sábado, 13 de diciembre de 2025

Descubren fósiles lacustres del antiguo supercontinente Gondwana en el desierto de Atacama

El yacimiento, con esqueletos articulados y detalles anatómicos, ofrece una visión única de la vida hace más de 200 millones de años

Restos fósiles seleccionados recuperados en este estudio, que revelan tanto una
notable diversidad como una preservación excepcional. /
Crédito: Diego Volosky (Universidad de Jena).
Los hallazgos fósiles muestran una red alimentaria compleja y en gran parte preservada de un lago de agua dulce. Este descubrimiento ofrece una visión poco común de un paleoecosistema en el hemisferio sur.

Un equipo internacional de paleontólogos liderado por Diego Volosky, de la Universidad Friedrich Schiller de Jena, en Alemania, junto a un grupo de científicos de Chile, Alemania y Argentina, ha descubierto en Atacama, en el norte de Chile, un yacimiento fósil excepcional que preserva, con un detalle inusitado, la herencia biológica de un antiguo lago de agua dulce del Triásico.

La investigación, publicada en la revista Paleogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, posiciona a la región como un punto clave para el estudio de biotas continentales del hemisferio sur.

Amplia diversidad biológica

De acuerdo a una nota de prensa, los fósiles, recuperados de la Formación El Mono, documentan una sorprendente diversidad taxonómica: plantas ribereñas, insectos preservados de forma casi íntegra, crustáceos de agua dulce como ostrácodos, moluscos bivalvos, peces óseos y tiburones adaptados a ambientes continentales.

La coexistencia de estos organismos en los mismos estratos convierte al yacimiento en uno de los conjuntos triásicos continentales más completos identificados hasta ahora en el margen suroeste del supercontinente Gondwana, una gran masa de tierra que abarcó los territorios actuales de Sudamérica, África, Australia, la Antártida, India y Arabia. Existió hasta hace aproximadamente 270 millones de años, antes de fusionarse con otras regiones para formar Pangea.

Restos de plantas, insectos, peces y tiburones de agua dulce

El estado de conservación es llamativo: muchos ejemplares muestran esqueletos articulados, impresiones de tejidos blandos y detalles anatómicos vegetales preservados a la perfección.

Los autores atribuyen esas características a la sedimentación en capas muy finas y a zonas anóxicas (con escaso oxígeno) en el fondo del lago, que limitaron la acción de carroñeros y ralentizaron la descomposición, condiciones que facilitaron la preservación de organismos frágiles.

El depósito permite reconstruir una red trófica compleja y jerarquizada: productores primarios dominados por algas y plantas ribereñas; consumidores primarios y varios niveles de depredadores representados por peces y tiburones de agua dulce.

Además, la presencia de restos del paisaje terrestre inmediato facilita investigaciones sobre las interacciones entre la cuenca lacustre y su entorno, ofreciendo una visión holística del paleoecosistema.

El desierto de Atacama como ventana a la vida triásica

Los hallazgos indican que el norte de Chile puede entenderse como un registro fundamental para comprender la evolución y dispersión de comunidades continentales en el margen suroeste de Gondwana.

Referencia

A Late Triassic biota from a rift-lake system in southwestern Gondwana (Atacama Desert, Northern Chile). Diego Volosky et al. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/j.palaeo.2025.113328

También aporta datos para comparar patrones de recuperación biológica tras perturbaciones ambientales ocurridas durante el Triásico, y para evaluar cómo se reorganizaron las redes alimentarias en ambientes continentales antiguos.

En resumen, los hallazgos muestran que el desierto de Atacama custodia un registro fósil de enorme valor: una red alimentaria lacustre preservada casi por completo, que ofrece una rara fotografía de la vida en Gondwana hace más de doscientos millones de años, y que promete aportar nuevas claves sobre la ecología de los ecosistemas triásicos del hemisferio sur.

levante-emv.com

jueves, 11 de diciembre de 2025

Dinosaurios de cuello largo erguidos sobre dos patas

Hace 66 millones de años, dos géneros de dinosaurios cuadrúpedos de cuello largo tenían una ventaja sobre otros saurópodos: podían mantenerse fácilmente erguidos sobre las dos patas traseras y durante más tiempo. Gracias a ello, podían espantar a potenciales depredadores o alimentarse de las hojas situadas en lo alto de los árboles, por ejemplo.

Recreación artística de dos ejemplares de Neuquensaurus erguidos sobre sus patas
traseras para alcanzar la copa de un árbol. (Ilustración: Guilherme Gehr)

El brasileño Uberabatitan y el argentino Neuquensaurus tenían un tamaño comparable al de un elefante actual y eran considerados pequeños dentro del grupo, aunque se estima que los adultos de Uberabatitan podían alcanzar hasta 26 metros de longitud, lo que los convierte en los dinosaurios más grandes de Brasil. Precisamente por su tamaño, estos saurópodos solo podían permanecer erguidos por más tiempo cuando eran jóvenes.

Esa es la conclusión de un estudio a cargo de un equipo internacional encabezado por Julian Silva Júnior, investigador de posdoctorado en la Universidad Estatal Paulista (UNESP), en Ilha Solteira, y que ha contado con el respaldo de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de Sao Paulo (FAPESP), en Brasil ambas instituciones. 

Los autores del estudio utilizaron una técnica computacional empleada en ingeniería con el objetivo de estimar el estrés en el fémur causado por la gravedad y el peso de los saurópodos al apoyarse sobre las patas traseras.

“Saurópodos más pequeños como estos tenían una estructura ósea y muscular que les permitía mantenerse sobre las dos patas traseras con mayor facilidad y por más tiempo. Los de mayor tamaño probablemente también podían hacerlo, pero solo por períodos breves y con menos comodidad, ya que la posición generaba un estrés muy alto en el fémur”, resume Julian Silva Júnior.

Los investigadores reconstruyeron digitalmente los fémures de siete saurópodos que representaban diferentes linajes evolutivos, tamaños y características anatómicas peculiares del grupo. Los modelos digitales se basaron en fósiles pertenecientes a colecciones de museos de historia natural en distintas partes del mundo.

Las simulaciones se realizaron utilizando el análisis de elementos finitos, una técnica computacional empleada para simular el comportamiento de materiales bajo condiciones de fuerza o calor, comúnmente usado, por ejemplo, en el diseño de puentes.

“Con esta técnica hicimos dos simulaciones. Una consideró el escenario extrínseco, simulando la fuerza que actúa de fuera hacia adentro: la gravedad y el propio peso del animal sobre el fémur cuando el dinosaurio se apoyaba en las patas traseras. En la otra, analizamos el escenario intrínseco, la fuerza que los músculos ejercerían sobre el fémur”, explica Silva Júnior.

La combinación de ambos escenarios permitió estimar el posible nivel de estrés mecánico soportado por cada especie. En general, los dos saurópodos sudamericanos mostraron los niveles más bajos de estrés en sus fémures: un ejemplar joven de Uberabatitan ribeiroi, nombrado en honor al municipio brasileño de Uberaba —donde fue hallado y, casualmente, ciudad natal de Silva Júnior—, y el Neuquensaurus australis, encontrado cerca del río Neuquén, en Argentina. Ambos datan del Cretácico Superior, hace unos 66 millones de años.

“Tenían fémures más robustos y podían disipar mejor el estrés. Los ejemplares mayores poseían músculos enormes y fémures gigantescos, pero aun así no lo suficientemente resistentes para soportar todo el peso. Eso no significa que no pudieran ponerse de pie, pero probablemente elegían con cuidado el momento de hacerlo, ya que debía ser una postura bastante incómoda”, explica el paleontólogo. Añade que, a diferencia del ejemplar joven analizado en el estudio, los individuos adultos de Uberabatitan probablemente tenían las mismas dificultades que otras especies gigantes para mantenerse sobre las patas traseras.

Esta posición habría sido útil para alimentarse, alcanzando las hojas situadas en las partes más altas de los árboles, ya que los saurópodos eran fitófagos. También podría haber servido en el apareamiento, permitiendo a los machos montar sobre las hembras o realizar exhibiciones para atraer pareja. Finalmente, podría haber sido una estrategia de defensa, al parecer más grandes frente a potenciales depredadores.

Los autores aclaran que en las simulaciones no se consideraron los cartílagos presentes en los huesos, las cuales podrían haber contribuido a disipar el estrés de manera eficiente. Tampoco se tuvo en cuenta el posible apoyo de la cola en una postura tripodal.

Aun así, dado que el cartílago no fue considerado en ninguno de los siete especímenes, se asume que habría tenido un papel similar en todos. “La herramienta que utilizamos es muy eficaz para realizar comparaciones, incluso si la respuesta no es exacta para cada caso. Al comparar representantes de diferentes linajes, obtenemos un retrato razonablemente fiel de cómo se comportaban estos animales hace millones de años”, explica el investigador.

El estudio se titula “Standing giants: a digital biomechanical model for bipedal postures in sauropod dinosaurs”. Y se ha publicado en la revista académica Palaeontology. (Fuente: FAPESP)

noticiasdelaciencia.com

Descubren en Patagonia las flores fósiles más antiguas de la región asociadas al dinosaurio más grande del mundo

Paleontólogos hallaron en Chubut (Patagonia, Argentina) diminutas flores fósiles en el mismo yacimiento donde se descubrió Patagotitan mayorum. Con 101 millones de años, constituyen uno de los registros de flores mejor datados de Gondwana y uno de los más antiguos del sur de Sudamérica. El estudio liderado por paleobotánicos del Museo Paleontológico Egidio Feruglio – CONICET, en colaboración con investigadores de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y la Universidad de Cornell, fue publicado en la revista científica Cretaceous Research.

1) Reconstrucción ambiental realizada por Ema Antonena
El nombre elegido para la nueva especie: Patagoflora minima, es un juego de palabras que contrasta con Patagotitan mayorum. “Patagoflora” proviene de dos palabras, Patagonia y flor (del latín flos) mientras que “minima” alude a su diminuto tamaño, resaltando la diferencia abismal de dimensiones entre esta pequeña flor y el enorme saurópodo encontrado en el mismo yacimiento.

“Las flores miden menos de un centímetro de diámetro. Están bien preservadas y nos permiten observar detalles morfológicos típicos de las primeras plantas con flor. Se preservaron en un ambiente fluvio-lacustre, probablemente cerca de los márgenes de antiguos cuerpos de agua donde crecían estas plantas con flor, junto a helechos y coníferas”, explica Nunes (MEF-CONICET).

“El hallazgo fue completamente inesperado. En 2014, durante las excavaciones en la estancia La Flecha para recuperar más de 150 huesos de Patagotitan, comenzaron a aparecer también restos de plantas a pocos metros del sitio principal. “Registramos restos de maderas de coníferas, un pequeño fragmento de madera de angiosperma, además de numerosas impresiones y compresiones de hojas. Cuando analizamos las lajas con hojas en el laboratorio, nos dimos cuenta de que también había pequeñas florcitas””, relata Nunes.

2) Nueva especie: Patagoflora minima
Se trata de uno de los pocos casos en el mundo donde flores y dinosaurios aparecen preservados juntos. “Estos fósiles nos permiten reconstruir con mayor precisión el ambiente donde vivieron los dinosaurios más grandes que existieron. Aunque las coníferas eran el componente arbóreo dominante, las plantas con flor ya estaban diversificándose, y es probable que incluso hayan formado parte de la dieta de algunos herbívoros”, señala.

Las plantas con flor —que hoy dominan casi todos los ecosistemas terrestres y constituyen la base de nuestra alimentación— eran aún un grupo emergente cuando Patagoflora minima floreció en Patagonia. La mayor parte del registro fósil que documenta la radiación temprana de las angiospermas proviene del hemisferio norte, mientras que en el hemisferio sur los restos reproductivos (flores y frutos) son extremadamente escasos.

El hallazgo ayuda a completar ese vacío. “El registro fósil del Cretácico inferior de plantas con flores es fundamental para comprender su historia evolutiva temprana.” Explica Nunes. “Encontrar flores tan antiguas en Patagonia nos da una primera mirada sobre cómo se eran las primeras plantas con flor en esta parte del Hemisferio Sur”.

3) Yacimiento paleontológico (Chubut, Patagonia Argentina)
Aunque Patagoflora minima fue descrita a partir de varios especímenes, no se ha podido determinar cómo se veía la planta completa y a qué linaje dentro de las angiospermas pertenecía. Al respecto Nunes explica “Dado que las flores no se encuentran en conexión orgánica con los otros restos como hojas o ramitas, no podemos estar seguros sobre el hábito de esta planta, por ejemplo, si era herbácea, arbustiva o incluso una especie arbórea. En general se hipotetiza que las plantas con flor más antiguas serían de hábito herbáceo. En el yacimiento también encontramos restos de madera de angiospermas que sugieren que al menos algunas plantas con flor en estos ambientes de Patagonia habrían sido al menos arbustivas o incluso pequeños árboles”.

Para el equipo, el descubrimiento abre varias preguntas nuevas: ¿qué linajes de angiospermas habitaban Patagonia en el Cretácico inferior? ¿Cómo eran estas primeras plantas con flor? ¿Cuál era su rol en estos ambientes?

Los investigadores planean ampliar las campañas de campo en la región para buscar nuevas localidades y especímenes mejor preservados. “Cada flor que encontramos nos acerca un poco más a entender esa etapa clave de la historia de la vida, cuando las plantas con flor estaban comenzando a cambiar los paisajes del planeta”, finaliza.

El trabajo publicado en la revista científica Cretaceous Research fue realizado por Giovanni Nunes (CONICET-MEF), Ignacio Escapa (CONICET-MEF), Luis Miguel Sender (Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, Museo Aragonés de Paleontología, España) N. Rubén Cúneo (MEF) y Maria A. Gandolfo (Cornell University, Estados Unidos).

mef.org.ar

martes, 9 de diciembre de 2025

Francia devuelve a Mongolia los fósiles de dinosaurios de 70 millones de años

Las aduanas francesas han incautado una gran colección de fósiles de dinosaurio exportados ilegalmente desde Mongolia, y los ejemplares serán devueltos en breve a su país de origen.

es.euronews.com

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Hallan plantas fósiles de 242 millones de años en Mendoza: un registro clave del Triásico Medio

El estudio brinda información clave para comprender las comunidades vegetales del Triásico Medio.

Hallan plantas fósiles de 242 millones de años en Mendoza: un registro clave
 del Triásico Medio.
Un equipo de investigación del CONICET analizó restos de plantas fósiles hallados en la subcuenca Santa Clara, al norte de Mendoza. El trabajo confirma que estas plantas pertenecen al Anisiano, un intervalo del Triásico Medio que abarca entre 247 y 242 millones de años. La formación geológica en la que fueron encontradas cuenta con una datación absoluta poco común para este período, lo que convierte al hallazgo en un aporte significativo, ya que las rocas del Triásico Medio con edades precisas son escasas tanto en Argentina como en otras regiones del mundo.

Tomás Pedernera, primer autor del artículo publicado en Review of Palaeobotany and Palynology, es investigador del CONICET en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO-Gob. Mza) y forma parte del grupo de Paleobiología y Paleoecología. Allí estudia los restos fósiles de plantas que habitaron la Tierra en el pasado.

“Me enfoco en las asociaciones de plantas del Triásico desde un punto de vista sistemático, taxonómico y paleoecológico; es decir, determinar qué especies vivían en ese período y cómo eran sus relaciones entre sí y con el ambiente”. Pedernera explica que los paleoecosistemas se reconstruyeron a partir de las asociaciones fósiles de plantas, pero también considerando restos de otros organismos y toda la evidencia geológica y sedimentológica disponible.

En general, los ambientes lacustres (de lagos o sus orillas) tienen un gran potencial de preservación debido a sus características. “Hemos encontrado plantas de distintos grupos, tanto órganos vegetativos como reproductivos. Eran plantas comunes en el Triásico. Estudios previos de tipo palinológico -estudio de granos de polen y esporas- ya sugerían la presencia de vegetación en los márgenes de este paleolago”, señala el investigador, y agrega que la excelente preservación se relaciona con condiciones como fondos anóxicos (sin oxígeno disuelto) y una alta tasa de sedimentación asociada a los deltas, lo que favorece que los restos queden rápidamente cubiertos.

Cecilia Benavente, investigadora del CONICET en el IANIGLA, y otra de las científicas involucradas en el estudio, destaca: “Este registro es muy importante porque todas estas rocas triásicas corresponden al piso Anisiano, un intervalo clave a nivel global. Casi no existen ecosistemas terrestres preservados de ese momento en el mundo con dataciones precisas”.

La subcuenca Santa Clara, donde se produjo el hallazgo, se ubica en el departamento de Las Heras, en el límite entre Mendoza y San Juan, dentro de la precordillera. Forma parte de la Cuenca Cuyana, cuyo relleno está compuesto íntegramente por rocas del Triásico. En esta subcuenca, el Grupo El Peñasco incluye todas las unidades depositadas durante ese intervalo, organizadas desde las más antiguas a las más jóvenes en las Formaciones Cielo, Mollar, Montaña, Santa Clara Abajo y, en la cima, Santa Clara Arriba. Es en esta unidad superior donde se registró el material vegetal.

“Aquí en Mendoza contamos con uno de los pocos registros anisianos de ecosistemas terrestres del hemisferio sur. Durante ese tiempo se propuso un evento climático de humedad muy elevada, comprobado solo en rocas del hemisferio norte. Como aquí tenemos un ecosistema anisiano con restos de plantas, podemos evaluar si ese clima húmedo también ocurrió en el sur o si, por el contrario, no fue un evento global y las condiciones paleoclimáticas fueron distintas”, agrega Benavente. Por último, Pedernera subraya que este hallazgo también tiene un valor patrimonial: “Los restos fósiles son patrimonio protegido por ley. Conocer la historia de la vida en la Tierra nos ayuda a comprender cómo fueron los procesos evolutivos”.

Tomas Ezequiel Pedernera, Cecilia Andrea Benavente, Paleobotanical insights from the Santa Clara Arriba Formation (Anisian, Middle Triassic, Cuyana Basin, West Gondwana), Review of Palaeobotany and Palynology, Volume 344, 2026, 105449, ISSN 0034-6667,

https://doi.org/10.1016/j.revpalbo.2025.105449.

mendoza.conicet.gov.ar

En Transilvania no todo es Drácula: encuentran restos de dinosaurios de hace 72 millones de años en un estado perfecto

Conservación excepcional — Los resultados publicados en PLOS ONE muestran que K2 contiene los vertebrados más antiguos de la zona, lo que permitirá comparar distintas etapas de la fauna local y entender cómo se mantuvo estable el ecosistema

La tierra de Drácula guarda un pasado que va mucho más allá del mito.
 / Eötvös Loránd University 
Los castillos que inspiraron la figura de Drácula han definido durante décadas la imagen exterior de Transilvania. Esa relación con el personaje literario y con el mito del vampiro ha eclipsado otras realidades científicas que laten bajo su suelo. En el subsuelo de esta región montañosa se conservan algunos de los registros fósiles más antiguos y completos de Europa, testigos de un pasado dominado por especies hoy extinguidas.

Las excavaciones realizadas en la cuenca de Hațeg han revelado que este territorio no solo está ligado a leyendas, sino que también fue un escenario importante de la historia evolutiva de los dinosaurios. Esa doble identidad, entre la ficción gótica y la evidencia paleontológica, ha impulsado un interés renovado por comprender su valor natural.

Un yacimiento que reúne una fauna fósil sin precedentes en Europa

El registro fósil recuperado en la zona muestra una variedad sin precedentes. Los investigadores han identificado restos de anfibios, tortugas, cocodrilos, pterosaurios, mamíferos y dinosaurios herbívoros. Entre ellos destacan un ornitópodo de la familia Rhabdodontidae, de dos metros de longitud, y un titanosaurio saurópodo cuya conservación resulta excepcional.

Un hallazgo reciente que redefine la paleontología de Transilvania.
 / Eötvös Loránd University
La capa principal del yacimiento tiene medio metro de espesor y una densidad superior a los cien restos por metro cuadrado. Algunos esqueletos permanecen articulados, lo que permite estudiar sus estructuras anatómicas completas. También se han hallado fragmentos de tortugas del género Kallokibotion y fósiles de reptiles menores y moluscos, además de microfósiles vegetales que ayudan a reconstruir la flora del entorno. La variedad y el estado de los restos convierten este conjunto en un referente científico.

El descubrimiento de este yacimiento, denominado K2, se produjo durante las campañas desarrolladas entre 2019 y 2023 por el Grupo de Investigación de Dinosaurios Valiora. El equipo, dirigido por Gábor Botfalvai, de la Universidad Eötvös Loránd, y Zoltán Csiki-Sava, de la Universidad de Bucarest, excavó una superficie inferior a cinco metros cuadrados en la que recuperó más de 800 fósiles de vertebrados. Botfalvai explicó que aquel primer contacto con el terreno marcó un punto de inflexión, cuando el grupo observó huesos de gran tamaño y una conservación inusual. Desde entonces, las excavaciones sistemáticas han confirmado que la densidad fósil de K2 no tiene equivalente en toda la cuenca de Hațeg.

Los investigadores vinculan los fósiles a la evolución insular de los dinosaurios

Los resultados publicados en la revista PLOS ONE evidencian la trascendencia del hallazgo. Csiki-Sava destacó que este conjunto constituye la acumulación de vertebrados más antigua registrada en la cuenca y que su estudio permite rastrear las etapas iniciales de la fauna insular de Transilvania. El equipo considera que la comparación con yacimientos más recientes del Maastrichtiense mostrará la continuidad de las especies y la estabilidad ecológica de la región durante los últimos millones de años del Cretácico. Estos datos ayudarán a establecer con mayor precisión la evolución y dispersión de los dinosaurios europeos antes de su extinción.

El contexto geológico explica cómo se preservó una concentración tan alta de restos. El análisis sedimentológico realizado por Soma Budai, de la Universidad de Pavía, indica que en el área existió una laguna alimentada por crecidas periódicas. Las corrientes, procedentes de zonas elevadas, arrastraban cuerpos de animales que quedaban depositados al disminuir la fuerza del agua en el delta. Este proceso originó una acumulación densa y bien conservada, con huesos sin abrasión ni deterioro notable. El sedimento gris azulado de arcillas finas selló los fósiles y mantuvo su integridad a lo largo de 72 millones de años.

El conjunto de datos tafonómicos y paleobotánicos permitirá reconstruir con detalle el paisaje y las dinámicas ecológicas del Cretácico en la cuenca de Hațeg, ofreciendo una visión más completa de cómo funcionaban los ecosistemas europeos antes de la extinción global.

eldiario.es

lunes, 8 de diciembre de 2025

El esqueleto de dinosaurio hallado en Argentina que da claves al rompecabezas de su evolución

En la precordillera riojana de los Andes se encontró el fósil casi completo de una especie hasta ahora desconocida. Vivió hace 230 millones de años

Ilustración de reconstrucción en vida de Huayracursor jaguensis.
/ Jorge Blanco (CICTERRA)
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Un equipo de paleontólogos argentinos encontró a más de 3.000 metros de altura en la precordillera andina, en el centro oeste de la provincia de La Rioja, el esqueleto casi completo —y prácticamente articulado— de un dinosaurio que vivió hace unos 230 millones de años, uno de los más antiguos conocidos en el planeta. Se trata de un fósil que se cree que dará claves al rompecabezas de la evolución de los primeros parientes de los enormes dinosaurios de cuello largo que dominaron el Jurásico y el Cretácico.

Se trata de una nueva especie bautizada Huayracursor jaguensis, en honor al viento y a la cercanía con el pequeño pueblo de Jagüe, y que sería un ancestro de los grandes dinosaurios de cuello largo que vivieron en el Triásico tardío, una etapa de grandes transformaciones en los ecosistemas terrestres, marcada por la irrupción de los primeros dinosaurios y los antepasados de los mamíferos. El descubrimiento de este espécimen y de otros animales contemporáneos, ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Nature.

El hallazgo tuvo lugar en la Quebrada Santo Domingo, en el departamento Vinchina, una zona de altura, barrida por vientos y sometida a temperaturas extremas y cambiantes. De gran riqueza fosilífera, con afloramientos de rocas de distintas edades y un paisaje imponente, se consideraba una cuenca geológica hasta ahora inexplorada. Durante las últimas cinco décadas, la mayoría de la fauna triásica sudamericana fue hallada en la cuenca Ischigualasto-Villa Unión, compartida entre las provincias de San Juan y La Rioja, en el estado de Río Grande do Sul (Brasil).

“Cuando encontrás algo así, pasan dos cosas al mismo tiempo: la alegría absoluta del hallazgo y la toma de conciencia inmediata de todo el trabajo que vendrá por delante”, asegura el paleontólogo Jeremías Taborda, investigador en el Centro de Investigaciones en Ciencias de la Tierra (Cicterra) de la Universidad Nacional de Córdoba, y experto en biomecánica computacional.

El descubrimiento

Parte de los huesos recuperados de Huayracursor./ CICTERRA
Las primeras campañas de prospección en la quebrada de Santo Domingo comenzaron en 2015. “En ese momento no sabíamos que había dinosaurios en el lugar, aunque fuimos con la idea de que podría haberlos”, explica Martín Hechenleitner, biólogo y doctor en Ciencias Naturales por la Universidad Nacional de La Plata, investigador del Conicet.

“No íbamos a buscar algo en particular, íbamos a ver qué había porque no se conocía nada; entonces, cualquier cosa que encontráramos era importante”, asegura el paleontólogo Taborga.

Un año después, se hallaron los primeros fósiles triásicos. Y en marzo de 2018, emergieron los indicios de un dinosaurio completamente desconocido. “Una mañana uno de los colegas (Agustín Martinelli) se topó con unos pequeños huesos de pie de dinosaurio. Rápidamente, nos dimos cuenta de que eran unas falanges”, recuerda Hechenleitner, quien también es curador de la colección de paleontología de vertebrados en el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja (Crilar).

Martinelli, investigador del Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, rastreó la procedencia de esas falanges. Primero identificó un pie articulado a una pata que, luego, llevaría al equipo investigador al esqueleto casi completo. Del animal se recuperó una parte del cráneo, una serie vertebral hasta la cola, las extremidades anteriores y posteriores casi completas, y la cadera.

Parte del equipo de trabajo en el campo./ CICTERRA
Para extraerlo se armó lo que comúnmente se llama “bochón”. Es una técnica mediante la cual se corta el bloque de roca que contiene el fósil, se envuelve en vendas de yeso y se transporta al laboratorio, donde se abre con herramientas de precisión. En este caso, el “bochón” fue analizado a través del tomógrafo de un hospital, lo cual permitió confirmar que el esqueleto estaba casi completo y en posición anatómica, tal como había muerto.

El trabajo científico sobre los restos fósiles tardó más de dos años y medio después del proceso de limpieza y preparación. Se estudió hueso por hueso, se comparó con especies ya conocidas de ese mismo período y se analizó si pertenecía a un linaje ya descrito o si representaba algo completamente distinto.

“Estimamos que Huayracursor tiene entre 225 y 230 millones de años, lo que lo convierte en uno de los dinosaurios más antiguos del mundo”, dice Taborda. El hallazgo es comparable a algunos descubrimientos en el Parque Ischigualasto en San Juan, patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco, considerado uno de los yacimientos paleontológicos más ricos del mundo en cuanto a terápsidos (reptiles mamiferoides) y dinosaurios primitivos, así como un sitio único para estudiar la historia de la vida en la Tierra.

En Argentina, el hallazgo de dinosaurios ha ocurrido principalmente en las provincias de La Rioja y San Juan y en la Patagonia, todos lugares favorecidos por el levantamiento de la cordillera de los Andes.

Una especie desconocida

Comparación del esqueleto de Huayracursor con otras especies y con
 un esqueleto humano. / CICTERRA
Huayracursor es un dinosaurio primitivo con dos rasgos característicos: cuello más largo y tamaño más grande que sus contemporáneos, lo que confirma su aparición temprana. Un adulto mediría unos dos metros de largo y pesaría entre 18 y 20 kilos. “Era un animal relativamente chico para la idea que uno tiene de los dinosaurios, pero para esa antigüedad era de los dinosaurios más grandes de su época”, explica Taborda.

Además de permitir estudiar cómo se originaron y evolucionaron los primeros parientes de los enormes dinosaurios de cuello largo que dominaron el Jurásico y el Cretácico, como los gigantes colosales Argentinosaurus o Patagotitan, el descubrimiento también genera información geológica nueva. A partir de estudios especializados, se reconoce que los terrenos triásicos del norte de la precordillera riojana pertenecen a una cuenca sedimentaria que evolucionó de manera independiente de otras cuencas sudamericanas del mismo período. Esto abre la puerta a ampliar la exploración más al oeste, en plena cordillera de los Andes.

“Además del valor científico, el hallazgo tiene una importancia desde el punto de vista social”, detalla Hechenleitner. En la provincia se trabaja en la creación de un corredor turístico-cultural llamado “la ruta de los dinosaurios”, que busca poner valor a los sitios paleontológicos del interior de La Rioja. La intención es generar experiencias de visitación pública, con recreaciones digitales y desarrollo de turismo científico. Los investigadores destacan que este tipo de proyectos pueden convertirse en alternativas de desarrollo sostenible para comunidades pequeñas, algunas de ellas de menos de 2.000 habitantes.

El fósil actualmente está depositado en el Crilar, el repositorio de la localidad riojana de Anillaco. En Argentina, los fósiles son patrimonio de la provincia donde se colectan

elpais.com