jueves, 31 de agosto de 2023

Las Loras Magacín: agosto '23

Revista informativa del Geoparque

Fidel Torcida, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, escribe un artículo sobre los dinosaurios burgaleses en el magacín de agosto del Geoparque de Las Loras.






















Descargar aquí.

geoparquelasloras.es

miércoles, 30 de agosto de 2023

Un antepasado lejano de insectos y crustáceos con tres ojos revela detalles de la evolución animal primitiva

Imágenes por TAC del animal fósil Kylinxia | foto Profesor Yu Liu,
Universidad de Yunnan
Un equipo de la Universidad de Leicester, el Laboratorio Clave de Paleobiología de Yunnan y el Instituto de Paleontología de la Universidad de Yunnan, el Museo de Fósiles de Chengjiang y el Museo de Historia Natural de Londres han redescrito un animal fósil único, procedente de rocas de casi 520 millones de años de antigüedad, que viene a llenar un vacío en nuestra comprensión de la evolución de los animales conocidos como artrópodos.

El animal, cuyo nombre científico es Kylinxia, fue fotografiado con un escáner CT que reveló su anatomía blanda enterrada en la roca. Con el tamaño de una gamba grande, sus sorprendentes características incluyen tres ojos en la cabeza y un par de temibles extremidades presumiblemente utilizadas para atrapar presas.

Reconstrucción artística de Kylinxia | foto X. Wang
Los fósiles de muchos tipos de animales marinos aparecen por primera vez en rocas de hace unos 500 millones de años y señalan una época en la que se desarrollaban ecosistemas complejos en los océanos del mundo. Uno de los lugares clave para encontrar estos fósiles es la zona que rodea la ciudad de Chengjiang, en el sur de China, donde el equipo chino recogió los fósiles de este estudio. Los fósiles proceden de la biota cámbrica de Chengjiang, en la provincia china de Yunnan, de la que se han descrito más de 250 especies de organismos fósiles excepcionalmente conservados.

El nuevo hallazgo es importante para descifrar la historia de los artrópodos. Éstos son animales cuyo cuerpo está dividido en segmentos, la mayoría de los cuales llevan un par de extremidades articuladas, como los cangrejos, las langostas, los insectos y las arañas.

Aunque hay muchos artrópodos en el registro fósil -los más famosos son los trilobites-, la gran mayoría sólo conserva sus esqueletos duros. Dado que el nuevo material chino se conserva casi completo, el equipo pudo obtener imágenes de la cabeza de Kylinxia, identificando seis segmentos: el anterior con ojos, el segundo con un par de grandes extremidades de agarre y los otros cuatro con un par de extremidades articuladas cada uno.

Modelo de microtomografía computarizada de Kylinxia que muestra las
características de la cabeza | foto Profesor Yu Liu, YKLP
Robert O’Flynn, autor principal del estudio y estudiante de doctorado en la Facultad de Geografía, Geología y Medio Ambiente de la Universidad de Leicester, declaró: La conservación del animal fósil es asombrosa. Tras la tomografía computarizada podemos darle la vuelta digitalmente y contemplar literalmente el rostro de algo que estaba vivo hace más de 500 millones de años. Al girar el animal, pudimos ver que su cabeza posee seis segmentos, igual que en muchos artrópodos vivos.

El profesor Mark Williams, supervisor principal de Robert en la Universidad de Leicester, declaró: Kylinxia, y la biota de Chengjiang de la que procede, son fundamentales para construir nuestra comprensión de la evolución de los primeros euartrópodos. Me gusta pensar que Robert seguirá haciendo descubrimientos similares.

El profesor Yu Liu, del Laboratorio Clave de Paleobiología de Yunnan, declaró: Robert y yo estábamos examinando los datos de la micro-TC como parte de su tesis doctoral con la esperanza de refinar y corregir la interpretación anterior de las estructuras de la cabeza de este género, Kylinxia. Sorprendentemente, descubrimos que su cabeza está compuesta por seis segmentos, como en, por ejemplo, los insectos.

El Dr. Greg Edgecombe, del Museo de Historia Natural, añadió: La mayoría de nuestras teorías sobre cómo evolucionó la cabeza de los artrópodos se basaban en que estas especies primitivas tenían menos segmentos que las especies vivas. El descubrimiento en Kylinxia de dos pares de patas no detectados anteriormente sugiere que los artrópodos vivos heredaron de un antepasado una cabeza de seis segmentos hace al menos 518 millones de años.

Fuentes

University of Leicester | Robert J. O’Flynn et al., The early Cambrian Kylinxia zhangi and evolution of the arthropod head, Current Biology (2023). DOI:10.1016/j.cub.2023.08.022

labrujulaverde.net

El animal más pesado que ha existido

Bautizado como Perucetus colossus, los autores calculan que su peso y tamaño pudo haber superado al de la ballena azul, hasta ahora considerada la criatura más pesada jamás registrada.

Reconstrucción de Perucetus colossus en su hábitat costero. — Alberto Gennari
El paleontólogo Mario Urbina hizo un descubrimiento excepcional hace 13 años. Tras décadas analizando fósiles en el desierto costero al sur de Perú, encontró unos sedimentos tan grandes y con una forma tan extraña que las fotos de campo dejaron perplejos a los demás investigadores. Se trata del Perucetus colossus, una antigua especie de ballena, según informa un estudio publicado en la revista Nature. Se cree que es uno de los animales más grandes y pesados de los que se tiene constancia.

Los huesos de este animal son los más grandes y pesados que los de cualquier otro vertebrado que haya existido nunca

El animal se ha modelado en 3D a partir de un esqueleto parcial, que incluye 13 vértebras, cuatro costillas y un hueso de la cadera. Se estima que vivió durante el Eoceno medio, hace unos 39 millones de años.

"Este descubrimiento documenta la existencia de un basilosáurido (una familia de cetáceos hoy extintos) caracterizado por huesos enormes y pesados, más que cualquier otro vertebrado que haya existido jamás", declara a SINC Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa (Italia) y primer autor del trabajo.

A la ballena azul le ha salido un competidor

El equipo internacional escaneó la superficie de los huesos conservados para medir su volumen, hizo perforaciones para evaluar su distribución interna y utilizó esqueletos completos de parientes cercanos para estimar cuánto pesaba en vida la estructura ósea de la nueva especie.

Modelo en 3D del coloso Perucetus, junto con el de un pariente cercano más
pequeño (Cynthiacetus peruvianus) y la ballena azul de Wexford. — Florent
Goussard / MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE LONDRES
Las estimaciones de su tamaño y peso rivalizan con las de la ballena azul, que hasta ahora se consideraba el animal más pesado de la historia. Los autores calculan que P. colossus tenía un esqueleto de dos a tres veces más grande que el del actual cetáceo, con una masa corporal de 85 a 340 toneladas.

"Hemos sido extremadamente conservadores en nuestro enfoque", subraya Eli Amson, del Museo de Historia Natural de Stuttgart (Alemania) y líder del estudio. "La estimación más baja refleja una valoración extremadamente conservadora, y aun así es mayor que la de algunas ballenas azules adultas", agrega.

Sobre si podría tratarse del animal más pesado jamás registrado, explica: "Podemos afirmar con un alto grado de certeza que su peso era similar al de la ballena azul, e incluso superior".

Todos los huesos de esta ballena arcaica son extremadamente densos y compactos, según los científicos. "Este tipo de engrosamiento y pesadez del esqueleto, llamado paquiosteoesclerosis, no se encuentra en ningún cetáceo vivo, aunque sí se observa en los sirenios (como los manatíes)", señala Bianucci.

La paquiosteoesclerosis consiste en dos tipos de modificaciones óseas. Por un lado, la adición de hueso extra en la superficie externa de los elementos esqueléticos (lo que les da un aspecto hinchado, denominado paquitosis). Por otro lado, el relleno de cavidades internas con hueso compacto (osteosclerosis), lo que añade aún más peso.

La paquiosteosclerosis es un conjunto de modificaciones óseas que no se observa en ningún cetáceo actual

Estas modificaciones no son patológicas, pero son bien conocidas en muchos mamíferos acuáticos y reptiles que viven sobre todo en aguas costeras poco profundas. El peso extra ayuda a estos animales a regular su flotabilidad y a ajustarse bajo el agua. En los cetáceos modernos, que pueden bucear a mucha mayor profundidad y viven lejos de la costa, la estructura ósea es mucho más ligera.

Fueron necesarias múltiples campañas de campo para recoger las muestras del recién hallado animal. Cada vértebra pesa más de 100 kilos y las costillas alcanzan una longitud de 1,4 metros. Este espécimen, que se conserva en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor San Marcos (Lima, Perú), representa uno de los primeros cetáceos que pasaron a un estilo de vida totalmente acuático.

Tendencia al gigantismo

El registro fósil de los cetáceos es de gran importancia a la hora de documentar la historia evolutiva de la vida de los mamíferos, cuando algunos animales terrestres regresaban al océano. Los hallazgos sugieren que la tendencia al gigantismo en los mamíferos marinos puede haber comenzado antes de lo que se pensaba.

"Se cree que el gran tamaño corporal confiere algún tipo de ventaja competitiva", señala Bianucci

Uno de los investigadores posa con los fósiles para la exhibición organizada
en el Museo de Historia Natural de Lima (Perú). — Rodolfo
Salas-Gismondi y Niels Valencia
"Los cetáceos desarrollaron fenómenos de gigantismo al menos dos veces: en tiempos relativamente recientes, hace unos cinco millones de años, con la evolución de las ballenas barbadas modernas (Balaenptera musculus), y hace unos 40 millones de años, con los basilosaurios, de los que Perucetus es el representante más extraordinario", indica el investigador.

Registros anteriores han identificado adaptaciones a un estilo de vida acuático, que incluyen una tendencia al gigantismo y un aumento de la masa corporal. "El gigantismo es un fenómeno que ha surgido, de forma independiente y en distintos momentos, en muchos linajes de vertebrados", explica Bianucci. "Se cree que el gran tamaño corporal confiere algún tipo de ventaja competitiva, pero cómo y por qué evolucionó exactamente sigue siendo objeto de debate".

Los hallazgos indican que los cetáceos habían alcanzado su masa corporal máxima unos 30 millones de años antes de lo que se creía, y en un contexto costero. Este trabajo cambia la comprensión sobre la evolución de las ballenas. 

"La completa adaptación al medio marino, donde disminuyen los problemas relacionados con la gravedad, puede haber favorecido el aumento de tamaño en los cetáceos arcaicos", comenta el paleontólogo.

Una ballena hiperespecializada

La flotabilidad asociada al aumento de la masa ósea es coherente con un estilo de vida en aguas poco profundas. El gigantismo en el P. colossus también puede ir asociado a la selección natural, ya que esto "le permite sumergirse más tiempo cerca del fondo en aguas poco profundas", destaca el autor del estudio.

"De hecho, los grandes vertebrados marinos que respiran aire tienen una mayor duración de inmersión que los más pequeños", añade.

Los resultados apoyan la teoría de que los basilosaúridos estaban hiperespecializados para este tipo de entorno costero. Según Bianucci, esto también pudo facilitar su extinción: "la hiperespecialización hace a las especies más vulnerables y menos capaces de adaptarse a los rápidos cambios ambientales".

Esta familia de cetáceos estaba hiperespecializada para vivir cerca de la costa, en aguas poco profundas

En concreto, este cetáceo vivía en zonas con una alta disponibilidad de alimentos. "La repentina caída de la productividad en las aguas costeras, hacia el final del Eoceno, probablemente impactó en estos animales en favor de los antepasados de las ballenas y delfines actuales, los cuales invadieron los entornos de mar abierto", concluye el investigador.

El equipo, en el que también se encuentra Mario Urbina, continuará recorriendo el desierto peruano, porque están convencidos de que aún tiene mucho que revelar. Preparar y conservar todos estos importantes fósiles es uno de los grandes retos del departamento de Paleontología del Museo de Lima.

publico.es

sábado, 26 de agosto de 2023

El intrigante proceso de la formación de fósiles

Los fósiles, fascinantes vestigios del pasado que nos permiten descubrir cómo era la vida en la Tierra hace millones de años, han capturado nuestra imaginación. Pero ¿alguna vez te has preguntado cómo se forman estos tesoros paleontológicos? Conozcamos este intrigante proceso, un emocionante viaje en el tiempo que nos revela los secretos de la evolución y la historia de nuestro planeta.

Sedimentación y Fósiles: Un Encuentro Cósmico

El proceso de formación de fósiles comienza con la muerte de un organismo. Cuando plantas o animales mueren, los restos orgánicos, como huesos, conchas, hojas y troncos, pueden ser enterrados bajo capas de sedimentos. La sedimentación es un fenómeno natural donde los sedimentos como arena, barro y minerales se acumulan en el fondo de cuerpos de agua o en áreas terrestres. Estos sedimentos enterradores desempeñan un papel crucial en la conservación de los restos y su transformación en fósiles.

El Proceso de Fosilización: Mineralización y Petrificación

Una vez enterrados bajo capas de sedimentos, los restos orgánicos están expuestos a condiciones únicas que permiten su conservación. Uno de los procesos más comunes de fosilización es la mineralización, donde los huesos o las conchas se reemplazan gradualmente por minerales, como la sílice o el calcio, en un lento proceso de transformación. Este proceso puede llevar miles o millones de años y ocurre cuando las aguas subterráneas cargadas de minerales fluyen a través de los restos orgánicos, depositando minerales en sus células y tejidos. A medida que el tiempo avanza, el hueso o la concha original se disuelve, dejando una réplica mineralizada en su lugar.

La petrificación es otro proceso de fosilización que ocurre cuando los restos orgánicos son reemplazados por minerales, pero en lugar de disolverse, la estructura original se mantiene. Este fenómeno ocurre cuando los restos se sumergen en aguas ricas en minerales, como aguas termales o soluciones ricas en sílice. Con el tiempo, estos minerales se infiltran en los tejidos, preservando la estructura celular original.

Huella en el Tiempo: Los Fósiles de Huellas y Rastros 

Los fósiles no solo incluyen restos de cuerpos orgánicos, sino también evidencias de la actividad de seres vivos en el pasado. Los fósiles de huellas y rastros son impresiones fosilizadas dejadas por animales que caminaron, nadaron o se arrastraron sobre sedimentos blandos. Estas huellas y rastros pueden proporcionar valiosa información sobre el comportamiento y el movimiento de las especies antiguas.

Condiciones Especiales: Ámbar y Fósiles Congelados

Además de la mineralización y la petrificación, hay otras formas especiales de fosilización. Uno de los ejemplos más notables es el fósil de ámbar, que involucra la preservación de pequeños organismos, como insectos, atrapados en resina fosilizada. El ámbar actúa como una cápsula del tiempo, protegiendo los especímenes atrapados en su interior durante millones de años.

Otro fenómeno poco común es el de los fósiles congelados, que se forman cuando animales o plantas quedan atrapados en capas de hielo o glaciares. El frío extremo de estas regiones preserva los tejidos orgánicos, brindando una visión sin precedentes de la vida prehistórica.

Preservando el Pasado: Importancia de los Fósiles en la Ciencia

Los fósiles son tesoros invaluablemente preciosos para los paleontólogos y científicos en general. Estos vestigios del pasado proporcionan evidencias tangibles de la evolución y la historia de la vida en la Tierra. A través del estudio de fósiles, los científicos pueden reconstruir ecosistemas antiguos, comprender la evolución de especies y revelar cómo nuestro planeta ha cambiado a lo largo de millones de años.

noticiasdelaciencia.com

Diversidad inesperadamente grande de los dinosaurios justo antes de la catástrofe que los extinguió

Los fósiles encontrados en Marruecos delatan que al final del periodo Cretácico,
justo antes de la catástrofe que aniquiló a los dinosaurios y a otros seres vivos,
había en la zona una notable diversidad de dinosaurios.
 (Ilustración: Andrey Atuchin)
Los últimos dinosaurios desaparecieron hace unos 66 millones de años, junto con hasta el 90% de todas las especies de la Tierra, incluidos mosasaurios, plesiosaurios, pterosaurios y ammonites, todos los cuales eran muy abundantes, hasta entonces. El patrón de extinción del final del Cretácico y sus causas se han debatido durante más de doscientos años.

El impacto de un asteroide en la península de Yucatán se ha relacionado con la desaparición de los dinosaurios, aunque también se ha argumentado que esas bestias ya estaban en declive.

Los fósiles de unos dinosaurios descubiertos recientemente en Marruecos demuestran que la diversidad de esos animales en el norte de África era mayor de lo creído y que los dinosaurios de esa zona no estaban en decadencia poco antes de desencadenarse la catástrofe.

La investigación la ha realizado un equipo encabezado por Nicholas R. Longrich, de la Universidad de Bath en el Reino Unido. Erik Isasmendi y Xabier Pereda-Suberbiola, ambos de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), también han colaborado.

Las dos nuevas especies de dinosaurios pertenecen a los Abelisauridae, una familia de dinosaurios carnívoros que eran homólogos de los tiranosaurios del hemisferio norte. Vivieron al final del período Cretácico y demuestran que los dinosaurios tenían suficiente diversidad en África justo antes de su extinción masiva por el impacto del asteroide hace 66 millones de años.

Los fósiles de las dos nuevas especies de dinosaurios fueron encontrados en las afueras de Casablanca. Ambas bestias poseían hocicos cortos, al estilo del de un perro bulldog, y brazos aún más cortos.

Una de las especies, encontrada cerca de la ciudad de Sidi Daoui, está representada por un hueso de un pie, y revela a un depredador de aproximadamente dos metros y medio de longitud. La otra especie, procedente de la cercana Sidi Chennane, está representada por una tibia y revela a un carnívoro que alcanzó unos cinco metros de longitud.

Ambas especies formaban parte de una familia de dinosaurios carnívoros primitivos conocidos como abelisáuridos, y convivieron con el Chenanisaurus barbaricus, un abelisáurido mucho más grande.

Ello demuestra que Marruecos era el hogar de bastantes especies de dinosaurios justo antes de la caída del asteroide que marcó el final del Cretácico y de la era de los dinosaurios.

El estudio se titula “New fossils of Abelisauridae (Dinosauria: Theropoda) from the upper Maastrichtian of Morocco, North Africa”. Y se ha publicado en la revista académica Cretaceous Research. (Fuente: NCYT de Amazings)

noticiasdelaciencia.com

¡Más de 750 millones de años! Lanzan sitio web para conocer cómo se extinguieron los dinosaurios

El proyecto permite ubicar con exactitud el surgimiento de las primeras plantas y el movimiento de las placas tectónicas

Proyecto paleontológico que permite observar los movimientos de los últimos
750 millones de años de placas tectónicas y los continentes.
Imagen ilustrativa: INFOBAE.
Ancient Earth es el nombre de un proyecto paleontológico desarrollado por Ian Webster en el que se pueden observar los movimientos de las placas tectónicas y los continentes de los últimos 750 millones de años. Se trata de un portal que permite a los usuarios apreciar el panorama del planeta Tierra desde el periodo triásico, jurásico y cretáceo.

El proyecto tiene como objetivo apreciar la evolución de los países, continentes y regiones, por lo que permite a los internautas elegir cómo era alguna zona específica desde 20 millones hasta 750 millones de años atrás.

La aplicación también permite ubicar con exactitud el surgimiento de las primeras algas verdes, conchas, arrecifes de coral, vertebrados, plantas y animales terrestres, insectos réptiles, dinosaurios, flores, primates y hierbas. Así como los primeros homínidos (primates bípedos próximos al ser humano como se conocen), el supercontinente Pannotia, supercontinente Pangea y la extinción de los dinosaurios.

“Ancient Earth”, proyecto paleontológico donde se pueden observar los movimientos
 de placas tectónicas y los continentes en los últimos 750 millones de años.
Captura de pantalla: dinosaurpictures.org
“Los primates aparecieron en el periodo Terciario Medio, hace 35 millones de años, son mamíferos que han evolucionado desde formas pequeñas y simples hasta convertirse en grupos diversos”, arroja como información el sitio cuando se hace una búsqueda del origen de los primates.

En el caso de los homínidos destaca que su aparición ocurrió en el “periodo Neoceno, los mamíferos y las aves continúan evolucionando hacia formas modernas. Los primeros surgieron en África”.

Es la mejor herramienta para conocer y localizar 1365 tipos de dinosaurios como el Liopleurodón, Nasutoceratops, Fedrolosaurio, Saurornithoides, Suzhousaurus, Tespecio, Wukongopterus, Yamaceratops, Zapsalis, Zhejiangopterus:

Periodos:

- Triásico

- Jurásico

- Cretáceo

Región:

- América del Norte

- Sudamérica

- Europa

- África

- Madagascar

- Asia

- India

- Australia

- Antártida

También se puede manipular un globo terráqueo interactivo de 360 grados de la Tierra antigua: “la base de datos de dinosaurios más grande de Internet”.

“Si eres un niño, estudiante o maestro, aquí encontrarás un rico conjunto de nombres, imágenes y datos de dinosaurios”, se destaca que el sitio está construido con PaleoDB, la base de datos científica recopilada por cientos de paleontólogos durante las últimas dos décadas.

Ancient Earth agrupa ilustraciones realistas y de alta calidad acerca de dinosaurios y otras criaturas antiguas.

¿Cuándo desaparecieron los dinosaurios?

La desaparición de los dinosaurios ocurrió en el periodo Cretácico Superior con una extinción masiva de reptiles marinos, reptiles voladores, algunos invertebrados marinos y otras especies, por lo que los científicos creen que la extinción la causó el impacto de un asteroide en la actual Península de Yucatán hace 66 millones de años.

La aparición de los primeros insectos ocurrió hace 400 millones de años, en el Periodo Devónico, por lo que la vida en la tierra se volvió más compleja a medida que se desarrollaron las plantas, lo que permitió su proliferación. A la par surgieron los animales terrestres y se desarrollaron peces con aletas fuertes que eventualmente se convirtieron en extremidades y los primeros vertebrados dieron sus primeros pasos sobre la tierra.

Unos 470 millones de años atrás surgieron los primeros vertebrados en el Periodo Ordovícico, los mares se diversificaron y surgieron los primeros arrecifes de coral, al tiempo que las algas se convirtieron en la única planta multicelular y aún no existía la vida compleja en el planeta.

El supercontinente Pangea agrupó la mayor parte de las tierras emergidas del planeta en el Triásico temprano, 240 millones de años. Además, los niveles de oxígeno eran significativamente más bajos debido a la extinción de muchas plantas, los corales se extinguieron y los arrecifes tardaron millones de años en volver a formarse; sobrevivieron pequeños ancestros de aves, mamíferos y dinosaurios.

El portal dinosaurpectures.org es considerado como un instrumento o modelo de búsqueda para los diferentes niveles educativos del país.

infobae.com

viernes, 25 de agosto de 2023

Encuentran el fósil de dinosaurio herbívoro más antiguo conocido hasta la fecha

Tiene casi 170 millones de años de antigüedad y fue encontrado en la India

Dinosaurio Dicraeosaurus hansemanni, de la familia del nuevo dinosaurio
hallado en la India. / ДиБгд ДиБгд
Los dinosaurios más antiguos encontrados hasta la fecha datan de hace unos 230 millones de años. La mayoría de ellos se encontraron en lo que hoy es Sudamérica, pero en aquel entonces todos los actuales continentes estaban unidos en un solo trozo de tierra. Por ello no es extraño que ahora se haya encontrado un dinosaurio, de la familia de los dicraeosauridos en India, que sería el más antiguo de su tipo: 167 millones de años.

Los dicraeosauridos eran saurópodos herbívoros de cuerpo pequeño que se diversificaron desde el Jurásico Medio hasta el Cretácico Inferior. Sus características más distintivas eran su larga columna y su forma de caminar inusual. Sus fósiles se hallaron principalmente en África y América del Sur, además de algunos casos en EE. UU. y China, pero hasta la fecha no se había localizado ningún saurópodo diplodocoide (un grupo más amplio que incluye a los dicreosáuridos) en la India. Hasta ahora.

De acuerdo con un estudio publicado en Nature, un equipo de investigadores de la India ha descubierto fósiles de un nuevo dicreosáurido en la ciudad india de Jaisalmer, en el oeste del país. Estos fósiles, que datan de 167 millones de años, incluyen huesos separados en las articulaciones, pero asociados con especímenes de los huesos centrales del cuerpo repartidos en un área de 25 metros cuadrados. El dicreosáurido, bautizado Tharosaurus Indicus en referencia al desierto de Thar donde se encontraron los fósiles, es el primero descubierto en la India y el más antiguo en el registro fósil del mundo.

"La importancia de este descubrimiento reside en su antigüedad - explicaba Sunil Bajpai, paleontólogo del Instituto Indio de Tecnología Roorkee y autor del estudio, en una entrevista -. El descubrimiento de Tharosaurus convierte a la India en un importante centro no solo de radiación diplodocoide sino también de neosaurópodos. El hallazgo sugiere que la India jugó un papel importante en el surgimiento y diversificación de los neosaurópodos, un grupo de dinosaurios herbívoros de cuello largo que prosperaron como los animales terrestres más grandes del planeta”.

El equipo de cinco personas comenzó su trabajo en 2018 cuando descubrieron estos fósiles y, aunque el material es fragmentario y podría haber cambios en su atribución taxonómica, no solo es el diplodocoide más antiguo conocido, también, según los autores, sería el dinosaurio herbívoro más antiguo que haya caminado sobre la Tierra, lo que proporciona información fundamental sobre la diversidad de saurópodos en el Gondwana indio, con importantes implicaciones para el origen y la dispersión de Neosauropoda.

larazon.es

Chile: identifican un dinosaurio carnívoro con brazos cortos

Una pieza dental encontrada inicialmente en 1989 reveló que se trata de un Abelisaurio, un depredador que comparte algunas características con el famoso Carnotauro. Se trata del primero de su especie hallado en Chile.

Ilustración artística del Abelisaurio hallado en Chile.
Un grupo de paleontólogos chilenos ha conseguido identificar un dinosaurio carnívoro con brazos particularmente cortos llamado Abelisaurio, el cual habitó en el llamado Norte Chico de Chile hace unos 92 millones de años, según se detalla en una investigación publicada por la revista Journal of South American Earth Sciences.

El hallazgo fue posible luego de analizar una pieza dental no clasificada que había sido encontrada en 1989 en el Monumento Natural Pichasca, en la región de Coquimbo (norte), lugar donde se han descubierto huesos de otros animales prehistóricos como el Titanosaurio.

El nuevo ejemplar, del que no se tenían antecedentes en territorio chileno, pertenece a los abelisáuridos, una familia de terópodos carnívoros que incluye al famoso Carnotauro, un depredador con cuernos con el que comparte características similares, como los brazos extremadamente cortos y hocico corto.

Un depredador no tan grande

El diente del Abelisaurio encontrado en 1989, en Chile.
Imagen: Sergio Soto/Universidad de Chile
Según las estimaciones de los paleontólogos, este Abelisaurio habría medido entre cuatro y cinco metros de largo y pesado entre unos 800 kg y una tonelada: "Tenemos evidencia de que estos animales pudieron haber alcanzado unas tres toneladas de peso, principalmente los más grandes que se han encontrado en Brasil", explicó el principal autor, Jared Amudeo.

"Pero este dinosaurio, el de Pichasca, era pequeño si lo comparamos con miembros del mismo grupo, como los que tenemos en Argentina o Brasil", agregó.

¿Para qué servían los brazos cortos?

La finalidad de los brazos pequeños de este tipo de dinosaurios ha sido objeto de debate entre los paleontólogos. Algunas teorías sugieren que los brazos fueron reduciéndose a nivel evolutivo, porque no los necesitaban, pero otras ideas plantean que estas cortas extremidades podrían haber tenido un rol en la selección sexual.

"Si los brazos no cumplían una función en la alimentación o en la captura de la presa y presentaban, además, esta reducción, los caracteres (brazos) no eran seleccionados de manera natural y no se reflejaban en la descendencia, resultando en vestigios", señaló Amudeo, quien recordó que uno de los máximos depredadores del Cretácico, el Tiranosaurio Rex, también poseía brazos pequeños.

Vivía en un lugar muy diferente al actual

La zona semiárida donde fue encontrado el diente del Abelisaurio era muy diferente hace unos 92 millones de años, con un clima probablemente mucho más cálido y húmedo que en la actualidad, con escenarios tropicales a subtropicales, según los expertos. 

Asimismo, es probable que haya vivido con el dinosaurio más famoso de la zona: "Sabemos que coexistió con los Titanosaurios, los famosos dinosaurios de cuello largo, también con tortugas de agua dulce, cocodrilos terrestres y se han encontrado moluscos de agua dulce", concluyó Amudeo.

Editado por José Urrejola

dw.com

miércoles, 23 de agosto de 2023

Científicos “ATÓNITOS” ante HUELLAS de DINOSAURIOS en Alaska

Científicos de la Universidad de Alaska Fairbanks han hecho un sorprendente hallazgo en el Parque Nacional de Denali que ha dejado perpleja a la comunidad científica. En un acantilado de 20 pisos, se han descubierto huellas fosilizadas de dinosaurios que datan de hace unos 70 millones de años. Aunque estas huellas sugieren que los dinosaurios desafiaban la gravedad, en realidad son el resultado de procesos geológicos a lo largo de milenios.

El hallazgo, apodado el "coliseo de dinosaurios", abarca una extensión mayor a un campo y medio de fútbol y contiene huellas de diversas especies de dinosaurios, incluyendo ornitópodos, ceratópsidos y terópodos. Estas huellas superpuestas a lo largo de generaciones evidencian la increíble diversidad de especies que habitaban la zona en el pasado. Los procesos geológicos, influenciados por la actividad de placas tectónicas, elevaron y expusieron estas huellas fosilizadas, revelando además pistas sobre el antiguo ecosistema que incluyó plantas, polen, crustáceos y aves zancudas en lo que ahora es una región remota de Alaska.

larepublica.pe

youtube.com

Científicos, "atónitos" ante huellas de dinosaurio en Alaska

Dentro de los límites del Parque Nacional de Denali, se ha desenterrado el depósito de huellas de dinosaurio más grande de Alaska, lo que ha llevado a los científicos a bautizarlo como el "coliseo de dinosaurios".

Una pared del "coliseo de los dinosaurios" muestra numerosas depresiones de
 huellas de hadrosaurio. / Imagen: Patrick Druckenmiller
Científicos de la Universidad de Alaska Fairbanks han realizado un fascinante descubrimiento en el Parque Nacional de Denali, Alaska. La cara de un acantilado de 20 pisos ha revelado las huellas fosilizadas de numerosos dinosaurios que vagaron por su superficie hace unos 70 millones de años. Y aunque a simple vista podría parecer que estos antiguos reptiles desafiaron la gravedad, en realidad se debió a un proceso geológico.

El hallazgo en Denali es excepcional, ya que contiene un récord de huellas de diversas especies, superponiéndose en capas a lo largo de múltiples generaciones. Esto ha llevado a los asombrados investigadores a apodar el área como el "coliseo de dinosaurios".

Un abrevadero en una extensa llanura aluvial

Este yacimiento, que abarca el tamaño de un campo y medio de fútbol, revela pruebas de la presencia de ornitópodos, ceratópsidos y terópodos, lo que indica una diversidad significativa de especies y una persistente ocupación del lugar a lo largo del tiempo. Según los investigadores, la ubicación podría haber sido un abrevadero en una extensa llanura aluvial.

"No se trata solo de un nivel de roca con huellas", dijo Dustin Stewart, autor principal del estudio, publicado recientemente en la revista Historical Biology. "Es una secuencia a través del tiempo. Hasta ahora, Denali tenía otros sitios de huellas conocidos, pero nada de esta magnitud", agregó.

La actividad de las placas tectónicas hace que el suelo del Cretácico Superior
sea ahora un acantilado jalonado de huellas de dinosaurios.
/ Imagen: Patrick Druckenmiller
"Son preciosas", afirmó, por su parte, el paleontólogo Pat Druckenmiller, coautor del artículo y director del Museo del Norte de la Universidad de Alaska. "Se puede ver la forma de los dedos y la textura de la piel".

Aunque en un principio el yacimiento pasó desapercibido para los investigadores en el vasto paisaje del parque, la luz adecuada reveló su maravilla oculta. La posición del sol creó un efecto deslumbrante sobre las huellas, lo que llevó al equipo a darse cuenta de que habían encontrado algo realmente especial, por lo que inmediatamente documentaron el hallazgo.

"Cuando el sol forma un ángulo perfecto con esos yacimientos, simplemente explotan", dijo. "Todos nos quedamos atónitos y Pat nos dijo: 'Coged la cámara'. Estábamos alucinando", aseguró Stewart.

¿Cómo se acumularon las huellas de dinosaurio?

Una sola huella, probablemente de un tiranosaurio. / Imagen: Dustin Stewart
De acuerdo con un comunicado de la Universidad de Alaska Fairbanks, las huellas de dinosaurio se acumularon a lo largo de miles de años debido a diversos procesos de conservación. El movimiento de las placas tectónicas provocó que las huellas se elevaran y quedaran al descubierto a medida que el suelo se deformaba hacia arriba.

Según el Servicio de Parques Nacionales, esta actividad tectónica fue la que formó parte de la conmoción geológica que dio origen a la cordillera de Alaska, de 966 km de longitud, cerca del Parque Nacional de Denali.

Las huellas no solo representan la presencia de grandes dinosaurios herbívoros y carnívoros –un entorno diverso y boscoso donde convivían criaturas impresionantes como tiranosaurios, rapaces y reptiles voladores–, sino que también muestran rastros fosilizados de plantas, polen, crustáceos y aves zancudas.

"Era una zona boscosa repleta de dinosaurios", explica Druckenmiller. "Por Denali correteaba un tiranosaurio que era varias veces más grande que el oso pardo más grande de la actualidad. Había rapaces. Había reptiles voladores. Había aves. Era un ecosistema asombroso".

Los científicos esperan que estos descubrimientos proporcionen una comprensión más detallada del ecosistema hace 70 millones de años. "Todas estas pequeñas pistas nos ayudan a entender cómo era el medio ambiente en su conjunto", afirma Stewart.

Editado por Felipe Espinosa Wang.

dw.com

martes, 22 de agosto de 2023

La campaña de excavaciones en Torrelara sigue dando sorpresas

Un año más, la campaña de excavaciones en el yacimiento de Torrelara han vuelto a arrojar datos de lo más estimulantes. Ahora solo falta que la administración regional, empiece a tomárselo en serio. Con Fidel Torcida Fernández-Baldor, director de la XX Campaña de excavaciones en la Sierra de la Demanda y director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) en Canal 54.


canal54.es

sábado, 19 de agosto de 2023

Descubierta una “guardería de dinosaurios” de hace 150 millones de años en un yacimiento en riesgo de derrumbe

Unas 350 huellas halladas en Bolivia respaldan la idea de que los saurópodos adultos cuidaban de las crías de toda la manada y exponen las dificultades del país andino para proteger el patrimonio paleontológico

Reconstrucción artística del paso del grupo de saurópodos y la interacción 
con las otras especies que se atravesaron en su camino. Gabriel Díaz Yantén. 
Algo mucho más antiguo que la política se derrumbó también en 2019 en Bolivia. Una lluvia torrencial de primavera desmoronó entonces parte de los barrancos de un río, dejando al descubierto unas 350 huellas de dinosaurios en el departamento de Tarija, al sur del país andino. La investigación, publicada recientemente, revela “una auténtica guardería de dinosaurios”. Así la define uno de los autores, el paleontólogo argentino Sebastián Apesteguía, quien junto al resto de los científicos implicados en el descubrimiento reclama una protección y conservación adecuada de las huellas, que se mantienen a la intemperie y expuestas a desaparecer debido a nuevos derrumbes.

La escena que ilustra el hallazgo es la de dos saurópodos (dinosaurios del tipo de los brontosaurios) adultos guiando a cientos de crías en el Jurásico Superior, hace unos 150 millones de años, en plena época de esplendor de los dinosaurios. Además, dos ornitópodos (concretamente, iguanodontes) y un terópodo (del tipo de los tiranosaurios) se cruzan oblicuos y en calma por un camino que, para algunos paleontólogos, era parte de la ruta migratoria de dinosaurios más larga del mundo: trasladada a la geografía actual, iba desde el sur de Perú, pasando por el centro de Bolivia y hasta el norte de Argentina.

Pero la relevancia de este descubrimiento se relaciona con la culminación de otro recorrido, esta vez temporal. Hasta ahora, el país del altiplano andino contaba con registros de inicios y finales de la era de estos reptiles gigantes y “con esto, Bolivia ya tiene yacimientos de huellas de dinosaurios de los tres períodos: Triásico, Jurásico y Cretácico”, subraya Apesteguía, en una videollamada compartida con el geólogo boliviano Gustavo Méndez Torres y el icnólogo español Raúl Esperante, radicado en EE UU desde hace muchos años. Méndez Torres, primer autor del artículo y descubridor de las huellas, recuerda el momento del descubrimiento: “Sentí que me invadía una gran emoción; y más, al saber que fui el acreedor del único yacimiento de huellas del sistema Jurásico en Bolivia”.

El artículo describe las pisadas de los saurópodos adultos con una forma “redondeada, como la de los elefantes, y con entre 75 y 95 centímetros de diámetro”. Basándose en esos datos, los autores calcularon que tendrían la cadera a casi cuatro metros del suelo, que sus cuerpos medirían unos 20 metros de largo (desde la nariz hasta la cola) y que llevarían un andar pesado, de menos de cinco kilómetros por hora. Las huellas de las crías, en cambio, miden entre 15 y 30 centímetros de diámetro. En un comunicado de prensa, los investigadores destacan que “lo curioso es que no se ven más de esas huellas pequeñas en el yacimiento, lo que indica claramente que venían por el mismo sendero o en grupo compacto con los dos gigantes, mostrando un comportamiento de manada y de protección de las crías”.

El geólogo Gustavo Méndez Torres, descubridor de las huellas, trabaja con
los estudiantes de biología en la pendiente que contiene varios niveles con
huellas de dinosaurios. Ariel Ángel Céspedes Llave.  
Aunque los investigadores advierten de que no hay garantías absolutas de que estos saurópodos caminaban en grupo, exponen sus argumentos para creer que fue así. “Lo más simple es pensar que iban juntos. Además comparamos con modelos actuales, lo que llamamos autoecología: en la actualidad, vemos elefantes y otros vertebrados de gran tamaño que van acompañados de sus crías, al lado o detrás; y entonces deducimos por comparación”, justifica Esperante.

Otro detalle refuerza esa idea. “Si los jóvenes hubieran pasado como una hora después o al día siguiente, cabría esperar que pisaran las huellas de los adultos; pero lo que vemos es muy poco o casi nada de solapamiento entre las huellas”, explica el investigador Esperante. La superposición se habría dado con mayor probabilidad si hubieran transitado en distintos momentos. En cambio, las pisadas de las crías no pasan por encima de las de los adultos, sino que van por sus costados. Hay una razón de peso: “Los grandotes dejaron las marcas de las patas, pero todavía debía pasar la cola del enorme animal; entonces los chiquitos no pueden caminar por ahí, tienen que hacerse a un lado”, ilustra Apesteguía, investigador de Conicet.

Al repasar los detalles que les permiten aproximarse al intangible comportamiento de estos gigantes, Esperante no oculta su entusiasmo. “Es que este yacimiento es la leche. Es espectacular. Hay que ir a verlo”, recomienda. Apesteguía lanza enseguida una advertencia que cambia irremediablemente el resto de la conversación: “Antes de que se caiga”.

La prehistoria que se derrumba

Los problemas que el paleontólogo Esperante sorteó para llegar hasta el sitio resultaron un anticipo liviano de las complejidades que afectan a valiosos yacimientos como el de Tarija. “Justo viajé la semana de la caída de Evo Morales, en 2019. Estaba Cochabamba paralizada, todo el país, pero de alguna manera conseguí volar a Tarija”, recuerda. 

En medio de aquella crisis política, la protección del registro fósil no fue una prioridad y cuatro años después sigue siendo un desafío. “Uno de los grandes problemas en Bolivia, como en muchos lugares, es cómo proteger estos yacimientos que en general están muy inclinados”, expone Apesteguía. A menos de 500 kilómetros de Tarija se encuentra el monumento nacional paleontológico Cal Orcko, el sitio con huellas de dinosaurio más importante del mundo, con miles de icnitas de múltiples especies dispersas en barrancos con 70 grados de inclinación. “Con cualquier cosa que pasa arriba, se viene el derrumbe y en Tarija lo mismo. Se ve cómo un escalón de selva que se vino abajo y eso anticipa cuál va a ser el próximo”, describe el paleontólogo argentino mientras ruega una solución urgente.

“Proteger las huellas haciendo toda una estructura en la cuenca del río es imposible. Eso no lo van a poder hacer y no tiene sentido. Lo que sí hay que hacer es un escaneo de las huellas ya”, exige Apesteguía. Se refiere al levantamiento mediante fotogrametría, una medición de alta precisión a través de imágenes aéreas y satelitales, que permiten digitalizar las imágenes y conservarlas con máximo detalle.

Los científicos ponen énfasis en el valor de Tarija como patrimonio mundial. “Ha sido crucial en la paleontología durante mucho tiempo, desde el siglo XIX. Los más increíbles fósiles de megafauna de Tarija, del último millón de años, están en museos de todo el mundo, en lugares destacados de la exhibición”, resalta Apesteguía. Lo que describen empieza a parecer una versión moderna de expoliación, pero Esperante evita esa palabra: “Yo lo comparo con el éxodo de material arqueológico babilónico, sirio, egipcio, en el siglo XIX y comienzos del XX, hacia Europa fundamentalmente y hacia Norteamérica. Cuando no tenían el registro de cuidado y preservación que tienen ahora esos sitios. Esto es equivalente”.

https://elpais.com/elpais/2016/07/29/videos/1469798770_208752.html 

Méndez Torres añade al problema de gestión el de la falta de cultura científica: “En sitios donde hay hallazgos del Cuaternario, la gente baila sobre los fósiles porque hay sectores donde es totalmente imposible dar un paso sin pisar un registro. Mastodontes, gliptodontes, perezosos e infinidad de otros especímenes que están totalmente descuidados. Incluso donde hay letreros que advierten sobre las multas por llevarse fósiles sin autorización, he visto con mis propios ojos cómo un aficionado levantaba diez piezas, pagaba la multa y se las llevaba”. “Lamentablemente, aquí en Bolivia no hay interés”, denuncia.

Esperante achaca el problema a la ausencia de un protocolo estandarizado. “No hay un sistema oficial, regular, sistematizado para resguardar y proteger los fósiles. Algunos tienen la idea de que hay que conservarlo en el sitio, pero en dos años no queda nada. Necesitamos educar a los diversos estamentos en que conservación no significa dejarlo en el sitio, si el sitio no va a estar conservado”, advierte.

La naturaleza le da la razón. El geólogo boliviano da a sus colegas una mala noticia durante la videollamada. En febrero de 2020, en Tarija, “un desprendimiento de rocas por las lluvias arrastró parte del yacimiento [que reveló la guardería de dinosaurios]. En las noticias salió que un derrumbe obstaculizaba parte del camino y cuando lo vi inmediatamente me di cuenta de que era el sitio de las huellas”. Méndez Torres relata apenado cómo se acercó al lugar y habló con las autoridades locales, para pedirles que retirasen los bloques, “recuperarlas y llevarlas a algún lugar en el que se pudieran proteger”. “Pero luego los operadores de máquinas pesadas cargaron los escombros, se los llevaron y los tiraron quién sabe dónde. Así se perdieron algo más de 30 huellas que podrían estar expuestas en algún museo”, relata apenado el boliviano Méndez Torres.

Del expolio a la protección de fósiles

En busca de respuestas oficiales sobre la conservación de este yacimiento de gran importancia paleontológica, las consultas rebotan durante días entre diversos departamentos de gobierno. En el Viceministerio de Ciencia y Tecnología, en proceso de cambio de titular desde el pasado 27 de julio, la atención se deposita en una voluntariosa empleada técnica, quien limita la competencia de la división en la que trabaja a la promoción de la investigación científica, y deriva en el Ministerio de Culturas la tutela del patrimonio paleontológico. En ese ministerio, según responden, tampoco se encargan del tema (a pesar de que la Ley de Patrimonio Cultural Boliviano, de 2014, así lo indica). Lo que ocurre, en cambio, es un nuevo pase de pelota. En esa cartera, el Director General de Patrimonio Cultural, Gonzalo Vargas, traspasa la responsabilidad al Museo Nacional de Historia Natural, que depende del Ministerio de Medioambiente y Agua.

Las huellas se hallaron en una ladera inclinada del río Santa Ana, cerca del
pueblo de Entre Ríos, en Tarija (Bolivia). Gustavo Méndez Torres.
Allí, finalmente, se producen las primeras y únicas respuestas formales, por parte de un pequeño grupo de apasionados geólogos y biólogos, con más vocación que recursos, y cuya función en materia de protección de fósiles está limitada a la asesoría. “El Ministerio de Culturas no conocía mucho nuestra función”, cuenta el biólogo Hugo Araníbar, director del Museo Nacional de Historia Natural. A raíz de una serie de seminarios sobre tráfico de fósiles impartidos en los últimos dos años, solicitan su consejo en casos puntuales, pero para el caso del derrumbe de las huellas de Tarija, sin embargo, nadie les informó. “No tenemos conocimiento documentado de este tema”, declara Araníbar. Bernandino Mamani Quispe, geólogo y jefe de la Unidad de Paleontología del museo, lo ratifica y explica que si las autoridades de Tarija (o superiores) no solicitan su intervención, ellos no están autorizados a hacerlo.

Araníbar confirma la ausencia de un protocolo estandarizado, como señalaba el paleontólogo Esperante. La reglamentación pendiente serviría, además, para reforzar la lucha contra el tráfico de fósiles y el expolio iniciada hace casi 30 años. Hasta mediados de los años 1990 “venían investigadores [extranjeros] renombrados que no tenían en cuenta la normativa nacional. Entraban, investigaban y salían con los fósiles”, relata el biólogo. “Lo ideal es que los originales estén acá para que otros investigadores los puedan utilizar para sus estudios”, anhela Araníbar. Para su compañero geólogo, la fuga de fósiles no es un problema exclusivo de Bolivia sino algo que afecta en general a Latinoamérica. Un caso emblemático que señalan “de esta colonización indirecta que aún persiste” es el del fósil brasileño Ubirajara jubatus, recientemente restituido desde Alemania tras su apropiación en 1995.

El director del museo explica que para retener los fósiles en los sitios en los que fueron hallados, deben ponerse de acuerdo las autoridades locales, gubernamentales o indígenas, con los científicos, “pero para eso, deben construir los elementos que permitan el resguardo efectivo”. Cuando eso está garantizado, según aclara Araníbar, pueden ser devueltos a quien corresponda. “Por eso es importante fortalecer las capacidades locales”, añade.

Mamani Quispe lamenta, en ese sentido, que en el país haya solamente tres universidades que ofrecen la carrera de Geología; y en ella, la paleontología ocupa apenas dos semestres en el plan de estudios. “El problema es tan complejo que hay que mirarlo desde diferentes aristas. Quienes estamos trabajando en paleontología somos prácticamente quijotes, querendones del trabajo. Si yo me dedicara al petróleo o a la minería, ganaría cuatro o cinco veces lo que gano acá. Imagínese: para un joven con aspiraciones, no es atractivo”, explica el geólogo. A eso, le suma la falta de apoyo estatal a la investigación básica porque, según él, no se ve en ese tipo de ciencia un retorno productivo inmediato.

Sin embargo, se esfuerzan en crear esperanzas hacia la conservación de los fósiles: “Estamos en una etapa de elaboración de nuevos documentos, normativa y reglamentos que puedan uniformar el trabajo a nivel nacional. Estamos trabajando todavía”, dice Mamani Quispe. A pesar de todo, su pequeño grupo de quijotes, que resiste en el Museo Nacional de Historia Natural de Bolivia, persiste en proponer avances.

elpais.com