jueves, 27 de enero de 2011

Descubren un eslabón perdido entre los Sauropodomorfos

¿Cómo animales del tamaño de una cabra evolucionaron en la más grande de las criaturas en la Tierra? El descubrimiento de un nuevo dinosaurio de Argentina puede ofrecer algunas pistas.

Los paleontólogos han sabido desde hace décadas sobre los inicios y finales de un grupo de dinosaurios conocidos como el Sauropodomorpha. Al principio, hace alrededor de 230 millones de años, la mayoría de estas criaturas eran omnívoros y pequeños, del tamaño de un triciclo. Pero en el transcurso de 80 millones de años, se convirtieron en mucho más grandes, con cuello largo y herbívoros, como Apatosaurus, antes conocido como Brontosaurus. Estos eran los llamados saurópodos gigantes. Los científicos también sabían de un grupo relacionado llamado prosaurópodos, los dinosaurios que fueron intermedios en el tamaño y la postura. Lo que no sabíamos era exactamente qué pasos hubo en la transición entre los prosaurópodos y saurópodos. Hasta hace poco, los restos de estos seres intermedios estrechamente relacionados con los saurópodos eran muy raros y fragmentarios.

Eso ahora ha cambiado con el descubrimiento de Leonerasaurus taquetrensis, el más cercano pariente de los saurópodos gigantes. El paleontólogo Diego Pol del Museo Paleontológico Egidio Feruglio en Trelew, Argentina, y sus colegas tardaron tres veranos a excavar cuidadosamente los huesos fosilizados en un lugar remoto del sur de Argentina.

El especimen, publicado en PLoS ONE, no está completo, pero comparte muchas características de los saurópodos y los prosaurópodos. Por ejemplo, los 2,5 metros de largo de Leonerasaurus es pequeño en comparación con los saurópodos, que osciló entre 10 y quizá casi 40 metros de largo, pero ya había evolucionado con una característica importante necesaria para el gigantismo: un sacro reforzado, las vértebras fusionadas de la parte baja la columna vertebral. Los científicos habían asumido que la gran masa habría producido una presión selectiva para un sacro más grande, pero ahora saben que la ampliación del sacro ocurrió primero.
 
Nuevos dientes también fueron fundamentales para Leonerasaurus. El registro fósil encuentra a Leonerasaurus en un momento en que sus dientes habían hecho sólo una parte del cambio evolutivo. Leonerasaurus había cambiado en sus antiguos dientes frontales por otros más avanzados, con forma de cuchara, aunque conserva los dientes primitivos. Pol había observado el mismo patrón en su estudio anterior de Mussaurus, un "casi-saurópodo", conocido sólo de esqueletos de crías. Al parecer, los dientes frontales cambiaron primero y los dientes de atras más tarde.

El paleontólogo Adam Yates, de la Universidad de Witwatersrand, Johannesburgo, en Sudáfrica, que no participó en el estudio, dice que Leonerasaurus nos muestra que muchas de las características distintivas de los saurópodos evolucionaron mucho antes de que estos dinosaurios se volvieran gigantes. El año pasado, se dio cuenta de algo similar en un prosaurópodo sudafricano llamado Aardonyx.

"Lo que pasa con los saurópodos es que tienen una combinación única de novedades evolutivas", dice Martin Sander, de la Universidad de Bonn en Alemania. "Esta combinación dio lugar a una cascada evolutiva, una cosa lleva a otra, que les permitió ser tan grandes."

Sin embargo, "la progresión no fue fácil y sencilla", dice Yates. "Fue un asunto sucio de linajes separados evolucionando en rasgos similares, invirtiendo otros, y, en general enturbiando nuestra comprensión del árbol genealógico sauropodomorfo".


Europapress














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