viernes, 30 de diciembre de 2022

martes, 27 de diciembre de 2022

Cuando fui el niño de los dinosaurios

HÉCTOR PEÑA MANTEROLA

Hoy me compré en una librería de viejo un libro titulado ‘Dinosaurios’, de la editorial Grijalbo. El susodicho llevaba tiempo haciéndome ojitos. Yo, que soy un facilón, al final he caído: me ha costado ni más ni menos que 7€, un precio amable en los tiempos de Re-Read.

Cada vez que visito una ciudad nueva me dejo caer por todas las librerías de segunda mano arramplando con libros que, en muchos casos, tienen más historia que yo. Muchos títulos se repiten: obras de Crichton, de King, de Koontz… Sin olvidar los clásicos. La edición varía, la narración pervive. En todas ellas lo busqué con la idea de ahorrarme cinco cochinos euros, y ni Burgos, ni Bilbao, ni Madrid pudieron satisfacerme. Será que ese libro y yo estábamos predestinados.

Antes de seguir debo compartir cierta información: se trata de una antología de relatos donde comparten autoría Arthur C. Clarke —2001: Una odisea espacial; tiene el privilegio de aparecer en la cubierta—, Bob Bucley y Steven Utley, entre otros. Los títulos de algunos escritos son tan sugerentes como Un arma para un dinosaurio, Un dinosaurio en bicicleta o Época de incubación. Dicho así parece una broma. ¿Qué lector en su sano juicio querría leer eso cuando existe Parque Jurásico? Sobra responder: un servidor.

Y es que creo que todos —y todas, perdónenme simplificar— encontramos de vez en cuando pequeñas cápsulas del tiempo que nos transportan a un pasado. A veces dicho viaje puede llevarnos a época pretéritas, incluso no vividas como el Mesozoico. Un libro, una película, una canción. Las redes sociales, los medios televisivos e incluso los discursos políticos y politizados se esfuerzan en recordarnos que, pese a nuestras diferencias, todos somos iguales. Vaya: ovejitas afines a un partido u a otro, con tal o cual corte de pelo, que escuchamos el Daily Mix 1 o el 2. La rueda gira. El tiempo pasa. ¿Con qué soñarán los androides?

Sin embargo, a pesar de esos espejos donde nos mostramos como individuos inimitables —llamo a colación de nuevo a las redes sociales— que siguen patrones similares, en el momento en que una de esas cápsulas del tiempo se esfuerza por aparecer en nuestra vida lo hace bajo un envoltorio único que solo el elegido —o la elegida, segunda disculpa— puede reconocer. En mi caso, fue ese libro. En el tuyo, no lo sé.

Lo que a estas alturas está claro es que por mucho que intenté olvidarme de él, con la excusa de buscarlo más barato en cualquier otro lugar, de alguna manera arcana me esperó. Nadie se fijó en él con el suficiente interés en meses. El librero no lo retiró al almacén. ¿Cuántas manos acariciaron su gramaje y leyeron el texto de la contracubierta? Da igual: me correspondía a mí. Me había elegido.

No creo que me acueste sin haber leído el primer relato —Un arma para un dinosaurio, promete— y, aunque no lo hiciera, el mismo poder arcano que lo mantuvo a salvo hasta que me decidí a comprarlo ya ha hecho mella en mí. Los dinosaurios ejercen una extraña atracción en la generación que creció viendo Jurassic Park en la gran/pequeña pantalla. Hace muchos, muchos años, yo fui el niño de los dinosaurios. Si me preguntáis que tiene eso de especial, diré que no lo sé —y mentiría.

De mi más tierna infancia recuerdo varias cosas. La primera, que mi abuela siempre me daba para merendar pan con chocolate. La segunda, que era un fanático de los dinosaurios. Conocía todas las especies descubiertas y corregía a las guías de Dinópolis. Era, con mayúsculas, un CRYR —Criajo Resabido Y Repelente—. Ya fuera por gracia del trío de reyes de oriente o del señor de traje rojo y barba blanca —que guardaba un siniestro parecido con los reyezuelos— disfruté de un safari de juguete donde los valientes héroes se veían asolados por reptiles jurásicos. Veía Caminando entre dinosaurios en modo repetición. ¡El Valle Encantado! Trending Topic —como se dice ahora— en los prehistóricos recreos de parvulario donde, demostrando lo ya dicho, me esforzaba por recordar a mis compañeros que ninguna especie era La Piesito.

En fin. Buenos tiempos y buena vida. Me pregunto si de no haber sido por este libro hubieran aflorado los recuerdos de la segunda categoría. Un ser humano es, en esencia, todas las personas que ha sido y ahora habitan en su interior. El niño, el joven, el hombre. Del futuro Dios sabrá, si es que aún no nos ha dado la espalda.

Por eso mientras regresaba a casa y observaba mi tesoro con gesto cómplice no podía dejar de levantar la mirada hacia esas gentes de andares nerviosos y espontaneidad navideña cuyas vidas —la actual y las atesoradas— se escapaban por las callejuelas de Santander. Debajo de los pesados abrigos, de los filtros de Instagram, de las penas, de las dichas, de una u otra afiliación a caciques con altavoces… Debajo de todas esas máscaras aún viven los niños y niñas que fueron tiempo ha, para quienes los dinosaurios, los superhéroes, las princesas y los dragones siguen siendo la vía de escape a una realidad inmarcesible.

culturamas.es

¿Cómo fomentar el interés por la prehistoria y la paleontología en los niños?

Francesc Gascó - El Pakozoico

¿Por qué los niños y niñas suelen sentir una gran fascinación por el mundo de los fósiles, los animales extintos y la prehistoria? Hoy hablaremos sobre el concepto de "intereses intensos" en psicología, que se refiere a la pasión que los niños y niñas pueden sentir por un tema específico. También se explorará la relevancia de estos intereses para el desarrollo cognitivo de los niños, ya que pueden mejorar la perseverancia, la atención y el pensamiento complejo. Se recomendará a los padres, madres y tutores que apoyen y alimenten estas pasiones de los niños, ya que pueden ser muy beneficiosos para su desarrollo. Además, se explorará la importancia de fomentar el aprendizaje a través del juego y el juguete, ya que pueden ser una forma efectiva de fomentar el interés por el mundo de la prehistoria y la paleontología.

Fundación Palarq

sábado, 24 de diciembre de 2022

Los primeros bosques no alteraron significativamente el CO2 atmosférico

Los científicos han descubierto que la atmósfera contenía mucho menos CO2 de lo que se pensaba cuando surgieron los bosques en nuestro planeta.

El nuevo estudio tiene importantes implicaciones para comprender cómo las
plantas terrestres afectan al clima. - UNIVERSIDAD DE NOTTINGHAM
El nuevo estudio, dirigido por la Universidad de Copenhague (Dinamarca), y publicado en la revista 'Nature Communications', tiene importantes implicaciones para entender cómo las plantas terrestres afectan al clima.   

Los continentes de la Tierra fueron colonizados por árboles altos y bosques hace unos 385 millones de años. Antes, plantas poco profundas, como arbustos, con tejido vascular, tallos, raíces poco profundas y sin flores habían invadido la tierra. Los libros de texto nos dicen que en aquella época la atmósfera tenía niveles de CO2 muy superiores a los actuales y que un intenso efecto invernadero provocó un clima mucho más cálido. Anteriormente se pensaba que la aparición de los bosques favorecía la eliminación de CO2 de la atmósfera, llevando a la Tierra a un largo período frío con una capa de hielo en los polos.

Reconstruir los niveles de CO2 atmosférico en el pasado geológico es difícil y antes se recurría a aproximaciones que también dependían de parámetros que había que suponer. Los climatólogos están de acuerdo en que el CO2 desempeña un papel crucial en la configuración del clima de la Tierra, tanto en la actualidad como en el pasado. Por tanto, un gran reto para los científicos de la Tierra es comprender qué ha controlado la abundancia de CO2 en la atmósfera.

"Calibramos un modelo mecánico de intercambio de gases entre las hojas de las plantas y el aire ambiente para el linaje más antiguo de plantas terrestres vasculares, los musgos. Con este enfoque, pudimos calcular el nivel de CO2 en el aire únicamente a partir de observaciones realizadas en el material vegetal", explica en un comunicado el profesor asociado Tais W. Dahl, del instituto Globe de la Universidad de Copenhague, que dirigió el estudio en colaboración con un equipo internacional de investigadores de Alemania, Arabia Saudí, Reino Unido y Estados Unidos.  

El nuevo método se basa en tres observaciones que pueden hacerse tanto en plantas vivas como en tejidos vegetales fósiles: la proporción de dos isótopos estables del carbono y el tamaño y densidad de los estomas (aberturas de los poros) a través de los cuales la planta absorbe el CO2. Los investigadores calibraron el método en musgos vivos y descubrieron que este método puede reproducir con precisión los niveles de CO2 ambientales en el invernadero.   

"El método recién calibrado para estudiar los niveles de CO2 a partir del registro geológico es superior a los enfoques anteriores, que producen estimaciones con barras de error no delimitadas simplemente porque dependen de parámetros que no se pueden constreñir de forma independiente en el registro geológico", afirma Barry Lomax, catedrático de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) y coautor del estudio.

El equipo de investigadores aplicó el método a algunos de los fósiles más antiguos de plantas vasculares que vivieron antes y después de que los árboles evolucionaran en nuestro planeta y descubrió que la proporción de los dos isótopos estables del carbono, carbono-13 y carbono-12, es muy similar a la de las plantas modernas. Además, la densidad y el tamaño de los estomas también eran muy similares a los observados en sus descendientes vivos. Estas observaciones dieron pie a una investigación más exhaustiva de los primeros registros de CO2.   

Dahl y sus colegas recopilaron datos de 66 fósiles de tres especies distintas de musgos club hallados en 9 localidades distintas de todo el mundo con una antigüedad de entre 410 y 380 millones de años. En todos los casos, los niveles de CO2 atmosférico eran sólo un 30-70% superiores (en torno a 525 - 715 ppm) a los actuales (en torno a 415 ppm). Esto es mucho menos de lo que se pensaba (2000-8000 ppm). Ppm significa partes por millón y es la unidad utilizada para medir las concentraciones de dióxido de carbono en el aire.   

El equipo utilizó un modelo paleoclimático para demostrar que la Tierra era un planeta templado con temperaturas medias del aire de la superficie tropical de 24,1-24,6 °C.

"Usamos un modelo totalmente acoplado atmósfera-océano para descubrir que la Tierra tenía los polos cubiertos de hielo cuando surgieron los bosques. Sin embargo, las plantas terrestres podían prosperar en las zonas tropicales, subtropicales y templadas", explica Georg Feulner, del Instituto del Clima de Potsdam (Alemania), coautor del estudio.  

El nuevo estudio sugiere que, en realidad, los árboles desempeñan un papel insignificante en los niveles de CO2 atmosférico a escalas temporales más largas porque los primeros árboles tenían sistemas radiculares más profundos y producían suelos más desarrollados que se asocian a una menor pérdida de nutrientes. Con un reciclaje de nutrientes más eficiente en los suelos, los árboles tienen en realidad una menor demanda de meteorización que la vegetación arbustiva poco profunda que les precedió. Esta idea va en contra de la creencia anterior de que los árboles con sistemas radiculares más profundos favorecían la eliminación de CO2 mediante la meteorización química y la disolución de las rocas de silicato.   

El equipo utilizó modelos del sistema terrestre para demostrar que plantas vasculares primitivas parecidas a arbustos podrían haber provocado un descenso masivo del CO2 atmosférico en épocas anteriores de la historia, cuando se extendieron por primera vez en los continentes. El modelo muestra que el ecosistema vascular habría provocado simultáneamente un aumento de los niveles atmosféricos de O2.

europapress.es

Primer registro fósil de un dinosaurio comiéndose a un mamífero

Análisis posteriores sugieren que la presa era un mamífero del tamaño de un ratón, que probablemente vivía en el suelo y no era buen trepador

Un grupo de paleontólogos presenta en la revista Journal of Vertebrate Paleontology el primer caso conocido en el registro fósil de "un dinosaurio comiéndose un mamífero".

Se trata de un fósil de hace unos 120 millones de años que muestra a un pequeño dinosaurio emplumado -conocido como Microraptor- con el pie de un animal dentro de su caja torácica.

El doctor David Hone, de la Universidad Queen Mary de Londres, primer autor del estudio asegura que "es muy raro encontrar ejemplos de alimentos dentro de los dinosaurios, por lo que cada ejemplo es realmente importante, ya que da evidencia directa de lo que estaban comiendo".

"Este estudio retrata un momento fascinante en el tiempo - el primer registro de un dinosaurio comiendo un mamífero - aunque no sea tan aterrador como lo que se ve en Parque Jurásico", añadió Hone.

Los microraptores vivieron en los antiguos bosques de lo que hoy es China, hace entre 125 y 113 millones de años. Aunque se desplazaban sobre sus dos patas, los expertos creen que algunas especies podían ser capaces de volar guiadas. Del tamaño de un cuervo o un gato pequeño, los microraptores habrían planeado de árbol en árbol para cazar pequeños animales.

Aunque el espécimen se describió por primera vez en 2000, los investigadores señalaron que el equipo anterior no había logrado ver restos de otro animal en el interior del dinosaurio. Análisis posteriores sugieren que la presa era un mamífero del tamaño de un ratón, que probablemente vivía en el suelo y no era buen trepador.

Investigaciones anteriores han mostrado otros especímenes de Microraptor con comida conservada en el estómago, como un ave, un lagarto y un pez. Sin embargo, el equipo añadió que no se sabe con certeza si estos dinosaurios se alimentaron directamente de estos animales o si los encontraron ya muertos y los carroñearon.

El Dr. Alex Dececchi, del Mount Marty College de Dakota del Sur (EEUU.), y uno de los autores del estudio, declaró: "Lo bueno es que -como tu gato doméstico, que era más o menos del mismo tamaño- Microraptor habría sido un animal con el que habría sido fácil convivir, pero sería un animal que lo cazaría todo, desde los pájaros de tu comedero hasta los ratones de tu seto o los peces de tu estanque."

elmundo.es

viernes, 23 de diciembre de 2022

HORARIO MUSEO DE DINOSAURIOS FIESTAS NAVIDEÑAS 2022-2023

Estas Navidades el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) permanecerá cerrado los días 24, 25, 26 y 31 de diciembre de 2022 y 1, 2 y 6 de enero de 2023.

El resto de días abierto en el horario habitual.

¡FELICES FIESTAS A TOD@S! 🎄⛄🌲





martes, 20 de diciembre de 2022

Algunos dinosaurios evolucionaron para hacerse vegetarianos

Los primeros dinosaurios incluían especies carnívoras, omnívoras y herbívoras, según un equipo de paleobiólogos de la Universidad de Bristol (Reino Unido), publicado en la revista 'Science Advances'.

Los primeros dinosaurios y sus dietas. El Lesothosaurus es omnívoro, el Buriolestes
 carnívoro y el Thecodontosaurus herbívoro. - GABRIEL UGUETO
Observando las formas de los dientes de los primeros dinosaurios y simulando su función mediante modelos informáticos, los expertos pudieron compararlos con reptiles vivos y sus dietas. Sus hallazgos muestran que muchos grupos de dinosaurios herbívoros eran ancestralmente omnívoros y que los antepasados de nuestros famosos herbívoros de cuello largo, como el Diplodocus, comían carne. Esta capacidad de diversificar su dieta en una fase temprana de su evolución explica probablemente su éxito evolutivo y ecológico.

Los primeros dinosaurios eran mucho más pequeños que sus parientes posteriores y durante la mayor parte del Triásico estuvieron a la sombra de reptiles parecidos a cocodrilos. Se desconoce hasta qué punto eran diversos en cuanto a dieta y ecología, pero los científicos saben que algo debió ocurrir en el Triásico que permitió a los dinosaurios soportar la extinción masiva del Triásico-Jurásico y adaptarse tras ella, convirtiéndose en el grupo dominante durante el resto del Mesozoico.

El autor principal, el doctor Antonio Ballell, de la Universidad de Bristol, explica que "poco después de su origen los dinosaurios empiezan a mostrar una interesante diversidad de formas craneales y dentales. Durante décadas, esto ha hecho sospechar a los paleontólogos que las distintas especies ya experimentaban con diferentes tipos de dietas. Los han comparado con especies modernas de lagartos y han intentado deducir lo que comían basándose en las similitudes de sus dientes", recuerda en un comunicado.

"Investigamos esto aplicando un conjunto de métodos computacionales para cuantificar la forma y función de los dientes de los primeros dinosaurios y compararlos con reptiles vivos que tienen dietas diferentes --continúa en un comunicado--. Esto incluía modelar matemáticamente las formas de sus dientes y simular sus respuestas mecánicas a las fuerzas de mordida con software de ingeniería".

Por su parte, el profesor Mike Benton, coautor del estudio, destaca que, "con esta batería de métodos, se ha podido cuantificar numéricamente la similitud de los primeros dinosaurios con los animales modernos, lo que aporta pruebas sólidas a nuestras inferencias sobre las dietas. Los dinosaurios terópodos tenían dientes puntiagudos, curvados y en forma de cuchilla con diminutas estrías, que se comportaban como los de los lagartos monitor modernos --prosigue--. En cambio, los dientes de los ornitisquios y sauropodomorfos se parecen más a los de los omnívoros y herbívoros modernos, como las iguanas".   

El estudio también es innovador al utilizar modelos de aprendizaje automático para clasificar a los primeros dinosaurios en diferentes categorías de dieta basándose en la forma y la mecánica de sus dientes. Por ejemplo, el Thecodontosaurus, el dinosaurio Bristol, tenía dientes bien adaptados para una dieta de plantas.

La profesora Emily Rayfield, coautora principal, afirma que estos análisis "revelan que los ornitisquios -el grupo que incluye a muchas especies que se alimentan de plantas, como los dinosaurios con cuernos, los anquilosaurios acorazados y los dinosaurios pico de pato- empezaron siendo omnívoros. Otro hallazgo interesante es que los primeros sauropodomorfos, antepasados de los saurópodos vegetarianos de cuello largo como Diplodocus, eran carnívoros. Esto demuestra que la herbivoría no era ancestral para ninguno de estos dos linajes, contrarrestando las hipótesis tradicionales, y que las dietas de los primeros dinosaurios eran muy diversas", resalta.   

Ballell concluye que "parece que una de las cosas que hizo especiales a los primeros dinosaurios es que evolucionaron con dietas diferentes a lo largo del Triásico, y creemos que esto pudo ser clave para su éxito evolutivo y ecológico".

Los dinosaurios dominaron la tierra durante la era Mesozoica hasta su extinción hace 66 millones de años. Incluían grupos de gigantes vegetarianos como los saurópodos de cuello largo y especies carnívoras como el Tyrannosaurus rex y sus parientes. Sin embargo, sus orígenes fueron mucho más humildes y se remontan al periodo Triásico, con la aparición de los primeros dinosaurios definitivos hace aproximadamente 235 millones de años.

europapress.es

sábado, 17 de diciembre de 2022

El cambio climático fue clave en el ascenso de los dinosaurios

Escena del Jurásico. / WIKIPEDIA.
El cambio climático, y no la competencia, desempeñó un papel clave en el ascenso de los dinosaurios durante el Triásico Superior y el Jurásico Inferior.   

Según una nueva investigación publicada en Current Biology, los cambios en el clima global asociados a la extinción masiva del Triásico-Jurásico, que acabó con muchos vertebrados terrestres de gran tamaño, como los aetosaurios gigantes parecidos a armadillos, beneficiaron en realidad a los primeros dinosaurios.

En concreto, los dinosaurios saurópodos, que se convirtieron en las especies herbívoras gigantes del Jurásico tardío, como el Diplodocus y el Brachiosaurus, pudieron prosperar y expandirse por nuevos territorios cuando el planeta se calentó tras la extinción, hace 201 millones de años.   

La investigación ha sido realizada por un equipo internacional de paleontólogos dirigido por las Universidades de Birmingham y Bristol, en el Reino Unido; la Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Nürnberg (FAU), en Alemania, y la Universidad de São Paulo, en Brasil.

El equipo comparó modelos informáticos de las condiciones climáticas globales prehistóricas, como la temperatura y las precipitaciones, con datos sobre las distintas ubicaciones de los dinosaurios extraídos de fuentes como la Base de Datos de Paleobiología. Demostraron que los saurópodos y animales similares, con sus largas colas y cuellos y sus pequeñas cabezas, fueron el éxito arrollador de un turbulento periodo de la evolución.

La doctora Emma Dunne, ahora profesora de paleontología en la FAU, que llevó a cabo la investigación en la Universidad de Birmingham, "los datos indican que, en lugar de que los dinosaurios fueran superados por otros grandes vertebrados, fueron las variaciones en las condiciones climáticas las que restringieron su diversidad. Pero una vez que estas condiciones cambiaron en el límite entre el Triásico y el Jurásico, pudieron prosperar", añade.

"Los resultados fueron un tanto sorprendentes, porque resulta que los saurópodos eran realmente quisquillosos desde el principio --reconoce en un comunicado--: más adelante en su evolución siguen permaneciendo en zonas más cálidas y evitan las regiones polares".

El coautor del trabajo, el profesor Richard Butler, de la Universidad de Birmingham, concluye que "el cambio climático parece haber sido realmente importante para impulsar la evolución de los primeros dinosaurios. Lo que queremos hacer ahora es utilizar las mismas técnicas para comprender el papel del clima en los siguientes 120 millones de años de la historia de los dinosaurios", afirma.

europapress.es

viernes, 16 de diciembre de 2022

El mayor depredador sobre la Tierra no fue un asesino acuático

Un análisis de fósiles del mayor dinosaurio depredador conocido que vagó por la Tierra, Spinosaurus aegyptiacus, sugiere que fue un azote en zonas costeras pero no un asesino de aguas profundas.

El Spinosaurus probablemente se mantenía sobre sus patas traseras, con huesos
 densos adecuados para caminar erguido. - JAMES GURNEY
   
Los hábitos de caza de esta criatura --de 5 metros de altura, 15 de longitud y 10 toneladas de peso-- han sido objeto de un intenso debate científico desde que en 2014 se publicaron descripciones detalladas de sus fósiles más completos hasta la fecha.   

En aquel momento, Spinosaurus fue descrito como un depredador "semiacuático" que merodeaba por la orilla de los ríos del Cretácico, vadeando las orillas fangosas para emboscar a los peces con sus enormes mandíbulas de cocodrilo y sus dientes entrelazados.

Descubrimientos más recientes han alejado al Spinosaurus de la costa, y algunos investigadores sugieren que estaba bien adaptado para perseguir a sus presas fuera de las aguas poco profundas y cazar bajo el agua. Estos argumentos se basan en nuevos fósiles que sugieren que el Spinosaurus tenía una cola carnosa parecida a un remo para nadar y huesos densos que le ayudaban a sumergirse bajo el agua.

Sin embargo, un nuevo trabajo de paleontólogos de la Universidad de Chicago y colegas de otros lugares rechaza esta "hipótesis acuática" por inverosímil. Utilizando reconstrucciones virtuales actualizadas de su esqueleto y masa corporal basadas en sus fósiles, analizaron su capacidad para propulsar su prodigiosa masa bajo el agua y descubrieron que, si bien el Spinosaurus era realmente el azote de la costa con muchas adaptaciones para la vida al borde del agua, fracasaría como depredador totalmente acuático, ágil y subacuático.   

"¿Creo que este animal se metía en el agua con regularidad? Absolutamente, pero no creo que fuera un buen nadador, ni capaz de un comportamiento de inmersión completa", dijo en un comunicado Paul Sereno, profesor de biología del organismo y anatomía en UChicago y autor principal del nuevo estudio que co-dirigió el descubrimiento inicial de Spinosaurus en 2014. "Esto simplemente no es un animal que en sus sueños más salvajes sería dinámico por encima del agua como un nadador, y mucho menos bajo el agua".

El estudio se publica en la revista eLife.

europapress.es

DINOCESTA DE NAVIDAD 2022-2023 DEL MUSEO DE DINOSAURIOS

DINOCESTA

Durante este mes de diciembre y hasta el 5 de enero si visitas el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) puedes llevarte una estupenda cesta con artículos de nuestra tienda.






















¡Te esperamos!

El Museo de Dinosaurios de Salas se viste de gala por Navidad

El centro recupera la instalación de realidad virtual e inaugura nuevos elementos

El Museo de Salas ofrece una visita interactiva. / Museo de Dinosaurios.
Con la llegada de la Navidad, llegan también los planes. Y el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes ya tiene preparado el menú de cara a las próximas semanas, en las que ofrecerá algunas novedades para los visitantes.

Quizá, la más significativa sea la puesta en servicio de la instalación de realidad virtual. Se trata de una instalación, promovida en su día por la Fundación Dinosaurios Castilla y León y la Fundación caja de Burgos que ha estado sin servicio desde 2019 a consecuencia de la aplicación de la normativa anticovid.

Según destacan desde el Museo, los usuarios de la instalación pueden vivir una experiencia sensorial completa e inmersiva, moviéndose virtualmente en un escenario de 360 grados y que sitúa al usuario entre un grupo de demandasaurus, un dinosaurio que vivió en la actual Sierra de la Demanda hace 125 millones de años, cómo eran sus movimientos y el ambiente en el que vivía.

Asimismo, los visitantes al Museo podrán disfrutar del nuevo mural de gran tamaño realizado por John Sibbick, uno de los paleoilustradores científicos de mayor prestigio y popularidad internacionales. La enorme ilustración, colocada recientemente en la Sala de Paleontología, reconstruye el paso de un grupo de demandasaurios por una zona de llanura de inundación de un río, con vegetación variada.

Otro atractivo para el visitante navideño es la exposición de las ilustraciones participantes en el XIV Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios (organizado por Fundación Dinosaurios en Castilla y León), único en España, y en el que han participado a lo largo de varios años paleoilustradores de países europeos, americanos y asiáticos.

El Museo dispone de más recursos digitales divulgativos y de ocio, que permiten conocer a los dinosaurios serranos de una manera atractiva. Uno de ellos es un juego interactivo instalado en un ordenador del Museo, cuyos contenidos se desarrollan sobre la Ruta Tierra de Dinosaurios, que comprende los yacimientos de icnitas más importantes de la comarca serrana.

Otro es una ruta turística autoguiada 'Aventura en el Museo de Dinosaurios', que se plantea como una yincana que se puede hacer recorriendo el Museo, y en la que se va avanzando respondiendo a cuestiones sencillas que pueden resolverse con la información del Museo y en las piezas que expone. De ese modo, como si fuera un juego, la visita se hace más completa, amena y divertida, y se convierte en un gran atractivo para el turismo familiar y juvenil.

Por otra parte, el Museo dispone de sendos canales propios en Youtube y Spotify, donde ofrece contenido relacionado con la investigación científica y los descubrimientos en la Sierra de la Demanda.

burgosconecta.es

jueves, 15 de diciembre de 2022

Invertebrados gigantes dominaban los mares hace 470 millones de años

Nuevos fósiles de Marruecos sugieren que los artrópodos gigantes, parientes de criaturas modernas incluidos los camarones, los insectos y las arañas, dominaron los mares hace 470 millones de años.

Fósiles de los Esquistos de Fezouata. De izquierda a derecha, un artrópodo
no mineralizado (Marrellomorpha), un gusano paleoscolecido y
un trilobites. - EMMANUEL MARTIN
La evidencia temprana del yacimiento de Taichoute, que una vez estuvo bajo el mar pero ahora es un desierto, registra numerosos artrópodos grandes que "nadan libremente". Los hallazgos se presentan en Scientific Reports.   

Se necesita más investigación para analizar estos fragmentos, pero según los especímenes descritos anteriormente, los artrópodos gigantes podrían medir hasta 2 metros de largo. Los artrópodos son invertebrados dotados de un esqueleto externo y apéndices articulados.

Un equipo de investigación internacional dice que el sitio y su registro fósil son muy diferentes de otros sitios del área de los Esquistos de Fezouata descritos y estudiados previamente a 80 km de distancia. Estiman que Taichoute (considerado parte de la "Biota de Fezouata" más amplia) abre nuevas vías para la investigación paleontológica y ecológica.

"Todo es nuevo sobre esta localización, su sedimentología, paleontología e incluso la preservación de fósiles, lo que destaca aún más la importancia de Fezouata Biota para completar nuestra comprensión de la vida pasada en la Tierra", dijo en un comunicado el autor principal, el doctor Farid Saleh, de la Universidad de Lausana y la Universidad de Yunnan.

El doctor Xiaoya Ma, de la Universidad de Exeter y la Universidad de Yunnan, agregó: "Si bien los artrópodos gigantes que descubrimos aún no se han identificado por completo, algunos pueden pertenecer a especies descritas anteriormente de la Biota de Fezouata, y algunos serán sin duda especies nuevas.   

"Sin embargo, su gran tamaño y su estilo de vida de natación libre sugieren que desempeñaron un papel único en estos ecosistemas".

La formación de Esquistos de Fezouata fue seleccionada recientemente como uno de los 100 sitios geológicos más importantes del mundo debido a su importancia para comprender la evolución durante el período Ordovícico Inferior, hace unos 470 millones de años.

Los fósiles descubiertos en estas rocas incluyen elementos mineralizados (por ejemplo, conchas), pero algunos también muestran una preservación excepcional de partes blandas como órganos internos, lo que permite a los científicos investigar la anatomía de la vida animal primitiva en la Tierra.

Los animales de esta formación, en la región de Zagora en Marruecos, vivían en un mar poco profundo que experimentó repetidas actividades de tormentas y olas, que enterraron a las comunidades animales y las conservaron en su lugar como fósiles excepcionales.

Sin embargo, los animales nectónicos (o que nadan libremente) siguen siendo un componente relativamente menor en general en la Biota de Fezouata. El nuevo estudio informa del descubrimiento de los fósiles de Taichoute, conservados en sedimentos que son unos millones de años más jóvenes que los del área de Zagora y están dominados por fragmentos de artrópodos gigantes.

Los cadáveres fueron transportados a un ambiente marino relativamente profundo por deslizamientos de tierra submarinos, lo que contrasta con los descubrimientos previos de preservación de cadáveres en entornos menos profundos, que fueron enterrados en el lugar por depósitos de tormentas", dijo el Dr. Romain Vaucher, de la Universidad de Lausana.

La profesora Allison Daley, también de la Universidad de Lausana, agregó: "Se encuentran animales como los braquiópodos adheridos a algunos fragmentos de artrópodos, lo que indica que estos grandes caparazones actuaron como reservas de nutrientes para la comunidad que habitaba el fondo marino una vez que estaban muertos y tirados en el fondo marino".

europapress.es

Primera cucaracha fósil recuperada con espermatozoides

Supella dominicana - GEORGE POINAR JR./OSU
Un espécimen macho de una nueva especie de cucaracha ha sido identificado en ámbar dominicano y es la primera cucaracha fósil que se encuentra con espermatozoides.   

La especie ha sido denominada Supella dominicana por su descubridor, el profesor emérito de la Universidad Estatal de Oregón George Poinar Jr.

"Está bien conservada, con una barra transversal amarilla en las alas y una franja central vertical amarilla que parece dividir el cuerpo en dos partes", explica Poinar en un comunicado. "Tiene largas espinas, utilizadas para la defensa, en las patas, especialmente en las traseras. También es interesante el haz espermático que contiene espermatozoides con acrosomas oscuros, estructuras que cubren la cabeza del espermatozoide, ya que los espermatozoides fósiles son raros."

El espécimen, de unos 30 millones de años de antigüedad, es también la única cucaracha de su variedad, ectobiida, que se ha descubierto en ámbar de la República Dominicana, aunque no tiene descendientes vivos en este país ni en ninguna parte de las Antillas.

Como en el caso de otra cucaracha Supella descrita anteriormente en ámbar mexicano, los parientes vivos más cercanos de S. dominicana se encuentran en África y Asia.   

"Entonces, ¿qué hizo que estas cucarachas se extinguieran cuando hoy es tan difícil deshacerse de ellas?", se pregunta Poinar, experto internacional en el uso de formas de vida vegetal y animal conservadas en ámbar para conocer la biología y la ecología del pasado remoto.

Hay más de 4.000 especies de cucarachas arrastrándose por múltiples hábitats de toda la Tierra, pero sólo unos 30 tipos de cucarachas comparten hábitat con los humanos, y sólo un puñado de ellas se consideran plagas. Pero están muy bien consideradas como tales, señala Poinar.   

Antiguas, primitivas y extraordinariamente resistentes, las cucarachas pueden sobrevivir a temperaturas muy por debajo del punto de congelación y soportar presiones de hasta 900 veces su peso corporal.

Las cucarachas son tan resistentes que pueden vivir una semana tras ser decapitadas, añadió, y pueden desplazarse a la velocidad del rayo: su relación entre velocidad y longitud corporal es equivalente a la de un ser humano corriendo a unos 320 km/h.

Como a las cucarachas no les molesta caminar por aguas residuales o materia en descomposición, pueden contaminar cualquier superficie que toquen en su casa mientras buscan comida en forma de grasa, migas, artículos de despensa, incluso encuadernaciones de libros y cartón.

"Se consideran insectos de importancia médica, ya que son portadores de patógenos humanos, incluidas las bacterias que causan la salmonela, los estafilococos y los estreptococos", explica Poinar. "También albergan virus. Y además de propagar patógenos y provocar reacciones alérgicas, su mera presencia es muy inquietante."

Prodigiosamente reproductivas, capaces de apretujarse en diminutos escondrijos y dotadas de enzimas que las protegen de sustancias tóxicas, las cucarachas no son fáciles de desalojar una vez que aparecen en algún lugar, dijo. También hay cada vez más pruebas de que están desarrollando resistencia a muchos insecticidas.

"La dificultad para eliminarlas de las casas una vez que han fijado su residencia puede causar mucho estrés", dijo Poinar. "Muchos dirían que el mejor lugar para una cucaracha es enterrada en ámbar".   

La identificación de la nueva especie por Poinar se publicó en la revista Biologia.

europapress.es

sábado, 10 de diciembre de 2022

Los dinosaurios que peleaban a garrotazos

Los anquilosaurios tenían poderosas colas repletas de púas que empleaban para competir por el territorio o durante la época de celo

El dinosaurio acorazado que lleva el nombre de Zuul, el monstruo de los Cazafantasmas

Con seis metros de longitud, unos 2.500 kilos de peso y una coraza repleta de espinas, el excepcional anquilosaurio Zuul crurivastator podría compararse fácilmente con un tanque blindado. Dado a conocer en 2017, la primera parte de su nombre hace referencia al cancerbero de la película 'Cazafantasmas' (1984) -el monstruo que posee a Sigourney Weaver-, mientras que la segunda, que significa 'destructor de espinillas', alude a su capacidad para utilizar su poderosa cola rígida, acabada en una protuberancia ósea, como si fuera un colosal garrote.

Durante mucho tiempo, se pensó que la cola servía a estos dinosaurios para protegerse de los ataques de los tiranosaurios y otros depredadores. Sin embargo, a partir del fósil de un ejemplar en el que se aprecian unas curiosas lesiones, un equipo de investigadores ha llegado a la conclusión de que los garrotazos se los repartían entre ellos. Según explican en un estudio publicado en 'Biology Letters', Zuul utilizaba la cola para luchar por el dominio social, el territorio o para competir durante la época de celo, como hacen los ciervos modernos con sus astas.

El fósil de Zuul, un dinosaurio herbívoro que vivió hace 76 millones de años, forma parte de la colección del Museo Real de Ontario (Canadá). Inicialmente, el cráneo y la cola habían sido liberados de la roca que los rodeaba en el norte de Montana (EE.UU.), pero el cuerpo aún estaba encerrado en 16.000 kilos de arenisca. Después de años de trabajo, se reveló que el cuerpo había conservado la mayor parte de la piel y la armadura ósea en toda la espalda y los flancos, lo que brinda una imagen notable del aspecto del dinosaurio en vida. El cuerpo estaba cubierto de placas óseas de diferentes formas y tamaños. Las que estaban a los lados eran particularmente grandes y puntiagudas.

Los científicos notaron que a varias púas cerca de las caderas en ambos lados del cuerpo les faltaban las puntas y que el hueso y la vaina córnea se curaron en una forma más roma mientras el dinosaurio estaba vivo. Por su ubicación en el cuerpo, estas lesiones no correspondían a las que produciría el ataque de un depredador como un tiranosaurio. Sin embargo, parecían más consistentes con el resultado de algún tipo de combate ritualizado, una lucha con las colas con otro anquilosaurio.

«Durante años me interesó cómo los anquilosaurios usaban sus colas y esta es una nueva pieza realmente emocionante del rompecabezas», dice la autora principal, Victoria Arbour, curadora de paleontología en el Museo Real de la Columbia Británica (Victoria, Canadá). «Sabemos que los anquilosaurios podían usar su cola para dar golpes muy fuertes a un oponente, pero la mayoría de la gente pensaba que lo hacían para luchar contra los depredadores. En cambio, los anquilosaurios como Zuul pueden haber estado peleando entre sí», sostiene.

Como un mazo

La cola de Zuul mide unos tres metros de largo con púas afiladas a lo largo de sus costados. La mitad posterior de la cola estaba rígida y la punta estaba encerrada en enormes protuberancias óseas, lo que creaba un arma formidable parecida a un mazo.

La nueva investigación no refuta la idea de que la cola podría usarse en defensa propia contra los depredadores, pero muestra que también habría funcionado para el combate dentro de la especie, un factor que probablemente impulsó su evolución. Hoy en día, las armas animales especializadas, como las astas de los ciervos o los cuernos de los antílopes, han evolucionado para usarse principalmente para luchar contra miembros de la misma especie durante las batallas por parejas o territorio.

Hace años, Arbor había propuesto la idea de que los anquilosaurios podrían haberse golpeado entre sí en los flancos, y que las costillas rotas y curadas podrían respaldar esta idea. Pero los esqueletos de anquilosaurios son extremadamente raros, lo que dificulta probar esta hipótesis. La espalda y la cola completamente conservadas de Zuul, incluida la piel, permitieron una visión inusual de la vida de estos increíbles dinosaurios acorazados.

«El hecho de que la piel y la armadura se conserven en su lugar es como una instantánea de cómo se veía Zuul cuando estaba vivo. Y las lesiones que sufrió Zuul durante su vida nos dicen cómo pudo haberse comportado e interactuado con otros animales en su entorno antiguo», explica David Evans, curador de paleontología de vertebrados en el Museo Real de Ontario.

abc.es

Nuevos 'reyes' en el registro fósil de los lagartos

Investigadores de Yale han identificado a los miembros definitivos más antiguos conocidos del 'grupo terminal' de lagarto que incluye a todos los lagartos vivos y sus parientes extintos más cercanos.

Una iguana moderna, izquierda, y dos bloques (derecha) que contienen el holotipo
de Microteras borealis. El holotipo consta de una porción del hocico (arriba) y la
caja craneana (abajo). - YALE PEABODY MUSEUM OF NATURAL HISTORY
En biología sistemática, en referencia al árbol filogenético de un grupo de organismos estudiado que incluye organismos vivientes y extintos, un grupo terminal es el grupo monofilético que contiene a todos los organismos vivientes seleccionados, su ancestro común más próximo, y todos los grupos ya extintos pero que derivan de ese mismo ancestro común más próximo.

Las dos nuevas especies, Eoscincus ornatus y Microteras borealis, llenan vacíos importantes en el registro fósil y ofrecen pistas tentadoras sobre la complejidad y distribución geográfica de la evolución de los lagartos. Los nuevos 'reyes' lagartos se describen en un estudio publicado en Nature Communications.

"Esto nos ayuda a calcular las edades de los principales grupos vivos de lagartos y serpientes, así como cuándo se originaron sus características anatómicas clave", dijo en un comunicado Chase Brownstein, primer autor del estudio. Brownstein, estudiante de último año de Yale, colaboró en el estudio con los paleontólogos de Yale Jacques Gauthier y Bhart-Anjan S. Bhullar.

Gauthier es profesor de ciencias planetarias y de la Tierra en la Facultad de Artes y Ciencias de Yale y curador en el Museo de Historia Natural de Yale Peabody. Bhullar es profesor asociado de ciencias planetarias y de la Tierra y curador asociado en el Museo Peabody.

Se sabe que la evolución de los lagartos cubre más de 250 millones de años de la historia de la Tierra; sin embargo, hay pocos fósiles sobrevivientes de la primera mitad de ese período. Esta escasez de evidencia ha dejado a los investigadores con preguntas sin resolver sobre cómo y cuándo los lagartos desarrollaron o descartaron características físicas específicas.

Pero los nuevos enfoques y tecnologías analíticos están permitiendo a los paleontólogos obtener información.   

Para el nuevo estudio, Brownstein y sus colegas utilizaron tomografías computarizadas (TC) de alta resolución para crear imágenes en 3D de dos cráneos de lagarto descubiertos previamente en el oeste de los EE. UU. Un análisis de los escaneos reveló que los cráneos, que tienen 145 millones de años pertenecen a dos nuevas especies de lagartos.

Una de las nuevas especies, Eoscincus ornatus, provino de lo que ahora es el Monumento Nacional de los Dinosaurios en Utah. Su cráneo tiene al menos una característica que está ausente en casi todos los lagartos modernos: dos filas de dientes en un hueso del paladar llamado vómer. La otra especie nueva, Microteras borealis, provino de lo que ahora es Como Bluff Quarry en Wyoming.

Además de ser los lagartos más antiguos conocidos que encajan firmemente dentro de la línea principal de lagartos (conocidos como squamata), Eoscincus ornatus y Microteras borealis comparten características físicas con otras especies que se encuentran en Eurasia. Esto implica una amplia distribución global de los principales grupos de escamatos incluso en la antigüedad, dijeron los investigadores.

"Cuando se coloca en un contexto ecológico más amplio, la nueva especie demuestra que los principales grupos de lagartos vivos comenzaron a ensamblar sus planes corporales bastante temprano", dijo Brownstein. "Desarrollaron características físicas clave en un momento en que otro grupo de parientes de lagartos, los rhynchocephalians, ahora representados solo por el tuatara de Nueva Zelanda, era más dominante".

europapress.es

viernes, 9 de diciembre de 2022

Los dinosaurios estaban en auge antes del asteroide que los aniquiló

Nuevos hallazgos han proporcionado la prueba más contundente hasta la fecha de que los dinosaurios atravesaban su mejor momento y no estaban en declive, cuando impactó el asteroide que los exterminó.

Triceratops prorsus comiendo cícadas perturba a los primos primitivos de los
mamíferos placentarios (izquierda) y marsupiales (derecha) en la maleza,
mientras que una tortuga de caparazón blando se sube a un tronco, sin saber
que su ecología de agua dulce - HENRY SHARPE
Los científicos han debatido durante mucho tiempo por qué los dinosaurios no aviares, como el Tiranosaurio Rex y el Triceratops, se extinguieron, mientras que los mamíferos y otras especies, como las tortugas y los cocodrilos, sobrevivieron.

El estudio, dirigido por un equipo internacional de paleontólogos y ecólogos y publicado en Science Advances, analizó 1.600 registros fósiles de Norteamérica. Los investigadores modelizaron las cadenas alimentarias y los hábitats ecológicos de los animales terrestres y de agua dulce durante los últimos millones de años del Cretácico y los primeros millones del Paleógeno, después del impacto del asteroide.

Los paleontólogos saben desde hace tiempo que muchos pequeños mamíferos convivieron con los dinosaurios. Pero esta investigación revela que estos mamíferos fueron diversificando sus dietas, adaptándose a sus entornos y convirtiéndose en componentes más importantes de los ecosistemas a medida que se desarrollaba el Cretácico. Mientras tanto, los dinosaurios se atrincheraban en nichos estables a los que estaban supremamente bien adaptados.

Según los expertos, los mamíferos no sólo se aprovecharon de la muerte de los dinosaurios. Crearon sus propias ventajas diversificándose: ocupando nuevos nichos ecológicos, desarrollando dietas y comportamientos más variados y soportando pequeños cambios climáticos, adaptándose rápidamente. Estos comportamientos probablemente les ayudaron a sobrevivir, ya que eran más capaces que los dinosaurios de hacer frente a la destrucción radical y abrupta causada por el asteroide.

El primer autor, Jorge García-Girón, de la Unidad de Investigación en Geografía de la Universidad de Oulu (Finlandia) y del Departamento de Biodiversidad y Gestión Medioambiental de la Universidad de León (España), explica en un comunicado que "el estudio proporciona una imagen convincente de la estructura ecológica, las redes tróficas y los nichos de los últimos ecosistemas dominados por dinosaurios del período Cretácico y los primeros ecosistemas dominados por mamíferos tras el impacto del asteroide”.

"Esto nos ayuda a comprender uno de los antiguos misterios de la paleontología: por qué murieron todos los dinosaurios no aviares, pero perduraron las aves y los mamíferos", resalta en un comunicado.

europapress.es

¿Podían los diplodocus provocar un boom supersónico con sus colas?

Un estudio señala que los latigazos de estos dinosaurios superaban los 100 kilómetros por hora, pero no sobrepasaban la velocidad del sonido como se había sugerido

En la imagen, los enormes diplodócidos.
Los diplodócidos, grandes dinosaurios herbívoros de cuello largo entre los que se encontraban los diplodocus o los brontosaurios, podían mover sus colas como látigos a velocidades de hasta 33 metros por segundo (más de 100 kilómetros por hora). El hallazgo, publicado en 'Scientific Reports', contradice un estudio anterior que proponía que una estructura hipotética unida al final de la cola de estos animales -similar a un mechón al final de un látigo- podría moverse más rápido que la velocidad del sonido (340 metros por segundo) y crear un pequeño estampido supersónico.

Los investigadores del Politécnico de Milán simularon los movimientos de la cola de los diplodócidos utilizando un modelo basado en cinco especímenes fosilizados. La cola del modelo mide más de 12 metros de largo, pesa 1.446 kilogramos y consta de 82 cilindros, que representan vértebras, unidos a una base inamovible del hueso de la cadera.

Cuando la base de la cola se mueve en un arco, genera un movimiento similar al de un látigo con una velocidad máxima de 33 metros por segundo, más de diez veces más lento que la velocidad del sonido en el aire estándar y demasiado lento como para crear un estampido supersónico.

Los autores probaron si la cola de su modelo sería capaz de resistir el estrés de moverse lo suficientemente rápido como para crear un estampido supersónico. Descubrieron que la delgada cola en forma de látigo no podía moverse a una velocidad máxima de 340 metros por segundo sin romperse.

El extremo de un látigo

Luego, los autores evaluaron si agregar tres estructuras hipotéticas diferentes de un metro de largo, que imitan el extremo de un látigo, al final de la cola del modelo podría permitirle alcanzar la velocidad del sonido sin romperse.

La primera estructura constaba de tres segmentos hechos de piel y queratina, la segunda consistía en filamentos de queratina trenzados y la tercera tenía una estructura similar a un mayal compuesta de tejidos blandos. Ninguna de las estructuras pudo resistir el esfuerzo de moverse a 340 metros por segundo sin que se rompiera la cola.

Juntos, los hallazgos sugieren que las colas de los diplodocus y más familia no eran capaces de moverse lo suficientemente rápido como para crear un pequeño estampido supersónico. Sin embargo, los autores especulan que es posible que estos dinosaurios aún podían utilizar la cola como arma defensiva o para combatir con sus congéneres.

abc.es

jueves, 8 de diciembre de 2022

Dinosaurios polares: todo lo que debes saber sobre su vida en Alaska

Reconstrucción de un Nanuqsaurus / CG Trader
Los dinosaurios a menudo se asocian a los paisajes tropicales. De hecho, muchos piensan que estas criaturas se reproducían únicamente en bosques cálidos o en pantanos húmedos del Jurásico. Pero los científicos se están dando cuenta cada vez más de que esto no es del todo correcto: también habían dinosaurios polares que vivían entre nieve y hielo en el norte de Alaska.

Se han encontrado alrededor de siete especies de dinosaurios en los polos, y junto a ellos, miles de nidos y fetos que no lograron eclosionar.

En 1961, cuando un cartógrafo descubrió por primera vez un puñado de huesos que sobresalían de una tundra, se pensaba que estos fósiles eran de visitantes prehistóricos ocasionales. Pero, en 2021, los paleontólogos confirmaron que los restos en el río Colville de Alaska en realidad pertenecían a dinosaurios nativos.

¿Cómo sobrevivieron a las bajas temperaturas, la escasez de comida y los largos meses de oscuridad? ¿Eran similares a los dinosaurios tropicales? ¿Tenían sangre fría o caliente? Nosotros intentaremos responder a estas interrogantes con toda la información recopilada por los expertos.

Empecemos por el origen de los dinosaurios polares

Restos fósiles en Alaska / Créditos: BBC
Todos los fósiles hallados hasta ahora se remontan a 70 millones de años atrás, por lo que los científicos desconocen si estos dinosaurios polares nacieron en Alaska o proceden de otra zona glaciar. Sin embargo, todo apunta a que estas criaturas migraban constantemente de un lugar a otro.

Como prueba de ello están las huellas de una megamanada de hadrosaurios que cruzaron una llanura fangosa en el Ártico. Estos herbívoros con pico de pato lograron sobrevivir a un duro invierno en el que las temperaturas descendieron casi hasta el punto de congelación. Además, entre los restos, había ejemplares de dinosaurios adultos y otros más jóvenes. Por lo tanto, era evidente que esos dinosaurioS habían vivido varios años en la zona.

“Para anidar en el Ártico pero evitar el invierno con sus meses de oscuridad, estos bebés habrían tenido que migrar miles de kilómetros inmediatamente después De nacer. Estamos bastante seguros de que estos dinosaurios eran residentes durante todo el año».

Pat Druckenmiller, paleontólogo en la Universidad de Alaska

Junto con los hadrosaurios, hay otras seis especies de dinosaurios, entre herbívoros y carnívoros, que vivieron en los polos durante el Cretácico:

  • Pachyrhinosaurus, los parientes fornidos de los triceratops.
  • Nanuqsaurus, también conocidos como los “lagartos oso polar” por el color de sus plumas y una anatomía similar a la de un Tiranosaurio rex.
  • Thescelosaurus, dinosaurios bípedos del tamaño de una vaca.
  • Therizinosaurus, un herbívoro colosal y lento con espeluznantes dedos largos en forma de guadaña.
  • Saurornitholestines, parientes de los velociraptores y muy parecidos a los pájaros modernos.
  • Oryctodromeus, un dinosaurio del tamaño de un pastor alemán conocido por ser un gran excavador.

¿Cómo vivían los dinosaurios polares?

En cuanto a su supervivencia, los científicos creen que la clave estaba en el clima. Durante el Cretácico, Alaska era más cálido de lo que es hoy en día. La temperatura media anual podía ser de unos 6 grados centígrados como mucho, no los -12º actuales. Además, no había grandes tundras de hielo, por lo que la vegetación era accesible. Las ramas desnudas de las coníferas y los antiguos árboles ginkgo eran el alimento de los dinosaurios polares herbívoros, y estos a su vez eran el alimento de los carnívoros en Alaska.

Sin embargo, que no hiciera tanto frío, no implica que la vida fuera fácil para estos dinosaurios polares.

Cuando el equipo comenzó a trabajar por primera vez en el río Coleville en Alaska, el hogar de casi todos los dinosaurios polares, descubrieron que esta zona era fría e inhóspita. Por lo tanto, es probable que los dinosaurios de Alaska tuvieran características distintivas, como comportamientos que evolucionaron para ayudarlos a sobrellevar la situación.

«Por ejemplo, puede que algunas de las especies más pequeñas, especialmente los comedores de plantas, hicieran madrigueras para hibernar durante el invierno».

Pat Druckenmiller

Aunque también es posible que, como muchos mamíferos modernos, estos reptiles acumularan grasa corporal en verano para sobrevivir a las peores épocas invernales en Alaska.

En cuanto a la reproducción, se cree que los dinosaurios polares se reproducían a principios de la primavera, y tardaban hasta seis meses en incubar sus huevos. Sin embargo, los paleontólogos todavía investigan otras posibles adaptaciones como la capacidad de hibernar o el desarrollo de plumas y escamas resistentes al frío.

¿Sangre fría o caliente en Alaska?

Imágenes de cuatro especies de dinosaurios conviviendo en Alaska
/ Créditos: NatGeo
Los científicos han estado debatiendo si los dinosaurios eran de sangre fría o caliente desde que fueron descubiertos.

En el siglo XIX, se pensaba que estos reptiles eran de sangre fría, y como tal, necesitaban luz solar. Pero a medida que los expertos aprendieron más sobre la vida de los dinosaurios, y comenzaron a darse cuenta de que las aves modernas son esencialmente dinosaurios emplumados con pico, muchos empezaron a cuestionar si esto era cierto.

Sobre los dinosaurios tropicales no podemos decir mucho porque los estudios sugieren que su sangre está en el umbral entre lo frío y lo caliente. No obstante, los paleontólogos creen que la adaptación más importante de los dinosaurios polares en Alaska fue la endotermia.

“Asumimos que estos dinosaurios eran casi con seguridad de sangre caliente. Producían su propio calor interno porque ese es un requisito para vivir en un ambiente frío».

Pat Druckenmiller

Esto sería todo lo que se sabe hasta ahora sobre los dinosaurios polares.

Durante años se pensó que el enfriamiento global fue lo que provocó la extinción de buena parte de los dinosaurios. Sin embargo, con estos pocos datos, los científicos han demostrado que estos reptiles gigantes no eran tan débiles como pensábamos. Así como los mamíferos y las aves pudieron soportar el frío extremo, los dinosaurios también vivieron entre nieve y hielo.

Referencias:

The polar dinosaurs revealing ancient secrets https://www.bbc.com/future/article/20221130-the-polar-dinosaurs-revealing-ancient-secrets

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