptiles que vivía exclusivamente en el agua, donde eran depredadores de peces y otros reptiles más pequeños que cazaban haciendo emboscadas. 

La vértebra fósil de este ictiosaurio fue hallada en el Puig d'en Canals (Sóller) y tiene unos 240 millones de años. Se trata de una vértebra que estuvo expuesta en el Museu Balear de Ciències Naturals (Sóller) durante cerca de 20 años y había sido erróneamente asignada a un notosaurio, otro grupo de reptiles marinos. 

“Al estudiar con detalle hemos visto que pertenece a un ictiosaurio con una morfología muy primitiva”, explica Matamales-Andreu. Es la única evidencia de estos antiguos ictiosaurios en Europa, que hasta ahora solo se habían encontrado en la costa oeste de Norteamérica, en China y en Japón. 

A pesar de su aspecto primitivo, el ictiosaurio mallorquín es 10 millones de años más reciente que sus parientes más cercanos. El equipo investigador postula que esto es a causa del aislamiento relativo de las aguas baleares durante el Triásico. 





Recreación del aspecto en vida de un ictiosaurio. / Nobu Tamura / (CC BY-SA 3.0)

“Creemos que los mares de Iberia (que incluyen las Baleares) fueron un refugio para a estos animales que preferían vivir en aguas poco profundas, mientras que todo el mundo se diversificaban otras especies de ictiosaurio que eran mejores nadadoras”, comenta el paleontólogo. “Este hallazgo es importante a escala mundial porque nos ayuda a entender el papel de enlace de estas aguas entre las faunas de Asia y de América en esa época”, concluye el investigador. 

Las “focas” del Triásico

Más allá del ictiosaurio, los investigadores también han descrito cuatro vértebras de hace unos 230 millones de años procedentes de Coma Freda (Escorca) que pertenecen a un notosaurio. Se trata de un reptil marino con un estilo de vida similar al de las focas actuales; eran buenos nadadores y se alimentaban de peces en el agua, pero ocasionalmente también podían salir a tierra firme. Es el primer registro de notosaurio en Baleares, que son bastante frecuentes en otros yacimientos de Europa. 

Este estudio supone la primera aproximación a estas faunas en Baleares, a pesar de que el registro fósil de las islas es excepcional 

El artículo de investigación también describe un resto fósil proveniente de Can Bleda (Sóller). Los investigadores creen que también podría corresponder a un notosaurio, aunque el fósil está muy fragmentado y no se pudo llevar a cabo una determinación fiable. 

Este estudio supone la primera aproximación a estas faunas en Baleares, a pesar de que el registro fósil de las islas es excepcional. Sin embargo, los estudios detallados aún son muy escasos y quedan muchos yacimientos con fósiles de vertebrados por explorar. 

El mismo equipo investigador ahora tiene abiertas dos líneas más de investigación: unos yacimientos del Triásico excepcionalmente bien conservados con gran cantidad de plantas, insectos, peces y huellas de reptiles; y otros yacimientos aún más antiguos, con restos óseos de los antepasados de los reptiles y los mamíferos. 

La riqueza de los yacimientos de Baleares es también patente en otras localidades de edades mucho más recientes, entre las que destacan las antiguas minas de lignito del Raiguer, con fósiles de tortugas, cocodrilos y grandes mamíferos; las canteras de piedra arenisca de todas las islas, con tiburones, ballenas y manatíes; y antiguas cuevas con fósiles emblemáticos como el bóvido enano Myotragus balearicus. 

Referencia: 

Matamales-Andreu, R.; Oms, O.; Galobart, À. & Fortuny, J. (2020). "Middle-Upper Triassic marine vertebrates of Mallorca (Balearic Islands, western Mediterranean)". Historical Biology: DOI: 10.1080/08912963.2020.1810682

agenciasinc.es

viernes, 18 de septiembre de 2020

Un fósil robado permite describir una nueva especie de cocodrilo en Pirineos

EFE

Fotografía cedida por el Institut Catalá de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) del aspecto del fósil ya restaurado y la silueta del esqueleto con los elementos anatómicos que han sido identificados (en blanco). EFE

 

Fotografía cedida por el Institut Catalá de Paleontología Miquel Crusafont (ICP)

del aspecto del fósil ya restaurado y la silueta del esqueleto con los elementos  

anatómicos que han sido  identificados (en blanco). EFE

Hace 66 millones de años, los Pirineos eran una llanura tropical, una zona de humedales salobres plagadas de fauna muy diversa, desde dinosaurios a tortugas, peces, ranas o lagartos. Desde hoy, sabemos que había alguien más: un cocodrilo de la especie Ogresuchus furatus. 

El fósil, que pertenece a una nueva especie de la familia de los sebécidos, fue descubierto a principios de junio de 2013 pero la noche antes de su extracción, un desconocido robó los restos del esqueleto del Mirador del Cretaci (Coll de Nargó, Alt Urgell). 

Finalmente, tras varias semanas de búsqueda, la Unidad de Patrimonio Histórico de los Mossos d'Esquadra localizó al espoliador y le requisó el fósil, que se encontraba en un estado de conservación bastante precario. 

Precisamente en recuerdo a ese periplo, el fósil fue bautizado 'Ogresuchus furatus', que significa "el cocodrilo-ogro que fue robado". 

Los detalles de hallazgo, dirigido por el Institut Catalá de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y hecho en colaboración con el Museo de la Conca Dellà, la Universidade da Coruña y la Universidad de Barcelona, se publican hoy en la revista Scientific Reports. 

El esqueleto parcial ha permitido determinar que la nueva especie forma parte de la familia de los sebécidos, un grupo de cocodrilos terrestres abundantes entre el Paleoceno y el Mioceno Medio, hace entre 66 y 15 millones de años. 

Según la investigación, el fósil tiene 71,5 millones de años y es el espécimen más antiguo descubierto. 

"Ogresuchus es 10 millones de años más antiguo que cualquier otro sebécido conocido hasta la fecha, por lo que el hallazgo nos obliga a redefinir la historia evolutiva de esta familia", explica el paleontólogo del ICP y director de la investigación, Albert G. Sellés. 

La característica principal de los sebécidos es que, a diferencia de los cocodrilos actuales, tenían sus patas situadas bajo el cuerpo, una particularidad anatómica que "les permitía moverse de forma parecida a los mamíferos actuales y ser depredadores muy activos", explica el paleontólogo. 

De hecho, los restos de Coll de Nargó se encontraban a menos de medio metro de un nido de huevos de titanosaurio y estaban rodeados de cáscaras de huevo, por lo que los investigadores creen que se habría alimentado de las crías. 

"Las crías de dinosaurio probablemente no eran su principal fuente de alimento, pero habrían sido una presa fácil para un cocodrilo de estas características que no habría desperdiciado la oportunidad de depredarlos", cuenta Sellés. 

El artículo describe a Ogresuchus como un animal bastante pequeño, de menos de un metro de largo, con dientes dentados y curvos y gráciles patas, aspectos que sugieren que debía ser un depredador activo y muy ágil, capaz de cazar presas pequeñas. 

Los dinosaurios en los Pirineos son los últimos que vivieron en Europa antes de su extinción en todo el mundo. 

Durante más de 10 años, investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont han organizado campañas de excavación y sus hallazgos han dado lugar a cientos de publicaciones científicas sobre las faunas del Pirineo durante el Mesozoico. 

Al mismo tiempo, el proyecto de difusión "Dinosaures dels Pirineus" promovido por el ICP trata de dar a conocer esta extraordinaria riqueza al público general a través de museos y salas de exposiciones como el Museu de la Conca Dellà (en Isona, Pallars Jussá) o Dinosfera (Coll de Nargó, Alt Urgell).

eldiario.es

Planes con niños en Burgos para no perderte

Terminan las vacaciones y vuelve la rutina. Una vez pasado el ajetreo de la vuelta al cole, siempre queda tiempo para disfrutar en familia. El otoño no tiene por qué presentarse como una época aburrida y rutinaria, sino todo lo contrario. Esta estación es ideal para disfrutar de la naturaleza, de sus tonos ocres y amarillos y de sus agradables temperaturas. En la provincia de Burgos encontrarás multitud de ofertas de ocio y de planes didácticos para toda la familia. Para vivir un día diferente, evadirse y dejar que los pequeños de la casa disfruten, hemos recopilado esta serie de planes con niños en Burgos para no perderte. ¡No sabrás por cuál decantarte! 

Aprende la historia del petróleo y conoce auténticas trincheras de la Guerra Civil 

Los amantes de la historia destacarán este de entre todos los planes con niños en Burgos. En Sargentes de la Lora, en el Parque Natural de la Hoces del Alto Ebro y Rudrón, se encuentra el Museo del Petróleo. En este centro de interpretación podrás conocer los más de 50 años de historia desde que brotó el petróleo en el Páramo de la Lora. Los más pequeños descubrirán la importancia de este hallazgo, que trajo esperanza a una España que dejaba atrás las secuelas de la Guerra Civil y sirvió de gran impulso económico. 

Para aprender más acerca del conflicto histórico que dividió el país en dos, en este Museo también comienza una ruta que muestra los puntos más relevantes de la Guerra Civil Española. En ella encontrarás auténticas trincheras y parapetos utilizados por el frente de Cantabria durante el conflicto. Además, en la zona también se encuentra el Dolmen de la Cabaña, con más de 6.000 años de antigüedad. Esta visita es un plan didáctico completo para aprender sobre el pasado reciente que marcó España. 

Museo de Dinosaurios en Salas de los Infantes 

Los dinosaurios son unos de los animales que más simpatía despierta entre los más pequeños. Lo desconocido despierta la curiosidad y uno de los planes con niños en Burgos imprescindibles tiene mucho que ver con estos seres que habitaron el planeta hace millones de años. En la comarca de Salas de los Infantes se encuentra el Museo de Dinosaurios, que cuenta con una de las colecciones más completas de España y es una de las mejores de Europa. 

Fósiles de dinosaurios, cocodrilos, tortugas, peces… Están expuestos en este museo. En la zona se realizó la primera excavación sobre estos seres en Castilla y León. Además, cuentan con el espectacular esqueleto articulado de un gran dinosaurio saurópodo de 25 metros de longitud. En esta visita, mayores y pequeños quedarán fascinados ante los restos óseos y aprenderán cómo era la zona y las especies que la habitaban hace millones de años. 

Saca el espeleólogo que llevas dentro en el Monumento Natural de Ojo Guareña 

El Monumento Natural de Ojo Guareña es una de las atracciones turísticas más increíbles de la provincia de Burgos. Un conjunto de 18 cuevas con más de 100 km de extensión con galerías conectadas entre sí. Este complejo kárstico situado al norte de la provincia es un plan ideal para pasar un día en familia y en la naturaleza. 

Actualmente solo hay dos cuevas abiertas al público: la de la Ermita de San Bernabé y la Cueva Palomera. Pero en ellas, conocerás las peculiaridades del poblado que ocupó la zona durante la Prehistoria. Además, podréis sacar el espeleólogo que lleváis dentro y conocer las entrañas de estas cuevas, sus formaciones y las estalactitas y las estalagmitas que las conformar. Para completar la visita, podréis realizar la ruta de la Senda del Ventanón, una travesía que lleva hasta una ventana natural abierta al valle que se sitúa debajo. Un plan fascinante y didáctico para descubrir uno de los rincones más bonitos de Burgos. 

Descubre la escultura más grande del mundo en Territorio Arlanza 

Territorio Artlanza es la escultura más grande del mundo realizada por una sola persona: Félix Yáñez. Son más de 8.000 m2 construidos con materiales reciclados que recrean un poblado de Castilla en la Edad Media a escala 1.1. Su autenticidad lo convierte en uno de los planes con niños en Burgos perfecto. 

En el interior del poblado podrás encontrar, además de las fachadas típicas castellanas, arios museos como el etnográfico, el museo de la fotografía o el museo de cerámica. ¡Todo un mundo por descubrir en Quintanilla del Agua! 

Ruta de los Duendes y el Bosque Encantado 

En el Valle de Caderechas se encuentra una de las mejores rutas de la provincia para hacer con niños. La Ruta de los Duendes parte de la localidad de Herrera de Valdivieso y, en ella, se sitúa el famoso Bosque Encantado. Una decoración muy original que se basa en el ‘Urban Knitting’. Este movimiento artístico consiste en decorar elementos del entorno con tejidos de lana o hilo. En este Bosque Encantado encontramos así un ambiente mágico e inigualable a través de una forma de expresión totalmente respetuosa con el medio ambiente. 

Esta ruta de recorrido fácil y de aproximadamente 8 kilómetros de longitud se convertirá en un agradable paseo para toda la familia. Este bosque es todo un  espectáculo de colores y sensaciones, que se acentúan en otoño con los colores ocres y en primavera con los cerezos en flor. Para que tu recorrido sea sencillo, te dejamos esta ruta de Wikiloc para que planifiques tu marcha. ¡No te la pierdas! 

Desfiladero de la Yecla y Santo Domingo de Silos 

Muy cerca de Santo Domingo de Silos, el Arroyo del Cauce ha esculpido una estrecha garganta entre los bancos de calizas. Un paisaje espectacular y de obligatoria visita en la provincia de Burgos. Para disfrutarlo en familia, existe una ruta muy sencilla, corta y de fácil acceso. Las comodidades no distan de poder disfrutar de la belleza que el Desfiladero de la Yecla deja contemplar a todos los que la visitan. 

Además, cuenta con cascadas y saltos de agua, por lo que es recomendable realizar la ruta en época de lluvias. Te proponemos esta senda detallada en Wikiloc para sacar el máximo partido a la visita.  Si visitas esta zona de la comarca de Arlanza, no puedes olvidar acercarte al Monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos, una joya del románico, y deleitarte con la belleza de la construcción del siglo X que la localidad acoge. 

Un safari por la prehistoria en Paleolítico Vivo 

Paleolítico Vivo en Burgos es el único parque en Europa con animales vivos del Pleistoceno. Toda una experiencia para vivir un Safari por la prehistoria. Este parque se encuentra en Salgüero de Juarros, a tan solo 9 km del Yacimiento de Atapuerca. La aventura es una de las favoritas para los niños y los padres en toda la provincia. 

A lo largo del safari podrás ver de cerca cuatro especies de animales: bisonte Europeo, caballo de Przewalski, el imponente uro y el caballo Tarpán. Las visitas pueden realizarse a pie o en Jeep, y están divididas en localizaciones, temáticas y tiempos. Además, los guías de la actividad hacen partícipes a los más pequeños y adaptan las explicaciones para que vivan toda una experiencia paleolítica en primera persona. Este parque temático ha recibido el ‘Premio La Posada de El Mundo. Mejor iniciativa Turística de Castilla y León’.

laguiago.com

BURGOS, TIERRA DE DINOSAURIOS

La provincia de Burgos también puede presumir de ser tierra de dinosaurios. Los principales hallazgos se han descubierto en la comarca situada al sur de la Sierra de la Demanda, que se puede delimitar entre Torrelara y Regumiel de la Sierra.

Hace unos 140 millones de años, en la transición entre el Jurásico y el Cretácico, la zona formaba parte del borde de un gran lago en el que confluían numerosos ríos y canales fluviales. El clima era tropical y favoreció el desarrollo de una extraña y exuberante selva de gigantescos helechos arborescentes. En este húmedo y cálido ambiente —con un mayor nivel de dióxido de carbono— vivían los dinosaurios que dejaron sus huellas y sus huesos en los yacimientos burgaleses.

Además, en Salas de los Infantes y en su Museo de los Dinosaurios se exponen, entre otros muchos restos, los huesos de dos especies únicas en el mundo: el Demandasaurus darwini y el Europatitan eastwoodi. 

Las Sereas 7 en Quintanilla de las Viñas

Se trata de un yacimiento con 60 huellas de dinosaurio, que forma parte de un mega yacimiento de cinco kilómetros de longitud y con más de un millar de icnitas repartidas en 14 afloramientos rocosos. Datado hace 144 millones de años en Las Sereas 7 destacan dos rastros de saurópodos —vegetarianos cuadrúpedos de grandes dimensiones— únicos en el planeta. La originalidad de estas icnitas es que pertenecen a sus patas traseras y muestran con claridad sus cuatro dedos dirigidos hacia delante. 

La Pedraja en Mambrillas de Lara

Son muy valiosas las 123 huellas fósiles de dinosaurios aparecidas en este enclave que forma parte del extenso yacimiento icnológico de Las Sereas, con más de cinco kilómetros de longitud y 14 afloramientos rocosos, datado hace 144 millones de años en la transición entre el Jurásico y el Cretácico. Los grandes dinosaurios vegetarianos —como el que se puede admirar reproducido a tamaño real junto al yacimiento— que pesaban muchas toneladas dejaron sus profundas huellas en el barro de la somera orilla del lago al que acudían a comer algas y plantas. 

Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes

El entorno geográfico de Salas de los Infantes atesora uno de los conjuntos más variados e interesantes de restos fósiles de dinosaurios y de fauna y flora del Cretácico, de toda la península Ibérica.

El lacustre, húmedo y exótico paisaje que cubría la comarca hace 123 millones de años, tapizado de helechos gigantes y acuáticos —en las zonas más secas crecían grandes coníferas como las aparecidas en Hacinas—, estaba habitado por una gran variedad de dinosaurios. Desde grandes herbívoros, hasta temibles cazadores, pasando por especies acorazadas y pequeños corredores.

Los fósiles de todos ellos, junto a los restos de peces, cocodrilos, tortugas y lagartos con los que convivían, están expuestos en las vitrinas del Museo de Salas de los Infantes. El prestigio de esta pionera institución cultural, dirigida por el paleontólogo e investigador Fidel Torcida, ha traspasado nuestras fronteras ya que los especialistas internacionales acuden a contemplar los fósiles únicos en el mundo que atesora: los dinosaurios Demandasaurus darwini y Europatitan eastwoodi, el enorme lagarto Arcanosaurus ibericus, y la tortuga Larachelus morla. 

Costalomo en Salas de los Infantes

Junto a las Tenadas de Costalomo se localiza un gran banco de areniscas cretácicas de origen fluvial en el que aparece un rastro formado por siete huellas fósiles de dinosaurio. Son tridáctilas, tienen una longitud media de 36 centímetros y sobresalen otros cinco sobre el lecho de la roca. Las pisadas se han conservado en forma de epirrelieves convexos, los que las convierte en una de las pocas de este tipo aparecidas en el continente europeo. Los expertos las han asignado a un dinosaurio terópodo o carnívoro. En la actualidad el yacimiento permanece tapado a la espera de la pertinente protección y puesta en valor. 

El Frontal I y II en Regumiel de la Sierra

Junto a las últimas casas de Regumiel de la Sierra, al final de la calle del Pinar y en la zona conocida como El Frontal se descubren dos afloramientos de huellas fósiles de dinosaurios. Las icnitas fueron dejadas por varios dinosaurios ornitópodos y terópodos de gran tamaño que vivieron en el lugar hace unos 120 millones de años, durante el Cretácico Inferior. Los yacimientos están vallados y perfectamente señalizados y cuentan con una escultura a tamaño real de uno de los protagonistas.

Las huellas son tridáctilas y presentan un tamaño comprendido entre los 15 y los 60 centímetros de longitud. Uno de los rastros de este yacimiento tiene un alto interés paleobiológico ya que, al contrario que en los demás, el dinosaurio que lo produjo andaba sobre cuatro patas. Este tipo de locomoción cuadrúpeda era ocasional ya que la mayoría de estos dinosaurios iguanodóntidos presentaba una marcha bípeda. 

https://www.youtube.com/watch?v=NCMevPlKSFs&feature=youtu.be

Cómo llegar

Todos los yacimientos de esta ruta de los dinosaurios burgaleses se encuentran muy próximos al eje marcado por la carretera de Burgos a Soria: N-234. Solo hay que desviarse por las carreteras locales que enfilan hacia Quintanilla de Las Viñas, Mambrillas de Lara y Costalomo.

Para visitar los yacimientos de Regumiel de la Sierra es preciso tomar en Salas de los Infantes —sede del Museo de los Dinosaurios—la carretera CL-117 dirección Quintanar de la Sierra.

burgossinirmaslejos.com

martes, 15 de septiembre de 2020

¿Cómo contribuyó la peor extinción en masa de la Tierra al auge de los dinosaurios?

Los antepasados directos de los dinosaurios eran pequeños y poseían rasgos que, en última instancia, les proporcionaron una gran ventaja evolutiva.

El Kongonaphon, que tenía el tamaño aproximado de una rata, era un reptil del 
Triásico que vivía en el actual Madagascar. El animal era una criatura ágil y su 
cuerpo podría haber estado cubierto de una capa de pelo, características que 
probablemente transmitió a sus descendientes, los dinosaurios, y que los 
ayudaron a sobrevivir en el Jurásico. FOTOGRAFÍA DE ALEX BOERSMA
Los dinosaurios, los «lagartos terribles» que dominaron el planeta durante 150 millones de años, son muy conocidos por la forma en que murieron. El asteroide que erradicó a la mayor parte de los dinosaurios hace 66 millones de años se ha convertido en una fuente de fascinación infinita.

Pero resulta que los dinosaurios saltaron a la fama gracias a la peor crisis en la historia de la vida en la Tierra. Hace unos 252 millones de años, la actividad volcánica intensa expulsó toneladas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera, y el calor prendió los yacimientos de carbón, que expulsaron más ceniza y partículas al aire. Esta catástrofe bloqueó la luz solar, acidificó los océanos, instigó el calentamiento global e incluso redujo los niveles de oxígeno en el aire y el agua. Día tras día, durante casi un millón de años, los organismos perecieron, ya que casi ningún hábitat se salvó del desastre conocido como extinción en masa del Pérmico-Triásico.

Cuando finalizó el cataclismo, el mundo había cambiado para siempre, sentando las bases para el comienzo de la Era de los Reptiles. Pruebas emergentes basadas en una serie de nuevos hallazgos fósiles y técnicas analíticas más avanzadas han empezado a esclarecer cómo los antepasados de los dinosaurios y otros reptiles superaron a los protomamíferos y lograron la conquista ecológica.

Antes de la extinción del Pérmico-Triásico, los parientes antiguos de los mamíferos prosperaban en tierra. Los hábitats prehistóricos estaban plagados de unos extraños animales denominados sinápsidos, protomamíferos como depredadores apicales, herbívoros corpulentos e insectívoros mansos que ocupaban casi todos los nichos ecológicos. Durante la extinción, muchos sinápsidos figuraron entre el 70 por ciento de las especies terrestres conocidas que desaparecieron.

«Los científicos no saben por qué los sinápsidos sufrieron un golpe tan fuerte tras la extinción en masa del Pérmico-Triásico», afirma Jennifer Botha, del Museo Nacional de Bloemfontein en Sudáfrica.

Eran criaturas pequeñas que en un principio pasaron desapercibidas para los paleontólogos y que solían encontrarse en rocas que, históricamente, se han ignorado, pero ahora han empezado a ocupar un lugar más destacado. Antes de la extinción en masa, estos animales se vieron obligados a desarrollar una serie de características evolutivas únicas para permanecer con vida. En el mundo postapocalíptico, estas características los ayudarían a conquistar el planeta.

Un soplo de vida

El cambio de un mundo poblado por protomamíferos a otro dominado por reptiles no ocurrió de la noche a la mañana.

«No hubo un momento único durante este periodo en el que los reptiles remplazaran rápidamente a los grupos preexistentes tras la gran catástrofe», explica Adam Pritchard, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Virginia. Los arcosaurios —los «reptiles dominantes» de los que descenderían los dinosaurios— no se volvieron dominantes hasta que transcurrieron de cinco a diez millones de años en el Triásico. Y el dinosaurio más antiguo documentado por los paleontólogos, el Nyasasaurus de 243 millones de años, era un omnívoro larguirucho del tamaño aproximado de un pastor alemán que probablemente se alimentaba más frecuentemente de insectos y helechos que de carne.

Los paleontólogos llevan años debatiendo por qué estos reptiles aventajaron a los protomamíferos supervivientes durante el Triásico. La mayoría de los científicos citan su postura y movimiento verticales, que les permitían desplazarse más rápido que sus predecesores, así como la probable sangre caliente, que los ayudaba a mantenerse activos sin depender del calor ambiental del sol o de los pantanos para calentar el cuerpo, según señala Max Langer, paleontólogo de la Universidad de São Paulo.

Incluso la forma en que respiraban estos reptiles del Triásico era ventajosa. Los pulmones de los antepasados de los mamíferos se movían durante la inhalación y la exhalación, explica Emma Schachner, paleontóloga del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad del Estado de Luisiana en Nueva Orleans. Todo el pulmón participaba en la respiración, lo que podía suponer una ventaja cuando había suficiente oxígeno en el aire, pero «si el O2 desciende, puede ser problemático», afirma Schachner. Debido a su anatomía pulmonar, en los protomamíferos el aire pasaba por una membrana, lo que dificultó la respiración de los animales tras el desplome de los niveles de oxígeno.

Por su parte, los reptiles —incluidos los ancestros de los dinosaurios— respiraban de otra forma: una parte del pulmón bombeaba, mientras que la otra parte absorbía oxígeno, apunta Schachner. Esta configuración anatómica ha permitido que los reptiles —y también especies actuales como serpientes y aves— respiren de forma más eficaz a altitudes elevadas o en condiciones de poco oxígeno.

Botha afirma que «es posible que los arcosaurios tuvieran sistemas de respiración superiores comparados con los sinápsidos», sobre todo porque los protomamíferos aún no habían desarrollado el diafragma que ayuda a los mamíferos modernos a llenar los pulmones. Por consiguiente, los reptiles estaban mejor preparados para soportar los cambios atmosféricos que se produjeron a lo largo de millones de años tras el evento de extinción. Schachner señala que la caída de los niveles de oxígeno habría puesto a los protomamíferos en una situación de desventaja y no habría frenado apenas a los reptiles.

Los reptiles supervivientes se toparon con entornos donde había desaparecido gran parte de la competencia. A partir de ahí, proliferaron y ocuparon una mayor variedad de nichos ecológicos, lo que impidió que los protomamíferos supervivientes se aprovecharan de dichos hábitats.

Durante la mayor parte del Triásico, los arcosaurios y otros reptiles fueron los vertebrados dominantes en tierra. Y eran extraños. «Estos animales tenían una gama ridícula de adaptaciones anatómicas que no se suelen asociar a sus descendentes cocodrilianos, como los picos, las velas y las pezuñas», afirma Schachner.

Los dinosaurios «fueron solo uno entre una multitud de grupos de reptiles extraños y asombrosos del Triásico», afirma Pritchard. Muchas de estas criaturas no se parecían a nada que siga vivo hoy en día. Los drepanosaurios —un grupo de reptiles que son parientes lejanos de los arcosaurios— se aferraban a las ramas con manos parecidas a tenazas, el hocico se parecía a un pico y tenían una garra en la punta de la cola. «Algunos drepanosaurios tenían garras enormes en las manos que eran más grandes que cualquier otro hueso del brazo», afirma Pritchard.

El aligátor americano (Alligator mississippiensis) es un arcosaurio vivo 
descendiente de reptiles antiguos.
FOTOGRAFÍA DE ANDY MANN, NAT GEO IMAGE COLLECTION
Otros reptiles del Triásico fueron un presagio de los cocodrilos y caimanes actuales. Algunos parientes antiguos de los cocodrilos se convirtieron en un conjunto aterrador de carnívoros con dientes recurvados —que apuntaban hacia atrás para impedir que las presas escaparan— y cráneos profundos que hacían que parecieran parientes en miniatura del dinosaurio depredador Allosaurus.

Pero entre la maleza, los parientes reptilianos más pequeños empezaban a forjar una nueva forma de vida.

Las ventajas de ser pequeños

Los precursores de los dinosaurios eran criaturas diminutas, por eso es difícil hallar restos de estos reptiles. Los huesos pequeños y frágiles son menos propensos a entrar en el registro fósil que los esqueletos grandes y pesados, e históricamente los paleontólogos se han centrado en descubrir animales gigantescos e impresionantes. Con todo, los hallazgos recientes están ayudando a concretar su historia. Los primeros dinosaurios no eran criaturas voraces que compitieron y vencieron a sus parientes arcosaurios, como solían creer los expertos. En lugar de escalar puestos mediante su ferocidad, tuvieron éxito como oportunistas.

El Kongonaphon solo medía 10 centímetros de alto en la cadera, es decir, que tenía el tamaño aproximado de una rata. Pero este reptil diminuto de Madagascar está emparentado con algunos de los animales más grandes que han pisado el planeta; de hecho, pertenece al subgrupo de arcosaurios que dio lugar a los dinosaurios y a sus parientes voladores, los pterosaurios. Conocemos al Kongonaphon a partir de unos pocos huesos. Con todo, si se le ubica en el contexto de su familia y en lo que se conoce sobre las formas de vida de ese tamaño, el pequeño reptil posee una importancia descomunal en el auge de los dinosaurios.

Décadas de descubrimientos han indicado que tanto los pterosaurios como los dinosaurios eran animales activos de sangre caliente. Algunos miembros de ambos grupos tenían el cuerpo cubierto de una capa peluda. Aunque carecemos de evidencias directas de que el Kongonaphon poseyera esos rasgos, «los animales como el Kongonaphon se ilustran con protoplumas, una suposición razonable basándonos en su distribución en animales relacionados», afirma Pritchard.

De haber sido así, es probable que el Kongonaphon concediera atributos útiles a sus descendientes. Los animales pequeños tienen más dificultades a la hora de regular su temperatura corporal y los cuerpos peludos pueden aportar aislamiento para mitigar las oscilaciones de frío a calor. La pequeñez también viene acompañada de un metabolismo rápido, la necesidad de encontrar una gran cantidad de comida alta en calorías y la capacidad de correr o saltar para atrapar insectos y huir de los depredadores.

Un animal de 18 centímetros llamado Scleromochlus fue otra criatura diminuta y curiosa que parece haber contribuido. Los paleontólogos han debatido si saltaba más como una rata canguro o como una rana, pero sea como fuere, este animalito parece haber desempeñado un papel fundamental en el origen de los pterosaurios, que tenían una capa peluda como sus pequeños ancestros.

Habrá que encontrar más fósiles para verificar estas ideas, pero es probable que, con el transcurso del Triásico y a medida que los dinosaurios evolucionaban en un mayor abanico de formas y tamaños, estos transportaran los rasgos ancestrales de sus parientes diminutos, como los cuerpos peludos y las constituciones ágiles. Esta herencia podría haber supuesto la diferencia cuando volvió a producirse una extinción en masa.

Los dinosaurios ascienden al trono

El final del Triásico, hace 201 millones de años, se vio marcado por otro repunte de la actividad volcánica. Las repercusiones no fueron tan devastadoras como las de la extinción de finales del Pérmico, pero fueron lo bastante graves para crear un clima global volátil.

La historia de esta extinción aún está esclareciéndose, pero es posible que los parientes de los cocodrilos y de otros reptiles no soportaran el aumento de la temperatura global y el enfriamiento subsiguiente. Sin embargo, dinosaurios y pterosaurios fueron más capaces de controlar la temperatura corporal gracias a las protoplumas. En este momento, los dinosaurios y los pterosaurios habían evolucionado en grupos diversos y adaptables. Los dinosaurios carnívoros veloces y pequeños convivían con herbívoros cuellilargos gigantescos, y los pterosaurios fueron los primeros vertebrados capaces de volar por el aire.

Para mediados del Jurásico, hace unos 175 millones de años, los dinosaurios dominaban el mundo. Los grandes depredadores con dientes serrados y recurvados como los Megalosaurus acechaban en los bosques. Los herbívoros bajos y con armadura como el Huayangosaurus se alimentaban de helechos. Y los enormes herbívoros cuellilargos como el Spinophorosaurus se convertirían en unos de los animales terrestres más grandes que han vivido jamás.

Tras millones de años al margen, los dinosaurios habían prosperado. Y durante su reinado, desempeñaron sin saberlo un papel crucial para constituir a sus sucesores: los mamíferos.

Un linaje superviviente de protomamíferos dio lugar a una nueva estirpe de criaturas pequeñas que estaban activas durante la noche y no superaban en tamaño a un ratón. Al igual que los antepasados de los dinosaurios, estaban cubiertas de capas peludas, tenían metabolismos rápidos y se alimentaban de insectos. Conforme los ciclos de la vida continuaban, los primeros mamíferos se ganaron la vida en los márgenes del mundo de los dinosaurios hasta que otra extinción en masa —el asteroide de Chicxulub que mató a los «lagartos terribles»— cambió su suerte.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.