Aunque la cantidad de evidencias científicas a favor de la
evolución de las especies es aplastante, y no existen dudas, basadas en la
razón y en la ciencia, de que la evolución es un hecho científico demostrado,
la comunidad científica todavía debate la forma o formas en las que la
evolución se ha desarrollado a lo largo de la historia de la vida. Como
sabemos, existen millones de especies, la mayoría de las cuales poseen
características comunes que las incluyen en un grupo determinado: insectos,
aves, mamíferos… Cada uno de estos grupos proviene de un ancestro común con el
que las diversas especies que de él derivan aún comparten el mismo tipo de
planificación corporal: cuatro extremidades, dos patas y alas, seis patas, etc.
Sin embargo, la forma
en que las distintas especies emanaron de su ancestro común y ocuparon los
distintos nichos ecológicos de la Tierra aún sigue siendo objeto de
controversia científica. La razón es que existen varias posibilidades para
explicar la biodiversidad que hoy podemos observar. Podría haber sucedido que
las distintas especies evolucionaran paulatinamente a partir de su ancestro y
ocuparan, poco a poco, los diferentes nichos disponibles. También podría haber
sucedido una “explosión” evolutiva inicial que generara numerosas especies, las
cuales ocuparían rápidamente los nichos ecológicos disponibles, tras lo que la
evolución procedería de manera más lenta. ¿Cómo podemos saber qué es lo que
realmente sucedió?
Los biólogos conocen
que una de las características que diferencia a las distintas especies dentro
de un grupo, característica que resulta, además, fundamental para poder ocupar
los diferentes nichos ecológicos que ofrecen distintos recursos para su
supervivencia, es la talla corporal. Por esta razón, la manera en que
evolucione ésta en las diferentes especies derivadas de un ancestro común
constituirá un indicador fiable de la forma en que se produjo la evolución
dentro de un determinado grupo de animales.
Razones de peso.
Para intentar averiguar qué ha sucedido, sería necesario,
por tanto, analizar la evolución de la talla y peso de diversos animales
pertenecientes a un mismo grupo durante millones de años a lo largo de su
evolución. En otras palabras: haría falta conocer, dentro de un mismo grupo animal
(mamíferos, aves, etc.) a medida que este evoluciona, el peso de diversas
especies de animales que ahora están extintas. Claro está, debido a esta
desafortunada situación no podemos dedicarnos a pesar a los animales con una
báscula en el zoológico.
Afortunadamente, el
conocimiento paleontológico actual permite calcular el peso de distintas
especies extinguidas estimando, a partir de sus fragmentos, la talla de alguno
de sus huesos fosilizados. Un grupo de investigadores de varios países deciden
determinar de este modo la talla de cientos de especies de dinosaurios desde su
aparición, hace más de 200 millones de años, hasta su extinción… y más allá. De
esta manera, intentan averiguar si la evolución de las distintas especies de
estos animales ocurrió a la misma o a diferente velocidad en las diferentes
épocas de la misma. Recordemos que los dinosaurios reinaron sobre la Tierra
por más de 170 millones de años, una cantidad de tiempo difícilmente imaginable
si debemos pasarla viendo telediarios. Además, las aves, derivadas de
dinosaurios que escaparon a la gran extinción del periodo Cretácico, causada
por la colisión de un asteroide con la Tierra, son el grupo de animales de
cuatro extremidades con mayor numero de especies en la actualidad, lo que
indica una gran capacidad de evolución y adaptación. Los investigadores
estudian, por ello, también la evolución de la talla de las aves, como decía,
en realidad, dinosaurios de pequeño tamaño y con plumas que sobrevivieron a la
extinción antes mencionada.
Inicios fulgurantes.
Lo que los investigadores encuentran es bastante ilustrativo
de cómo sucedió la evolución de dinosaurios y aves y, por extensión,
probablemente también la de otros grupos de animales. Los primeros dinosaurios evolucionaron rápidamente a partir de un
ancestro común y desarrollaron, como sabemos, especies de muy diversas tallas.
Tras esta rápida evolución, la mayoría
de los dinosaurios evolucionó mucho más lentamente, excepto, precisamente, el
grupo de ellos que más tarde originaría a las aves, las cuales continuaron
evolucionando con rapidez y produciendo una diversidad ecológica no vista en
los otros grupos de dinosaurios.
Los autores de este
estudio, que publican sus resultados en la revista PLOS biology, indican que un
pequeño tamaño corporal parece ser clave para permitir una mayor generación de
diversidad, la cual, en el caso de las aves, permitió su supervivencia. En
este sentido, el trabajo revela que muchas especies de aves redujeron su tamaño
corporal por debajo del kilogramo de peso, lo cual nunca sucedió con los otros
grupos de dinosaurios. Esto pudo ser clave para la desaparición de estos. Tras
la extinción de los dinosaurios, las aves siguieron evolucionando con rapidez,
en algunos casos aumentando la talla, y ocupando los nuevos nichos ecológicos disponibles
creados tras la colisión con el asteroide.
Así pues, parece que
la capacidad para mantener una rápida evolución puede ser fundamental para
generar una diversidad de especies suficiente, dentro de un grupo animal, como
para poder escapar a extinciones masivas y seguir sobreviviendo allí donde
otros grupos menos diversos no podrían. Una razón más para mantener la
mayor biodiversidad posible en el planeta, si deseamos que la vida futura siga
floreciendo en él.
Fuente: cienciaes.com
http://cienciaes.com/quilociencia/2014/07/07/talla-y-evolucion/
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