El Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas de los Infantes no puede abordar «con seguridad» el trabajo bajo una pared de dos metros donde hay más fósiles. Requiere una logística compleja que «sin apoyo regional no podemos asumir»
Trabajos en el yacimiento de Torrelara de anteriores campañas. ECB
El Colectivo Arqueológico y Paleontológico de Salas (CAS) afronta su vigésima campaña con las mismas estrecheces de siempre y la impotencia de no recibir todos los apoyos necesarios para rescatar lo que el sedimento ofrece. Afrontan la quinta excavación en el rico yacimiento de Valdepalazuelos-Tenadas del Carrascal en la localidad de Torrelara. Probablemente será la última excavación en esta zona y se abordará otro yacimiento en próximas campañas.
«Es probable que esta sea la última campaña en Torrelara y
no porque el yacimiento esté agotado sino por la dificultad de mantener la
seguridad para trabajar allí ante las dimensiones que está tomando la
superficie de excavación», explica el director del Museo de Dinosaurios de
Salas y responsable de los trabajos científicos, Fidel Torcida. La fosa donde
han aparecido hasta seis especies diferentes de dinosaurios de la época final
del Jurásico, es decir, huesos de hace 145 millones de años, se ha ido agrandado
con el tiempo.
En la evolución del trabajo de campo se observa que la
colección de fósiles, en seis años han obtenido un millar de restos que se
corresponden con 850 registros diferentes, «se meten bajo una pared de dos
metros de altura que hace muy difícil avanzar», añade el director de la
excavación. Es un reto logístico y operativo que sin más apoyos que los de los
municipios de Torrelara y Salas de los Infantes y la Diputación Provincial no
pueden asumir.
El sistema que plantea este tipo de intervenciones es
retirar la capa estéril, sin registro paleontológico, superior con maquinaria
pesada y, una vez finalizada la excavación, reponerlo. «Es meterse en el monte,
con dos metros de altura ¿se puede hacer? Sí, con mucho esfuerzo pero es un
trabajo logístico que podríamos afrontar si la excavación tuviera un apoyo
regional», demanda. En los 20 años de trabajos paleontológicos consecutivos del
CAS de Salas de los Infantes en muy contadas ocasiones se ha contado con apoyo
de la Junta de Castilla y León. Se financiaron actuaciones vinculadas a las
icnitas de dinosaurios, huellas, cuando se estableció una candidatura conjunta
con Soria y La Rioja para optar a ser Patrimonio de la Humanidad. «Una
intervención así, aún con el esfuerzo que su pone, si tuviéramos la
financiación suficiente podríamos plantearnos una continuidad», añade Torcida.
El material es único y es el bastón en el que se apoyan para
seguir reivindicando recursos a todas las administraciones, en especial la
regional porque son sus competencias. «Hacemos lo que podemos que es producir
conocimiento y acumular argumentos para evidenciar que el patrimonio que hay en
este entorno es sobresaliente».
Sólo en Torrelara se han obtenido, en cinco campañas
finalizadas, restos fósiles de dos saurópodos gigantes que no son la misma
especie. «Sabíamos que había más de un saurópodo pero en el primer estudio de
un húmero hemos descubierto que uno es un braquiosáurido ya sabemos que es
diferente del otro ejemplar aunque son familia, no están muy lejos». Estos gigantes
son similares a las especies descritas en Salas como el Europatitan eastwoodi o
el Demandasaurus darwini. Son herbívoros, cuadrúpedos, de cola y cuello largos,
tamaños grandes y de varias toneladas de peso. Engrosarían la lista de gigantes
que han aparecido en la Demanda en estos años de trabajo.
Además, en este yacimiento se han obtenido seis especies
diferentes de la familia de los Terópodos que son dinosaurios carnívoros,
cazadores y carroñeros. Además, también se han obtenido fósiles de Tireóforos
que son dinosaurios con espinas y placas óseas defensivas.
La diversidad de este yacimiento, que es un registro fiel de
finales del Jurásico, con 145 millones de años de antigüedad, abarca también la
presencia de Pterosaurios, que son reptiles voladores, además de cocodrilos,
tortugas, peces o moluscos. También se realizan estudios de la vegetación que
servía de alimento a los herbívoros gigantes de cuello largo. Se han rescatado
piezas como ramas, pólenes, impresiones de tallos y hojas de diversas especies.
Uno de los hallazgos más singulares fue el de una columna de
uno de estos gigantes de Torrelara. Una pieza de una tonelada especialmente
singular y que es un símbolo de lo que podría ser y no es Salas de los
Infantes. Un ejemplar tan extraordinario que no se puede consolidar, restaurar
y estudiar por falta de espacio para poder trabajar y hasta de un equipo
estable que tire de cincel, pincel y resinas para restaurar la pieza.
No se ha tocado ni un 1%
Y es que no llega a un 1% el material sobre el que se ha
podido trabajar, aunque se han planteado ya dos investigaciones. Una de ellas
sobre el estudio del húmero que habla del braquiosaurio. Y otra el resultado
del análisis de piezas dentales y fragmentos de una mandíbula del segundo
saurópodo que se cree diferente pero habrá que esperar las conclusiones de este
artículo aún en revisión para aclararlo.
Poco más se ha podido hacer. Fósiles de 145 millones de años
se extraen entre el sedimento con mucho cuidado y se da una capa protectora que
los encapsula, lo que se llama momias, para los más grandes. Y se guardan. En
el Museo de Salas de los Infantes apenas queda espacio, se ha iniciado la obra
de un almacén aledaño y en la comarca demandan desde hace años la implicación
regional para crear un espacio museístico acorde a la riqueza de los fósiles
humanos porque, ademas de icnitas, hay cientos de fósiles en un registro único
y de referencia mundial.
«En Torrelara nos están saliendo fósiles muy completos, con
un excelente estado de conservación y piezas muy llamativas y bonitas que
podrían dedicarse a la divulgación y la difusión pero apenas hemos podido
intervenir ni en un 1% de este material», añade el también director de la
Fundación para el Estudio de los Dinosaurios de Castilla y León. El nuevo museo
llevaría implícito un equipo de restauración estable y constante para contar
con espacio y personal para abordar, por ejemplo, esa parte de columna
recuperada en la primera campaña de Torrelara.
El equipo cuenta con una restauradora desde 2001 pero su dedicación a la conservación de piezas del Museo de Dinosaurios de Salas es intermitente. «Es verdad que el museo necesitaría financiación extra, que está en la espalda de un Ayuntamiento pequeño que hace un gran esfuerzo pero, en el ámbito de la conservación, se necesita un trabajo continuo y estable a lo largo del año», remarca Fidel Torcida.
El material tarda años en excavarse a un ritmo muy lento. Casi tanto como el del compromiso de un nuevo museo regional que permitiría ampliar la exposición de fósiles y la superficie de trabajo durante todo el año. Hoy apenas se puede ver un 10% de la colección.
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