martes, 29 de noviembre de 2022

Anfibios gigantes extintos pesaban hasta 260 kilos

Reconstrucción artística de Eryops megacephalus (izquierda) y Paracyclotosaurus
davidi (derecha). - JOSÈ VITOR SILVA.
Paleontólogos han calculado la gran masa corporal de dos de los últimos temnospóndilos, anfibios que se parecen más a los cocodrilos, y que se extinguieron en el Cretácico, hace 120 millones de años.   

El estudio del equipo se publica en Palaeontology y determina pesos de entre 160 y 260 kilos.

"Estimar la masa en animales extintos presenta un desafío, porque no podemos pesarlos como lo haríamos con un ser vivo", dijo en un comunicado Lachian Hart, paleontólogo de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) y autor principal del estudio. "Solo tenemos los fósiles para decirnos cómo era un animal, por lo que a menudo necesitamos observar animales vivos para tener una idea sobre los tejidos blandos, como la grasa y la piel".

Hart dijo que los temnospóndilos eran "animales muy extraños". "Algunos crecieron hasta tamaños enormes, de seis o siete metros de largo. Pasaron por una etapa de larva (renacuajo) como los anfibios vivos. Algunos tenían cabezas muy anchas y redondas, como el Koolasuchus de Australia, recientemente nombrado como el Emblema Fósil del Estado Victoriano, y otros, como los temnospóndilos que usamos en este estudio, tenían cabezas más parecidas a las de los cocodrilos".

El megacéfalo Eryops de 1,8 metros de largo vivió durante el período Pérmico en lo que ahora es EE.UU., mientras que el Paracyclotosaurus davidi, un poco más largo, se conoce del Triásico de Australia. El Paracyclotosaurus con más inclinaciones acuáticas era el más pesado de los dos, inclinando la balanza a aproximadamente 260 kilogramos, donde Eryops pesaba unos 160 kilogramos más modestos.

"El tamaño de un animal es importante para muchos aspectos de su vida", dijo Hart. "Impacta de qué se alimentan, cómo se mueven e incluso cómo manejan las bajas temperaturas. Entonces, naturalmente, los paleontólogos están interesados en calcular la masa corporal de las criaturas extintas para que podamos aprender más sobre cómo vivían".

"Se han realizado varios estudios sobre la estimación de la masa corporal en otros grupos de animales extintos, como los dinosaurios, pero no de forma exhaustiva sobre los temnospóndilos. Sobrevivieron a dos de los eventos de extinción masiva de los Cinco Grandes de la Tierra, lo que los convierte en un estudio de caso muy interesante sobre cómo los animales se adaptaron después de estas catástrofes globales", dijo Hart.

Debido a que los temnospóndilos no tienen parientes vivos directos, el equipo de científicos tuvo que reunir una selección de cinco "análogos" modernos (como la salamandra gigante china y el cocodrilo de agua salada) para probar un total de 19 técnicas diferentes de estimación de masa corporal para determinar su idoneidad para su uso en temnospóndilos.

"Encontramos varios métodos que nos dieron estimaciones consistentemente precisas de la masa corporal en nuestros cinco animales vivos, que incluyeron el uso de ecuaciones matemáticas y modelos digitales tridimensionales de los animales", dijo Nicolas Campione de la Universidad de Nueva Inglaterra, Armidale, una autoridad en la estimación de la masa corporal que también participó en el estudio. "Hicimos la hipótesis de que, dado que estos métodos son precisos para animales que vivieron y se parecían a los temnospóndilos, también serían apropiados para su uso con temnospóndilos".   

El doctor Matthew McCurry, profesor titular de Ciencias de la Tierra en la UNSW y coautor del estudio, dijo: "Este trabajo ha demostrado que existen múltiples métodos para estimar la masa en temnospóndilos".

"No necesitamos todo el esqueleto para hacer esto, ya que algunos métodos implican usar el ancho del cráneo o la circunferencia de las piernas. El trabajo será útil para los paleontólogos porque muchos fósiles que encontramos son solo de una o dos partes del esqueleto."

europapress.es

La Tierra puede estar en la séptima extinción masiva, no la sexta

Una extinción similar a las seis grandes documentadas en la historia de la Tierra, incluida la actual, ocurrió hace 550 millones de años, durante el período Ediacárico.   

Diorama que representa criaturas marinas de la era de Ediacara.
- SMITHSONIOAN INSTITUTION
Este descubrimiento, que se fundamenta en evidencia de cambios ambientales, está documentado en un documento publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences por investigadores de la Universidad de California Riverside (UCR) y Virginia Tech.   

Aunque no está claro si esto representa una verdadera "extinción masiva", el porcentaje de organismos perdidos es similar a estos otros eventos, incluido el actual en curso.   

Los investigadores creen que los cambios ambientales son los culpables de la pérdida de aproximadamente el 80% de todas las criaturas ediacáricas, que fueron las primeras formas de vida multicelulares complejas del planeta.

"Los registros geológicos muestran que los océanos del mundo perdieron una gran cantidad de oxígeno durante ese tiempo, y las pocas especies que sobrevivieron tenían cuerpos adaptados para ambientes con menos oxígeno", dijo en un comunicado Chenyi Tu, paleoecóloga de la UCR y coautora del estudio.

A diferencia de los eventos posteriores, este primero fue más difícil de documentar porque las criaturas que perecieron tenían un cuerpo blando y no se conservaron bien en el registro fósil.

"Sospechábamos tal evento, pero para probarlo tuvimos que reunir una base de datos masiva de evidencia", dijo Rachel Surprenant, paleoecóloga de la UCR y coautora del estudio. El equipo documentó el entorno, el tamaño corporal, la dieta, la capacidad de movimiento y los hábitos de casi todos los animales ediacaranos conocidos.

Con este proyecto, los investigadores buscaron refutar la acusación de que la mayor pérdida de vida animal al final del período Ediacarano fue algo más que una extinción. Anteriormente, algunos creían que el evento podría explicarse porque no se recopilaron los datos correctos o por un cambio en el comportamiento de los animales, como la llegada de depredadores.

"Podemos ver la distribución espacial de los animales a lo largo del tiempo, por lo que sabemos que no solo se mudaron a otro lugar o se los comieron, sino que se extinguieron", dijo Chenyi. "Hemos mostrado una verdadera disminución en la abundancia de organismos".

También rastrearon la relación entre el área de superficie y el volumen de las criaturas, una medida que sugiere que la disminución de los niveles de oxígeno fue la causa de las muertes. "Si un organismo tiene una proporción más alta, puede obtener más nutrientes, y los cuerpos de los animales que vivieron en la próxima era se adaptaron de esta manera", dijo la paleoecóloga de la UCR, Heather McCandless, coautora del estudio.

Las criaturas de Ediacara se considerarían extrañas según los estándares actuales. Muchos de los animales podían moverse, pero no se parecían a nada que ahora estuviera vivo. Entre ellos se encontraban Obamus coronatus, una criatura en forma de disco llamada así por el expresidente, y Attenborites janeae, un pequeño ovoide que se asemeja a una pasa llamado así por el naturalista inglés Sir David Attenborough.

"Estos animales fueron el primer experimento evolutivo en la Tierra, pero solo duraron unos 10 millones de años. No mucho, en términos evolutivos", dijo Droser.   

Aunque no está claro por qué los niveles de oxígeno disminuyeron tan abruptamente al final de la era, está claro que el cambio ambiental puede desestabilizar y destruir la vida en la Tierra en cualquier momento. Dichos cambios han impulsado todas las extinciones masivas, incluida la que está ocurriendo actualmente.

"Nada es inmune a la extinción. Podemos ver el impacto del cambio climático en los ecosistemas y debemos tener en cuenta los efectos devastadores a medida que planificamos para el futuro", dijo Phillip Boan, geólogo de UC Riverside y coautor del estudio.

europapress.es

La comida ilustra la fisiología de nuestros primeros ancestros animales

El contenido de la última comida consumida por los primeros animales conocidos que habitaron la Tierra hace más de 550 millones de años ha desenterrado nuevas pistas sobre su fisiología.  Según publican científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU) en la revista 'Current Biology'.

El fósil de Kimberella. - ILYA BOBROVSKIY/GFZ-POTSDAM
La biota Ediacara es el organismo de gran tamaño más antiguo del mundo y data de hace 575 millones de años. Los investigadores de la ANU descubrieron que estos animales se alimentaban de bacterias y algas procedentes del fondo marino. Los hallazgos revelan más sobre estas extrañas criaturas, incluyendo cómo eran capaces de consumir y digerir alimentos.

Los científicos analizaron antiguos fósiles que contenían moléculas de fitosterol conservadas -productos químicos naturales que se encuentran en las plantas- que quedaban de la última comida de los animales.

Al examinar los restos moleculares de lo que comieron los animales, los investigadores pudieron confirmar que el organismo parecido a una babosa, conocido como Kimberella, tenía boca e intestino y digería los alimentos de la misma manera que los animales modernos. Los investigadores afirman que probablemente era una de las criaturas más avanzadas de los ediacaranos.

El equipo de la ANU descubrió que otro animal, que crecía hasta 1,4 metros de longitud y tenía un diseño similar al de las costillas impreso en su cuerpo, era menos complejo y no tenía ojos, boca ni intestino. En su lugar, la extraña criatura, llamada Dickinsonia, absorbía el alimento a través de su cuerpo mientras atravesaba el fondo del océano.

Nuestros descubrimientos sugieren que los animales de la biota Ediacara, que vivieron en la Tierra antes de la "Explosión Cámbrica" de la vida animal moderna, eran una mezcla de bichos raros, como Dickinsonia, y animales más avanzados como Kimberella, que ya tenían algunas propiedades fisiológicas similares a las de los humanos y otros animales actuales", dijo el autor principal, el doctor Ilya Bobrovskiy, del GFZ-Potsdam en Alemania.

Tanto Kimberella como Dickinsonia, que tienen una estructura y simetría distintas a las actuales, forman parte de la familia de biota Ediacara que vivió en la Tierra unos 20 millones de años antes de la Explosión Cámbrica, un acontecimiento importante que cambió para siempre el curso de la evolución de toda la vida en la Tierra.

"La biota Ediacara son realmente los fósiles más antiguos lo suficientemente grandes como para ser visibles a simple vista, y son el origen de nosotros y de todos los animales que existen hoy en día. Estas criaturas son nuestras raíces más profundas y visibles", añade el doctor Bobrovskiy, que realizó el trabajo como parte de su doctorado en la ANU.

El coautor del estudio, el profesor Jochen Brocks, de la Escuela de Investigación de Ciencias de la Tierra de la ANU, señala que las algas son ricas en energía y nutrientes y pueden haber sido fundamentales para el crecimiento de Kimberella.   

"El alimento rico en energía puede explicar por qué los organismos de la biota Ediacara eran tan grandes. Casi todos los fósiles anteriores a la biota Ediacara eran unicelulares y de tamaño microscópico", añade el profesor Brocks.

Utilizando técnicas avanzadas de análisis químico, los científicos de la ANU pudieron extraer y analizar las moléculas de esterol contenidas en el tejido fósil. El colesterol es el sello distintivo de los animales y es así como, ya en 2018, el equipo de la ANU pudo confirmar que la biota Ediacara se encuentra entre nuestros primeros ancestros conocidos.

Las moléculas contenían firmas reveladoras que ayudaron a los investigadores a descifrar lo que los animales comieron en el período previo a su muerte. El profesor Brocks apunta que la parte difícil era diferenciar entre las firmas de las moléculas de grasa de las propias criaturas, los restos de algas y bacterias en sus intestinos y las moléculas de algas en descomposición del fondo del océano que estaban todas juntas en los fósiles.

"Los científicos ya sabían que Kimberella dejaba marcas de alimentación al raspar las algas que cubrían el fondo marino, lo que sugería que el animal tenía un intestino. Pero sólo después de analizar las moléculas del intestino de Kimberella pudimos determinar qué comía exactamente y cómo digería los alimentos", explica el profesor Brocks.

"Kimberella sabía exactamente qué esteroles eran buenos para ella y tenía un intestino avanzado y bien ajustado para filtrar el resto --añade--. Este fue un momento Eureka para nosotros; al utilizar la química conservada en los fósiles, ahora podemos hacer visible el contenido de los intestinos de los animales, incluso si el intestino se ha descompuesto hace tiempo. Luego utilizamos esta misma técnica en fósiles más extraños, como el Dickinsonia, para averiguar cómo se alimentaba y descubrimos que el Dickinsonia no tenía intestino".    Bobrovskiy recuperó tanto los fósiles de Kimberella como los de Dickinsonia en acantilados escarpados cerca del Mar Blanco en Rusia -una parte remota del mundo que alberga osos y mosquitos- en 2018.

europapress.es

Las voraces hormigas guerreras también invadieron Europa

Un espécimen de la hormiga guerrera más antigua registrada ha aparecido conservada en ámbar báltico que data del Eoceno, hace unos 35 millones de años, revelando que estuvo presente en Europa.

Hormiga guerrera descubierta en ámbar del Báltico - SOSIAK ET AL. 2022,
MUSEUM OF COMPARATIVE ZOOLOGY
Su estilo de vida nómada y sus incursiones voraces han llevado a las hormigas guerreras (Dorylinae) a la mayoría de los continentes de la Tierra, pero este raro descubrimiento fósil ahora ofrece la primera evidencia de que estos depredadores alguna vez invadieron Europa, de la que están sorprendentemente ausentes en la actualidad.

El espécimen sin ojos Dissimulodorylus perseus (D. perseus), llamado así por el mítico héroe griego Perseo, quien derrotó a Medusa con el uso limitado de la vista, representa solo la segunda especie de hormiga guerrera fósil jamás descrita y el primer fósil de hormiga guerrera recuperado en el Hemisferio Oriental.

Con un tamaño de aproximadamente 3 milímetros de largo, los investigadores dicen que el fósil de hormiga saca a la luz linajes de hormigas guerreras previamente desconocidos que habrían existido en Europa continental antes de extinguirse en los últimos 50 millones de años.

Sorprendentemente, el fósil se mantuvo en la oscuridad durante casi 100 años en el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard, antes de ser identificado por la autora principal del artículo --publicado en Biology Letters-- y estudiante de doctorado en NJIT (Instituto Tecnológico de Nueva Jersey), Christine Sosiak.

"El museo alberga cientos de cajones llenos de fósiles de insectos, pero me encontré con un pequeño espécimen etiquetado como un tipo común de hormiga mientras recopilaba datos para otro proyecto", dijo Sosiak en un comunicado. "Una vez que puse la hormiga bajo el microscopio, inmediatamente me di cuenta de que la etiqueta no era precisa... pensé, esto es algo realmente diferente".

"Este ámbar habría sido excavado alrededor de la década de 1930 o antes, por lo que saber ahora que contenía una hormiga guerrera rara es lo suficientemente sorprendente, y mucho menos uno que demuestra que estas hormigas vagaban por Europa", dijo Phillip Barden, profesor asistente de biología en NJIT y autor senior del artículo. "De todo lo que sabemos sobre las hormigas armadas que viven hoy, no hay indicios de tal diversidad extinta. Con este fósil ahora fuera de la oscuridad, hemos obtenido un ojo de buey paleontológico poco común en la historia de estos depredadores únicos".   

Hoy en día, hay alrededor de 270 especies de hormigas guerreras que viven en el hemisferio oriental y aproximadamente 150 en América del Norte y del Sur.

Con base en el análisis de rayos X y tomografía computarizada del fósil, el equipo del NJIT reunió datos filogenéticos y morfológicos que ubican a D. perseus como un pariente cercano de las especies sin ojos de hormigas guerreras que se encuentran actualmente en África y el sur de Asia, llamadas Dorylus.

"En el momento en que se formó el fósil, Europa era más cálida y húmeda de lo que es hoy y puede haber proporcionado un hábitat ideal para las antiguas hormigas guerreras", dijo Barden. "Sin embargo, Europa experimentó varios ciclos de enfriamiento durante decenas de millones de años desde el Eoceno, lo que puede haber sido inhóspito para estas especies adaptadas a los trópicos".

El análisis del equipo reveló además que la hormiga poseía una glándula antibiótica agrandada, que normalmente se encuentra en otras hormigas guerreras para mantener la vida bajo tierra, lo que sugiere que el linaje de hormigas guerreras europeas perdido hace mucho tiempo era igualmente adecuado para la vida subterránea.

europapress.es 

Descubren un nuevo dinosaurio con forma de ave con restos de rana en el estómago

Los fósiles tienen más de 120 millones de años y han sido encontrados en lo que actualmente es China.

Wang et al
Hace muchos, muchos millones de años (más de 120), una especie de dinosaurio dromeosáurido degustó, entre otras cosas, una rana que a día de hoy hemos descubierto en su estómago fosilizado.

Bautizado como Daurlong wangi, este dinosaurio que vivió en Mongolia Interior durante el Cretácico Inferior, hace entre 130 y 120 millones de años, era de tamaño mediano y se parecía mucho a las aves que, en aquel momento de la historia del planeta, se alimentaban de peces, mamíferos y otros dinosaurios.

Un dromeosáurido de 1,5 metros

Sus restos han sido encontrados en Jehol Biota, un ecosistema terrestre y de agua dulce del Cretácico Inferior preservado en una formación rocosa de varias capas en la provincia occidental de Liaoning, al noreste de China.

“La Jehol Biota del Cretácico Inferior del noreste de China ha proporcionado una rica diversidad de dromeosáuridos, la mayoría de los cuales hacen referencia a los microrraptores. Su abundancia, cuando no se debe a una división taxonómica excesiva, puede explicarse ecológicamente asumiendo la segregación de nichos y evitando la competencia directa por los recursos”, explica Xuri Wang del Instituto de Geología de la Academia China de Ciencias Geológicas en su trabajo publicado en la revista Scientific Reports.

Según el análisis de los paleontólogos de un esqueleto casi completo de la criatura, el ejemplar habría medido aproximadamente 1,5 metros.

“La reconstrucción del tracto gastrointestinal en especies extintas, incluidos los dinosaurios, podría inferirse, indirectamente, a partir de los restos del contenido intestinal; menos frecuentemente por el análisis de los contenidos de coprolito; y rara vez de restos excepcionalmente conservados de los tejidos blandos. El espécimen de Daurlong wangi muestra el primer caso de preservación intestinal en un linaje de terópodos muy cercano a la ascendencia de las aves”, concluyeron los investigadores.

Referencia: X. Wang et al. 2022. Intestinal preservation in a birdlike dinosaur supports conservatism in digestive canal evolution among theropods. Sci Rep 12, 19965; doi: 10.1038/s41598-022-24602-x

muyinteresante.es

jueves, 24 de noviembre de 2022

Ganadores del XIV Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2022

Ya conocemos los ganadores de esta nueva edición

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León junto con el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes organizaron conjuntamente el XIV Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2022 en el mes de abril.

El tema principal del concurso son las ilustraciones sobre dinosaurios, que pueden representar reconstrucciones de los animales en vida (locomoción, reproducción, alimentación, etc.), situaciones de conducta (caza, lucha, grupos familiares, manadas y otros), en su medio, de los fósiles originales y de los ecosistemas que ocuparon. Otros grupos de seres vivos ilustrados han sido tortugas, reptiles marinos y pterosaurios, además de documentarse la vegetación y los paisajes característicos del Mesozoico.

Es el único concurso de estas características que se celebra en España. Su calidad está basada en el jurado que valora las obras presentadas; en esta ocasión ha estado formado por un equipo de 6 especialistas de distintas nacionalidades. Les agradecemos enormemente su implicación altruista en el Concurso:

- Mark Witton (Reino Unido), paleontólogo y paleoilustrador, Carlos A. Papolio (Argentina), paleoilustrador y Robert Nicholls (Reino Unido), paleoilustrador.

- Elena Cuesta Fidalgo (España) y Penélope Cruzado Caballero (España). Paleontólogas especializadas en dinosaurios.

- Diego Montero Huerta, miembro del Comité científico del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (España).

En esta decimocuarta edición se han seleccionado un total de 37 ilustraciones de 20 paleoilustradores de América (Brasil, Argentina, Chile y México) y Europa (Alemania, España e Italia). En total 7 países y 2 continentes. El concurso está consolidado como referencia internacional para artistas de la paleontología.

Podéis ver las obras seleccionadas en este Blog de la Fundación Dinosaurios CyL titulada "Trabajos seleccionados XIV Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2022". Y de manera presencial en la Exposición en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) hasta el mes de marzo de 2023.

Los premios están financiados por la Fundación Dinosaurios CyL y por la empresa salense Hernáiz Construcciones Hercam, S.L. Los premios otorgados han sido los siguientes: 

PRIMER PREMIO:

"Europatitán y pterosaurios". Autor: Daniel Boh (Argentina).

La obra representa a un Europatitán eastwoodi visto desde el suelo. En el cielo se ven volando un grupo de pterosaurios.

Técnica: Pintura digital.




SEGUNDO PREMIO:

"Europatitan eastwoodi". Adrián Blázquez Riola (España).

Reconstrucción paleoambiental de la comarca de Sierra de la Demanda, durante el Cretacico medio (hace 125 m.a.), donde se aprecia el dinosaurio saurópodo Europatitan eastwoodi en el centro de la obra, a la izquierda en el cielo una pareja de Ornithocheridae indet y a la izquierda abajo un pequeño Hypsilophodon. La paleoflora de la ilustración está compuesta por helechos, diversos tipos de gimnospermas.

Realizada en digital con Photoshop.

PREMIO TIERRA DE DINOSAURIOS:

“The Call of the Forest of Burgos”. Autor: Márcio Luiz de Castro (Brasil).

Una bandada de Camptosaurus buscando refugio de la lluvia en un bosque del lejano Jurásico, donde podemos ver parte de una vegetación de coníferas, helechos, cícadas y colas de caballo.

Técnica: Paleoarte digital 3D realizado con Zbrush, Blender y Photoshop. 

ACCÉSIT: 

“Atardecer de Domeyko”. Autor: Rodrigo Laharoa Rodríguez (Chile).

Especie: Domeykodactylus ceciliae, reptil volador chileno, presente en la antigua cordillera de Domeyko y en el mar mesozoico del mismo nombre. Formación: Sierra de Candeleros, Chile.

Descripción de la obra: reconstrucción de un pterosaurio con muy pocos fragmentos encontrados de su cráneo, ilustre a la criatura en su vida diaria aprovechando los ricos nichos alimentarios de las rocosas playas del mar de Domeyko.

Técnica: ilustración digital.

Por último, nos gustaría agradecer a todos los artistas que han participado en esta decimocuarta edición con sus maravillosas ilustraciones. ¡Os esperamos para el próximo año!

También cómo no, a la empresa Hernáiz Construcciones Hercam,S.L. por colaborar un año más con el Concurso.

sábado, 19 de noviembre de 2022

Los proyectos españoles de arqueología y paleontología en el extranjero, en la vanguardia mundial

La Fundación Palarq anuncia subvenciones a 57 proyectos liderados por equipos de instituciones y universidades españolas que trabajan en yacimientos fuera de Europa. 

Vista del yacimiento arqueológico de Tipasa, en el Magreb.
Foto: Alejandro Quevedo.
Las investigaciones españolas en la región del Mons Smaragdus, en el Desierto Arábigo egipcio, donde se conservan las únicas minas de esmeralda del Imperio romano; en Utica, la ciudad fenicia más antigua de África; o en Tell el-Far'a, que podría ser la urbe bíblica de Tirsa, van a seguir contando con el respaldo de la Fundación Palarq. En total, la entidad privada sin ánimo de lucro ha resuelto subvencionar, de cara a los trabajos científicos que se realizarán en 2023, a 57 equipos españoles de arqueología y paleontología que realizan sus estudios fuera de territorio peninsular y de Europa. 

Esta nómina de ayudas se suma a la convocatoria, abierta también este año, para respaldar económicamente los análisis de materiales hallados por otros 115 proyectos punteros españoles que excavan en algunos de los yacimientos más singulares de las 17 comunidades autónomas. El objetivo reside en proporcionar financiación para realizar análisis genéticos y determinar grados de parentesco, estudios de isótopos para determinar la dieta de los primeros humanos o paleoclimáticos para determinar la evolución del planeta. 

"Los análisis realizados en laboratorios de prestigio nacionales e internacionales como el centro nacional de aceleradores del CSIC en Sevilla o el laboratorio Beta Analytic en Estados Unidos arrojan resultados que ponen a la investigación española en estas disciplinas, en la vanguardia mundial", ha destacado la Fundación Palarq en una nota de prensa. Desde su creación en 2016, la entidad, que además ha creado el Premio Nacional de Arqueología y Paleontología, dotado con 80.000 euros y que se falla bienalmente, ha subvencionado a más de medio millar de equipos de investigación liderados por instituciones españolas.

Almazara romana de Henchir el Begar 2. (Región de Kasserine, Túnez).
Proyecto IPAR, España – Institut National du Patrimoine, Túnez 
De los 57 proyectos de excavación en el extranjero seleccionados, la mayor parte de los trabajos (33) se encontrarán en el continente africano, en países como Egipto, con las misiones en Oxirrinco o el Proyecto Djehuty, Marruecos o Tanzania. En Asia se contabilizan doce en yacimientos de la India, Iraq, Israel, Jordania o el Kurdistán; mientras que Sudamérica y Centroamérica reúnen los otros 12, repartidos entre Argentina, Chile, Ecuador, México y Perú. 

Hay ocho investigaciones que engrosan el programa por primera vez, como el "Proyecto Uxmal. Grupo de las Columnas", en Yucatán, México (Universidad de Valencia); "Muerte en las colinas. Proyecto al Khudairah, Sharjah", en Emiratos Árabes Unidos (Universidad Autónoma de Madrid); "Almazaras romanas en la región de Kasserine", en Túnez (Universidad Complutense de Madrid); "Innovaciones sociales, impacto ambiental y cambios paleoclimáticos en la costa atlántica de Tierra del Fuego durante el Holoceno tardío", en Argentina (Universidad de Barcelona). 

El gran templo recortado en la roca del yacimiento del Parque Nacional
de Wadi Gemal. Proyecto Sikait 
La lista la completan "ComplexEquals: Análisis del paisaje político de las primeras comunidades aldeanas del sur de las Cumbres Calchaquíes (Provincia de Tucumán, Argentina) entre complejidad social e igualitarismo" (Universidad de Alicante); "Excavaciones arqueológicas en los 'geoglifos' de la Reserva Extrativista Chico Mendes", en Brasil (UV); "El estudio del paisaje agrario prehispánico andino. Excavaciones arqueológicas en las terrazas imperiales Huari e Inca del valle de Sondondo", en Perú (Universidad de Oviedo); y "Rock Art in Sharjah. Sharing the Past", en EAU (Universidad de Zaragoza y Universidad Politécnica de Madrid). [Aquí puedes consultar la lista de los 57 proyectos subvencionados]. 

Algunas de las instituciones responsables de estos proyectos son la Fundación Atapuerca, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) o el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES), así como una veintena de universidades entre las que se encuentran las universidades de Alicante, Almería, Barcelona, Burgos, Cantabria, Cádiz, Córdoba, Granada, Jaén, La Laguna, Santiago de Compostela, Valencia, la Universidad Complutense de Madrid, la Universitat Autònoma de Barcelona, la Universitat Pompeu Fabra y la UNED.

Por qué los saurópodos tenían cuellos tan largos

Los saurópodos se encuentran entre los dinosaurios más reconocibles por sus largos cuellos. Una serie de características anatómicas les permitían alcanzar longitudes de hasta 15 metros. ¿Cómo llegaron a desarrollar estos cuellos y, sobre todo, para qué los necesitaban?

Los saurópodos son los animales terrestres más grandes que jamás han existido.
Foto: iStock / dottedhippo
Conocidos popularmente como dinosaurios de cuello largo, los saurópodos son un grupo de dinosaurios que prosperaron a lo largo de los tres periodos del Mesozoico (Triásico, Jurásico y Cretácico). El secreto de su éxito está a menudo en su enorme tamaño, aunque no todos fueron gigantes, y en sus largos cuellos, que les permitían alcanzar las cotas más altas de los árboles que estaban fuera del alcance de otras criaturas. En relación con la longitud total de su cuerpo, los saurópodos son los animales terrestres más grandes y de cuello más largo que han existido jamás.

¿Pero cómo llegaron a tener estos cuellos, o más bien, cómo era posible que su cuerpo pudiera soportarlos? Actualmente, el animal que más se les acerca es la jirafa, que puede alcanzar unos tres metros de longitud: los saurópodos más grandes llegaban a quintuplicar este número, hasta unos portentosos quince metros de cuello; un récord que no sería posible sin un conjunto de características anatómicas que solo encontramos en los saurópodos, aunque algunas de ellas también las comparten las aves modernas.

Los secretos de los cuellos largos

El principal secreto del largo cuello de los saurópodos está en sus vértebras: estas eran numerosas (hasta 19), alargadas y muy ligeras en relación a su tamaño, puesto que en su interior había cámaras de aire como las que tienen las aves actuales. Sus cráneos también eran muy ligeros y sus cabezas muy pequeñas en relación con el conjunto del cuerpo: el examen de los huesos ha determinado que los saurópodos no masticaban el alimento, sino que lo engullían para digerirlo directamente, lo cual les ahorraba algunos huesos y músculos destinados a esa función.

Como resultado de todo esto, el cuello y la cabeza eran mucho más ligeros de lo que habrían sido sin estas características y las vértebras tenían que soportar un peso relativamente bajo. Además, alrededor de estas había una estructura de músculos, tendones y ligamentos que distribuían este peso y actuaban como amortiguadores, permitiendo a los dinosaurios mover un cuello tan largo de una forma segura y eficiente. El resultado era un cuello que era no solamente largo, sino también increíblemente flexible y podía moverse en todas direcciones sin riesgo de lesiones.

El cuello de los saurópodos era sorprendentemente ligero en relación a su tamaño

Modelo a escala real de Patagotitan mayorum, el dinosaurio más grande
que se ha descubierto.  / 
Foto: iStock / Neurobite
Estas adaptaciones son características de los saurópodos y no las comparten con otros animales prehistóricos, como los plesiosaurios: estos también tenían cuellos largos, aunque proporcionalmente menores si tenemos en cuenta el tamaño total del cuerpo, mientras que los cuellos de los saurópodos representaban de media una tercera parte de su longitud total. Además, en un medio acuático el peso que tenía que soportar el cuello era menor.

Adaptaciones necesarias

La otra cuestión, al margen de cómo podían tener cuellos tan largos, es por qué los necesitaban. Ciertamente así podían alcanzar las copas de los árboles, pero lo que llama la atención es la desproporción de esta parte del cuerpo.

La explicación más plausible es la eficiencia, puesto que eran animales que podían pesar varias decenas de toneladas y tenían una dieta poco energética: según los cálculos de los paleontólogos, un saurópodo de 13 toneladas debía comer alrededor de 500 kilos de hojas al día. Esto significaba comer mucho y rápido por lo que, cuanto menos tuvieran que moverse, mejor.

Un saurópodo de 13 toneladas debía comer alrededor de 500 kilos de hojas al día

Esta hipótesis explica muchas de las características de esta aparente desproporción entre el cuello y el resto del cuerpo. Por una parte, podían alcanzar una gran cantidad de alimento sin tener que mover más que el cuello; por otra, engullendo las hojas sin masticarlas ahorraban tiempo; finalmente, limitando el tamaño del torso, disminuían la cantidad de alimento que debían ingerir, ya que de haber tenido un cuerpo más proporcionado habrían pesado tanto que, simplemente, les sería imposible comer todo lo que necesitaban.

Así, convirtiéndose básicamente en máquinas de engullir, los saurópodos pudieron alcanzar tamaños enormes con un coste energético asumible. Y este tamaño era en sí una defensa, ya que los convertía en presas muy difíciles o imposibles para muchos depredadores.

nationalgeographic.com.es

Descubiertos los restos de la gigantesca y enigmática ‘tortuga leviatán’ en los Pirineos

Recreación artística de la nueva especie Leviathanochelys aenigmatica,
"la tortuga leviatán enigmática" encontrada en los Pirineos.
/ Agnès Amblàs – ICRA / Museo de la Conca Dellà
Tan grande como un monovolumen, la mayor tortuga encontrada en Europa y la segunda del mundo vivió hace 83 millones de años. Su nombre, Leviathanochelys aenigmatica, hace referencia al Leviatán, la mítica bestia marina bíblica, y a sus peculiares características esqueléticas, que dejaron perplejos a los paleontólogos que la excavaron en el Pirineo catalán.

Investigadores del Institut Català de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), el Museo de la Conca Dellà (MCD en Isona, Lleida)  y la universidad checa de Masaryk Brno describen esta semana en la revista Scientific Reports una nueva especie de tortuga marina del Cretácico superior, hace unos 83 millones de años: Leviathanochelys aenigmatica. Su nombre científico significa “la tortuga leviatán enigmática” por la famosa bestia bíblica marina de enormes dimensiones y algunas características únicas de su esqueleto.

Con 3,7 m de largo, la tortuga marina fósil Leviathanochelys aenigmatica es la más grande de Europa y la segunda del mundo. Su nombre significa “tortuga leviatán enigmática” por la colosal bestia marina bíblica y características únicas de su esqueleto

“La sorpresa fue mayúscula. Lo cierto es que no son habituales los restos de reptiles marinos en los Pirineos y menos de estas dimensiones”, explica el coautor Oscar Castillo, investigador del ICP y el MCD. Los restos fósiles de este reptil, del que solo se conoce parte de su caparazón y la pelvis, permiten estimar una longitud total de la concha de 3,7 metros de largo.

Los restos fósiles de la tortuga en el yacimiento durante el proceso de extracción.
/ Ángel Galobart / MCD-ICP
Se trata de la tortuga marina más grande de Europa y la segunda del mundo, solo superada por el género Archelon de Norteamérica, que medía hasta cuatro metros y medio de largo. "La morfología de los fósiles también era muy curiosa, en el proceso de investigación tuvimos claro que se trataba de una nueva especie para la ciencia", afirma el paleontólogo.

El estudio señala que Leviathanochelys es uno de los representantes más antiguos de las Chelonioidea, el grupo que incluye a todas las tortugas marinas actuales. Más allá de sus colosales dimensiones, la nueva especie presenta unas protuberancias en la parte anterior de la pelvis nunca vistas en ninguna otra tortuga, ni terrestre ni marina.

Esta nueva especie presenta unas protuberancias en la parte anterior de la pelvis nunca vistas en ninguna otra tortuga, ni terrestre ni marina

Los autores creen que estas proyecciones óseas, ligadas a la musculatura que controlaba la contracción del vientre del animal, habrían podido participar en funciones relacionadas con su sistema respiratorio.

Las características anatómicas de esta nueva especie sugieren que tenía un estilo de vida pelágico y era capaz de alcanzar grandes profundidades.

Hallazgo casual por un excursionista

El descubrimiento de los restos fósiles tuvo lugar en julio de 2016 por parte de un excursionista cerca de Cal Torrades, en el municipio de Coll de Nargó (Alt Urgell), que notificó el hallazgo al Espai Dinosfera, un centro de divulgación de la paleontología de los Pirineos vinculado al MCD.

Un equipo formado por personal investigador y del Servicio de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de la Generalitat de Cataluña se desplazó entonces al lugar del hallazgo y organizó una intervención de urgencia para preservar los restos que habían quedado expuestos al aire libre. Posteriormente, se depositaron en el Museo de la Conca Dellà a la espera de ser estudiadas.

Excavación llevada a cabo en noviembre de 2020 en el yacimiento
de Cal Torrades. / Àngel Galobart / ICP-MCD
A raíz del estudio preliminar realizado por Oscar Castillo en el marco de su trabajo de máster, se efectuaron nuevas campañas de excavación en el yacimiento que permitieron recuperar la parte posterior del caparazón y una pelvis casi completa de casi 90 cm de ancho.

A partir de ahora, los restos fósiles de Leviathanochelys serán expuestos de forma permanente en el Espacio Dinosfera de Coll de Nargó, un centro que forma parte de Dinosaurios de los Pirineos, una red de museos y centros de interpretación impulsada desde el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont para divulgar el extraordinario patrimonio paleontológico de los Pirineos y que se encuentra dentro del UNESCO Global Geoparc ORIGENS.

No solo dinosaurios en los Pirineos

El registro fósil de los Pirineos es conocido mundialmente por los numerosos restos de dinosaurios que se han excavado y que ha permitido describir nuevas especies para la ciencia. En los últimos años se han descrito tres especies únicas de estos animales en esta región: el gigantesco Abditosaurus, un titanosaurio de más de 15 metros de largo; el diminuto y escurridizo carnívoro Tamarro y el hadrosaurio primitivo Fylax.

Estas especies son algunos de los últimos representantes de dinosaurios que vivieron en Europa hace unos 70 millones de años, poco antes de que se extinguieran por todo el mundo.

Durante el Cretácico, y el Mesozoico en general, el Pirineo todavía no se habían levantado y el mar bañaba las llanuras costeras. Ríos, lagos y playas eran el paisaje de muchas zonas del Berguedà, el Alt Urgell, el Pallars Jussà y la Noguera.

Aunque los dinosaurios eran las especies más representativas de este ecosistema, ahora ocasionalmente también se encuentran restos de animales marinos, como la nueva especie de tortuga leviatán.

Referencia:

O. Castillo-Visa et al. "A gigantic bizarre marineturtle (Testudines: Chelonioidea) from the Middle Campanian (Late Cretaceous) of South‑western Europe". Scientific Reports, 2022.

agenciasinc.es

jueves, 17 de noviembre de 2022

Primera evidencia fósil de una serpiente vivípara

En la sección trasera de la serpiente hembra se pueden ver los huesos de al menos
dos embriones. - SENCKENBERG

Un equipo argentino-alemán de científicos ha descubierto la primera evidencia fósil del mundo de serpientes nacidas vivas, en el yacimiento alemán Patrimonio de la Humanidad de Messel.

En el estudio, publicado en la revista The Science of Nature, los investigadores describen huesos de embriones de serpiente descubiertos en el cuerpo de la madre. El hallazgo muestra que las serpientes vivíparas ya existían hace al menos 47 millones de años.

La mayoría de los reptiles vivos hoy en día ponen huevos; esta llamada oviparidad es su modo de reproducción más común. Pero hay excepciones: se sabe que numerosas especies de lagartos y serpientes se desvían de la norma y dan a luz a sus crías vivas, de forma vivípara.

"La preservación fósil de eventos reproductivos es generalmente muy rara. En total, hasta la fecha solo se han descubierto dos registros fósiles de reptiles terrestres vivíparos. Ahora hemos logrado describir la primera evidencia fósil del mundo de una serpiente vivípara", dice la doctora Krister Smith, del Instituto de Investigación Senckenberg y el Museo de Historia Natural de Frankfurt.

El fósil Messelophis variatus, de una familia de serpientes parecidas a una boa, mide unos 50 centímetros de largo, data del Eoceno y está relacionado con las boas enanas actuales de América Central.

"La especie se encuentra entre las serpientes más comunes conocidas de Messel. Sin embargo, este espécimen, que tiene unos 47 millones de años, nos sorprendió: es una hembra preñada con al menos dos embriones encontrados en el tercio posterior del área de su tronco", explica la doctora Mariana Chuliver, autora principal del estudio de la Fundación de Historia Natural en Buenos Aires.

Su colega y coautor, el doctor Agustín Scanferla, dice: "Al examinar el fósil, nos dimos cuenta de que algunos de los huesos del cráneo presentes provenían de pequeñas boas de no más de 20 centímetros de largo. Estos huesos estaban ubicados a bastante distancia detrás del estómago. Si fueran parte de la presa de la serpiente, ya habrían sido digeridos tan atrás en el intestino y ya no serían reconocibles. Por lo tanto, deben representar los embriones de la boa. El hecho de que los huesos sean de serpientes muy jóvenes, pero ya más desarrollado que en un huevo no puesto, apoya la suposición de que aquí estamos tratando con una hembra embarazada y vivípara".   

En los nacidos vivos, las crías permanecen en el cuerpo de la hembra hasta que son viables, lo que elimina la necesidad de una cáscara de huevo protectora. Esto se considera una estrategia evolutiva ventajosa para los reptiles en climas fríos, ya que la temperatura dentro del cuerpo de la hembra es más estable y, por lo tanto, más segura para sus crías. Por lo tanto, muchos de los lagartos y serpientes vivíparos de hoy en día han evolucionado en climas bastante más fríos.   

"Durante el Eoceno, sin embargo, la Tierra estuvo dominada por un clima de invernadero persistente con temperaturas cálidas, un alto contenido de dióxido de carbono en la atmósfera y polos sin hielo. Alrededor del lago Messel, las temperaturas promedio en ese momento eran de unos 20 grados centígrados", y las temperaturas invernales no cayeron por debajo del punto de congelación. Aún se desconoce por qué las boas dieron a luz a crías vivas hace 47 millones de años a pesar de este hecho. Quizás fósiles adicionales de este sitio único nos ayuden a resolver este misterio", concluye Smith.

europapress.es

No hubo feroz depredador en la estampida de dinosaurios

La inteligencia artificial ha revelado que las huellas atribuidas a un feroz depredador en la única estampida de dinosaurios de la que se conserva registro corresponden en realidad a un tímido herbívoro.

Imagen digital de primer plano de huellas de dinosaurios en Lark Quarry.
- WIKIPEDIA
En una colaboración internacional, el paleontólogo de la Universidad de Queensland, el Dr. Anthony Romilio, utilizó el reconocimiento de patrones de IA para volver a analizar las huellas del Monumento Nacional Dinosaur Stampede, al suroeste de Winton en el centro de Queensland (Australia).

Descubierto hace medio siglo, se le considera el sitio del único registro conocido en el mundo de una estampida de dinosaurios, con huellas fosilizadas que han sido interpretadas como las de un depredador --Australovenator, con patas de casi dos metros de largo-- que acechó y causó una estampida de alrededor de 150 dinosaurios de dos patas.

"Se pensaba que las huellas misteriosas se dejaron durante el Período Cretácico medio, hace unos 93 millones de años. Pero determinar qué especie de dinosaurio hizo exactamente las huellas, especialmente de hace decenas de millones de años, puede ser un asunto bastante difícil y confuso. Particularmente porque estas grandes huellas están rodeadas por miles de diminutas huellas de dinosaurios, lo que lleva a muchos a pensar que esta bestia depredadora podría haber provocado una estampida de dinosaurios más pequeños. Entonces, para resolver el caso, decidimos emplear un programa de inteligencia artificial llamado Redes neuronales convolucionales profundas", explicó en un comunicado.

Fue entrenado con 1.500 huellas de dinosaurios, todas de origen terópodo u ornitópodo, los grupos de dinosaurios relevantes para las huellas del Monumento Nacional Dinosaur Stampede.  

Los resultados fueron claros: las huellas habían sido hechas por un dinosaurio ornitópodo herbívoro.

El Dr. Jens Lallensack, autor principal de la Universidad John Moores de Liverpool en el Reino Unido, dijo que la asistencia de la computadora fue vital, ya que el equipo se encontraba originalmente en un callejón sin salida.

"Estábamos bastante atascados, así que gracias a Dios por la tecnología moderna. En nuestro equipo de investigación de tres, una persona estaba a favor de los comedores de carne, una persona estaba indecisa y otra estaba a favor de los comedores de plantas. Entonces, para verificar realmente nuestra ciencia, decidimos acudir a cinco expertos para obtener aclaraciones, además de usar IA. La IA fue la clara ganadora, superando a todos los expertos por un amplio margen, con un margen de error de alrededor del 11 por ciento. Cuando usamos la IA en las huellas grandes del Monumento Nacional Dinosaur Stampede, todas menos una de estas huellas se clasificaron con confianza como dejadas por un dinosaurio ornitópodo, nuestro 'depredador' prehistórico", explicó.   

El equipo espera continuar agregando a la base de datos de huellas de dinosaurios fósiles y realizar más investigaciones de IA.

La investigación se publica en el Journal of The Royal Society Interface e incluye colaboraciones entre investigadores australianos, alemanes y del Reino Unido.   

Una réplica del rastro de dinosaurio se exhibe en el Museo de Queensland, Brisbane, y el sitio del rastro se puede visitar cerca del suroeste de Winton, Queensland.

martes, 15 de noviembre de 2022

Hallan una nueva especie de pterosaurio en Angola

Con alas que se extienden casi 5 metros, la nueva especie de pterosaurio ha sido descubierta en la costa atlántica de Angola.

Una nueva especie de la era de los dinosaurios ha sido identificada por un equipo internacional de científicos que nombró al nuevo género y especie Epapatelo otyikokolo. Esta nueva especie de pterosaurio o reptil volador fue encontrado en la misma región que los fósiles de grandes animales marinos actualmente en exhibición en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, en la costa atlántica de Angola.

"Este nuevo descubrimiento nos da una mejor comprensión del papel ecológico de las criaturas que volaban sobre las olas de Bentiaba, en la costa oeste de África, hace aproximadamente 71,5 millones de años", dijo el miembro del equipo Michael J. Polcyn.

Y este es uno de los aspectos que más llama la atención del descubrimiento, pues sus fósiles datan del Cretácico superior.

Un museo bajo tierra

El equipo internacional descubrió y recolectó los catorce huesos de Epapatelo otyikokolo en Bentiaba, Angola, a partir de 2005. Bentiaba se encuentra en la costa de Angola que el equipo llamó un "museo bajo tierra" debido a la gran cantidad de fósiles que se descubrieron.

Respecto al reciente hallazgo, se cree que Epapatelo otyikokolo fue un pterosaurio que se alimentaba de peces, similar a las grandes aves marinas modernas.

"Probablemente pasaron tiempo volando sobre ambientes de aguas abiertas y buceando para alimentarse, como lo hacen hoy en día los alcatraces y los pelícanos marrones", dijo Louis L. Jacobs, coautor del trabajo.

El nombre del género 'Epapatelo' es la traducción de la palabra del dialecto angoleño Nhaneca que significa "ala", y el nombre de la especie "otyikokolo" es la traducción de 'lagarto'. El pueblo Nhaneca o Nyaneka es un grupo indígena de la provincia de Namibe en Angola, la región donde se encontraron los fósiles.

Referencia: Alexandra E. Fernandes, Octávio Mateus, Brian Andres, Michael J. Polcyn, Anne S. Schulp, António Olímpio Gonçalves, Louis L. Jacobs. Pterosaurs from the Late Cretaceous of Angola. Diversity, 2022; 14 (9): 741 DOI: 10.3390/d14090741

muyinteresante.es

Enigmatic tracks of solitary sauropods roaming an extensive lacustrine megatracksite in Iberia

ESTAMOS DE ENHORABUENA

El mapa geológico, la ubicación de los sitios y la sección estratigráfica fueron
elaborados por uno de los autores (P. Huerta) de este manuscrito.
Nos informan desde la mega revista científica Scientific Reports que el artículo sobre Iniestapodus burgensis ha superado más de 3.500 descargas; hay más datos sobre este éxito, por ejemplo: https://nature.altmetric.com/details/112090839.

Este artículo se encuentra en el percentil 97 (en el puesto 9.655) de los 343.218 artículos rastreados de una edad similar en todas las revistas y en el percentil 99 (en el puesto 1) de los 2 artículos rastreados de una edad similar en Scientific Reports".

https://www.nature.com/articles/s41598-021-95675-3/metrics

https://nature.altmetric.com/details/112090839

Circuito Las Sereas 8. Huellas de Iniestapodus burgensis: (a) Ortofoto de la huella
 de LS8A; (b) Cartografía interpretativa de la vía LS8A; (c) Sección inicial de la
vía LS8A, desde LS8A,1p hasta LS8A,7p; (d) Tramo final de vía LS8A,
desde LS8A,20m hasta LS8A,27m; (e) Un detalle de las vías LS8A,4p/ m; LS8A,
5p/m; LS8A,6p; y LS8A,7p; (f) Par LS8A, 21p/m; (g) Par LS8A, 22p/m.
El trabajo de investigación se ha llevado a cabo por un equipo encabezado por Fidel Torcida Fernández-Baldor (Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, Burgos) y en el que participan Ignacio Díaz Martínez (CONICET- Universidad Nacional de Río Negro, Argentina), Pedro Huerta Hurtado (Universidad de Salamanca, Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas), Diego Montero Huerta (Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas) y Diego Castanera (Institut Català de Paleontologia Miguel Crusafont).


nature.com