domingo, 27 de abril de 2025

XVII CONCURSO INTERNACIONAL DE ILUSTRACIONES CIENTÍFICAS DE DINOSAURIOS 2025

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León y el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) organizan un año más el XVII Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2025. En esta decimoséptima edición, de nuevo vuelve a colaborar la empresa salense Hernáiz Construcciones Hercam, S.L., a la que volvemos a agradecer enormemente su implicación en el concurso.














Podrán participar todas las personas españolas o de cualquier nacionalidad sin límite de edad.

El tema principal del concurso son las ilustraciones sobre dinosaurios y otros seres vivos contemporáneos suyos (Mesozoico). Las ilustraciones pueden representar reconstrucciones de los animales y otros seres mesozoicos en vida, en su medio o de los fósiles originales.

Se valorarán las ilustraciones sobre dinosaurios hallados en la comarca de Sierra de la Demanda (Burgos), así como las especies descritas en esa comarca y en el conjunto de la península ibérica.

El plazo de envío será hasta el 8 de noviembre de 2025.

No podrán ser premiados aquellos participantes que ya lo hayan sido en la última edición de 2024.

Podéis descargaros las bases (en castellano e inglés) en el siguiente enlace: pincha aquí.

Listado de dinosaurios, otros vertebrados y plantas de la comarca de Salas de los Infantes (pincha aquí).

www.fundaciondinosaurioscyl.com

Un descubrimiento sorprendente: una simple huella revela cómo cazaban los felinos prehistóricos en América hace 50 millones de años

Unas huellas fósiles halladas en Oregón nos descubren cómo vivían aves, lagartos y mamíferos (algunos ya extintos) hace más de 50 millones de años.

Huellas de hace 50 millones de años revelan un vistazo excepcional a la vida de
antiguos animales que habitaron Oregón. Ilustración artística.
Foto: ChatGPT-4o/Christian Pérez
Durante décadas, las tierras del John Day Fossil Beds National Monument, en el corazón de Oregón, han sido reverenciadas por su extraordinario registro fósil. Pero mientras dientes y huesos narraban la anatomía de criaturas extintas, algo más permanecía en un segundo plano: sus huellas. Literalmente. Unas marcas sobre piedra, casi ignoradas, han comenzado a revelar una parte de la historia que rara vez se preserva—cómo se comportaban estos animales cuando aún caminaban por la Tierra.

Un equipo de paleontólogos liderado por el especialista en huellas fósiles Conner Bennett ha dado un paso decisivo en esa dirección. Su reciente estudio, publicado en la revista Palaeontologia Electronica, se centra en cuatro conjuntos de fósiles de pisadas descubiertos en distintas capas del monumento nacional, algunos de ellos almacenados desde los años 80 sin haber sido objeto de estudio detallado. Gracias a las modernas técnicas de fotogrametría 3D, los investigadores han podido analizar estas marcas con un nivel de detalle que antes era imposible.

El resultado no es menor. Estas huellas no solo confirman la presencia de especies en la región, sino que aportan una dimensión viva de su historia: cómo se movían, qué hacían, cómo se relacionaban con su entorno. Y lo más sorprendente: muchas de estas conductas han permanecido casi inalteradas durante decenas de millones de años.

Una orilla fósil y un comportamiento ancestral

Uno de los hallazgos más llamativos proviene de la formación Clarno, que data de entre 50 y 39 millones de años atrás. En esta roca, se han conservado dos diminutas huellas de ave junto a una serie de marcas ovaladas y rastros de invertebrados. Todo indica que un ave prehistórica—probablemente una especie de zancuda—caminó por la orilla de un lago mientras buscaba alimento, tal y como lo hacen muchas aves actuales en zonas húmedas.

Gracias a técnicas de fotogrametría, los investigadores pudieron reconstruir
modelos tridimensionales de las huellas. Fuente: Bennett et al.,
Palaeontologia Electronica, 2025/Christian Pérez
Pero hay más. Junto a las huellas, los investigadores detectaron una serie de pequeñas marcas interpretadas como picotazos, probablemente del mismo animal mientras hurgaba en busca de lombrices u otros pequeños invertebrados. Es decir, no solo tenemos la pisada del animal, sino también evidencia directa de su conducta alimentaria. Y aunque han pasado más de 50 millones de años desde que ocurrió, el comportamiento sigue siendo extraordinariamente similar al de muchas aves costeras actuales.

La piedra no solo retuvo las huellas de sus patas; también preservó su comportamiento, congelando en el tiempo un momento trivial y cotidiano, pero invaluable para entender la vida en aquel remoto pasado.

El rastro perdido de un reptil veloz

En ese mismo estrato, otra serie de huellas se distingue por su forma: dedos delgados, garras marcadas, y una configuración que sugiere desplazamiento rápido. Los científicos creen que pertenecen a un lagarto, uno de los pocos rastros de reptiles de esa antigüedad hallados en América del Norte. La morfología se asemeja a la de ciertos lagartos modernos, con dedos alargados y una quinta extremidad más corta, claramente adaptados al movimiento ágil en ambientes abiertos.

Que estas marcas hayan quedado impresas en la roca es un golpe de suerte geológica. Las condiciones deben haber sido ideales: un sustrato húmedo, pero no demasiado blando, que se secó y se endureció rápidamente antes de ser sepultado por otros sedimentos. Ese equilibrio fugaz entre agua y tierra permitió que se conservara un fragmento de vida animal tan efímero como una carrera de reptil sobre la orilla de un lago.

El depredador que caminaba como un gato

Otro de los conjuntos analizados proviene de una capa geológica distinta, más joven: el Miembro de Turtle Cove, de la formación John Day, con una antigüedad aproximada de 29 millones de años. Allí se han identificado unas huellas que recuerdan de inmediato a las de un felino. No hay marcas de garras, lo que sugiere que el animal las tenía retráctiles—una característica compartida con los gatos actuales y que excluye a otros carnívoros del momento.

Por el tamaño y la forma de las pisadas, se ha planteado la posibilidad de que pertenezcan a un Hoplophoneus, un depredador de aspecto felino, emparentado con los nimrávidos. Estos animales, extintos hace millones de años, tenían colmillos prominentes y un cuerpo similar al de un lince. El hallazgo no solo confirma su presencia, sino que permite intuir cómo se desplazaban y cómo interactuaban con su ambiente.

Las pisadas, halladas superpuestas en un mismo bloque de roca, también dan pistas sobre sus movimientos: probablemente caminaban en grupos o cruzaban frecuentemente los mismos senderos, como hacen muchos felinos en la actualidad.

Según los investigadores, las aves costeras prehistóricas de Oregón buscaban
alimento de un modo muy similar al de las especies actuales.
Fuente: Bennett et al., Palaeontologia Electronica, 2025/Christian Pérez
En esa misma capa volcánica se ha encontrado otro rastro completamente distinto: una gran huella de tres dedos, redondeada, sin marcas de garras. Por su forma y tamaño, se ha interpretado como la de un gran mamífero herbívoro, probablemente un antepasado de los tapires o rinocerontes actuales. Su presencia en este entorno sugiere la existencia de pastizales o áreas abiertas donde este tipo de animal podía moverse con relativa libertad.

Este rastro ofrece una pieza adicional al rompecabezas ambiental del Oligoceno. La combinación de huellas carnívoras y herbívoras permite intuir una cadena trófica completa, en la que depredadores y presas compartían un mismo ecosistema con lagos, orillas y zonas boscosas abiertas.

Un testimonio único del pasado

Lo verdaderamente excepcional de estos hallazgos es que, a diferencia de los huesos o dientes, las huellas cuentan una historia en movimiento. Son escenas detenidas, acciones cotidianas transformadas en fósiles. El ave que busca comida entre la arena húmeda, el lagarto que corre, el felino que acecha, el herbívoro que deambula. Todos ellos, congelados en piedra.

Y además, lo hacen con una fidelidad impresionante gracias a las técnicas actuales de escaneo tridimensional, que han permitido analizar huellas que llevaban almacenadas casi medio siglo sin una revisión detallada.

El equipo de investigación no solo ha recuperado estas huellas, sino que ha devuelto la vida a un paisaje que parecía olvidado. Ahora, el John Day Fossil Beds National Monument no es solo una colección de esqueletos y dientes, sino también un escenario de comportamientos, movimientos y relaciones ecológicas. En definitiva, una ventana abierta hacia lo que fueron las dinámicas de la vida en Oregón hace millones de años.

Referencias

Bennett, Conner J., Famoso, Nicholas A., and Hembree, Daniel I. 2025. Following their footsteps: Report of vertebrate fossil tracks from John Day Fossil Beds National Monument, Oregon, USA. Palaeontologia Electronica, 28(1):a11. DOI: 10.26879/1502

muyinteresante.com

sábado, 26 de abril de 2025

Geolodía: Un secreto compartido

Desde hace 20 años, miles de personas comparten un secreto...

¿Aún no lo conoces? ¡Pues no te lo pierdas, te esperamos en el Geolodía!


Geolodía Burgos 25: El Cañón del Río Lobos- El karst y el río esquivo · Lugar: Hontoria del Pinar · Fecha: Domingo 11 de mayo · Más información (cliquee aquí)

viernes, 25 de abril de 2025

XXIII EJIP - Encuentro de Jóvenes Investigadores en Paleontología (Buñol, Valencia)

Estos días se ha celebrado el congreso XXIII EJIP - Encuentro de Jóvenes Investigadores en Paleontología en Buñol (Valencia), en el que ha colaborado la Fundación Dinosaurios para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León. Allá acudieron varios de nuestros excavadores de los últimos años: Adrián, Andrés, David, Diego, Inés, Juan Pedro, María, Martín, Pablo… 

¡Todo un futuro investigador por delante!

Junto a ellos, nuestra conservadora del Museo, Caterine Arias, que participó como ponente en una Mesa Redonda sobre “Mujeres en Paleontología”. La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León aportó ilustraciones científicas, libros de paleontología y productos de la tienda del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) para una subasta que ayudaba a sufragar el congreso.

¡Muy orgullosos de todos/as ellos/as! 😍😍😍

Descubren en Brasil un fósil de hormiga de 113 millones de años de antigüedad

  • El hallazgo demuestra que las hormigas ya estaban ampliamente distribuidas en el Cretácico
  • El ejemplar fosilizado representa el registro geológico indiscutible más antiguo de hormigas

Fósil de Haidomyrmecinae. EP/ANDERSON LEPECO
Una hormiga del infierno de 113 millones de años que vivió en el noreste de Brasil es ahora el ejemplar de hormiga más antiguo conocido por la ciencia, según un estudio que publica Current Biology.

El ejemplar de hormiga del infierno, preservada en piedra caliza, pertenece a la subfamilia Haidomyrmecinae, una subfamilia extinta que vivió únicamente durante el Cretácico. Estas hormigas poseían mandíbulas altamente especializadas, similares a guadañas, que probablemente utilizaban para clavar o empalar a sus presas. "Nuestro equipo ha descubierto una nueva especie fósil de hormiga que representa el registro geológico indiscutible más antiguo de hormigas", ha declarado el autor Anderson Lepeco, del Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo, Brasil.

"Lo que hace particularmente interesante este descubrimiento es que pertenece a la extinta 'hormiga del infierno', conocida por sus peculiares adaptaciones depredadoras "ha explicado Lepeco y ha añadido que "a pesar de pertenecer a un linaje antiguo, esta especie ya presentaba características anatómicas altamente especializadas, lo que sugiere comportamientos de caza únicos".

El descubrimiento del fósil de hormiga desafía nuestra comprensión de la evolución y la biogeografía de las hormigas a lo largo del tiempo, según los investigadores. Las hormigas más antiguas se encontraron en Francia y Birmania y se conservaron en ámbar en lugar de piedra caliza. La existencia de una hormiga del infierno en Brasil demuestra que las hormigas ya estaban ampliamente distribuidas y diversificadas en las primeras etapas de su evolución, ha afirmado el equipo.

"Si bien se han descrito hormigas del infierno a partir de ámbar, esta fue la primera vez que pudimos visualizar esto en un fósil de roca", ha subrayado Lepeco.

Descubrimiento en un museo

Lepeco y su equipo descubrieron el ejemplar de hormiga, notablemente bien conservado, mientras examinaban sistemáticamente una de las colecciones de insectos fósiles más grandes del mundo de la Formación Crato, un yacimiento reconocido por su excepcional conservación de fósiles. La colección se encuentra en el Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo en Brasil.

"Cuando encontré este extraordinario ejemplar, reconocimos de inmediato su importancia, no solo como una nueva especie, sino como la posible evidencia definitiva de la presencia de hormigas en la Formación Crato", ha concluido Lepeco. Este hallazgo resalta la importancia de un examen exhaustivo de las colecciones existentes, tanto privadas como en museos, y pone de relieve la paleontología brasileña y la fauna de insectos fósiles poco explorada del país.

La microtomografía computarizada —una técnica de imágenes 3D que utiliza rayos X para visualizar el interior de un objeto, o de una hormiga en este caso— mostró que la hormiga recién descubierta estaba estrechamente relacionada con las hormigas infernales, previamente conocidas solo a partir de especímenes conservados en ámbar birmano, un tipo de ámbar encontrado en Myanmar.

El hallazgo muestra que las hormigas estaban ampliamente distribuidas por todo el mundo y debieron haber cruzado repetidamente las masas continentales del Cretácico, afirman los autores. Pero lo que más les sorprendió fueron las características especializadas de la hormiga infernal.

"Si bien esperábamos encontrar rasgos de hormiga infernal, nos impactaron las características de su aparato de alimentación", ha reconocido Lepeco.

A diferencia de las hormigas modernas con mandíbulas de movimiento lateral, esta especie poseía mandíbulas que se extendían hacia adelante paralelas a la cabeza y una proyección facial anterior a los ojos, señalaron los investigadores. El hallazgo de una hormiga anatómicamente tan especializada de hace 113 millones de años desafía nuestras suposiciones sobre la rapidez con la que estos insectos desarrollaron adaptaciones complejas. Su intrincada morfología sugiere que incluso estas primeras hormigas ya habían desarrollado estrategias depredadoras sofisticadas, significativamente diferentes a las de sus contrapartes modernas.

El descubrimiento de este nuevo espécimen de hormiga plantea preguntas más amplias sobre las presiones evolutivas que llevaron a las adaptaciones únicas de la hormiga del infierno, afirman los investigadores. Gracias a las herramientas avanzadas de imagenología, ahora es posible examinar estos especímenes fósiles con mucho más detalle que nunca.

rtve.es

miércoles, 23 de abril de 2025

Descubren en Neuquén una nueva especie de dinosaurio saurópodo: Cienciargentina sanchezi

El hallazgo fue publicado en la revista Cretaceous Research por el investigador del CONICET Leonardo Salgado y la paleontóloga María Edith Simón. La especie vivió hace más de 91 millones de años y se suma al grupo de los últimos saurópodos diplodocoideos conocidos.

Cienciargentina sanchezi pertenece al grupo de los saurópodos, caracterizados
por su cuello largo y su gran masa corporal. Crédito: Gabriel Diaz Yanten
Leonardo Salgado, investigador del CONICET en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICET-UNRN), junto a la paleontóloga María Edith Simón, dieron a conocer, a través de la prestigiosa revista Cretaceous Research, el hallazgo de una nueva especie de dinosaurio herbívoro que vivió hace unos 93 a 91 millones de años en lo que hoy es la provincia de Neuquén. La nueva especie perteneciente al grupo de los saurópodos, caracterizados por su cuello largo y su gran masa corporal, fue bautizada como Cienciargentina sanchezi.

Bochones con los fósiles de Cienciargentina sanchezi. Foto: gentileza investigador
"El nombre del género Cienciargentina es un tributo al sistema de ciencia y tecnología argentino, y a la importancia que el mismo ha tenido y tiene para el desarrollo de nuestro país. Sin ciencia y tecnología no hay futuro para la Argentina", indica Salgado.

Por otro lado, sanchezi, ha sido dedicada a la doctora Teresa Sánchez, fallecida en 2011, quien fue investigadora principal del CONICET, profesora titular en la Universidad Nacional de Córdoba y directora del Centro de Investigaciones Paleobiológicas (CIPAL) dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba, y además, fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. Ha realizado grandes aportes a la paleontología de invertebrados a nivel nacional e internacional que, además, se destacó por su dedicación a la formación de recursos humanos.

Trabajo de campo. Foto: gentileza investigador
"Esta investigación forma parte de la tesis doctoral que desarrolló María Edith Simón entre los años 2004 y 2011, que fue defendida ese último año en la Universidad Nacional de Córdoba. La misma fue dirigida por Salgado y codirigida por Teresa Sánchez. Los restos hallados proceden de niveles de la Formación Huincul, de aproximadamente 93 a 91 millones de años de antigüedad, del yacimiento conocido como 'La Antena', que se encuentra ubicado a unos 2 km de la Villa El Chocón, y a unos 85 km de la ciudad de Neuquén. En este mismo sitio se halló el dinosaurio Choconsaurus baleywillisi publicado en 2017 y que también forma parte de la tesis doctoral mencionada", explica el paleontólogo.

Huesos de Cienciargentina sanchezi. Foto: gentileza investigador
El sitio La Antena fue excavado en la década de los noventa, por lo tanto, los trabajos de campo comenzaron en 1996. Fueron liderados por un equipo de investigadores de la Universidad Nacional del Comahue, entre los que se encontraba el doctor Jorge Calvo. El museo Ernesto Bachmann participó mediante el apoyo logístico de Rubén Carolini que, en aquel entonces, era el director del museo, y el trabajo del personal técnico. Cabe destacar que Carolini había recibido la denuncia de la presencia de huesos en el lugar, por parte de Viviana Moro, vecina de El Chocón.

Durante los años 1998 y 1999 participó el investigador, doctor Adán Tauber, contratado por la Municipalidad de Villa El Chocón como paleontólogo del citado museo. Finalmente, entre el año 2000 y 2003 la Municipalidad contrató a Simón, quien conjuntamente con un importante número de técnicos realizaron diversas campañas, responsables de hallar una gran cantidad de piezas, que conjuntamente con lo recuperado en las campañas anteriores, constituyeron la colección de este sitio.

Características del descubrimiento

Cienciargentina sanchezi pertenece al grupo de los saurópodos, caracterizados
por su cuello largo y su gran masa corporal. Crédito: Gabriel Diaz Yanten
Se recolectaron alrededor de 44 huesos, atribuidos a tres individuos diferentes: uno de ellos relativamente completo, con 39 huesos, y los demás representados por restos fragmentarios. Cienciargentina sanchezi presenta algunas características que lo distinguen de otros dinosaurios, principalmente en las vértebras del cuello, el tronco y la cola, así como en el fémur.

"Esta nueva especie se suma a la lista de dinosaurios saurópodos rebaquisáuridos hallados en la Formación Huincul. Su relevancia radica en que se considera uno de los últimos saurópodos diplodocoideos a nivel mundial antes del recambio faunístico ocurrido a comienzos del Cretácico Tardío, cuando fueron reemplazados por comunidades integradas exclusivamente por otro grupo de saurópodos: los titanosaurios", finaliza el investigador.

Referencia bibliográfica:

Simón, M. E., & Salgado, L. (2025). New rebbachisaurid (Dinosauria, Sauropoda) from the Huincul Formation (upper Cenomanian-Turonian) of Villa El Chocón (Neuquén Province, Argentina). Cretaceous Research, 106137.

DOI: https://doi.org/10.1016/j.cretres.2025.106137

iipg.conicet.gov.ar.com

Científicos descubren una regla matemática con base en la geometría que conecta aves y dinosaurios

Un estudio revela que una regla matemática basada en la geometría rige la forma de los picos de casi todas las aves actuales y sus antecesores dinosaurios, ofreciendo nuevas claves sobre evolución y desarrollo biológico.

Científicos descubren una regla matemática con base en la geometría que conecta
 aves y dinosaurios. Fuente: ChatGPT / E. F.
Pocas cosas resultan tan fascinantes como observar el pico de un ave. Algunos son largos y delgados, como una pajita; otros, cortos y curvados, como un garfio. Hay quien se detiene a mirar un colibrí o un flamenco sin pensar en otra cosa que en su color o elegancia. Pero, ¿qué pasaría si, detrás de toda esa diversidad de formas, hubiera una misma regla matemática dando forma a cada uno de esos picos? Eso es precisamente lo que un equipo de investigadores ha demostrado, y el hallazgo conecta a los pájaros que hoy sobrevuelan nuestras ciudades con los dinosaurios que dominaron la Tierra hace más de 200 millones de años.

Un estudio publicado en la revista iScience presenta una sorprendente conclusión: el crecimiento de los picos de casi todas las aves vivas —y de muchos dinosaurios terópodos extintos— sigue una regla matemática basada en la geometría. Esta regla, conocida como “power cascade” o cascada de potencias, permite describir con precisión cómo se forma la geometría del pico a medida que se desarrolla desde la punta hasta su base. El trabajo, liderado por Kathleen Garland y Alistair Evans, aporta una perspectiva nueva sobre cómo la evolución ha moldeado los rostros de los dinosaurios y sus descendientes alados: las aves.

Una geometría que atraviesa millones de años

El equipo de investigación analizó minuciosamente 127 especies: 106 aves actuales y 21 dinosaurios terópodos fósiles. De forma sistemática, estudiaron la morfología de sus picos y hocicos, aplicando un modelo geométrico llamado power cascade. Este modelo se basa en un principio sencillo pero potente: la relación entre el radio del pico y la distancia desde la punta sigue una línea recta en una gráfica logarítmica. Como indican en el artículo original, “el modelo de cascada de potencias describe la relación log-log lineal del radio del pico con la distancia desde la punta”.

Los picos y hocicos de numerosos terópodos crecen siguiendo el modelo
geométrico de la cascada de potencias, que describe cómo se ensancha la
estructura desde la punta hasta la base. Fuente: iScience
Ese tipo de relación no es una simple coincidencia visual. Es una forma concreta de describir matemáticamente cómo crecen estructuras puntiagudas en los seres vivos, un fenómeno que no solo afecta a los picos de las aves, sino también a los dientes, cuernos, garras y conchas. En otras palabras, la geometría que gobierna el crecimiento de un pico también puede encontrarse en otras partes del cuerpo animal.

La gran sorpresa fue que, al aplicar esta fórmula a los fósiles de dinosaurios terópodos, los resultados también encajaban. Tanto en especies con picos como en aquellas con hocicos dentados, la forma seguía el patrón esperado por el modelo. El 95 % de las especies analizadas seguía fielmente esta regla de crecimiento. En palabras del artículo: “las formas del pico y el hocico en los terópodos siguen significativamente el modelo de crecimiento de cascada de potencias”.

Lo que dice la forma sobre el pasado

La cascada de potencias explica la diversidad de formas en la evolución de picos
y hocicos de los terópodos, dentro de un marco común de crecimiento geométrico.
Fuente: iScience
El análisis no se limitó a confirmar que el modelo se ajustaba a la mayoría de especies. También se investigó si esta regla estaba presente en los ancestros comunes. Para ello, se trazó un árbol filogenético con estimaciones del valor R² (el grado de ajuste al modelo). El resultado fue contundente: todos los nodos del árbol, incluidos los más antiguos, presentaban un valor R² superior a 0,90, lo que significa que incluso los primeros terópodos medidos probablemente seguían esta regla de crecimiento.

Esto lleva a una conclusión de gran alcance: la cascada de potencias podría representar una forma ancestral de crecimiento del rostro en todos los vertebrados. Como se afirma en el artículo, “la cascada de potencias constituye un patrón fundamental de crecimiento del rostro en los terópodos, y quizás en todos los rostros de vertebrados”.

Dieta, función y variación

El estudio también exploró cómo esta regla matemática se ve afectada por la ecología de las aves modernas. Se analizaron aspectos como la dieta, el tipo de hábitat y el estilo de forrajeo. Aunque la mayoría de las aves sigue la regla, las formas de los picos varían dentro de ese marco geométrico dependiendo de su alimentación. Por ejemplo, las aves carnívoras tienden a tener picos más delgados (alto índice de aspecto), mientras que las herbívoras presentan picos más robustos (índice de aspecto bajo).

De hecho, uno de los parámetros clave del modelo —el índice de aspecto logarítmico— mostró una correlación significativa con el tipo de dieta, algo que se menciona explícitamente en el artículo: “el índice de aspecto logarítmico mostró una separación significativa entre herbívoros y omnívoros frente a carnívoros”). Este análisis refuerza la idea de que la geometría del pico no solo es un reflejo de la evolución, sino también de la ecología.

Pero no todo son reglas sin excepciones. Algunas especies se salen de la norma. Entre los llamados “transgresores de la regla” está, por ejemplo, la espátula común (Platalea leucorodia), cuyo pico plano y alargado no se ajusta al modelo de la cascada de potencias. En estos casos, los investigadores creen que la adaptación extrema a nichos muy específicos, como la filtración de agua, ha llevado a formas morfológicas fuera del patrón general.

Una evolución lenta, pero diversa

Las aves actuales muestran una gran variedad de formas de pico adaptadas a
diferentes dietas, pero en su mayoría siguen el modelo de crecimiento definido
por la cascada de potencias. Fuente: iScience
Otro hallazgo relevante es que, tras la gran extinción del Cretácico, las aves modernas (aves corona) diversificaron notablemente las formas de sus picos dentro del modelo geométrico, pero sin aumentar el ritmo evolutivo general. De hecho, según el estudio, “la tasa de evolución del R² disminuyó con la evolución de las aves corona”. Esto indica que, aunque las aves actuales presentan una mayor variedad de formas, esa diversidad no se debe necesariamente a una evolución más rápida.

Más bien, se trata de una exploración más amplia dentro del mismo espacio geométrico, una especie de innovación contenida dentro de los límites de un patrón común. Esto también se observó en los llamados morfoespacios: mapas visuales de formas en los que se puede ver cómo algunas aves actuales, como la abubilla o el águila pescadora, han explorado extremos geométricos no presentes en sus antepasados.

Una fórmula sencilla para una geometría compleja

Aunque el artículo no presenta una ecuación explícita, la regla de crecimiento que describe puede resumirse matemáticamente con una fórmula de potencia:

R=a · Db 

En ella, R representa el radio del pico o hocico en un punto dado, D es la distancia desde la punta, a es una constante (intercepto) y b es la pendiente del crecimiento (Slope). Esta expresión captura cómo el ancho del pico aumenta a medida que nos alejamos de la punta hacia la base.

Representada en una gráfica logarítmica, la relación se convierte en una línea recta:

log R=log a + b · log D 

Esa linealidad es clave, porque permite comparar picos de formas y tamaños muy distintos dentro de un mismo marco geométrico. Con solo dos parámetros, esta fórmula describe con precisión la morfología de cientos de especies, vivas y extintas.

Cuando romper la regla también tiene sentido

Que una regla se cumpla en el 95 % de los casos no significa que sea absoluta. Los casos excepcionales permiten a los investigadores comprender mejor los límites del modelo. Según los autores, las desviaciones más notables se encuentran en especies con adaptaciones funcionales muy específicas. Un ejemplo citado es el del colibrí garganta de rubí (Archilochus colubris), cuyo pico extremadamente delgado y curvo para libar néctar no sigue del todo el patrón.

Además, el estudio sugiere que el grado de ajuste al modelo puede depender de qué parte del pico se mida. Por ejemplo, al centrarse solo en la región anterior al orificio nasal (zona prenarial), más especies cumplen con la regla. En cambio, si se mide el pico completo, algunas formas comienzan a desviarse. Esto puede deberse a la influencia de otros procesos de desarrollo cercanos a la base del cráneo, como el crecimiento de las fosas nasales.

Como resumen, los investigadores apuntan a que “la cascada de potencias es un mecanismo de desarrollo que genera las formas esenciales del pico sobre las que actúa la selección natural”. Esto sugiere que la evolución no crea formas desde cero, sino que trabaja sobre una base geométrica común que se ajusta, se refina o, en casos excepcionales, se rompe.

Referencias

Kathleen L.S. Garland, Eleanor M. Hay, Daniel J. Field, Alistair R. Evans. Common developmental origins of beak shapes and evolution in theropods. iScience, volumen 28, abril de 2025, artículo 112246. https://doi.org/10.1a016/j.isci.2025.112246.

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