Los ejemplares fueron encontrados en el sur de Alemania con una característica que llamó la atención de los investigadores. Calificaron lo ocurrido como "un error letal"
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| Uno de los fósiles estudiados con un belemnite en la garganta (M. Ebert) |
Estos fósiles, con una antigüedad de 152 millones de años, muestran un patrón repetido: los peces murieron al quedar atrapados con un belemnite alojado en la cavidad bucal y atravesando el sistema branquial, sin posibilidad de expulsarlo ni tragarlo. La investigación ha sido llevada a cabo por los paleontólogos Martin Ebert y Martina Kölbl-Ebert, de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich.
El análisis ha determinado que los Tharsis eran microcarnívoros que se alimentaban por succión de pequeñas presas como zooplancton o larvas. Sin embargo, su método de captura pudo haberles llevado a confundir los cadáveres flotantes de belemnites con una posible fuente de alimento. Estas estructuras estaban cubiertas de algas, bacterias o incluso moluscos, lo que las hacía atractivas para los peces.
"Aparentemente, estos peces microcarnívoros solían succionar restos de tejidos en descomposición o sobrecrecimientos biológicos en objetos flotantes", explican los autores del estudio. "Pero cuando un rostrum de belemnite era absorbido accidentalmente, quedaba atascado de tal manera que no podían deshacerse de él, lo que acababa provocando la muerte por asfixia".
Una trampa letal en los mares jurásicos
Los restos analizados muestran cómo el rostrum de los belemnites, de forma rígida y afilada, penetraba en la boca del pez y atravesaba el sistema branquial. La otra parte, el fragmocono, permanecía encajada en la cavidad oral. Esta combinación provocaba una obstrucción total del flujo de agua, impidiendo que el animal respirase.
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| Otro ejemplar con un belemnite atravesado (M. Ebert) |
El hecho de que este tipo de muerte aparezca en numerosos ejemplares sugiere que se trató de un fenómeno frecuente. "Este patrón de fósiles con belemnites atascados no es aislado", subrayan los paleontólogos. Las condiciones de conservación en la formación de Solnhofen han permitido preservar incluso detalles anatómicos finos, lo que hace posible reconstruir el desenlace con notable precisión.
El entorno de Solnhofen, célebre por otros hallazgos emblemáticos como el Archaeopteryx, vuelve a demostrar su relevancia como yacimiento de referencia mundial en paleontología. Gracias a la excepcional calidad de sus fósiles, los científicos pueden reconstruir comportamientos y riesgos biológicos que resultan invisibles en otros contextos.


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