martes, 31 de enero de 2023

¿Cuál fue el primer fósil de dinosaurio encontrado en España?

Juan Vilanova fue el primero en describir un fósil de dinosaurio. Sin embargo, nadie respalda hoy su asignación de los restos a Iguanodon.

Juan Vilanova y Piera. / Ilustre Colegio Oficial de Geólogos.
No sabemos quién descubrió el primer fósil. Es decir, se han encontrado fósiles incluso en cuevas paleolíticas. Está claro que las formas extrañas, las huellas o los huesos de gran tamaño pudieron fascinar a nuestros antepasados. Otra cosa es que supieran qué eran aquellas rocas de formas singulares. Plinio el Viejo ya escribió el término “fósil” en sus textos del siglo I. Pero se considera que la paleontología nació sobre el año 1812, cuando Georges Cuvier empezó a describir fósiles como restos de animales que habían muerto hace mucho. Desde aquellos tiempos iniciales en los que algunos hablaban de gigantes y huesos de dragón, se ha avanzado hasta la especialización que ha dado forma a la paleontología, una disciplina que vivió un gran auge gracias al éxito de “Parque Jurásico” y otras ficciones con dinosaurios como protagonistas. Richard Owen acuñó el término Dinosauria en 1842. Por entonces ya se habían publicado restos fósiles de dinosaurios en Inglaterra (1820), en Alemania (1832), Francia (1838) e incluso en Rusia (1834). ¿Qué hay de España? Pues:

“El estudio de los dinosaurios recibió poca atención en España durante el siglo XIX y los primeros descubrimientos relevantes no se realizaron hasta finales de la década de 1910”.

Pioneros de la paleontología española

Con todo, contamos con algunos pioneros. Habría que colocar el título de primer fósil de dinosaurio encontrado en España a un diente de terópodo del Jurásico Superior en Asturias. Sin embargo, Guillermo Schulz, un ingeniero de minas alemán, describió el fósil como un diente de tiburón en 1858. No fue hasta 1873 cuando el geólogo navarro Justo Egozcue asignó el fósil a Megalosaurus. Por desgracia, desconocemos el paradero de este diente fosilizado, por lo que el supuesto primer fósil de dinosaurio hallado en España nos deja una sensación un tanto insulsa.

“Para concluir, debo mencionar el hallazgo hecho tres años há por D. Nicolás Ferrer, y confirmado más tarde por mí, de varios restos de un reptil colosal al pié de la colina llamada Benigania, junto á los muros mismos de Morella. Tambien poseo dos huesos largos, que probablemente pertenecen al Ignanodon [sic] Mantelli que, procedentes de Utrillas, me mandó hace poco el distinguido médico de Montalban D. Jerónimo Balduque. Quizás sean estos los únicos huesos de reptiles cretáceos hasta el presente encontrados en la Península, razon que me ha movido á dar estas noticias”.

Juan Vilanova: el primer paleontólogo español

Recreación de Iguanodon. / Istock
Efectivamente, sabemos que a principios de la década de 1870, Jerónimo Balduque envió a Madrid un par de huesos extraídos de una mina de carbón cerca de Utrillas, en la provincia de Teruel. Algún avispado minero se percató de lo singular que resultaba una roca durante su duro trabajo en la mina de la que sacaban carbón. Su curiosidad pudo ser clave para los inicios de la Paleontología en España. El hallazgo llegó a oídos (o directamente a las manos) del médico de Montalbán, una localidad situada unos seis kilómetros al norte de Utrillas. Jerónimo Balduque continuó la sucesión de personas interesadas en descubrir qué era aquella roca. Para averiguarlo solicitó la ayuda de Juan Vilanova, el investigador que tiene el honor de ser el primer Catedrático de Geología y Paleontología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Madrid y miembro fundador de la Sociedad Española de Historia Natural. Este fue el germen del estudio de los dinosaurios en España.

A este fósil se unieron otros restos hallados en Morella (Castellón). La colección de Vilanova, o al menos parte de ella, recaló en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Allí los restos fueron etiquetados como fragmentos de huesos de dinosaurio y, alguno en concreto, como fósiles de Iguanodon. Se trata de fósiles entre los que el de mayor tamaño no supera los 15 centímetros de largo y son piezas de difícil reconocimiento. Los especialistas apuntan a fragmentos de espina neural y dos restos que podrían ser de costillas. Ni siquiera sabemos dónde fueron extraídos los fósiles de manera concreta, pero por su color rojizo podrían venir de la Capas rojas de Morella, unas formaciones arcillosas. Sin embargo, aunque Iguanodon tuvo presencia en la región de la actual Morella, ningún investigador atribuye los restos de Vilanova a este género de dinosaurios en la actualidad.

“Los primeros estudios sistemáticos de dinosaurios ibéricos no se realizaron hasta finales de 1910 y durante la década de 1920, teniendo como protagonista al naturalista valenciano José Royo Gómez, quien recogió y describió restos fósiles de dinosaurios y otros vertebrados en las facies Weald del Levante, publicando una veintena de notas y artículos sobre sus descubrimientos”.

Referencias:

Canudo, J. I. et al. 2009. Los dinosaurios de las cuencas mineras de Teruel. Aragón Vivo.

Pereda Suberbiola, X. y Ruiz-Omeñaca, J. I. 2005. Los primeros descubrimientos de dinosaurios en España. Revista Española de Paleontología, N. E. X, 15-28. ISSN 0213-6937.

muyinteresante.es

Nueva especie fósil de un antiguo ancestro del cocodrilo

Una nueva especie fósil de talatosuquio, antiguo pariente de los antepasados de los cocodrilos actuales, ha sido excavada en la denominada costa jurásica de Dorset (Reino Unido).   

Turnersuchus hingleyae. - JÚLIA D'OLIVEIRA
Entre los restos de la nueva especie, denominada Turnersuchus hingleyae, incluían parte de la cabeza, la columna vertebral y las extremidades.   

De hecho, el hallazgo en la formación de fangolitas de Charmouth fue tan exitoso que Turnersuchus es el único talattosuchio suficientemente completo de su edad -que se remonta al Jurásico Temprano, periodo Pliensbachiano, hace unos 185 millones de años- al que se ha dado nombre hasta la fecha.   

Publicado en la revista Journal of Vertebrate Paleontology, los expertos afirman que el descubrimiento de este nuevo depredador ayuda a llenar un vacío en el registro fósil y sugiere que los talattosuchianos, junto con otros cocodriliformes, debieron originarse hacia finales del período Triásico, unos 15 millones de años más atrás en el tiempo que cuando vivió Turnersuchus.

"Ahora deberíamos esperar encontrar más talattosuchianos de la misma edad que Turnersuchus, así como más antiguos", afirma el coautor, el doctor Eric Wilberg, profesor adjunto del Departamento de Ciencias Anatómicas de la Universidad Stony Brook.

"De hecho, durante la publicación de nuestro trabajo, se publicó otro en el que se describía un cráneo de talattosuco descubierto en el techo de una cueva de Marruecos del Hettangiense/Sinemuriense (los periodos de tiempo anteriores al Pliensbachiense en el que se encontró Turnersuchus), que corrobora esta idea. Espero que sigamos encontrando más talattosuchianos antiguos y sus parientes. Nuestros análisis sugieren que los talattosuchianos probablemente aparecieron por primera vez en el Triásico y sobrevivieron a la extinción masiva de finales del Triásico".   

Sin embargo, ninguna excavación ha encontrado aún talattosuchianos en rocas del Triásico, lo que significa que existe un linaje fantasma (un periodo durante el cual sabemos que un grupo debió existir, pero del que aún no hemos recuperado pruebas fósiles). Hasta el descubrimiento de Turnersuchus, este linaje fantasma se extendía desde finales del Triásico hasta el Toarciano, en el Jurásico, "pero ahora podemos reducir el linaje fantasma en unos pocos millones de años", afirma el equipo de expertos.   

Los talattosuchianos se conocen coloquialmente como "cocodrilos marinos" o "cocodrilos de mar", a pesar de que no son miembros de Crocodylia, sino que están emparentados de forma más lejana. Algunos talattosuchios se adaptaron muy bien a la vida en los océanos, con extremidades cortas modificadas en aletas, una aleta caudal parecida a la de un tiburón, glándulas salinas y, potencialmente, la capacidad de dar a luz vivos (en lugar de poner huevos).    Turnersuchus es interesante porque muchas de estas características reconocidas de los talattosuchios aún no habían evolucionado completamente.   

Vivía en el Jurásico y se alimentaba de fauna marina. Y, debido a su hocico relativamente largo y delgado, su aspecto habría sido similar al de los actuales cocodrilos gharial, que se encuentran en los principales sistemas fluviales del norte del subcontinente indio.

europapress.es

sábado, 28 de enero de 2023

Hallan fósiles de una nueva especie de moluscos del Jurásico en Portugal

Datado en hace 192 millones de años, Plesechioceras rochai es una nueva especie de ammonites. La investigación, liderada por la Universidad Complutense de Madrid, aporta evidencias de que los machos de algunas especies de estos cefalópodos tenían conchas de menor talla que las hembras.

Las especies de ammonites identificadas tienen una mayor similitud con las del
noroeste de Europa (Reino Unido o Francia) que con las del sureste
de la península ibérica. / Adobe Stock
Un grupo de investigación en el que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha descrito una nueva especie de ammonites –moluscos cefalópodos de concha externa–. Esta especie, denominada Plesechioceras rochai, se ha registrado en el Jurásico Inferior de Portugal (concretamente en el Sinemuriense, 190-197 millones de años).

Esta investigación señala la conexión entre las cuencas asturiana y lusitánica, las áreas de estudio. En ellas, se identificaron 216 ejemplares, incluidos en ocho géneros y 15 especies que pertenecen a las familias Echioceratidae –a la que pertenece P. rochai–, Oxynoticeratidae y Eoderoceratidae.

El trabajo, publicado en Historical Biology, permite establecer una correlación entre los materiales del Jurásico Inferior de ambas cuencas del noroeste peninsular. Las especies de ammonites identificadas tienen una mayor similitud con las del noroeste de Europa (Reino Unido o Francia) que con las del sureste de la península ibérica, que son más parecidas a las del área mediterránea.

“Con el estudio de estos fósiles podemos, entre otras cosas, conocer la conexión entre estas cuencas, las condiciones paleoambientales en las que vivieron o la diversidad existente en aquellos mares”, indica Íñigo Vitón, investigador del departamento de Geodinámica, Estratigrafía y Paleontología de la UCM.

Con el estudio de estos fósiles podemos, entre otras cosas, conocer la conexión entre estas cuencas, las condiciones paleoambientales en las que vivieron o la diversidad existente en aquellos mares

Iñigo Vitón                      

A pesar de las semejanzas entre las cuencas de Asturias y Portugal, existen diferencias entre los ammonites registrados, como es el hallazgo de la nueva especie reconocida solo en la lusitánica, y que nos indica cómo fueron cambiando esas conexiones entre dichas cuencas a lo largo del tiempo.

“Este estudio es una pequeña contribución para el mejor conocimiento de la biodiversidad del pasado. Todo avance en esta dirección nos ayuda a dimensionar mejor la crisis ecológica en la que nos encontramos en la actualidad”, destaca Vitón.

Dimorfismo sexual, más antiguo de lo que se pensaba

Los afloramientos estudiados se localizan en el oeste de Portugal, en la región de Marinha Grande, y en el norte de Asturias, en lo que se conoce como la Costa Jurásica.

Para llevar a cabo el estudio, en primer lugar, investigadores de la UCM, la Universidade de Coimbra y el Museo Jurásico de Asturias realizaron un trabajo de campo a lo largo de varios meses para el estudio en el terreno y la recogida del material paleontológico.

Los nuevos hallazgos se localizan en el oeste de Portugal y en el norte de Asturias, en lo que se conoce como la Costa Jurásica

Una vez obtenidos los fósiles, se llevó a cabo un trabajo de laboratorio en la Facultad de Ciencias Geológicas de la UCM para limpiarlos, fotografiarlos y hacer el estudio detallado que permitió su identificación sistemática. Paralelamente, se buscó y contrastó la información publicada en otras áreas geográficas para poder comparar el nuevo material.

Otra de las novedades del estudio es que se aporta información nueva sobre el dimorfismo sexual en especies de la familia Oxynoticeratidae: dada la diferencia significativa de tamaño entre ejemplares, se asocian las de menor talla (microconchas) como pertenecientes a los machos, y las de mayor talla (macroconchas) a las hembras.

“El dimorfismo sexual en los ammonites de esta edad todavía no está tan estudiado como en grupos posteriores, por lo que apoya la hipótesis de que esta característica existía desde antes a lo que se había descrito”, añade el investigador.

Referencia:

Íñigo Vitón, María J. Comas-Rengifo, Luís V. Duarte & Antonio Goy (2023) "Ammonoids of the Oxynotum Zone and Raricostatum Zone (Densinodulum Subzone) of Sinemurian, Lower Jurassic, in the Asturian and Lusitanian basins". Historical Biology.

agenciasincs.es

Encuentran fósiles de ancestros primates que vivían en el Ártico hace 52 millones de años

Investigadores de la Universidad de Kansas han identificado dos especies hermanas de ancestros primates, denominadas «primatomorfos», que datan de hace unos 52 millones de años y son las más antiguas que han habitado al norte del Círculo Polar Ártico. Los resultados se publican en la revista PLOS ONE.

Reconstrucción artística de Ignacius dawsonae sobreviviendo
a seis meses de oscuridad invernal en el extinto ecosistema
templado cálido de la isla de Ellesmere, en el Ártico canadiense |
foto Kristen Miller, Instituto de Biodiversidad,
 Universidad de Kansas
Según la autora principal, Kristen Miller, estudiante de doctorado del Instituto de Biodiversidad y del Museo de Historia Natural de la Universidad de Kansas, ambas especies –Ignacius mckennai e I. dawsonae– descienden de un antepasado común que se dirigía al norte y que poseía un espíritu para ir con valentía donde ningún primate había ido antes.

Los especímenes fueron descubiertos en la isla de Ellesmere, en Nunavut (Canadá), en capas de sedimentos relacionadas con el Eoceno temprano, una época de temperaturas más cálidas que podría predecir cómo les irá a los ecosistemas en los próximos años debido al cambio climático provocado por el hombre.

Ningún pariente de los primates se había encontrado nunca en latitudes tan extremas, afirma Miller. Suelen encontrarse alrededor del ecuador, en regiones tropicales. Pude hacer un análisis filogenético, que me ayudó a entender cómo los fósiles de la isla de Ellesmere están relacionados con especies que se encuentran en latitudes medias de Norteamérica, en lugares como Nuevo México, Colorado, Wyoming y Montana. Incluso en Texas tenemos algunos fósiles que también pertenecen a esta familia.

Mapa de la Isla de Ellsmere | foto K.Miller et al./US Geological Survey
El Círculo Polar Ártico era mucho más cálido cuando vivían estos primos evolutivos cercanos de los primates -un ecosistema boreal que albergaba una plétora de vertebrados del Cenozoico temprano, incluidos antiguos cocodrilos-, pero al igual que hoy seguía siendo mayoritariamente oscuro durante la mitad del año. Esta oscuridad, según Miller, puede haber impulsado a ambas especies a desarrollar dientes y mandíbulas más robustos en comparación con otros parientes primates de la época.

Mucho de lo que hacemos en paleontología es mirar los dientes: son los que mejor se conservan, dijo Miller, que analizó la microtomografía de alta resolución de los dientes fósiles descritos en el artículo. Sus dientes son superraros comparados con los de sus parientes más cercanos. Así que lo que he estado haciendo en los dos últimos años es intentar comprender qué comían y si comían materiales diferentes a los de sus homólogos de latitudes medias.

Dentición de Ignacius mckennai sp. nov. de la isla Ellesmere, Nunavut,
Canadá | foto K.Miller et al./PLOS ONE
Miller y sus coautores creen que la comida era mucho más difícil de encontrar durante los meses de invierno, cuando los primates del Ártico probablemente se veían obligados a consumir materiales más duros.

Creemos que ése es probablemente el mayor desafío físico del medio ambiente antiguo para estos animales, dijo el autor Chris Beard, conservador principal de paleontología de vertebrados en el Instituto de Biodiversidad y Profesor Distinguido de Ecología y Biología Evolutiva en la KU. ¿Cómo sobreviven a seis meses de oscuridad invernal, aunque haga bastante calor? Los dientes e incluso los músculos de la mandíbula de estos animales cambiaron en comparación con sus parientes cercanos de latitudes medias. Para sobrevivir a esos largos inviernos árticos, cuando no disponían de alimentos preferidos como la fruta, tenían que recurrir a ‘alimentos de reserva’ como los frutos secos y las semillas.

La otra coautora es Kristen Tietjen, ilustradora científica del Instituto de Biodiversidad. Además, los investigadores descubrieron que ambas especies eran ligeramente más grandes que sus parientes más cercanos situados más al sur, un grupo de primates primos apodados «plesiadapiformes».

Pero siguen siendo bastante pequeños, dijo Miller. Algunos plesiadapiformes de las latitudes medias de Norteamérica son realmente diminutos. Por supuesto, ninguna de estas especies está relacionada con las ardillas, pero creo que es la criatura más parecida que tenemos que nos ayuda a visualizar cómo podrían haber sido. Lo más probable es que fueran muy arborícolas, es decir, que vivieran en los árboles la mayor parte del tiempo.

Los investigadores creen que las adaptaciones mostradas por ambas especies árticas durante una época de calentamiento global muestran cómo algunos animales podrían evolucionar hacia nuevos rasgos en respuesta al cambio climático provocado por la actividad humana actual.

Mapa paleogeográfico del norte de Laurasia. La flecha roja con múltiples colas
indica la continuidad de las rutas de dispersión terrestre desde las regiones de
latitudes medias de Norteamérica hasta la isla de Ellesmere a finales
del Eoceno temprano | foto K.Miller et al./PLOS ONE
Demuestra cómo algo como un primate o un ancestro primate especializado en un entorno puede cambiar en función del cambio climático, afirma Miller. Creo que probablemente lo que dice es que el área de distribución de los primates podría ampliarse con el cambio climático o desplazarse al menos hacia los polos en lugar del ecuador. Si la vida empieza a calentarse demasiado allí, quizá tengamos muchos taxones desplazándose hacia el norte y el sur, en lugar de la intensa biodiversidad que vemos hoy en el ecuador.

Dado que ambas especies fósiles son nuevas para la ciencia, los investigadores les otorgaron nombres científicos en honor a un par de paleontólogos que trabajaron en la isla de Ellesmere hace décadas. Una de estas paleontólogas homónimas fue alumna de la KU y pionera de las mujeres en el campo de la paleontología.

Mary Dawson era una persona increíble, dijo Beard. Se doctoró en la KU en los años 50 y fue una de las primeras mujeres americanas, si no la primera, en obtener un doctorado en paleontología, y una de las primeras en hacerse un nombre como paleontóloga en Estados Unidos. Trabajé estrechamente con Mary durante más de 20 años en mi antigua carrera en el Museo Carnegie, donde ella desarrolló toda su carrera. Mary dirigía un gran proyecto en la isla de Ellesmere. Por supuesto, íbamos a bautizar una de las especies con su nombre. La otra especie lleva el nombre de Malcolm McKenna, contemporáneo, amigo íntimo y colega de Mary Dawson y antiguo mentor mío.

De hecho, las especies fósiles Ignacius mckennai e I. dawsonae formaban parte de una colección de fósiles que Dawson y McKenna dejaron para su posterior análisis. Mary y Malcolm me legaron esos fósiles y me pidieron que los estudiara, cuenta Beard.

Fuentes

University of Kansas | Miller K, Tietjen K, Beard KC (2023) Basal Primatomorpha colonized Ellesmere Island (Arctic Canada) during the hyperthermal conditions of the early Eocene climatic optimum. PLoS ONE 18(1): e0280114. doi.org/10.1371/journal.pone.0280114

labrujulaverde.com

jueves, 26 de enero de 2023

Fósiles del Triásico revelan los orígenes de los anfibios vivos

Fotografía microscópica de una mandíbula inferior de Funcusvermis gilmorei
poco después de ser recuperada durante la clasificación microscópica de
sedimentos del yacimiento fósil de Thunderstorm Ridge.
- BEN KLIGMAN FOR VIRGINIA TECH
Paleontólogos han descubierto el primer fósil "inconfundible" de cecilias del Triásico, el más antiguo conocido, ampliando así en unos 35 millones de años el registro de este pequeño animal excavador.   

El hallazgo también llena un vacío de al menos 87 millones de años en el registro fósil histórico conocido de esta criatura parecida a un anfibio.

El fósil fue descubierto por primera vez por Ben Kligman, estudiante de doctorado en el Departamento de Geociencias, parte de la Facultad de Ciencias de Virginia Tech, en el Parque Nacional del Bosque Petrificado de Arizona durante una excavación en 2019. Bautizado por Kligman como 'Funcusvermis gilmorei', el fósil extiende la historia de las cecilias 35 millones de años atrás hasta el Período Triásico, hace aproximadamente entre 250 y 200 millones de años.

Antes de este nuevo estudio, publicado en la revista 'Nature', sólo se conocían 10 fósiles de cecilias, que se remontaban al Jurásico Temprano, hace unos 183 millones de años. Sin embargo, según Kligman, estudios previos de AND estimaban que los orígenes evolutivos de las cecilias se remontaban a las eras Carbonífera o Pérmica, hace entre 370 y 270 millones de años, marcando esa brecha de 87 millones de años. Sin embargo, no se habían encontrado fósiles de este tipo.

"El descubrimiento de los fósiles más antiguos de cecilias pone de relieve el carácter crucial de las nuevas pruebas fósiles. Muchas de las grandes cuestiones pendientes de la paleontología y la evolución no pueden resolverse sin fósiles como éste", afirma Kligman, que ya había descubierto una especie de cinodonte o mamífero pedunculado de 220 millones de años de antigüedad, precursor de los mamíferos actuales.

"Las cecilias fósiles son extraordinariamente raras y se encuentran accidentalmente cuando los paleontólogos buscan fósiles de otros animales más comunes --asegura--. El descubrimiento de uno fue totalmente inesperado y transformó la trayectoria de mis intereses científicos".

El descubrimiento de los fósiles fue realizado en 2019 por Kligman y el estudiante en prácticas del Parque Nacional del Bosque Petrificado Xavier Jenkins, ahora estudiante de doctorado en la Universidad Estatal de Idaho, mientras el dúo procesaba sedimentos fosilíferos de la apodada Thunderstorm Ridge del parque a través de un microscopio.

El 'funcusvermis' se encontró en una capa de la Formación Chinle datada hace aproximadamente 220 millones de años, cuando Arizona estaba situada cerca del ecuador en la parte central del supercontinente Pangea, explica Kligman. En aquella época, esta región estaba sometida a un clima cálido y húmed, más que en la actualidad.

"Ver la primera mandíbula al microscopio, con su característica doble hilera de dientes, me produjo escalofríos --recuerda Kligman--. Inmediatamente supimos que era una ceciliana, el fósil de ceciliana más antiguo jamás hallado, y un descubrimiento único en la vida".   

Antes de este hallazgo, el vacío de 87 millones de años en el registro fósil ocultaba la historia evolutiva temprana de las cecilias, lo que llevó a décadas de debate entre los científicos sobre el parentesco de las cecilias con sus parientes anfibios, las ranas y las salamandras.   

"El 'funcusvermis' amplía el patrón ecuatorial húmedo de aparición observado en todas las cecilias fósiles y vivas conocidas, lo que sugiere que la historia biogeográfica de las cecilias se ha guiado por la restricción a estos entornos ecológicos, probablemente debido a limitaciones fisiológicas relacionadas con la humedad, y limitada por la deriva de las placas continentales dentro y fuera de la zona ecuatorial húmeda tras la fragmentación de Pangea", explica Kligman.   

Las cecilias modernas, que ahora viven exclusivamente en Sudamérica, Centroamérica, África y el sur de Asia, son anfibios sin extremidades, de cuerpo cilíndrico y cráneo compacto en forma de bala que les ayuda a excavar bajo tierra, que se pasan la vida excavando en la hojarasca o el suelo en busca de presas como gusanos e insectos. Esta existencia subterránea ha dificultado a los científicos el estudio de las cecilias.

De hecho, el 'funcusvermis' comparte rasgos esqueléticos más relacionados con fósiles de ranas y salamandras primitivas, lo que refuerza las pruebas de un origen compartido y una estrecha relación evolutiva entre las cecilias y estos dos grupos. También comparte rasgos esqueléticos con un antiguo grupo de anfibios conocidos por los paleontólogos como temnospóndilos disorofóideos.

El profesor Sterling Nesbitt afirma que hallazgos como éste pueden reajustar el tablero de juego de la paleontología, en el mejor sentido de la expresión. "Este hallazgo demuestra claramente que algunos fósiles que apenas se pueden ver pueden cambiar en gran medida nuestra comprensión de grupos enteros que se pueden ver hoy en día", señala.

En el Parque Nacional del Bosque Petrificado, donde se encontró el descubrimiento inicial en 2019, se han recuperado las mandíbulas inferiores de al menos 70 individuos de 'Funcusvermis' desde el verano de 2022, lo que convierte a la zona en "el lecho óseo productor de cecilias fósiles más abundante jamás descubierto", indica Kligman.

Sólo se ha encontrado un puñado de huesos de 'Funcusvermis', incluyendo mandíbulas superior e inferior, una vértebra y parte de una extremidad posterior, explica. Todos los huesos encontrados estaban desarticulados, no eran esqueletos completos. Sin esqueletos completos, Kligman y sus colegas investigadores no pueden determinar con exactitud la longitud del cuerpo de 'Funcusvermis', pero las inferencias a partir de elementos aislados, como que la mandíbula inferior medía menos de un cuarto de pulgada, indican que 'Funcusvermis' era un animal diminuto.   

"Desde su descubrimiento en 2017, el sitio de Thunderstorm Ridge ha producido un conjunto diverso de más de 60 animales que van desde tiburones de agua dulce hasta dinosaurios --prosigue Kligman--. Varias otras especies nuevas descubiertas en este sitio han sido descritas recientemente. Actualmente se están estudiando muchas otras especies nuevas de este yacimiento, que se publicarán en los próximos años".

europapress.es

¿Cuál es el dinosaurio más grande de España?

Durante gran parte del Cretácico, la península ibérica era un archipiélago con animales de pequeño tamaño, pero antes de que eso sucediera, existió en nuestra región uno de los dinosaurios más grandes del mundo.

Recreación de ‘Concavenator’ (Elenarts).
Asturias, Burgos, Cuenca, La Rioja, Soria, Teruel… no son pocos los lugares en España en los que visitar yacimientos de dinosaurios, especialmente del Jurásico y del Cretácico. En ellos se han encontrado varias especies de dinosaurios, algunos diminutos, como Iberomesornis, del tamaño de un gorrión moderno, otros de tamaño mediano, como Tamarro, de apenas dos metros de longitud y otros más grandes, como el icónico depredador de Cuenca Concavenator corcovatus, que podía alcanzar los 6 metros.

Dinosaurios pequeños: la excepción ibérica

Desde que Pangea se desgajó hace unos 175 millones de años, a principios del Jurásico, el territorio que hoy ocupa la península ibérica y una parte de Europa se fue separando paulatinamente del continente, y terminó conformado por varias islas: el archipiélago europeo y tuvo lugar el efecto evolutivo conocido como enanismo insular, por el cual, los animales evolucionan en tamaños cada vez más pequeños, adaptándose a la limitación de recursos. De ahí que la mayoría de los dinosaurios encontrados en la península ibérica sean relativamente pequeños, comparados con los de otras áreas geográficas.

Reproducción a tamaño natural de ‘Vallibonavenatrix’ en Vallibona,
Castellón, realizada por Paleoymás (2022).
 
Desde principios del Cretácico, el enanismo insular fue una constante en los dinosaurios ibéricos. A este período pertenece el espinosáurido Vallibonavenatrix, de unos 8 metros de longitud, muy inferior a los más de 15 metros de su pariente más cercano, el africano Spinosaurus. Entre los herbívoros se encuentran el hadrosáurido Portellsaurus o el iguanodóntido Morelladon, ambos de 5 o 6 metros de longitud, aproximadamente la mitad de lo que medía Iguanodon. Incluso los saurópodos, un grupo que superan con frecuencia los 20 metros de longitud, y que engloba a las especies más grandes de dinosaurios, eran insólitamente pequeños: Demandasaurus darwini apenas alcanzaba los 10 metros, mientras que Tastavinsaurus con suerte alcanzaba los 16.

Ya a finales Cretácico, cerca de la extinción de los grandes dinosaurios no avianos, gracias al descenso generalizado del nivel del mar, las islas que conformarían la península ibérica fueron colonizadas de nuevo por grandes dinosaurios continentales; pero incluso estos eran significativamente más pequeños que sus homólogos de otras regiones. En esta época se encuentran los saurópodos Lohuecotitan, de unos 15 metros de longitud, o Abditosaurus, de hasta 18 metros, el dinosaurio más grande conocido de su entorno espaciotemporal.

‘Europatitan’, un gigante infiltrado

Europatitan eastwoodi. Autor: Davide Bonadonna. / C.A.S.
Sin embargo, desde que Pangea comenzase a romperse hasta que el archipiélago europeo se aislara del continente pasó bastante tiempo, y la evolución no es un proceso repentino; son necesarias muchas generaciones para que las adaptaciones se fijen en las poblaciones. Por eso, entre finales del Jurásico y principios del Cretácico, aún se podían encontrar algunos grandes dinosaurios de talla continental.

Este es el caso de uno de los saurópodos más representativos: Europatitan eastwoodi, un titanosaurio que habitó lo que hoy es Salas de los Infantes, en Burgos. Aunque vivió a principios del Cretácico, su tamaño era descomunal: hasta 27 metros de longitud y un peso estimado de 35 toneladas. Este dinosaurio tiene parentesco evolutivo con los saurópodos del supercontinente de Gondwana, lo que muestra un posible intercambio de fauna, en algún momento del Cretácico temprano, entre lo que hoy es la península ibérica y el norte de África. Pero, aún existe un dinosaurio más grande que Europatitan en la península ibérica.

‘Turiasaurus riodevensis’, el dinosaurio más grande de España

Recreación de ‘Turiasaurus’ (CC BY-SA 4.0 / Ferrutxo) 
El mayor de los dinosaurios ibéricos conocidos —y también el mayor de toda Europa— habitó hace entre 145 y 155 millones de años, a finales del Jurásico, después del inicio de la fragmentación de Pangea, pero antes de que Europa se disgregara en un archipiélago, y por tanto, antes de que iniciara el efecto del enanismo insular.

Su nombre, Turiasaurus riodevensis, deriva del municipio turolense de Riodeva donde fue encontrado, y del río Turia, en cuya cuenca se encuentra el yacimiento. Los primeros restos fueron encontrados en 2003 y, apenas tres años más tarde, el equipo de investigación liderado por el paleontólogo Rafael Royo-Torres describió la nueva especie en la prestigiosa revista científica Science.

El cráneo, muy fragmentado, fue analizado con posterioridad. Su reconstrucción fue presentada durante la 10ª Reunión Anual de la Asociación Europea de Paleontólogos de Vertebrados por el prestigioso paleontólogo Francesc Gascó-Lluna, y en colaboración con el mismo equipo de Royo-Torres que descubrió el animal en primer lugar. Tanto los restos como la reconstrucción del cráneo se encuentran en la colección del Museo de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.

Aunque los restos son limitados, el estudio de los fósiles, especialmente del húmero, de 179 centímetros, mediante anatomía comparada con otros saurópodos, como Argentinosaurus o Paralititan, fue suficiente para estimar su longitud en más de 35 metros.

Referencias:

Gascó-Lluna, F. et al. 2012, enero. Reconstruction of the cranial anatomy of Turiasaurus riodevensis.

Royo-Torres, R. et al. 2006. A Giant European Dinosaur and a New Sauropod Clade. Science, 314(5807), 1925-1927. DOI: 10.1126/science.1132885

Torcida Fernández-Baldor, F. et al. 2017. Europatitan eastwoodi , a new sauropod from the lower Cretaceous of Iberia in the initial radiation of somphospondylans in Laurasia. PeerJ, 5, e3409. DOI: 10.7717/peerj.3409

Vila, B. et al. 2022. A titanosaurian sauropod with Gondwanan affinities in the latest Cretaceous of Europe. Nature Ecology & Evolution, 6(3), 288-296. DOI: 10.1038/s41559-021-01651-5

muyinteresante.es

miércoles, 25 de enero de 2023

Nueva especie de pterosaurio con cientos de pequeños dientes

Impresión artística de Balaenognathus maeuseri. - MEGAN JACOBS

Se ha identificado una nueva e inusual especie de pterosaurio, que tenía más de 400 dientes que parecían las púas de un peine para liendres.   

El fósil se encontró en una cantera alemana y ha sido descrito por paleontólogos de Inglaterra, Alemania y México.   

El profesor David Martill, autor principal de la investigación, de la Escuela de Medio Ambiente, Geografía y Geociencias de la Universidad de Portsmouth, declaró en un comunicado: "El esqueleto casi completo se encontró en una piedra caliza de capas muy finas que conserva los fósiles de maravilla".

"Las mandíbulas de este pterosaurio son muy largas y están recubiertas de pequeños dientes finos y ganchudos, con pequeños espacios entre ellos, como un peine para liendres. La mandíbula larga está curvada hacia arriba como una avoceta y al final se ensancha como una espátula. No tiene dientes al final de la boca, pero sí a lo largo de ambas mandíbulas hasta la parte posterior de la sonrisa.

"Y lo que es aún más notable es que algunos de los dientes tienen un gancho en el extremo, que nunca hemos visto antes en un pterosaurio. Estos pequeños ganchos se habrían utilizado para atrapar los diminutos camarones de los que probablemente se alimentaba el pterosaurio, asegurándose de que bajaban por su garganta y no quedaban aplastados entre los dientes".

El descubrimiento se produjo accidentalmente mientras los científicos excavaban un gran bloque de piedra caliza que contenía huesos de cocodrilo.

El profesor Martill declaró: "Se trata de un hallazgo bastante casual de un esqueleto bien conservado con una articulación casi perfecta, lo que sugiere que el cadáver debía de encontrarse en una fase muy temprana de descomposición, con todas las articulaciones, incluidos los ligamentos, aún viables. Debió de ser enterrado en sedimentos casi tan pronto como murió".

El pterosaurio pertenece a una familia de pterosaurios llamada Ctenochasmatidae, que se conocen por la piedra caliza de Baviera (Alemania), donde también se encontró éste.   

Desde que se describió el primer pterosaurio de esta zona en el siglo XVIII, se han descubierto cientos de restos de estos reptiles voladores, lo que convierte a las canteras del Jura de Franconia, en Baviera, en una de las localidades más ricas en pterosaurios del mundo.

"Este pterosaurio tenía dientes en la mandíbula superior e inferior, que son una imagen especular la una de la otra. Hay otro pterosaurio con más dientes -Pterodaustro, de Argentina-, pero tiene dientes rechonchos en la mandíbula superior y aún más largos en la inferior, por lo que este nuevo espécimen es muy diferente de otros ctenochasmátidos", añadió el profesor Martill.

Los dientes del nuevo pterosaurio sugieren un extraordinario mecanismo de alimentación mientras vadeaba el agua. Utilizaba su pico en forma de cuchara para canalizar el agua y luego sus dientes para exprimir el exceso de líquido, dejando a la presa atrapada en su boca.   

El animal probablemente se zambullía en lagunas poco profundas, succionando pequeños camarones de agua y copépodos y filtrándolos después con los dientes, como los patos y los flamencos. 

Se le ha dado el nombre de Balaenognathus maeuseri. El nombre genérico significa "boca de ballena" por su estilo de alimentación filtrante. El nombre específico se debe a uno de los coautores, Matthias Mäuser, tristemente fallecido durante la redacción del artículo.   

Un artículo sobre el hallazgo se publica en Paläontologische Zeitschrift (PalZ). El espécimen se expone actualmente en el Museo de Historia Natural de Bamberg.

europapress.es

Paseos de invierno por Burgos

ESP. FITUR 2023: BURGOS

Tras los pasos de gigantes en la sierra de la Demanda, por el camino de la evolución entre Atapuerca y Burgos, la riqueza monumental de la provincia ofrece rutas experienciales únicas, algunas dedicadas especialmente a los niños

El espectacular Salto del Nervión se vuelve aún más potente tras las nevadas y
 lluvias de este inicio del año. / ECB
El invierno también tiene su encanto en Burgos. De hecho, el turismo de fin de semana abunda en esta época del año llenando la capital y provincia de visitantes. Los únicos requisitos son abrigarse y planificar las actividades teniendo en cuenta que a partir de las cinco y media de la tarde ya es de noche.

Vamos a dar un repaso en estas líneas en una sucesión de paseos cargados de historia, naturaleza y el pasado más remoto de Burgos. El viaje arranca entre los gigantes que hicieron suya la sierra de la Demanda, por los lugares que pisaron los primeros humanos, por esa devoción esculpida en piedra y esa naturaleza que ha acompañado a todos ellos y que en algunos puntos como el Salto del Nervión, estarán estos días en su máximo apogeo tras las pasadas nevadas. 

Tras el rastro de gigantes

Hace más de 145 millones de años, los habitantes de la Sierra de la Demanda tenían diez metros de largo y hasta cinco toneladas de peso. Demandasaurus darwini, Europatitan eastwodi y otros gigantes dejaron su rastro en esta tierra de dinosaurios que cuenta con un coqueto museo, Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, pequeño para todo su potencial, en pleno centro de la localidad. Y desde ahí se pueden iniciar rutas por aquellos lugares por donde pasearon los gigantes. La rutas se distribuyen por la localidad de Mambrillas de Lara, donde se ubica el yacimiento de La Pedraja, Salas para visitar el museo y el yacimiento de Costalomo, en Regumiel de la Sierra, el yacimiento El Frontal, y en Quintanilla de las Viñas, donde se ubican Las Sereas.

Atapuerca, primeros pasos

Rastrear el pasado más remoto del hombre en Europa se puede hacer desde Burgos. Desde hace 1,5 millones de años hay rastro de presencia de homínidos en Atapuerca. Antes que el Homo sapiens por estas tierras pasearon el homo antecessor, una pequeña tribu de preneandertales de 28 individuos aún sin nombre, antes conocidos como heidelbergensis, y neandertales. El pasado más remoto del hombre se conoce, se palpa, se practica y se siente en los yacimientos de Atapuerca, que tienen abiertas las visitas guiadas desde el Centro de Acceso a los Yacimientos, ubicado en Ibeas de Juarros. Se practica en el Centro de Arqueología Experimental (Carex) de Atapuerca donde está resumida la vida de la prehistoria en el exterior y en el interior una muestra explica el desarrollo tecnológico de aquellos primeros grupos de homínidos. Los fósiles de Atapuerca que han definido la prehistoria del hombre en el continente se pueden ver en el Museo de la Evolución, en la planta-1 de su exposición permanente. Para quien quiera conocer aquellos animales con los que convivían los primeros sapiens en la prehistoria, qué mejor que un safari entre bisontes, caballos prewalski y uros o conocer cómo era la vida en el neolítico. Vivir la prehistoria es posible en Paleolítico Vivo. 

Fe tallada en piedra

Hay un Burgos monumental tallado en piedra en nombre de Dios, pero también de los hombres. A la Catedral Gótica, elemento icónico de la ciudad de Burgos y gran iman del turista, se le unen otros espacios esculpidos en piedra como el Monasterio de las Huelgas. Construido entre los siglo XII y XIII por orden de Alfonso VIII y Leonor de Plantagent es un panteón real, pero también un monasterio cuya abadesa ostentaba un gran poder.

A las afueras de Burgos, la Cartuja de Miraflores. Engarzada en el pulmón verde de Fuentes Blancas es un monasterio donde destaca la portada de la iglesia pero sobretodo la maravilla que supone el retablo mayor, obra de Gil de Siloé que llega a cortar la respiración con su grandiosidad. Más allá de Burgos, se levanta otro templo esculpido por la fe. El monasterio de San Pedro de Cardeña. En sus sótanos está una de las bodegas románicas más antiguas que aún se conservan. A quien le gusta la historia conocerá la vinculación de este monasterio con Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, Doña Jimena y sus hijas.

Entre cascadas

Tras las últimas nieves y lluvias es un buen momento para disfrutar de las cascadas y saltos de agua de Burgos. El más espectacular, el salto del Nervión se encuentra en la frontera entre Burgos y Álava, en pleno corazón del espacio natural Monte Santiago. Es el salto de agua más grande de la península con una caída a plomo de 300 metros de altura, con un espectacular mirador situado en frente al que se llega desde la Casa del Parque de Monte Santiago atravesando un majestuoso hayedo.

En Puentedey, en el corazón de las Merindades, se encuentra la Cascada de la Mea, ubicada al final de un estrecho cañón precedido de un bosque de quejigos. Antes de llegar a la cascada se puede disfrutar de un capricho de la naturaleza como es el famoso puente natural que el Nela ha ido perfilando a lo largo de miles de años.

Entre cascadas la más conocida Orbaneja del Castillo. Una cascada de postal, o de imagen de instagram, que es de las más visitadas de la provincia. Entre Valderredible y Escalada, es conocido por este torrente que nace, corre y salta en un visto y no visto. Mana de la Cueva del Agua, en Orbaneja, y atraviesa el pueblo a toda velocidad precipitándose al Ebro en forma de cascada con 25 metros de altura.

Entre cuevas

El subsuelo de Burgos no sólo está lleno de sedimentos. Cuenta con grandes cavidades. Una catedral bajo el suelo se puede considerar Ojo Guareña. Desde la Casa del Parque se pueden orquestar rutas por la zona. Entre ellas destaca Cueva Palomera, un conjunto calizo-dolomítico de más de 100 kilómetros de recorrido subterráneo de los que 2,4 kilómetros están abiertos al público. Las minas como Puras de Villafranca o Mina Esperanza, visitables, pueden ser una posibilidad para vivir una jornada de aventura. Algo que no está reñido con la Catedral de Burgos si se acercan a las Galería Catedral y Galería del Pozo de Patrimonio de la luz en Hontoria del Pinar. De allí surgió la materia prima que pulida y esculpida por maestros canteros y escultores se erige imponente en la Catedral de Burgos. Una ruta que conecta el ámbito más urbanita con el rural. Un ejemplo del potencial y la diversidad de la capital y la provincia de Burgos para disfrutar de un plan diferente por cada día del Puente de Diciembre.

Merindad de Río Ubierna

Es una extensa comarca burgalesa y una de las más variadas de la provincia, en la que se unen el valle y el páramo, dos de los espacios naturales más característicos de la provincia, en los que también la montaña cobra un especial protagonismo. El río Ubierna es el hilo conductor de una comarca que llega hasta los pies de la cordillera Cantábrica. La merindad se extiende por 275 kilómetros cuadrados y engloba a 21 localidades: Sotopalacios, Castrillo de Rucios, Celadilla Sotobrín, Cernégula, Cobos Junto A la Molina, Gredilla la Polera, Hontomín, La Molina de Ubierna, Lermilla, Masa, Mata, Peñahorada, Quintanarrío, Quintanarruz, Quintanilla Sobresierra, Robredo Sobresierra, San Martín de Ubierna, Ubierna, Villalbilla Sobresierra, Villanueva Río Ubierna y Villaverde Peñahorada. Una comarca en la que viven cerca de 1.500 personas.

La comarca es un rico espacio natural en el que hay numerosos vestigios prehistóricos, con yacimientos del neolítico. También es un territorio al que están vinculados personajes como el Cid Campeador, el conde Diego Porcelos o Diego Laínez.  Al ser una comarca que suma más de una veintena de localidades, su patrimonio histórico y artístico es muy rico y variado. Estilos como el románico, el gótico, el renacimiento, el barroco y el neoclásico tienen presencia en monumentos religiosos y civiles. Entre esos monumentos se puede destacar el castillo de Sotopalacios, conocido también como el Palacio del Cid. O la iglesia de San Julián Mártir, en Mata, y la iglesia de San Lorenzo, en Hontomín.

Parque Multiaventura Valterria

El Parque Multiaventura Valterria es un lugar repleto de posibilidades en el que niños y mayores podrán disfrutar rodeados de un entorno natural envidiable.  Este parque ubicado en Pedrosa de Valdeporres ofrece desde circuitos de puentes de retos, escalada, rapel, pasando por tirolinas y rutas en bicicleta y hasta saltos al vacío: Valterria es un lugar en el que, desde luego, es imposible aburrirse. Sin olvidarnos del bosque encantado, la cafetería para que los mayores se relajen un rato y la magia de disfrutar de las actividades nocturnas. ¡El parque entero se ilumina y hay un ambiente mágico!

diariodecastillayleon.elmundo.es 

Vegagete, el pequeño dinosaurio de Salas que podría ser tu mascota

Un nuevo estudio sobre los huesos localizados en Villanueva de Carazo en 1999 determinan que es el dinosaurio ornitópodo más pequeño del mundo nacía cuadrúpedo y evolucionaba hasta ser bípedo

Recreación de Vegagete, el pequeño dinosaurio de Salas que podría pasar
por un Fox Terrier. / Fundación Dinosaurios CyL.
El amplio registro fósil de cientos de millones de años que se ha obtenido en los yacimientos de Salas de los Infantes ha dado una sorpresa más. Si en su colección de especies propias, cuatro se han definido en este territorio de la Sierra de la Demanda, hay un Europatitán, denominado así por su gran tamaño (hasta 25 metros de largo y 16 de alto), también guarda en sus abarrotados almacenes del Museo de los Dinosaurios otro tesoro. Es Vegagete, el dinosaurio ornitópodo más pequeño del mundo. 

El estudio histológico realizado sobre dos tibias y dos fémures de cinco individuos que acaba de publicar el Cretaceau Research ha permitido determinar que este dinosaurio herbívoro medía tanto como un Fox Terrier. Los resultados determinan que el grupo de seis individuos y 300 fósiles localizados en el año 1999 en un yacimiento próximo a Villanueva de Carazo, que eran inmaduros y estaban en fase de crecimiento, no podrían haber alcanzado más de 30 centímetros de altura  y entre 60 y 70 centímetros de longitud en su edad adulta. Los adultos eran realmente muy pequeños, de modo que el dinosaurio de Vegagete era el dinosaurio ornitópodo (herbívoro) más pequeño que conozcamos actualmente», explican desde el Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas (CAS).

Proporción entre un ser humano y el pequeño dinosaurio de Salas. /
Museo de Dinosaurios
El análisis de los huesos realizado por Paul-Émile Dieudonné, investigador del CONICET (Argentina), Fidel Torcida Fernández-Baldor, del Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas de los Infantes, y Koen Stein, del Royal Belgian Institute of Natural Sciences (Bélgica), han permitido rastrear las pistas que ofrecían los huesos. Además de su pequeño tamaño también se ha podido comprobar cómo era su desarrollo. «Este dinosaurio empezaba las primeras etapas de su crecimiento siendo cuadrúpedo, y acababa siendo bípedo, datos importantes para entender la conducta que desarrollaría como un animal presa de animales predadores», explican. Además sus patas crecían de forma muy rápida en longitud, de modo que tenía patas especialmente esbeltas.

De esta manera, consideran que este herbívoro, el antepasado más antiguo conocido dentro de los rabdodontomorfos, un grupo que evolucionaría hasta los rabdodóntidos, por sus características anatómicas (musculatura, patas esbeltas, bipedismo, etc. ) «no podrían correr muy rápido, sino que harían carreras cortas para alcanzar lugares donde esconderse y refugiarse».

Comparación del pie de un Vegagete y un humano. / Museo de Dinosaurios.
El grupo de dinosaurios al que pertenece este espécimen (datado en la primera parte del Cretácico, hace 125 millones de años) se dio una tendencia evolutiva en la cual la postura  cuadrúpeda de la edad juvenil se fue manteniendo hasta edades mayores, de modo que sus descendientes, 50 millones de años después,  fueron probablemente cuadrúpedos durante toda su vida. 

En relación a esta última conclusión, el estudio sugiere un cambio en la interpretación clásica que se ha realizado sobre el tamaño relativamente pequeño de los rabdodóntidos. Si hasta ahora se pensaba que estos pequeños dinosaurios lo eran por vivir en islas con recursos limitados, los autores del estudio de los rabdodóntidos de Salas consideran que podría ser en realidad efecto de un aumento de su tamaño corporal, pues la presión de los depredadores sobre esta pequeña especie sería menor en las islas de finales del Cretácico.

Esta nueva investigación amplía el conocimiento sobre la singular fauna de dinosaurios registrada en la Sierra de la Demanda, con cuatro especies nuevas descritas hasta la fecha y una diversidad alta de grupos de dinosaurios.

elcorreodeburgos.elmundo.es

martes, 24 de enero de 2023

Descubren un criadero con más de 200 huevos fósiles de titanosaurio en India

  • Investigadores de la Universidad de Delhi han hallado 92 nidos y 256 huevos en el centro del país
  • Los titanosaurios fueron uno de los dinosaurios más grandes que habitaron en la Tierra

Uno de los huevos fósiles hallados en India./ 
 HARSHA DHIMAN/UNIVERSIDAD DE DELHI/PLOS ONE
Investigadores de la Universidad de Delhi han descubierto un criadero de cientos de huevos fósiles de titanosaurio en India. Según han avanzado en la revista Plos One, se trata de un yacimiento con 92 nidos y un total de 256 huevos.

El hallazgo se ha producido en la Formación Lameta, situada en el valle del Narmada, y ha revelado detalles íntimos sobre la vida de los titanosaurios, uno de los dinosaurios más grandes que habitaron la Tierra.

Concretamente, los expertos han identificado seis especies diferentes de huevos, lo que sugiere una mayor diversidad de titanosaurios que la representada por los restos óseos encontrados en la región.

Asimismo y basándose en la disposición de los nidos, el equipo ha logrado deducir que estos dinosaurios enterraban sus huevos en fosas poco profundas, como los cocodrilos actuales.

Los titanosaurios eran semejantes a las aves modernas

La presencia de muchos nidos en la misma zona, además, propone que exhibían un comportamiento de anidación colonial como muchas aves modernas.

De hecho, ciertas patologías encontradas en los huevos indican que los titanosaurios tenían una fisiología reproductiva paralela y posiblemente ponían sus huevos de forma secuencial.

No obstante, el estrecho espacio entre los nidos dejaba poco espacio para los dinosaurios adultos, lo que apoya la idea de que los adultos abandonaban a las crías recién nacidas a su suerte.

rtve.es