Aunque era más grande que las pulgas actuales, tenía boca y cuerpo más pequeños que las pulgas gigantes.
El pasado año, el equipo dirigido por Chungkun Shih, de la Universidad de la capital china, descubrieron el resto fósil de pulga más antiguo conocido hasta ahora. Estos parásitos, conocidos como “Pseudopulicidae”, databan de hace 165 millones, y fueron localizados en el noreste del país. Estos insectos tenían hasta dos centímetros de largo, un aparato chupador en forma de sierra, genitales externos, ojos reducidos y antenas cortas.
“Las pulgas de entonces necesitaban una herramienta especial para cortar a través de la gruesa piel para llegar a la sangre, y que el anfitrión no se enterase”
Los científicos creen que la configuración corporal estaba dirigida a alimentarse de dinosaurios de piel gruesa. Es decir, que la perforación de la piel constituía su principal desafío. Las pulgas evolucionaron al son de los animales de la época. Los pterosaurios que habitaban la misma región durante ese periodo del Cretácico tenían una piel más fina. Conclusión: el “Sauropthyrus Exquisitus” se adaptó para que sus picaduras fueran menos dolorosas y su presencia más difícil de detectar por el anfitrión.
El estudio, se ha publicado en la revista “Current Biology”.
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